Partida Rol por web

Mientras MAX STAR realiza incómodas confesiones sobre su turbulenta adolescencia y desvela a sus amigos su origen geológico-racial, Petri, Pinky y -DOWN ON THE- Boogie descienden en el ascensor rumbo al Módulo Prisión.

Impera cierta tensión en el ambiente puesto que un técnico de mantenimiento desciende con ellos y aún pueden ser descubiertos.

Este suspense, este THRILLER que se puede palpar en el éter, queda reflejado a la perfección en el hilo musical que flota en el ascensor al tiempo que se interna con con ellos a un ritmo macilento en las entrañas de las mazmorras de las Stellaris, donde aguardan presos sus colegas, MAX y Faizer.

El androide favorito de la afición gira tímidamente su cráneo de hojalata para echar un vistazo a su alrededor.

Envía a Petri y a Pinky un mensaje a la omniherramienta.

Esta música arroja una falsa sensación de tranquilidad y COOLNESS. 

Manteneos alerta, Phunkers.

¡Estamos muy cerca!

Mientras descendían, a espaldas del técnico, Pinky echó un vistazo al mensaje de Boogie en su omniherramienta, dando gracias de que el D-Facer operase su magia y no mostrase el sutil brillo de sudor que perlaba sus sienes bajo la proyección. Afirmó, haciendo un gesto al bigger than life Boogie y echó un vistazo a sus compañero,s presos, por debajo de ellos.

- ¿Esta Ma... Está ese hombre haciéndo un striptease para deleite de sus compañeros? ¿Qué clase de libertades permiten aquí a los presos? Voy a tener que escribir un anexo EGG-666 para Hellstorm explicando lo que aquí estamos viendo. No creo que le haga mucha gracia.

Continuó, tratando d emantener su vergonzante coartada mientras admiraba el disfraz de cy-mono volador de Pietro.

Mierda y mil veces mierda... Tendría que haber elegido otro disfraz más ventilado, ¡se estaba cociendo en su propio jugo dentro de esa armadura de pega! Claro que los nervios tampoco ayudaban nada a su situación de regulación de temperatura. Pero lo peor era que esa máscara le impedía ver un hipoglúcido, aunque estuviera bailando delante de su cara.

Pinky mencionó algo de un preso haciendo un strip-tease en las celdas. Y en esos momentos se alegró de no ver casi nada, porque teniendo en cuenta las personas a las que iban a rescatar, sólo había una a la que le pudiera interesar ver desnuda. Y su instinto le decía que no era ella la que se estaba despelotando. Iuj.

Pero aunque la máscara le dejara con la agudeza visual de Pepe Leches, podía ver al miembro de mantenimiento que iba con ellos en el ascenso y pudo ver el mensaje que Boogie les mandó a la omniherramienta. Oh, por descontado que se mantendría alerta. Las cosas estaban saliendo bien, ¡no podían cagarla de ninguna de las maneras! Y para lograrlo, no podían bajar la guardia.

 -No se preocupe, señor Kaplan. Le aseguro que nos encargaremos de aplicar el correctivo adecuado dentro de la lista que nos proporcionó el Almirante Hellstorm.

Bien, había sonado coherente y convincente. ¿Verdad? Por favor, que terminara ya ese infernal trayecto en ascensor...

Quizás fueron los nervios de verse tan cerca de consumar la evasión más hilarante jamás registrada en los libros de historia del espionaje de la galaxia, o quizás el carisma arrebatador de Atractivo Boogie. Tampoco era descartable que se hubiesen metido demasiado en su papel de funcionarios hiperagresivos, incluso, burocraticidas. Puede incluso que el Narrador de esta historia hubiese hackeado Comunidad Umbría para que Petri sacase una pifia tan morrocotuda en su tirada en este preciso instante, o que Pinky fuese perseguida por Hombres Serpiente en tumbas milenarias en otra dimensión espaciotemporal y eso la tuviese inquieta a nivel duodenal, pero el hecho incontestable, queridos amigos, es que ambos no vieron un pimiento en un momento tan crítico, tan dramático, tan cargado de suspense como ese engañosamente apacible descenso en el elevador.

Madre, qué ganas tenía el omnisciente Narrador de prevenirles de lo impensable, DE LO INESPERADO, pero la pifia de Petri fue tan brutal, tan escandalosa, que creyó por un casual que quien estaba en el ascensor con ellos era, nada menos, que la profesora Lucy Cohen disfrazada de técnico, una señora de lo más desagradable poseedora del vulto -con V- más avinagrado de todo el claustro docente de la Academia Stellaris y que, según sostenía el lombax, le había birlado un Credistick^TM con 20 créditos que su tío le había enviado por su cumpleaños en aquellos remotos tiempos en los que no deseaba asesinarle con ensañamiento para que se comprase suplementos vitamínicos de calidad.

Por supuesto, nuestro Petri los había destinado para comprarse una tarjeta gráfica con la que mejorar los gráficos y la interfaz de su omniherramienta.

Pero un momento... ¿Qué hacía la señora Cohen disfrazada de técnico allí abajo?

¿¡Les estaba siguiendo!? Oh, no... ¡LOS HABÍAN DESCUBIERTO! ¡ESE FUNCIONARIO SE HABÍA HECHO EL DESPISTADO Y HABÍA DADO LA ALARMA! ¡SEGURO QUE TENÍA UN DISPOSITIVO DE ALARMA SILENCIOSA! ¡ESO ERA! ¡MALDITOYESTÚPIDOFUNCIONARIOGARY!

Mientras tanto, en un lugar recóndito del almacén del Complejo de Administración...

Desprovisto de su chaqueta, con la camisa arremangada y cubierta de lamparones de sudor, Gary se aflojó el nudo de la corbata reprimiendo la tentación de convertirla en una soga con la que poner fin a su miserable existencia. Estaba rodeado por todas partes de cajas de material de oficina abiertas que había registrado hasta el más mínimo detalle.

Ni un condenado bolígrafo.

Alzó la mirada al techo, su rostro descompuesto en una mueca de hastío, rabia y frustración.

-¿¡Es que no has tenido suficiente conmigo...!?-inquirió irguiendo un dedo acusador a Dirección, planteando una queja informal y rebasando todos los límites tolerables a cualquier NPC que se precie de serlo.

La puerta del almacén se cerró de repente, como impulsada por una corriente arbitraria, divina.

Gary palideció al recordar que la llave estaba al otro lado.

Frunció los labios y asintió varias veces muy deprisa, para sí mismo.

-Pues me da que no salgo en Space Cowboys 2...

Volviendo con nuestros intrépidos héroes, Petri, Pinky y Boogaloogie llegaron al Módulo Prisión sin problemas. La señora Cohen no se bajó con ellos, lo que parecía abonar la teoría que sostenían Pietro y Drevlin: ¡TENÍA UN AFFAIRE CON ALGUIEN DEL CLAUSTRO!

La cuestión era... ¿¡CON QUIÉN!?

Se había barajado la hipótesis de que el affaire era con MAX STAR (!), más que nada porque la señorita Cohen era adicta al BIGOTAGRA^TM, producto fortalecedor de la materia capilar de toda región corporal masculina y/o/u femenina de la que todo el mundo sabía que MAX era sospechoso habitual de tráfico ilícito.

Nunca se lo habían preguntado directamente. ¿Y SI ERA CIERTO?

En esta diatriba se hallaban los Phunkers cuando un aberrante y advenedizo hedor solo calificable como cainita erraba flotando por el pasillo del módulo prisión al tiempo que asaltó por sorpresa sus fosas nasales. Cuerpos inconscientes de los desgraciados guardias yacían por el suelo despatarrados, así como sobre el mostrador de recepción y uno en particular de los tangos abatidos permanecía desparramado junto a la puerta del aseo, sus dedos inertes acariciando el botón de OCUPADO.

Boogie contempló la escena un breve instante antes de soltar una de sus frases lapidarias.

-Welcome to Omaha, BITCH.

Cuando llegaron a la zona de celdas y pudieron ver el percal, Pinky dio gracias de estar oculta tras el holograa generado por el D-Phacer, porque madre del amor hermoso. Seguro que prefería estar en la Tumba de los Reyes Serpiente, aun con su alta tasa de mortalidad y sus reglas old school con olor a choto, que en aquel infierno de peste a la peor parte de la humanidad, la escatológica, y con ello no hacemos referencia ni a la teología ni a otras creencias en mundos de ultratumba. No, hablamos simple y llanamente de mierda.

La piloto tuvo que tragarse el marasmo que le devolvió al paladar el sabor ácido de su primera papilla, tratando de no imaginar cómo sería la imagen del holograma siendo atravesado por su papa. Aun con miedo a hacerle caer, echó mano del hombro de Pietro, un poco más bajo que ella, para poder tener un asidero mental que le permitiese recuperar un mínimo de compostura.

Diablos, todo lo que estaban haciendo por el puñetero mostachudo de Alohaville... Para poder darse ánimos comenzó a imaginar (O planear) que realmente iban a por Max para darle matarile, eso hacía que se sintiese un poco menos idiota. Su intención real le hacía sentir imbécil hasta extremos inimaginables.

- C... Consigamos... Esas firm...As cuanto antes y salgamoshhhh de aquí.- Tartamudeo el pixelado oficinista cuya imagen había suplantado, manteniendo a duras penas su integridad holográfica. Con lo bien que había funcionado aquello en las pruebas, y a nadie se le había ocurrido que por causa de la parte del plan que implicaba aquel siniestro pastel de carne, como mínimo deberían haber traído unas pinzas para proteger sus sensibles nasos.

Hasta preferiría estar ayudando a aquel tipejo de la entrada a recuperar un misero bolígrafo en algún almacén perdido, aun poniéndose en peligro de tampoco salir en Space Cowboys 2: Electric Bogaloo, pero tocaba apechugar y acelerar paso y acciones para abandonar aquel infierno y tomar su nave de fuga por gentileza de Mastiff, que también esperaba lo suyo.

Porca miseria. Poca miseria sideral. At its finest!

No, nunca se lo habían preguntado directamente. ¿Y SI ERA CIERTO?

Lo era. Y es que MAX STAR era todo amor. Si por algo se caracterizaba aquel hombre-gema, era porque podía hacer felices a las mujeres y bueno... también a algunos hombres. Nunca se había planteado si realmente ese era su poder, el poder que le concedía su condición genética, pero ahora que el narrador omnisciente acababa de hacer la pregunta sobre su affaire con la profesora conocida con el nombre en clave: "Señora Cohen", MAX STAR entendió el porqué de su existencia. 

¡Estaba allí, en ese remoto lugar de la galaxia, para hacer feliz  la gente!

Algo acababa de cambiar en el interior de MAX STAR. Por fin tenía un objetivo en la vida. Por fin todo cobraba sentido. No había sido el satisfacer de la gran mayoría de mujeres y de algunos hombres de la stellaris porque fuera un mero adicto a la adrenalina que desprendían las relaciones sexuales desenfrenadas y sin control, no. Él no era un adicto al sexo, sino que proporcionar placer era simplemente si destino desde siempre. Él había nacido para ello.

Una lágrima recorrió el rostro de MAX STAR mientras un plano picado rotaba encima de él mostrando su rostro más serio, al estilo doctor Slump de Arale, cuando este hablaba de temas de amor. No estaba triste, sino todo lo contrario y es que las lágrimas no siempre son de tristeza y esa no lo era. Encontrar el sitio de uno en el universo no era cosa fácil y no todo el mundo lo lograba. De hecho, pasar por la vida sin encontrar el sentido de la existencia de uno era cosa bastante probable, pero eso no le pasaría a MAX STAR, pues en aquella celda se había encontrado a si mismo.

Apretó los puños mientras una supuesta cámara subjetiva que en realidad no estaba allí, rodaba sobre MAX STAR alternando planos con los otros componentes del grupo encerrados en aquel lugar. Una celda de dos por dos en la cual prácticamente no podían ni tumbarse todos a la vez y que provocaría claustrofobia a cualquiera, pero entonces... entonces pasó algo...

El cuarzo rosa del ombligo de MAX STAR empezó a cambiar de color mientras el bueno de MAXIE derramaba sus lagrimas sobre el suelo de la celda a apretaba con fuerza sus puños mirando hacia un lugar lejano, el lugar al que su espíritu inmortal había transcendido. Un lugar de revelación y paz. Un lugar de color y felicidad. Y color era lo que empezaba a adquirir la gema de MAX STAR. Pero no uno ni dos, sino decenas de ellos y además de color, conformaba formas y una extraña melodía que se clavaba en los oídos de todos ellos con fuerza, pero totalmente indolora, todo lo contrario, anestésica, empezó a invadir la sala.

Fue entonces cuando una luz caleidoscópica brotó de la gema rebotando contra las paredes de la celda y los propios prisioneros. Una luz que rotaba constantemente cambiando de forma, de colores y que llenaba de paz sus atribuladas mentes. 

Y fue entonces cuando aquellos más perceptivos entendieron que por un momento, tiempo y espacio habían dejado de existir en el mismo plano en el que ahora ellos se encontraban. Sus cuerpos físicos habían quedado atrás y sus almas atormentadas habían transcendido a un lugar donde todo era posible. Al lugar donde se crean los sueños, a un lugar en el que el odio y la avaricia son conceptos imposibles de imaginar.

Fue entonces cuando MAX STAR miró con determinación a ese infinito que tenía delante y con unos gestos que pudieran parecer ensayados, comenzó a recitar unas extrañas palabras procedentes del pasado, de un lugar árido rodeado por montañas, bosques, lagos y lleno de vida silvestre y todo tipo de aves salvajes. Un lugar hermoso, donde un gran imperio erigiera una de sus capitales con acueductos, teatros, un circo y un puente sobre un caudaloso río, todo ello ahora en ruinas.

Ama, ama, ama y ensancha el alma.
Abrid los brazos, la mente y repartíos
que sólo os enseñaron el odio y la avaricia
y yo quiero que todos como hermanos
repartamos amores, lágrimas y sonrisas.

Quisiera que mi voz fuera tan fuerte
que a veces retumbaran las montañas
y escucharais las mentes-social-adormecidas
las palabras de amor de mi garganta.

Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
hay que volar libre al sol y al viento
repartiendo el amor que tengas dentro.

Mientras aquella peste incontenible seguía invadiendo con una intensidad asfixiante las celdas Faizer se sintió desfallecer y es que si algo tenían los chromitas particularmente sensible eran los receptores olfativos. Sentía que la peste se le pegaba al pelo, a la ropa, a la piel, invadiendo sus pulmones. Aquella masa de gas parecía tener una consistencia casi sólida que empezaba a hacer estragos en la chromita. Durante unos instantes la joven intentó contener la respiración. Cualquier observador avispado habría percibido que el color de su piel comenzaba a intensificarse ante el esfuerzo de no permitir que aquel aire infecto invadiera sus fosas nasales. 

Mientras tanto Max Star no solo había hecho impactantes revelaciones respecto de su origen, sino que tenía injertado un pedazo de pedrusco en el ombligo capaz de financiar cualquier operación militar encubierta. Una luz de colores comenzó a invadir las celdas lo que provocó en Faizer una sensación estroboscópica de que la imagen de Drevlin y Max. El mareo de Faizer debido a la falta de aire se agravó drásticamente. Con los carrillos hinchados a reventar Faizer se pegó a las paredes mientras intentaba encontrar la manera de salir de allí. Con los ojos desorbitados de quien se encuentra en una situación desesperada comenzó a pedir ayuda a gritos. - ¡¡FAIZER ESTÁ MURIENDO!! ¡¡MAX, AYUDAAAA!! - gritó mientras con los brazos extendidos pegaba mucho la cara al cristal de la puerta, adquiriendo su nariz un aspecto aplanado y extraño. 

Creyendo verdaderamente que con aquella peste infecta llegaba el fin de su existencia Faizer comenzó a realizar todo tipo de confesiones extrañas -  ¡¡CUANDO TENÍA CINCO AÑOS FAIZER ESCRIBIÓ CON TIZA "PERDEDOR" EN EL COCHE OFICIAL DEL MONARCA DE CHROMOS!! ¡¡FAIZER TIRÓ EL MANUAL DE OPERACIONES DE LA ESCUADRA DELTA AL VÁTER Y LE ECHÓ LA CULPA AL PERRO!! ¡¡A FAIZER LE GUSTA LA PIÑA EN LA PIZZA!! ¡¡DREVLIN, FAIZER NO PUEDE MORIR SIN BESAR TUS CUERNOS FUNKOTRONIANOS!! ¡¡OH, MUNDO CRUEL!! !!PUAAAAAAAJ!! - 

Incapaz de soportar más aquella tortura Faizer comenzó a golpear con todas sus fuerzas la puerta, intentando por todos los medios salir de allí con vida en un torbellino de caos y destrucción. 

Ignorando el incontrolable poder de la narrativa contemporánea filtrada a través del Rol Por Web, el Narrador Omnisciente había activado con las palabras en clave "Señorita Cohen" el Big Bang del movimiento Hippie en el mundo de Stars Without Numbers.

Y MAX STAR era su profeta.

A su caleidoscópico abdomen siguió una declaración o panfleto buenrollista que alteraría la Historia de la Galaxia para siempre con el advenimiento de una corriente ideológica que abrazaba el pacifismo más extremo, apadrinaba elefantes y úrsidos por igual, renegaba de la carne roja y veneraba sin pudor la ingesta de vegetales cultivados en espacios sensibles con el medioambiente.

Al torrente lumínico proclive a generar ataques epilépticos que inundó las celdas siguió una vocecilla atiplada, como en falsete.

Era MAX STAR.

-¿He dicho ya que estoy demasiado sobrio para esta SHEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEIT?

Era una pregunta legítima.

El funkotroniano, anonadado, parpadeó procesando a gran velocidad todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.

-DAAAAAAAAAAAAAAAMN, MAXIE... ¿Todo este tiempo... Y me entero ahora de que eres una maldita lámpara de discoteca andante?-inquirió Drev mientras pulsaba la gema instalada en el vientre de su colega MAX. Su curiosidad científica le impelía a comprobar las funcionalidades de la alhaja caleidoscópica.

Luego llegó el ataque espasmódico de explosiva sinceridad de Faizer, y Drevlin se sintió muy confuso.

-¿Mis cuernecitos? Do you love me SO MUCH, babe?-preguntó a la chromita con sus ojos haciendo chiribitas.

Lo peor que le puede ocurrir a un funkotroniano es que sus amigos empiecen a confesarle en una celda oculta en un complejo subterráneo sus orígenes secretos y sus traumas infantiles. Te hace pensar cosas, como por ejemplo, si existe una versión superior a "It gets funkier IV."***

Así que, imbuido, contagiado por ese clima de honestidad extrema, ignorando que había allí un civil enajenado mentalmente y con un desorden capilar de grado III y justo en el instante en que Pinky y Pietro entraban vomitando el desayuno en la celda, Drevlin dijo:

-Pues veréis... Tengo algo que contaros... Yo... Estooooo... Yo soy Sugar Loving Man-.

BOOM SHAGA LAGA.

En aquel contexto, aquella declaración era algo similar a decir "Yo soy Espartaco."

Drevlin Thajal Jalinn.

INDISE MAN.

La cabeza os explota como a este Narrador ya le ha estallado varias veces al comprobar lo caótico que debe ser el árbol genealógico-mineral de MAX STAR.

Ese anaranjado funkotroniano, delgaducho y entusiasta, lleva todo este tiempo dándoosla con CHEESE.

Drevlin es el agente secreto del Mayor Syl infiltrado en la Stellaris.

Vuestro Drevlin.

Gamer del Stayfarer.

Hacker.

Ninja.

LOVER.

La puerta de la celda se abre, dejando entrar con contundencia una andanada del más infecto hedor conocido por el hombre. Entra en escena Atractivo Boogie con dos cuerpos sobre sus hombros de titanio.

-Men down. Men down-dice sin previo aviso.

¿¡Pero quién diablos son los dos tipos que trae a cuestas!?

Uno parece un simpático gordito al que Boogie zarandea con notable facilidad.

El otro parece escapado de una lisérgica fiesta de disfraces.

-Os lo explicaré mientras salimos de aquí. Si es que salimos de aquí...-advierte depositando al gordo en el suelo con mimo y propinándole después suaves bofetadas en las mejillas para espabilarlo. -Pinky, c'mon! No sleeping on the job, grrrrl!

Acto seguido hace lo propio con el otro tango abatido, introduciendo su dedo mecánico en su orejota.

-Pelucho, te necesitamos por aquí con las cerraduras. Let's do this, pretty boy!

En su locura desatada por intentar salir de la celda Faizer se detuvo dramáticamente y miró el cristal con los ojos muy abiertos, desencajados, maniacos. Aquel cristal no sería la causa de su muerte, solo era un cristal, reforzado sí, pero cristal al fin y al cabo. Reuniendo todas sus fuerzas Faizer tomó carrerilla y cual toro de Miura cargó contra la puerta, su juicio nublado por la peste, su mirada enloquecida, mientras embestía con todas sus fuerzas contra el cristal. El golpe sonó muy fuerte cuando Faizer se estampó contra la puerta y se quedó pegada al cristal como si de una lapa se tratara. Al parecer un cristal reforzado sí que podía ser letal.