Partida Rol por web

Drevlin frunció el ceño, adoptando un gesto para nada habitual en él.

—Maldición. Rápido, coleguis. No sé qué está pasando, pero vamos a tener que improvisar un poco. Tenemos que sacar a Brainiac del labo. Le han llevado ahí porque es un psiónico—reveló el funkotroniano a la misma velocidad a la que se estaban desencadenando los acontecimientos. —Y también otro de los operativos de la misión que me encomendaron cuando me infiltraron aquí. Es un telépata. Puede sacarte información con solo mirarte a los ojos. Ya habéis visto lo creepy que puede ser jugar con él al póker. Su objetivo era sacarle a Hellstorm la localización de Ehrmentraup, pero ese odioso bastardo le redujo durante el examen y solo sé que le tienen abajo por esto...

Drevlin mostró en su omni un lector de constantes vitales que situaba un puntito parpadeante en el nivel inferior al del módulo prisión.

—A todos los operativos nos injertan un geolocalizador. No preguntéis dónde. No dormiríais en meses. ¡Vamos! ¡No tenemos mucho tiempo que perder! ¡Registrad a esos guardias abatidos por la Peste Bubónica 4.0 y armaos con lo que podáis!

Los ojos de Faizer se abrían cada vez más conforme Drevlin avanzaba contando su historia. ¡Una historia de verdadero espionaje! ¡Aquello era una locura!¡Una pasada!¡Un alucine!¡Su mejor amigo era un espía infiltrado! Aunque la chromita no lo habría reconocido ni por todo el oro del mundo. Porque su corazoncito estaba herido. Faizer comprendía que un espía no debía revelar que era un espía. Al menos no a las primeras de cambio. ¡Pero ella no era cualquiera! ¡Habría dado su vida por aquel tonto cornúpeta! Mientras él le agarraba los hombros y ella lo miraba ceñuda le habría soltado un buen sopapo. Como buena chromita Faizer odiaba perder y el fuego de la venganza brillaba en su mirada. 

Estaba meditando qué comentario hiriente podría ser más efectivo cuando el momento pasó. Una alarma comenzó a sonar por los altavoces. Mierda. ¡Brainiac!

Maldición. Rápido, coleguis. No sé qué está pasando, pero vamos a tener que improvisar un poco. Tenemos que sacar a Brainiac del labo. Le han llevado ahí porque es un psiónico.

- No se dé usted tantas ínfulas, Don Sugar Loving. Ñeh, ñeh, ñeh! ¡Me llamo Drevlin y soy un espía traidor! ¡Faizer ya sabía que Brainiac es un psiónico! ¡Su sonda mental se escuchó hasta en Saturno, pedazo de atún! ¡Díselo Pinky! ¡Y ¿qué te crees? ¿Que Faizer no sabe lo de Andrómeda? - La verdad es que Faizer no sabía por qué había dicho aquello y con aquel tono que rezumaba revanchismo. ¿Se estaba tirando un farol? Pues eso parecía. Dicho lo cual se lanzó sobre los guardias para ver si encontraba algo digno de su ira chromita mientras hablaba en voz baja refunfuñando sobre la amistad, sobre la gente con cuernos y sobre los usos que podían darles para usarlos como dagas por la espalda.

Cuando sus dedos aferraron el subfusil una sonrisa demente y una mirada maniaca se apodero de su cara mientras se giraba hacia sus compañeros. - ¿Hueles eso, cornúpeta apepinado? - Faizer inspiró profundamente, como si una brisa inexistente estuviera invadiendo aquel maldito pasillo. Aquella peste pareció incrustarse en su cerebro y tosió con vehemencia aunque rápidamente pareció reponerse embargada por un sentimiento más grande que el asco que aquel gas le producía. - !VENGANSAAAA! - Dicho lo cual se alejó por el pasillo camino del laboratorio aferrada a aquel arma de destrucción y dispuesta a pagar su cabreo con quien se interpusiera en su camino. 

Pinky terminó por desconectar el D-FACER ya que todo había saltado por los aires ante tanta confesión y tanto giro de guión, ser parte de la confusión reinante ya no era tan divertido. Se deslizó hacia el cuerpo caído más cercano, que tenía un curioso parecido con el hermano patoso de Max, pero bien uniformado, y lo cacheó a conciencia hasta dar con una pistola semiautomática que el tercer hermano Star ocultaba en la sobaquera.

- Supongo que menos da una piedra.- Masculló lamentando el poco amor por el armamento pesado que tenían en la academia. Un lanzacobetes cuádruple habría sido bastante más molón.

¡Oh mierda! ¡La alarma! ¡Lo sabía, la señora Cohen les había descubierto! Seguramente le habría costado activar la alarma con la artritis que se gastaba, ¡pero ya lo había conseguido! ¡Y eso significaba que estaban jodidos! ¡Pero BIEN JODIDOS!

 -Vale. ¡Vale, vale, vale! Buscamos lo que sea y nos movemos rápido. Drevlin, comprueba con el mapa de Boogie la posición exacta de Brainiac y nos ponemos en marcha cuanto antes. Con esta alarma sonando tendremos a toda la academia encima en cero coma.

Dicho aquello, el lombax comenzó a registrar a los guardias que habían sido lo bastante blandos como para caer presa de aquella nube de gas oloroso mortal. Y la fortuna le sonrió de nuevo, ya que consiguió encontrar un subfusil en buenas condiciones. Bueno, al menos con eso podría hacer algo más que quedarse en una esquina gritando como un niño asustado. Esperemos que fuera suficiente para salir de allí con su precioso pellejo intacto.

¡Y ¿qué te crees? ¿Que Faizer no sabe lo de Andrómeda? 

Drevlin miró muy sorprendido a Faizzy.

—¿Sabes lo de Andrómeda?—inquirió dubitativo. —¿Cómo es posible?—dijo el funkotroniano mientras registraba a los guardias abatidos por el ataque bioquímico potenciado por la amante bandida de Petruccio para, de repente, exclamar pletórico y ponerse a saltitos al más puro estilo Chun Li.

—¡JA! ¡MIRAD EL PEPINASO QUE ME HE AGENCIADO, CHATOS!

Cuando Drev extrajo muy sonriente EL ARMA^TM y la alzó cual aventurero espacial de leyenda, la escena se tornó desopilante hasta rebasar el absurdo.

—¿¡Pero que shiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiit es esta!? ¡Si parece una pistola anestésica para mosquitos!

Drev's GUN

El funkotroniano miró el subfusil de Faizer con ojos brillantes de codicia.

—Estooooo... Faizzyyyyyy... ¿Me la cambias? PLEASE!—dijo poniendo su mejor cara de felino con botas, juntando sus manoplas y luciendo su más radiante sonrisa de truhan. —Tengo una reputación que mantener. No puedo combatir el crimen con... ¿¡ESTO!?—explicó mientras miraba fijamente la agujita de aquella arma de apariencia tan frágil, de todo punto impropia de un machote como él. —Creo que un escupitajo en el ojo sería más efectivo. Seriously talking.

Desde luego, Faizer no parecía muy conforme con intercambiar la artillería.

—¿No me la cambias? ¡BIEN! ¡DE ACUERDO, AGONIOSA!

El funkotroniano no tenía nada claro que con aquella pistolita fuese a poder ayudar a sus compañeros.

Estaba sensiblemente equivocado.

—Eh, Boogie, ¿has encontrado algo útil, colegui?

Por toda respuesta, el androide extrajo su cañón oculto en su compartimento torácico.

—THIS. Is my weapon.

A Boogie solo le hacía falta que alguien le alegrase el día.

Drevlin parpadeó.

—Estooooo... No tendrás otra de sobra ahí dentro, ¿no? Vale... Cool-cool-cool-cool-cool-cool-cool-cool...

Con las alarmas aullando por los pasillos y armados hasta los dientes -well... sort of...-, nuestros héroes descendieron por el ascensor al complejo científico de la Stellaris, ubicado en las entrañas de la astronave. El acceso al módulo de laboratorios se realizaba siempre por el ascensor del edificio de Administración, y aunque el personal médico y científico de la Academia podía adentrarse sin problema en el nivel uno de los laboratorios, había, de hecho, un segundo y un tercer nivel al que solo podía acceder personal especialmente autorizado.

Drevlin, el espía que vino de Funkotrón, reveló al grupo que era esencial que hallasen alguna prueba incriminatoria contra Ehrmentraup. Por supuesto, localizar a Brainiac podía resultar importante ya que el telépata era un banco de datos andante y Drev sospechaba que en el momento de su detención durante el infame y absurdo examen de graduación, Brainiac quizás había logrado extraer algún dato de la mente de Hellstorm, al que el Grupo de Inteligencia del C.P.E. relacionaba con Ehrmentraup.

La operación Phunk Sunrise se tornaba una misión de espionaje del más alto nivel, algo que a Pietro y a Pinky no intimidaba lo más mínimo porque, siendo realistas, habían improvisado y culminado con éxito una operación de rescate con una solvencia propia de atracadores británicos de casinos. Aparte, esta vez tenían a una chromita perturbada mentalmente y armada con un subfusil y a MAX STAR, el hombre-mineral más bigotudo de la galaxia y a buen seguro un magnífico escudo de carne humana.

¿Qué diablos podía salirles mal?

—HOOOOOOOOOOLY SHIIIIIIIT.

Drevlin alzó su humming-gun en cuanto el ascensor descendió a la primera planta del labo y la puerta del elevador se deslizó, abriéndoles la entrada al Pasaje del Terror.

Varios cadáveres se extendían regando los pasillos del labo en un grotesco espectáculo de sangre y muerte. Aunque las batas, ahora carmesíes, delataban que algunas de las víctimas pertenecían al personal científico, un número importante de los cuerpos exánimes portaban trajes NBQ de un color amarillo chillón. En ambos casos, parecían haber perecido ante el paso de un huracán de violencia desmedida.

—¿Pero qué ha pasado aquí...? Esto... Esto es muy poco funky... Daaaaaaaaaaaaaaaaaamn!

Dark Funk just ahead!

Con el sangriento misterio latiendo en el éter, nuestros héroes comprobaron que el laboratorio les permitía avanzar entre los cadáveres hasta el área de Análisis e Investigación o bien hasta los Almacenes. Separarse para cubrir el terreno más rápidamente era una opción, pero lo cierto es que la fuerza de su número no era nada desdeñable ante lo que diablos fuese lo que hubiese pasado allí abajo.

Pietro, siempre práctico, se interesó por la posibilidad de dejar aquel nivel al albur de las fuerzas del Mal que lo habían devastado y descender uno o dos niveles más, pero tal y como le explicó Drevlin, la consola del ascensor solo permitía acceder a los niveles inferiores si se estaba en posesión de dos tarjetas electromagnéticas.

Entre las alarmas, la pestilencia absoluta y la tensión que amenazaba con provocarle agujetas en grupos musculares que desconocía que tenía, Pietro Equinox estaba totalmente seguro de que aquello sólo podría ir a peor si su tío llegara a encontrarle. Cosa que era bastante probable, dadas las circunstancias. ¡Pero aparte de eso, el resto debería ser pan comido! ¿Verdad? ¡Pues no!

 -Hijo de...

Aquello parecía el escenario de una campaña del videojuego "Cucarachas Mutantes 5, más mutantes que nunca" en dificultad megahardcore. ¿Qué carajo había pasado allí? Buf, ¡tenían que largarse de allí cuanto antes! Y que se ocuparan los que quedasen en aquella planta de combatir a la abominación que había provocado ese caos. Por desgracia, Drevlin le informó de que para bajar iban a necesitar dos tarjetas electromagnéticas para activar el ascensor. Vale, ahora sí que se sentía dentro de un nivel de Cucarachas Mutantes 5.

 -Vale, creo que no deberíamos separarnos. En las holopelículas de terror, la gente muere miserablemente en cuanto el grupo se separa.

Mientras hablaba, Pietro examinaba la zona atentamente, buscando cualquier indicio de tarjetas electromagnéticas o de un dispositivo que le permitiera hackear la seguridad del ascensor. Lo que fuera que les permitiera ir rápidamente a por Brainiac y salir de allí.

MAX STAR era un hombre de recursos, pero algo más lento que la media humana y desde luego mucho más que cualquier tora gema espacial. Quizás por eso tardó demasiado en reaccionar cuando llegó el turno de registrar a lo indispuestos guardias que yacían en el suelo dormidos cual angelitos. Todos sus compañeros encontraron algo con lo que defenderse de lo que pudiera depararles el futuro, salvo el bueno de MAXIE. No había problema, pues él se sabía defender solo. Él tenía otra táctica, la superempatía.

- Vaya... - Dijo. - No hay nada que pueda sernos ú...

Cuando quiso darse cuenta, estaba solo. Sus colegas habían salido de la zona de la prisión como alma que lleva el diablo y él, inmerso en sus pensamientos y sobre todo, en su búsqueda de algo que le pudiera servir para desbaratar los planes de... ¿De quién? No se había enterado demasiado bien de quien era el malo en aquel asunto. ¿Ehrmentraup, la  señora Cohen, Hellstorm, el tío de Pietrox (aunque no sabía muy bien que pintaba allí ese peludo señor)?

MAX STAR se encogió de hombros. Se peinó con los dedos su estiloso bigote y se puso en marcha tratando de seguir los pasos de sus compañeros. Decidió el camino al azar, pues no había escuchado cual era el plan, pero el destino, quizás los astros o sus ancestros gema, quisieron que por una vez eligiera bien y en breves instantes se reunió con sus buenos amigos, los cuales se encontraban en una escena dantesca. 

¡Acababan de cargarse a mazo de peña! ¡Y muchos de ellos parecían científicos enfundados en esos trajes de protección que salían en las películas de pandemias! Y todo eso sin disparar una sola vez y sin hacer el menor ruido, pues o habría escuchado y no... a no ser que estuviera sordo, que no lo estaba, sus amigos eran armas letales y silenciosas. Estaba bien rodeado, eso estaba claro.

- ¡Sois unos fuckers! - Exclamó asombrado. - ¿Y ahora qué?

 -Vale, creo que no deberíamos separarnos. En las holopelículas de terror, la gente muere miserablemente en cuanto el grupo se separa.

Boogie miró de soslayo a su peludo compañero.

—Aclárame algo, nene. ¿Tienes miedo? ¿Esto te da miedo? —Objetivamente hablando ahora Boogie parecía un Hitman bastante creepy en comparación con el atrezzo de la recepción del laboratorio.

—En las holopelículas bélicas la gente muere a chorros y combaten en destacamentos, pelucho. Esto... Esto es un *PIIIIIIIIIIIIIII* campo de batalla. La guerra ha cambiado... La tecnología de nivel cuatro* desintegra a cualquiera, chico.

Cargó su pistolón, que por algún motivo que nadie entendía resonó como si hubiese corrido la báscula de una escopeta.

—Me encanta el olor a Lightning Hawk del calibre 44 por la mañana.

Ventajas de ser un sintético. El miedo te resulta un concepto metafísico.

- ¿Lo de Andrómeda? ¡AJÁ! ¡¡Pasa algo con Andrómeda!!¡¡ Es una espía!! ¡FAIZER LO SABÍAAAA!! Faizer ha tendido las redes y tú funkonapia vil ha caído directamente en la trampa - Faizer extendió su dedo y pulsó la nariz de Drevlin mientras lo observaba con ojos un poco enloquecidos. Ni siquiera pensó que si Drevlin descubría que ella no sabía lo que afirmaba que sabía podía no contarle lo que él sabía que ella quería descubrir. La tentación de hacerle saber a su ex amigo que había conseguido sonsacarle información era demasiado poderosa. Aquella traición estaba empezando a pasarle factura a su cordura mental. Mientras bajaban en el ascensor no dejaba de murmurar por lo bajo sobre sus aptitudes detectivescas y de nuevo sobre el dolor que sentía en la espalda, justo donde la daga había dejado una cicatriz indeleble. Una vena teatrera antes nunca conocida había empezado a apoderarse de ella. 

Sus murmuraciones cesaron de pronto al contemplar la masacre que se había apoderado de aquella instalación. Faizer miró con expresión sorprendida a Pietro. En sus planes se encontraba desarrollar una misión de espionaje, pero no había pensado en que podían morir allí abajo. La arenga de Boogie terminó por dislocar sus inquietudes. - Boogie, amigo, tienes un gusto muy raro por los olores... -  Los chromitas eran un pueblo guerrero y como tal inculcaban a sus hijos que morir en batalla era una victoria, aunque Faizer no quería que ninguno de sus amigos muriera. - ¡Pietro! ¿No habrá tenido tu tío algo que ver con esto? A lo mejor ha venido buscándote y al no encontrarte ha desatado su ira contra estas gentes embutidas en lo que parecen... Espera... ¿Eso son trajes de riesgo biológico? ¡Rápido! ¡No respiréis! - Faizer aguantó la respiración hinchando sus carrillos y apresó las narices de Pietro y de Pinky con sus dedos mientras su color comenzaba a tornar carmesí y miraba alrededor desesperada en busca de una estrategia de acción. ¿Deberían ponerse los dichosos trajes? Desde luego a aquellos desgraciados no les había servido de mucho...

Pinky no daba crédito al nivel de la sangría por el que les tocaba caminar.

- Por las nalguillas de Afrodita... No cool... No fucking cool!

Negaba con la cabeza mientras procuraba no pisar a cualquier caído que pudiese tener pinta de poder notar su peso en sus pobres heridas abiertas. Se moría por alcanzar el nivel donde tuviesen preso a Brainiac para ver si finalmente podían tener pruebas suficientes para proceder con una venganza contra los elementos oscuros de la academia por todo lo alto. 

- The truth? You can't handle the truth!*

Ensayaba para sus adentros y sus afueras, como si se imaginase interpretando una nueva versión de Cincuenta Funkotronianos sin Funkopiedad.

Justo iba a tratar de echar una mano a una persona caída cuando su cromita favorita la interceptó tapándole la nariz sin explicaciones ni miramientos.

- WTF? LADY MARMELADE!

Decidieron no separarse porque, en primer lugar, el vasto, ¡ENCICLOPÉDICO! conocimiento de Pietro sobre holopelículas de terror gore presagiaba un aciago sino a aquel que osase enfrentar lo desconocido en soledad. Aquel argumento, que tenía su fuerza en el precedente de una ya mítica sesión de cine en la Academia en la que dejaron elegir peli a MAX*, convenció a la práctica totalidad del equipo, salvo a Boogie, que apuntó que a Gary Cooper no le fue tan mal en Solo ante el Peligro. Pero claro, Boogie, al igual que los Marines Espaciales, no conocía el miedo.

Avanzando en vanguardia iba nuestra chromita favorita mientras intercambiaba puyas con un flipado Drevlin, que no dejaba de rodar por el suelo dando volteretas y apuntando tras las esquinas con su pistola de juguete. Faizer todavía no le había perdonado que fingiese tan bien ser agente secreto. De hecho, era probable que no le perdonase en esta aventura. Tan poderoso era el rencor de Chromos.

Faizer era de las alumnas más sólidas en la asignatura "Táctica de Combate", y no tardó en poner en práctica las lecciones que tenía interiorizadas con su subfusil en mano, esquivando los cadáveres del equipo científico y manteniéndose alerta a cualquier eventualidad que pudiese acechar tras cada esquina. Y es que los pasillos del primer nivel del laboratorio eran estrechos y ofrecían poca cobertura. De entablar combate, sería un duelo en un espacio muy angosto y a corta distancia. Los subfusiles que portaban Petri y ella misma podían ser decisivos.

Petri, por su parte, se percató de un detalle que escapó a ojos de los demás: los pasillos parecían estar conectados por un túnel de ventilación. Con la ayuda de un jayán como MAX STAR para auparle, no le costaría demasiado acceder al mismo quitando una de las rejillas que aparecían cada cierto intervalo en las juntas de la techumbre. Además, según los cálculos del lómbax, él tenía la complexión adecuada para moverse por el conducto con rapidez. Aunque claro, esto contravenía el sacrosanto mandamiento de toda holopelícula de terror gore...

MAX, que iba encomendado al pacifismo más recalcitrante, insistió en comprobar si alguno de los cadáveres no se estaba echando un sueñecito. Lo cierto es que no estaba taaaan errado. Estaban durmiendo, sí. Permanentemente. Mas aun el despreocupado sex symbol de la Stellaris sabía cuándo había algo turbio en el éter. Y su señal de alarma -una vibración en el píloro- le previno al escuchar a Pinky musitar un comentario tan certero como clínicamente sobresaliente.

La nubia, descendiente remota de Nina Simone, había detectado que los científicos habían sido abatidos a tiro limpio con una considerable potencia de fuego. Eso explicaba el desastre. Había sido una ejecución en toda regla. OVERKILL.

Entonces MAX, sacando a la luz una improbable mueca de detective privado, torció su mostacho y dijo...

—Demontres... Las armas del personal de seguridad... Todas apuntan hacia estos desgraciados en un ángulo extraño... Es como si alguien se las hubiese quitado de la funda...

MAX hizo ademán de tomar una de las pistolas de uno de los cuerpos ataviados con el traje NBQ y soltó una maldición al abrasarse la mano. ¡El arma desprendía energía pura de su empuñadura!

Pinky, asombrada, comprobó que no era una anomalía. O mejor dicho, sí que lo era. Solo que todas, absolutamente todas las armas cortas que llevaba el personal de seguridad del laboratorio -y eran más de una docena- desprendían ese halo de energía de sus empuñaduras.

Una energía que solo podía ser... psiónica.

En ese preciso instante, al final del pasillo que giraba a la izquierda, hacia Análisis e Investigación, los seis escucharon un nítido disparo recorrer el corredor con un funesto eco.

- Quizás sea bueno investigar... - Dijo entonces MAX STAR como leyéndole la mente al narrador omnisciente. 

Lo cierto era que no sabía muy bien que podía investigar. Las armas de los guardias quemaban y no sabía muy bien porqué. Hubiera determinado que podía tratarse de energía psiónica de haber sabido que era la energía psíonica, cosa que evidentemente MAX STAR no sabía. Entonces... ¿Qué podía investigar un aloheño, de ancestros gema en un lugar como ese? Más bien poco, ciertamente.

- Los muertos están muertos, las armas queman mucho y podría meterse alguien por el conducto de ventilación. - Repitió en voz alta mr. Bigote. - ¿Y si alguien ha llegado a través del conducto de ventilación y ha freído a nuestros amigotes? - Preguntó en voz alta. Miró entonces al lómbax. - ¿Tu tío podría haber hecho eso? - Le preguntó.

Justo después decidió registrar los cadáveres y lo hizo con la punta de su bota. Era donde tenía más tacto de todo su cuerpo, o eso creía él, lo que era completamente falso. Patadita a patadita fue cacheando a los muertos, pero nada. No llevaban nada en ningún sitio. Era como buscar una aguja en un pajar.

- Están limpios. - Dijo utilizando términos de serie policiaca de los años 80 terrícolas.

En cuanto Pinky confirmó que los muertos no habían muerto por un ataque de una sustancia desconocida y altamente peligrosa propagada por el aire Faizer se relajó y devolvió sus narices a sus respectivos dueños. - Faizer siente esta invasión nasal, pero ninguna precaución es suficiente ante el peligro biológico... -  Porque por un momento Faizer había pensado que se enfrentaban a un ataque bioquímico. ¿No habría inhalado la letal sustancia nada más entrar en la habitación y tras su enorme bocanada de aire? Detalles.

La chromita avanzó a través de la habitación agazapada tras el instrumental médico, arrastrando una escueta y chirriante mesilla de instrumental que apenas le servía de parapeto, reptando por el suelo entre cadáveres. Alguien podría haber pensado que intentaba competir con Drevlin para parecer más profesional que él... y habría acertado. - Chúpate esa, cornudo - creyó pensar aunque lo dijo en voz alta mientras rodaba por el suelo del pasillo y se parapetaba tras cada esquina. 

El eco del disparo activó todos los instintos de la joven que observó a sus compañeros con decisión. - Se acabaron los juegos, babies. Pinky, eres nuestro salvavidas, MAX, ¿no vas armado? Intenta no morir. Cubrid la retaguardia y tened los ojos bien abiertos. Boogie, conmigo. Drevlin, tú irás en el centro, intenta evitar el fuego "amigo". Bastantes puñaladas has dado ya... Pietro, arriba - Faizer puso las manos juntas con intención de aupar a su amigo Pietro hasta el conducto de ventilación mientras apremiaba al lómbax a que se diera prisa. 

El lombax había conseguido encontrar un conducto de ventilación por el que podría caber él o quizás Faizer. Ahora, qué utilidad práctica tendría para garantizar su supervivencia... Vale, sí, les permitiría moverse por la planta de manera más eficiente llegando a sitios a los que no podían llegar. ¡Pero no le hacía maldita la gracia pensar en ello!

Así que, antes de tomar decisión alguna, se centró en las preguntas que estaban lanzando sus compañeros respecto a su tío.

 -No. El tío Alister es bruto, gritón, intransigente, irascible, halitósico, gruñón, anticuado, regañón, estricto, está eternamente cabreado por algún motivo y le gusta la música ligera, pero no es un asesino. A ver, se metió al servicio militar por ser una profesión honorable. No iría aniquilando civiles ni inocentes porque sí, ¡no digamos ya los civiles inocentes!

Aparte, si su tío andase por allí cerca, le habría dejado alguna señal para que él la viera. Porque aunque no fuera una sesino, era un jodido experto en la guerra psicológica. Y nada dejaba peor psicológicamente al enemigo que ir repartiendo mensajes por las zonas por las que había pasado. Un buen "voy a por ti, pimpollo" garabateado en la pared era mucho más efectivo para que Pietro necesitara dosis extra de valium que tener al imbécil de Gultar estrenando pistola nueva.

 -Y por cierto Boogie, yo no tengo miedo. Tengo pánico y terror ahora mismo. Pero me aguantaré como un niño mayor porque quiero terminar esta misión de una pieza.

¡Mentira cochina! No se estaba aguantando nada. ¡Si le temblaban las canillas en cuanto se quedaba quieto más de 15 asegundos! Pero bueno, ahora no era el momento de pensar en eso. El conducto de ventilación era el tema que tenían que tratar. Aunque Faizer ya parecía haber tomado una decisión. Con un gruñido de pura resignación, Pietro se acercó a la cromita.

 -Como me muera allá arriba, juro por lo más sagrado en lo que creo que volveré del más allá para atormentaros.

Dicho aquello, el lombax fue aupado hacia la entrada del conducto de ventilación, por el cual se coló rápidamente.

 -Vale, ¿hacia dónde voy primero?

PinkyL entró en modo SDS (Super Duper Spy) poniéndose en la retaguardia junto al PPM (Piedro Precioso Mostachudo), sosteniendo el arma con las dos manos mientras simulaba tener vista de 360°, una ventaja solo disponible para los torpes rotatorianos, que tenían que moverse en andadores programados high tech para no tropezar con todo 

No le hacía especial ilusión ir a la cola, y menos aún que Peluchito se separase del grupo por aquel Oscuro, Sucio y Solitario Conducto (OSSC), pero las circunstancias mandaban.

- Don't mess with me, mutafakas, don't mess with me. Tut tut tut tut... Wrong number, correct bullet BAMF!

La pobre no podía evitarlo, cuando se ponía nerviosa improvisaba seriales radiofónicos en voz alta.