Partida Rol por web

Reynolds mira la pantalla sin creérselo. "¿¿¿¿Pero que coño????" está pensando cuando Lilian le entrega su arma. La revisa de manera mecánica y del mismo modo se coloca el cinturón, agradeciendo a Lilian con un gesto.
Inmediatamente después abre el comunicador con Sara:

-¿Pero que coño estás haciendo?- dice asombrado -Vamos a tener una charla sobre gramática: "Esta" nave es ESTA nave en la que estamos, a la que había que inutilizarle los motores; y "aquella" nave es la otra que se acerca, a la cual no había que llamarle la atención. A ver si ahora podeos arreglar lo que has montado, pero empieza a prestar atención, bonita-termina Reynolds sabiendo que es inútil enfadarse con Sara, pero de todas maneras no puede evitarlo.

Analizando la situación táctica había llegado a la conclusión de que no todo estaba perdido, todabía contábamos con la artillería pesada de Buz que aunque no fuera suficiente para  contrarestar el arsenal enemigo si lo empleabamos bien podiamos salir airosos del Chamaleon.

-Tranquilidad, centrémonos en los problemas de aquí, y despues de los de fuera... COmenté en tono conciliador a Reynolds tras ver como gritaba por el comunicador.

Una mirada fugaz hacia Lilian fue suficiente para saber que ya estaba preparada para lo que se nos echara encima; Desenfundé mi pistola y avancé unos pasos hacia el puente de mando. -Buzz, ¿que penetración tiene el lanzamisiles?, no quiero terminar convertido en papilla espacial, jeje, tú ya me entiendes.

Ver como el pequeño robot se había esforzado de esa manera me daba que pensar, y aunque no fuera el mejor momento me permití unos segundos de divagación. -Vaya vaya, pues al final la tripulación de la Sombra va a ser ampliada a cuatro... Increible, le tengo que decir a Buzz que me explique como lo ha hecho.

Con un hombro apollado en la pared y encarado hacia el puente de mando tragué saliba mientras recuperaba la concentración.

Los sucesos se precipitan. Cruzais la escotilla número tres de a uno mientras Tomiko os observa tras una plancha de acero y resina de ocho centímetros de grosor.
Buzz espera en el pasillo, instalando las armas de su traje, y Jenks, a su lado, como indeciso. Nakon se adelanta y se aposta en la escotilla 2 para conocer la situación. El puente de mando se abre ante vosotros, el ventanal dañado a la izquierda, curvo en su extensión, con diversos agujeros de bala, y los paneles de mandos abandonados y frios.
No hay encendida ni una sola luz, ni pantalla, ni ordenador, el sistema de seguridad que mencionó Jenks hace que mientras no haya aire y presión en el habitáculo, no se puedan manipular los controles mediante las interfaces manuales. Así se evitan accidentes.

Está dividido en dos niveles de altura, en el inferior, hacia proa, permanecen sombríos y callados los asientos vacíos de los operarios. En el centro, el puesto del capitán, y detrás la gran puerta blindada que ha sellado Alfie y por la que venían los soldados. Parece una compuerta tosca, resistente, y por lo tanto debería costarles echarla abajo o desbloquearla. Lo más probable es que den un rodeo.

Cierto aspecto sombrío y siniestro caracteríza el lugar. La estrella azulada de Seraphis ilumina el frio metal del Chamaleon a través del ventanal y dibuja sombras en las paredes contrarias, mostrando amplificados los esquemas en telaraña de los impactos de bala.
Y, sin embargo, el frio y la extraña sensación de la ausencia de aire conbinada con la gravedad artificial, y la calma antinatural que se respira desde el interior de vuestros trajes, le dan al momento un cierto aire de siniestrez y que el silencio invada las lineas de los comunicadores. Un repentino escalofrío recorre vuestros espinazos, incluyendo el robótico, que os recuerda lo solos que estáis, y vuestra mortal vulnerabildiad.

Alfie:

El aceite del sistema hidráulico que conforma el músculo para mover tu muñeca acaba de derramarse por completo y el muñon queda limpio, con la forma de algunos metales retorcidos y abollados, entre los que se distingue la articulación de plata pulida (para permitir un buen movimiento sin necesidad de excesiva lubricación. El resto del cuerpo lo puedes mover, al parecer, sin dificultades.

Apostados aún en el pasillo, el capitán no da ninguna orden y, sin embargo, parece dolorido. Cojea.
Pasan algunos minutos en esta situación de tenso silencio dirante los cuales comprobáis vuestras armas y os miráis de reojo entre vosotros.
Lilian recarga su pistola de cañon largo, y corrobora los sistemas del traje y de su herramienta multiusos de muñeca.
Buzz actualiza los sistemas telemétricos del casco de su armadura y prepara las cargas del lanzamisiles portátil. Su condensador laser apunta desde su hombro, probando la articulación, mientras el vibroacha descansa en su cintura y el lanzamisiles a su espalda.
Nakon se sujeta la pierna derecha, dolorido. Mientras estudia la enorme habitación.
Jenks se muestra nervioso, intranquilo, y lanza miradas heladas en todas direcciones.
La pequeña unidad Alfie lo estudia todo, intentando comprender y aprender.
Y el capitán extranjero Reynolds, habiendo recuperado sus armas recientemente, se acostumbra de nuevo al cómodo tacto de la culata recubierta de plasticuero.

De pronto todos sentís un fuerte sonido a través de las vibraciones del suelo y las paredes que tocáis y el Chamaleon se estremece un instante en toda su extensión. Los fragmentos incandescentes y retorcidos de la puerta blindada atraviesan volando la extensión del puente de mando y mientras una de las planchas de acero se empotra contra el asiento del capitán, las demás siguen su curso destruyendo el ventanal y perdiendose en el espacio.

Del hueco enegrecido surgen las siniestras siluetas de hombres armados que disparan en vuestra dirección. Visnten trajes ajustados y cómodos que no parecen conferirles mucha protección y sus largas melenas, recogidas detrás de la cabeza, se estremecen con sus airados movimientos. ¡No llevan escafandras!

La compuerta metálica salta por los aires y unos hombres sin traje espacial entran en el puente disparando, aunque no parece que la falta de oxígeno les afecte ¿Pero que diablos pasa aquí? ¿Serán esos los famosos biosoldados?

-Disparad mientras entran!! que no les de tiempo a cubrirse!!

Apunto con cuidado al tipo que tengo más cerca y disparo mi pistola.

Maldición, ya estan aqui! Perdimos mucho tiempo en pensar que hacer, ahora solo queda actuar. Estos tipos pueden caminar en el espacio sin traje! son increibles.

Buzz, avanza, cerca de la pared donde estaba el puerto robotizado, mientras dispara con su laser a mansalva. Se detiene un segundo y dispara uno de los tres minimisiles que tiene su lanzador, apuntando al grueso de las tropas enemigas.

Liliam, Nakom, alguien tiene que volver a la nave. Yo me encargaré de distraerlos un tiempo. Tenemos que evitar que se apoderen de nuestra nave. Es nuestra unica ruta de escape!!! Le pedi a Alfie que vea la forma de apagar el generador de gravedad de la nave. Tal vez eso desequilibre a los soldados, ya que no estarán tan acostumbrados a la cero G como nosotros. Pero no sé que vaya a hacer Alfie.

Observaba la enorme estancia angustiado, un mal presentimiento me sobrecogía, pero no era capaz de identificar el origen, -El estrés Nakon..., me repetía en la cabeza una y otra vez para autoinfundirme confianza. Un pinchazo intenso en la pierna me paralizó, el dolor era inaguantable y crecía por microsegundos, comenzó a nublarseme la visión...

BOOM!! <Escotilla reventando>

-¿Pero qué coño...? La primera imagen de los extraños soldados entrando en perfecta formación me golpeó la cabeza devolviéndome la conscienta del peor modo posible. El instinto me hizo desenfundar y apuntarles, los disparos de Buzz y Lil me pasaban muy cerca, pero de alguna forma misteriosa mi cerebro fue capaz de analizar la situación con la velocidad y forma que solo la vida de un superviviente podía hacerlo.

Recorriendo con la vista el enorme marco metálico de la puerta que daba entrada al puente de mando encontré las tuberías por donde suponía circularían los liquidos o gases necesarios para el buen funcionamiento del navío; sin dudaar disparé dos tiros esperando crear una cortina de lo que fuera que nos permitiera salir de allí a toda prisa.

-Creo que aquí ya no se nos ha perdido nada. RETIRADA!. Tendremos que encontrar un traje para Tomiko en otro sitio, dije ya dando la espalda a los supersoldados, que por lo poco que había visto iban a ser unos enemigos realmente difíciles de batir.

-Lilian, ordena a la Sombra que se separe del Chamaleon y que nos orbite hasta nueva orden. Me temo que no podemos prescindir de nadie por el momento.... decía mientras me volvía el tiempo necesario para devolver el fuego a través de la improviasda cortina. -Jenks, es el momento de demostrarnos lo valioso que eres idicándonos una ruta rápida hacia donde coño sea que haya un puto traje de vacío en esta maldita nave. El tono imperativo de mis últimas palabras mostraba sin duda la tensión que se cortaba allí dentro.

La visión de los "entes" que venían caminando sin trajes ni nada EN EL VACIO hizo que Reynolds se replantease muchas cosas, como por ejemplo que estaba haciendo allí. Se trataba de unos enemigos, por decirlo de algun modo, complicados; y era muy probable que no saliesen de este lugar.

"Poco me ha durado la exploración" pensaba hikaru cuando la orden de retirada de Daswalken lo salvó de emprender una huida vergonzante en solitario.

Mientras miraba el sitio por donde habían venido y buscaba posibles salidas de allí dijo al comunicador:
-Sara, probablemente vayamos a saltar todos al espacio, ya sabes lo que eso significa.-*

Las balas crepian por doquier, Buzz maniobra, y se coloca a tiro de su lanzamisiles. Mientras el láser de su hombro apunta y dispara, y mientras se mueve acuclillado, le dan algunos proyectiles, pero rebotan contra su armadura. El biosoldado más cercano, que ni siquiera se toma la molestia de cubrirse, pierde un ojo por el certero disparo de Lilian y justo después dos disparos de láser le atraviesan el pecho de lado a lado. Tras tambalearse ligeramente alza de nuevo su arma automática y obliga a los que os cubrís en el pasillo a ocultaros una vez más para evitar sus disparos.

El gigantesco garromeano clava una rodilla en tierra, introduce el proyectil autopropulsado en el arma con un movimiento violento y alza la oscura boca del artefacto, apoyándolo en su hombro. Los cálculos telemétriscos se realizan en unas fracciones de segundo gracias a su ordenador cerebral y, finalmente, al teñirse de verde el visor ocular, la orden de ignición se transmite a la velocidad del pensamiento recorriendo un cable largo y delgado.
Primero un chispazo, luego un fogonazo cegador, y el misil, girando sobre su propio eje, sale disparado con increhíble potencia, echando al garromeano hacia atrás y dejando un surco blanco de restos químicos a su paso. El protador de la muerte describe un arco en su trayectoria, atraviesa como a la mantequilla al biosoldado tuerto, que cae destrozado, sin medio torso, y continúa su órbita perfectamente calculada, rodeando el puesto del capitán, y girando, girando, hasta dirigirse en linea recta hacia los restos de la puerta blindada. Allí, cinco de los siete inhumanos enemigos aguardan a que sus dos camaradas acaben con vosotros. Uno de ellos sujeta por el brazo y con fuerza sobrehumana a una figura femenina embutida en su traje espacial que intenta soltarse desesperada.

La explosión no resulta muy potente, pero el pequeño cohete cae justo a los pies del grupo, y tras el estallido luminiscente, diversos cuerpos salen despedidos en todas direcciones. La mujer que tenían retenida atraviesa volando el puente, medio desnuda, con el traje espacial echo girones chamuscados y va a parar a la parte baja, entre las consolas de mandos. Su piel palida y delicada como la porcelana se vuelve morada en cuestión de segundos y el cuerpo, probablemente muerto, da algunas volteretas cuando cae al suelo.

Nakon ya había dado la orden de retirada cuando, el siempre nervioso y desesperante Jenks se da la vuelta, empuja violentamente al capitán cojo, y echa a correr hacia el puente de mandos, desesperado y corriendo como un loco.

-¡¡Malditos bastardos sin pene!! ¡¡¡Capitana!!! ¡¡Racheeeel!! -Robert grita furioso a través de los comunicadores. No va armado, y al atravesar el umbral de acero, una aurela de ridículo cubre sus acciones.
Corretea sobre el suelo de metal y nadie le dispara. Pero al recuperarse, los biosoldados se levantan, incluso al que habéis destrozado, y en lugar de disparar a Jenks, algo llama su atención en el espacio, al otro lado del ventanal y disparan en esa dirección, destrozando los restos de las gruesas planchas de material transparente.

Y en el útimo momento, en una cuestión de segundos, Jenks actúa como un héroe loco y desesperado. Una sombra cubre el ventanal, tampando la luz azulada de Seraphis, y en medio de la penumbra, nuestro astronauta enloquecido, salta el borde de la trinchera e, iluminado por un ligero resplandor azulado, atraviesa el aire rodeado de disparos y cae junto al cuerpo amoratado de la capitana del Chamaleon, lo abraza y se pone a cubierto.

<<“Esto es lo que los humanos deben llamar “hermoso”>> —pensó Alfie, mientras observaba fascinada los rayos, las explosiones y las balas surcar la Sala de Mandos de una punta a la otra. El espectáculo le resultaba tan arrobador que el hecho de que su origen fuera dos grupos de entidades tratando de destruirse mutuamente había adquirido una dimensión anecdótica en su flamante psiquis. Incluso el cuerpo quebrado de la capitana, que voló por los aires como si fuese una muñeca de trapo, le resultó de una asombrosa belleza. Decidió ralentizar su percepción visual par verla desplazarse por el aire en “cámara lenta.”

Fue la desesperada voz de Buzz, que le pedía desactivar la gravedad artificial de ese sector, la que la despertó de su ensueño y le hizo darse cuenta de que el objetivo primario que había decidido adoptar como suyo estaba en compromiso. Si no hacía algo pronto, Reynolds podría salir lastimado. No estaba segura por qué, pero sabía que eso no le agradaría.

Dudaba de que la falta de gravedad fuese a afectar demasiado a seres diseñados para luchar en condiciones de vacío, pero ninguna hipótesis podía descartarse sin una debida comprobación. Se dio media vuelta, caminó hacia el pasillo de mantenimiento que le había permitido el acceso a esa parte de la nave en un principio y regresó la sala de la que habían partido. Volvió a conectarse con la terminal y pidió a la computadora de la nave que desactivara la gravedad del Puente de mando. Al mismo tiempo, recibía imágenes del enfrentamiento, desde una de las pocas cámaras que continuaban funcionando en el lugar. Vio como la mayoría de sus compañeros daban la espalda a los extraños seres que parecían humanos, pero podían sobrevivir sin problemas en el vacío y huían de regreso a donde ella se encontraba. Se le ocurrió una idea: Ni bien todos estuvieran fuera del Puente haría regresar la gravedad, pero esta vez la cuadruplicaría. Haría que fuera tan fuerte que a los Biosoldados les fuese imposible moverse siquiera.

-Como ordenes capitán!! digo mientras sigo disparando con mi arma.

Me pongo a cubierto completamente detrás de una de las consolas del puente que estoy utilizando como trinchera improvisada y comienzo a transmitir las órdenes del capitán a La Sombra tecleando los comandos en mi ordenador personal.

Buzz comienza a disparar sus proyectiles. Ahora se van a enterar de lo que es bueno... Pero ni los impactos de mi pistola, ni tan siquiera los proyectiles de Buzz parecen hacerles mucho. Con el primer impacto sale volando el cuerpo de alguien en un traje espacial que inmediatamente Jenks identifica como su capitana. Para sorpresa de todos el tripulante sale corriendo saltando la trinchera y llegando hasta el cuerpo, probablemente sin vida, de su capitana. De momento los soldados no parecen darle importancia y eso lo ha mantenido con vida, pero ¿durante cuanto tiempo?

Salgo de nuevo de detrás de la consola y vuelvo a disparar mi arma, esperando obtener algún resultado.

-Capitán estos tipos no se inmutan con nuestros disparos, será mejor que nos retiremos!!!

No quería ni imaginarme que se acercaran un poco más a nuestra posición.

Reynolds sabe que está mal, pero no puede evitar un gesto de satisfacción cuando ve morir a la mujer que lo ha engañado metiéndolo en todo esto... y si el "soldadito amante" quiere moriri con ella también le parece una buena cosa.
Daswalken ha ordenado retirada, y exactamene eso es lo que Reynolds hace. Ya ha visto que las balas poco pueden contra esas cosas, asi que las reserva para emergencias (dispararles a los ojos para cegarlos, por ejemplo) y dedica su tiempo a recular, preparado por si hay que hacer fuego de cobertura, hasta la sala de la que han venido mientras espera la respuesta de Sara.

Noo.... ha muerto una inocente! No deberia haber arrojado ese misil!. Debi haber recordado que estaba con ellos, si yo lo habia visto antes... Es inaceptable esa baja...

Mientras se cubre de los disparos, ve como Jenks salta hasta el lugar en que cayo el cuerpo de la capitana. Se le ocurre que tiene que salvar su honor. Ese hombre no debe morir...

Jenks! grita por el comunicador, en el canal que establecieron para hablar con él. Cuando el marinero lo mira, con odio?, le sigue diciendo. Lo siento. No era mi intencion. Ven Aqui, no tienes que morir tu tambien. Yo los distraere, escapa en ese momento. El robot va a aumentar la gravedad del lugar y te aplastará si no lo haces.

Luego dispara otro disparo con el laser al enemigo que este mas cerca.

-VUELVE JENKS! Fue lo último que alcancé a gritarle antes de verlo realizar ese maniobra entre ridícula y heroica, pero tremendamente inesperada. Rapidamente mi atención se fue de nuevo a los biosoldados. -¿A qué le están disparando?, que mas da ahora mismo Nakon, hay que aprovechar.

Disparando al tuntún mientras retrocedía pensaba en nuestras pocas opciones. -Disparan hacia el exterior!, es nuestra oportunidad, salgamos de aquí. Dije apostándome en la entrada de la sala de Hardware esperándo la retirada del resto.

Alfie:

La yema de goma de tu dedo índice derecho se abre de par en par y de ella emerge una aguja de datos, plateada y delgada, que conectas a la terminal estandarizada. Ante la supercomputación acelerada de tu cerebro electrónico-mecánico actualizado no se levanta ninguna barrera importante, en cuestión de segundos superas los controles de seguridad y el Chamaleon obedece indefenso.

Reynolds:

Cubres el pasillo mientras Nakon y Lilian retroceden y el alienígena se lanza detrás de Jenks.
En ese momento, al no percibir disparos desde el puente de mando (los biosoldados parecen ocupados) miras de nuevo la pantalla de muñeca, donde Sara retransmite las imágenes captadas por las cámaras de la Intrepid:
El cañón laser dispara un par de veces a los motores del tren espacial, pero no parece causar muchos daños y Sara gira dirigiéndose hacia la proa del Chamaleon. No ves ni rastro del Nautillae.

-Todo listo, me acercaré canto pueda.
Capitán, los apéndices que arrastraba el Chamaleon se están soltando y dispersándose, ¿es cosa tuya?

-How Wrin Bu Lai, Whai Wrin Bu Jwo-* murmura Reynolds al oir a Sara, mientras sigue reculando hacia el punto de partida del grupo.