Partida Rol por web

¡Huid insensatos! -diciendo esto, me doy media vuelta, me agarro los bajos de la sotana, y empiezo a correr como alma que lleva el memonio...

Alma vio, como en cámara lenta, el proceso que su compañera estaba a punto de provocar y para cuando quiso pegarle un grito de precaución ya era demasiado tarde...
Lorena tiró de ella como pudo para intentar sacarla de aquel derrumbe de folios llenos de las palabras raras que acostumbraban a usar los abogados, políticos y demás chusma.

Efectos dominós aparte la maña trató de correr todo lo que pudo a la par que su compañera sin preocuparse de recriminarla por el poco cuidad que había tenido... Bastante tenían ahora con salir vivas de aquella avalancha de papel.

- ¡Sálvese quien pueda! - gritó a la vez que corría.

Anna miró hacia las pilas de papeles que se caían. Cierto es que era un espectáculo digno de admiración, como puede ser un huracán. Y quizás por ello, era igual de destructivo. El caso es que el narizón/a se quedó mirando esperando a las musarañas y demás fauna que podían vivir entre los papeles.

Cuando quiso darse cuenta del peligro al que estaba sometida, intentó salir corriendo, pero ya era demasiado tarde...

Al grito de "¡Corre, corre, que me meo!" los rebelde aceleraron desesperadamente para conseguir llegar al otro extremo del sótano, en el que se encontraba la salida al mismo, mientras que la lluvia de material de oficina caía torrenciálmente sobre ellos.

Esquivar la enorme cantidad de obstáculos que parecían empeñarse en imposibilitar llegar a la meta fue relativamente fácil para la mayoría, pero Patxi no tenía los reflejos de una gacela precísamente, si no más bien los de una tortuga artrítica, y quedó rezagado, obstaculizando además al pobre Curt Anna, quién también recibió algunos golpes ocasionados por el derrumbamiento.

Aún así, los dos rebeldes fueron capaces de alcanzar la salvación junto a sus compañeros en el mismo momento en el que entre tanto cachivache derrumbándose, hacía acto de presencia una enorme bola de piedra persiguiendo a un tipo con látigo y sombrero. Ambos se perdieron en las profundidades del sótano momentos antes de que el grupo cerrara la puerta tras de sí para que nada que saliera despedido por la fuerza del derrumbamiento, se los llevara por delante.

Max corrió como si les persiguieran los de hacienda esquivando cajas y pilas de posits que amenazaban con aplastarlos y archivarlos junto a la montaña de papeles. Consiguió llegar al otro extremo, la verdad es que sin muchos problemas pero bastante agotado por todo el ímpetu que el Zevillano le puso.

Killa, pa havernoz matao!!! sus palabras eran entrecortadas ya que se pasó un buen rato jadeando e intentando recuperar el aliento, y es que el pobre ya no era un chaval y los años se notaban.

Bueno, ya noz la apañaremoz despué pa volver a cruzá, por lo menoz ya hemoz llegao al congrezo, ya tengo ganaz de zalí de estoz túnelez...

-Vale chicos. Dijo Lorena. Pues ya hemos llegado, así que vamos a ver dónde están esos okupas con la carta que necesitamos y terminemos ya de una vez con esta aventura madrileña.

Lorena se adelantó al grupo, guiándolo por las escaleras que subían desde la entrada al sótano en la que se encontraban, hasta la planta baja del edificio. Cuando llegó arriba, abrió la puerta con cautela tras comprobar que esta no se encontraba cerrada, y salió a un amplio pasillo, redecorado por el mejor de los interioristas okupas. Vamos, que las pintadas de anarkia, okupa y resiste, y + porros -porras, competían con la mugre de las paredes por ser quién dominara la estampa interior del edificio.

-Puajjj... dijo la moza levantando el pie de encima de algo parecido a un vómito de tres semanas que acababa de pisar sin darse cuenta.

-¡Eso lo serás tú! Le increpó la cosa desde el suelo y acto seguido desapareció reptando por un bujero en la pared, mientras silbaba "Tengo Ritmo".

Frente a los rebeldes el pasillo se extendía a izquierda y derecha, con varías puertas en las paredes que daban a estancias, llenas de tanta suciedad como el mismo pasillo, pero no vacías del todo, ya que en ellas se podían percibir los restos de diferente mobiliario, ahora usado por los okupas.

Joder con estos perroflautas... Tienen tanta mugre, que hasta habla... No sé yo si van a querer salir de aquí o qué... -Comento al ver lo ocurrido con la cosa que acaba de pisar Lorena.

Bueno, sigamos. Esta "gente" tiene que estar por algún sitio... ¿Señores Perroflautas? ¿Están por ahí? ¡Venimos a rescatarles!

Como Alma que lleva el Diablo corro como una loca intentando esquivar magistralmente los papeles y archivadores que caen a escasos centímetros de mi cuerpo durante lo que se me hace una eternidad. En cambio Curt parece demasiado asustada para correr todo lo que dan de sí sus piernecitas y le pierdo de vista bajo un montón de papeles.
Ouch! Eso ha debido doler... pienso ante tal imagen sin dejar de correr.

Una vez a salvo y aunque algunos salen agobiados, avergonzados y un poquito heridos de debajo de algunos montones de papeles, facturas, libros con leyes estúpidas y demás zarandajas, Alma se seca el sudor de TODO el cuerpo tras la carrerita inhumana que habían llevado a cabo y con cara de asco se queda mirando a su alrededor.

- ¡¡Aggg!! - dice la maña con exagerada cara de... asco no, lo siguiente.- Si viera esto mi madre se volvería loca y se pondría a limpiar hasta con sus propias manos...

- ¿¿¡¡Pero qué coñooooo es eso!!?? - grita escandalizada al ver el resto de mugre parlante que se marcha tras el pisotón de su compi.- Mejor cojamos la carta de una santa vez y largémonos de aquí cuanto antes... Esto parece un váter gigante, joder... - dice poniéndose a temblar inconscientemente ante tal visión...

-Oye, Padre, no se meta con los pobrecitos punkies. Es su forma de vida, y seguro que es así porque nunca han tenido a alguien como yo, que les mime y les comprenda. Ahora cuando les veamos tendremos que alimentarlos, y cuidar de ellos, y lavarles la ropita...

Curt Anna miraba al techo con cara de felicidad. Las ostias con los archivadores en la cabeza no le habían sentado demasiado bien. Parecía estar todavía más trastocada de la cabeza de lo habitual. Por lo pronto, se creía la madre de un montón de hippies de mierda que no pensaban más que en acumular mugre y drogarse hasta no poder más. La parte de Curt y de Michael que vivían aun en ella se retorcían de asco viendo lo que pensaba hacer su compañera forzosa de piso.

-¿Tú has oido algo? Preguntó una voz de hombre desde más allá del pasillo de la izquierda.

-Sí, creo que hay alguien por aquí. Le respondió una voz de mujer. Estos no se han enterado de que estamos esperando en la entrada a que vengan a traernos más priba...

Tras las frases de la conversación, el sonido de unas pisadas alertó al grupo de que alguien se acercaba, y cuando estás dos personas giraron la esquina, se vieron cara a cara con los rebeldes Barnacitenses.

-¡Hostiaaa! Exclamó sorprendido el okupa que apareció en el pasillo. ¡Pero si son los notas a los ke esperábamos! ¿De dónde habeis aparecido kolegas? Llevamos un buen rato esperando, me alegra ver ke habeis llegado al fín.

El tipo parecía reálmente contento de ver a los rebeldes.

Max sigue a Lorena a cierta distancia por si provoca otro desastre que casi acabe con el grupo. Al ver el nuevo estilo decorativo pone cara de mala leche e intenta respirar lo menos posible aquel fétido olor a revenio. Zalimo de loz mundoz de Yupi pa entrar en ezta pocilga... zi lo zé me quedo con la de loz paztelez!

Al poco de andar, bueno esquivar vómitos parlantes y oras sustancias, vieron
al primer inquilino por no llamarle saco de pulgas andante... Si, si, nozotro
también eztamo contentoz de vero, pero a mi ni te me acerquez rememorando el
mote que tanto repetía el padre piscinas acabó su frase. Perroflauta! y se
echó hacia un lado sin más que decir.

Bueno, bueno. No hace falta pasarse con esta gente. Sólo Dios sabe porque son así... -digo ante el comentario de Max. Anque a mí también me dan mucho asquito, lo último que me apetece es liarme a hostias con ellos... Bueno sí que me apetece, por perroflautas, quinquis y un sinfín más de adjetivos descalificativos que será mejor no mencionar. Pero el caso es que hay que guardar las formas. Aunque seguro que el Señor me perdonaba si me liaba a collejas con ellos.

A lo que venimos. Dile al resto de "gente" del lugar que hemos venido a rescatarlos. Así que ponte en marcha y diles que vengan, que nos vamos de este lugar... ¡Hala, andando, no te quedes ahí parado!

-Ay, sí, sí, eso está hecho. Dijo la chica de la pareja. Veníos por akí, ke os enseñaremos la kasa, y aún nos kedan porros para rular, ke os lo mereceis por haber venido a salvarnos.

Antes de que nadie pudiera replicarle, la entusiasmada moza cogió a Patxi de la mano y tiró de él para guiarlo por el pasillo junto a sus compañeros.

Leches, he ligao pues. Pensó el vasco cuando fue llevado de la mano por la okupa del lugar. Esto no me pasaba desde que jugaba en los alevines del frontón del pueblo. Ya verás cuando se lo cuente a la koadrilla, les va a pareser más fantasía que cuando se enteraron de que afuera de Bilbado sirven tapas en ves de pintxos.

Con una sonrisa bobalicona en la cara, Patxi fue llevado sin apenas esfuerzo por la moza, que guió de esta manera a todo el grupo hasta la entrada del edificio, en donde se encontraban apiñados todos los okupas del lugar que los miraron con sorpresa al verlos aparecer.

De un bolsillo Anna sacó un pañuelo limpio y se acercó al punkie mugriento. Escupió sobre el pañuelo, le agarró al chaval del cuello de la camiseta y comenzó a frotar enérgicamente la cara del tiparraco sucio.

-Abe, hijo, que te voy a limpiar la cara de suciedad. Si es que como se nota que no está aquí tu madre para cuidarte. Pero no te preocupes, que ya he llegado yo y no voy a dejar que te pase nada.