Partida Rol por web

Curt amartilló de nuevo su pistola y apuntó al memonio que había arrojado sus infernales llamas contra los okupas.

-Te vas a enterar de lo que vale un peine, memonio des coullons. A estos okupas y punkies de mierda no les toca ni Dios. Y mucho menos bazofia como tú. Te voy a mandar a hacerle una visita a San Pedro de mi parte.

Viendo que el cura ya había acojonado a varios de ellos, y a uno le había mandado a base de miedo a casita, puso su cara más fiera para intentar que huyeran.

Viendo que uno de aquellos infernales seres (en todos los sentidos) se ponía chulito a la defensiva a pesar del cangüelo que le tenían al cura, Alma no dudó un momento en volver a disparar, esta vez procurando dar tanto al que se había rebelado como al que le había echado la papilla encima... Porque ella como mujer que es no olvida fácilmente, y menos cuando aún le subían desde el escotazo de vez en cuando olores poco gustosos...

- ¡Os vamos a bañar en agua bendita, cabronessssssss!

Tras la demostración de la experiencia del Memonio como técnico en pirotecnia de los conciertos de Rammstein, la banda de seres del averno volvió a recibir lo suyo por parte de los rebeldes, quienes ahora lo tenían más fácil por cuanto que los okupas habían salido huyendo despavoridos al interior del edificio, dejándoles la linea de fuego libre de obstáculos.

Lorena y Patxi intentaron volver a arrear a los bichos, pero su endiablada agilidad les dificultaba la tarea y apenas lograron entretenerlos lo suficiente para que Alma pudiera colarles un par de tiritos.

El Padre P. Piscinas, recuperando la compostura, desefundo sus eficaces herramientas de evangelización, y disparó a las infernales criaturas con el pío proposito de hacerles ver la luz.

Uno de los Memonios recibió de lleno la furia purificadora del sacerdote, y los rebeldes vieron manar la negra sangre del infierno del agujereado cuerpo de la criatura, que aulló de dolor al ver acribillada a balazos su escamosa y resistente piel.

¡Rápido! ¡Repleguémonos al pasillo! ¡Usaré la mayor arma de fe que poseo contra estos malvados hijos del demonio y del pecado! ¡Y no, no me refiero a los perroflautas, sino a los memonios! -Dicho esto, empiezo a correr, para llevar a cabo la super maniobra que se me acaba de ocurrir gracias a la iluminación divina.

Max agarraba como bien podía al sucio ocupa mientras con su derecha disparaba su Ak-47 a todo ser verde que se movía (espero que Curt no mute...) El joven okupa se negaba a seguir en su posición, así que tras escuchar las palabras de aviso del padre le pegó una patada en to el trasero lanzandolo hacia los memonios para distraerlos. A tomá por culo porreta!.

Venga salí echando leches! que yo oz cubro! Max sigue disparando mientras retrocede hasta el pasillo siguiendo los consejos del cura.

Ante la preciosa balasera que se estaba desarrollando en la habitación, y el aviso del cura para usar sus armas de destrucción divina anti-memonios-y-otros-seres-igualemente-asquerosos, Curt retrocedió hasta la puerta que le indicaban.

A pesar de huir y retroceder cual cobarde, no bajó en ningún instante la pistola para poder freir a aquel memonio que se moviese dentro de su rango.

Paseó la mirada por la habitación a ver dónde estaba Alberto Bobadilla y su puñetera carta Magik

Alma no se había quedado del todo agusto respecto a lo que sus tiritos habían logrado pero al escuchar las palabras del Padre P. Piscinas no dudó ni un milisegundo en irse echando p'atrás todo lo rápido que podía sin dejar de mirar a los enemigos.

Joder qué miedo, a ver si ahora encima este nos va a echar agua bendita a todos nosotros también, pensó la maña creyendo que la únicas arma sagrada del cura eran el agua en cuestión, que no me hace ni puñetera gracia, vete a saber lo que lleva eso...

Una vez lo bastante alejada (aunque no le costó mucho llegar al pasillo) se puso a buscar al dichoso Bobadilla con intención de retenerlo cerca suyo por si las moscas. A ver si le va a caerr una gota del agua esa y se va a volver estúpido o algo peor.

Los rebeldes comenzaron a realizar una maniobra de retirada en oblicuo con formación de cuchareta, o alguna cosa parecida en jerga militar, mientras disparaban con todo lo que tenían a mano para mantener a raya a los Memonios y dejar paso a la palabra de Dios que estaba a punto de predicar el Padre P. Piscinas. Lorena tiró de Patxi para que este dejara de arrear con la piedra al aire, dándose prisa por alejarse del punto de objetivo de la ira divina mientras sus compañeros los cubrían con sus disparos.

Pero las criaturas del averno, comenzaban a recuperar la compostura tras la primera andanada de tiros y dos de ellas reaccionaron sobreponiéndose al pavor que les inspiraba la presencia del enviado del señor, de tal modo que haciendo uso de su talento con el fuego, avivaron todas las llamas  que se habían iniciado a causa del anterior ataque de su compañero, creando una serie de explosiones de fuego en cadena que hubieran hecho palidecer de envidia las fallas valencianas.

Esta vez el poder combinado de los Memonios fue suficiente para calentar el ambiente lo bastante como para convertir aquello en una barbacoa humana, y aunque los rebeldes llegaron hasta el pasillo, el fuego los alcanzó, sin llegar a prender ropas, ni hacer reventar armas, pero realizando innumerables quemaduras a todos ellos.

Lorena se acurrucó contra la pared preparándose para la ira divina que estaba a punto de desatarse, y Patxi arrastró el cuerpo agonizante de Max para poner a cubierto a su compañero, que no consiguió llegar a tiempo al pasillo y recibió una llamarada de pleno, dejándolo noqueado en el suelo.

Por su parte, Alma y Curt localizaron a Alberto Bobadilla entre tanto okupa acojonado (y con razón), procediendo a cubrirlo a él y a su preciada carta.

Miro fijamente a los memonios. Las miradas se cruzan y entre ellas, sólo se atreve a pasar una planta rodadora...

De repente, meto la mano lentamente en la sotana... Esta escena no se ve ni en los mejores duelos del oeste... Muy despacio del interior de mi túnica aparece un objeto... Un preciado objeto... El objeto... Algo con lo que pondré punto y final al combate...

De forma triunfal, como si del cáliz episcopal (sea lo que sea episcopal) se tratase, lo levanto triunfal ante los memonios. Después, giro la cruz que lleva en la parte de arriba, para activar el mecanismo del objeto... Sí amigüitos, se trata de una genuína, autentica, clerical y molona... ¡SAGRADA GRANADA DE ANTIOQUÍA!

Así pues, con el mecanismo ya activado, con una voz surgida de las profundidades de mi alma, grito-

Mientras, la granada se dirige de forma inexorable a por los memonios... Su triste vida memoniaca, acaba aquí. La granada aterriza en sus pies, y antes de que quieran darse cuenta de lo que sucede, lo único que pueden escuchar es un...

*CLICK*

Seguido, como era de esperar, por ser una Sagrada Granada de Antioquía por un...

Para después, como era de esperar, oir un (sí, lo que todos esperáis)...
 

Ah sí, también se oye un

Spoiler (marca el texto para leerlo):

que quizás sea lo más jodido de todo, y lo que más pupitarl hace...

Los rebeldes y okupas se encogieron de terror ante la ira divina desatada en su máxima potencia cuando la sagrada arma del señor, entró en acción.

El edificio entero tembló ante semejante poder, y los cascotes comenzaron a llover sobre la gente cuando el deteriorado edificio se sacudió de arriba a abajo como un vulgar flan de huevo a causa de la tremebunda explosión, y los rebeldes quedaron cegados por el polvo, y ensordecidos por el estruendo.

Momentos despues, sólo se oía el ruido de cosas cayendo, y los tosidos de la gente del pasillo, que parecían croquetas recién rebozadas.

-Coff, coff, coff... joder, joder, joder... Se alcanzó a oir entre tanto estropicio desde la entrada del edificio (o lo que quedaba de ella).

-Si ya os decía yo que el cura ese es muy chungo... larguémonos de aquí cuanto antes...

-Tíos, creo que el Aurelio está tieso. Dijo otra voz.

-¡Que le den al Aurelio! Hemos venido aquí a hacer un trabajo y no vamos a marcharnos sin terminarlo. Le respondió otra.

Para el horror de los rebeldes, la mayoría de los Memonios habían sobrevivido a semejante destrucción divina, y se disponían a contraatacar. Entre la inmensa polvareda, cascotes y fuego, una siniestra silueta gargoiliforme alzó los brazos y gritó avivando las llamas que ardían:

-¡A POR ELLOS TRONCOS!

Recibiendo como única respuesta:

Y el chisporroteo de varios fuegos que no consiguió avivar. El Memonio se giró para ver con espanto que sus "troncos", habían decidido poner pies en polvorosa mientras aún los conservaran, dejándolo más sólo que la una menos cuarto.

La criatura volvió a mirar al frente, y tragó saliva tras su frustrado ataque.

¡Triste insensato! -grito al ver que uno de los demonios aún nos planta cara- ¡Deberías de haber aprovechado la oportunidad que el Señor os ha dado, y haber salido por patas, lamentándote de tu lastimosa vida memoniaca!

¡Ahora es el momento de que vuelvas a sentir la cólera de Dios! -Tras esto, saco las escopetas, apunto al memonio y...

BOOOM BOOOM

Es el momento de que pidas piedad, hijo mío...

Max se encontraba sumergido en un profundo sueño, concretamente el de la primera vez que condujo. Aquello pasó a la temprana edad de 8 años, cuando me encontraba en las fiestas del pueblo con mi padre el cual había pillado una buena tajá de Gin tonic y me dejó coger el seiscientos por primera vez pensando que sería lo mejor si lo paraban los fanhunters.

A mitad del camino un control de fanhunters nos pararon y sin mediar palabra sacaron a papa, le metieron la del pulpo y se lo llevaron arrestado, mientras que a mi simplemente me dijeron que continuara mi camino. Desde ese momento juré no beber nunca más en la vida.

Años después comprendí por que mi padre permanecía preso en Aquatraz y es que trabajaba a tiempo parcial como comercial de Norma Comics, así que volví a beber, pero bueno eso ya es otra historia...

-Joder, Pater, los has dejado para el arrastre. Y con los cojoncillos colgando de la garganta. Eso es trabajar duro.

Curt se miró a sí mismo. Durante unos pequeños instantes, cuando las infernales llamas habían amenazado con devorarle, el sueño se empezó a apoderar de él. En un duermevela mental en el que su cuerpo reaccionaba como le daba la real gana, había escuchado otra vez esas extrañas voces en su cabeza.

-A ver, socios, quitaos del puto medio que voy a salir yo.
-No, mono, que las damas tenemos derecho a salir primero. ¿Dónde queda la caballerosidad?
-Perdonen, ¿el camino a Magik?
-Vaya panda de gilipollas con los que comparto cuerpo. Y encima el anfitrión vuelve. ¡Corred, que ya llega!

Extrañado por las voces, apuntó al memonio que quedaba y apretó el gatillo.

El Padre P. Piscinas, apoyado por Curt, terminó de poner el punto en la "i".

Las armas escupieron la letal munición que terminó de firmar la sentencia del Memonio y este salió volando hacia atrás mientras hacía molinillos con los brazos en el aire. Su cuerpo se estrelló contra las escaleras del exterior del edificio tras atravesar la puerta surcando el aire, y despues de golpear en ellas, resbaló a trompicones quedando tendido e inerte, en una posición antinatural (vamos, como cuando tiras un muñeco de trapo al suelo). La negra sangre empezó a manar desde las heridas y las escaleras se tiñeron de fluidos Memoniacos.

Frente a los suprevivientes de la apocalíptica batalla, quedaban los restos de algunos okupas calcinados, los escombros de la ahora destrozada entrada del Congreso de los Diputados, y el cuerpo sin vida de dos criaturas infernales que comenzaban a entrar en ebullición, licuándose como un helado de vainilla dejado al sol en pleno verano Madrileño.

Es más, estaban en pleno verano Madrileño.

Eso es lo que pasa cuando no pides piedad, ni te encomiendas al señor... -Cuando digo esto, miro a mi alrededor. Parece que algunos perrofláutas han caído, pero como dirían los americanos, son "daños colaterales". Que el señor los tenga en su gloria, y de paso, en un barreño de agua con jabón.

Hermanos, recemos una oración por lo perroflautas caídos en combate. Han dado su vida por nuestra causa... -Diciendo esto, junto las palmas de las manos y cierro los ojos. Acto seguido las separo y digo- Bueno, tampoco estamos aquí para perder el tiempo... A lo que vamos... ¿Estamos todos bien? -Cuando digo esto, miro para atrás, para descubrir que Max está en el suelo, lleno de heridas e inconsciente- Joder, este tipo se tira más tiempo durmiendo que haciendo otra cosa... Patxi... ¿Tienes alguna de esas gaseosas tan fresquitas, ricas, sabrosas y revitalizantes de antes? ¡Sin duda es la mejor gaseosa que he probado nunca*!

Bueno... ¿Señor Pujade, está bien? ¿Todavía tiene la carta? -Básicamente, pregunto lo primero por ser cortés y porque se supone que tenemos que rescatarle... Pero también estaba con los perroflautas, así que por mucho que diga, el también es un perroflauta... Sí le ha pasado algo... Bueno, mientras la carta esté bien, como si tiene las extremidades colgando de un hilo...

Venga, vámonos de aquí, no vaya a ser que esto se nos caiga encima... Supongo que ahora ya no habrá la pompa morada esa chunga, así que intentaremos salir por la puerta grande, como en las Ventas...

Tras le tremendísima explosion me agarro a su brazo y poniendo ojitos al Bobadilla me acerco a su oído para decirle sensualmente:
- Ahora que ya estamos aquí... ¿podrías darme la carta de marras, zagal?

Y tras eso, la maña se da cuenta del mal estado de su compañero el conductor de todoterrenos y, tratando de no perder de vista al portador de la ansiada carta, se lanza de pleno a donde se encuentra Max aunque sabe que no tiene conocimiento alguno sobre medicina... ni primeros auxilios... ni poner una tirita. Ella siempre se apañaba para que le curasen a ella y no tener que hacer de enfermera salvo en contadas y provocativas situaciones.

Aún así su buena fé era visible y mientras Curt acribillaba a balazos al último memonio en pie ella pegaba gritos como una loca, como una maña loca:
- ¡¡Un médico por favóóó!! ¡Que alguien nos ayude! - luego se giró hacia su compañera de andanzas y poniéndole también ojitos le dijo ya en un tono más bajo tras el recién iniciado silencio:- Lorena cariñooo, ¿tú sabes mirarle las pupitas?