Partida Rol por web

De una forma u otra, estáis juntos. Todos habéis llegado entre dos y una semana antes, de una forma u otra, a un complejo militar oculto en los montes apalache de EE.UU. Alguno podía conocer su localización y suponer que podía ser un lugar seguro, otros tropezar con él de suerte, o quizás con alguna de las expediciones del resto de habitantes del lugar para obtener comida y otras provisiones.

En cualquier caso, sabéis que estáis mejor cubiertos que muchos otros, y aunque os pudieseis fiar del mensaje del gobierno de que "las ciudades son seguras" (que casi seguro no, pues sabéis que otras ciudades han sido arrasadas y despobladas fuera por la guerra o por los ataques de esos seres que se han denominado ángeles y demonios) de lo que no os fiáis en manera alguna es de viajar hasta ellas, puesto que incluso en el camino a Washington, la más cercana, no sería raro toparos con grupos de éstos seres.

La base es un complejo enterrado en la montaña y parcialmente en ruinas. La entrada, oculta por un denso bosque, está a nivel del suelo, y tras una puerta blindada se encuentra el primer nivel del complejo. Se encuentra en un estado bastante aceptable, aunque las paredes tienen alguna grieta y ha sido apuntalado por seguridad, dada la facilidad de realizarlo por la cercanía al bosque, pero era poco probable que hiciese falta. Éste primer nivel muestra una estructura algo extraña, abriéndose en una especie de triángulo a partir de la entrada: un tramo de pared recto y una esquina, que daba a otro tramo recto más largo y otra esquina. Algunos de los militares os habrán comentado que esa forma proveía una cobertura a quienes defendiesen el complejo mientras que dejaba a cualquier atacante por el frontal en un cuello de botella sin cobertura. Aunque sin duda no les sirvió de mucho a los defensores.

Tras atravesar una segunda puerta, bajar unas escaleras y una tercera puerta más, se accedía al segundo nivel, donde se pueden contemplar otro par de puertas metálicas blancas a la derecha, que en el pasado se abrirían para brindar acceso a los ascensores, y que actualmente sólo brindaban una caída libre de unos metros hasta las rocas. El resto de la estancia se ve más agrietada, también apuntalada y ésta con más motivos. Existe un leve mobiliario que revela una planta de administración y dirección del centro, si bien bastante del mismo está agujereado o calcinado por los disparos recibidos en el ataque relámpago que el Frente Nacional Soviético Unido realizó contra la base, tratando de robar secretos militares o, como mínimo, entorpecer la maquinaria bélica de EE.UU.

Mientras paseo por el complejo, explorándolo, no puedo evitar pensar en qué no hace mucho desperté en un complejo similar, y en él, no quedó nadie salvo yo.

Cuanto tiempo podremos estar aquí...Bueno...de nada sirve lamentarse, lo que venga vendrá.

Pasado un tiempo vuelvo donde estaba el grupo.

-¿Algo nuevo muchachos?

Sentado en una caja frigorífica de aproximadamente un metro de alto, 80 cm de fondo y otros 75 de ancho, Finn Anderson te mira ante la pregunta. Tiene un aspecto que casi permanentemente le da la sensación de que acaba de escapar de la jungla, salvo cuando acaba de lavarse segundos antes: su pelo no muy largo tiene un talento natural para enmarañarse y revolverse, y su cara compite con otro para atraer el polvo y suciedad similar. Su torso es bastante potente y suele andar con paso firme y seguro, no es lo que se dice un hombre guapo, pero su seguridad e imponente presencia le dan un cierto aire de atractivo.

Además, es un tipo algo extraño, pues aunque siempre parece dormitar, uno nunca está seguro de cuándo está verdaderamente dormido y cuándo no, como en este caso, en el que al tener la espalda en la pared y la cabeza girada parecía haberse quedado dormido mientras vigilaba la zona que contiene vuestra reserva de alimentos que requieren el frío para conservarse.

- Varios de los tipos del ejército encontraron un alce pastando no muy lejos de aquí. Lo están despiezando, así que nos va a dar comida para un tiempo.

Se levanta del frigorífico, irguiendo su ostentoso 1'90, y estira ligeramente sus músculos antes de tomar la ballesta que reposaba a su lado y colgársela a la espalda con una correa. Antes debía ser un cazador o algo similar, así que lleva también un machete colgado de su costado y ropa ligera, salvo por las botas que parecen hechas para caminar y acechar por los bosques.

- Decidieron que era mejor olvidarse de mi prerrogativa de no gastar munición y dejarme a mí el tema de la caza, así que tenemos otras dos cargas de pulso láser menos. Dicen que me paso con lo de ahorrar, pero como nos quedemos sin ellas... -el tipo, de alguna forma, se había hecho una especie de pseudo-líder en el campamento, más por respeto que por tener el mando propiamente, pues la mayoría de las cosas se decidían en grupo.

- Esto era un complejo militar. - Digo en voz alta. - Tiene que haber un arsenal en alguna parte y seguro que incluye cargas de pulso láser. Además, una base de estas características... probablemente cuanto más abajo más seguro - Estoy unos segundos en silencio mientras pienso. - La lógica dicta que debemos hallar la manera de acceder a los niveles inferiores.

Miro a los demás en busca de apoyos.

Justo unos segundos antes de las palabras de Steve Exodus apareció con suministros básicos varios pero en pequeñas cantidades.
-No podemos acceder a los niveles inferiores, tuve suerte de salir de allí, ya que todo empezó a explotar cuando los Rusos entraron.sabía que estas palabras podían minar la moral de algunos hombre pero era la realidad, el acceso era imposible a esa zona y los recursos empezarían a agotarse.

Unas perlas de sudor se deslizaban por la frente de Marco al compás de su cuchillo. Mientras separaba y cortaba la carne escuchaba las conversaciones de uno y de otro, sin intervenir en ninguna, estaba claro que la munición era escasa pero si morían de hambre las cargas de pulso no valdrían de nada, una oportunidad como un alce adulto no podía dejarse escapar.

Limpió su cuchillo cuidadosamente con un pequeño trapo y respiró profundamente observando el gran trofeo que suponía este animal.

Observo como corta la carne.

Hace unos meses esto me habría asqueado, pero ahora tengo tanta hambre que se me hace la boca agua.

-Buena caza, estoy deseando hincarle el diente...

Tras esto miro a Steve y le digo:

-Ojalá hubiese un arsenal, hemos investigado a fondo y no hemos encontrado nada en los lugares a los que podíamos acceder, tal vez se nos haya pasado algo pero lo dudo mucho. 

- Siempre se puede volver a mirar. - Arguyo friamente. En ese momento me giro hacia Finn. - Tampoco es que haya nada mejor que hacer ahora que tenemos este... trofeo. - Señalo al alce. - Hay comida suficiente para una temporada; y mucho mejor permanecer en la base que salir y arriesgarnos a que nos descubran o malgastar las pocas cargas que quedan.

Dejo al sr. Anderson pensando en lo que he dicho y me marcho de la habitación.

- Yo también -Respondió a Tombstone de cuclillas, como muestra de simpatía echando un último vistazo a la presa, pero no cambiaba nada en el gesto ni en su mirada seria. Era su particular modo de ser.

Guardó su cuchillo y se incorporó despacio para mirar al grupo, llevaba unos días escuchando de vez en cuando al científico hablar de explorar los niveles inferiores y hasta ahora no le había hecho el menor caso, pero... quizás en verdad hubiera algo ahí abajo que valiera la pena.

- ¿Hay cuerda suficiente para lo que quiere el Doctor? -Se dirigió a Finn de pronto, mas que para ayudar al científico, el militar quería conseguir munición.

Finn escuchó las palabras de todos los presentes en un silencio tranquilo, casi aburrido.

- Todo lo que pudiera haber en éstas dos primeras plantas ha sido registrado casi hasta la saciedad, pero por mi parte no os cortéis. Si encontráis algo, mejor para todos. En cuanto a bajar a los otros niveles... sí, hay cuerda, pero cuando encontramos a Exodus con media pierna rota ahí abajo, nos percatamos de que había escapado por muy poco... las cargas estaban preparadas para que nada quedase insepulto. Aún si lográis entrar, lo que encontraréis serán cenizas, casi seguro. -concluye con tranquilidad.

Mira su reloj de pulsera y comenta:

- No obstante... ayer encontré algo interesante. Parece que un poco al Norte, por el bosque, alguien había intentado instalar un pequeño campamento. Los observé de lejos un rato breve y vi cómo los demonios los atacaron... Salí de allí antes de que dejasen de comer. Se defendieron, así que puede que haya munición... Y creo que llevaban un generado de corriente. -al comentar ésto lanzó una mirada de soslayo a Exodus, sabiendo que probablemente le gustara revisarlo.

Lanzo una mirada sorprendida a Finn.

Demonios, mierda.

-Esas municiones nos vendrían bien...pero con los Demonios...es muy arriesgado.

El cazador compone una media sonrisa.

- Por eso no lo comenté ni ayer ni en público. Alguno de los que están de guardia ahora mismo hubieran insistido en ir en el acto, pero con lo que sabemos de los demonios, supongo que ya se habrán largado en busca de más gente. Quizás encontremos oposición de los demonios, pero si quedan dudo que haya más de un par. -explica.

Esbozo una sonrisa.

Podría funcionar, de todas formas, ¿qué es lo peor que nos puede pasar?...bueno, eso ya lo se.

-Entonces, ¿a qué esperamos?

El hecho de que los demonios estuviesen tan cerca del complejo inquietaba a Exodus, sabía que ni siquiera él tenia posibilidad contra varios demonios y parecía que los demás subestimaban al enemigo. El cyborg miró a Finn y solo se limitó a asentir,por el momento le seguiría pues si no fuera por él seguiría ahí abajo llenándose de polvo.

Exodus caminó hacia un pasillo se quedó cerca de la puerta, miró a los demás y dijo -¿A que esperamos? su visera de protección bajó y comenzó a buscar algún arma que pudiese usar fuera.

- A que esperamos, dice. - Bufo, regresando por el pasillo. - ¿Piensas cargar de frente, sin conocer a los  posibles enemigos? Yo no quiero morir todavía, gracias. -  Ignoro a Exodus y me dirigo hacia Finn. - Habrá que hacer planes, digo yo, si de verdad pensáis enfrentaros a demonios. Aunque claro, lo primero es averiguar si de verdad hay demonios; y creo que yo puedo ayudar con eso.

Sonrio con aire de suficiencia. 

Sonrio a Steve.

-Y bien Steve ¿Qué propones que hagamos?

Tsk, no quiero volver a ver un maldito demonio, pero si de verdad hay un generador... El radar no durará mucho si no puedo cargarlo y mi ordenador ya esta completamente agotado.

- Reconocimiento, sr. Tombstone. - Respondo; y saco lo que parece un minordenador personal de mi mochila, que esta apoyada contra la pared. - Los ángeles y demonios emiten unas... digamos partículas llamadas espiritrones y este aparatito es capaz de detectarlas. Si hay alguno en varios kilometros a la redonda aparecerán en esta pantalla. Así que antes que nada habrá que acercarse, encenderlo y  a ver si detecta algo. 

Miro sorprendido a Steve.

-Bueno, Bueno, si tenías eso ¿por qué no lo has dicho antes? Nos va a venir de perlas

Suelto una carcajada.

Marco se acercó al científico para mirar un par de veces el instrumento con los brazos cruzados, la ciencia no dejaría de sorprenderle nunca, para bien o mal.

- Si queréis llegar hasta allí necesitaréis alguien que os cubra las espaldas...- Necesitaban mas munición y tecnología si quería salir de ese sitio, necesitaba contactar con Gabriela si ella aún seguía con vida.

- Más bien sí, sr. Marco. - Respondo. - Porque mi puntería es errática en el mejor de los casos, así que mejor no confiar en mí si llega el momento de luchar. - Me quedo unos segundos en silencio y añado. - Y no lo he mencionado antes por la misma razón que el señor Finn aquí presente no dijo lo de los demonios ayer. Todo el mundo querría haberlo encendido inmediatamente y sin posibilidad de cargarlo... preferí guardarlo para cuando fuera necesario.

Todavía quedaban varias cosas por hablar, como por ejemplo quien participaría en la expedición, pero al menos ya estaba claro que iba a haber una.