Partida Rol por web

-Lumbreras. Mucho mejor que relámpago; ¿dónde va a parar? ¿Es que no se te ha ocurrido mejor momento para interrumpir? ¿O es precisamente eso lo que pretendes? ¿Salvar a tu amiga del malvado orco feroz?

Recorre al tipo de arriba a abajo con la mirada, y después vuelve a posarla sobre BB, que por una vez ha optado por el silencio.

-Si prefieres a este tipo, u otro como él, antes que a mí -concluye-, tú te lo pierdes.

Además, es un mentiroso de mierda, tratando de engatusarlo. Probablemente, todos lo están haciendo; al fin y al cabo, todo el mundo lo hace. Es fácil. Su única defensa es forrar a hostias al que no lo consigue para que sirva de advertencia a nuevos aspirantes, pero en estos momentos no está de humor.

-¡STOP! -grita al conductor del vehículo-. Voy prr mi moto.

Si la chica tiene realmente intención de ir a dormir (o a la cama con cualquiera de estos pringaos), no se le ha perdido nada en esta furgoneta. Si acaso, problemas. Por lo visto, tienen otros asuntos y no han puesto reparo en darle lo que es suyo, así que cuanto menos envuelto se vea en lo que sea que anden metidos, mejor que mejor.

Saca un diminuto kommlink, que apenas puede manejar con sus zarpas, con intención de intercambiar la información de contacto con BB. Por un momento observa también a Glitch. En realidad, no tiene negocios con él, pero, con todo, parece un tío majo... tanto para tomarse unas birras (o gasolina, aceite, o lo que beba él) como para la bronca de después...

- Porque preguntas mucho por el McCallister ese. – contestó BB perezosa a la pregunta de Vargaz – Me raya que cuando encontramos un misterioso commlink que habla de él aparezca alguien preguntado tanto por él. Las coincidencias me dan malas vibras. – se desperezó un momento para intercambiar los datos de contacto con Vargaz, no quería perder su parte de aquello aunque al final sería una mierda. Un cuarto de la mitad que sacara de aquella mierda… si veía dos cientos créditos ya se podría dar con un credistick en los dientes.

- Si te enteras de algún trabajo en el que requieras más habilidades además de tus impresionantes músculos – con 0 ironía – avísanos. Siempre viene bien algo de curro. – nunca se sabía de donde podía salir el trabajo y aquel orco había demostrado el suficiente autocontrol para no intentar ni siquiera intimidarla cuando le había tocado los huevos adrede. Respect.

El tipo estaba mucho más callado de lo normal después de recibir tal paliza, pero conducir adelantando turismos en una carretera despejada de camino al centro parecía relajarle. Alejarse a toda prisa de los despiadados barrios baldíos de Redmond, también.

-Bueno, si tenéis hambre (yo la tengo) me sé un sitio donde podemos parar y descansar un poco a las afueras del centro. Lo lleva mi familia, es un lugar franco bien seguro en la zona latina y ahí podemos descansar si queréis. ¡La noche es nuestra! ¿!Qué runners sois que os tenéis que acostar antes de las doce¡?- dice en respuesta a BB, mientras tanto rebusca una especie de cecina en la guantera y se la lleva a la boca

Jax se fuerza en recuperar su humor o bien necesita desquitarse.

-Tranquilo grandullón, tu moto estará bien, no creo que nadie se atreva ni a mirarla después de lo que te han visto hacer a esos cabrones - tras lo cual, chasquea la lengua y sigue engullendo la barrita de "carne" reseca. 

-Ñomo te dijimos... eñcontramos a tu socio eñ el suelo. Ñuien fuera que se lo cargara... no robó nada. - Esos fuimos nosotros en realidad, piensa para sí mismo - Pero el Johnson solo quería lo que contenía su commlink. Nosotros solo teníamos orden de recuperarlo -  Aunque tampoco le importó...  

- Le estrangularon- recuerda sombríamente- Yo fui el primero que lo vio enchufado a una sonda. Siento si le tenías algún aprecio -

Tras un breve instante de silencio, de cordialidad, Jax sigue pensando en voz alta. 

-Lo único que no encaja es ese otro commlink, no vale más que unos dos mil o tres mil nuyens, pero al parecer tiene información codificada. Se le debería caer durante la pelea al tipo que le hizo eso, que por cierto también debe tener unos buenos músculos- Jax adelanta un turismo sin mirar mientras juzga la fuerza de las tenazas de Vargaz. Aunque la maniobra es suicida de por sí a esta velocidad, parece que puede hacer varias cosas a la vez mientras los sensores de la Bulldog le remiten información instantánea al milímetro, o eso suponéis.

-Aquí nuestro amigo digital... ¿Lo he dicho bien? Se metió como un genio dentro del commlink y encontró otro dispositivo oculto más pequeño. Está  fragmentado, es decir, que solo tenemos una mitad. Lo que sacó de ahí no tiene mucho sentido sin la otra parte, pero se mencionan cosas de la corporación o la familia del Governador Brackhaven...El Congresista James Gray... Un tal Bill y ese MacCallister del Ork Underground... Y todo en una especie de operación Daybreak en la que al parecer estuvo metida el FBI o algo así...

Tras unos minutos más intentando conectar los puntos, Jax termina por escupir el resto de la cecina por la ventanilla blindada y pisarle fuerte al acelerador.

-O tu socio estaba metido en algo gordo o algo gordo se metió con él. En cualquier caso, si quieres encontrar al culpable, la única pista que tenemos son esas. Siguiente parada: ¡Una buena ración de Mole casero!- 

- Una runner que ha estado haciendo magia más allá de lo que podía controlar de manera cuidadosa. – contestó Beth - ¿Crees que lanzar esas bolas de rayos y mantener las ilusiones era fácil? – le recriminó – Que por cierto, lo que dices solo lo visteis los que estábamos cerca, ósea, nosotros y los moteros. – le aclaró.

- Vamos a probar ese mole casero, pero procura tener más cuidado con lo que vas soltando por ahí para que no nos convirtamos en el blanco de quien quiera que quisiera este commlink o sea su dueño. – le regañó antes de girarse a Vargaz – Lo siento, chaval, aquí el amigo – refiriéndose a Jax – te acaba de enmierdar hasta las cejas.

Incrédulo mira a Beth y piensa para sus adentros

-¿Cómo? Si los rayos los lanzó mi nuevo mejor amigo Vargaz, ¿qué dice esta?

Al resumen de Jax, le responde:

-Hay algo que no me cuadra, los fragmentos decían que James Grey ha muerto en un accidente aéreo pero eso no consta en nigún host de noticias. ¿Y por qué le estaba investigando este tal FBI? Seguro que fue el mismo que estranguló a Oxycode.

Glitch se levanta y coge las manos de Beth y Vargaz, inspeccionándolas en busca de algún pequeño agujero en los nudillos y las palmas

-¿Oye por dónde sacáis la electricidad? ¿No os duele?

Vargaz mira, err... "pensativo"... a través de la ventanilla.

-Estamos a tomar por culo de Redmond.

No le apetece lo más mínimo volver andando. Por otro lado, el elfo del bosque parece estar invitándolos a cenar, lo cual supone una perspectiva mucho más agradable.

-El mole está bueno.

-La Despertada también.

Aunque no las tiene todas consigo, debe reconocer que son sólidos argumentos para volver mañana a por la moto. Sopesando las ventajas e inconvenientes, decide arriesgarse. El resto de la cháchara va demasiado deprisa...

-Apnas conozía ese mtherfker -menea la cabeza-, pero psaba wena miedda, you know... uno de los chkos del equipo de combat biking me preguntó si sabía de alguien...

-Y ahora está más tieso que la sojama.

-¡JM! -gruñe, tratando de apartar tan sombríos pensamientos.

El caso es que la morena tiene razón. En cuanto el tío que se ha cargado a Oxycode se percate que ha perdido el móvil, irá a buscarlo. Y puede que de con ellos. ¿Eso lo incluye a él? No está muy claro, pero es posible que sí. Bueno, es un problema que, llegado el momento, tal vez haya que solucionar a puñetazos (como todos, ¿no?).

-Con mis impresionantes músculos -sonríe.

Sin embargo, a Oxycode no le sirvieron de nada. Repasó una vez más el pintoresco grupo reunido en el interior de la furgoneta. Siendo realistas, un profesional podría encargarse de él con la misma facilidad con que había despachado a su socio fugazmente temporal. La cuestión es si estaría más seguro solo o acompañado por esta pandilla de pirados...

-Hey -pregunta a Glitch, extrañado tanto por sus comentarios como por los que han hecho sobre él-, ¿tú rz dvrdá una mákina? ¿No tmaneja nadie?

Eso explicaría por qué parece estar aún más perdido que él en todo este asunto... en realidad, fue él quien mencionó por primera vez al tal MacCallister. Si había entendido una sola palabra de todo lo que se estaba diciendo, los tipos malos se habían cargado ya al tal James Grey, y ahora iban a por el decker orco. Sabría algo... o tal vez tenía la otra mitad de la información que ahora tenían ellos...

-Sí, va a ser que sí estamos enmierdados hasta las cejas.

No había pensado demasiado sobre el plural, pero algo en sus tripas le decía que Operation Daybreak no hace referencia a un escándalo sexual, sino a algún chanchullo inmobiliario relacionado con el Ork Underground. Demolerlo, o algo por el estilo. Y sus tripas rara vez se equivocaban.

-Habrá que tratar de acallarlas con mole.

Beth enarcó una ceja a la pregunta de Glitch, pero no hizo ademán de quitar la mano. Pareció hacerle gracia la pregunta.

- La conjuro del éter, otra dimensión o quien sabe dónde. No sale de mí. Pero es cansado. – sonrió levemente.

Miró divertida a Vargaz.

- Yo tampoco me lo creía. No estoy segura de si me lo creo todavía, pero te puedo decir que tiene un aura rara. Como intermitente. – entonces calló en la cuenta de que eso no le iba a decir nada a Vargaz – Las criaturas vivas, tu, yo, los animales, tenemos aura. Las cosas inertes, la furgo, tu moto, un ciborg, no tienen aura. Él tiene un aura intermitente. – a lo que concluyó con un encogimiento de hombros que venía a decir “saca de eso lo que tú quieras”. Se volvió a recostar en la furgo. Tenía unos minutos para cerrar los ojos antes del mole.

Miro extrañado a Vargaz

-¿Manejarme? No, me manejo yo mismo. -con asco- ¿A vosotros alguien os mueve vuestro cuerpo? Eso suena terrorífico para mi gusto; más aún que lo de meteros cosas por la boca y tener que digerirlas.

El eter... mejor no me acerco por allí, suena como un sitio muy peligroso.

-Jj -Vargaz cruza los brazos, ceñudo.

Tan mágica le parece la inteligencia de Glitch como las ilusiones y los rayos de BB. Y tan ajena a él. Tan inalcanzable.

Tan... irritante.

Mantiene silencio durante el resto del viaje, sintiéndose completamente fuera de lugar en un mundo infinitamente más complicado de lo que él puede abarcar, ni podrá hacerlo jamás. De hecho, ni tan siquiera alcanza a comprender que lo que siente, por más que se niegue a reconocerlo (siquiera a sí mismo) es miedo.

Al fin se acabó la chachara y podré dormir un poco mientras llegamos.

BB se acomodó en el asiento lo mejor que puedo para echar un sueñecito ligero antes de llegar. Tenía que tener cuidado con las energías que gastaba.

Una vez en el centro, Jax circula por las avenidas circundantes de la Seattle nocturna. Poco a poco, las conocidas manzanas de neón azul y rosa del barrio empiezan a volverse más humildes y las calles comienzan a bullir de actividad.
Velos con los colores de Aztlan cuelgan de balcones, farolas y torres de cableado y, antes de que os deis cuenta, estáis circulando angostamente por calles de edificios bajos, abarrotadas de bicicletas, scooters y patinetes cargados de frutas exóticas y baratijas.

Jax avanza lentamente, haciendo sonar el claxon y pidiendo a la gente que se mueva como si se hubiera olvidado que, hace escasamente unas horas, le habían partido la cara precisamente por eso. Supongo que algunas personas nunca aprenden. 

Así avanzáis gradualmente entre tiendas de serpientes y escorpiones frente a brillantes escaparates de cyberimplantes que se pelean por el espacio urbano con salones de pachinko y terrazas formadas con poco más que barriles vacíos, cajas y algunas planchas. 

Sin embargo, lo que impregna el aire por encima de todo es un olor omnipresente a frito ardiente que emana de las cocinas de restaurantes y tenderetes ambulantes. Los vapores hacen subir varios grados la temperatura de esta animada zona donde se mezclan cocina mexicana, vietnamita, filipina y coreana. 

Pocos minutos después llegáis a un recinto vallado con un muro bajo que encierra un restaurante y un jardín embarrado con estructuras infantiles oxidadas. Hombres enjutos de piel morena, gestos torcidos y armas en los cinturones se levantan lentamente para formar una barrera al ver aparcar la furgoneta justo delante y estudiar vuestras pintas, pero todo cambia cuando Jax sale de un brinco y se pone delante con los brazos en alto. -Mi hogar- dice con una persistente sonrisa porcelanosa que, al parecer, ni una bota tachonada de acero puede llegar a borrar.

Disfrutáis de la bienvenida del hijo pródigo elevado a la enésima potencia. Mujeres rechonchas con delantal empiezan a salir por la puerta en una gran algarabía, seguidos por niños de varias edades dando saltos y pidiéndoos algunos nuyens sueltos. En tercer lugar, los hombres cambian sus torcidas muecas y ceños fruncidos por sonrisas marrones llenas de grandes huecos y os invitan a entrar y comer algo. 

Poco a poco, Vargaz se va sientiendo más cómodo a medida que se adentran en el barrio de Jax. Si los humanos no fueran tan capullos, tampoco serían tan diferentes de los orcos, después de todo.

Al cabo de una eternidad, la furgoneta se para de una maldita vez y puede saltar, por fin, al suelo.

-Jrr -saluda.

Beth se desperezó en su asiento como si fuera una gata. Aquella minisiesta le había sentado de puta madre. Se sentía mucho más recuperada ahora y, por extraño que pareciera, no se sentía amenazada en este lugar. Seguramente porque iba con Jax y todos parecían amistosos con sus amistades.

A los niños les lanzo unas pocas monedas que cuando iban a cogerlas al caer se transformaron en mariposas de infinidad de colores tecno, como los que les gustaba a Jax vestir.* Era un truco sencillo que siempre hacía sonreír a los niños aunque no se llevaran las ansiadas monedas.

Sonrió a Jax.

- ¿Cuánto hacía que no venías por casa, malandrín? – le preguntó divertida. Si le decía que aquel era el recibimiento por llevar fuera solo unas horas le iba a tener mucha envidia. Ya le tenía mucha envidia, él tenía una familia, gente que se preocupaba de él, mientras que ella era una rata callejera más sola que la una luchando por sobrevivir una noche más cada día.

Se dejó guiar por las señoras a la comida y dentro del lugar. Incluso se deja pellizcar los carrillos sin quejarse y sin poner mala cara. Hacia eones que nadie la trataba con un atisbo de familiaridad y cariño y para ella eso valía tanto como la comida que les ofrecían; probablemente más porque la comida, al fin y al cabo, puedes comprarla.

- Oye, Glitch, el commlink ese chungo, no tendrá algún rastreador por el que puedan localizarnos, ¿verdad?

Glitch siente un cortocircuito que le recorre toda la espalda

-No, no, qué va. Bueno. O si, tal vez. El propietario legítimo lo puede haber rastreado... -Pausa -O sea, podría haberlo hecho si no lo hubiera apagado hace un buen rato. Hace por lo menos una hora que lo he apagado, estoy seguro. -Miente mientras apaga apresuradamente el commlink después de comprobar las marcas en él.

Se agacha frente a uno de los niños

-¿Quiénes son estos? Tienen una complexión muy frágil para ser enanos. Y ríen demasiado. Y no tienen barba.

Beth se tapó la boca al reirse con inocencia del comentario de Glitch.

- Son niños humanos. Humanos pequeñitos que aún no han madurado lo suficiente para convertirse en adultos. - le indico en un susurro. 

La respuesta de Beth le coge por sorpresa

-¿Humanos? Pero si Jax es un elfo ¿Es esto posible? Yo creia que...

-Oye Beth, ¿cómo se hacen los humanos? -Le susurra de vuelta.

- Como todos los mamíferos. Un espermatozoide tiene que fecundar un óvulo. Estoy segura de que en la red hay un montón de wikis que te lo pueden explicar con mucho detalle. – le contesto sin atisbo de rubor ante su inocente pregunta.

Una cosa está clara, Jax es el excéntrico, incluso dentro de su propia arrabalesca familia. Tiene el mismo bronceado y necesidad de parlotear que todos sus parientes, pero su altura y sus orejas puntiagudas no encajan en absoluto, mucho menos con su ropa de neón cambiante frente al sencillo estilo de sus congéneres a base de camisas, camisetas promocionales y delantales remendados. 

Al poco os deja solos, ya que es secuestrado por una de sus tías, la cual se lleva las manos a la cabeza al ver en qué estado le ha quedado la cara después de vuestro anterior encuentro. -¡Jackson Xocoyotl Gonzalez! ¡Se puede saber donde se ha metido usted para terminar de esta manera! Venga conmigo ahora mismo, si se le infecta, o peor, lo ve la hermana Susana, va a desear no haber vuelto a esta casa. Estoy harta de que cada vez que se presenta venga hecho un cristo...-

Jax se encoge de hombros hacia vosotros y se aleja discutiendo con su tía y otro hombre acerca de la importancia de no revelar su nombre real, porque trabajar en el reparto como tito Jimmy no es una buena idea y alguna brabuconada acerca de "pues deberías ver como acabó los otros tipos, sí eran un monto-" En ese momento escucháis más gritos, seguramente dieron con la hermana Susana en el pasillo.

Tiempo después volverá a aparecer remendado con un par de pósits dermicos y su sonrisa forzada. Mientras tanto queda claro que le habéis ayudado y posiblemente salvado la vida (aunque Jax va contando otra versión mucho más heroica por su parte). Necahual, una mujer mayor de semblante juicioso os lo agradece secamente y os da permiso para circular por toda la planta inferior. 

La "casa" resulta ser una antigua pensión decorada al estilo precolombino que, según explican, reconvirtieron en hogar los primeros miembros de la familia, trayendo consigo el estilo abigarrado de Aztlan con porches, entradas con arco y mucha, mucha terracota.

A lo largo de la noche los hombres fuman sentados en el porche mientras comentan los disturbios en el centro y pronto la mesa se llena de ese prometido mole casero. BB es tratada con un temor reverencial desde que muestra que tiene algunos poderes despertados. Pronto te das cuenta de que estas gentes son extremadamente supersticiosas, con un fuerte arraigo a las costumbres chamánicas y no ven con buenos ojos a los despertados más herméticos. Vargaz es tratado con temor, simple y llano respeto impuesto por su enorme complexión y nadie le dirige la palabra primero. Julius goza de la mayor aceptación e interés, mientras que lamentablemente Glitch es tratado como un robo-maid y debe encargarse de algunas de las tareas domésticas hasta que Jax acude a su rescate. 

Vargaz contempla las escenas que acontecen a su alrededor con el ceño fruncido. Agradece el plato de mole con una inclinación de cabeza y come en silencio. No tiene tiempo de preocuparse por las miradas que puedan (o no) dedicarle. Al fin y al cabo, está acostumbrado. ¡Bastante es que lo hayan invitado a comer! Tiene, además, otros pensamientos más acuciantes rondándole la cabeza:

-¿Quién está detrás de ese puto commlink, y qué planes tiene su jefe para el Ork Underground? ¿Y qué demonios tenía que ver el pringao de Oxycode en todo esto? ¿Por qué lo mataron, sobre todo si no le quitaron el commlink que estos tipos le entregaron al Johnson?

Solamente deja entrever un colmillo, en un siniestro amago de sonrisa, cuando las señoras hacen entrega de varios platos a Glitch:

-No saben el riesgo que corren.

De pronto, una idea se le viene a la cabeza.

-Hey -interpela a BB- You sure knabía nadien lhabitación?

-¿Y si el asesino no tuvo tiempo de coger el teléfono?

-Si es así, estamos jodidos...