Partida Rol por web

El joven piloto dudó brevemente sobre qué acción tomar. Por un lado gente de su tripulación corría un gran peligro, pero por otro recibió una orden directa y quería averiguar que le había pasado a la nave orión y buscar las tripulantes femeninas.

Como si llevara un resorte dentro de su cuerpo, corrió hacia dentro la lanzadera antes de que se cerrara la compuerta.

- ¡Vamos señor! - dijo a Jan mientras subía - Tenemos que encontrar a las demás. Los de aquí sabrán apañárselas.

Pese al caos desatado en la Zeshkan, la inminente llegada de los Klingon y la evacuación del personal de la Flota Estelar es cuando la pequeña lanzadera de exploración e infiltración Klingon abandona el carguero-jaula de Licahss.

En ella se encuentran los tres mercenarios con la mascota de Gaheris. También a bordo de la pequeña nave viajan Eduard y Johnny, equipados con trajes EV y armas para la ocasión.

La misión de ellos consiste en abordar la nave Orion, en busca de sus compañeras y para dar una oportunidad a los demás contra la D5 al expulsar el núcleo del carguero Orion y con este dañar en lo posible al crucero Klingon.

Ellos dejan atrás un caos en la Zeshkan, con la incógnita del futuro incierto.

El comunicador de James se abrió nuevamente, esta vez con un grandes ruidos de fondo que casi hacen su voz inaudible.

Afirmativo señor estamos evacuando, el grupo mercenario y dos de nuestros hombres van en la lanzadera Klingon que esta saliendo en estos momentos.

Vayan a la bahía de cargar ahora!

En unos instantes la situación se había salido de madre. La alarma y el repentino aviso de Licahss de abandonar la nave les había sorprendido a todos. Jankowsky hubiera preferido quedarse, ir junto Cristina y asegurarse de que estaba a salvo, ella, al fin y al cabo era su motivación, lo había sido durante el tiempo de esclavitud y, de algún modo, le debía la vida. Pero la aparición de aquella enorme criatura lo aceleró todo. La orden de James fue clara y, aunque a contragusto, su arraigada disciplina militar le obligó a meterse en la lanzadera cumpliendo el mandato de James, que aunque compartía rango con él era quien estaba al mando de la misión.

Le reconfortaba tener cerca a Johny "...los de aquí sabran apañarselas..." había dicho el piloto, Jankowsky estuvo unos instantes en silencio pensando en esa afirmación, esperaba que, al menos Cristina, supiera jugar sus cartas y aguantar.

-Aun así no te entretengas y dale caña a este cascarón, debemos acabar pronto.-

Ahora tenían que ir en busca de las mujeres pero para ello deberían abordar una nave, no sabían lo que se iban a encontrar por lo que Jankowsky se pertrechó con el mejor equipo que logró encontrar.

Miró por el ventanuco la Zeshkan mientras se hacía cada vez más pequeña.

- Resiste.- Pensó.

Con la Ktoch despegando desde el otro lado de la escotilla el Golem golpea con fuerza, enviando lejos a Ollander contra una pila de cajas. En ese momento otro enemigo se declara ante el monstruo.

Es James, quien dispara contra la criatura muerta viviente, y el daño del disparo detiene al monstruo en su marcha contra el ingeniero. La criatura ahora se abalanza sobre Stevenson e intenta aplastar al humano atacándolo con sus puños en alto cual martillo hidráulico.

El disparo de James pareció cumplir su proposito pues el Golem con un grito de dolor y cabreo arrojo a Ollander para centrar su atención en el oficial. Aquel engendro resulto ser más rápido de lo que cabía esperar y lanzo un golpe que hubiera podido barrer a muchos aunque James consiguió echarse a un lado con un rápido movimiento.

¡LLeve a Ollander a la lanzadera ahora! grito en dirección a Ishant

James volvió a apuntar a la criatura, cambio el modo de su phaser y disparó sobre el cuerpo de la bestia para intentar neutralizarla.

Volé contra una pared y el impacto me dejó sin aire por unos segundos. Me sentía conforme, aunque aterrorizado, si pagaba con mi vida mis errores, pero no era una posibilidad que Stevenson terminara con el cuello roto por mi culpa.

El comandante ordenó al andoriano a que me llevara a la lanzadera, pero yo tenía otras prioridades. Además, esperaba que su odio por mi le hiciera dejarme atrás e irse.

Me puse de pie como un rayo y me abalancé sobre la consola de control de ingeniería. Tendría que tener acceso a los sistemas de seguridad desde allí, especialmente al collar de aquel golem.

Ishant recibió la orden que menos esperaba: salvar a ese endemoniado pielrosa que parecía dispuesto a hacer todo lo posible por arruinar la misión y ponerles en peligro a todos. Pero el andoriano conocía la cadena de mando y, por más que desease sacrificar a Ollander a la ira de las criaturas para aplacarlas e intentar razonar con el capitán, no le quedaba otra opción. Lo que no había especificado Stevenson es que le quisiese consciente.

Peor aún, el pelo-amarillo se dirigió en cuanto estuvo libre del ataque de vuelta al panel de ingeniería, fuese lo que fuese lo que pretendía hacer no haría sino empeorar aún más su peliaguda situación, consiguiendo que todos los que estaban en la nave mercenaria muriesen por su inconsciencia y deseo de hacer las cosas a su manera, sin medir las consecuencias y sin importarle. Isahnt salió tras él y se avalanzó sobre Ollander, golpeandole con fuerza contra el mamparo tan pronto como le tuvo al alcance, con la fuerza suficiente para sacarle del mundo de los conscientes, no suficiente como para causarle daño real. No creía que el otro ingeniero pudiese oponer mucha resistencia, sólo tenía un brazo, estaba herido y estaba de espaldas. 

Una vez que Ollander no fuese un problema lo llevaría a la lanzadera, y que los espiritus le perdonasen por sus locuras. Estaba claro que, en algún momento de su cautiverio, había perdido el seso.

Mientras James se enfrenta a un adversario formidable y mortal a la vez Ollander utiliza el despiste del monstruo para volver tan rápido como puede a ingeniería y una vez allí continuar la intromisión en los sistemas de Licahss.

Pronto el hábil ingeniero accede al sistema de seguridad, que abarca todo el perfil táctico de la nave. Los escudos deflectores, algo que el vio en una nave Vucana pero jamás de cerca, los cañones de fase y los sistemas secundarios de automatización de los cañones. Su decepción es grande cuando descubre con gran horror que el golem no es controlado por ningún sistema informático. El monstruo es dominado por otro medio que es distinto al sistema de seguridad.

En ese instante es interrumpido por una figura que velozmente se abalanza sobre él. Es el andoriano quien lo ataca a mano limpia, golpeándolo contra el mamparo cercano y con la estación de trabajo de tácticas. El golpe es similar a ser embestido por un automóvil al cruzar una calle.

Pese al impacto contra la estructura de la nave Jack aún se mantiene en pie, algo aturdido pero de pie.

En ese momento tanto Ishant como Jack descubren que no están solos en ingeniería porque un par de placas de mantenimiento caen pesadamente del techo y de los túneles seis horripilantes aberraciones descienden de un ágil salto.

Los horrores caminantes son principalmente cadáveres reanimados y mutados al punto de la locura inimaginable. Las criaturas supuran un líquido negruzco por sus heridas abiertas y múltiples fauces. Algunas de ellas tienen extremidades de más pese a ser especies humanoides típicas y otras incluso parece que son dos entidades fusionadas en una sola. Restos de vestimenta, uniformes y hasta trajes EV perduran en sus nuevas y aberrantes formas.

Al tocar el piso inmediatamente cargan contra el humano y el andoriano…

El puñetazo anterior del golem da contra un mamparo, torciendo el metal y provocando una lluvia de chispas al destruir un circuito de un sistema secundario. Si James no lo hubiese esquivado a tiempo habría muerto instantáneamente, aplastado por el poderoso brazo de la criatura que actúa como un gigantesco martillo hidráulico.

Desde su posición percibe algunas figuras moverse dentro de la sección de ingeniería pero le es imposible flanquear al monstruo que lo tiene contra las cuerdas en cada ataque. Solo tiene una posibilidad y es utilizar toda su atención en una pirueta que le permita pasar por debajo del coloso.

Solo tiene una oportunidad porque de fallar caerá bajo las garras del Golem. O también puede seguir disparando y esperar que en algún momento el monstruo “muera” por daño acumulado, aunque esto último parece improbable.

La situación se volvía cada vez más complicada, Ollander e Ishan llegaron a las manos James no podía dislumbrar si Ishan trataba de cumplir sus ordenes o de acabar lo que el golem había iniciado esperaba que fuera lo primero.

Pero James tenía algo entre manos que requería toda su atención el Golem le franqueaba el paso cuando varias criaturas más parecieron caer del techo, el oficial retrocedió un par de pasos después de disparar, James observaba a su alrededor buscando algo que le sirviera para acabar con aquella mole.

Refrigerante, fue su primer pensamiento echo un vistazo a las tuberías que pasaban por el techo intentando identificar de que eran... si no pudiera ser refrigerante, quizá vapor de presión, combustible, acido o un maldito extintor que pudiera servirle para hacer una bomba casera.

¡¡¡Correr!!!

Las criaturas humanoides aparecieron de la nada y de inmadiato la piel se me erizó. Un sudor frío recorrió mi espalda mientras el corazón se me saltaba del pecho.

Reaccioné de inmediato, lanzando miradas en todas direcciones, quería encontrar rápidamente algo con lo que defenderme. Los zombies no me verían caer sin dar pelea, además, estabaa a un paso de tomar el control del armamento de la Zeshkan y dejar a los mercenarios sin su propia nave.

Se abre el comunicador, con claros signos de lucha

Maldita sea ¿donde demonios están? no podre contenerlo por mucho tiempo, ¡vayan a la lanzadera ya!...

La paciencia del oficial Stevenson comienza a menguar al igual que el tiempo concedido por Licahss y la probabilidad que evacuen la Zeshkan con vida también.

Para peor de males el monstruo tiene al líder del equipo de rescate contra las cuerdas. Los sucesivos ataques del Golem mantienen a raya a su oponente sin darle la mínima posibilidad de evadirlo e ir a ayudar a los demás.

James en lugar de atacar en esta ocasión utiliza su ojo analítico para buscar y encontrar un medio de distracción. Una pila de barriles contenedores de doscientos litros se encuentra muy por detrás del monstruo y de él. Tal vez un disparo a los barriles podría derramar su contenido. O tal vez no.

Es un billete de lotería adivinar el contenido de los barriles, aunque las posibilidades apuntan a que contengan líquido refrigerante o algún similar para utilizar en la sala de máquinas.

La única verdad es que cada segundo desperdiciado es un paso más cerca al desastre…

El ingeniero tullido frenéticamente busca algún objeto con el cual defenderse de la inminente carga de los monstruos. Su suerte alcanza para hallar una multillave del tamaño aproximado de un metro.

Con el objeto metálico podrá golpear a las bestias luego de esquivar los feroces ataques que estas lanzan sobre él. Incluso el Andoriano es sorprendido por la velocidad de las criaturas, volviendo difícil la tarea de no resultar herido en esa inesperada contienda.

Los atacantes utilizan sus extremidades y fauces para dañar a sus víctimas. Garras y dientes buscan sin descanso la carne de los dos ingenieros que por el momento solo poco pueden hacer más que defenderse.

Las desagradables bestias se arrojaron sobre mí como sabuesos del infierno. Atiné rápidamente a tomar una llave inglesa, esquivar sus letales fauces y contraatacar con violencia.

En aquel momento tan extremo sencillamente no podía pensar, no sabía si era el final o solo otro obstáculo en aquella larga aventura en la que me había metido desde que pisé por primera vez la hermosa Excalibur.