Partida Rol por web

El silbido atronador de la atmósfera escapando por la escotilla de emergencia se unió poco después con la detonación de las cargas espaciales exitosamente lanzadas fuera del puente. Esa fue la ultima carga explosiva, que al rebotar detono a menos de un metro del casco, devolviendo parte de la presión expulsada al espacio y generando una onda de choque en el interior del puente muy fuerte.

Las botas magnéticas mantuvieron a salvo al teniente comandante, pero el golpe de la onda expansiva y la falta de soporte vital le jugaron una mala pasada al llevarlo a la inconsciencia.

Con su ultimo esfuerzo había liberado la D5 de las garras de Napoleón. Ahora enfrentaba un futuro desconocido.

Es difícil saber cuánto tiempo después despertó James. Si fueron algunos segundos, minutos u horas después carece de importancia. Solo importa que estuviera vivo. Que respiraba con dificultad pero respiraba al fin.

El aire era escaso pero suficiente para despertar su cuerpo adormecido y rescatarlo de las garras de la muerte prometida. Una muerte evidente para él en el último segundo previo a la oscuridad absoluta.

¿Pero qué sucedió? Se pregunta el comandante de la USS Franklin.

La puerta blindada del puente, que conecta al resto de la nave, todavía permanece sellada por obra del sistema de seguridad del soporte vital. Un sistema automático que ante la pérdida de atmosfera en una estancia cierra automáticamente los accesos adyacentes para prevenir otras fugas de soporte vital y salvaguardar a la tripulación.

Aun no es suficiente aire para que el sistema desbloquee la puerta y con ello el acceso al resto de la nave. James se halla encerrado en el puente de mando de la D5, con una nave inutilizada en sus sistemas primarios, en parte por el breve combate en el puente contra Napoleón y también por algo más…

Un halo luminoso azulino lo cubre todo, causando interferencia en las pantallas que todavía funcionan. Pero lo realmente llamativo es una corriente de aire, débil al principio pero con notable incremento.

Es una refrescante brisa que entra rauda desde la escotilla de emergencia. Aquella escotilla que prácticamente voló por los aires con las cargas espaciales y que ahora deja entrever un poco de claridad proveniente del exterior, como en un lento amanecer…

Mirando desde el interior del puente a través de la escotilla James observa un horizonte de nubes que lentamente jala hacia abajo la D5…

James despertó de su letargo con un gran dolor de cabeza, sin duda la falta de oxigeno estaba detrás de aquello.  Se sentía sumamente pesado y la vista se le nublaba ya que sus sentidos parecían mermados sin el suficiente O2.  Tardo unos segundos en darse cuenta de que todavía estaba vivo y recordando lo que había sucedido.  Su cuerpo permanecía atado y fijo por las botas magnéticas pero fue una ligerá luz y brisa la que al fin hizo que dirigiera su mirada hacía la escotilla.

Nubes, todo aquello no podía significar más que la D5 había entrado en la atmosfera del planeta.  Su trayectoria ya era errática cuando James la abordo, pero las explosiones de las minas debieron acrecentar el angulo sobre la orbita del planeta, resultaba paradójico pero aquellas minas fueron su muerte y salvación al mismo tiempo.

La situación estaba realmente jodida, la D5 caía al planeta y no James no sabía el tiempo que le quedaba, el puente parecía bloqueado y parcialmente inoperativo, pero seguía vivo y después de aquella certeza todo problema parecía relativo.  

El comandante intentó recuperar su lucidez pero tenía grandes dificultades para mantener la concentración o la visión.  Necesitaba más oxigeno para su cerebro si pretendía poder hacer algo más que sobrevivir, por lo que una vez la presión de fuera estaba igualada a la del interior lo primero era cerrar la escotilla y recuperar niveles normales de oxigeno.

James dio un paso en busca de activar el cierre de emergencia de la escotilla.

Poco tiempo después el aire respirable alcanza un nivel aceptable que permite cerrar la escotilla de emergencia. Antes de cerrar la escotilla James puede observar el halo azulado que también envuelve a la nave Klingon. Entonces una idea, descabellada pero posible, llega a él.

Podría ser un rayo tractor emitido desde la superficie el que tiene a la D5 contra las cuerdas sin posibilidad de actuar.

De todos modos la escotilla de refuerzo que conecta el puente con el resto de la nave ahora es fuertemente golpeada. Lo cual no deja dudas de quien intentará ingresar al puente por la fuerza ahora que la situación ha cambiado radicalmente.

Algo de tiempo el comandante posee, pero no mucho. Esas puertas no resistirán por siempre.

El puente  volvia a estar sellado y con ello los niveles de oxigeno comenzaban a normalizarse.  James dejó atrás poco a poco aquella sensación de ahogo al notar como sul pulmones volvian allenarse de oxigeno nuevamente.

La situación en el puente seguía siendo confusa pero las alertas avisaban de forma insistente de que algo marchaba mal en el rumbo actual.  Quizá era una entrada en órbita por la explosión o por un rayo tractor pero lo que estaba claro es que no pintaba  nada bien, pero aquello parecía una preocupación que podía esperar cuando los golpes en la puerta comenzarón.

Parecía que había un ejercito golpeando la puerta y eso no podía significar una cosa y es que era Napoleón quien se había percatado de la estratagema de James.  El accceso no duraría mucho tiempo cerrado y seguro que aquella máquina no cometería el mismo error de dejar que el oficial se fuera del puente.

No había más opción que enfrentarse allí, James aún tenía su rifle pero aquel robot resistiría varios impacto de su arma antes de caer y James no pensaba poder aguantar tanto.  No había tiempo para validar las posibilidades de lo que le pasaba por la cabeza así que simplemente se dispuso a hacerlo.

El comandante se acerco a la entrada al puente junto con el maletin que había cogido de la enfermería, al llegar a la puerta james activo sus botas magneticas una vez más y aunque parecía una absoluta locura James comenzó a caminar por la pared junto a la puerta, se colocó encima de la apertura fuera del angulo de visión de quien entrará por ella y una vez en posición, abrió el maletín y activo el desfibrilador que se cargo tras unos segundos.

James se jugaba todo a una carta, así que simplemente recordó a sus compañeros caidos y esperó el momento de la verdad.

La pesada puerta de emergencia no resistió más y acabó saltando de sus goznes para ser enviada lejos con un último golpe imposible. La placa de duraino reforzado que era la puerta fue a parar del otro lado del puente, muy cerca de la pantalla principal.

Entonces, entre chispas y humo de circuitos quemados, entra lentamente Napoleón con un rifle pesado disruptor Klingon en cada mano. El robot ha tenido tiempo para saquear la armería de la nave y pertrecharse aún más. Lo que significa un hueso duro de roer.

Ahora es cuando James puede jugar su última carta…

La puerta salió disparada arrollando todo a su paso, la visión de aquella máquina armada con aquellos poderosos rifles resultaba escalofriante.

James alargó los brazos situando las planchas en cada sien metálica de Napoleón, al activar la descarga sobre el robot las chispas borbotearon a su alrededor sacudiendo el cuerpo metálico mientras la descarga se transfería.

El inesperado ataque de James toma por sorpresa al robot asesino, que incluso sus sistemas redundantes y protocolos de seguridad nada pueden hacer contra la descarga eléctrica. Tampoco las protecciones aislantes de sus sistemas primarios logran detener la descarga, acabando por afectar su computador.

De modo que Napoleón sufre algo similar a un aturdimiento y perderá valiosos segundos en reiniciar su cuerpo. Es un tiempo de gran valor para James, el cual debe decidir qué hacer contra ese monstruo acorazado.

Napoleón comenzó a temblar entre chispas hasta que cayó al suelo inutilizado por unos instantes mientras su sistema se reiniciaba.

James lo tenía donde quería, su argucia había tenido éxito pero debía acabar el trabajo, tomo uno de los rifles klingon que portaba el propio robot y lo coloco en la parte posterior del cuello donde el blindaje parecía algo más ligero.

Una vez en posición abrió fuego hasta en tres ocasiones creando un gran fogonazo.

Una oportunidad. Solo una disponía James y supo cómo aprovecharla. Desde su privilegiada posición tuvo a tiro de bocajarro las uniones de la cabeza y el torso de Napoleón. Esos puntos sin placas de armadura no eran visibles desde la cubierta de la nave por la desproporcionada altura del robot homicida. Pero desde las alturas la situación era completamente diferente.

Y sin perder un segundo las ráfagas del rifle pesado Klingon provocaron un daño irreparable seguido de una explosión. Segundos después la enorme mole del robot acorazado cayó de bruces como un altísimo árbol talado. Su cabeza y un brazo se desprendieron en el golpe y parte del torso se incendió levemente para dar un fin a su amenaza.

Tan solo la cabeza, con los últimos vestigios de energía, soltó una advertencia antes de ser destruida por el comandante.

- He He He…Volveré pronto… - y sus palabras acabaron en un alud de chispas y circuitos vaporizados.

Te estaré esperando... fueron las palabras de James ante la amenaza de un derrotado Napoleon, el plan improvisado había dado resultado y contra todo pronostico el androide ya solo era un amasijo de acero y cables.

El comandante extrajo la unidad de memoría del robot pues quizá pudiera contenter algo de información de valor, tras aquello era momento de ver la situación y su siguiente movimiento.  Se acercó a una de las consolas para hacer un diagnostico de los sitemas y poder comprobar la situación de la nave, al momento se acordo de la Klingon de la enfermería por lo que mientras se ejecutaban los análisis James fue a comprobar si aun seguía con vida.

No fue fácil recuperar la unidad de memoria en una sola pieza. El nicho donde se almacenaba la unidad fue duramente dañado en el combate y especialmente por el intercambio de disparos. Posiblemente no fuera posible recuperar datos, aunque un especialista podría decir otra cosa.

Luego, al revisar el estado de los sistemas de la nave, James advirtió que la nave en gran parte se hallaba fuera de línea por una poderosa interferencia procedente del gigantesco rayo tractor que jala lentamente la D5 al planeta.

Los sistemas de comunicaciones, tácticos, ingeniería y otros menores no responden. Tan solo los sensores funcionan con gran desatino en las lecturas y poco más. De verdad es una situación impensada y jamás experimentada por el comandante.

Al regresar a la enfermería ni siquiera pudo entrar el ex MACO. Todo el interior de la enfermería, y posiblemente la mujer Klingon, había sido incinerado por alguna granada de plasma o similar. Esto podría haber sido obra de Napoleón, que al disponer tiempo dedico parte de sus minutos en dar caza a los rezagados en una segunda inspección minuciosa.

De regreso al puente el primer oficial de la Franklin pudo observar desde las pantallas como las nubes se abrían para dar paso al horizonte desértico del planeta Abzu. A ese paso la nave tocaría tierra pronto.

Nada se podía hacer ya por la klingon y al parecer tampoco por la nave o al menos en el poco tiempo que parecía quedar.

Tan solo había una lectura positiva y era que fuera lo que fuese que había tras el rayo tractor quería a la nave de una pieza.

Era momento de replegarse para estudiar el próximo movimiento, James reviso en busca de alguna grana o armamento que le pudiera servir de utilidad y busco un sitio donde esconderse en el puente, tras un falso techo o alguna apertura en la que pudiera camuflarse.

Buscando en la sección inferior, precisamente en la armería de la nave James puede equiparse con armas de filo Klingon y pistolas, rifles y hasta cañones ligeros disruptores. En cambio no hay granadas ni otro tipo de explosivos, siendo típico de estos guerreros preferir el combate cuerpo a cuerpo con sus dagas y bat'leth.

Ahora, correctamente pertrechado podía aguardar al momento en que la nave tocase tierra. Solo que el descenso se hacía tardar…

Con algo de suerte la D5 seria depositada en el desierto en una hora o menos…

La armeria de aquella nave resultaba impresionante, desde luego aquella visión reconfortó al comandante quien se sentía reforzado al tener todo ese equipamiento a su alcance.  Al parecer el descenso era más lento de lo que en principio pensaba y tendría alrededor de una hora para preparse.

En la nave no había esplosivos, pero quizá su amigo Napoleón pudiera ayudarle nuevamente.  James busco las baterias o la fuente de alimentación del androide para extraerla,  con un disparo a esa fuente de energía James tenía la esperanza de poder causar bastante ruido.

James estaba aislado, sin saber el destino del resto de sus compañeros o si seguian con vida, el resto del tiempo lo invirtió en ver si podía sacar algo de información de los controles y en preparar su escondite.

Sin el rayo tractor afectando los sensores de la nave ahora es posible observar el exterior desde las pantallas del puente. Al parecer la nave fue depositada en alguna clase de planta acuífera ubicada dentro de la ciudad que la misma D5 atacó poco antes. Incluso desde allí es posible observar la destrucción general de la misma y la pirámide que se alza en el centro de la urbe.

El área circundante donde se encuentra la Princesa parece estar abandonada al igual que toda la maquinaria que antaño debió mantener en perfectas condiciones un sistema acuífero y sanitario de la ciudad. Ahora enredaderas secas y escombros son la única muestra del abandono del sector.

Que maldito lugar era aquel, aquellas instalaciones parecían abandonadas desde hacía tiempo pero sin duda algo de actividad todavía quedaba pues el rayo tractor todavía estaba operativo.  Quizá se tratara de un base subterranea o similar, pero sin duda aquel rayo necesitaba grandes cantidades de energía.

James calibró los sensores para evitar las interferencias y poder escanear  formas de vida o fuentes de calor que pudieran dar alguna pista.

Mientras los escaner hacían su trabajo chequeo el sistema de comunicaciones.

  El rayo tractor había dejado la nave en paz ahora que esta había “aterrizado” en la ciudad, solo que los sistemas continuaban fallando esporádicamente por los daños al tocar tierra. Y a falta de una cuadrilla de ingenieros para realizar las reparaciones James poco logró obtener de los sensores.

En la zona industrial donde la D5 había aterrizado no había formas de vida significativas, tan solo pequeñas alimañas que por las lecturas podrían ser similares a las ratas. Tampoco había formas de energía o calor en esa área, por lo tanto James estaba protegido de curiosos ahora.

Las comunicaciones de corto alcance funcionaban, de modo que podría hablar con sus compañeros en tierra si estaban en la ciudad o alrededor.

No había mas que hacer en esa nave sin una correcta reparación…