Partida Rol por web

Ya creíais que os habíais librado de vuestros perseguidores, pero no es la única vez que os equivocáis con ellos.

Ya fue bastante difícil sacar a Reek Kon de Nar shadda. Es un buen lugar para pasar desapercibido y que vengan a buscarte, pero no te puedes fiar de nadie allí.
Lograsteis deshaceros de los secuaces de un lord del crimen local que os perseguía y llegar a la nave, aunque no sin tener que pelear para ello. Al parecer el Lord Local, un Devaroniano, quería entregar al espia a otros. Afortunadamente el bothan había escapado y la dio la casualidad, o gracias a la Fuerza, tropezó con vosotros. Lamentablemente tuvistéis que abriros camino a la fuerza. E incluso hubo un momento en que notasteis algo oscuro y poderoso se acercaba. No obsante os las apañasteis para  llegar al astropuerto donde os esperaba el viejo Mave Ric y su aún más vieja nave. Un carguero ligero modificado que fue en el que vinistéis. Al parecer Mave era un viejo conocido del Maestro de Mi-Neb, Ghrgw Chwor, y le convenció para que os llevara y os trajera de vuelta.

En la nave y fuera del planeta creísteis que estaríais a salvo, pero despegaron varios cazas detrás vuestro y apenas tuvisteis tiempo de saltar al hiperespacio. De hecho fue un salto rápido y casi a ciegas. No deberían haber podido seguiros, pero lo hicieron. Y aquí estáis ahora, sobre un planeta desconocido con un anillo de asteroides a su alrededor y perseguidos por media docena de cazas. No pinta bien la cosa.

Chicos. No pinta bien la cosa. Más vale que os pongáis en los cañones y acabéis con esas naves, o no lo lograremos.

Aparte de dar ordenes el viejo no paraba de quejarse.

Maldita sea. Le dije a ese viejo Jedi que no quería esta misión. Ya me había retirado. Disfrutaba de mi jubilación. Pero nooo. Tenía que hacer caso al viejo Chwor, y ni si quiera tengo la excusa de que usara su maldita magia jedi conmigo. Le dije que sí por el dinero. Algún día de estos va a lograr que me maten.

Como si de un sueño se tratase recordáis como os mandaron llamar a los tres en la nueva sede del consejo Jedi en Tython. Ambos maestros Jedis estaban allí, junto con uno de los comandantes de la Republica, Jeff Steel El enlace entre El consejo y el alto mando, y que entre otras cosas orquestaba las misiones para el Consejo.

Tanto Hanna Joak como Grgw Chwor estaban tranquilos, pero claro eran Jedis, en cambio el comandante parecía nervioso.

Buenas. Gracias por venir, les pondré al día de la misión.
Uno de nuestros... espias, un bothan llamado Reek-Koon, ha logrado obtener información sobre un diseñador de atecnología armamentistica llamado Lian Wann. El tipo al parecer es un genio, y en su día diseñó varias mejoras para protección y velocidad de nuestras naves. Antes de la guerra me refiero. Sabíamos que seguía en Balmorra, en el lado Sith, y que estaba trabajando para ellos. En un nuevo armamento de algún tipo. Al parecer el Imperio estaban muy satisfecho con los resultados preliminares, lo cual no era bueno para nosotros. Pero hace dos semanas desapareció, burlando o eliminando a sus guardias. El Imperio cree que hemos sido nosotros, lo que ya nos gustaría, pero lo cierto es que no sabíamos donde estaba. Hasta ahora.

Reek-Koon contactó con nosotros hace dos días. Y nos dijo que tenía información sobre el paradero de Wann. Necesitamos que vayan a por él y lo traigan lo antes posible. Normalmente lo llevaríamos a alguna base segura protegido por tropas especiales, pero los maestros Grw...el mastro Chor...La maestra Joak pensó que sería mejor traerlo aquí a Tython donde estará más seguro ante un ataque. El alto mando ha accedido. Y se les ha escogido a ustedes porque son poco conocidos y no llamarán tanto la atención como un destacamento de la Republica. Aún así señor Vrati, irá con ellos por si hay problemas. Queremos que el ejercito esté también al tanto de lo sucedido, por lo que usted actuará de enlace.

La maestra Joak se adelantó un poco.

-Si os hemos escogido para la misión es porque sabemos que estáis capacitados para ello. Ya habéis pasado muchas pruebas y estáis cerca de convertiros en Caballeros, esto es sólo otro paso más en el camino.

El desconcertante maestro Chwor hablo con una voz calamada y confiada que constrastaba con su fiero aspecto.

*Lo haréis bien, la Fuerza está con vosotros. Además, si la cagáis me aseguraré personalmente de que el resto de vuestro entrenamiento sea lo más insufrible posible.

su carcajada daba miedo.

Su maestro le había mandado a una misión y el Jedi iba a cumplirla. Que todo se estuviera yendo por el agujero del gundark solo se debía a que no quedarían jedis competentes en aquellas misiones y habían enviado a un médico como él. Al menos no le habían mandado a la batalla o a la guerra directa que se libraba —si bien de forma no declarada— en tantos lugares de la galaxia. 

—No hay problema, maestro —Mi-Neb sí que era insufrible— Sé que siempre el entrenamiento que me has proporcionado es el más adecuado y necesario. 

Eso había dicho. ¿Ahora se arrepentía de haberlo dicho? No ahora tenía que lidiar con los cazas. 

—Señor Ric... creo que lo mejor sería que yo me pusiera a los mandos de la nave para esquivar a esos bandidos y usted, junto con Zated, tomen los controles de las armas. La Fuerza está conmigo* y podré aguantar sin que nos impacten. Sé pilotar una nave, pero no tengo ni idea de esas herramientas pasra dañar a otros. 

Su tranquilidad podía poner de los nervios a cualquiera 

Era difícil comprender que una persona como él hubiera termido en aquél planeta lejano rodeado por Jedis, agentes de la paz de la República. La historia de Xostun era bien conocida gracias a lo llamativa que resultaba ser, su origen como parte de los destripadores, una mafia originaria del planeta nativo de los Zabrak, Iridonia. Los destripadores no era una mafia cualquiera, era reconocida por su interés en actuar como sicarios aunque en los últimos decenios habian ampliado sus ocupaciones, hecho derivado de la expansión hacia otros planetas, aunque fuera de Iridonia eran todavía una mera molestia para otros grupos más asentados. Xostun era un fugitivo, un hombre que se enfrentó a los suyos, se decía que les traicionó para evitar un asalto sin cuartel a un poblado humano en Bracca, allí los zabrak imponían su presencia entre los chatarreros hasta que el líder optó por la masacre indiscriminada como medio para tomar el control de toda la región con la intención de gobernar con puño de hierro.

Sus antecedentes eran conocidos en la República, si no estaba preso era por su participación voluntaria en la eliminación del peligroso grupo del que había sido parte, Xostun no solo había entregado a sus antiguos compañeros sino que durante la lucha fue un valioso activo que facilitó la victoria, así lo reconocieron los soldados que comprobaron su buena fé. Ahora participaba en este tipo de misiones arriesgadas acompañando a Jedi tratando de complementar sus carencias, pues un experto en combate a distancia, artillería y todo tipo de artilugios tecnológicos podía resultar muy útil. El zabrak solía ser callado y prudente, lo que favorecía que los miembros de la orden pudieran aceptarlo.

La misión actual iba bastante bien, la habían cumplido tras un arduo enfrentamiento y al abandonar la atmósfera entraron en el hiperespacio en poco tiempo usando las coordenadas preprogramadas, todo iba viento en popa, hasta que notaron que les habían seguido. Al instante despertó la sospecha de que tenían un rastreador en el navío solo que era una posibilidad remota. Aún así podrían comprobarla cuando aquellos cazas no les estuvieran apuntando, aunque el viejo quizás podía ponerse ya manos a la obra.

- Voy al cañón, Mave... ¿alguien se ha acercado a la nave mientras estaba parada?

Trató de indagar, activando el comunicador mientras caminaba hacia el puesto de artillero, tomando los controles lanzando una salva tras otra. Ese cañón estaba modificado y le agradaba la manera en los blasters salían a gran velocidad aunque todavía necesitaba unos segundos para hacerse bien a los mandos.

El viejo Mave miró a Mi-Neb como si este le hubiera pedido que le prestara a su mujer para que se acostase con ella. De hecho tenía más posibilidades de eso que de que le dejara pilotar su nave, sobretodo porque odiaba a aquella bruja.

Mira hijo. Al Ala de Fuego sólo la toco yo. Si quieres hacer algo útil puedes ir con tú compañero a la otra torreta, no me fio yo mucho del ciego, la verdad. La nave podrá aguantar, y en cuanto lleguemos al campo de asteroides ese les despistaré.
Los demás que se agarren a algo.

Por su parte el Bothan escuchó aquello del campo de asteroides y se horrorizó.

Estás loco. Nos depedazaremos contra ellos.

Y acto seguido fue a buscar un asiento al que poder sujetarse con algún cinturón o algo parecido. Mientras seguía murmurando.

¿Y para esto me he escapado de aquel malnacido de Skanni?. Él al menos me quería vivo.

A pesar de las quejas de Mave, el viejo piloto le señaló a Mi-Neb el asiento de copiloto. Era perro viejo, y aunque no le iba a dejar a su belleza eso no quería decir que no le dejase ayudarle. Eran seis cazas los que les perseguían. Y no iba a ser fácil acabar con ellos.

Sientaté ahí chaval, y ayudame con los acopladores de inercia. Hay que vigilar también el impulsor, tiende a sobrecalentarse si lo fuerzo. Aunque no es nada que no pueda aguantar mi pequeña.

Por su parte, el zabrak se había colocado en la torreta para poder disparar, lo cual era una buena idea que lohiciera él. Pues era el único que sabía manejarla.

Muy bien, sujetaos. Esto puede ponerse movidito.

Mientras Mi-Neb se sentaba pudo ver el planeta que se agrandaba cada vez más. Y tanto él como Zated, que estaba al lado de Reek tratando de no molestar, puedieron notar algo extraño que emanaba de allí. Una sensación de súplica. Como si alguien estuviese pidiendo ayuda. ¿Quién sabe? A lo mejor no ha sido el azar lo que les ha llevado hasta allí después de todo.

Todo se conseguía si se hablaba correctamente. Mi-Neb asintió y se dedicó a ayudar al testarudo piloto. No sería malo, pero él podía ayudar, más en un campo de asteroides. Ya fuera planeando rutas más allá de dos o tres esquivas. 

—Voy regulando la energía, no es la primera vez que trabajo con una nave tan buena y bien cuidada. 

El planeta tenía algo... algo que no podía sentir muy bien en plena persecución. 

Los cazas aceleraron y empezaron a revolotear alrededor del Ala de Fuego disparando todo lo que tenían. Pero esta era demasiado rápida y robusta para que le hicieran algo. Uno de ellos se acercó demasiado y parecía que había logrado un impacto directo, pero tan solo eliminó los escudos de esa sección. Automáticamente se compesaron y se redistrubuyó la energía alrededor de la nave.

No obstante el cinturón de asteroides que rodeaba la nave estaba más cerca de lo que parecía, o al menos alguno de los escombros. Pero con la ayuda de Mi-Neb el piloto pudo esquivarlos sin problema. No obstante si se metían dentro iba a ser mucho más dificil evitarlos.

Los cazas eran rápidos, pero uno de ellos estaba a tiro para que Xostum tratara de abatirlo.

Si no estuviera perfectamente acostumbrado a que le menospreciaran por no tener ojos, Zated podría haber hecho un amago de réplica. Pero lo cierto era que, tras pasar tantos años fuera de casa, ya no le afectaban ese tipo de comentarios, ni siquiera para hacer algún comentario gracioso al respecto. 

Avanzó hacia la parte de atrás con Xostun. Realmente el zabrak era el único que podía disparar aquellas máquinas con cierta precisión, pero siempre era mejor sumar algo de fuego aunque no tuviera nada de puntería. Así que bajó a la segunda torreta y se sentó a los mandos. Un simple joystick y una silla que se movía junto a la torreta. No parecía complicado. 

Agarró con fuerza el mando y se dispuso a acabar con alguno de sus perseguidores. 

Los cazas espaciales se desplazaban como moscas alrededor de ellos, eran naves veloces difíciles de seguir por los propios vaivanes del carguero. El zabrak no era manco con el cañón de artillería lo que le permitía moverse con soltura, tratando de anticipar hacia dónde seguiría el caza más cercano. Apuntó convencido de que la solución a sus problemas era ganar tiempo hasta poder llegar a los asteroides. Enganchó a una de las naves con su ráfaga, una explosión la sacudió por lo que Xostun la consideró eliminada lo que le hizo sonreir encantado por la pequeña victoria.

Mi-Neb siguió ayudando a trazar el curso al otro piloto. Cuatro ojos veían más que dos y pilotar, incluso en aquellas circunstancias, era algo que podía hacer. Y quizá lo más importante era no chocarse contra una de aquellas enormes rocas. 

Quizá los cazas no lo consigan y se estrellen, les estará bien empleado, como premio por su agresión. 

—Compañeros. ¿Sentís algo en el planeta? Como una... necesidad de ayuda. 

Los disparos del soldado Zabrak lograron eliminar a uno de los cazas que se había quedado rezagado, eso eliminaba uno de los perseguidores. Lamentablemente quedaban cinco más.

Afortunadamente, o no, se estaban acercando al campo de asterorides. Allí sería más dificil maniobrar.

Mi-Neb seguía ayudando al viejo piloto a manejar el Ala de Fuego, era una buena nave como había dicho. Vieja, pero respondía a la perfección. Gracias a ello lograron posicionarse mejor esta vez, y los artilleros tenían dos blancos a tiro.

Por su parte uno de los cazas tuvo que hacer un viraje cerrado para no chocar contra un asteroide, otros dos dispararon contra el Ala de Fuego, pero la nave aguantó sin problemas. Aunque los escudos apenas pudieron regenerarse.

Ja. No lucirá muy bonita, pero es dura.

Notó la sacudida en la nave pero no escuchó un crujido que habría sido lo preocupante, su tarea no era estar pendiente de los disparos que recibían sino de estar atento a la trayectoria de los cazas que iban poniéndose a su alcance. Luego Mi-Neb expresaba una de aquellas frases crípticas que a veces decían los Jedi, algo de notar algo en el planeta. Debía de ser una señal luminosa que se veía en el firmamento. Los Jedi eran un misterio, le resultaba más fácil cacharrear con todo lo que caía en sus manos que entender sus poderes.

- ¡No veo ni siento nada que no sean esos cazas, Mi-Neb!

Xostun siguió efectuando varios disparos aunque ahora le lograron esquivar todos ellos, se lamentó en silencio pero lo tomó como una tarde de pesca, había que tener paciencia hasta que los peces picaran.

Una vez más los disparos de algunos de los cazas impactaron contra el Ala de Fuego, pero la nave siguió resistiendo. Dura como una roca. Y eso que algunas rocas eran bastante duras como pudo comprobar uno de los cazas que casi choca contra uno de los asteroides.

Mave por su parte estaba harto de hacer de blanco, así que maniobró con ayuda de Mi-Neb para enfilar a algunos de los cazas que se habían quedado a tiro.

Venga chicos. Que os los voy a poner a huevo. No me falléis.

Dicho y hecho. El Ala de Fuego empezó a moverse por entre los asteroides como si no existieran, dejando a tres cazas en posición de tiro casi perfecta. Era dificil que los tuvieran en mejor posición.

A pesar de que estaban en medio de un campo de asteroides el viejo piloto parecía no notarlo. Sin duda no era la primera vez que hacía algo así.

Mi-Neb se encontraba cada vez más cómo en la nave. No tenía ningún miedo a los asteroides. 

—Pilotas muy bien. Es un honor ser tu copiloto en algo así. 

A pesar de la pequeña distracción de lo que sentía en el planeta, Mi-Neb ayudaba en el control del Ala de Fuego como si hubiese estado toda la vida pilotandola. Era una nave magnífica, y su piloto muy bueno.

Ja. Tú tampoco lo haces nada mal chaval. Si no me fuera a retirar te diría que te quedaras conmigo como mí copiloto. Vuelas de lujo.