Partida Rol por web

Vikar pregunto mirando a los ojos a la Togruta. 

---Si, ningún problema---A pesar del dolor insistente en el brazo, pues aun no se había curado con el MedPad del chico de la mochila, lo haría cuando tuviera tiempo, pues las medicinas podían distorsionar sus sentidos. En las piernas no le pasaba nada. Agarro del suelo, la bandolera que Kwerts había depositado. Observo que en la púpila de este el reflejo de las llamas cada vez era más fuerte señal de que se acercaban cada minuto que pasaba. 

Si... Podríamos probar a ver que se cuece allí dentro. Aunque sea solo por tener una idea mas global de lo que sucede aqui.  Nellen, si crees que es una mala idea o no quieres correr riesgos prueba suerte con tu idea, nosotros tenemos una tarea que llevar a cabo.

Y dicho eso se puso en marcha, sin tiempo que perder

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Después de aseguraros que tenéis todo lo necesario, comenzáis la marcha al amparo de la noche.
Mientras os acercáis a la localización, se pueden oir con claridad los chirridos de la fauna salvaje y las llamaradas que devoran los bosques. El fuego queda lejos, pero el impacto que está causando en el área es devastadora. Debe ser una buena masa de hojalatas con lanzallamas para causar tanta destrucción en tan poco tiempo. De hecho, parecen ir en dirección a la capital.

Continuáis y al llegar os aproximáis a la base subterránea guardando las distancias. Veis que no queda guardia alguno en la entrada, ni tampoco hay ruidos o señales que indiquen presencia de ningún droide en el subsuelo.

Ante la oportunidad de elegir que le había ofrecido el embajador Altra, agarro su bandolera y recogío del suelo el fúsil , la Togruta sabía que no era tan buena con esa arma como lo era con su Dh-17 pero podría valer. Regalo una mirada hacia su piloto, que sabía leer perfectamente que deseaba seguir los pasos hacia la base. 

Nellen y Kwerts caminaban detrás de Altra y Vikar formando la retaguardia, mientras andaban, Nellen abrío el Medpad, una aguja de gran calibre junto a unos botes con un liquido morado burbujeante, agarro la primera dosis y mientras respiraba pesadamente se perforo el brazo malo, introduciendo el líquido en su cuerpo de manera lenta, sintío que su cuerpo se calentaba pero no era tanto dolo como la herida de su hombro, lo podía soportar aunque maldijo en su lengua materna;  Sus monstral podían percibir el calor de las llamas aunque estuvieran lejos, al menos parecía que iba mejor la cosa.

Cuando Altra y Viktar pararon en lo que parecía una entrada subterranea, Nellen paro también junto ellos.

--- ¿Esa es la entrada? ¿Y no hay patrullas? -- Pregunto susurrando.   

Era el momento ideal para entrar a ese lugar, siempre y cuando no los detuviera esa especie de escudo que decían los locales pero... - Esos droides están yendo camino a la capital. No podemos permitirlo, Altra. Es nuestro deber protegerlos. -

Nellen que poco le faltaba para irse corriendo a investigar la base, gira la cabeza sorprendida por la actitud del humano llamado Vikar, ¿proteger la capital? ¿Solo dos? ¿Acaso estos humanos están locos?- pensó. A Nellen poco le importaba la capital, los Shatari y su pueblo, solo quería entrar en esa dichosa base, coger todo lo que pudiera robar y salir por patas para su reino. Pero sabía que dos solos no podían hacer nada. 

-- ¿Irnos? Ahora todos están allí es nuestro momento de ver que esta pasando, ¿Quién sabe? Quizás encontremos algo para apagarlos. 

Se quedó meditando unos segundos.

-Barajaba la posibilidad de que los droides se puedan desactivar desde aqui o cambiar sus ordenes de algun modo. Pero jugarse las vidas de todos esos seres al todo o nada...  -Meditó todas las opciones, desde separarse en dos grupos o entrar todos en la base.

-No, no podemos quedarnos aquí, debemos ir en su auxilio. Nellen, estamos en inferioridad numérica pero no cuentan con ser atacados y nuestra presencia. Hay una oportunidad. Y tampoco tenemos que ganarles, solo entretenerles y dar tiempo a los lugareños.

Os alejáis con precaución de la escena y corréis siguiendo la dirección del incendio. Gracias al contraste de la negrura del ambiente con las llamaradas que salen disparadas a lo lejos, no podéis perderos. Eso sí, rodear el incendio en la dirección en que se extiende resulta difícil, lo que provoca que perdáis algo de tiempo. Sin embargo, conseguís poneros a la altura del enemigo.

Ante vuestros ojos se extiende una columna de droides muy distintos entre sí. Algunos rocían con fuego la flora que tienen en frente, mientras el resto marchan sin parar. Se abren paso por la jungla a cualquier coste.
Por su parte, Altra no puede dejar de sentir como se consume la vida de cientos de entes atados a la Fuerza. Algunos en silencio, y otros tras lanzar gritos desgarradores. Sea como sea, la agonía de la vida desapareciendo permea en él.

Krewst permanece en silencio, pero Nellen se percata que el calor del ambiente parece tenerlo mucho más despierto que antes, lo que vendrá de perlas al momento de lanzarse a la lucha.

Los números de este pequeño ejército son en cierto modo manejables, sobre todo por el hecho de que sus estructuras raquíticas, desnudas y faltas de refuerzo no tienen pinta de resistir más de dos tiros de bláster. No serán más de dos docenas y media de hojalatas. Solo queda planear el asalto.

Los ojos de Nellen brillan con el bailar de las llamas,  --- ¿Por que queman todo a su paso? -- Dijo en bajo.  La nariz de Nellen le gratificaba el olor a madera y planta quemada junto a pinceles de ceniza procedentes del rastro. 

Los oídos Nellen fijaron su atención a la respiración calmada de su compañero, y una sonrisa tímida  se le formo, ese Trandoshano estaba agradecido por los grados de más de las llamas .

-- ¿Qué calorcito, eh?-- Se burlo de su compañero de manera amistosa, señal de que el MedPad estaba haciendo efecto en ella.  Agarro el fusil, sin quitarle el seguro, mirando a los dos humanos, dispuesta a pelear, cuando supiera el plan.  

No podía contener el enojo ante la situación, el bello lugar que tanto le había maravillado al llegar, ahora estaba siendo destruido. Sin mencionar el olor de las carnes quemadas que golpeaba el olfato... por un momento pensó que iba a vomitar.

Pero el momento era ideal, los droides estaban con su atención desviada y ellos podían atacar con sorpresa. Observó a Altra e hizo un gesto de confirmación de la situación y luego miró a sus nuevos compañeros - Suerte y tengan cuidado -.

Tomó una de las granadas de Iones que había llevado, y se dispuso a arrojarla para neutralizar la mayor cantidad de droides posibles antes de empezar a disparar.

Adios misión de reconocimiento y evaluación de la amenaza. Pero ambos sabían que esto iba a terminar así, y estaban listos para eso. No pensaba defraudar a los nativos del lugar. 

La suerte estaba echada así que no habían mas palabras. No tenía mucho tiempo hasta que los droides se percataran de ellos, Vikar intentó buscar posiciones estratégicas, pero el fuego y el calor le bloqueban los pensamientos y no pudo ver nada que sirviera.

Finalmente se decantó por lanzar la granada, comenzar a moverse en busca de alguna cobertura y disparar.

Finalmente Vikar observó la situación con mas tranquilidad y observó rocas y arboles que estaban tirados de haber sido arrancados, pero no quemados. Hizo señas a sus compañeros de que aprovecharan la cobertura, este ataque sorprendría a los droides y no sabrían de donde viene.

Iba a lanzarse al ataque con el mango de su sable ya en mano y listo para ser encendido pero Vikar le hace la señal de atacar y esconderse. Dada las diferencia de números esperaría un poco antes de lanzarse a la refriega, tras el ataque sorpresa y que algunos droídes cayesen. Por el momento le acompañaría y atacaría a distancia con el uso de la Fuerza para dañarlos desde dentro.

Nellen no esperaba que de aquel morral del humano sacara una bomba,  ¡Una bomba! Ni le dio tiempo a elaborar una estrategia, salió corriendo  casi empujando a Kwerts hacia  un árbol lo suficientemente ancho para cubrirle 

-¡Por todos las plantas de su planeta! ¡Ese humano estaba loco! - Pensó. 

Conto dos segundos y la sacudida eléctrica la sintió en sus monstral obligándola a tomar la acción. 

Desaseguro el arma dispuesta a asentar un par de tiros. 

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El comando plantea un rápido ejercicio táctico y ayuda a preparar a sus colegas, mientras prepara la granada. Nellen toma posición y apunta con su bláster, pero las vibraciones de un ambiente tan agobiante no hacen sino provocar que falle. Se prepara para el siguiente asalto.

La explosión de iones en medio del grupo de droides causa varias bajas inmediatas. Vikar mantiene su posición lo más resguardado posible del fuego enemigo y comienza el fuego de supresión.

El resto de droides se percatan de la emboscada y comienzan a buscar blancos. Algunos caen antes de dar un tiro.
Krewst tira a matar con su rifle de asalto y no consigue hacer un daño significativo. Segundos más tarde se percata de que no está usando su francotirador y solo ha disparado al pecho de los droides.

A su vez, Altra cierra una mano y hasta ocho de los hojalatas comienzan a reventar desde sus entrañas, cayendo al suelo. El jedi saca su espada láser y se propone proyectar los disparos que lleguen.