Partida Rol por web

Salís del hiperespacio en medio del vacío espacial con solo un planeta cercano, o mejor dicho, con medio planeta. Lo que antes podría ser un mundo lleno de vida ahora no es más que un ruinoso desastre estelar: rocas inmensas flotan en el campo gravitatorio del antiguo planeta, de donde tardarán quizá milenios en separarse por completo.

Para la mayoría no es más que una ruina apagada y gris, pero Altra sabe algo más. En cuanto posa sus ojos sobre el planeta, comienza a sentir una sensación de inquietud, pero a la vez de familiaridad. Una especie de llamada que no se refiere a nadie en concreto, y que parece encontrarse en situación de socorro. Para que algo así llegue a esta distancia y de esta manera, debe provenir de un ser sintiente con un dominio muy específico de la Fuerza.

Que completo desastre... Todo un planeta. ¿Que ha podido causar algo así? -No es que espere una respuesta de parte de nadie, solo es un desahogo. Es entonces cuando nota algo, una especie de llamada, un faro de la fuerza.

-No habléis mucho ni muy alto por favor, necesito concentrarme, percibo una llamada. -Acto seguido me siento ahí mismo en el suelo en postura de meditación, comienzo a concentrarme en lo que la fuerza trata de decirle y se olvida del mundo que le rodea e incluso de su propio cuerpo.

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Te concentras y comienzas a percibir algo más que un sentimiento de ayuda.
Lo que sea que proyecte este mensaje, está profundamente sumido en un estado de consciencia reducida. No parece hablar con coherencia para quienes no hayan vivido lo que este ser. Intentas adentrarte más, pero una especie de mecanismo de seguridad metafísico te echa una y otra vez, penándote con dolor. Y lo intentas una última vez con toda tu voluntad.
Recibes una imagen fugaz: una sala, parece labrada en piedra puntiaguda, muy espartana, y donde la única marca definitoria es un círculo en el suelo con 16 líneas que salen desde su centro. Todo está casi en completa penumbra. Se enciende una luz muy tenue, amarillenta, y tras ella una figura. Oyes el susurro de una voz marchita, que parece pedir por quien la mira. No entiendes lo que dice, pero pide insistentemente que quien está teniendo esta visión se marche de ahí. Un fogonazo ciega tu vista. Un derrumbamiento. Gritos. Un impacto. Llantos. Luego, solo silencio, un silencio que quebraría a cualquiera. Resuenan en la mente, no tu mente, sino la suya, un rumor acusador que no cesa; un miedo que frena la acción; una rabia que se torna en desesperación y locura. Todo se nubla y vuelves en ti junto a tus compañeros.

Tomé el arma de Nellen, en silencio. No quería ni mirar aquel planeta... no quería imaginar cuantos mas estaban teniendo el mismo destino y cuántos mas les seguirían si no hacemos algo ahora.

Solo somos dos embajadores y un par de desafortunados que se cruzaron con nosotros... qué podíamos hacer contra la amenaza que representaba este droide?

Me puse a trabajar en la pistola para distraerme un poco.

Nellen cedío el arma a las pequeñas manos del humano, mientras intentaba centrarse en la conducción de su "tetera" espacial, aunque le picaba la curiosidad lo que el jedí hacía por lo que de vez en cuando echaba una vista fugaz. Mientras la única frase que recorría su mente era " Nellen en la boca del lobo te estas metiendo, Nellen huye"

Acercáis la nave lentamente hacia el planeta y descendéis con precaución, esquivando con mesura cada cascote que flota en el vacío. Un piloto de la nave salta y pone a Nellen sobre aviso: la atmósfera es prácticamente inexistente en este planeta, por lo que deberéis usar equipos de asistencia vital en todo momento.

El planeta es un lugar yermo y rocoso, donde a cada momento alguna cordillera sufre desprendimientos de toneladas de roca que ruedan y semiflotando en el aire. Un ambiente desolador, frío, que no puede ser el hogar de nada. Altra da direcciones a la piloto y su compañero, que consiguen aterrizar sin mayor complicación en medio de una zona estable. Nada más bajar, ataviados con todo el equipo necesario, el jedi localiza sin problema el origen de la llamada, que no queda lejos. El camino es sereno, pero el constante sonido de los desprendimientos y el miedo a que se agriete el suelo a vuestro paso, os hace estar en constante tensión.

La Fuerza os guía hasta una especie de oquedad en una zona de altas montañas: una boca rocosa, oscura y seca, que tiene pinta de ser bastante profunda. Habiendo llegado hasta aquí sería extraño no continuar, pero la energía que parece emanar de la cueva quizá os hace reflexionar sobre si es tan buena idea pasar.

-Tengo un mal presentimiento sobre esto...- tal vez nos despedimos de nuestros seres queridos por última vez sin saberlo.

-Si este droide tiene acceso a tantos recursos, no me imagino como podría estar acá y tan "aparentemente" desprotegido- Tenía preparado el armamento, pero imaginaba que no era suficiente. Este lugar parecía una tumba, olvidada y descartada.

-- sin duda, no es el mejor sitio para una base malvada, con lo fácil que es un piso franco o una trastienda de bar.-- Dijo por el intercomunicador, pues el casco estaba inutilizado- Enciendan las linternas al entrar, vamos a evitar separarnos, ¿De acuerdo?- Dice poniendo su mano derecha en su arma enfundada. 

El camino, que recorréis casi a ciegas, es estrecho y tortuoso. Tras varios minutos de agobio e incertidumbre, conseguís llegar al final de la gruta, donde se abre un pasillo más ancho. Aunque esta vez, en lugar de ir en línea recta, baja. Nada más comenzar el descenso, una leve voz se proyecta como el eco del viento que pasa por las rendijas de una ventana. No conseguís entender lo que sea que dice, ya que es demasiado débil; pero cuanto más os acercáis, más claro se oye.

Una vez abajo, veis al fondo el final de la cueva, que hace como de madriguera natural para un ser recubierto de una túnica marrón clara, muy harapienta. Sus suspiros se tornan en susurros; los susurros adoptan un tono más elevado; y por último, casi sin quererlo, se vuelven alaridos resecos que resuenan por toda la cueva.

—IMOS. IMOS SEDERA DO-ICHER. SE GUARDA DEL FILO DE SU HAMBRE, QUE TRAGA Y TRAGA Y COME SIN PASIÓN. VIVE DE TODO, DESTRUYE Y REHACE. VIVO. MUERO. VIVO. MUERO.

Al hablar, su cuerpo no se inmuta lo más mínimo. Se muestra congelado, casi como si estuviera fijado al suelo. Tan solo habla y habla sin parar en un tono rígido, como si recitara un mantra, aunque con extremo nerviosismo.

Altra se mantiene alejado de él mientras lo reconoce. No parece que vaya a querer interactuar con ese ser.

Nellen se frota los ojos, y los vuelve a abrir, para estar segura de lo que esta viendo. ¿Qué esta pasando aquí ?-Se pregunta. La togruta teme ser oída, si habla, por ello decide mirar a sus compañeros, con la misma cara de desconcierto que ella.  Parece una secta.- Piensa-Están venerando algún ídolo.  No quiere acercarse para que individuo no note su presencia, Nellen decide esperar a ver si el individuo acaba aquella oración y empieza otra acción.

Desde que volví en mi tras la meditación permanecí en un silencio absoluto, lo que había percibido no es que me dejase sin palabras pero necesitaba meditar para darle un sentido o interpretación a todo aquello. Aparte no es que hubiese mucho que decir.

Una vez allí abajo en lo que era una roca casi inerte comencé a arrepentirme un poco de haber llegado a este punto. Si la fuerza manase como el agua lo hace de una manantial podría resumir este trayecto como ir directos a un emanación del lado oscuro o al menos de una energía de los mas inquietante y tenebrosa. No me sobrecoge el miedo pero si una profunda y genuina sensación de que no es un lugar donde quiera estar demasiado tiempo.

Luego de encontrar a aquel ser en su túnica marrón y con su mantra confirmé mis sospechas, no quería estar ahí. Solo hice señas a los demás para que tuviesen mucho cuidado.

Maldito sea todo esto, qué demonios estaba pasando? Note cómo Altra tomaba su distancia y tampoco Nellen, ni el trandoshano parecían tener intenciones de avanzar mas.

Pero estábamos acá y no había otra opción mas que seguir hacia adelante, busqué acercarme lo mas posible a la figura pero sin ser visto, tomando cobertura. 

Realicé unos gestos con las manos a los otros avisándoles que iba a tomar la iniciativa y que estuvieran alerta.

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Altra siente que le observan, y aunque se puede cerciorar en cierta medida de que solo están ahí los cinco, no puede evitar percibir una mirada desde la nada. De esa misma nada también surje una voz serena y entera que se cuela en su mente, pero que conserva el mismo tono que el del desconocido que acabáis de encontrar.

—No temas, jedi, y escúchame. El ser que tenéis ante vosotros no es más que un cascarón vacío. Ignóralo y habla conmigo.

Lo que podéis escuchar el resto son solo los alaridos absurdos del encapuchado y la respiración nerviosa de Krewst, que cada vez se hace más hacia atrás, alejándose del ser. Pero al poco comenzáis a escuchar la voz.

—Sé a quién buscáis. La máquina es una aberración que merece ser destruida, y sus ideas desterradas al olvido. Si queréis lograr acabar con él, yo os ayudaré. Pero para ello necesito que hagáis una única cosa.

Nellen camino para estar cerca del cascarón cruzando sus brazos a la altura del pecho, cuando llego poso su peso en la pierna derecha. Apoyando su mano en la culata de su blaster. 

-- No es que quiera desconfiar de alguien que ni si quiera esta aquí pero... ¿Y por qué nos ayudas? 

La voz se proyecta en vuestras mentes al unísono para contestar la pregunta.

—Mis razones son mías. Os ofrezco mi ayuda porque nos necesitamos entre nosotros. Yo sé dónde está vuestro amigo, y vosotros podéis liberarme aquí y ahora. Ahora...

Con una rigidez casi petrea, el ser se gira en dirección a vosotros. Un primer vistazo revela todo lo necesario: se trata de un Kage, uno de esos seres humanoides de piel pálida y ojos brillantes. Bajo la túnica, su cuerpo muestra signos de desnutrición severa, así como en el rostro; la textura de su piel es casi la misma que la del cristal; y sus globos oculares se entierran en su cráneo hasta casi desaparecer. Este hombre debería haber muerto hace mucho.

—Tan solo necesito saber si cuento con vuestra asistencia. Por favor, acabad con su sufrimiento y podremos ponernos en marcha.

El kage sigue hablando, intercalando entre susurros y chillidos, pero en apariencia completamente inconsciente de lo que hay a su alrededor.

Esperaba que Altra dijera algo... lo que sea que estuviera hablando, claramente le hablaba a el. Pero algo debia estar pasando al Jedi. -Lo siento, ser...- no sabía de qué otra forma llamarlo. -Pero no entiendo qué es lo que estás pidiendo... podrías decirlo de forma mas clara?-

Miré a Nellen, buscando una respuesta en ella, tal vez ella no estaba tan confundida como yo

La voz vuelve a resonar, algo más impaciente y directa.

—Esta cosa patética que tenéis delante. Matadla y os asistiré en todo lo que pueda. No os preocupéis, es inofensiva. Un solo tajo o un disparo certero en la cabeza bastará.

Que ganas que tenía de fumarme un puro, de tomar algo fuerte que raspe la garganta. Que ganas que tenía de estar en cualquier lado menos en este lugar. 

Apunté el arma a esa pobre criatura -Así?- pregunté, mientras hacía gestos como si apretara el gatillo. Bajé el arma -Tenemos un problema, voz del mas allá. No soy un asesino a sangre fría, ni tampoco confío en voces sin rostro que me piden el fusilamiiento de inocentes-. Escupí al suelo. 

-Que tal si dejamos los juegos?- Decidí acercarme a la figura, analizarla y saber si podía hacer algo para ayudarla.

Te acercas a la criatura y solo con un vistazo superficial vuelves a percibir lo mismo de antes: desnutrición severa y otras características que evidencian un cuerpo que, con la excepción del habla y el movimiento rígido, podría ser perfectamente un cadáver. Un examen más a fondo te daría para pensar que se encuentra en un estado de corificación en grado cero, conservando el color blanquecino de la piel; común en cuerpos expuestos al frío del espacio tras la muerte.

—Creo que queda claro que no queda nada que salvar, republicano. Todo lo que pudiera quedar de consciencia real soy yo mismo. Él, si se le puede considerar algo, no es más que una estructura, un caparazón del que me he deshecho para poder sobrevivir. Su aparente voluntad no es más que un remanente de lo que una vez fue. No estarías sino haciéndonos un favor a ambos al acabar con su "vida".

Nellen desenfunda su arma, recien arreglada, viendo que Viktar a veces peca de demasiado corazón, La togruta sin embargo, una muerte más a sus espaldas no le quita el sueño,  ni le perturba la conciencia. 

-Si lo mato, ¿Cómo conseguiremos mantener el contacto? -- Dijo quitando el seguro de su arma-- Parece que necesitas un organismo "Vivo" para comunicarte, quiero saber que puede seguir hablando, que no estas en prisión dentro de ese cuerpo. Que no eres una especie de párasito extracterrestre o mierdas así.