Partida Rol por web

La noche no tardó en llegar. Llevabais todo el día a lomos de aquellos bichos y alrededor de aquella hoguera, solo queríais terminar ya con aquello. Vuestro guía se acercó un momento, antes de regresar con los suyos a una hoguera diferente.

-Mañana llegaremos a vuestra nave. Espero por vuestro bien que esté donde habéis dicho, porque no me gustaría encontrar solo arena -os comentó, dejando ver su arma láser bajo la ropa -. No llevo demasiado bien las frustraciones.

Cuando más mirabais a aquel tío, menos confianza os daba, al igual que el resto de sus hombres, que parecían evitaros siempre que podían.

Se acercó a Kath, al amparo de la noche y con la complicidad del baile de las llamas de la hoguera, y la susurró al oído... (da un pequeño respingo, pues me acerco desde detrás... lo mismo se pensaba que quería un poquito de calor, pero no -esta vez no-)

-No me gusta un pelo... estos tipos... son más parecidos a chusma, cuando están lejos del jefe, que a una banda de idealistas. Procura dormir con un ojo abierto por si acaso; yo voy a intentarlo por lo menos, que no quiero que nos den un susto de noche.

No lo digo, pero la verdad, que nos hayan robado la nave... sería una putada de dimensiones apocalípticas, al margen de que lo mismo las pasábamos putas. Por si acaso, prefería no responder al tipejo ese, no fuese que "estuviese creativo". En todo caso, me pongo a pensar... si llegamos y no está, eso implicaría que, o bien una nave con un potente rayo tractor se la ha llevado, o la han remendado lo suficiente como para llevársela por sus propios medios.... En todo caso, lo pasaríamos mal, que este tipo parece tener malas pulgas...

Marcus no tardó en salir de la ducha, con aquella toalla en la cintura y mostrando su bonito torso... me resultaba imposible no sentirme atraída hacia él y menos aún cuando sabía que solamente había una toalla de separación entre el sexo y yo... Sonreí ante su piropo como una tonta y es que me agradaba tanto volver a estar así y encima tranquilos...

- Es casi tan sencillo como quitarte esa toalla. - Le dije con voz insinuante. - Solo hay que soltarlo de los hombros y dejarlo caer... - Mi voz sonó seductora al tiempo que recibía aquel pequeño beso y se recostaba en la cama a mi lado. Suspiré como una niña tras sus siguientes palabras y me recosté sobre su pecho.

- Yo si que lo añoraba... Cuantas noches me dormí abrazada a Sucram pensando que eras tú... cuantas lágrimas he derramado por ti como una tonta... - Besé su pecho y le miré a los ojos. - De saber que había una nueva oportunidad... creo que hubiese llorado un poco menos... - Bromeé pero diciendo la verdad de todo aquello.

- Ojalá hubiese alguna manera de estar así siempre... ya sabes... tu y yo... sin problemas... sin Hootaas que nos amarguen la existencia... sin Rees por las que sentirme celosa y... desplazada. - Me abracé a él... le amaba tanto...

La khil escuchó con atención a su compañero y asintió a cada una de sus palabras, pero en su mente, empezó a fraguarse un plan. Se mesó sus hullepis un instante y entonces, cuando Hobo acabó de hablar, lo miró.

-Yo tampoco confío en ellos. Se me ha ocurrido que cuando apaguemos las hogueras, podría coger una de las monturas y adelantarme hasta la nave. Dudo que vayan a preocuparse demasiado por mí. Puedes decirles que me teníais obligada y que no te extraña que haya huido lejos de los problemas. Una vez en la nave, estaría esperandoos, oculta, por si hay dificultades.

Kath miró a Hobo con una cuasi sonrisa.

-¿Qué opinas?

En la otra hoguera, mientras tanto, las voces iban disminuyendo de intensidad, como si estuviesen a punto de echarse a dormir.

Se lo pensó por unos momentos... tenía cierto sentido, y si había alguien que pudiese esconderse en la nave, era ella; conocía todos los entresijos y los habitáculos secretos para el contrabando -que también valían para transportar gente de extranjis-

-Vale; si me preguntan antes del amanecer, diré que sentí que te levantabas a mear y que no me preocupé, que me quedé frito... Si hay algún centinela dile eso, que necesitas intimidad para hacerlo.

... preveía el marronazo de las explicaciones al día siguiente pero.. con la fama de los Hutt... no sería de extrañar tener tripulantes en semi-esclavitud, al igual que tenían esclavos para satisfacer otras de sus necesidades....

-Ten cuidado; tienes las coordenadas de la nave... pero escóndete bién. Intentaremos apañarla con lo poco que se, para que pueda despegar.

Es un plan arriesgado... pero uno de los dos tiene que quedarse, para que estos piensen que estamos todavía aquí, y mis ronquidos serán signo inequívoco de que seguimos en ese lado del campamento.

Y así lo hicisteis. La noche se hizo más oscura si cabía y cuando todo quedó en silencio, esperasteis un poco. Kath se levantó sigilosamente, cogió sus cosas y te colocó una mano en el brazo para indicarte que se marchaba. Después se acercó a uno de los Eopis, agarró sus bridas y tiró de él, perdiéndose en la noche.

Cuando salió el sol, sentiste una patada en el culo y al girarte, viste al tal Darkis.

-¿Dónde está tu compañera? -preguntó con su voz rasgada y aspecto de estar muy cabreado -. ¿DÓN-DE-ES-TÁ?

Detrás de él aparecieron varios de sus hombres, con las armas a punto.

-Mmmmm, no me tientes que entonces comprobaré si estás en lo cierto, ya sabes que soy muy curioso..-dije meloso con una sensual sonrisa mientras permanecía a su lado.

-Oh...Sucram, no me extraña que le tengas tanto cariño y lo quieras tanto, es casi tan guapo como yo- elevé la barbilla de forma orgullosa y casi cómica para luego volver a poner un gesto más dulce y serio-Bueno...siempre has sido una mujer muy sensible aunque parezca una tía dura y sé que yo he sido uno de los mayores causantes de esas lágrimas...-la miré fijamente a los ojos a modo de disculpa-a veces uno puede perder la perspectiva y se obceca con cosas superfluas provocando dolor a otras personas e incluso puede llegar a perderlas...-ella sabía perfectamente a lo que me refería-Mira, la nave...es solo eso, un objeto, un pedazo de chatarra y no podemos dejar que eso vuelva a separarnos, para mí tú eres más importante aunque durante mucho tiempo no haya podido verlo por mí cabezonería...- busqué su mano entrelazando mis dedos con los suyos mientras la escuchaba.

-Lo de Hootaa, es difícil... el gusano siempre intentará aprovecharse de nosotros, pero quizás si terminamos bien éste encargo, podemos hablar con él y ver qué podemos hacer- susurré pegándola contra mí cuerpo en un fuerte abrazo-Y no pienses en Ree ella está colada por Kath, no estés celosa, siempre has sido tú la que me robó el corazón- respondí tiernamente dándola un dulce y cálido beso.

A ser sinceros... llevaba un rato despierto, simulando una respiración profunda, y con el oído atento, de modo que el sutil modo de despertarme de Darkis, no me pilló desrevenido, pero hice los aspamientos que corresponderían a un despertar busco, incluyendo expresión atontada, y un par de segundos como para intentar enterarme de qué pasaba...

-¿Como? ¿qué?

Miré alrededor..., como quien la busca a dos metros

-¡Joder, no están sus cosas! ¡Será puta!!! No teníais a alquien de guardia??? no la habéis oído irse?? Joder, no me jodas!!, que era la ingeniero!!! Ahora me va a tocar a mí apañar la Lightsaber!!! Muy bonito!!!  Podíais haber tenido los ojos abiertos. Mierdaaaaa!!!  Eso digo yo!!!     DON-DE-CO-JO-NES-ES-TA-BA-EL-DE-GU-AR-DI-A???   ¡¡¡ A ver como le decimos a Hootaa el Hutt que su esclave se ha ido!!!!

Me quedo mirando a Darkis para que asimile lo que acabo de decir... cuento... uno, dos, tres... y sigo (creo que ya es consciente de que la ha cagao... a través de la cagada en la vigilancia del campamento, que era tema suyo, no mío)

-Si, hijo, sí... Kath es esclava de Hootaa el Hutt... primero su esclava sexual, que con esos hullepis, ya sabes -se puso la mano ante la boca, con los dedos hacia abajo, moviéndolos-, debe hacer virguerías; y cuando dejó de ser novedad, la puso a trabajar para él en cosas más serias... Bufff.... Qué marronazo... a ver como se lo cuento luego a Yakoo... Cago en la puta!... ahora que lo pienso... y si hubiesen sido asaltantes de las arenas que quisieran asaltarnos, matarnos y violarnos, ¿qué? ¿habría pasado igual?

Con pinta de estar realmente enfadado, es más... indignado ante la negligencia en la vigilancia, farfullando, recojo mis cosas, dándole la espalda al tio ese, y esperando que Kath hubiese seguido una ruta paralela a la nuestra, para que no viésemos sus huellas,dejo bien claro lo que procede hacer ahora...

-Aficionados... -se me oye farfullar-

-Vámonos rápido a por la nave, antes de que pase algo más, algo irreversible, como que se muera el piloto o algo así. Ahí sí que estaríamos jodidos!! (especial, y obviamente, yo, que soy el piloto, pero lo dejo caer para que se enteren de que soy valioso)  ¡¡VAMOS; COJONES; SE MUEVAN O LES HAGO YO MOVERSE, QUE YA LA HAN CAGADO LO SUFICIENTE POR HOY!!

Tengo la cara roja... supongo que pensarán por la ira... en realidad, porque estoy congestionado, eso de gritar no se me da miuy bien, salvo cuando me pisan los juanetes o me da por culo un Wookie, cosa que no me ha pasado ni quiero que me pase, pero es una espantosa pesadilla que a veces aparece. (temores del subconsciente, antes de que que la Malvada Diretora piense otra cosa rara)

Mientras estáis en vuestra cabina, en la cama, relajados y a punto de echaros uno en los brazos del otro, las puertas se abren y entran dos hombres llevando a rastras, de los brazos, e inconsciente a Ree, y detrás de ellos, caminando, les sigue Oar.

Cuando llegan al centro de la habitación, sueltan a Ree en mitad del suelo.

-Sabía que no podría confiar en vosotros, sobre todo de una Jedi. Pero no contaba con tener que mataros tan deprisa. Supongo que teniendo las armas que habéis tenido, ya no tiene ningún sentido manteneros con vida. Pero me duele tener que hacerlo. 

Oar avanzó hasta acercarse a vosotros.

-Solo queda algo más por saber y quizás, y digo solo quizás, podáis salvar vuestras vidas. No la de vuestra amiga. Ella está ya condenada. Decidme. ¿Quién más sabe que habéis venido aquí... además del Hut, claro?

- Quizás es lo que quiero que hagas... - Le respondí con voz sujerente al tiempo que le sonreía. Pero el cansancio mandaba sobre nosotros y sabía que aún empezando ya, acabaríamos dormidos después del día que llevábamos en medio del acto.

- Sabes que fue amor a primera vista, como contigo... y que me lo regalases así, de sorpresa... - Le besé feliz, puesto que así me sentía en aquel momento. - Shhh... - Le intenté hace callar ante sus disculpas. - Fuimos los dos, mi vida. - Le respondí al ver que no lograba frenarle con la Lightsaber y le sonreí al sentir como nuestros dedos se entrelazaban. - Ambos fuimos los cabezotas con aquello... y mis celos... pero es que te amo tanto que solo de pensar en que estés en manos de otra... que yo no sea suficiente para ti... - Era la primera vez que le hablaba así de claro, con el corazón en la mano a pesar del miedo a que lo dañase de nuevo. Pero si queríamos que esto funcionase de nuevo, debía saber todo, aunque me doliese.

Me sentí reconfortada con su abrazo a pesar de saber que Hootaa no nos dejaría en paz jamás. Vendió su alma a esa babosa y condené la mía al quedarme con el 70% de la nave. - Lo se... pero los celos... - No pude decirle más, puesto que nuestros labios se volvieron a encontrar en un nuevo y cálido beso del que no quería escapar. Mi mano desciende lentamente por las costillas de Marcus, buscando retirarle la toalla con cuidado y perderse en su entrepierna, cuando escucho que las puertas de la habitación se abren y miro hacia allí sorprendida.

Como si fuese un saco de patatas, dejan caer a Ree en el suelo y me levanto de la cama casi por inercia para ir a comprobar su estado, cuando me doy cuenta de la nueva hostilidad hacia nosotros. Miré a Oar con sorpresa antes de mirar a Marcus y responder al líder rebelde. - Nadie más... - Le respondí mirándole con extrañeza.

- Pero... no... no entiendo, ¿qué ha pasado? - Miré a Ree y me incliné a su lado. Estaba inconsciente. - Debe... debe tratarse todo de un error... usted tenía el trato con Hootaa, nosotros somos los transportistas... una vez acabada la transación, nos vamos por donde hemos venido... no hay más... no entiendo nada de todo esto. - Le dije con total sinceridad a Oar, bastante nerviosa sabiendo que nuestras vidas dependían de mis palabras. Era buena negociando mercancía, no con nuestras vidas de por medio ni bajo presión.

-Capitana Yakootah, me temo que esta pequeña Jedi no ha sido del todo sincera con usted. Es una espía. No está aquí para hacer ningún intercambio, igual que nosotros no estamos aquí solo para retirar a un gobierno corrupto. Claro que también existe la posibilidad de que usted ya sepa todo esto.

Oar dio un paso más hacia vosotros, dejando atrás a sus hombres, que se situaron a ambos lados, y a Ree todavía en el suelo, detrás de ellos.

-De todas maneras, eso ahora da igual. Le voy a dar una última oportunidad y después, simplemente, acabaré con ambos para que puedan reunirse con sus dos compañeros. No puedo permitirme el lujo de tener a dos espías en mi base. ¿Lo entienden, verdad? No es nada personal. De no haber sido por esa pequeña Twi'lek, hasta habrían dispuesto de tiempo para su propio divertimento, pero ahora ya es muy tarde para eso. Así que preguntaré de nuevo. ¿Para qué han venido y quién más sabe que están aquí?

La voz del puñetero líder sonaba auténtica. Daba la sensación de que verdaderamente, iba a acabar con vosotros. Además, mientras os preguntaba, jugueteaba con el sable láser de Ree, que tenía en su mano derecha. La twi'lek estaba inconsciente y desarmada.

No entendía absolutamente nada de lo que aquel tipo nos decía sobre Ree y ellos mismo. - P-pero... - No supe decir más, buscándole la explicación a todo aquello mientras  miraba a la twi'lek. - No se bien de que hablan, pero entiendo que si retiran al gobierno corrupto, se quedarán para gobernar sobre el planeta. - ¿Qué otra cosa iban a hacer?

Cuando aquel sujeto avanzó, no me moví ni un ápice.

- Supongo que... no fuí demasiado clara la vez anterior cuando lo dije, más que nada porque lo vuelve a preguntar. - Miré fijamente a los ojos a Oar. - No. Nadie más aparte de mi tripulación y Hootaa saben de nuestro viaje hasta aquí. Nadie más sabe las coordenadas de este sitio... salvo quienes se las diesen a Ree, pero tendrá que despertarla para saber quienes se fueron de la lengua. - Me encogí de hombros. - Ella fue quien sacó la información en la cantina. - Le dije con sinceridad al canijo aquel.

- Y vinimos a completar el encargo de las armas. Nos dedicamos a eso... El puto Hutt nos tiene cogidos por las pelotas y no podemos elegir que trabajos hacer o no... Ni tampoco a quienes llevar en la nave o no, si los envía él. - Dije molesta mirando a Ree, que fue impuesta por el cabrón de Hootaa.

Que Ree fuese la única que supiese de donde salió la información de los presentes, quizás la diese una oportunidad para no acabar muerta en aquel momento. De hecho, tras decir aquellas palabras, me di cuenta de que si moríamos allí, nadie iría a buscarnos, puesto que no había ningún ser vivo que supiese nuestra posición exacta en aquel planeta y Hootaa no iba a mandar a nadie en nuestra búsqueda, salvo a cazarrecompesas a por nuestras cabezas. - Estamos jodidos.

Mi moral se vino a pique de golpe, dándome cuenta de que daba igual si alguien más sabía algo sobre la misión o no. Éramos unos jodidos cabos sueltos para aquel cabrón con cara de simio. Negué con la cabeza y caminé de vuelta junto con mi amado. Me abracé a él mientras sentía como mis lágrimas comenzaban a brotar en mis ojos. - Si tengo que morir, que sea tu lado. - Le susurré a Marcus besándole en los labios a continuación.

Nuestro último y dulce beso.

El gesto de Oar no dejaba lugar a dudas. Os creyese o no, aunque lo más probable era que sí lo hiciese, no parecía dispuesto a dejar testigos con vida. Después de unos angustiosos segundos, Oar os miró fijamente y habló.

-Os creo. De verdad que sí. Lástima que no pueda dejaros con vida -Y a continuación, se volvió hacia los suyos -. Matadlos.

Sus hombres se adelantaron y elevaron sus armas hacia vosotros. Era el fin.

La capacidad de un Jedi no estriba en su poder para mover objetos, confundir las mentes o realizar hazañas físicas que pocos seres podrían llevar a cabo. En realidad, se encuentra aquí mismo, en el centro de cada uno de nosotros -me explicó mi maestro en una ocasión, señalando mi pecho -. Solo si haces aquello que es correcto y honras tus acciones al dedicarlas a una causa noble, podrás vencer cualquier obstáculo o disponer al menos de la oportunidad de conseguirlo.

En mi mente, aquellas palabras siempre habían estado presentes, porque sabía que la muerte podía alcanzarme en cualquier instante y mi único consuelo era y debía ser siempre, luchar por una causa justa.

Por desgracia, el camino fácil no era el que yo debía escoger, porque tanto Marcus como Yakootah, iban a morir si yo no hacía algo. Cuando desperté, no hice el menor intento de abrir los ojos o moverme, sino que únicamente escuché y cuando me di cuenta de que era mi momento, no dudé. La misión aún podía salir bien, pero no podía permitir que ambos muriesen solo por ello. ¿Cómo podría justificar que la vida de dos personas a quienes apreciaba, y aun cuando no hubiese sido así, se desvaneciese mientras todavía existía una posibilidad de hacer lo que había venido a hacer.

Me levanté de un salto y alargué el brazo para coger mi sable. Cuando éste llegó a mis manos, los guardias se giraron hacia mí y  en mitad de la confusión, yo dispuse de tiempo para encenderlo.

-Dime, Oar. ¿De verdad pensabas que ibas a poder matar a mis amigos y continuar trabajando para los Sith?

Fue casi demasiado sencillo. Los guardias me dispararon y los lasers rebotaron en el sable, impactando en sus pechos y lanzándolos hacia atrás. Oar retrocedió, asustado. Ni siquiera tenía intención de matarlo. Ya había conseguido, más o menos, lo que había venido a buscar, y además tenía bastante prisa, así que me acerqué a él y lo golpeé con la empuñadura del sable. Oar cayó al suelo, inconsciente.

-¿Estás bien? ¿Un poco asustados, quizás? -les pregunté, apagando el sable -. Pues esto acaba de empezar. Debemos darnos prisa si queremos salvar a Kath y a Hobo.