Partida Rol por web

Nerviosa, me puse a mover mis orejas con inquietud. ¿Cúal sería nuestra misión? Cuando pensé que no podía aguantar más los nervios miré a mi maestra. Un simple vistazo a sus ojosy su boca me tranquilizo al instante. Imara parecia tranquila, incluso satisfecha. No había ningún peligro...simplemente eso que sentía eran los nervios de la primera vez.

Al momento me relaje, e incluso comencé a disfrutar del vuelo y de la visión de las estrellas convertidas en simples lineas debido a la velocidad a la que viejabamos

Arion se hizo a un lado, haciendo sitio a los maestrso jedi recien llegados. Quedaba claro que la tarea que se les encomendaba era importante. "Nada menos que seis padawans con sus respectivos maestros" Arion, a la sombra de su maestro, se dedico a grabar los rostros de sus compañeros de viaje en su mente. "Forman un grupo curioso. ¿Por que hemos sido elegidos? ¿A donde vamos?"

Poco a poco, los últimos maestros jedi se reunen con ellos. El ambiente general es de excitación y jubilo y Arion sonrie abiertamente, ante la perspectiva de la aventura que les aguardaba.

Por fin, con todos reunidos y comprobados, echan a andar de camino al espacio puerto. Arion lanza miradas inquisitivas a todas partes, maravillado por la gente, el cielo, los edificios, el ruido, el brillo del sol. Cada poco tiempo, se ajusta el peso de la zamarra que lleva, tratando de estar mas comodo.

"El maestro dijo que el saber no ocupaba lugar... pero lo cierto es que pesa un barbaridad... Humpf"

El espaciopuerto bullia de actividad y Arion se mantuvo cerca de su maestro y de sus compañeros.

"Haaalaaa" El muchacho no pudó reprimir una expresión de asombro ante la nave que les esperaba. Se alejó momentaneamente para dar una vuelta rapida enderredor de la astronave. Antes de que su Maestro le llamara la atención, Arion volvo al grupo... pero no antes de pasar la mano por uno de los flancos.

Junto con los demas, tomo su lugar en la nave. Sin embargo, la ausencia de tripulación no paso inadvertida para el joven padawan.

Mientras notaba la aceleración de la nave y sentia como escapaban de la atracción gravitatoria de Corustcan, Arion decidió que habia llegado el momento. Se acercó a su maestro y, despues de saludarle educadamente, le interpeló sobre las dudas que rondaban en su cabeza.

"Disculpad que os interrumpa Maestro Rotwan. Creo que tanto mis compañeros como yo, queremos saber a donde vamos." Arion se mostraba serio, aunque por dentro estaba temblando por los nervios y la ansiedad.

Nop Rish estaba deseoso de saber algo acerca de la misión que los maestros de la Orden Jedi habían preparado para ellos. Sin embargo, parecía que su anciano y respetado maestro no estaba por la labor de informarle sobre ello.

Cuando salieron en el transporte hacia el espacio-puerto de Coruscant, Nop pudo contemplar la belleza arquitectónica del planeta-ciudad como pocas veces antes lo había hecho. Él llegó a Coruscant a una edad muy temprana, y desde entonces jamás había vuelto a salir de ahí. Sin duda esta era una gran oportunidad para poner a prueba sus conocimientos y entrenamiento como Jedi.

Por fin, la nave estelar clase Defensor salió de la órbita de Coruscant y partió hacia su objetivo a la velocidad luz. El pequeño zabrak se desató el cinturón de seguridad una vez la nave se hubo estabilizado y observó a su maestro charlando con sus compañeros adultos. Así pues, se dirigió hacia un ventanal desde donde podía ver el espacio exterior, cerca de sus compañeros padawan.

- Que emocionante. Es la primera vez que abandono Coruscant, desde que llegara aquí hace mucho, mucho tiempo.

Nop casi hablaba para sí, expresando sus meditaciones mientras observaba el espacio plagado de líneas lumínicas formadas por la velocidad de la nave. De pronto vio a Arion acercarse a su maestro y preguntarle acerca de la misión a la que iban y mostró interés en la respuesta del Jedi, aunque no esperaba que fuera a satisfacer la curiosidad del joven padawan.

Durante el viaje en el transporte que parecía una ballena había permanecido en silencio absoluto, soñando que vivía una gran aventura y salía victoriosa de ella, pero al aterrizar en el espacio-puerto volví a la realidad rápidamente, nuevamente era la padawan de un talentoso maestro, acompañada de varios otros maestros también especiales y sus padawan, y no una heroína como había soñado.

Avance rápidamente hasta el trasporte de clase Defensor, por el camino observe sin alterarme la altura de los edificios y un pensamiento agradable se me vino a la mente.

-Esas altas torres también empezaron desde el suelo – Sonrió para mi misma.

Tome mi asiento y comencé a meditar para calmar mi estado de animo tan ansioso de probarme a mi misma, no podía dejar que los pensamientos como esos, que buscaban fama y gloria me dominaran, después de todo quería ser una protectora de la paz, no una renombrada heroína de película. La sacudida me volvió a la realidad nuevamente y supuse que ya nos encontrábamos en el hiperespacio. Escucho como los otros aprendices intentan sacar información de los maestros y miro con cara interrogante al mío, que ya me conocía bastante bien para saber que yo ya deseaba saber a donde nos dirigíamos.

Finalmente decidi, que lo mejor sería descansar y tratar de relajarme. Los maestros no nos iban a decir nada hasta que llegase el momento y yo, aunque no estaba tan nerviosa como Theen no me sentía lo suficiente cómoda para hablar. Probablemte tuviesemos que hacer alguna misión conjunta y eso me intrigaba. No era parte de la filosofía jedi ser un maestro y un padawan? Además los maestros no parecían estar dirigiendonos a una misión, sino más bien a un entrenamiento o a una prueba.

Frustrada por dar vueltas continuamente a los pensamientos y por no ser capaz de hablar con mis compañeros decidi que lo mejor era meditar un rato asi que me dirirgí a un rincon de la nave y me sente a meditar. Era posible que tuviese un aspecto ridiculo para los demas miembros de la tripulación, pero no me importaba (o si lo hacía) Además en esos momentos empezaron a asaltarme algunos pensamientos negativos, como aquella vez que dos amestros habalndo senegaban a aceptarme como padawan con la excusa de que nunca había habido un gungan jedi.

Finalmente conseguí aislar esos pensamientos y comenzar a meditar

Theen estaba mas tranquilo ahora, en presencia de tantos maestros no se sentía tan abrumado por la presencia todos los jóvenes Padawans. Caminaron desde el templo hasta los hangares sin que los maestros dijeran cosa sobre la misión; en su recorrido Theen pudo admirar una vez mas el esplendor de Coruscant y del templo, había pasado alli sus últimos años y le tenia una creciente admiración a ambos lugares.

Agachándose para no chocar y esperando su turno para no atropellar a nadie el pequeño Theen accedió a la nave de transporte que los llevaría hasta el espacio puerto donde abordarían una nave estelar. Tanto en el trayecto como en su estancia en el espacio puerto el joven Anx pudo apreciar a mas detalle el folclor de la ciudad y de los diversos transeúntes que iban y venían de un lado a otro, sobre todo en el espacio puerto que en esos momentos se encontraba sumamente ajetreado.
Theen se había mantenido en silencio en todo el trayecto, sumido en sus pensamientos e inquietudes, y mientras observaba como la nave estelar dejaba atrás el planeta y se adentraba en el hiperespacio Theen admiraba de nuevo la bellaza de las estrellas rememorando la historia de su raza y sus antiguas glorias. Por su parte su compañeros se notaban claramente curiosos sobre la misión que les acontecía, en gran medida se notaban muy emocionados; en la opinión de Theen el que se juntaran 6 Jedis de importancia implicaba que tenían una importante misión, aunque no por ello peligrosa, mas aun, el hecho de que ellos fueran con sus maestros implicaba para el que en aquella misión irían a profundizar en sus aprendizajes.

Los maestros se miraron sonrientes unos a otros ante la insistencia de algunos de sus padawan y la tensa espera del resto por una respuesta. Finalmente, el maestro Tam-Ung se encogió de hombros y soltó un suspiro de resignación.

- Venga, contémosles todo -dijo-. No tiene sentido seguir teniéndoles en ascuas.

Sem-Tar Rotwan e Imara Tellmin asintieron mostrando su acuerdo. Todos los mayores miraron a Kavo, esperando que él hablara. Al fin y al cabo era el decano del grupo y todos le debían respeto por ello.

Lentamente, abandono la meditación y me levanto respetuosamente en espera de lo que nos van a decir. Todo el misterio, toda aquella tensión..nuestro destino estaba a tan sólo unos minutos. Pronto sabriamos el porque de aquel extraño viaje.

El maestro Kavo N'tabrus se aclaró la garganta vorgidana con un curioso sonido gorgoteante, y después comenzó a hablar.

- Muy bien -dijo, acomodándose en uno de los mullidos asientos de la nave-. Nuestro destino es el planeta anillado Kuvoth, en un apartado sistema del Borde Exterior. Es un mundo rocoso con una atmósfera tórrida, alumbrado por dos estrellas enanas naranjas que forman un sistema binario, una de las cuales aumenta rápidamente de tamaño. El planeta no tiene vida inteligente. A pesar de que tiene aire y agua, los recursos naturales son escasos y es difícil sobrevivir allí.

Hizo una pausa para que los padawan asimilaran la información. Luego se levantó y pulsó unas cuantas teclas en una computadora. En la pantalla apareció una imagen al instante.

Parecía un planeta común y corriente, como tantos otros que habían podido estudiar en los archivos del Templo. No obstante, todos fueron conscientes de que sería allí donde llevarían a cabo su primera misión como padawan, y no pudieron evitar sentir una extraña sensación de impaciencia e incertidumbre.

- Nuestro objetivo, y la razón de que vayamos tantos Jedi, es adentrarnos en una antiquísima instalación de investigación que se edificó en el planeta hace más o menos 1.200 años -entonó el maestro Kavo-. En esta instalación se llevaron a cabo muchos estudios relacionados con la Fuerza y una extraña especie de mamíferos que habita el planeta antes de que se hiciera imposible mantener una base permanente en él debido al incremento de temperatura y los grandes costes que ello suponía.

Miró uno a uno a los alumnos, y estos pudieron comprender lo que el maestro pensaba un momento antes de que lo dijera. Se les abrieron mucho los ojos...

- No hemos sabido de la existencia de esta instalación hasta ahora, pero... si en ella se llevaron a cabo estudios sobre la Fuerza, es evidente que sus resultados se consignarían en poderosos Holocrones. Y vamos a recuperarlos.

El maestro terminó de hablar y volvió a su sitio. Imara se removía de impaciencia en su asiento, y tanto el maestro Tam-Ung como Sem-Tar y el maestro Kar-Dot, así como la maestra Pallan'dari a los mandos de la nave, parecían ansiosos por llegar a destino y poner a salvo los preciosos artefactos de las manos de aquellos que pudieran hacer un mal uso del infinito saber que debían contener.

Nop se apresuró a pillar un buen sitio en cuanto los maestros estuvieron de acuerdo en explicar la misión a los padawan. Sentado, y con una creciente excitación recorriendo su cuerpo, se puso cómodo y escuchó las palabras del maestro Kavo N'tabrus con toda atención. Conforme iba escuchando su entusiasmo fue en aumento y no pudo evitar lanzar deferentes miradas a su maestro Tam-Ung Kbahr en repetidas ocasiones.

- Es fascinante maestro. - el pequeño zabrak no pudo reprimir su emoción una vez el maestro Kavo hubo terminado su detallada explicación. De un ágil y enérgico salto, se puso en pie y observó el holograma del planeta Kuvoth en el ordenador de la nave - Conseguiremos esos Holocrones y los llevaremos al Templo de Coruscant para que los sabios lo estudien.

Su voz juvenil no desentonó con la determinación con que lo dijo, aunque la aún inocente y soñadora mirada de sus ojos delataban abiertamente su inexperiencia, para beneplácito de su maestro.

Una vez explicada la misión sentí un gran alivio, aunque no entendía muy nien como nos distribuiriamos ¿en grupos?¿Maestro-padawan?¿Cada uno por libre? De todos modos decidí no preguntar. Fuese lo que fuese lo descubririamos pronto. Además el maestro Kavo habia hablado de que el planeta tenía aguas. No pude evitar, cuando dijo esas palabras que mis orejas se alzasen con interés. Desde que había llegado a Couruscant habían sido muy pocas las oportunidades que había tenido de explorar lagos o rios, y las pocas veces que había conseguido algo similar me había ganado reprimendas de mi maestra. Quizas ahora tuviese la oportunidad de explorar alguno de los lagos con su beneplacito.  Sin darme cuenta de lo que hacía toque el, para mí practicamente inutil respirador subacuatico y sonreí.

Sin embargo, no pude evitar preguntar al maestro una duda que, repentinamente había asaltado mi mente.

Maestro Kavo, ¿Que clase de seeres son esos mamiferos? ¿Siguen vivos a pesar del aumento de la temperatura?

Exacto, pensó Theen sobre las palabras del joven Zabrak, para que los estudien, no nosotros, aun estamos jóvenes para eso, pero algún día, quizá algún día. Pero lo importante para el seguía siendo lo mismo, el papel que ellos desempeñarían.
-Maestro- hablo Theen dirigiéndose a su maestro –he estado meditando…, nuestro papel en esta misión esta fundamento en nuestro aprendizaje o tiene otro objetivo especifico?-

El maestro Kavo miró a ambos padawan y sonrió, aunque su sonrisa apenas era visible bajo su gran nariz. Le encantaba que los aprendices fueran curiosos, y empezaba a darse cuenta de que con este grupo había tenido mucha suerte.

- Son una especie de primates no arborícolas, y sí... siguen vivos -dijo para contestar a Mowar-. La vida siempre halla un camino para la supervivencia, a no ser que las condiciones sean realmente extremas. Parece ser que subsisten habitando los casquetes polares del planeta, donde aún hace un clima agradable.

Meditó por un momento y luego añadió algo.

- De todos modos, dudo que nos encontremos alguno en las coordenadas a las que tenemos que ir...

Se volvió luego hacia su padawan. Theen parecía preocupado sobre el papel que tendrían los aprendices en su misión, pues sabía que le encantaba estudiar y descubrir cosas nuevas. Quizá le preocupaba tener demasiada responsabilidad y no poder concentrarse en el aprendizaje.

- Nuestra misión tiene un objetivo, Theen -le dijo-. Pero aprenderás mucho. Tú y todos tus compañeros. Incluso nosotros aprenderemos -añadió, señalando a los maestros-. La vida es aprendizaje y nadie, en especial un Jedi, deja nunca de aprender hasta que se hace uno con la Fuerza.

La maestra Pallan'dari habló justo cuando el maestro Kavo terminó sus explicaciones.

- Estamos llegando, poneos los cinturones -anunció.

Todos obedecieron la orden de la piloto, y se sentaron en sus lugares. Con una ligera sacudida, la nave salió del hiperespacio y las estrellas volvieron a la normalidad. A través del vidrio superresistente de la cabina, pudieron ver al fin su objetivo con sus propios ojos. El planeta Kuvoth les esperaba.

Había llegado el momento, y los padawan pudieron ver cómo todos sus maestros se concentraban y buscaban la sintonía con la Fuerza. Era el comienzo de una misión, y dejaban atrás a los simples mortales que eran para convertirse en Jedi. A partir de aquél momento, el éxito dependía de cada uno de sus pasos.

Como todos sus compañeros padawan, Arion hizo lo posible por buscar un hueco desde donde escuchar las palabras del anciano jedi, cerca de su propio maestro. Siempre le habia interesado la historia de la Orden, de modo que la perspectiva de estudiar holocrones perdidos en un misterioso planeta del Borde Exterior inflamó las ansias de aventura del muchacho y le hizó sonreir de oreja a oreja.

"Mil doscientos años... guau... Holocrones... Formas de vida desconocidas... Como mola"

La astronomía no era su fuerte, de modo que no podia aportar nada del planeta Kuvoth...

"Aunque, claro, los maestros tendran en su poder toda la información disponible hasta ahora."

Sin embargo, habia algo que preocupaba al joven aprendiz. Mientras los jedi respondian lo mejor que podian a las preguntas de los padawans, Arion barruntaba en silencio, dandole vueltas a la cabeza. El aviso de la maestra Pallan´dari, le saco de sus ensimismaciones y tomo su lugar con rapidez. Por fin, despues de tomar unos momentos para darle vueltas, decidio compartir con todos los demas su preocupación, aunque interpelo directamente a su maestro.

"Maestro Rotwan, ¿quien construyo esa instalación? ¿Fue la Orden Jedi? Si los experimentos tenian que ver con la Fuerza, es lo mas logico, ¿verdad?"

El pequeño zabrak escuchó las palabras del maestro Kavo y su breve lección sobre la experiencia no pasó desapercibida. Sin duda aprendería mucho en este viaje observando y escuchando a tanto maestro junto.

Al anuncio de la maestra Pallan'dari, Nop fue a su asiento y se abrochó el cinturón. Percibió la concentración de los maestros Jedi e intentó emularlos sin éxito. No en vano la pregunta del padawan Arion le hizo volver la cabeza y prestar atención a la respuesta.

Mientras la pequeña nave se aproximaba poco a poco al planeta, y la masa rocosa iba haciéndose cada vez más grande, Sem-Tar asintió en dirección a Arion.

- En efecto -confirmó-. Fue la Orden Jedi. Pero te sorprendería saber la cantidad de secretos que el tiempo oculta, incluso en nuestros archivos. De vez en cuando, una información se pierde porque nadie hace uso de ella o se traspapela, y con el tiempo, se redescubre cuando la gente menos se lo espera. Esto es lo que ha pasado con esa instalación... Nadie en la Orden sabía de su existencia desde hace siglos, por eso vamos a investigarla.

Se arrebujó en su asiento. Quedaba poco para aterrizar.

Con la rapidez de una bala, la nave clase Defensor se aproximó a la órbita de Kuvoth. La maestra Pallan'dari trazó una ruta parabólica que les hizo colocarse paralelos a la superficie del planeta, listos para aterrizar. En ese momento, la voz de Imara Tellmin se escuchó con claridad.

- Percibo una perturbación en la Fuerza...

Los cuatro maestros la miraron intrigados. Sabían que, de todos ellos, era probablemente la más sensible a los cambios en la Fuerza Unificadora. ¿Qué podría estar notando?

Mire a mi maestra sorprendida y trate en vano de concentrarme en la perturbación de la que hablaba. Sin decirla nada, para evitar desconcentrarla, espere a que se explicase un poco más. Siempre lo hace. Seguí tratando de concentrarme como ella me había enseñado a pesar de que sabía que no iba a conseguir nada

El maestro Tam-Ung cerró los ojos con expresión seria. Pasaron un par de segundos y él también habló:

- A estribor... se acerca algo...

La maestra Pallan'dari estaba demasiado concentrada pilotando como para analizar la Fuerza tan profundamente, pero escrutó el espacio en busca de movimientos. No pudo encontrar nada, pero aceleró para aterrizar cuanto antes.