Partida Rol por web

Theen continúo con el plan de Arion y siguiendo a este se puso de pie encendiendo su sable láser para de nuevo continuar con sus movimientos de postura Jedi que le permitían enfocarse con la fuerza.
-Podemos ayudarte, no estas solo en esto. La oscuridad solo te llevara por un camino de dolor, miedo y odio, la fuerza se comerá tu corazón poco a poco y después tu vida; ya no tendrás noción de quien eres realmente, lo perderás todo. Aun puedes darla vuelta y venir con nosotros.-

El aprendiz Sith no movió ni un ápice su sable láser de color rojo, pero escuchó atentamente los argumentos de los dos padawan que tenía delante. Una extraña sonrisa se dibujo en su rostro.

- ¿Así que en lugar de aceptar la realidad, de aceptar que puedo fulminaros en cualquier momento... estáis dispuestos a reafirmaros en vuestra intención de no uniros al Lado Oscuro? -preguntó con una extraña voz calmada-. Y no solo eso... ¿además empleáis vuestros últimos momentos de vida para tratar de convencerme de que yo abandone su senda?

Se quedó callado y durante un largo instante no dijo nada más, pero la sonrisa de Darth Phiras se acentuó hasta que se pudieron ver sus dientes y finalmente, el oscuro aprendiz soltó una carcajada. Algo parecía divertirle mucho.

- ¡Vaya, tengo que admitir que sois más valientes de lo que me había esperado! ¡Al final voy a perder la apuesta y todo! -exclamó, aún riendose-. Muy bien, qué remedio... vosotros ganáis.

Y entonces, abandonó su postura de guardia, quedándose simplemente de pie en donde estaba. Y la luz del sable rojo se apagó. Darth Phiras se cruzó de brazos y observó a los dos padawan, sonriendo aún con una expresión extraña en el rostro.

Mowar trató una vez más de quitar el arma a su oponente, pero a pesar de que la Fuerza guió sus movimientos y a punto estuvo de lograrlo, Darth Maleng era aún demasiado fuerte para ella, incluso estando herido. No obstante, aquella última frase de la gungan le había hecho sonreír.

- "Antes muerta que esclava..." -repitió, y su voz sonó extrañamente distinta-. No está mal. Y además, has conseguido herirme trabajando en equipo con tu compañero. Un compañero que también ha demostrado ser muy hábil abriendo esos seguros electrónicos...

Mowar no se había percatado de aquello, pero era cierto. Nop había logrado liberar a los maestros recurriendo a la Fuerza para descifrar el código de los cierres electrónicos que les mantenían cautivos. Aunque los maestros parecían demasiado débiles para poder ayudarles.

- Parece que os habíamos subestimado, pequeños -susurró-. Así pues... aquí es donde todo acaba.

- ¡Alto! ¡Esto ha ido demasiado lejos!

Todos los presentes en el hangar se volvieron hacia la voz que había exclamado aquellas palabras. Alia había vuelto, y les miraba con una expresión ceñuda en el rostro mandalore. Jadeaba y parecía furiosa, además de llevar algo en las manos. No pudieron distinguir con claridad qué era... pero en ese momento, Alia lo lanzó al suelo.

Eran tres objetos, cilíndricos. Repiquetearon con sonidos metálicos al caer al suelo del hangar. Eran tres sables láser. Los sables de los tres maestros Jedi que no estaban allí.

En el momento en que el sith pronunciaba aquellas palabras, Alia entró con su descubrimiento. La gungan intuyó lo que llevaba encima, pero no se giró completamente. Aunque estaba sorpendida sabía que aquello podía ser su final.

—Te equivocas—respondió al sith—ahora empieza todo...

Mowar había conseguido herir al sith, controlar sus sentimientos y salir indemne. Aquello no iba a terminar así. No sin una explicación...

Arion parpadeó, asombrado... No podía dar credito a las palabras del aprendiz Sith, ni a su repentino cambio de actitud. Todavia perplejo, apagó su espada laser y se relajó... No sabria expresar porque, pero no le parecía que Phiras les estuviese tendiendo una emboscada.

"¡¿Como?! ¡¿Una apuesta!?"

Las autoritarias palabras de Alia terminan por convencer al joven padawan de que algo no terminaba de ir del todo... bien.

-No se que clase de prueba es esta - Digo llevando la mano a mi sable de luz, pero sin embargo no lo saco - Pero ha sido cuidadosamente calculada para nosotros, dime "sith" - Digo mirándolo a los ojos - ¿Porque tu forma de luchar, tu forma de hablar, la pose que usas en la batalla son tan parecidas a las de mi maestro? - Tomo una pausa para respirar, ahora mismo tengo todas mis emociones bajo control y hablo con algo de serenidad - Creo ya comprender de que se trata todo esto, y si os habéis tomado tantas molestias para llegar ha este punto, al menos explícame ¿cual es el punto de luchar en tu contra?, ¿porque nos detienes? , no he encontrado rastros en las túnicas de que los maestros hayan sido asesinados, y ellos, y especialmente mi maestro, no es del tipo de persona que se queda sentado mientras los apuñalan, así que, ¿el objetivo final de esta prueba es derrotarte? pues que así sea, pero antes contesta a mis preguntas ¿quien eres tu realmente?

Theen meditaba sobre lo sucedido, el había sospechado de todo esto desde el principio y al fin estaba cerca de descubrir la verdad al respecto.
Apagando su sable se sentó de nuevo en posición de meditación para observar a detalle todo lo que sucedía.

Mientras Alia lanzaba su arenga y Theen se sentaba en la posición de meditación que su maestro le había enseñado tantas veces para recuperarse del golpe de sable láser, no se oía nada más en la enorme sala. Darth Phiras continuaba con su media sonrisa y los brazos cruzados, mientras el "Lord Sith" que había estado peleando con Mowar apagaba su sable también y se frotaba el brazo herido.

En ese momento, uno de los tres sables láser que Alia había tirado al suelo se movió y acto seguido, voló por los aires hacia unas cajas...

... sobre las que estaba sentada tranquilamente la maestra Pallan'dari, que lo recogió al vuelo con habilidad. Les observaba a todos con una sonrisa en el rostro, que apoyaba sobre la mano libre.

- Pequeña -dijo con voz divertida-. Te aconsejaría que tratases con más cuidado las cosas de los demás. No me gustaría tener que pulirlo luego, y seguro que a tu maestro tampoco. ¿No es cierto, Kar-Dot?

Aquello último lo dijo mirando en dirección al Lord Sith con el que la gungan se había estado enfrentando con tanta determinación.

Cuando todos volvieron a mirar al lord Sith, este ya no era un lord Sith. Se había convertido en el maestro Jedi alto y fornido que siempre había sido, aunque sus ropajes continuaban siendo oscuros. Sonrió a su vez al mirar a Pallan'dari, mientras recurría a la Fuerza para recuperar su sable láser del suelo.

- No seas quisquillosa, Pallan'dari -dijo riendo entre dientes-. Además, con la apuesta que le he ganado a mi "aprendiz", me puedo construir uno nuevo cuando quiera.

Darth Phiras, que ya tampoco era Darth Phiras si no Sem-Tar, el maestro de Arion, no dijo nada pero negó con la cabeza sin perder su sonrisa.

En el centro de la sala, los maestros que estaban junto a Nop parecieron recobrar su energía como por arte de magia y también se levantaron, sacudiéndose las ropas para limpiarse la suciedad. El maestro Tam-Ung le dio una palmada en el hombro a su aprendiz zabrak mientras le guiñaba un ojo, queriendo dar a entender que estaba orgulloso de su habilidad por haber logrado liberarles.

Por su parte, Kavo se dirigió hacia Theen e Imara hizo lo mismo yendo a encontrarse con Mowar.

- Bueno... al final ha sido más divertido de lo que habíamos esperado, ¿eh? -dijo dándole un codazo al maestro grandullón-. Kavo, será mejor que vengas a echarle un vistazo al brazo de Kar-Dot. Parece que entrené a mi padawan con el sable láser mejor de lo que yo misma me esperaba...

Miró a Mowar con orgullo mientras sacaba una venda de su túnica para que el sanador Jedi pudiera ocuparse de su compañero.

Un torrente de emociones bailaba sobre el rostro del padawan... Por puro instinto, se giró para seguir el vuelo del sable laser hasta las manos de su legitima propietaría. Arion abrió la boca de par en par, perplejo ante los acontecimientos...

"Una prueba... Era todo una prueba..." El joven padawan hablaba más para sí mismo que para sus compañeros, pero no podía evitar expresarse entre susurros... "Nos han probado..."

Arion cerró la boca con fuerza y frunció el ceño, enfurecido. Clavó una mirada torva en el sonriente aprendiz que tanta angustia le había provocado... Con un esfuerzo, contenía las lagrimas y un leve temblor en los labios.

Sin embargo, la revelación de la verdadera identidad del "aprendiz" del "Lord Sith" atrajó la curiosidad (y la furia) del joven aprendiz.

"Maestro..."

Mowar no sabía que decir. Realmente aquello no se lo esperaba y la había dejado patidifusa. Había cometido muchas estupideces durante la prueba, pero era normal. Al fin y al cabo era una aprendiz.Pero había llegado a luchar, algo que todo jedi debía evitar en cualquier momento. La joven gungan estaba muy confundida pero, en el fondo estaba aliviada de que aquello hubiese salido bien. 

Sabía que algo no encajaba...lo de Kin era muy raro... pero llegar a sospechar que había un infiltrado en el templo...—pensó con cierta culpabilidad.

—Lo...lo siento....siento haberle herido—murmuró. ¿Supondría aquello su expulsión del templo por no haber podido ver lo que era en realidad? Pero...

Mowar comenzó a hilar rapidamente las ideas. Era realmente extraño que el "sith" no la hubiese matado del primer golpe y ni siquiera la hubiese hecho un rasguño. Realmente, ella no era tan habil...debía haber sospechado desde un principio y no lo hizo. La preocupación la había nublado los sentidos. Y no podía evitar sentirse culpable por alguna de las temeridades que había hecho, como la del pozo, donde Alia había estado a punto de morir por su culpa. 

Sin embargo, y por curioso que pudiese parecer, la chica no parecía frustrada ni enfadada por lo que sus maestros les habían hecho pasar. Comprendía que sí no eran capaces de enfrentarse a situaciones similares ahora, dificilmente podrían superar los retos futuros aunque la confundía el método por el cual habían decidido hacerles aquella prueba.

Theen sentía que se había fallado a si mismo y a su maestro. Había aprendido a leer la fuerza, pensar, a tener templanza y sobre todo mantenerse siempre en orden con la fuerza y su entorno.
-Lo siento maestro, al final he dudado de la fuerza y de mi mismo. Me he dejado llevar por la situación y no he confiado en lo mi instinto y la fuerza me decían-
Theen sabia que desde un principio no tenia que haber hecho gran cosa. Su instinto le llevaba a estar en paz, a meditar cada paso que daban y a tener el control de la situación. El final para él había sido un fracaso pues no tendría que haber llegado a eso, no tendría que haber hecho muchas cosas. Quiso unirse a sus compañeros, no quiso que pensaran que era necio, no quiso que le mirasen feo; su debilidad lo había llevado a ser imprudente y lo sabía. Considerar que el ya sabia que sus maestros estaban llevándoles por una prueba no era justificante para actuar imprudentemente.

Kavo negó con la cabeza y ayudó a Theen a levantarse del suelo para echarle un vistazo en el pecho.

- No te preocupes, Theen -dijo con su voz anciana-. Esta sólo ha sido la primera de muchas pruebas que vendrán. Tienes tiempo para mejorar y además... tú y tus compañeros lo habéis hecho muy bien.

Pareció satisfecho con el estado de su padawan y se volvió para ir a atender al maestro Bashram.

- No te esfuerces demasiado -le dijo a Theen mientras se alejaba-. Hemos utilizado sables láser de entrenamiento, claro... pero aún así un golpe como el que has recibido duele bastante. Me sorprende que no te hayas desmayado, eres más resistente de lo que pensaba.

Le guiñó dos de sus muchos ojos y sacó sus útiles de sanador.

El maestro Kar-Dot escuchó las palabras temerosas de Mowar y alzó un brazo para quitarle importancia mientras negaba con la cabeza.

- Ni lo menciones -dijo-. Ha sido culpa mía por tomarme el combate a la ligera. Un poco más y me habrías dejado sin brazo, pequeña. No muchos padawan podrían presumir de algo así...

Soltó una sonora carcajada. Estaba claro que era un Jedi habituado a las lesiones en combate, así que una pequeña quemadura no le asustaba lo más mínimo. De hecho, se le veía muy orgulloso de que Mowar hubiese combatido tan bien. Mientras el maestro Kavo le curaba la herida, se volvió hacia Sem-Tar.

- Parece que tu padawan no esperaba algo así. Bueno, es comprensible. Será mejor que les expliquemos todo y pasemos a evaluarles. ¿No creéis?

El resto de maestros asintieron con la cabeza, mostrando su acuerdo. De pronto el ambiente se hizo más solemne, y todos se dieron cuenta de que cada uno de sus pasos había sido cuidadosamente seguido en todo momento. No sólo el combate había sido una prueba, si no que desde el mismo instante en que habían despertado en sus celdas, sus mentores les habían estado observando, y ahora había llegado el momento de escuchar su dictamen.

La maestra Pallan'dari bajó con gracilidad de las cajas en las que estaba sentada y se aclaró la garganta con elegancia. Miró al maestro Kavo y señaló a su aprendiz, Lyna.

- Kavo, ¿serías tan amable de despertar a mi jovencísima padawan? -pidió-. Me temo que la prueba ha sido demasiado para ella...

El despertar de Lyna fue brusco, pues no tenía ni idea de dónde se encontraba ni qué estaba pasando. Se sorprendió mucho al darse cuenta de que la lucha ya había terminado, y cuando supo que no había podido hacer nada para ayudar a sus compañeros, su rostro se puso más rojo que el que había lucido su maestra mientras había estado disfrazada de iniciada twi'lek.

- Bien, Lyna... -empezó la maestra Pallan'dari poniéndose seria-. Creo que no me será necesario decir que esta es la prueba de que, por mucho que fanfarronees y por muchas bromas que hagas, el camino para ser un auténtico Jedi es más duro de lo que cualquier padawan puede aventurar. Caer desvanecida durante un combate es algo completamente inadmisible, y en el futuro tendrás que entrenar mucho más tu sangre fría para que cosas como esta no vuelvan a ocurrir.

Lyna bajó la vista aguantando el chaparrón. La verdad es que no había mucho de lo que alardear en su actuación desde que habían entrado en el hangar...

- No obstante, tu fuga de las celdas fue rápida y brillante, y combatiste muy bien contra los droides de seguridad junto a Arion -dijo la maestra, suavizando el tono-. Así pues, creo que la prueba en general no ha ido del todo mal para ti. Hay padawan que han salido bastante peor parados... Seguiremos entrenando al volver al Templo, eso no lo dudes. Y será mejor que cambies de actitud y te esfuerces más para que esta lección sirva de algo.

La maestra incluso se permitió sonreír levemente, por lo que Lyna se sintió aliviada y asintió para demostrar que a partir de ese momento se esforzaría más en su adiestramiento.

Después de Lyna, le tocó el turno a Nop, el padawan Zabrak. El maestro Tam-Ung, que hasta aquél momento había permanecido en silencio, se adelantó con uno de los grilletes electrónicos en la mano.

- De ti, Nop... tengo que admitir que me descorazonó un poco al principio que tanto tú como tu compañero tardaseis tanto en descubrir cómo salir de la celda en la que estábais recluidos -valoró el anciano humano-. En el futuro, recuerda que una situación puede tener muchas salidas... pero sin duda las hallarás más rápido si confías desde el principio en la Fuerza. Las puertas de las celdas estaban diseñadas para enseñaros esa importante lección. Será conveniente que tanto tú como tu compañero no la olvidéis.

Luego sonrió ampliamente y mostró el grillete electrónico que el zabrak había abierto con tanta habilidad hacía unos minutos.

- Como ves, desde que empezaste a apoyarte en la Fuerza, todo empezó a ir mejor -le elogió-. Conseguiste distraer al maestro Bashram, haciendo que tu compañera tuviera mucho más fácil el atacarle... y luego incluso lograste concentrarte lo suficiente aislándote del combate como para lograr liberarnos. Esto sí que no nos lo esperábamos, mi joven padawan. Nos dejaste gratamente impresionados. En el futuro, recuerda tu experiencia en este lugar y confía siempre en la concentración y la Fuerza para salir adelante. Por mi parte, has aprobado.

Le lanzó el grillete a Nop para que lo recogiera, mientras asentía con orgullo.