Partida Rol por web

Al parecer tendrás que acostumbrarte al sistema de lectura de movimiento de los cristales que hay junto a las puertas, aunque en realidad es bastante fácil, sólo será cuestión de recordarlo y no acabar chocando contra ninguna de ellas esperando que se abra de forma automática.
Dejas tu relativamente escaso equipaje en la habitación, al menos teniendo en cuenta que a partir de ese momento vivirás más en ese lugar que en la Tierra, y sales rápidamente para alcanzar a la Doctora Weir antes de perderla de vista y probablemente perderte tú mismo por los innumerables pasillos de la ciudad.

Arquea ambas cejas, algo sorprendida por tu comportamiento más que confiado teniendo en cuenta que después de todo ella es la "comandante" de Atlantis, a pesar de ser civil, y se supone que tú estás acostumbrado a seguir una cadena de mando por ser militar...
-Claro, ven por aquí... Los primero días te resultará un poco complicado pero gracias a los transportadores resulta mucho más fácil- te acompaña hasta unas compuertas que parecen dar a una especie de armario muy pequeño, pero cuando os adentráis un monitor con el mapa de la ciudad se enciende iluminando varios puntos concretos de la misma.
Elisabeth pulsa uno de ellos y espera a que las puertas se abran nuevamente, dándote cuenta enseguida de que ya no estáis en el mismo pasillo que antes.

-Sólo tienes que pulsar el transportar al que quieras ir en la pantalla, muy útil, ¿verdad?- te sonríe cómplicemente y andáis por el pasillo de la derecha un corto tramo.
-Aquí es, si tienes más consultas no dudes en preguntar a cualquiera de los doctores o soldados- te señala con la mano una puerta doble y amplia que se encuentra abierta y ella prosigue su camino, probablemente bastante atareada en realidad.

- Hola de nuevo - saludó Ronon con una sonrisa al entrar en el despacho de Elisabeth tras permitirle ésta el paso.

Aceptando el ofrecimiento que le hicieron con un simple gesto, se sentó en una de las sillas para hablar con ella. En su mano se encontraba aquel misterioso disco.

- Supongo que ya sabrás lo de la nueva prisionera... Por cierto, me ha dicho el mayor Lorne que te diera ésto - dijo tendiéndole el objeto - aunque supongo que acabaré llevándoselo a Zelenka... - terminó con un leve suspiro, como arrepintiéndose de haber hecho caso al mayor y haber tenido que hacer un viaje en vano.

-Buenos días...- Elisabeth te devuelve la sonrisa sin disimular una expresión de curiosidad al verte entrar, pulsando unos cuantos botones de su ordenador portátil antes de bajar la pantalla y apartarlo un poco para prestarte toda su atención. Siempre es así, aunque fuera para notificarle la cosa más trivial del mundo.
-Pues... no, la verdad es que me dijo que vendrías a informarme de lo sucedido, pero esperaba que trajeras buenas noticias- admite recogiendo el artefacto de tus manos, mirándolo inquisitivamente y con bastante más interés que tú, aunque acaba por dejarlo sobre la mesa.

-El SGA 1 no puede tardar demasiado en llegar, será mejor que lo mire Rodney... Era una de las pertenencias de la satedana, ¿cierto?- arquea ligeramente una ceja, esperando cualquier mínima reacción o sonido ante la mención a la procedencia de la mujer, Nayana, de la cuál Weir desconoce incluso el nombre por ahora.
-Zelenka dice que saltó por la ventana, ¿qué pasó?- te mira algo extrañada y entrelaza las manos sobre el reluciente escritorio de cristal en esa actitud calmada que tanto la caracteriza.

Apenas se suceden unos segundos en los que intentas reorganizar tus propias ideas para exponerlas de la forma más clara a Elisabeth cuando ella arquea perceptiblemente una de sus cejas sin que hayas pronunciado palabra, lo cuál denota sin equivocación posible que algo sucede.
-Disculpa, parece ser que alguien vuelve a casa- se levanta de su asiento y se dirige con paso decidido y apresurado hasta la sala de control en cuestión, apenas a unos metros de distancia tras cruzar la pasarela que une su despacho con la misma.

El Stargate ha sido activado reflejando su luz azulada y acuosa por toda la sala, todavía con el escudo cubriéndolo hasta que la doctora Weir asiente a Chuck y éste es desactivado, aunque varios soldados se acercan más de lo habitual a la zona de llegada a pesar de no levantar sus armas.

Ronon reprimió un suspiro. Al parecer Elisabeth no había sido informada al completo y le tocaría a él hacerlo muy a su pesar. La activación de la puerta, en cambio, se produjo justo en el momento oportuno. Al menos tendría excusa para resumir un poco.

- Tampoco sé mucho más - respondió levantándose a su vez dispuesto a seguirla a la sala de control - Se llama Nayana y no, no es satedana

Dejó ir aquello con aire despreocupado, pero no dejó de echar un vistazo curioso a la reacción que producía en Weir.

- Por lo que parece quiso escapar por la ventana, pero no duró demasiado; está en una celda. Tal vez deberías hablar con ella...

Ronon permaneció de pie a su lado viendo, como tantas veces había visto, los símbolos del Stargate iluminarse. Imaginó, por un momento, la cara que tendría Teyla al volver de una misión con aquel nuevo y extraño grupo y no pudo evitar sonreír traviesamente.

-Espero tener unos minutos libres para poder hacerlo- Elisabeth suspira hondamente y asiente a Ronon, empezando a bajar escaleras para dirigirse hacia la plataforma de llegada del Stargate, ya abierto.
Los diferentes componentes del recién creado SGA 1 empiezan a atravesarlo, empezando por Rodney y seguido de los demás. Ha sido una misión relativamente corta según parece... pero no llegan solos.

Tres hombres y dos mujeres vestidos con pieles primitivas y algo más sucios de lo que resulta higiénico para vuestros cánones los acompañan.
Cuatro de los susodichos se encogen ligeramente sin separarse demasiado, mirando alrededor impresionados y sobrecogidos, bastante temerosos ya que no compenden demasiado bien lo que les rodea, incluyendo personas y la propia estructura de la ciudad, sin embargo la más joven, Dasha, simplemente parece maravillada y sonríe ampliamente mientras mira a su alrededor.

Los soldados de la Sala de Control están más cerca del Stargate de lo habitual, aún así no se muestran hostiles por el momento aunque están preparados para reaccionar ante cualquier movimiento u orden.

John es el último en atravesar la puerta, que se cierra tras de él mientras se frota el cabello acercándose a Elisabeth.
-Estos son nuestros nuevos invitados... y no entienden nada de lo que decimos pero seguro que el doctor Korrigan estará encantado de traducirnos- le hace gestos al lingüista para que se acerque, evitando así la mirada de suspicacia de Weir.

-Bien, podéis tomaros un descanso y nos reuniremos en una hora... Excepto Sheppard, Korrigan y nuestros "inivtados", deberían pasar pro la enfermería de inmediato- la doctora observa a los soldados significativamente y varios se acercan a los aodarianos para guiarles hasta la enfermería.
Elisabeth se dispone a volver a su despacho acompañada de los mencionados a menos que alguien quiera decir algo más.

Después de atravesar el Stargate, Dasha se palpa de arriba a abajo perpleja y algo confusa, pero enseguida vuelve a caminar hasta que el resto se detienen a los dos metros, mirando a su alrededor felizmente, haciendo caso omiso de las conversaciones que no comprende.

Finalmente y cuando parece ser que ya ha analizado toda la sala visualmente, se acerca un poco más, ladeando la cabeza para ver a la doctora Weir con clara curiosidad.
Ya que todos los presentes están tranquilos ella también lo está a pesar de que sus compañeros de tribu no compartan esa actitud.

-¡Hänen hiukset on kuin meidän ...!- repentinamente señala directamente a Ronon muy sorprendida, aunque enseguida baja el brazo sin dejar de observarlo, como si pretendiera "algo" que no llega pues los soldados la guían a ella y el resto hacia la enfermería para un chequeo "rutinario".

Atravieso el stargate y me encuentro con la comitiva de siempre, un montón de soldados custodiando la entrada, de cierta manera me hacía sentir seguro eso lo tenía que admitir, aunque fuera poco lo que podrían hacer en caso de una invasión hostil a través de  la puerta, escucho como la puerta se cierra y Elizabeth comienza a dar instrucciones a los demás, al parecer no tengo que ir, lo último que quería era perder mas tiempo con esa civilización olvidada de dios, doy un rápido vistazo de mis ropas y puedo ver un par de raspones.

Hola Elizabeth, me alegra verte a mi también, si me necesitan estare en la enfermería, le digo al pasar cerca de ella y encaminarme a la enfermería, camino hasta llegar a uno de los transportadores y así poder llegara de una manera más rápida.

Korrigan se acerca a las autoridades de Atlantis.
Se sacude un poco cuando la doctora Weir manda a todos a la enfermeria. No esta seguro de que los nativos quieran ser tocados por artefactos que consideraran magicos o malditos.
Luego escucha a Dasha. Habla sobre cabezas....

Si al juntar las dos silabas hace un sonido fonetico distinto puede que sea un... luego. Claro, ya me extrañaba, no la querian con ellos. Quieren desarcerse de ella. La conciencia de tribu cambia el genero a la hora de formular frases en superlativo. Interesante.

Se pierde un segundo en sus propios pensamientos. Para luego hablar.

Bueno, pues tenemos unos invitados que no pasan por ser corderos ni lobos. Estoy a vuestra disposion.

Cuando el SGA 1 llegó Ronon efectivamente echó un curioso vistazo a la cara de Teyla. Teniendo en cuenta los nuevos componentes del equipo y la compañía que traían no sería muy feliz precisamente.

¿Pero quienes eran aquellas primitivas personas? ¿Porqué les habían traído a Atlantis? La verdad era que tampoco le importaba demasiado. Probablemente les habrían traído para ayudarles en alguna cosa, tal vez para tratarles alguna simple enfermedad de la cuál no eran suficientemente avanzados como para saber el remedio... En fin, ¿Qué más daba?

Se disponía a acercarse a Teyla para preguntarle cómo había ido, cuando de repente la más joven de ellas le señaló hablando en un idioma que no conocía en absoluto. ¿Pero qué...? Ronon la miró frunciendo ligeramente el ceño, aunque no se detuvo.

- ¿Cómo ha ido? - le preguntó a Teyla con una sonrisa pilla.

Teyla entra en la sala como tantas veces había hecho con anterioridad, seria y tranquila. Preocupada por la situación de la muchacha, no se separa de su lado, y cuando Elisabeth los manda a la enfermería, decide acompañarles.

- Se te ha hechado de menos en la misión, Ronon. Podría haber sido peor. No se como reaccionarán ante la revisión médica, no creo que estén demasiado acostumbrados a sentirse indefensos, podrías acompañarnos - contesta  mientras le sonríe mucho más tranquila.

- ¿Qué ha dicho, Korrigan? - arquea ligeramente la ceja ante el comentario de la muchacha.

Korrigan contesta a Teyla mientras se aleja con Ronon y Dasha.

Dice que Ronon tiene el pelo como ellos.

Teyla no puede evitar soltar una risilla - ¡Y tiene toda la razón!

John no disimula una sonrisa torcida ante el comentario de Dasha, tan inocente que llega a resultar gracioso.
Ambos seguís a Elisabeth subiendo por las escaleras de la sala de control mientras el resto empiezan a dispersarse, algunos dispuestos a acompañar a los aodarianos hasta la enfermería para que estén algo más tranquilos.

Llegáis hasta el despacho de la doctora Weir, tomando asiento y haciéndole un resumen de lo sucedido y del porqué habéis decidido traer a los "invitados" hasta la ciudad.
Ella entrelaza las manos sobre la reluciente mesa de cristal, escuchándoos con atención y tranquilidad hasta que acaba por asentir.
-Hicisteis lo correcto, no podíamos limitarnos a dejarlos morir allí, sin embargo esta vez tomaré precauciones... Si superan todos los exámenes médicos y aceptan quedarse en el Continente, estarán vigilados durante una o dos semanas, dependiendo de su comportamiento- suspira honda y pacientemente.
-La verdad es que acabamos de tener un pequeño altercado con otra "invitada". Supuestamente era satedana pero al parecer nos equivocamos y la mujer intentó huir de la ciudad por una ventana hiriendo de poca importancia a varios soldados por el camino. Ahora está en una de las celdas de los pisos inferiores, todavía tengo que ir a hablar con ella- mira al exterior a través de las paredes de cristal que dejan ver la Sala de Control y los niveles inferiores antes de volver su atención hacia el arqueólogo.

-¿Cuál es su opinión personal?, ¿debería preocuparme mucho por ellos?- pregunta claramente interesada por tu opinión experta en civilizaciones.

Bret se toma un segudo para meditar la pregunta.

Si y no. Por lo que pude observar, son una civializacion precaria. La tribu guerrera era la otra. No descarto que estan tambien lo sea, pero no hay indicios de tal cosa. Ademas quedan muy pocos para poder plantear muchos problemas.
La adaptacion sera muy dura para ellos, todo depende de su capacidad de asimilacion, y lo rapido que aprendan ciertos conceptos.

El problema existe en cuanto a su cultura. Piensan que Dasha esta maldita porque tiene los ojos azules. Lo que significa que todo lo que vean desde que han llegado les parecera extraño. Puede que durante unos dias actuen como se les indica. Pero tiendo a pensar y espero equivocarme, en que intentaran al llegar a tierra firme volver a sus costumbres originales. Osea que si necesitan algo, y tienen la fuerza para conseguirlo, actuaran en consecuencia.

Otro factor es que su tribu ahora mismo son solo 4 personas. Creo que intentaban decirme que Dasha no era una de los suyos, y querian desacerse de ella. Su idioma es complejo en ciertos aspectos y no cai antes.
Lo que significa que tardaran en reproducirse.

Luego, mi conclusion es que si tenemos cuidado y gastamos esfuerzos en enseñarles, pueden con el tiempo ser asimilados por otra cultura. Ya sea la nuestra u otra, como la de Teyla. Creo que no son peligrosos, pero pueden que causen mas de un altercado mientras se ..... "sociabilizan".

Luego queda el asunto de lo que vi en su planeta y Dasha. Esa es otra historia.

De todas formas, intentare familiarizarme con ellos en los proximos dias, e inquirir sobre algunas cuestiones de caracter culturar para hacer un informe mas en profundidad y mas concreto.

Elisabeth te presta toda su atención y se muestra de lo más interesada en toda tu explicación. Lo cierto es que es una mujer con la que da gusto hablar de cualquier tema, se nota que lo disfruta y es capaz de defenderse en cualquier ámbito.
Por desgracia no se puede decir lo mismo del coronel, que ya se ha acomodado en su silla sin disimular su cara de aburrimiento pero por lo menos tampoco interrumpe.

-Cómo bien dice son muy pocos, así que dudo que puedan imponer nuevamente sus costumbres. Esperemos que sean capaces de adaptarse a la cultura athosiana... Lo que está claro es que quedarse en Atlantis supondría un reto demasiado grande para ellos- se apoya mejor en el respaldo de su silla para concluir -Les daremos una semana, veremos como evolucionan y se adaptan en ese tiempo, por el momento será mejor que la muchacha se quede con nosotros. Parecía algo más despierta y propensa a aceptar lo que le rodea- sonríe sastisfecha por la información recibida y las decisiones tomadas.

-Volveremos a reunirnos todos dentro de una hora, aproveche para descansar un poco- da la pequeña charla por concluida, al menos por el momento, esperando a que te vayas para centrar su atención en el coronel Sheppard.
Probablemente tendrá algo que ver con el cambio de liderazgo que ya anunciaron.

La puerta se abrio y acabe cruzando seguido de Dasha que una vez en el interior de Atlantis todos se quedan algo perplejos no puedo evitar sonreir al mirar la expresión de cada uno, ciertamente me recordaban a mi el primer dia que llegue. Mire a Weir quien daba la bienvenida solo con su presencia, era grato verla, tan serena todo hay que decirlo me acerque mas a Sheppard que era al unico que verdaderamente habia cogido algo de confianza hasta que Weir nos mando a todos a la infermeria, no pude evitar fruncir ligeramente el ceño, pero las normas son las normas, no me gustaba la idea y no pude evitar gruñir ligeramente.

Al parecer estaban todos en la sala, incluso Ronon al que dedique una fugaz mirada realmente no era importante, vi que Dasha y los demas eran escoltados, me tranquilice, todos estaban en buenas manos, asi que me afloje el chaleco descolgando el arma y me dirigi a la armeria para depositar todas las armas y de ahi a la infermeria lo primero que hice fue hechar una miradita rapida al interior para ver donde andaba Carson aún sin mediar palabra, tambien buscaba de reojo a los nuevos vecinos, iba a ser divertido ver como los desinfectarian, no pude evitar soltar una pequeña carcajada.

Cuando llegáis a la Sala de Reuniones 2, tanto la capitana Vega, sentada en una silla, como el Mayor Lorne, de pie en un rincón, ya se encuentran en la susodicha.
Las puertas se cierran tras vosotros así que tomáis asiento en cualquier silla libre.
En realidad todas las salas son similares, lo único que varía es el tamaño y desde luego esta es una de las pequeñas ya que parece que no esperáis a nadie más.

-Bienvenidos a los tres- el mayor os sonríe mirándoos a todos, aunque se detiene más en Mars ya que es el único al que apenas conoce por el momento -Os he reunido para que todos conozcáis al nuevo miembro del SGA 2, William Mars- extiende el brazo hacia el susodicho y Alicia se limita a saludarle con un movimiento de cabeza algo escueto.
-Y también para informaros de nuestro cometido actual... Me temo que por el momento no vamos a salir- a pesar de eso no parece realmente fastidiado o enfadado, aunque hay que admitir que aunque el Mayor es un hombre paciente, no es muy dado a mostrar sus sentimientos o pensamientos.

-La doctora Weir acaba de informarme de que vamos a tener unos cuantos invitados en la ciudad, y ya que acabamos de tener un pequeño accidente recientemente...- mira de reojo a Zelenka, el cual sabe a que se refiere, pero prosigue como si nada -...nos va a tocar vigilar por turnos a la muchacha que se quedará en la ciudad. Por suerte solo es una pero no quiero que os confiéis ni bajéis la guardia, os mantendréis a una distancia prudencial de ella en todo momento- reparte unas hojas a los dos militares con su horario especificado, aunque obviamente hay más soldados designados a ése propósito.

-Sí señor- se limita a responder diligentemente Alicia, aunque su cara es la viva imagen de la frustración. Está claro que ese trabajo no le llama nada la atención pero alguien tiene que hacerlo.

Mientras pienso en el motivo de la inesperada reunión, camino con Will hacia la sala de reuniones. Seguimos contándonos nuestras cosas, aunque de momento, por la falta de confianza, son más bien triviales.

A ver de qué se trata. Espero que tenga que ver con lo de la cria ésa, me gustaría saber qué diantre está pasando. Sino no sé qué puede ser, porque en teoría no tenemos salidas programadas. ¿Tú sabes algo?

Al llegar a la sala, me siento en una de las cómodas sillas de uno de los laterales, escuchando las observaciones del Mayor Lorne. Cuando termina, levanto una ceja y me recoloco las gafas.

¿Vamos a hacer de niñera? Ja, esto si que es bueno. Sobre todo porque es una niña muy traviesa, ya apuesto el sueldo de un mes a que es muy escurridiza. A mi no me miréis, ya vistéis lo que le hizo al laboratorio. No pienso ponerme a hacer mis chequeos rutinarios con ella cerca...