Partida Rol por web

Miro al coronel y asiento que he comprendido las órdenes. Miro a y le indico tres dedos, dos, uno y entro cubriendome en el primer parapeto disponible, mi arma realiza un barrido del interior acompañando al movimiento de mis ojos. Cualquier movimiento puede ser un ataque, pero puede que haya otros amigos en el interior, así que el dedo descansa en la guarda del gatillo y no sobre el mismo.

Por un momento contengo la respiración para mejorar la puntería si fuese preciso. La mano izquierda aferra el arma con tanta fuerza que creo podría romperla, es lo peor del oficio, meterte en un sitio que no controlas y que desconoces qué te puedes encontrar.

-Tóxico seguro, útil... Lo dudo. Aunque nunca se sabe.- Responde Alan, terminando un análisis rápido. -En La Tierra hay quien usa abejas para curar lesiones de la espalda.- Sonríe, mientras se guarda la linterna. Coretti está perfecta. En todos los sentidos posibles. -Claro que también hay quien usa luces de colores para "sanar", así que...- Cierra de nuevo el botiquín. Le toca hacer de militar otra vez. Ben Zee ya está avanzando y haciendo señales de esas con las manos. Coge una vez más su arma, y mira el cargador. Está a la mitad, más o menos. Eso calcula. -Vale, mi Coronel, pues hacia delante. - Se dice para sí, colocándose el botiquín de nuevo a la espalda y el arma en ristre. -Pues vamos al edificio. Sígame de cerca. En silencio.- Le dice a Coretti. Si hay alguien ahí, seguro que ya les ha oído llegar. No han entrado muy discretamente, que digamos. Y que alguno del grupo se quede solo no puede ser bueno. Y muchos informes de misión previos lo corroboran. Se dirige hacia la posición de Mala, aunque guardando un par de metros de distancia. 

Sonrío a Alan a modo de agradecimiento

-Bueno, nunca se sabe...- respondo a su comentario de curas alternativas, y con un gesto de cabeza confirmo que le sigo. Esto no es lo mío, pero intentaré al menos no ser mucho incordio o estorbo de cara a la entrada en el pseudo-bunker ese que ha localizado Ben Zee. Me situo detrás de Alan y de Mala e intento avanzar lo más en silencio que soy capaz.

Por parejas, supongo que eso me deja con el doctor, ya que la doctora difícilmente sera una pareja optima para un despliegue militar y el esta con el español.

Doy por supuesto que entre los dos hombres de avanzada serán mas que capaces de cubrirse el culo el uno al otro...aunque bueno, tampoco es para darlo tan por seguro. Tomo Posiciones detrás de uno de los contenedores blancos con el símbolo de la cruz roja y espero acontecimientos mientras observo mi entorno con el arma a punto.

El capitán español se adentra en la estructura semi-circular seguido por el teniente coronel israelí, las malas hierbas siembran el interior que tiene varias mesas de metal y aparatos de poca importancia desperdigados por el suelo, hay una pequeña mampara que separa la instalación en dos y tras la que se escucha un ruido inquietante...

Fuera la sargento y el teniente americanos parecen tener todo bajo control, hay marcas en el suelo que delatan que había más estructuras como aquella en la zona pero que ya no están, a lo mejor desmanteladas por la expedición o vete tú a saber que, las cajas repartidas por el lugar están viejas y manchadas, parece que llevan allí bastante tiempo. La pregunta es ¿Están tambien todas vacias?

Escuchó el ruido y se quedó quieto. Miró a Fernández e hizo una seña. Ahora él avanzaría primero entrando tras la mampara, y el capitán le cubriría. Avanzó despacio hasta la puerta que separaba ambas estancias, y la abrió con cuidado. Luego, entró rápidamente, alzando su arma y apuntando en dirección al ruido.

El teniente coronel irrumpe tras la mampara con su arma en ristre y apuntando hacia el origen del ruido, el capitán entra tras su superior cubriéndole y ambos observan como una especie de mapache alienígena huye del lugar por un agujero que había excavado en una esquina de la estructura, donde se encontraba el animal había una ración de combate mordisqueada. El lugar estaba despejado y además de las mesas y aparatos, había varios camastros algo corroidos y tres casilleros, cerrados.

Suspiró cuando vió al mapache, y luego se agachó a mirar la fecha de caducidad del MRE, parecía que todavía estaba en fecha. Quizá habría más por allí. En caso de emergencia, quizá podrían aguantar varios días. Se acercó a los casilleros, e intentó abrirlos usando el cuchillo para forzar la cerradura. Quizá contuvieran algo interesante.

-Vigila que no vengan más mapaches mutantes -bromeó.

Un par de uniformes de Atlantis desfasados (temporada 1 y 2), fotos y cartas personales, un cargador de pistola de 9mm y útiles de baño (gel, champú, desodorante, espuma y cuchillas de afeitar) es todo lo que hay en los casilleros.

Sigo cubriendo la zona ya que parece que el ruido del interior de la estructura no era nada de lo que preocuparse. Aunque el Coronel no nos informe. Supongo que su comentario humorístico sera su forma de ponernos al día.

Me pregunto si la carne del bicho sera comestible. Y con un par, te haces unas pantuflas de puta madre, eh Alan?. Trato de bromear un poco con el medico. Es un poco menos capullo que el varón medio y casi lo puedo aguantar sin vomitar, por lo que trato de aliviar cualquier posible tensión entre nosotros por el asuntillo del c4. O Eres de zapatillas?.

Cogió el cargador de la 9mm, y se acercó a sus compañeros, fuera de la estructura. Allí no había nada más, aparte de la estructura. Les vendría bien si tenían que pernoctar, ya que lo harían bajo techado, y no vivaqueando.

-Doctora Coretti, un cargador de pistola más para usted -dijo, lanzándoselo.

Luego miró el reloj y trazó mentalmente un pequeño horario de tareas.

-Allí dentro, al fondo, tienen unas taquillas con material de aseo y un par de uniformes antiguos del proyecto pegasus. Así que, McDermott y Coretti, vayan a buscar el río y el "área de ducha". Laven su ropa y traiganla a secar. Entretanto Constantine se queda aquí vigilando el perímetro con González. Suelten las mochilas y dejenlas ahí dentro, estableceremos aquí nuestra "base provisional". Cuando regresen del rio vaya a darse una ducha usted, sargento, y lave la ropa. Estaré en el canal 4 de la radio, yo voy a inspeccionar el stargate e intentar contactar con Atlantis. En caso de conseguirlo les llamaré.

Entendido coronel. Digo mientras dejo mi mochila en donde ha indicado. El macuto de los explosivos sigue conmigo al igual que la munición. Algunas cosas no se dejan ni en la ducha.

Luego me dirijo a cubrir el perímetro, considerando que contenedores se podrían mover para crear una especie de muralla o perímetro de defensa improvisado. Con eso, algunas trampas y algún truco mas pondríamos en apuros a cualquier atacante.

Un mapache extraterrestre. Hace unos años, eso le habría parecido insólito. Y salvando eso, parece que no queda nada más allí dentro, salvando algunos desechos, uniformes antiguos y poco más. Y raciones rancias. -Soy más de zapatillas, aunque ahora mismo me conformaría con cualquier cosa.- Alan observa el lugar, por encima, sin fijarse demasiado en nada, buscando, sobre todo, un lugar más o menos limpio donde sentarse. -Aunque la verdad, es que un buen filete, aunque fuera de mapache, me sentaría incluso mejor. Seguro que son más comestibles que esas las raciones que podamos encontrar por aquí.- Sabe que Mala trata de quitarle hierro a la situación, algo innecesario. Ya la conocía desde hace tiempo. Alan examina el entorno, cuando Ben Zee da las nuevas órdenes. Normalmente era quienes trataban con los civiles. Básicamente por ser el médico, y el psicólogo no oficial. Pero lo de mandarle a lavar la ropa... Eso le coge por sorpresa. Como si él supiera lavarla mejor que cualquiera de los allí presentes. En Nueva York tenía asistenta, y secretaria, y en el ejército, subalternos que hacían esas cosas. Mira a Coretti, y luego a Ben Zee. -Claro, Coronel, ¿Quiere que también le planchemos las camisas y la hagamos la compra?- Niega con la cabeza. -Vale, pues las chicas del grupo vamos ha hacer la colada. Enseguida volvemos.- Acto seguido da media vuelta y se dirige hacia la puerta.

Conteniendo la respiración, y al final sólo es un animal que está tratando de buscarse la vida. Viene bien saber que hay especies animales en el planeta susceptibles de ser usadas como alimento de emergencia, y la mención de la chuletada hace que la boca se llene de agua y recuerde esas chuletitas de cordero tostadas, esos chorizos bien hechos y el resto de acompañamiento que suelen llevar esos acontecimientos.

Pero tenemos que estar a lo que debemos, el coronel da las órdenes, y cuando dice la palabra ducha, sonrio ante la perspectiva de poder quitarme esta mierda de encima, en cuanto se termine de secar quién sabe lo que costará quitarla, aunque todo resultaría más fácil en Atlantis con las comodidades de las que se dispone en la base, siempre es mejor que en medio de ninguna parte.

- Revisando zona y estableciendo perímetro, entendido coronel. Dejo la mochila con el equipo innecesario y reviso el entorno junto a Mala, parece que piensa como yo, observando cómo hacer un muro o cuanto menos alguna complicación a lo que nos considere como comida. Unas buenas zapatillas de mapache seguro que son una delicia en el frio suelo de Atlantis, además de lo distinto que resulta respecto al diseño militar habitual. Sigo mirando lugares de aproximación o huída y posibles puntos ciegos desde el barracón que será nuestra residencia provisional. Venga, dichoso portal, llévanos a casa.

Me quedo mirando al gracioso mapache y pensando si sería posible domesticarlo y tenerlo como mascota cuando oigo los comentarios de Mala acerca de comerselo y usar su piel como babuchas. Arrugo algo el morro ante la idea.

"Pobre bicho, en serio, que casi nos maten unas abejas gigantes no quiere decir que tengamos que hacer a la parrilla todo lo que encontremos... En fin". No me da tiempo de ahondar más en el tema cuando Ben Zee me lanza un cargador. Casi no consigo atraparlo por los pelos, pero al menos no se me cae al suelo en plan ridículo. Lo guardo entre mis cosas y asiento con la cabeza ante la orden de bañarnos.

-Vaya, debemos apestar mucho con esta sustancia- bromeo alegremente, intentando no darle importancia al tema "lavandería". Me giro hacia Alan para acompañarle hacia la zona designada.

-Venga, Alan, ya te enseño a lavar ropa, no es tan díficil, si la Humanidad lleva haciéndolo desde tiempos inmemorables, seguro que tú podrás también- le guiño un ojo, en plan amistoso, sonriendo encantadoramente, en un intento de evitar que haya enfurruñamientos por el tema. Tampoco es para tanto. Y al menos hay uniformes viejos de repuesto, no es como si fueramos a ir en plan hominidos, sin ropa ni nada por ahí... Me entra la risa floja sólo de venirme a la mente la imagen de todos yendo desnudos por el bosque, corriendo, armados hasta los dientes.

Tras unos minutos de tranquilad en los que calculo los mejores sitios para preparar un campo de trampas o minas, comienzo a tranquilizarme un poco. No se puede estar en tensión durante mucho tiempo sin sufrir secuelas. Camino hasta uno de los contenedores que están en mi ruta de patrullaje y por si las moscas le lanzo una piedra sobre la tapa. Si hay algún futuro filete dentro no quiero molestarle sin avisar.

Alan asiente, y deja pasar a Coretti, para que lidere la marcha. -Bueno, la humanidad también ha inventado las lavadoras... Aunque las de aquí no creo que funcionen aún.- Dice, sonriendo de nuevo. Por un instante, un rayo cae sobre su consciencia. Por un solo instante, el tiempo de un latido, un recuerdo del pasado invade el presente. Un recuerdo desagradable. Alan lo quita rápido de su pensamiento, para volver de nuevo al planeta. 

Hizo caso omiso de las bromas, porque simplemente era una medida de precaución. No sabian si estaban embadurnados de una toxina nociva para el ser humano, y mejor prevenir que curar. Se echó el tavor al hombro y caminó de regreso hacia el stargate, preocupado.

¿Que demonios pasaría en Atlantis?

-No se puede tener todo siempre, Teniente- sonrío de nuevo a Alan, mientras encabezao la mini-comitiva hacia la zona indicada por el jefe de equipo. Camino con calma y mirando alrededor nuestro, tanto por si nos salta algo encima como por disfrutar del paisaje, que por cierto, es bonito.

-Ya sé que es terrible no tener lavadoras, pero no se preocupe, no será tan grave...- bromeo, intentando quitar hierro al tema, pero al girarme hacia Alan veo como su cara demuda por unos instantes.

-Se encuentra bien Alan?- le pregunto, algo preocupada, parándome un momento para mirarle Igual es esa sustancia, que le está empezando a hacer algún efecto raro...

Alan niega con la cabeza. -Perfectamente. No es nada.- Sonríe, reanudando la marcha a un paso más normal. -Afectado por la pérdida de las lavadoras, quizás.- Mira a Coretti. -De todas formas, antes de quitarnos todo esto de encima, ¿No hará falta alguna muestra? Sigue siendo néctar de tripas de abeja gigante.- Se frota el pecho con las manos. Quizás debería ser más sutil a veces al intentar cambiar de tema, pero lo cierto es que hay cosas de las que es mejor no hablar.