Partida Rol por web

Todo el mundo sabe que es duro la vida fuera del cómodo hogar, imaginaros lo dura que debe ser cuando tu culo termina en el espacio exterior y con esa sensación de seguridad de que jamás volverás a ver tu hogar. O peor aun quizá el espacio sea tu hogar. Por eso en los reclutamientos es muy importante una buena campaña ...

Es en esta escena en la que los personajes propuestos por los jugadores demostrarán si tienen esa valía necesaria.

Es decir una vez tengas tu personaje listo para el juego se testará en esta escena. También será una escena de toma de contacto con el "mundo" y una oportunidad para saber más de él.

¿Os alistáis verdad?

Hoy es ese gran día, la antigua colonia humana Thuban37 celebra la fiesta inaugural del "reclutamiento" (periodo de 10 días dónde la colonia se "nutre" de grandes talentos de todo el universo), su DCLIII edición se celebrará en una modesta base de la tercera luna del planeta vecino Thuban21, como siempre al igual que la actividad que se desarrolla en todo el sistema Thuban la localización de la base es secreta.

Las academias han enviado a sus mejores alumnos así como los mercenarios o buscavidas mas intrépidos quieren probar su valía y conseguir una plaza dentro del cuerpo especial de Thuban37. Todo está preparado para iniciar las pruebas.

Viajas en un transporte comercial que se dirige a Thuban37, exactamente en el que te indicó el holomensaje que te había seleccionado para mostrar tu valía. Cuando recibiste el comunicado no era la primera vez que oías hablar sobre el cuerpo de élite de Thuban37, pero el hecho de que te veas invitado a vivir la experiencia en primera persona, es algo que te embriaga, y más ahora que ves tu sueño tan cerca.

De repente la IA del sistema Thuban (así te lo indico cuando entraste en el transporte) solicita tu presencia en la sala "Alfa207", una vez allí unos robots sanitarios inician un escaneo rudimentario de tu salud.
La imagen holográfica de la IA se proyecta enfrente tuya.

- Bien, está preparado para llegar a su destino.

Antes tan siquiera de poder replicar te encuentras en un paraje totalmente distinto a la nave ...

Un humanoide que viste una armadura completa se materializa unos segundos después delante vuestra. Justo en ese momento y por la forma de expresarse os dais cuenta de que no estáis solos [tan solo pasan unos pocos segundos, y no , no viajabais en el mismo transporte todos, en total hay 15 más además de vosotros mismos, es decir 16 en total]

- Bien¡, veo que estáis de una pieza, es un gusto saber que la reparación del teletransportador ha sido satisfactoria.... Mi nombre es Tuff 765, pero ahora no es momento de presentaciones ... Seguirme¡¡¡ [esta última orden es autoritaria y firme]

Y si efectivamente parece que os dirigís "andando" hacia la base de comunicaciones que tenéis casi bajo vuestros pies.

El "afable" Tuff os baja por una escalera paralela a unos conductos que bajan hasta una puerta lateral del complejo más grandes de la base. Las puertas se abren y os anima a entrar, veis una estancia dónde hay un control de seguridad.

Un holograma de la IA Thubana , se proyecta sobre uno de los cristales.

- Identificando a los nuevos huéspedes, ... identificación completa ... eliminada la restricción del SECTOR A ... pueden pasar

Tras decir esto la IA desaparece y Tuff 765 os conduce hacia el SECTOR desbloqueado.

Justo en la puerta antes de que entréis Tuff os da una orden:

- Numeraros ¡¡¡

Acto seguido un "Batim" de los dos que hay en el grupo de 16 (ya iré dando algo más de detalle del grupo) se pone firme y enérgicamente dice - Uno¡. Un humano varón le sigue -Dos ¡, una mujer humana rubia continua Tres ...

Después de que todos los presentes se numeren , Tuff continua su arenga ...
-Bien¡ , ese será vuestro número y nombre en esta base, y vuestro apellido será SECTOR A, ¿entendido?

Espero que sea realmente útil haberme embarcado en esta misión. Hasta ahora solo he visto una IA demasiado deficiente en muchos aspectos; cualquier parbulito Bit habría hecho una mierda mucho mejor. Así que no promete que vaya a descubrir gran cosa por aquí.

- Bien, está preparado para llegar a su destino.

Un sistema de teletransportación! Esto empieza a ser interesante. Mi nave necesitaría un sistema de teletransportación quizás no sería tan mala idea tomar este prestado. Ya veo los frutos de este reclutamiento.

El irascible militar nos pone en psudoformación y no manda gritar nuestros nombres. Doy un paso al frente y le digo en un tono calmado y pausado:

-Cuatro-

Mi nave está en el sistema de Thuban37, en algún campo de asteroides. Null la IA de la nave (a partir de ahora no la voy a llamar IA pq mi pj la considera como una hermana) se ha encargado de poner la nave en un meteorito y esperar ordenes. Garlian tiene la manía de coger algo prestado y salir corriendo. (en este caso no lo va a hacer pero se esta comportando como lo haría habitualmente)

Cuando el resto están diciendo su número, libera al aire una pequeña cantidad de nanobots, con el fin de que los arrastre el aire y cuando Garlian los vuelva a encontrar (es capaz de localizarlos) estos le proporcionaran un mapa de las zonas que han recorrido. Como bien he dicho antes este es un personaje que suele pillar cosas prestadas y huir. No está haciendo otra cosa que buscar todas las vías de escape posibles

El escaneo medico le había resultado agradable: La frecuencia energética de la radiación le era como cosquillas. Solo habrían encontrado una humana de construcción sintética. Pero aquel teletransporte le irritaba bastante, así a las bravas y sin permiso. La relación de Rûr con su cuerpo era más compleja que en la mayoría de los demás casos. Pero era el precio de estar escondid@ en un cuerpo sintético en vez de una armadura de combate con sus campos defensivos pertinentes.

Cuando llegan al complejo se le pasa por la cabeza que será el único número perfecto (Salvo que aumenten las plazas de 16 a 28) pero en su lugar solo dice  –Seis. Cotilleara como funciona todo este asunto de la disciplina y el ejercito de la AI un poco más. De momento toma nota de: desprecio por la voluntad, libre albedrio y dignidad; Patéticos intentos de intimidación; desindividualización y apersonalidad,…

El viaje hasta aquí había sido un paseo. Quizá necesitaba echarle un vistazo después a los retropropulsores y por supuesto necesitaría algunos víveres para el camino de vuelta. Dar esquinazo a un par de corbetas que buscaban su cabeza había sido pan comido. Ahora se encontraba aquí con otro puñado de gente. Realmente no sabía muy bien que iba a pasar, pero al menos aquí no llamaría la atención por un tiempo en lo que las cosas se calmaban y preparaba su vuelta al sistema Nar Shada.

Miró a Tuff de arriba a abajo. Nunca había aceptado que un cabeza de lata le diera la más mínima orden, pero por el momento era mejor mantener un perfil bajo y hacer lo que hacían todos los demás. Hablando de los demás... echó un vistazo alrededor. Ahora sí que podía decir que había visto absolutamente de todo.

- Ocho - dijo con algo de desgana.

Illiath aún no podía creerse lo que estaba ocurriendo. El haber sido invitada a Thuban37, donde sólo los mejores aspiraban a poder ya no acceder, sino a intentarlo, era algo abrumador para ella, y sinceramente no podía creer que estuviese verdaderamente capacitada para ello. Si bien no sentía preocupación en el aspecto físico, sí que era muy consciente de sus extremas limitaciones en ambientes técnicos que hasta un niño de cualquiera de los presentes dominaría. Aún así era un gran honor, y estaba dispuesta a esforzarse en quedar a la altura y, como mínimo, aprender todo lo que pudiera.

Cuando la nave se alejó de su planeta, no pudo evitar llorar. Ya lo había visto en fotografías y vídeos, pero verlo en directo... fue demasiado para ella. Desgraciadamente no pudo ver mucho más durante el resto del viaje, en cuanto la nave entró en hipervuelo, todas las estrellas desaparecieron y solo quedó negrura.

Pero al menos no estaba sola. Otros tres tripulantes la acompañaban, y la IA de la nave claro, aunque a Illiath aún le parecía demasiado raro el conversar con alguien que no tenía... cuerpo, y tampoco era una gran conversadora, de modo que fue como si no estuviese.

No pudo ni dormir durante el viaje por la emoción, y por el constante y molesto sonido de fondo de la nave... leves crujidos y zumbidos que no cesaban nunca, igual que en la base de la Alianza Intergalactica en su planeta... pero peor. Para colmo la baja gravedad le resultaba mareante, de modo que pasaba las horas de sueño asimilando la nueva información que había recibido por el día y pensando en su hogar, y en sus hijas.

Aún con todos esos nervios, Illiath mantuvo sus rutinas de entrenamiento. Así como respetar el tiempo de las comidas y de sueño (aúnque no durmiera). Todo con tal de mantener una disciplina que la ayudase a serenarse y a focalizar su mente.

Respecto a la comida... bueno, ella ya había probado comida humana anteriormente, y le encantaba. Sobretodo el chocolate y la pasta, esto último ideal, pues Marius y otros científicos de la base habían insistido mucho en lo importante que era que tomar comidas con gran contenido en oxígeno.

Finalmente el viaje a hipervelocidad terminó, y un nuevo mundo apareció frente a la nave. Illiath se empapó de la imágen, y observó también con gran impresión cómo se veía la Vía Láctea desde su interior. Esta vez sí, sacó fotos a todo para mostrarlas a su familia cuando volviera, y luego fue a hacerse un nuevo reconocimiento médico, que fue tal y como el que ya le habían hecho antes de embarcarla.

Es de presuponer que el reconocimiento fue bien, pues la imagen de la IA la asustó apareciendo de repente frente a ella y teleportándola a... suponía que a Thuban37... o 21... Muy lejos de su casa de cualquier modo. No obstante... ya podría haberla avisado, aquella IA era realmente molesta. Al menos no era la primera vez que se teleportaba, los humanos de la base de la Alianza ya le habían explicado cómo funcionaba y ya la teleportaron hasta la nave. Sí que era la primera vez que no vomitaba tras el teletransporte, aunque le costó esfuerzos.

Aún sin reponerse del todo miró a su alrededor y abrió los ojos todo lo que pudo... Acostumbrada a un cielo blanco terroso en el que, debido a la densidad atmosférica no llegaba a vislumbrarse el horizonte, aquellas vistas tan enormes la sobrecogieron. Y aquel hermoso y temible cielo azul era tal como un océano en el cielo, con una enorme luna que parecía amenazar con caer sobre ella. ¿O era ella la que estaba en la luna y aquel el planeta? Cuando pudo apartar los ojos del cielo, es cuando de nuevo se sorprendió con aquella tierra... en su hogar el suelo era muy oscuro, casi negro, nada que ver con aquella tierra rojiza. Todo le parecía hermoso y atemorizante a la vez, y pronto quedó olvidado el disgusto por el teletransporte.

Dio un respingo cuando otras personas comenzaron a teleportarse en la zona, pero ya comenzaba a acostumbrarse a aquellas cosas que a ella le parecían mágicas.

Pronto llegaron los restantes, incluyendo aquel extraño y brusco guía con armadura, y fueron llevados hasta una nueva base. Una auténtica pena para Illiath, que prefería de lejos estar en el exterior.

Finalmente fueron puestos en fila, y con tonos demasiado autoritarios para el gusto de la solarian se les exigió que anunciasen el número que les tocaba en dicha fila. Ella se quedó de pie junto a una mujer azul de rasgos alucinantes y tras la última intervención de Tuff y por primera vez en todo el rato, frunció el ceño por un momento y dijo simplemente: Nueve. Esperaba que aquel trato solamente fuese pasajero... Y como el resto no parecían sorprendidos ante él debía ser fuese algún rito de iniciación o semejante... aunque la mayoría de los presentes eran más extraños que los humanos para ella, podría ser que estuviese malinterpretando sus gestos. De cualquier modo, esta duda ya hizo que le hizo desfruncir el ceño y volver a relajar las facciones, se quedó tiesa con la cola rodeando sus piernas y a la espera de poder conocer más sobre quienes iban a ser sus compañeros y compañeras durante su estancia en Thuban.

Inspecciona a todos después de numerarse, y os solicita que le sigáis. Sus pasos os conducen al interior del SECTOR A y a su conglomerado de pasillos, mientras avanza da ordenes a la IA para que una serie de robots del servicio vengan para guiaros a vuestros barracones donde existen unos departamentos privados para poder colocar las pertenencias y donde tenéis los catres (aprox 4x4 m2 el compartimento completo), a pesar de que en cada barracón caben más de medio centenar de personas sin contar la posibilidad de compartir habitáculos, os separan en dos grupos del 1 al 8 y del 9 al 16.

El sistema de referencia multicultural de relaciones sociales, parpadeó en el campo de visión de SiD, junto a la figura del androide. Imágenes de instructores gritando a sus tropas asignadas para entrenamiento, viejas películas de ficción de origen terrestre. En un cuarto de femtosegundo, su mente comprendió las señales culturales y sus sistema de adaptación rápida comenzó a modificar su comportamiento, acorde al contexto social. El comportamiento del androide, típico de un ambiente de entrenamiento militar terrestre, apuntaba a intimidar, uniformar, crear disciplina y endurecer el ánimo de los nuevos reclutas, preparándolos para las penurias psicológicas de un campo de batalla, al tiempo que les acostumbraban a seguir órdenes de manera automática, sin vacilaciones o críticas.

Sintió un ligero sentimiento que identificó cómo orgullo y quizás algo de nerviosismo, lo que indicaba que las cosas iban bien.

La mayoría de los agentes SiD, sólo eran capaces de entender las señales culturales, pero no de vivirlas de la misma manera que los miembros de su cultura de origen. En eso ella era algo diferente al resto. Algunos la consideraban una genio, dentro de los cuerpos diplomáticos, mientras otros creían que esa característica suya podía meterla en serios problemas. Dependiendo de la situación, un exceso de adaptabilidad podía ser perjudicial par una misión.

Aunque su postura era biomecánicamente perfecta para cualquier situación, se envaró, al estilo de los militares que acababa de ver en su sistema de referencia y pronunció de manera innecesariamente enérgica y exagerada.

—¡Once!

Ambas señales: la física y la verbal, intentaban denotar determinación y presteza a la hora de seguir órdenes. Las señales lingüísticas, auditivas y visuales, eran de suma importancia, dentro de la cultura terrestre.

Inspecciona a todos después de numerarse, y os solicita que le sigáis. Sus pasos os conducen al interior del SECTOR A y a su conglomerado de pasillos, mientras avanza da ordenes a la IA para que una serie de robots del servicio vengan para guiaros a vuestros barracones donde existen unos departamentos privados para poder colocar las pertenencias y donde tenéis los catres (aprox 4x4 m2 el compartimento completo), a pesar de que en cada barracón caben más de medio centenar de personas sin contar la posibilidad de compartir habitáculos, os separan en dos grupos del 1 al 8 y del 9 al 16, cada uno de los grupos tiene un barracón asignado.

Después de que cada uno sea guiado por el robot hasta su compartimento personal, (unos 15 minutos después) suena una alarma en los barracones .... Por megafonía se dan instrucciones de acudir a la puerta principal del sector, en caso de no tener claro de si la puerta por la que habéis pasado anteriormente es la principal o no, cualquier terminal de los que hay en los barracones o pasillos os comunicará con la IA que os enseñará un mapa con las indicaciones para llegar hasta la puerta (Efectivamente es por la que habéis pasado). Allí estará Tuff esperando ...

- Bueno no esta nada mal Dice mientras un holocronómetro a su espalda se detiene al llegar a vosotros, Tuff se gira al mismo y con tono sarcástico ... habéis pasado la prueba de alarma en 10 de las 100 simulaciones mortales, es decir solo habéis muerto un total de 90 veces, en caso de que eso fuera posible.

Se gira os da la espalda e inicia el paso para irse.

-Mañana nos veremos aquí en la puerta después del mismo simulacro ... podéis retiraros ¡

Dicho esto algunos entre suspiros y jadeos por la carrera maldice para sus adentros, y se retiran al barracón, declarar acciones.

Un humanoide con este aspecto te da el alto ...

- Bien parece que llegas justo a tiempo, mi nombre es Tuff 765, ya han llegado el resto de reclutas, por lo que mañana te unirás a ellos ... señala el edificio principal del complejo - Hasta entonces estarás en la sala de espera 25-75R Un pequeño robot de servicio se acerca hacia vosotros, y se sitúa al lado de Tuff El atenderá tus necesidades, y a partir de ahora y hasta que abandones la base serás 17

-Hola, me llamo Rûr. Tratara de presentarse a quienes tenga cerca, buscando algo de sociabilidad. Minetras contempla asombrad@ la infraestructura del sitio, intentando descubrir cual es el patron de belleza que emplearon para diseñar este lugar. 

Jhoz estaba muy incomodo con aquella situación. Desde que Jishar le echase del cuerpo diplomático, no había tenido una posición clara entre sus pares. No obstante aquello era algo positivo. Le enseñaría a los despreciables seres de las demás especies hasta donde podía llegar un distrodo y aquel cuerpo de los humanos era la perfecta escusa para exhibirse y de paso recuperar la confianza.

Una voz desagradablemente aguda y chillona salio de de su boca.

.-Ya veo-.

Una vez el trasto metalico de gran tamaño se va de la habitación se dirige al pequeño.

.-Limpialo-.

Regurcito una baba verde traslucida directamente al suelo de la habitación. Era la excreción de su sistema respiratorio que no había podido soltar durante el viaje.

Comenzó la espera absorto en su pensamientos. Recorría un plano y otro de su conocimiento con una familiaridad que le relajaba. La autentica libertad estaba en aquellos viajes del pensamiento. Quizás visitaba alguna jaula dimensional a la que hubiese mandado algún enemigo o algún lugar en el que con los que hubiese restos organicos de alguien con quien hubiese sido más compasivo.

Una sonrisa pellejuda se abrio en su rostro. Levanto su mano y observo el artefacto que llevaba en la palma.

Un destello sacudió la habitación. Solo era el preludio del funcionamiento del artefacto. Era como jugar con la anilla de una granada de mano, pero el no parecía estar preocupado por el peligro. El potencial era reconfortante.

Aún algo atolondrada por las palabras de Tuff, Shala parece algo dispersa, como si no supiera muy bien donde se había metido. Parece que al día siguiente tendrían otro simulacro, aquello no iba a ser fácil, pero bueno, tampoco esperaba que fuera un juego de niños. Aquel sitio tenía algo de fama y sería por algo. De pronto, la voz de uno de sus compañeros la saco de su ensimismamiento. Se giró y la miró de arriba abajo. Esbozo una ligera sonrisa y alzo la mano para saludarla.

- ¿Qué hay Rûr? Yo soy Shala.

Un placer conocerte shala. (Le sonrie) Estaba reflexionando sobre todo lo que hemos vivido. Todas estas costumbres me resultan extrañas. Creo que la agresividad gratuita no es un buen camino. ¿Tu conocías el tipo de vida que esperaban darnos aquí?