Partida Rol por web

Sucesos desde Diversey Parkway

CAP 1 : Una llamada diferente

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28/02/2014, 13:31
Director

Vuestra vida ha cambiado en los últimos 6 meses. Poco a poco habéis ido recuperándoos de la mala situación en la que os encontrabais pero sabéis que todavía os queda mucho. La importancia de vuestras investigaciones ha ido aumentando poco a poco debido a vuestra eficacia y sabéis que podéis aspirar bastante alto, sois unas pobres mentes maravillosas incomprendidas en un mundo mediocre. La vida no es que os haya tratado del todo bien, al menos hasta hace 6 meses donde parece que la suerte os ha encontrado. 

Habéis resuelto casos en la ciudad, ganándoos cierta reputación. Incluso Luke pudo pagar las deudas de su apartamento y recuperarlo. Desde hace un mes que se fue de nuevo a vivir a su apartamento... antes estaba embargado. Eso ha hecho que el pago del alquiler entre Mark y Heinz haya subido un poco. Mark ha podido re-comprar su moto embargada y Heinz.. bueno, ha adquirido nuevos instrumentos para su laboratorio pequeño.

Los últimos días los habéis dedicado a la señora Halloway, una rica en pleno proceso de divorcio...

El sol entra por la ventana y os golpea la cara. Las botellas y los diversos restos de comida por el salón-cocina son las pruebas de la noche que habéis dejado atrás. Las conversaciones se mezclan en vuestra cabeza y los hechos se distorsionan. 

No recordáis cómo os habéis llegado a quedar dormidos en el sofá.. en el suelo.. y os duele la cabeza considerablemente. Lleváis la misma ropa que teníais por la tarde del día anterior y alguno tiene evidencias de que ayer no anduvo muy atinado con el pulso y se derramó la bebida. 

Os vais desperezando poco a poco mientras la cabeza os da vueltas.. la luz del sol incomoda, pero por lo alto que parece estar.. debe ser entrada la mañana. La noche anterior, tras hablar con la señora Halloway y corroborar que os iban a pagar vuestra primera suma de 5 cifras os fuisteis a celebrarlo y acabasteis bebiendo en casa hasta no sabéis que hora. 

Teníais un compromiso con la señora Halloway a las 12.30 , llevarle todas las evidencias de las infidelidades de su marido a su casa y cobrar por el trabajo realizado. 

Mientras Heinz se revuelve en el sofá, Luke, algo menos afectado que los otros dos coge a tientas su móvil. Las 11.13. Mark parece desperezarse poco a poco. No sabéis en que punto de la noche se os fue de las manos la cosa.. tal vez Heinz tenga algo que ver con eso... y sus mezclas. 

Notas de juego

Buenas. Os lo pongo aquí. Esto es el principio. Me gustaría que metierais los datos que os he puesto en la información de la partida, de alguna forma (tanto los PNJ como los hechos) para ir creando el contexto. Aunque tengáis que inventaros alguna cosa, por supuesto, lugar para la imaginación hay. 

También aprovecharemos estos primeros post para describir vuestro barrio y vuestros conocidos. Tendréis que tener iniciativa y esas cosas... vamos que sois buenos jugadores! podemos hacerlo.

Un saludo!

 

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28/02/2014, 15:07
Dr. Heinz Doofenshmirtz

La cabeza de Heinz bombeaba sangre aparentemente con un ariete hidráulico aparentemente del siglo III a.C. Hacía tiempo que no había tenido una resaca como esa.

- No logro entenderlo las anfetaminas que habían mezcladas deberían habernos dejado despiertos todo el día... no tiene ningún sentido- dijo el Doctor con una voz áspera y algo chillona, más de lo que a ninguno le hubiese gustado. - ¿Creeis que los federales están detrás de todo esto?- se movió rápidamente para mirar por la ventana al edificio de enfrente... seguro que los estaban espiando... aunque no parecía haber nadie... Entonces el golpe vino desde el interior de su cabeza, no debería haberse movido tan rápido. - Maldita sea...- se retiro la fina manta con la que parecía que alguien lo había tapado. Al levantarse la manta calló al suelo ligeramente dejando su esquelético y pequeño cuerpo al descubierto, el pelo era poco abundante, tenía uno de esos pechos metidos hacia dentro que eran difíciles de mirar y su despeinado bello púbico era tan denso y profundo como el de su cabeza... y si también gris. Ahora todos tenían claro por qué alguien lo había tapado, solo se estaba protegiendo... - Que raro, no recuerdo haberme desnudado...- dijo rascándose la cabeza. - ¿Donde están mi gafas?- más allá de tres metros todo era un mundo de lineas borrosas e indefinidas. 

Avanzó hasta la cocina hasta que oyó un crujido...- Oh, genial, ahí estaban... maldita sea, no puede ser que se hayan roto otra vez...- las cogió del suelo y le ató cinta americana como medida improvisada. Se acercó a la nevera y cogió la leche y el zumo de naranja tamaño industriales y los comenzó a mezclar en un vaso cilíndrico. 

- Voy a hacer tortitas, ¿vosotros queréis?- dijo desde su posición tras la barra de la cocina, cosa que era de agradecer ya que su visión se hacía así más llevadera. 

Comenzó a canturrear un canción mientras cocinaba aunque más tarde pensó que sería mejor ponerla en el ordenador... que debía de andar no muy lejos. Cuando lo encontró insertó la contraseña, que debía de tener alrededor de cincuenta caracteres por las pulsaciones que oíais siempre cada vez que cogía uno de sus aparatos.

https://www.youtube.com/watch?v=s0P2Gr5Ucfk

- Venga muchachos, id vistiéndoos o llegaremos tarde- dijo mientras echaba el jugo sobre la sartén. - ¡Ouu yeah! Las mejores tortitas del mundo, creo que tenía helado de vainilla en alguna parte- dijo yéndose hacia la nevera, aunque no fuese el lugar más obvio para encontrarlo Mark solía dejarlo ahí. - Maldita sea, aquí está, por todos los infiernos Mark, ¿cuantas veces te tengo que decir que es completamente absurdo no colocar los alimentos por orden alfabético?- dijo indignado como tantas otras veces el maniático Heinz. 

 

Notas de juego

 

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01/03/2014, 13:37
Major Luke Evans

Abro los ojos. La luz me hace daño. Pongo la mano como visera para oscurecer mi vista y que mis dilatadas pupilas se acostumbren de nuevo a la luz que entra por el gran ventanal. Poco a poco el mundo vuelve a su estado natural. Puedo verlo. La cabeza me da vueltas y la boca me sabe a meados. No sé qué coño habrá metido el cabrón de Heinz en nuestra bebida, pero nos ha tumbado a todos. No sé porqué cojones insiste en meternos mierdas en la bebida.

Parece que me he despertado el primero. Giro mi muñeca y miro el reloj de mierda por el que sustituí el rolex, que el gobierno me había dado cuando me licencié después de años de dejarme el culo por ellos y que había tenido que vender para montar el negocio. Las 11:13. Aún teníamos algo de tiempo, pero entre que nos desperezamos, nos ponemos en marcha y llegamos...

Me levanto y veo como, sin que me diese cuenta, Heinz ya se ha levantado a preparar el desayuno. Esos segundos de adaptarme a la luz y mirar la hora le han dado la ventaja al cabrón de él. Está desnudo. Hubiese preferido que el sol me hubiese cegado. Pero bueno, no era algo extraño en él. En el último mes había visto más veces desnudo a Heinz que a una mujer. Meto la mano en el bolsillo y cojo un chicle. Lo masco con energia y dejo que el sabor a menta inhunde mi boca. Esto está mejor, pienso. Me acerco a Mark y le doy un cariñoso puntapié. Despierta, Mark. No podemos llegar tarde.

Cuando el Doctor pregunta si queremos tortillas le miro y niego con la cabeza. No tengo ganas de hablar y mucho menos de comer un desayuno que quizás contenta más químicos. Paso. Me voy directo a la ducha mientras lo mastico con ganas, extrayendo cada gramo de sabor que contiene.

Entro en el baño. Hecho una mierda. Como siempre. Me encojo de hombros. Cierro la puerta y comienzo a desnudarme. Miro mi silueta en el espejo, no sin antes pasarme la mano por la barba que comienza a crecer de nuevo. Que le jodan. Paso de afeitarme. Lo bueno de ser un Boina Verde es que estas soplapolleces se la pelan a tus superiores. Cumple tu trabajo y nadie te dirá nada si te dejas barba o no. Mis musculos, fuertes están salpicados por cicatrices por todos lados: una bala en el deltoides derecho de Somalia, otra en el brazo del mismo y dos más de una ametralladora en el lado izquierdo del vientre que casi me mandan al otro barrio; las tres regalo de los milicianos del partido Baath cuando combatí en Irak como parte de la Operación Tormenta del Desierto. Finalmente, las varias cuchilladas y machetazos por pecho, espalda y muslos ganadas en Uganda de parte de  hutus que habían pasado la frontera desde Rwanda persiguiendo tutsis y metralla en el gemelo derecho también en Somalia. Joder, estoy hecho una mierda...

El agua caliente relaja mis músculos. Esta no tarda en enfriarse. En el apartamento de estos dos nada parece funcionar. Me jodo y sigo enjabonándome pese al agua fría. En Kurdistán, tras la guerra y mientras entrenábamos a las milicias kurdas tenía que lavarme con agua sacada de cubos que se habían congelado y no lloraba. Soy un puto Boina Verde, joder.

Salgo de la ducha y me seco. Tengo el poco vello del cuerpo erizado, los músculos tensos y los pezones como escarpias. Incluso parece que me pene amenace con desaparecer. Me visto con la misma ropa apestosa del día anterior. Tiro el chicle, ya sin sabor y salgo. 10 minutos de paz que probablemente desaparezcan pronto.
 

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01/03/2014, 17:37
Mark Alvarez

Escucho ruido a mi alrededor. A penas puedo abrir los ojos. ¡La luz... Cristo... Qué alguien apague la luz!

Me cubro el rostro con lo primero que pillo a mano. Ignoro dónde estoy tirado, pero intuyo por el olor familiar que al menos estoy en casa. Claro que podría ser una planta química...

Justo cuando comienzo a coger sueño de nuevo, siento un puntapie en el costado. ¿En serio? ¿No puede uno dormir tranquilo sin que lo confundan por una pelota de futbol? Arrastro las palabras. Tengo la boca pastosa y la garganta seca e irritada.

El ruido ahora es atronador, parece que hubiese un elefante en una cacharrería. Y además ese... ruido infernal que Heinz llama música.

Me pongo en pie. Trastabillo y casi caigo al suelo otra vez. Me golpeo en la espinilla contra una mesita que no he visto.

¿Pero qué cojones tengo en la cabeza? ¡HEINZ HIJO DE SATANAS! -grito entre iracundo y divertido al tirar de la bata de científico chiflado que solía llevar puesta y que últimamente dejaba en cualquier sitio junto al resto de su ropa. Normal que oliese a productos químicos.

Sí sí, tú chalado sociópata. Deja de ponerte molestoso con la nevera. A penas queda nada que ordenar alfabeticamente. Todo puede ir en la balda de "Moho" y "Nada". Eres un autentico cansaalmas.

Luego ofrece tortitas. Todavía no se cómo hace este granuja para sacar comida de donde no hay. Sospecho que esas tortitas llevan de todo menos harina y huevos. Pero da lo mismo. Huelen genial. Me siento en la barra americana.

Si tuvieses cafeina por ahi, o algún sucedaneo sería de agradecer. Me pongo una taza de café frio. Es de anoche... ¿o de anteanoche? Da lo mismo. Dos azucarillos y pa dentro.

Disfruto del café y la tostada. Miro el reloj del microondas. 11:40 ¿No habíamos quedado hoy con la señora Halloway?

Me gustaba esa mujer. Pese a rondar los cuarenta largos, casi cincuenta, tenía un atractivo salvaje. Y las piernas mejor esculpidas que cualquier jovencita. Se notaba que se cuidaba bien. Hacía deporte y tenía un entrenador personal con el que se acostaba puntualmente todos los jueves. Pero eso no nos atañe. Nos contrató ella y no el marido. Mala suerte para él. Con suerte tendría oportunidad de calzarsela un día de estos.

Una sonrisa bovina se asienta en mi rostro mientras apuro los últimos posos de azúcar del fondo del vaso. ¡Cómo me ponía esa hembra joder!

Cuando Luke sale del baño me acerco para orinar y lavarme un poco.

Vistase Doctor -bromeo -No quiero llegar tarde. Hoy es día de cobro.

Notas de juego

Señora Halloway XD

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02/03/2014, 02:14
Director

Cada uno afronta la resaca y la nueva mañana como buenamente puede y tras unos momentos iniciales de confusión, en cuanto dan las 11:55 salís de la casa rumbo al destartalado coche de Mark. Está aparcado enfrente de la casa y os montáis para poneros rumbo a la casa de la Señora Halloway, naturalmente vais a llegar tarde pues es imposible atravesar la ciudad en veinte minutos. 

Lo único bueno es que no es horario ni de entrada ni de salida de oficina por lo que no hay mucho tráfico. Una ventaja de tener los horarios tan.. extraños.

La resaca todavía os dura durante el viaje aunque lo poco que habéis desayunado os ha asentado un poco el estómago. Mark enciende la radio en lo que dura el trayecto. Las noticias no podrían ser más alentadoras, los robos han crecido en los últimos meses, la población blanca está decreciendo y por si fuera poco una de las bandas más importantes de la ciudad, los Jujen-Bro´s ha manifestado públicamente que su líder ha sido asesinado por una banda rival. Rápidamente notáis como en efecto, la presencia policial en ciertos puntos de la ciudad es más fuerte. 

No ha pasado mucho más desde que perdiérais la conciencia, el mundo no ha dejado de girar. Al parecer un yihadista suicida ha causado varios muertos entre los soldados estadounidenses y el presidente ha ordenado que se capture y se traiga a américa a los culpables. Pero no es novedad, desde que el país entró en guerra todos los días las noticias son trágicas.

Mark lleva el coche hasta la puerta de la casa de la señora Halloway. Una construcción bastante elegante con un enorme jardín.

Fuera de la casa, junto a la puerta, está la señora Halloway hablando con su abogado. Ambos están haciendo gestos y en cuanto el abogado os ve os señala y la señora se gira para miraros. Al veros pone los brazos en jarra y podéis notar como por sus gestos, ha lanzado un suspiro bastante expresivo. 

Comienza a bajar las escaleras de su porche para dirigirse a vosotros.

 

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02/03/2014, 02:30
Sra. Halloway

- ayayay Vosotros! - dice con voz autoritaria y gesticulando - Mi abogado tiene que mandar a la juez todas las evidencias antes de la una de la tarde - mira el reloj repetidas veces y alza las manos - ¡Quedan 15 minutos! - dice elevando la voz y su mirada se clava en vosotros pasando de uno a uno. Parece enfadada. Bastante. 

El abogado, desde la espalda de la señora, hace gestos como para quitarle hierro a las palabras de la señora. Por lo que habéis vivido con la señora los últimos días, sabéis que es una mujer... un poco nerviosa. 

 

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02/03/2014, 03:46
Mark Alvarez

No hablamos mucho durante el trayecto. Bueno... quizá fui yo el que habló poco. Cuando estos dos se arrancaban a hablar no había quien los parase. Igual que yo claro. Pero hoy no era el día. Todavía sentía cierta molestia tras las cuencas oculares. Por suerte puse la rádio y pude enterarme de las noticias locales y nacionales. No nos faltará trabajo... no.

El trafico y las bocinas acaban de agriarme la mañana.

Por suerte es fácil aparcar en ese vecindario. Casas elegantes y lujosas todas ellas con garaje privado.

Bajo el último, deleitándome, como estoy, en la figura de la guapa señora Halloway. Con esta sí que se te endulzaba el día...

Cojo la mochila donde llevo las pruebas, bajo del coche y cierro la puerta. Los coches de ahora tenían cierres eléctricos y usaban un mando. A mi me gustaba el tacto de la cerradura al girar. Sentir como los mecanismos de cierre hacían su trabajo. Había algo artesano en los coches antigüos.

Me adelanta al grupo de con unas ágiles zancadas que se asemejan a saltos.

Disculpe el retraso Señora Halloway -digo esgrimiendo la mejor de mis sonrisas -y... por llegar tarde también. Pero no se enoje mujer, lo que traemos hoy para usted le dejará tan satisfecha como su monitor de spinning.

Guiño un ojo con complicidad.

¿Le he dicho ya lo arrebatadora que está esta mañana? Tiene un brillo especial

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02/03/2014, 10:49
Dr. Heinz Doofenshmirtz

Salir del apartamento nunca le parecía una buena idea a Heinz. Tras argumentar que tenía mucho trabajo que hacer ahí, y que todo estaba desorganizado lo mirasen como lo mirasen. Por suerte ambos compañeros sabían perfectamente del miedo  que los espacios abiertos causaban sobre Doofenshmirtz, por lo que lo cogieron cada uno por una sobaquera y bajaron a su esquelético amigo casi como si se tratara de un bebé. Se retorció maldijo y argumentó ser el mayor de los tres, aunque solo fuese por unos meses y que ese trato no se le podía dar a un ser humano. Nada valía. Solo encontró consuelo al entrar en el coche, ese espacio aunque con demasiados cristales para su gusto era más acogedor. Volvió a sugerir tintar los cristales del coche... lo sugería cada vez que subían a él, tenía la férrea convicción de que así podrían seguir a la gente con un mayor sigilo, aunque realmente lo único que buscaba era una mayor sensación de cerramiento. 

Heinz se encontraba de mucho mejor humor que sus compañeros, si le hubieran echo caso y se hubiesen tomado lo que les había recomendado ese maldito dolor de cabeza y sequedad, tanto mental como física ya se les hubiese pasado al poco de levantarse. Si no se fiaban de él, ¿entonces de quien? Seguro que si sus madres les recomendaban tomarse una aspirina lo harían sin refunfuñar, incluso si uno de esos farsantes con bata que se denominaban doctores cuando no eran más que medicuchos les recetaban algo lo tomarían como un imperativo categórico. Pero bueno, ellos se lo perdían. 

Iba en el asiento de atrás como siempre, no le gustaba ir delante, igual que no le gustaba ir a la derecha o en el centro, tenía que ir detrás del conductor, era el lugar más seguro, no había duda de ello... no había conducido en su vida pero todos los research apuntaban a que ese era el lugar más seguro que había en un vehículo, al menos si no eras el conductor. 

Al llegar allí, sus dos compañeros salieron primero, incluso Mark que pareció tardar algo más. Él no pensaba salir de allí, podía hablar con la señora Halloway tan solo con bajar la ventanilla, que estupidez entablar conversación en ese inmenso patio. - Yo estoy bien aquí, os esperaré, además así puedo vigilar el coche- alegó dignamente el Doctor. Al menos hasta que la recia mano de Luke lo agarró nada sutilmente y tiró de él hacia fuera casi sin mediar palabra. - Estúpido animal, ¿nunca te enseñaron nada en ese reformatorio que llamas ejército?- maldijo Heinz mientras el resacoso Major, o mejor deberíamos decir Ex-Major, aunque claro eso jamás se lo pensaba decir a la cara, le lanzaba una mirada bovina que lo mandaba al orden, ya que su patrona estaba a pocos metros de distancia. - No, no tenía miedo de salir que conste- dijo excusándose falsamente mientras se erguía orgulloso y miraba mordazmente hacia todos lados - Quería quedarme ahí para asegurarme de que nadie nos sigue...- no era del todo incierto, durante los escasos momentos que había estado en el coche había memorizado al menos cinco matrículas de coches aparcados en la calle. -Además no me he peinado...- esa última excusa ya fue la más débil de todas, ya que Doofenshmirtz no se había peinado desde primaria. 

Como de costumbre Mark se había adelantado finalmente a babear un poco a la cincuentona señora Halloway. La verdad que parecía que no había superado su fase de adolescencia y lo peor de todo era que se había transformado en una especie de adolescencia pervertida en la que solo entraban las señoras con arruguas. Heinz nunca había comprendido demasiado bien todo el sentido de la cópula entre los humanos y esas atracciones más propias de los animales que de los humanos, pero podía entender que era algo social y que además no podía ser criticado, la última vez que dijo en voz alta lo que pensaba acerca de esa asquerosa y animalesca prácticamente lo habían acusado como si de un juzgado del siglo XVII estuviese acusando a una pobre curandera por brujería. Él seguía viendo las infinitas ventajas de tener a una vaca en su vida en lugar de a una mujer... aunque nadie lo comprendiese. 

Se rascó la nariz y luego se paso la mano por la desvencijada cabellera. - Buenos días señores, soy el Dr. Heinz Doofenshmirtz- dijo extendiendo su huesuda mano hacia el abogado, ya que no se habían conocido entre ellos en persona. - Señora Halloway- dijo con un corto saludo a la cincuentona que estaba siendo atraída por las dulces palabras de su compañero. 

Tras esto se colocó de nuevo las gafas pegadas con cinta americana que amenazaban con romperse en cualquier momento.

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02/03/2014, 12:21
Director

El abogado escudriña a Heinz y parece dudar unos instantes antes de darle la mano.

 - Mr Stark - dice con media sonrisa - Con vuestras pruebas será más que suficiente para conseguir la mitad del patrimonio para la Señora Halloway - comenta y la señora sonríe. 

Las palabras de Mark parecen hacer gracia a la señora que lo mira. Luego pasa su mirada a Luke y finalmente al doctor aunque no dice nada. 

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02/03/2014, 17:17
Major Luke Evans

Cuando salgo del baño, Mark entra a todo correr. Mierda. No he meado. Ya decía yo que me sentía raro. Puta resaca ya no puedo ni pensar con claridad.

Salgo a la cocina donde Heinz sigue cocinando desnudo. Me vuelvo a encojer de hombros. Lo que no te mata te hace más fuerte. O eso dicen. Cojo algo de desayuno y me lo bebo. Abro una cerveza de la nevera para pasarlo. Sí. Lo sé. ¿Resaca y más cerveza? Me remito al consejo anterior.

Cuando Mark sale del baño, entro de nuevo. Me bajo la bragueta y "cambio el agua al canario". Ahhhh. Mucho mejor.

Con la vegija vacía y algo en el estómago, estoy listo. Compruebo mi cuchillo militar y mi pistola. Todo bien. Las manías del ejército no se van con facilidad.

Nos disponemos a salir del agujero al que estos llaman casa y el "Doctor Bacterio" ya está dando por el culo con sus paranoias. Miro a Mark, éste asiente, agarramos a Heinz uno de cada brazo y nos lo llevamos al coche.

La antigualla de Mark, un Chevrolet Impala del 67 que heredó de su padre, está aparcado frente a la casa. El coche aunque descascarillado en muchos sitios, con las rueda peligrosamente bajas y con partes faltantes sigue milagromente funcionando. No hay discusiones por dónde sentarnos: el coche es de Mark, así que él conduce, yo me siento en el lado del copiloto (odio las partes estrechas de atrás de los coches) y Heinz detrás (odia las partes delanteras de los coches). Todos contentos.

El camino a casa de la señora Halloway es ideal para despejar la cabeza. El aroma a contaminación de la ciudad lo inunda todo. Me encanta el olor a Napalm por las mañanas. Pienso rememorando la imagen de Apocalypse Now mientras sonrío como un idiota. Puta ciudad.

Las noticias nos recuerdan la jodida crisis que atraviesa el país, los putos moros que nos han atacado, las familias de clase media que huyen del centro de la ciudad que queda en manos de bandas de negratas... Odiaba a esos hijos de puta. He tenido muchos compañeros negros en el ejército. Gente leal y de puta madre. Pero los negratas son otra cosa. Son lo más bajo de entre los hombres y quienes dan esa mala imagen a la comunidad afroamericana. Lo peor es que cada vez tienen más poder en la ciudad. Aunque, al menos, no éramos Detroit, que está aún peor. El que yo tuviese problemas con una de ellas, tampoco ayudaba. Jajaja.

Por fin llegamos a la mansión de la estirada de la Señora Halloway. A Mark se le cae la baja con la tía esta. La verdad es que las clases de pilates o lo que sea le hacen tener un culo cojonudo. Pero no me van las pijas perdonavidas. Me bajo del coche junto a Mark. Heinz me obliga a sacarle tirándole de la solapa. Ni me molesto en decir nada. Le hago bajar y punto. Se lo toma a mal, pero me suda la polla. Se acerca a la señora y la saluda, esta le mira con cierto asco. Pija de los cojones. No me muevo, me pongo con las piernas abiertas, en posición cómoda y las manos cruzadas en la espalda. Llevo mis gafas de sol Rayban de aviador. La saludo con la cabeza. Pero no digo nada. Quiero mi dinero. Nada más.

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03/03/2014, 01:09
Director

Le indicáis dónde están las pruebas y el abogado recoge la caja para irse dentro de la casa con rapidez. La señora Halloway, sin decir nada, espera hasta que su abogado aparece de nuevo.

- Debo llevar las pruebas a la juez - explica con el móvil en la mano y la caja en la otra - Señora, espéreme y prepararemos la entrevista con su señoría - comenta y se acerca a un coche que hay aparcado cerca del vuestro. Un buen coche. Abre el coche, deja la caja en el asiento de atrás y tas montarse.. marcha. 

La señora Halloway sonríe con cierta picardía y luego carraspea para miraros.

- Ah! - dice llevándose una mano a la cabeza - El dinero, claro - comenta y coge su bolso entre las dos manos para abrirlo y rebuscar. - Venid, venid al porche - os indica mientras ella misma camina hacia allí. 

Una vez allí, ligeramente resguardados de miradas curiosas os entrega un sobre.

- Aquí tenéis los 2.500 que pactamos al principio - comenta y luego os extiende un papel en el que se compromete a entregaros un 1% de los beneficios del divorcio una vez finalice, claro. Está firmado por ella y su abogado. - Habéis sido más eficaces de lo que esperaba, debo reconocer - afirma mirándoos ligeramente sorprendida y para nada dolida por los turbios secretos de su marido que le habéis desvelado - Os llamaré en cuanto haya una sentencia - afirma y os sonríe y se dirige hacia la puerta de su casa.

 

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04/03/2014, 00:10
Dr. Heinz Doofenshmirtz

- Bueno, supongo que mejor será que lo guarde yo- dijo Heinz con las manos largas y huesudas, pero eminentemente ágiles, cuando se trataba de coger cosas pesadas siempre tenía alguna excusa, pero cuando se trataba de dinero ya tenía unos fajos elegantemente plegados yendo directamente hacia su cartera de cuero que parecía tener casi tantos años como él. 

- Deberíamos movernos todavía queda mucho trabajo que hacer, esperemos que esta arpía quiera soltar la pasta... uno nunca se puede fiar de estos riquitos...- quería volver al piso, ya llevaban mucho tiempo fuera. Y siempre había proyectos que estaban a medio. - ¿Que pasa os ha comido la lengua el gato? Eso sería gracioso... ¿se podrán entrenar a los gatos para matar? Si se puede con los perros...- una idea comenzó a surgir en su mente mientras el mundo continuaba alejado de la mente del doctor. 

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04/03/2014, 16:38
Major Luke Evans

2.500 dólares son un buen pellizco que no iban a desestimar. Imagino que seguiremos con el reparto de siempre: un quinto cada uno y dos quintos para mantener el local y gastos imprevistos de material. 500 pavos no es mucho, pero son un buen aperitivo para ese 1% que la ricachona nos va a dar cuando desplume al pringado de su marido. No es que me dé especial pena, la verdad. No me gusta la gente infiel. No te puedes fiar de ellos. Aunque supongo que en ese caso, debiéramos de cuidarnos las espaldas con la zorra esta que, como bien sabemos, no tiene problemas en zumbarse al profesor de gimnasia...

Cojo un chicle de mi bolsillo y me lo meto en la boca. Hacía un rato que el chicle que me he comido durante el trayecto se ha quedado sin sabor. No soporto los chicles sin sabor. Necesito ese delicioso sabor a menta en mi boca.

Nota mental: se me están acabando. Debo ir a comprar más.

Bueno, ya sólo queda esperar. ¿Volvemos a casa o qué? Me gustaría cambiarme de ropa. Ayer fue divertido, pero tenemos que dar una imagen decente. Digo a mis compañeros. Bueno, eso y que quiero ir a visitar a Katrina. Para haber sido tan pobre, la muy jodida se ha acostumbrado pronto a la vida en Estados Unidos y al consumismo desenfrenado.

Katrina no es mi novia. De hecho, hace tiempo que no tengo novia. No desde el divorcio.

Pero vayamos por partes.

Katrina Basilevna Ivanova es una chica que conocí allá por el 95 en Alemania cuando estaba aún en los Boinas Verdes. Lo típico, chico conoce a chica, se gustan, se acuestan y poco más. Lo pasamos bien unas cuantas veces y desapareció de mi vida. No era nada que no esperase y tampoco tenía intención de hacerlo algo permanente, pronto me iban a mandar de nuevo a Kurdistán a seguir entrenando a las milicias.

Pero cuando volví, a finales del 96, me la volví a encontrar. Al parecer, no sólo estaba en Alemania de forma ilegal, sino que había huído de Rusia porque la mafia la perseguía. ¿A que no sabéis quien la había encontrado? Bingo.

Así que tirando de contactos, conseguí llevarla a Estados Unidos y que le ofreciesen asilo. Increíble. No sé bien qué pasó, pero algo que parecía increible ocurrió. La mandaron a Florida donde ha estado viviendo los últimos cuatro años. Pero dice que aquello es muy caluroso para ella y que me "echaba de menos", así que se subió para Chicago. Un día me la encontré (o me encontró ella) a finales del año pasado, nos dimos los teléfonos. Antes de que me diese cuenta estábamos haciéndolo en un callejón aunque estuviese nevando. La verdad es que ha mejorado mucho en todo. Cuando la conocí ella tenía 22 años, pero ahora con 29 está mucho más buena. La verdad.

Y eso, a veces quedamos, follamos o nos vamos de birras. Es una tía de puta madre, pero no me veo en un plan serio. Y ella parece feliz con ello. Nada nos ata y lo pasamos bien juntos. Estar casado con Sophie me dejó muy tocado y el divorcio fue una sensación rara. Por un lado, un alivio para ambos, por otro un jarro de agua fría. Habíamos sido pareja casi desde que me alisté. Ella también era del cuerpo. Pero pese a llevar casados 4 años, no conseguimos que funcionase. Las cosas no siempre salen como queremos...

Bueno, lo dicho. Me apetece celebrar el triunfo con un polvo monumental y quiero arreglarme un poco. Nada del otro jueves...

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07/03/2014, 02:50
Director

Mark pone rumbo a casa y por el camino deja a Luke que se va a reunir con su... bueno, con Katrina. Después Mark arranca de nuevo su maltrecho coche y deja a Heinz cerca del centro comercial. Al parecer el científico tiene que recoger algunos encargos que había hecho.

Mark se encoge de hombros y continúa para casa a ducharse.

Os encontraréis en la oficina, a las 16h. Son las 14.15.

Notas de juego

Bien! Vamos a separarnos un poco para seguir roleando hasta que vuelva Mark. Un saludo!

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07/03/2014, 21:33
Major Luke Evans

Subo a casa. Soy cuidadoso, miro con desconfianza en cada esquina. Desde la última vez que tuve problemas con los Sixers, la banda de negratas que me tiene algo más que cariño, me ando con pies de plomo. Ya tuve que abandonar mi anterior piso y no quiero que me jodan este. Aunque sea un tugurio de mala muerte. Por suerte, los sixers no tienen influencia en este barrio, por eso lo elegí.

En la puerta me he encontrado a Jodorovich, un ucraniano de origen judio que lleva más de 50 años viviendo en los Estados Unidos, que trabaja de conserje del bloque de edificios en el que vivo. Es un bloque bastante alto, tiene 18 pisos, pero es grande de cojones, con varias familias apelotonadas en los infinitos pasillos que lo atraviesan de lado a lado. Yo vivo en el antepenúltimo piso, el apartamendo 1604.

Me bajo en el ascensor en el 14º piso. No porque quiera, si no porque... bueno, ya he dicho que mi bloque de apartamentos es una mierda, ¿verdad? El jodido ascensor no sube más. Lleva averiado desde hace años, por lo que me ha dicho el bueno de Sergei. Sí, Sergei Jodorovich, el conserje. No tengo esperanzas de que lo arreglen alguna vez. Así que subo los últimos dos pisos.

Giro la llave y entro en casa, con la mano cerca del cuchillo de combate. Por si acaso. La puerta no parece forzada y me permito espirar el aire contenido. Voy a mi habitación, me quito la ropa. Me huelo las axilas. No huelen mal, pero tengo algo de tiempo.

Me meto en la ducha de nuevo y me enjabono bien, pero con cierta prisa. Me seco y me visto con algo limpio, no sin antes echarme desodorante. Primero los gayumbos, los calcetines, pantalón vaquero (atando bien el cinturón de cuero) y una camisa negra ajustada de las que el ejército nos daba toneladas. No tiene ningún distintivo, pero son camisetas buenas. Por último, me pongo mis botas.

Son unas botas con punta de acero, pero bastante "casual". No desentono.

Meto la ropa en la lavadora. Aún no está llena, así que la dejo. Mañana la pondré. Miro que todo está bien por casa. Guardo algo del dinero que hemos recibido y me quedo el resto. ¡La colonia! Voy al baño de nuevo. Me echo colonia. Una colonia Guerlain que conseguí de contrabando de mi "buen amigo" Kim, el tendero coreano del barrio. A veces me consigue productos originales que han sido sustraidos más que probablemente por unos precios de risa. Meto la mano en el bolsillo, buscando chicles. Saco el paquete. Me queda uno. ¡Joder!

Cojo las llaves de mi coche, un Ford Mustang del 67 negro. Como el de Mike, mi coche no está en las mejores condiciones, pero es un Mustang y eso hace que las chicas se pongan cariñosas conmigo. No seré yo quien se queje... jajajaja.

Bajo los ocho pisos andando, a buen ritmo. Cojo el coche y voy directo a donde Kim, mi norcoreano favorito. Compro unos chicles de menta y un rasca y gana. Dos tréboles y un diamante. Otra semana sin suerte. Maldición. Me despido de Kim con un gesto militar que me devuelve con cierta guasa. A veces pienso que el tío éste está colgado, pero me cae bien.

Vuelvo al coche y voy directo al restaurante japonés que hay a tres manzanas de la tienda de Kim. Hago un pedido de sushi variado, sashimi y un par de yakitoris de pollo. Pago y mi cartera se queda más liviana. Vuelvo al coche por tercera vez. Conduzco diez minutos hasta la casa de Katrina. Aparco y bajo las bolsas de la comida. Pulso al interfono. La voz sensual de Katrina me contesta. Comida japonesa a domicilio. Digo mientras me parto el culo. Katrina se ríe al otro lado del interfono con su marcada acento ruso. Un día tendré que aprender a hablarlo. Decir suka y do svidanija no es mucho que digamos.

Me monto en el ascensor, que sí que funciona, y pulso el piso 16. Aprovecho el espejo del ascensor para comprobar que estoy perfecto. Pulso el timbre de la casa de Katrina, el de la puerta con la letra D en dorado.

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10/03/2014, 11:26
Director

Te quedas en la calle cuando Mark pisa el acelerador y se pierde. El dinero reposa en tu bolsillo y el centro comercia te llama a tus espaldas.

Allí hay un gran supermercado en el que venden de todo... y tu poco necesitas parar crear maravillas.

Te diriges hacia el centro comercial pero te das cuenta de que no puedes avanzar. Hay un cordón policial que cerca el centro comercial y varios coches de policía, junto a varios agentes de policía que paran a todo aquel que se acerca.

Ves al jefe Hopkin, vuestro... "contacto" en la policía que está apoyado en un coche mientras sus hombres paran a la gente.

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10/03/2014, 11:33
Director

Cuando subes la puerta está cerrada y llamas. 

Katrina abre la puerta inmediatamente. Va vestida con una fin manta  color sepia que deja entrever su cuerpo desnudo debajo de ella. Lleva el teléfono en la mano.

Te mira y luego mira la comida que llevas. Se ríe y te indica que pases. Con un gesto de su mano te indica que esperes y luego señala la cocina. 

Acto seguido se lleva el teléfono a la oreja y continúa una conversación que debía haber iniciado antes de tu llegada. 

Habla en un ruso fluído y por el acento y sus palabras, ajenas a tus pocos conocimientos de ese idioma, supones que estará hablando algún tipo de dialecto. No sabes decir si está enfadada o simplemente es que el ruso suena así. Tras 20 minutos cuelga por fin el teléfono y lo deja en su sitio. 

 

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10/03/2014, 11:55
Katrina

- Perrdona la espera - te dice arrastrando ligeramente las consonantes - Era mi hermana - te explica.

Tu no sabías que tuviera una hermana.

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10/03/2014, 11:56
Mark Alvarez

Poco me interesan las movidas sexuales de Luke. Pero me gustaría saber que trama mi amigo Heinz, y con su propensión a meterse en lios... mejor le sigo.

Notas de juego

Sigo a Heinz

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10/03/2014, 12:10
Director

Das un par de vueltas. Sabes que Heinz es un tipo listo y paranoico. Lo que con otros es fácil, con el es complicado. Nadie presupone que le siguen un día normal. Heinz si.

Pero le conoces y sabes también como manejarle. Ves que después de varios rodeos, para despistar, supones, se acerca por fin al centro comercia... no, da otro rodeo más.

Hasta que se acerca. Pero no mucho pues ves que el centro comercial parece acordonado. Hay varios agentes de policía que paran a los viandantes y también hay varios coches.