Partida Rol por web

- Buenos días. - Saludé, mientras  mi mirada se dirigía de nuevo hacia el ventanal y tomaba una decisión rápida. - Le llamo de Pulp & Brain. - Hice una pequeña pausa para beberme lo que quedaba de café de un trago y seguí hablando mientras cogía el casco y me ponía en pie, para empezar a caminar hacia la puerta. - Anna Mcliher nos ha proporcionado su número de teléfono, le llamo por el asunto de su colección de arte. - Salí del local mientras decía estas palabras y miré hacia la dirección en la que había visto salir a la chica. Me había quedado con la mosca tras la oreja después de escuchar los gritos al otro lado del teléfono y estaba dispuesta a seguirla para averiguar hacia dónde se dirigía y saber al menos si se trataba de su novio o de su jefe.

César Vittio. No encuentras mucho sobre él en Internet salvo que trabaja para la compañía EasyWater de Chicago. La compañía al parecer trabaja en el saneamiento y abastecimiento de Aguas de vuestro estado. Es una compañía emergente. Encuentras un par de noticias recientes sobre ella y cuentan que la empresa perdió el último concurso público que hubo sobre el control del abastecimiento de agua de vuestra ciudad. 

- Ah - dice brevemente cuando te presentas - Sí, sí me avisó que lo haría - confirma - Aguarde un momento - te dice y no escuchas nada durante unos segundos hasta que de nuevo habla - Anna me ha hablado muy bien de vuestra empresa - explica - Tengo un problema con mi colección de arte.. sospecho que alguna de las últimas que me han adquirido.. son... bueno.. - dice y se calla durante unos segundos. - Prefiero no hablarlo por teléfono, si podéis, venid a la galería ArtEquix el Domingo. No me importa la hora, estaré todo el día - comenta y aguarda.

Comienzas a seguir a la periodista y tras varias calles ves que aguarda pacientemente en una parada de autobús urbano.

- Por supuesto. - Respondí mientras seguía a la joven a una distancia prudencial. - Allí estaremos. Cuente con nosotros. 

Colgué tras despedirme y me paré al ver que se detenía en la parada del autobús. Mis ojos se dirigieron rápidamente al rótulo de la parada, tomando nota mental de las líneas que paraban allí y cuáles eran sus destinos para averiguar si alguno de ellos podía llevar a la redacción en la que trabajaba Anna.

En cuanto lo tuve claro me di la vuelta para ir a buen paso a buscar la moto. No corría, pero caminaba lo más rápido que podía, con la esperanza de poder cogerla a tiempo para volver con ella hasta la parada antes de que la joven se subiese en algún autobús y poder seguir al vehículo.

Memorizas las líneas que pasan por allí, son 4. 

Te das la vuelta cuando lo tienes claro y marchas rumbo a tu moto. La arrancas y te dispones a volver sobre tus pasos en dirección a la parada. Hay bastante tráfico y la cantidad de gente ha aumentado considerablemente. Es el horario de salida de oficina y de algunos colegios. 

Cuando llegas a la parada no hay ni rastro de la periodista. Te paras a observar y no tardas en darte cuenta de que las oficinas del Chicago Tribune, periódico donde trabaja Anna, está unos metros más adelante.

Fruncí el ceño al ver la parada vacía, aparqué en un lateral y apagué el motor de la moto con un suspiro. Por esa vez tendría que dejarlo así. Mis ojos se detuvieron en la redacción del periódico, cercano a la parada del autobús y los entrecerré un instante. Al menos podía descartar que los gritos viniesen de su jefe, pero me habría gustado tener una zona más delimitada para tenerla un poco controlada. 

Me quité el casco y saqué el móvil para marcar el número de Mark. Quería saber si ya habían terminado con la señora Halloway y tal vez reunirme con ellos para contarles mis novedades.

Llamas y tras dos tonos escuchas cómo Mark coge el teléfono.

- Dime Marion - escuchas al otro lado del teléfono, de fondo escuchas la calle - ¿Todo bien? Acabamos de entregarle las pruebas a la señora Halloway

- Ey, Mark. - Respondí a su saludo. - Todo bien, sí. ¿Os ha pagado? - Pregunté, pero antes de que pudiera responder seguí hablando. - Tengo algunas novedades que contaros. Estuve desayunando con Mcliher. ¿Podemos vernos? ¿O tenéis algo que hacer ahora? - Eran varias cosas y prefería contárselas a todos en persona.

- Sí, nos ha pagado una parte, el resto cuando reciba su parte del divorcio - te explica - Bien. Ahora estamos en el centro comercial que Heinz quería mirar unas cosas, pero está todo acordonado y vamos para casa. ¿Nos encontramos alli? - pregunta

- ¿Acordonado? - Repetí frunciendo el ceño con curiosidad. - ¿Qué ha pasado? - Hice una pequeña pausa y hablé de nuevo. - Oh, bueno, me lo contáis ahora en casa mejor, ¿vale? Nos vemos ahora. Tardaré un poco, hay bastante tráfico. - Esperé a que Mark se despidiese para colgar y guardar el teléfono antes de ponerme el casco y arrancar para encaminarme en dirección a casa.

Hay bastante tráfico. Por lo que parece ha habido un par de accidentes de tráfico y los coches se van acumulando en las carreteras. Pero eso para ti no es mucho problema, con la moto consigues sortear la mayoría aunque debes dar un par de rodeos. Finalmente llegas a tu calle. La oficina está cerrada y cuando vas a dejar la moto en el garaje, además del coche de Mark ves una bicicleta.

Subes a vuestro apartamento y abres la puerta. Allí está Mark recogiendo el desastre de la noche anterior y en la mesa, mirando en único ordenador que tenéis en la casa (a parte del tuyo, pero el tuyo es tuyo) hay un hombre trajeado que te es.. te es tremendamente familiar. Tardas unos segundos en asimilar quien es hasta que caes. Es Ian Clark. Hacía muchos años que no sabías nada de él.. 

¿Has encontrado algo Ian?

¿Adivina quien está a punto de llegar a casa?

Espero que me de tiempo a poner un poco de orden en esta pocilga.

¡Maldita seas heinz! -grito tras meter mi mano en un taper lleno de una sustancia gelatinosa parecida al agar agar de los cultivos bacteriológicos. Si pierdo la mano eres hombre mu... mmmm... gelatina de frambuesa -digo tras olisquearme la mano.

Voy a la cocina y vuelvo con una jarra de café y dos tazas. Me siento en el sofa. Y miro al rededor. No es que fuese una patena pero se acercaba bastante a lo que creía normal en un piso.

Vierto un chorro de café en una taza y añado dos sobres de azucar.

¿Quieres? -ofrezco a Ian.

Cuando Mark termina de hablar escucháis la puerta que se abre tras el girar de la cerradura. Es Marion Hart.

Hay bastante tráfico. Por lo que parece ha habido un par de accidentes de tráfico y los coches se van acumulando en las carreteras. Pero eso para ti no es mucho problema, con la moto consigues sortear la mayoría aunque debes dar un par de rodeos. Finalmente llegas a tu calle. La oficina está cerrada y cuando vas a dejar la moto en el garaje, además del coche de Mark ves una bicicleta.

Subes a vuestro apartamento y abres la puerta, la casa sigue desordenada, aunque parece que han recogido algo el desastre de anoche. Allí está bebiendo café sentado en el sofá y sentado en la mesa , mirando en único ordenador que tenéis en la casa (a parte del tuyo, pero el tuyo es tuyo) hay un hombre trajeado que te es.. te es tremendamente familiar. Tardas unos segundos en asimilar quien es hasta que caes. Es Ian Clark. Hacía muchos años que no sabías nada de él.. 

Me pongo en pie en el acto. Marion era mi mejor amiga... o lo había sido pero aún hoy me ponía nervioso su presencia. Me hacía volver al Instituto.

Bu... buenas Marion -saludo alisándome la ropa un poco como había visto hacer a Ian hacía un rato. Vale... yo no llevaba traje -¿Una taza de *café*?

Miré con curiosidad la bicicleta al aparcar la moto. - ¿Ahora Heinz va a empezar a hacer deporte? Joder, lo que nos faltaba... - Pensé mientras se me escapaba una risita al imaginarlo. Caminé de buen humor hasta el ascensor mientras me sacaba el casco y subí a nuestro piso. 

- Ey, Mark... - Saludé al abrir la puerta con voz animada. Todavía me duraba el buen humor. Miré alrededor haciendo un repaso general del estado del salón y me sorprendí al ver a alguien nuevo sentado en el ordenador. Volví a echar un vistazo. Luke no estaba, probablemente se habría ido a su casa ahora que la había recuperado. Y Heinz tampoco estaba, pero eso no era nada raro. Mis ojos se cruzaron con los de Mark, que estaba tomando café, con una expresión interrogante antes de que volviesen a posarse en el hombre desconocido. Desconocido que sin embargo, me resultaba familiar de alguna manera. Afilé la mirada sobre él mientras mi ceño se fruncía levemente al recordar y cuando lo reconocí mis cejas se alzaron sorprendidas.

- ¡Joder, Clark! - Exclamé, dejando el casco negro sobre una mesa y acercándome a él para mirarlo de arriba a abajo. - ¡Vaya, estás genial! - Comenté antes de volver a mirarlo a los ojos con franqueza y naturalidad, como siempre solía mirar a la gente. - Y vaya que está genial. - Hace siglos que no sabía nada de ti... - Mi mente bloqueó automáticamente el pensamiento sobre desde cuándo y seguí hablando. -  ¿Cómo te va, joder? ¿Estás de visita? - Pregunté mientras una sonrisa radiante se esbozaba en mis labios. - Sí, gracias, Mark, ahora voy a por una taza. - Añadí, girándome hacia Mark con la misma sonrisa antes de que a Ian le diese tiempo a responderme. Me moría de ganas de preguntarle de dónde había sacado a nuestro antiguo amigo, pero claro, con él delante no era plan. 

Sonreí desde mi sofá con mi sonrisa estudiada, perfecta, tengo ambos brazos por encima del respaldo estirados. Ella deja el casco de una moto sobre la mesa. Guau. Viene hacia mí con soltura y desparpajo, como siempre la había visto, como la recordaba. Me mira de arriba a bajo y yo sin comentar nada, al recibir sus piropos, hago gesto como de abrirme la chaqueta y sonrío aun más.

Me levanto del sofá al mismo tiempo que ella se da la vuelta. Heyy desde cuando tiene ese culo, la empollona de Marion, pero hace tanto que no nos vemos.

-Srta Hart, usted está también muy bien- le digo haciendo una inclinación de cabeza formal, repaso general y medidas anotadas mentalmente. 

Tras unos segundos de pausa- Que coño- la cojo en brazos subiéndola y le doy unos cuantos besos en plan metralleta en ambas mejillas- Marión que alegría verte, jajajaja, que guapa estás- tras ese ataque por sorpresa, y forcejeo, la dejo en el suelo, me coloco bien la corbata y voy a la cocina- ya te traigo yo una taza... Socia- me doy una media vuelta y le guiño un ojo, completo la vuelta y sigo hacia la cocina. ¿Donde coño estarán las tazas?

No pude evitar enarcar una ceja al escuchar a Ian tratándome de usted y durante esos segundos de pausa le mantuve la mirada con incredulidad. Sin embargo, solté una carcajada cuando rompió el momento. Traté de escabullirme de su abrazo y la lluvia de besos como pude, pero tenía más fuerza que yo. - Ha viajado demasiado por Europa, joder. - Pensé ante un saludo tan efusivo, pero sin embargo, la risa seguía bailando en mis labios cuando mis pies volvieron a tocar el suelo. 

Me sorprendió que se ofreciese a traer el café, al fin y al cabo la anfitriona debería estar siendo yo, pero me encogí levemente de hombros. - Gracias... - Empecé a decir cuando su última palabra me sorprendió. Me giré para mirar hacia la puerta por la que había salido con los ojos muy abiertos y luego miré a Mark para empezar a cuchichear en su dirección. - ¿Socia? ¿Hay algo que no me has contado? ¿Y de dónde ha salido este ahora?

Me encojo de hombros mientras le tiendo una taza de café. Toma.

Suelto el aire en un largo suspiro mientras imagino a Ian revolviendo en la cocina.

Es... bueno... es... ¿una larga historia? Nah... me lo encontré a la salida del centro comercial. Y... bueno -vuelvo a encogerme de hombros y tuerzo el gesto -ya sabes, soy un sentimental. Hablamos un rato y lo uno llevó a lo otro y le enseñe la oficina y le ofrecí la habitación vacía del fondo y... lo otro llevó a lo primero -hago movimientos circulares con las manos -y le ofrecí trabajo y bueno... si os parece bien a todos ¿eh?

Por Dios Marion... no me mires así. A venido hasta aquí en bicicleta.

Además... estoy seguro de que puede sernos muy útil. ¿Le has visto bien? -enarco las cejas.