Partida Rol por web

Me acerco al coche sin decir nada. Observo como Ian y Marion intercambian una breve mirada cargada de intensidad. Para luego mirar en dirección al coche. En mi cabeza suena una frase que escuche mucho en una excavación: Copiloto para siempre

Bueno... se iban a enfrentar a un reto importante. Mi coche es un clásico. Con el mínimo de piezas electrónicas. Introduzco la llave en la puerta del piloto y giro levemente la llave. Sólo se abre mi puerta. Entro en el coche y bajo la ventanilla. Espero a que Marion llegue a la puerta del copiloto antes de abrir dicha puerta.

Mi coche... mis reglas. Y siempre hay reglas -Sonrío divertido.

He descubierto que la mujer de Cesar Vittio fue asesinada hará un par de meses. En su domicilio... *chungo* movil de robo, pero ya veremos a ver qué sale de esto.

Observo sus cabezas, alineadas y me acuerdo de los viejos tiempos. ¿Y vosotros... habéis descubierto algo o habéis estado ocupados... recordando el pasado? hago gesto de frungir con las manos sin soltarlas del volante.

Sonrío divertido. Me coloco el cinturón y miro por los espejos antes de ponerme los mitones para conducir.

Regla número uno. Seguridad siempre. Eso va también por ti Ian. Ponte el cinturón.

Sonrío a Mark y le guiño un ojo mientras Ian entra en la parte trasera del coche. Enarco las cejas al ver el repaso que este último me dedica. Sería imposible no darse cuenta, pero decido ignorarlo. - Por ahora. - De repente enderezo la espalda con un respingo, pero enseguida trato de disimular y mirar hacia delante sin hacer ningún comentario hacia lo que lo ha provocado. 

- Deberías ponerte el cinturón, Clark. - Comento tranquilamente, esperando que se niegue. Al fin y al cabo él no sabe cómo conduce Mark. Veremos cuánto tarda en hacerlo en cuanto arranquemos. 

Mirando todavía hacia la carretera ordeno mis ideas antes de hablar de nuevo. - Estuve trabajando un rato y encontré bastantes cosas. A ver, sobre el cliente de hoy, César Vittio. Tiene cuarenta y nueve años y trabaja para el consejo de EasyWater, la empresa se dedica al saneamiento y abastecimiento de Aguas, es una compañía bastante nueva pero que subió como la puta espuma. Su esposa Iulia murió cuando un ladrón se coló en su casa. El ladrón está a la espera del juicio. 

Hago una pequeña pausa y continúo. - El consejo lo forman los seis accionistas que poseen más del cinco por ciento de la empresa. Tres son los que manejan el cotarro: César Vittio, Rose Williams y Theodore Jackson. Los otros tres sólo ponen la pasta, pero no viven en Chicago. Williams ha recibido varios premios por ser mujer empresaria. Jackson es el director general y creador de la empresa. Ese cabrón tiene mucha mano para los negocios, pero la empresa empezó a sobresalir cuando Williams entró en el consejo. 

- Hidronet es una multinacional que además de hacer lo mismo que EasyWater también construye infraestructuras. Hace poco le arrebató de las manos un concurso al que se habían presentado EasyWater. - Una pausa de nuevo enarcando una ceja. - Por algún motivo nadie esperaba que se lo dieran a Hidronet. Trabajan en muchas ciudades importantes y son dueños de varios pantanos. La empresa pertenece a dos familias forradas de pasta, los Smith y los Harris. La sede más cercana está aquí, en Chicago, cerca del lago y la dirige Adam Smith. Lleva sólo medio año como director y por lo que parece ha sacado a Hidronet del hundimiento en el que se estaba precipitando.

Me encojo de hombros y miro hacia Mark con una sonrisa entre divertida y confiada. - De Elbert Camus ya os hablaré otro día. - Por el espejo echo un vistazo hacia Ian, con la esperanza de haberlo impresionado con tanta cantidad de datos.

Ah... se me olvidaba. Tengo el numero de telefono del abogado del asesino de la mujer de Vittio.

Tamborileo los dedos sobre el volante antes de partir al restaurante.

Mientras Marion empieza a hablar dice lo que yo ya había descubierto, pero, poco a poco va creciendo la información y según va hablando, yo me voy dejando caer en el sillón poco a poco, soltándome lentamente de los reposa-cabezas. Finalmente, cuando acaba de contar todo lo que ha averiguado en unas pocas horas, estoy completamente derrumbado contra el sillón de detrás con las cejas muy alzadas. Con un esfuerzo supremo cojo el café y me lo llevo a la boca. Porque es imposible añadir nada más a lo que ha dicho Marion.

Entonces Mark, lo hace. Los miro alternativamente y le doy un sorbo al café. Una sonrisa se dibuja en mi rostro una vez más, quizás demasiadas veces, y tendré agujetas por la falta de costumbre. Son buenos estos cabrones.

- Vaya, vaya- le doy otro sorbo al café.

Una sonrisa lenta y confiada se va dibujando en mis labios al ver la reacción de Ian y miro por la ventanilla, satisfecha. Sin embargo, en cuanto Mark empieza a circular, levanto la mano en un gesto automático para sujetarme en el asa de seguridad y mi sonrisa se va volviendo maliciosa al darme cuenta de que Ian no se ha abrochado el cinturón como los dos le habíamos recomendado.

Mark agarra el volante y se pone en marcha.Salís del garaje rumbo al restaurante Riccardo Trattoria. Está un poco lejos de vuestra zona pero no hay mayor problema ya que el tráfico a esas horas un martes 18 de Marzo del 2003 es bastante fluído. Mark conduce tranquilo y despacio. El café de Ian no sufre percances.

Mark enciende la radio y suenan las noticias. La mayoría de ellas son repeticiones de las de la mañana

 La población blanca está decreciendo y por si fuera poco una de las bandas más importantes de la ciudad, los Jujen-Bro´s ha manifestado públicamente que su líder ha sido asesinado por una banda rival. Según ha avanzado el día poco se ha esclarecido sobre este hecho. Parece claro que por los despliegues policiales, se espera una escalada de  violencia.

El yihadista suicida que hace unas horas causara estragos ha sido capturado y se le trasladará para su ejecución.. Sin mucho mas.. os dejamos con el tiempo

Cuando llegáis al restaurante ya está anocheciendo.

Un aparcacoches perfectamente vestido se os acerca y os pide las llaves del coche para poder aparcarlo. Mark le entrega las llaves y el aparcacoches sin mucho más que una ligera mirada de sorpresa hacia el coche se monta en él y conduce hasta llevarlo al párking del Restaurante. 

Cuando os acercáis a la puerta os detiene el maitre con un gesto de mano. 

- Lo siento... pero no se puede acceder sin una reserva - dice mirando especialmente a Mark y cómo va vestido.

Observo al tipo de arriba abajo y aprieto los labios en un rictus de concentración. Sin darme cuenta he cruzado mis manos en mi espalda y balanceo mi peso adelante y atrás levantando los talones y las puntas a la vez que lo hago.

¿Y bien? Creo que le pagan por preguntarnos el nombre y mirar en esa -digo señalando con desdén -lista que lleva.

Me acerco un poco más a él para que ninguno de los clientes escuche mis siguientes palabras. Es probable que le paguen también por poner esa cara de -imito su voz de forma burlona -llevo un palo de escoba metido en el culo para ir barriendo cuando camino -sonrío -Pero eso no lo se... no tengo el "gusto" -hago hincapié en la palabra en clara relación a la penetración anal que sufría a buen seguro -de trabajar en el sector. 

Odio que me juzguen y se crean mejor que uno por la forma de vestir.

Miro a mis compañeros, ambos dos hubiesen entrado sin problema de no ser por mi. Jovenes, guapos y triunfadores. Me encojo de hombros a modo de disculpa por el numerito.

Cesar Vittio...  *petimetre*

Me bajo del coche sintiendo cierta lástima por la buena conducción que ha demostrado Mark. - ¿Se habrá esforzado para impresionar a Clark? - No puedo evitar pensar mientras cierro la puerta decepcionada por no haber visto a Ian pasar miedo. Sin embargo, no creo que tarde en llegar la oportunidad de que sufra las habilidades de Mark al volante, con un poco de suerte el viaje de vuelta no será tan relajado.

Con este pensamiento sigo a los dos hombres hacia la puerta del local y cuando levanto la mirada me encuentro al maitre mirando a mi amigo con cara de culo. - Hay que joderse con el puñetero lamebotas. - Pienso, mientras enarco una ceja en su dirección y pongo una mano en mi cintura mientras me controlo para no responderle de malas maneras.

Sin embargo, es Mark quien se adelanta y le suelta cuatro frescas al tipo haciendo que una sonrisa divertida asome a mis labios. - Y dese prisa. - Añado a sus palabras con una pequeña coletilla en tono seco y mostrando mi apoyo hacia mi amigo.

El maitre traga saliva y espera durante unos segundos para finalmente mirar la lista y repasarla con el dedo.

- Sí... el Sr Vittio, está esperando . dice y con un gesto de cabeza se acerca un camarero que os acompaña dentro.

Pasáis por el comedor. Es muy grande y hay muchas mesas, todas ellas llenas de clientes del restaurante. No parece un restaurante excesivamente elegante, no al menos en cuanto a la decoración se refiere. Cuando llegáis al fondo os conduce por un pasillo en el que veis que hay varios reservados. Se detiene delante de uno de ellos y os invita a entrar abriendo la puerta.

Entráis y allí, en una mesa redonda, veis sentado a César Vittio. Es un hombre mayor con pelo cano cuando entráis os saluda y os invita a sentaros. En la mesa hay cuatro sillas a parte de en la que él está sentado.

- César Vittio - dice estirando la mano para saludaros. Va trajeado y es elegante - Me alegra que hayáis podido venir.. con tan poca antelación - dice.

Acepto el apretón de manos del señor Vittio.

*Caballero* ...disculpeme... caballero.

No fue muy especifico en lo referente al trabajo -digo en tono distendido -Así pues... sin otra referencia que un lugar y una hora - sonrío -nos ha sido imposible faltar a la cita.

Somos curiosos y eso nos hace los mejores en lo nuestro.

Espero que mis palabras y mi tono relajado contagien al señor Vittio y se abra a nosotros. Hasta que él no toma asiento no hago lo propio.

Y ya sólo para que vea que hemos hecho los deberes. Señor Vittio, sentimos mucho su reciente perdida. Una tragedia.

Entro detrás de mis compañeros, poniendo los ojos en blanco ante el ataque que se ha llevado el propio trabajador de la puerta. la presencia es importante, si no sabe eso, así nunca podremos conseguir clientes caros. O por lo menos eso es lo que creo.

Ese señor, nuestro cliente, va a ver como se sientan a su mesa, 3 individuos de lo más dispar, y Mark ha venido a cenar en sudadera, espero que no sea el espía del grupo, porque no tiene ni idea de como integrarse, y le pueden sus propias inseguridades.

Al llegar a la mesa, mi terreno, me dispongo a saludar al césar, va elegantemente vestido, como yo, se adivina la clase de persona que es. Pero Mark se vuelve a adelantar y habla demasiado informal para mi gusto, no sólo eso, sino que ansiosamente, como si se sintiera incómodo en el lugar, entra en materia sin ni siquiera, sentarnos o presentarse. Será agonias...

- Ian Clak- le estrecho la mano firmemente, mientras me desabrocho un botón de traje y me dispongo a sentarme, antes presento a mis compañeros- él es el señor Mark Alvarez y ella la señorita Hart- le digo mientras le indico con la mano a cada uno.

Mi mirada se pasea por el reservado, anotando mentalmente todos los detalles y cuando el hombre me tiende la mano extiendo la mía para darle un apretón firme. - Marion Hart, es un placer conocerlo. - Respondo dedicándole una sonrisa franca y radiante.

Sin embargo no añado nada más y me quedo en un discreto segundo plano por ahora. Echo un breve vistazo a Ian y le hago un pequeño gesto enarcando las cejas. - Así que el mejor Relaciones públicas de la costa Oeste... Veamos qué sabes hacer.

Espero a que el hombre se siente antes de hacerlo yo y no puedo evitar notar que hay una silla de más. Probablemente sería para Heinz. Y la de Luke es la que ocupará Clark. Bien, es un tipo detallista, sabía cuántos somos. Lo miro con cierta suspicacia detrás de mi sonrisa cordial. Supongo que él también nos habrá estado investigando a nosotros. 

El señor Vittio corresponde a vuestras presentaciones y cuando Mark hace mención a su pérdida responde con un gesto de asentimiento.

Se sienta en la mesa. En la mesa hay cinco platos con sus cubiertos y tres copas para cada uno. Mira a Ian ligeramente extrañado aunque no dice nada. 

- Esperamos a alguien más o podemos comenzar? - pregunta con cierta informalidad - He pedido que nos sirvan unos aperitivos de queso cremoso con distintas hierbas de la provenza y grisines, antipasti típico de la tierra de mi familia - explica.

Sin duda se ha esforzado por disimularlo pero para alguien tan observador como tu no se le escapa que le ha dolido y entristecido la mención de Mark a su mujer. Sin duda parece extrañado por quienes habéis acudido a la reunión. Seguramente esperaba a Luke y Heinz.

No parece importarle la informalidad de Mark y parece un hombre informal. Aunque muy cuidadoso con sus trajes. De un vistazo puedes observar cómo está perfectamente cuidado y lavado, el traje, bueno él también está muy cuidado. Toda la ropa que lleva y sus complementos, todos son de calidad y de precio elevado. 

Aunque parezca tal vez extrañado no parece nervioso. 

Asiento a sus palabras.

Me cae bien este tipo. Elegante. Rico. ¿Informal? Me encojo de hombros respondiendo a mi pregunta mental.

Al menos no parecía un estirado como el resto.

No esperamos a nadie más Señor Vittio. Podemos comenzar cuando guste -no susurro pero mi tono de voz se suaviza. Me esfuerzo por hablar a un volumen más que moderado.

Asiento agradecido a su invitación a cenar.

Sigo callado con mis piernas cruzadas tranquilamente, mis manos están apoyadas en mi impecable traje. Mark ha dado pie a que nuestro cliente inicie la conversación, y dado que no me esperada, por su forma de mirarme, voy a dejar que pase un poco más el tiempo sin despejar la incógnita.

Al ver que no hay bebida en la mesa, llamo a una camarera con una leve sonrisa.

-Si me permite- le pido permiso a nuestro anfitrión, para luego dirigirme a la camarera- nos podría traer una botella de Enate chardonay, del 2003, o del 2002 en su defecto.- con tono más de petición que de pregunta. Con otra sonrisa, la despido y me vuelvo para nuestro potencial cliente.