Partida Rol por web

Cuando Mark se levanta cojo la cuenta y empiezo a calcular mentalmente la diferencia. Con un suspiro saco lo que falta de mi bolso y lo dejo sobre la bandeja, pero no me levanto tras él todavía. Aún queda un poco de vino en la botella y visto lo visto no pienso desperdiciar ni un poco con el precio que tiene. Reparto el final de la botella entre mi copa y la de Ian y la levanto para brindar con él. - Struz Sahalali, Clark. - Digo convencida con los ojos brillantes, inventándome por completo las palabras, pero pronunciándolas con un acento extraño para despistar. Y tras chocar mi copa con la suya -quiera o no- me bebo el contenido de la mía de un trago y me levanto. 

- Demasiado rápido, joder. - Durante un instante todo se mueve a mi alrededor mientras el vino sube a mi cabeza a toda velocidad. Apoyo la mano en el respaldo de la silla sosteniéndome y cierro los ojos un par de segundos recomponiéndome antes de abrirlos y volver a sonreír, ya equilibrada y dispuesta a salir del local. - ¿Vamos? - Pregunto a Ian, haciendo un gesto con la cabeza hacia la puerta.

Algo distraído desde que volví del baño, comento lo poco que queda de la cena y le doy una palmada a Mark en el hombro, más bien la dejo caer y la apoyo unos segundos, cuando insinúa que nos retiremos. Me da un poco de vergüenza cuando llega la cuenta. En un acto reflejo me llevo la mano a la cartera, pero la retiro poco a poco a menos que se pueda pagar con peludas. 

Me rasco un poco la cabeza cuando Mark pone el dinero y se levanta, ¿lo de hombrecillo iba por mí? No lo entiendo mucho y tengo la cabeza espesa, así que lo dejo pasar. Marion nos pone un poco más de vino y brindo con ella, quizás no con una de mis mejores sonrisas, pero lo intento de veras. Brinda en un idioma que no conozco y asiento con la cabeza antes de beberlo de un trago.

-Vamos- le digo, el momento pasa como si nunca hubiera existido, aturdido por el alcohol y el cansancio de un día largo- Algún día te devolveré la invitación de esta botella, eso tenlo seguro- le guiño un ojo.

Le hago gesto de dejarla pasar con la mano, para que ella salga primero. 

Me levanto junto con ella y le pongo una mano rápidamente en la cintura cuando pierde el equilibrio, ella, coloca la mano en un respaldo y no tengo que hacer demasiada fuerza para agarrarla, sin embargo la camisa cede y parte de mi mano está en su caliente cinturita. La miro de cerca, esos ojos fueron, una vez, mi perdición, esa sonrisa era todo lo que quería en el mundo...

El ambiente parece realmente cargado. Los colores, los sonidos. Todo es especial. Sin duda el vino estaba bueno.

Doy un respingo al sentir la mano de Ian rozando directamente mi piel y me giro para mirarlo parpadeando sorprendida. Durante un instante me quedo mirándolo a los ojos y me siento bastante absurda al darme cuenta de que me estoy sonrojando. Claro que eso probablemente es cosa del vino. Sí, eso es.

El momento de tensión dura tan sólo un breve segundo antes de que reaccione, carraspee y enarque una ceja enderezando la espalda. - Estaba bueno el vino, ¿eh Clark? - Comento con un tono divertido y un poco socarrón antes de poner un poco de distancia entre ambos y empezar a caminar hacia la puerta.

Coloco bien la silla donde se había apoyado. Estoy a punto de añadir algo, lo tengo en la punta de la lengua. Ella se demora un poco en salir, mueve ese culo lentamente, casi lo veo a cámara lenta. Levanto la vista hacia ella, es mejor un tono divertido que lo que estaba pensando de verdad.

- El vino hace, que hasta ese pantalón te quede bien- comento devolviendo su sonrisa socarrona-.

Me detengo en la puerta un momento para mirarlo por encima de su hombro con una sonrisita de suficiencia y estoy a punto de responder, pero consigo morderme la lengua a tiempo y no decir lo que iba a soltar. - No creo que sea cosa del vino. - Digo finalmente, soltando una risita divertida. Mucho menos ocurrente que mi idea inicial, pero también me pone menos en evidencia. Y me deja a mí con la ventaja. 

Antes de que me responda vuelvo a mirar hacia delante y camino hasta la salida del bar. - Buenas noches. - Digo al maitre al pasar a su lado y busco el coche de Mark con la mirada para caminar hacia allí concentrándome en no tambalearme lo más mínimo. Y para mi sorpresa, tampoco me cuesta demasiado. Quizá hasta me tome una copa al llegar a casa. 

Unos minutos después de que Mark saliese del reservado abro la puerta del copiloto y me dejo caer en el asiento con una sonrisa divertida bailando en mis labios. Me pongo el cinturón y me ladeo un poco en el asiento para poder hablar con mis acompañantes. - Oye Mark, ¿queda algo de la ginebra de anoche en casa? ¿Y podemos parar en el autoking que hay de camino? El arroz ese estaba bueno, pero me comería una whopper ahora mismo.

Gracias *majo* -le digo al joven aparca coches mientras cambio un billete de 10 $ por las llaves del auto. No me gustaba dejar propinas al maitre, pero este chico puede que se estuviese pagando la Uni o algo. 

 Regla numero nueve -comienzo cuando todos han entrado en el coche -no se vomita en la tapicería. Ni en el interior. Si alguno se siente mal que saque la cabeza por la ventanilla.

Me sonrío imaginandolos con la cabeza fuera del coche como los perros.

Sonrío a Marion. Siempre era un placer viajar acompañado de una mujer tan hermosa... e inteligente... y con tan buen gusto para la comida.

Tendrás que conformarte con el Road Burger. Es lo que nos pilla camino a casa.

Arranco el auto y tan pronto salimos de las cercanías del restaurante lanzo la pregunta -¿Qué nos dices de ese otro cliente, Marion? Ese que tenía nombre de escritor francés... intento hacer memoria -¿Elbert Camus?

Me dejo caer en la parte de detrás del coche, era imposible que llegará antes que Marion al sitio de copiloto, ya que no pude adelantarla mientras salíamos del local,esquivando las mesas, iba detrás de ella. Eso me pasa por ser caballero.

Estoy abriendo la ventana cuando Mark habla sobre la regla número nueve. Le hago el signo del pulgar hacia arriba cuando me mira por el retrovisor. Parece un viejo gruñón con su coche. Todo está controlado, sólo estoy un poco mareado, demasiado vino y muy poca comida. Cuando hablan de una hamburguesa empiezo a salivar.

-¿Te podré robar patatuelas?- le pregunto a Marion mientras apoyo la cabeza, ahora más despejada por la corriente, en el reposacabezas. Tengo que comer algo después de la Amenaza De La Ginebra-.

- ¿Número nueve? ¿Esa no era la regla de no pisar los asientos...? - Le devuelvo la sonrisa a Mark y asiento con la cabeza. - Que sea Road Burger entonces. - Miro hacia atrás mientras el coche empieza a moverse y respondo rápidamente a Ian. - Claro, Clark. - Enseguida vuelvo a mirar hacia delante y apoyo la espalda en el respaldo. Suspiro haciendo memoria para responder a Mark y frunzo un poco el ceño. 

- A ver... Elbert Camus es amigo de la familia de Mchiler, y también es Director General de Imagine S.A. Su familia es francesa y son algo así como mecenas de artistas emergentes. Tienen galerías de arte por todo el mundo y financian museos. El tipo estuvo dirigiendo el puto Louvre hasta que se compró una galería de arte y fundó la empresa esta, Imagine aquí en Chicago. Se dedican a restaurar cuadros a bajo coste para los museos, pero si es para una colección privada cobran una pasta.

Hago una pausa, dándole vueltas a la cabeza, tratando de no olvidar nada en la nebulosa del alcohol y finalmente bajo la ventanilla para terminar de despejarme con el aire. - Imagine S.A. no suele hacer públicos sus trabajos, sólo ha expuesto un par de colecciones de pintores famosos. Por lo demás siempre exponen obras de artistas desconocidos. El señor Camus se casó con Ilenia D'Andrade. Cuando el tipo dejó el Louvre, ella se fue a Nueva York y fundó una casa de subastas, se llama Plutaria y su socio es Michael Mouren. - Una nueva pausa y cierro un poco la ventanilla, dejándola a medias. - El tipo este, Mouren, es también francés, de una familia muy antigua y noble. Ha tenido varios juicios por incumplimientos de contratos y apropiación indebida de bienes, pero siempre lo han declarado inocente. Lo cual no quiere decir que lo sea... - Añado con una sonrisa maliciosa. 

- Y creo que eso es todo. - Termino, echando un breve vistazo a Mark y a Ian a través del espejo. 

Cojo el coche y para cuando quiero darme cuenta estoy en medio de un jodido atasco. Arranca, frena, pita y repetir. Algún insulto sale de mi boca, otros llegan a mis oídos. Peinetas por todos lados. Vamos, lo típico.

El aire se carga con el olor del humo y la gasolina, cierro las ventanas y pongo el aire acondicionado. Espera. No funciona. Comienzo a sudar y a ponerme nervioso. Llego tarde. Abro la guantera buscando chicles. Queda uno. Lo cojo. Compruebo el paquete de chicles que he comprado a la mañana. No está. Se me debe de haber caído en casa de Katrina. ¡¡¡JODER!!! Respiro hondo y comienzo a rememorar lo vivido con la rusa hace unos minutos. Las endorfinas de mi cabeza vuelven a alterarse y comienzo a sumirme en un delicioso sopor.

De repente, el ruído de las sirenas me sobresalta y vuelve a explotar mi burbuja de felicidad. Maldigo de nuevo. El tráfico es brutal, nadie se mueve. Avanzo lo justo para poder salir del coche y elevarme sobre la divisoria de la carretera, sin estorbar demasiado con el coche, y con la esperanza de ver algo. Estoy cerca de la oficina, pero no parece que vaya a llegar pronto. Uso mi mano como visera y oteo el horizonte, intentando descubrir qué cojones está pasando.

Asiento a las palabras de Marion a la espera de que suelte lo que sabe.

¿Mcliher? -interrumpo casi al poco de empezar - ¿Nuestra Mcliher? ¿Anna? ¿Cómo hacía esa muchacha para estar en todos los fregados?

Cuando acaba llega la ronda de preguntas. ¿Esa tal Ilenia sigue casada con el señor Camus? ¿Crees que podría tener algún tipo de relación con ese tal Mouren?

Llegamos al Burguer Shot y hago mi pedido.

- Sí. - Asiento con la cabeza. - La misma, fue ella quien me pasó el contacto de Camus. - Espero a que Mark pida y me estiro para que me oigan mejor y hacer mi pedido: un menú the bleeder meal con patatas grandes y un par de hamburguedonuts. Me giro entonces para mirar a Ian. - Tú me ayudas, ¿no? - Pregunto, como salida para compartir con él la comida sin tener que avergonzarlo por no comprarse nada. 

Una vez hecho mi pedido vuelvo a mirar a Mark. - No sé si siguen casados, no me dio tiempo a encontrar nada sobre divorcio, pero sospecho que sí, que ella podría estar relacionándose con Mouren. Mañana los investigaré un poco más.  

Me hecho hacia adelante, metiéndome en medio de los dos, para aceptar la oferta de Marion y cogerle patatas, mientras asiento con la cabeza a todo lo que está hablando. Si me estiro un poco más le veo los pechos.Tiene una memoria de elefante la chica esta. Siempre la ha tenido, pero se me había olvidado, que ella tenía memoria. Sonrío divertido ante la paradoja.

-¡Ja!, se me había olvidado, la memo...- según lo digo no me suena tan bien como en la cabeza- nada, Perdón.

Me estiro un poco más para cogerle el refresco, le doy un chupetón y se lo devuelvo. Excelente tiene un broche anti mirones, maldita...

-Vaya chicos sois increíbles, sois como unas maquinas de trabajar- les doy a ambos besos en las mejillas, si huyen de mí les persigo hasta poder dárselos, incluso si salen del coche corro detrás de ellos- mis mejores amigos del mundo- sigo sonriendo porque estoy muy feliz.

Mañana necesitaré un resumen, seguro, han dicho demasiados nombres como para acordarme de todo. De hecho apenas he puesto atención. Todo me sigue dando vueltas y tengo ganas de subir la radio para oír la música, pero seguro que hay una regla. Me la juego, me lanzo hacia delante y subo la música.

Cuando Ian me devuelve el refresco le paso una de las hamburguedonuts e intento apartarme sobresaltada cuando se acerca a mí de improviso. - ¿Pero qué coño...? - Sin embargo, por mucho que me intento echarme hacia atrás, finalmente me atrapa y me da besos en las mejillas antes de lanzarse a por Mark. Lo miro confusa durante un instante antes de echarme a reír a carcajadas ante su euforia. Realmente no tiene tanta gracia, pero por algún motivo relacionado con el vino que he consumido no puedo parar de reír hasta un par de minutos después. 

Cuando lo consigo, todavía con pequeñas risitas escapándose, me seco las comisuras de los ojos con cuidado para no estropearme el maquillaje. - Joder, Clark. Creo que mejor cancelamos lo de la ginebra. - Digo, antes de soltar una risa más.

Una pequeña sonrisa se dibuja poco a poco en la comisura de mis labios. Lentamente hasta que la miro fijamente a los ojos. Y aguantando las ganas de reir, le digo dos palabras que en un pasado muy muy lejano dieron pie a una gran locura, más por recordarlo que por repetirlo, lo digo, recreándome en cada letra.

-Niñita cagona...- Y le doy un mordisco a la hamburguedonut, cuando vuelvo a sonreír, se me ve la boca llena de comida.

Besos, abrazos... ¡Por todos los... Ian! Sube la música, lo cual no me desagrada, ahora a penas escucho sus parloteos de borracho sin sentido.

Y ahí estaba la tercera norma. No comer en el coche

Resoplo pero no digo nada. Qué más daba ya.

Pego un acelerón sólo para estampar la espalda de Ian en el respaldo.

Ponte el cinturón *hermano*

Sonrío y conduzco hasta casa en  modo persecución.

Al escuchar a Ian mis ojos se entrecierran lentamente mientras algunos flashes de la última vez que me dijo eso se proyectan en el fondo de mi cerebro con una alarma de alerta. Pero mi lengua parece ir por libre y los ignora por completo. - Te vas a cagar, Clark. - Digo despacio antes de sentarme hacia delante.

Con el acelerón de Mark suelto un pequeño grito por lo inesperado y después estiro la mano para agarrarme del asa mientras una sonrisa tremendamente divertida se dibuja en mis labios. - Sí, Mark, conduce como tú sabes... O como no sabes más bien. - No puedo evitar soltar una risita mientras lo pienso.

Me caigo de culo en el sillón mientras busco el cinturón de seguridad, pero no lo encuentro, ya sea por mi torpeza o porque no hay, pero acierto a dar palmas y cantar a pleno pulmón el estribillo.

-WHHEEERRRREEE IS THE LLOVVEEEEEEE- canto con todo el sentido del mundo, pero seguramente mi tono no acompañe.