Partida Rol por web

Recordé la bicicleta del garaje y fruncí el ceño imaginando a Ian con su traje impecable montado en una bicicleta. Durante un par de segundos permanecí pensativa mirando hacia la puerta por la que había salido y finalmente me encogí de hombros, volviendo a mirar a Mark. - Oh, bueno, está bien. Tienes razón, puede venirnos bien alguien como él... - Acepté en voz baja, tomando aire. - Pero vaya shock, podrías haberme mandado un SMS. - Terminé, recuperando la sonrisa. 

Vuelvo con una taza que me quedo yo, ya que la mía se la ha dado a Marion.

-Acabáis de conseguir al mejor relaciones públicas de la costa Oeste- les informo con toda clase de exagerado bombo, tras una pausa y viendo que no hay aplausos, continúo- ya os contaré, con una botella de por medio quizás, pero-carraspeo y mi rostro se vuelve sombrio por unos instantes- tuve que irme de New York, bastante rápido- me rasco una oreja- cambiando de tema, César Vittio, nuestro nuevo cliente, trabaja para la compañía EasyWater-me sirvo un poco de café- Es una compañía relativamente joven y ambiciosa, aspiraba a ser la suministradora oficial de la ciudad  pero Hidronet, le ganó la mano- me dejo caer en el sillón- no encontré nada más en internet.

Me coloco bien el pantalón y cruzo las piernas, le doy un par de golpes en el muslo a Marion de felicidad por verla de nuevo y vuelvo a sonreir, cada vez con menos esfuerzo, quedarme ha sido una gran idea. miro a Mark que me acogió sin problemas y le brindo desde mi posición- chicos, que bien estar todos juntos otra vez.

Ya más relajado sonrío yo también. Cómo en los viejos tiempos... Aunque no tenía muy claro si los viejos tiempos eran mejores o peores que los actuales...

Sólo falta que Heinz o Luke se posicionen con respecto a ti Ian.

¡Heinz! -alzo la voz. De nada servirá si está con su música y sus experimentos. Marion... estoy seguro de que si hablas tú con él no tendrá reparo alguno en aceptar a Ian. Y con su voto... - me encojo de hombros -poco importa si Luke... Mayor Luke Evans-recito imitando su voz y riendo -no está de acuerdo.

Luego de eso me centro en la información que acaba de darnos Ian. Habrá que averiguar más sobre ambas compañías.

Y tú, Marion, ¿Qué has averiguado qué quería la señorita Mcliher?

Dejé de cuchichear con Mark al escuchar la voz de Ian entrando por la puerta y me dejé caer en el sofá poniendo los pies sobre la mesa en un hueco entre algunas de las botellas de la noche anterior. - Oh, Clark... Con lo que nos había costado librarnos de ti y ahora apareces de nuevo. - Bromeé, mirándolo con un gesto burlón. - ¿Lo saben ya Luke y Heinz? - Hice una pequeña pausa y me puse un poco más seria por un instante. - A mí me parece bien, yo me encargo de Heinz. - dije en dirección a Mark. - Seremos más a repartir... Y lo pasaremos mejor en las fiestas. - Dije, con optimismo antes de darle algunas vueltas a la información que nos había proporcionado Ian. - Joder, para ser el nuevo ya está manejando el cotarro. No ha cambiado nada. - Pensé, mirándolo con una pequeña sonrisa divertida mientras daba un sorbo a mi segundo café del día. 

- ¿Habéis encontrado un nuevo trabajo? Mcliher nos ha conseguido otro cliente, tiene algo que ver con una colección de arte, pero no quiso contarme más por teléfono. Tenemos una cita el Domingo en la la galería ArtEquix, a cualquier hora. Se llama Elbert Camus y es director general de Imagine S.A. Todavía no lo he investigado, pero es un amigo de la familia de Mcliher.

Hice una pequeña pausa antes de añadir algo más. - Y hablando de ella... Me ha pedido que le echemos una mano para conseguir contactos en las bandas callejeras, tiene que hacer un artículo y buscaba algo relacionado con narcotráfico, prostitución o venta de armas. ¿Tal vez podríamos ponerla en contacto con Rodrick o Larisa? - Pregunté, mirando a Mark y ladeando la cabeza antes de añadir lo siguiente. Sabía que mi amigo tenía predilección por la periodista y que lo que iba a decir probablemente no le gustaría nada. - Y oye... Creo que tiene problemas con su pareja. Es sólo una corazonada, ella no me ha dicho nada, pero... - Hice una mueca con la boca. - Se puso muy nerviosa cuando la llamaron y los gritos de ese tipo se oían desde el otro lado del teléfono. Intenté seguirla, pero se montó en un autobús y la perdí. Si nos sobra tiempo podríamos echarle un ojo para que me quede tranquila, ¿verdad?

Doy una palmada fuerte para animarnos mientras me levanto de nuevo del sofá. Me he tomado el café de un trago. Bajo mi aspecto cuidado y tranquilo se esconde un tío nervioso y activo.

- Bien, fiestas y casos, estoy ansioso por empezar, pero lo primero es lo primero- mira la pared desnuda y levanto un dedo- necesitamos un mural o pizarra algo chulo para apuntar cosas, lo segundo-levanto otro dedo- los casos que den más dinero van primero, y si tenemos tiempo ayudamos a esa tal Mcliher, tercero- levanto el anular,- tengo una diplomatura en Económicas, no tengo inconveniente en llevar la contabilidad, si os parece bien chicos, administraré bien los recursos. ¿tenéis ya licencia de detectives? ¿licencia de armas? todo eso hay que mirarlo.

Le miro los pechos a Marión. Disimulo y miro ¿un jarrón?. recobro la compostura.

- Si, Hart, dejaron un mensaje en el contestador ese tal césar, como dice Mark debemos seguir preparando la reunión para esta noche, tendrás vestido ¿no?- hago un gesto con la mano dejándolo estar- ¿y tu traje?, menos mal que Ian ya está aquí, ya os revisaré los armarios más tarde-guiño de ojo a Heinz, el suyo no, ni me planteo que venga a una reunión- Hart, Seguro que tu encuentras más cosas que yo en el ordenador sobre ese tema.

Mi habla no es pedante y siempre con ese tono de querer ayudar, no imponer nada. Sonrío y soy encantador, tal como he hecho tantos años de profesión. Bromeo de vez en cuando para que se recuerde mejor lo que digo.

Oigo las palabras de Ian pero no las escucho. Asiento con la cabeza y le digo que sí a todo. Me pongo en pie y voy a mi habitación.

Tras no mucho tiempo vuelvo embutido en ropa deportiva. Con mi Nokia en la funda del brazo. No soy muy alto pero mi cuerpo sí es atlético y bien formado.

Este... voy a hacer algo de ejercicio. Hasta que no hablemos con el *Señor* Vittio no hay caso. Me encojo de hombros.

Nos vemos a las 20 en el Restaurante

Sonrío afable y le guiño un ojo a Marion.

Antes de cruzar el umbral de la puerta me paro y cojo unas llaves de un colgador en la pared. Toma Ian. Son las llaves de casa. Ya te haremos copia de la oficina. También le sonrío y le guiño un ojo -Bienvenido a Chicago *hermano*

Seguí con la mirada a Ian mientras se paseaba por el salón levantando sus dedos y haciendo el recuento. En resumen, organizándonos a todos, como había hecho siempre, desde que nos encontramos en aquel aula de estudio por primera vez castigados. Claro que otro tema era que nosotros le hiciésemos caso. Una sonrisa divertida parecía haberse instalado en mis labios y en algunas ocasiones mi ceja se enarcaba por sí misma. 

Cuando Mark se levantó para cambiarse de ropa, yo permanecí sentada en el sofá, con los pies sobre la mesa. - En realidad ya tenemos una pizarra en el local, esto es una casa, ¿no prefieres poner un cuadro? - Comenté divertida ante su amenaza de revisar mi armario. 

Al ver a Mark salir me puse en pie y asentí a sus palabras, me daba la impresión de que no había llegado a escuchar a Ian, lo cual me parecía muy divertido.

En cuanto salió por la puerta me quedé pensando y finalmente me giré hacia Ian. - A las ocho, vale, ¿pero en qué restaurante? - Ya que parecía saberlo todo tenía la esperanza de que supiese eso también. - Voy a trabajar un rato, Clark. Pero no pienso ponerme un vestido. - Remarqué con el único motivo de llevarle la contraria y levantando un dedo antes de que pudiera responder. Resultaba extraño y algo perturbador volver a estar en la misma sala que él después del último y lejano verano turbulento que habíamos pasado los cinco juntos. De alguna forma era como remover cosas que hacía mucho que estaban olvidadas. - Por los buenos tiempos. - Pensé, recordando los brindis de la noche anterior. Y por algún motivo parecía como si una pieza perdida del puzzle terminase de encajar en su lugar. 

Claro esto es una casa, que fallo, le saco la lengua en referencia al cuadro.- pues un cuadro también me parece bien, esa pared está muy desnuda-. Miro como Mark se levanta y se va, parece que no ha prestado mucha atención a lo que digo, sólo intento ganarme el sueldo, algo de lo que dijo Marion lo debe de haber trastornado. De repente se quiere ir a correr.

Que pena de genética, yo sin apenas esfuerzo tengo un buen cuerpo, sonrío para mí, con un secreto propio. No puedo hacer otra cosa que encogerme de hombros y despedirme de él con la mano medio aturdido. ¿Es que no se preparan las entrevistas? pienso, poniendo los ojos en blanco por lo menos aquí se queda Marion...

Doy un paso hacia ella, lento, lánguido. hacía tanto que no nos veíamos, que me resulta una situación extraña, pero a la vez familiar, incómoda pero divertida. Sólo espero que ella se sienta más incómoda que yo y así tener una situación de control. Las mujeres son mi fuerte, pero claro ella no es una mujer, es Marion.

-¿Se ha ido?- le pregunto incrédulo mientras apunto a la puerta- pero si ha dicho que había que investigar las empresas. ¿Que le ha pasado?

Entonces es cuando Marion dice que se va a trabajar también. Se olvida que yo soy socio ahora. Doy otro paso más hacia ella, está más guapa, tiene una belleza inteligente, nada que ver con aquel recuerdo que tengo de ella. Seguro que ni se acuerda.

Pues entonces vamos a trabajar- le digo sonriendo, entiendo que se refiere a la entrevista- así me puedes enseñar esa pizarra que tenéis. y lo del vestido, tenemos que discutirlo- no doy mi brazo a torcer.

Mi sonrisa no desaparece cuando se acerca lentamente, de una forma sinuosa, casi como si fuese un depredador. - No hay duda. Sigue como siempre. Pero más guapo. - Pienso, al cruzarme de brazos, manteniéndome en mi posición. Busco una respuesta para sus preguntas sobre Mark, pero en realidad cualquier cosa sería demasiado complicada de explicar, así que termino resumiéndolo. - Mark es así. - Suelto una pequeña risita y me encojo de hombros. - Te acostumbrarás.

Hago una pausa entonces, consciente de que no me ha dicho el nombre del restaurante, probablemente para que tenga que depender de él para poder ir, y ladeo un poco la cabeza al seguir hablando. - No voy a ir al local, sino a mi cuarto que es donde tengo el ordenador. - Respondo ampliando mi sonrisa, con la esperanza de que la idea de seguirme hasta allí le resulte tan incómoda como me está resultando a mí su acercamiento ahora que Mark se ha marchado dejándonos a solas. - Puto Mark. Cuando lo coja... - Y mirarme trabajar debe estar en la lista de las diez cosas más aburridas del mundo, Clark. Pero puedes ir tú hasta allí si quieres, ahora ya tienes las llaves. - Añado, manteniendo su mirada un par de segundos antes de echar a andar hacia mi cuarto suponiendo que con lo que he dicho no querrá venir conmigo.

Sin detenerme ni mirar atrás añado algo más. - Y no me voy a poner un vestido. - Mis labios se estiran divertidos por la absurda discusión sobre mi atuendo. Podría inventarme razones que darle para no hacerlo, pero en realidad no se trata de nada más que de una cabezonería que mi madre nunca logró quitarme por mucho que lo intentó.

No tengo nada que responderle y evidentemente no voy a entrar en su cuarto sin una invitación. Me quedo mirando como se va por el pasillo, sobre todo su culo, con una sonrisa en los labios. Vaya, vaya, así que esta es la nueva Marion. No está nada mal. Cojo las llaves de la oficina que están encima de una mesa con un rápido ademán, una cerveza de la nevera, y me dispongo a bajar.

Una última mirada la veo diciéndome que lo del vestido, ni hablar. Casi me río, tengo que hacer fuerzas para que no se me note, menos mal que está de espaldas.

-Tampoco te quedaría bien, ¡culo fino!- me marcho a la carrera antes de explotar en carcajadas.

Bajas de casa con la ropa de deporte y sales a la calle. Hay bastante gente. Tienes un buen rato hasta las 20h de la tarde. 

Al escuchar la exclamación de Ian me giro para mirarlo con indignación, a tiempo para ver cómo la puerta se cierra tras él. Poniendo los ojos en blanco y negando con la cabeza sigo caminando hacia mi cuarto, pero al llegar a la puerta recuerdo algo, me doy la vuelta y me detengo delante de la puerta del de Heinz. Le dije a Mark que me encargaría de explicarle lo de Ian y ya de paso le contaré las novedades. Llamo con los nudillos. - Heinz. Soy Marion. ¿Puedo entrar?

Escuchas unos pasos que se acercan a la puerta y esta se abre, un poco, lo suficiente para que la cabeza de Heinz aparezca y se asome. Mira a ambos lados del pasillo y cierra de nuevo la puerta para luego abrirla del todo. 

Su cuarto es un desastre y la persiana está medio bajada. A parte de la cama tiene dos mesas, una con un ordenador y otra con bastantes probetas con mezclas diversas. 

- Pasa pasa.. - te dice.

Hoy es uno de los días en los que le ha dado un ataque de pánico y paranoia.

- Ese era Ian, le he oído a Mark.. espero que no lo hayan enviado para seguirnos.. - dice bajando mucho la voz en esto último. Le tiembla un poco la voz. - Nah, no creo.. es Ian. - termina por decir.

- Yo también lo espero. - Susurro divertida mientras entro en la habitación y busco un lugar despejado donde dejarme caer sin mancharme con restos de comida o productos químicos raros. 

- No sé si te has enterado, pero tenemos un par de posibles clientes nuevos. Tenemos una reunión esta noche y otra el domingo. Además Mchirel nos ha pedido que le pasemos algún contacto para hacer un artículo sobre las bandas callejeras. ¿Crees que podríamos pasarle el teléfono de Rodrick o Larisa? - Hice una pequeña pausa antes de añadir algo más. - Y bueno, Mark ha invitado a Ian a vivir con nosotros y meterse en la empresa. ¿A ti qué te parece? - Pensé un instante si me dejaba algo importante y asentí levemente. Como resumen no estaba mal. No creía que el tema de la pareja de Mchirel le interesase demasiado a Heinz.

Clientes... bien... - dice y se lleva las manos a la frente - Eso.. la señora Halloway - te dice y se levanta a rebuscar en su mesa hasta que coge un sobre y te lo da - Aquí está el dinero que nos ha dado... y ese papel - te dice entregándotelo. Hay 2.500 dólares en efectivo y un papel firmado por la señora Halloway, un notario y su abogado en el que se compromete a pagaros el resto una vez cobre el divorcio.

- Hoy... hoy no - te dice y se acurruca en la cama - Hoy no.. no debo salir.. yo me quedaré aquí - te dice - El domingo.. puede - murmura. Parece nervioso y mira a todos los lados.- Sí, hablaré con Rodrick, tenía que verle para que probara unas cosas... sí, dale su teléfono.. pero cuidado, el pobre chico no quiere sustos.. - te dice. Asiente también a lo de Larisa.

- Me parece bien.. así pagaremos menos.. y podremos hacer más casos.. o más rapido - dice con media sonrisa - Está bien.. está bien.. - dice finalmente.

Tomo el sobre y el papel de manos de Heinz y lo examino contando el dinero por encima rápidamente. - Ok. Mañana lo llevaré al banco. - Comento levantando la cabeza y asintiendo tranquilamente cuando dice que hoy no podrá salir. Después de tanto tiempo ya estoy acostumbrada a sus rarezas y hace mucho que dejé de intentar convencerlo de que nadie lo perseguía. 

- Perfecto entonces, le daré los dos teléfonos y la advertiré de que no haga nada raro. Aunque es buena chica, no creo que nos meta en ningún lío. - Añado, refiriéndome a Mchirel. Y después esbozo una pequeña sonrisa divertida. - Ian se quedará en la habitación de Luke. - Me levanto entonces y empiezo a caminar hacia la puerta, con el sobre en la mano. - Bueno, voy a trabajar un rato. Si necesitas algo estaré en mi cuarto. - Anuncio antes de salir hacia el pasillo en dirección a mi habitación.