Partida Rol por web

-Sigues con el run run en la cabeza, eh. -Te besa, sus labios saben a miel y mantequilla y café. Se demora en esa unión gustosa- Bueno, fue un novio. O medio novio. Ataduras en las muñecas, mordaza. Me tapó los ojos. Entonces...cachetes en las nalgas, cosas así. 

Se queda pensativa. -Probamos unas pocas sesiones, pero yo estaba mal, no me iba en absoluto. No encontraba placer. El colmo fue cuando me penetró por detrás, un poco a lo bestia sin aviso. Ya me has contado que tú lo disfrutas, pero yo no. Fatal. Después de eso no he vuelto a ello.

Bebe un poco de café. Te mira a los ojos. -Mira, esta noche, o a la tarde, cuando estemos recuperada, podemos intentar una sesión de los masajes que te dije. Si quieres. Y ya la semana próxima contactas con esa gente del local, si estás dispuesta a continuar con tu idea. Hasta que no lo hagas creo que ese run run no cesará de martillearte aquí. -te señala la sien. 

Escucha atentamente, tomando ahora un sorbo de zumo, sus ojos estaban muy atentos a toda la explicación, como si cada palabra fuera una pequeña revelación. Y lo era ya que era la primera vez que hablaba directamente con alguien que había experimentado, en parte, con todo aquello, le daba un poco de realidad al asunto.

-Siento que pasaras por eso sin tu quererlo...o bueno sin saber si te gustaba, debió ser desagradable. -dice con una sonrisa un poco triste, y le da un nuevo beso como agradeciéndole que reviviera aquello por ella. O tal vez como un gesto de cariño espontáneo sin más.

-Es normal que así pues se te quitasen las ganas de volver a eso...y si...esto...-parece un poco nerviosa- yo...no quiero que revivas nada que no quieras ni que hagas nada que te vaya a hacer sentir mal. Si lo hacemos...quiero que sea...quiero que estés a gusto, Michelle, no se cómo decirlo.- parecía un poco azorada y cuando la rubia alza la mano para tocar su sien, Alice la coge y la aprieta un poco entre sus manos.- Quiero experimentar y quiero conocerme a mí misma pero no a costa de que tú lo pases mal. 

Un gesto con las manos, una expresión de despreocupación en tu interlocutora -Pasó en mi prehistoria. Ahora no es más que una anécdota de juventud. No tiene importancia. Lo he pasado peor en la esclavitud de un restaurante o en mis comienzos en los negocios.

Se ríe. Está de buen humor -Ooh...No me hagas reír, me vibra la cabeza. Jajajaja.

Demuestras con tus palabras y tus actos que no eres un ogro. Michelle se pone en pie, se va a hacer un pis y regresa. Se mete e nuevo en la cama, a tu lado. -Vas a tener que recoger luego todas las migas y poner las sábanas a lavar. Te toca, sí o sí. La comida, bueno, ya la haré yo. Jaja.

Te toma de la barbilla- A ver, tontina. Te lo dije ayer. Me caes muy bien. Hemos conectado. Eres trabajadora y le pones empeño. -te besa- Andas perdida. Muy mucho. En serio. Tú quizá no te das cuenta pero yo sí. Y puedes pensar que digo tonterías y que tú sabes lo que haces y que no me meta en tu vida. Y no me meto. No quiero traspasar esa línea de decidir por ti.

Mordisquea la tostada que le has preparado con cariño. Te mira a los ojos con dulzura.- No pasa nada. Yo soy una tía dura, ¿no te has dado cuenta? 

Mucho más tranquila, Alice suspira aliviada casi de manera literal, con alzamiento de hombros incluido.

-Bien...si si, genial, no le daré más vueltas. Sería genial poder practicar un poco contigo antes de...bueno antes de salir al mundo en este sentido jaja. Y si, el lunes llamaré a ese lugar y concertaré una cita y veré qué me depara este camino. Tienes razón, estoy muy perdida, me di cuenta la otra noche- se refiere a la noche de lo que ocurrió con Will y Robby- y por eso te llamé a ti. Porque tu ya me habías avisado y sentí que sabrías lo que hacer.- su sonrisa se ensancha y se cruza de piernas sobre la cama.- No me equivocaba.- afirma con rotundidad.

Se pone roja al verse diciendo cosas tan importantes y cursis y se tapa la cara con la almohada:

-Agg soy una ñoña...va si, cambio las sábanas, perfecto pero... para eso tiene que salir de la cama, señorita Feifer.- añade poniendo un tono cómico y exgeradamente formal. Se ríe con grandes carcajadas.

Tu jefa niega decidida y rotunda con la cabeza -No pienso salir. Después de desayunar me duermo otra vez. Tú haz lo que quieras con la fortaleza de tu juventud -Suspira, desalentada en apariencia, sale de la cama para que puedas recoger las sábanas. Luego ella pone otras, más bien las estira sobre el lecho y se tumba y se enrosca.

-Esta noche. Averiguaremos si el dolor por sí mismo te produce cierto placer...¿malsano? O es una combinación con el propio placer al estimular tus zonas erógenas. Ahora, quiero dormir más.

Tú coges las sábanas, con ánimos renovados, y si Michelle dormirá, ya te dedicarás a la ropa, a ducharte, poner en claro tus ideas. O tomar el sol y nada más. En la puerta, la voz de Michelle te detiene. La pregunta que te hace, te detiene en seco.

-Alice. ¿Qué sientes por mí? ¿Crees que te estás enamorando?

Efectivamente, se para en seco y da gracias que estaba mirando hacia fuera cuando la pregunta llega y la rubia no puede ver su cara, que ha palidecido varios tonos. Aun así y pese a hacer su mejor esfuerzo, tarda quizás unos segundos más de la cuenta en responder y en girarse:

-¡Nooo! jaja ¿qué? No, no jajaj vaya eso si sería...wow ¿no?- empieza, algo turbada, intentando salvar los trocitos de sí misma que se esparcen por el suelo- Como en una de esas pelis malas de después de comer ¿no? La pobre chica nueva en la ciudad que se enamora de su jefa...menudo cliché de historia jaja.- ríe con el bulto de las sábanas en los brazos.- Nah no nos darían nada por hacer esa película en netflix...-bromea, ¿un mecanismo de defensa?- No mujer descuida...sólo somos amigas, no pegamos ni con cola como pareja ni nada así...- mentirosilla...- ¿Po-porqué lo preguntas? ¿Pasa algo?

La dormilona rubia te observa y escucha desde la cama -No, no pasa nada. -responde divertida. Evidentemente que te nota azorada y sonrojada. Michelle es directa, sincera, decidida, lo sabes, no suele esconderse si tiene que mostrar su postura o forma de pensar. 

Se gira y se acomoda en la cama, soñolienta. Te quedas un poco frustrada con la incógnita de su pregunta y respuesta. Pero casi mejor que corre el aire. Te dedicas a la colada, incluso a la comida ya puestos, te duchas. Y comes sola. La rubia continua en brazos de Morfeo del todo. La has dejado fuera de combate. 

Ya es media tarde cuando se levanta, también se ducha, y merienda alguna cosa que le has preparado. Tú te has dedicado a tus mensajes, a ordenar cosillas del trabajo, a relajarte en la terraza. Michelle sale con dos vasos altos de té helado de menta.

-Lo siento, lo siento. Vaya sábado aburrido que te he dado. Pero me dejaste derrotada, que no tengo tus años. Toma. -Te pasa el té. 

La notas nerviosa. Quizá es porque ha llegado el momento. Golpea levemente su vaso con el tuyo- Por la buena vida. -bebe un sorbo. Acaricia con la yema de su dedo tu hombro desnudo. -Estoy recargada con las pilas puestas. Mentalizada. ¿Quieres probar ahora?

Alice, ¿qué decides? ¿Deseas descubrirte a la caída del crepúsculo? ¿Charlar y dejarlo para más tarde? ¿Pasar lo que queda de la tarde en sus brazos y tu en los de ella viendo una peli como el otro día? ¿Qué quieres hacer, Alice?

Alice se queda tranquila con el asunto de la incómoda pregunta de Michelle, prefiere dejarlo pasar en lugar de enfrentarse a una difícil situación que, en cualquier caso, no podía salir bien. 

Se va relajando con el pasar de las horas y la deja dormir,de vez en cuando se asoma por allí para asegurarse de que está tapada y duerme tranquila. Por lo demás ella disfruta de este tiempo para ella, no siente deseos de curiosear la casa a fondo, pero se toma la libertad de hacerse algún batido al tiempo que limpia y ordena por alli...se siente bien, con ganas de lo que está por venir pero prefiere no darle mucha importancia para no ponerse nerviosa.

Finalmente se queda en la terraza medio adormilada con el suave solecito y escucha música con los auriculares por lo que cuando Michelle se despierta y la "asalta", no puede evitar dar un pequeño respingo y luego se ríe quitándose los cascos, sintiendose como una estúpida por el mini susto.

-Ay que tonta soy jajaja no no no te preocupes ya se te veía muy dormidita...anoche fue una locura la verdad... - comenta, dándole la razón y tomando en sus manos el vaso de té. Acepta el brindis y su mirada chispea sin poder evitarlo cuando Michelle dice aquello...casi es visible como su carne se ha puesto de gallina por la pura emoción cuando ella tocó su hombro.

-Si.-responde enseguida, dándose cuenta de había sonado muy ansiosa y trata de remediarlo- es decir...si si tú estás preparada.

-Lo estoy. -te mira risueña -Vale, algo nerviosa. No será peor que una dura negociación, jajaja. -Te da un dulce beso en la mejilla- En que historias me mete mi nueva asistente -bromea.

Después del té te conduce de la mano a su habitación. Para tu sorpresa, ha vuelto a cambiar las sábanas. Mientras tomas asiento con las piernas cruzadas sobre la cama, ella enciende unas velas, el dormitorio queda a oscuras iluminado por media docena de pequeñas llamas oscilantes. Coge de un armario una cajita, y de esta un botecito. Lo abre -es un tónico preparado para a ocasión. Mezcla de diversas esencias - A ti te huele sobre todo a azahar. Se siente de rodillas detrás de ti. Las dos vais en camiseta sin mangas y en braguitas. Te acaricia el cuello y te da un suave masaje en esa zona entre el cuello, los hombros, la nuca, pero por ahora sin el bálsamo.

-Es para relajarte, estás tensa. Es normal. Te cuento algo. Tengo una amiga que conozco desde el instituto, imagina, que no podía hacer abdominales normales. En cuanto comenzaba, el efecto era como si se masturbase. Era una risa a veces en su casa o en la mía, se ponía a ello, y, chica, menudos orgasmos se pegaba, jajaja. Las maneras de alcanzar placer son infinitas, muchas veces no relacionadas directamente con el sexo. Nuestro cuerpo es un micro universo de terminaciones nerviosas.

Tú quieres entrar en relax, pero con ella tan cerca, te cuesta. Menos mal que sus manos son ambrosía para tu cuerpo.

-A ver. Cierra los ojos. Te voy a presentar varias imágenes. Dime cuáles te excitan más, cuáles son las que hacen reaccionar tu mente y tu cuerpo sin tu intervención directa.  Imagínate a nosotras dos follando. Nuestros coños unidos, fusionados en uno solo. ¿Lo tienes? Ahora visualiza el sexo oral. El que tú me hiciste. Gustoso, ¿no? -Michelle hace pausas de segundos entre una y otra evocación.

-Ahora soy yo quien te come el coño. Bien. La siguiente imagen es Robby cuando te hizo el beso negro. Tienes que visualizarlas al completo...toma tu tiempo. Piensa en mí...Te hago el amor con un dildo. Por delante...por detrás...La siguiente escena es al revés, me lo haces a mí...Si prefieres, piensa en otra mujer...Ahora, un chico...te das el lote con él...Solo besos...Luego, lo mismo, con una chica...Imagina esas escenas...Dime qué sientes...Se que las quieres todas...pero debes elegir...tu cuerpo debe de elegir...Sin prisa, Alice.

Menos mal que sus manos te mantienen en un estado neutral...

En cuanto empieza, Alice, obediente, cierra los ojos. Inspira...el aroma del tónico entra por sus fosas nasales y a su parecer lo envuelve todo...eso está bien...eso le permite entrar en las imágenes que Michelle tiene para ella. Espira. Ya se ha excitado, desde la primera frase, ambas follando...dándose sexo oral...Inspira. Nota como la humedad se forma en sus bragas, de forma notable...el nivel continúa in cresccendo mientras evoca las imágenes de ellas, las señales son claras. La imagen con Robby le saca una sonrisa, fue un momento muy agradable pero el acto en si no provoca más su cuerpo. Se mantiene. Espira. 

Una imagen diferente viene a su mente, se acuerda de Will...se evade un poco, recordando sus fuertes brazos, sus maneras un tanto duras y violentas...se excita muchísimo. Vuelve a las imágenes de las que habla Michelle. Se esfuerza por volver a concentrarse. Inspira.

El dildo...con Michelle...no, eso desde luego que calma su voracidad, no llegando a ser desagradable pero rechaza la idea de lleno...otra. Espira. Otra mujer...la chica tatuadora...oh...si. Imagina que esa chica le da...le da con violencia, es como...como si la quisiera partir en dos. Inspira, entrecortadamente. Ahora cambia. Es ella quien le da a Frisbee...fuerte, clava sus uñas en su espalda, nota como la piel se erosiona bajo sus dedos...tiene ganas de morder y lo hace...

Inspira...

Espira...

Inspira...

Espira...

Jadea... Jadea...Jadea...

Ahora es Will quien está detrás de ella, penetrándola a su vez con todas sus fuerzas...es doloroso, es demencial...es sublime.

Jadea. Jadea. Jadea.

Detrás de ti, Michelle asiente con murmullos. Le vas hablando de tus sensaciones, de lo que te excita. El masaje que te ofrece te mantiene en un estado de excitación contenido -Te iba a mencionar a Will, pero te has adelantado -sonríe. *

Se queda callada unos segundos reflexionando sobre tus respuestas. Prosigue al poco - Imagina de nuevo a esa chica...dándole, profundo, rabiosa. Y ella a ti...sodomizándote...estrangulándote...Luego lo mismo con un hombre...¿Qué crees que prefieres, Alice? ¿O te es lo mismo a quien penetres, arañes y muerdas o te lo haga a ti? Ahora te ves atada...de pies y manos. Imagina que te abofetean...Que tenazas al rojo te arrancan los pezones...

Sus manos suavizan tus emociones, tu corazón. Incluso calman tu sexo. -Un hombre se masturba frente a ti...Una mujer lo mismo...Dos hombres follando. Dos mujeres follando. Agua helada sobre tu piel, agua helada igual que cuchillas. De nuevo tú y yo...Estiras de mis cabellos...me los arrancas a jirones...Te monto después...te cabalgo...¿Por qué otra mujer sí y yo no? Piensa...Ahora es Brenda...Desnuda...le haces el amor...¿Le haces daño...eres dulce con ella? Toma tu tiempo...y dame respuestas...Estamos solas y tenemos mucho tiempo...

Suspira. Suerte que Michelle la contiene, en parte, porque ella misma se siente como una olla exprés apunto de estallar.

Imagina ese sexo violento de nuevo, la tatuadora y luego Will, luego el chico y luego Frisbee... Llega un punto que no son ellos, son represenciones de lo que busca en una mujer y de lo que busca en un hombre.

-Hombre o mujer...me gusta el peligro y la fuerza en ellos, no me importa lo que tengan...eso es lo que tienen en común.- traga saliva, le resulta muy fácil hablar y poner nombre a las cosas en este estado de trance. Contiene un leve jadeo y sus manos se aprietan sobre la cama, clavando las uñas en ella.

-Quiero...quiero que un hombre fuerte me someta...que lo haga con fuerza, que me pegue, que luche, que me haga suya...y cuando es con una mujer...no cuando es una cuerpo fino... quiero imponerme, quiero someterle, quiero hacerle daño pero quiero que lo disfrute...eso...no es...no es una cuestión de género, es lo que veo en su actitud...su forma de moverse si es un león o una serpiente...- los párpados cerrados se arrugan frunciendo el ceño y trata de relajarse, suelta la tensión que está ejerciendo sobre el colchón, al menos por ahora.

Las siguientes imágenes de ella siendo sometida, torturada...la vuelven a excitar de manera inimaginable, siente lo que Michelle le está describiendo, tanto que se lleva las manos a la cara, al cuello, a los pezones...gime...jadea...suspira. Ahora el agua fría estalla en su cara, Michelle tiene razón, corta como cuchillas pero es un dolor embriagador, quiere zambullirse en él y ahogarse... perder el conocimiento y volver de nuevo. Otro cambio, este es desagradable, es Michelle, le hace daño, eso está bien, es extraño pero está bien...luego es ella quien le hace daño a la rubia, las imágenes se mezclan con la historia que ella le contó de su ex y se horroriza, trata de huir de esa imagen, necesita borrarla. Jadea de nuevo pero esta vez por miedo...

Tarda en volver a la neutralidad pero lo hace.

-No...no contigo...no puedo Michelle...- alguna lágrima resbala solitaria en este momento desde sus ojos- Brenda...Brenda es suave...es...no no podría tocarla...no quiero...-​​​​​​-suspira intentando gobernar su respiración, está sudando se remueve intranquila, está muy excitada pero aún se contiene, se pone límites, barreras mentales que no quiere pasar.

Tu "terapeuta" unta sus dedos en el tónico y te sosiega con un masajito suave en las sienes y un murmullo -Vale, vale...Respira...Coge aire...tu mente en blanco...aparta todas las imágenes...-Te vas tranquilizando, el perfume de azahar enmascara el olor a mujer que te llega de ti misma. 

-No soy psicóloga ni se demasiado de BDSM. Pero te voy entendiendo. Has sufrido una crisis donde ha emergido todas las frustraciones, humillaciones y vergüenzas del pasado. Posiblemente por hombres, y también mujeres que en su estrechez de miras te han mantenido enjauladas. -Las suaves yemas de sus dedos te relajan muchísimo. -El pasado era el pobre Robby en aquel momento. 

Te da un beso en la cabeza- Al margen de eso, está claro que necesitas poseer, dominar, subyugar a tus amantes. La penetración, la sodomización, es un reflejo de ello, y a la vez quieres dar el mismo placer que tú sientes cuando te lo hacen. En esa zona hay muchas terminaciones nerviosas también, y debes ser especialmente sensible. Y si tú disfrutas tanto, deseas ofrecerlo a esas personas que puedes dominar. Y que se dejen de buen grado hacerlo. Por otra parte, el dolor asociado es un plus. Por otra parte disfrutas igualmente del sexo..."normal". Eso es bueno. No tienes una obsesión. Es más la "posesión" , la penetración como acción de la misma, que no el sexo anal. Con una mujer te daría igual. Supongo. Debes averiguarlo tú.

Te pasa un vaso de agua -Bebe un poco. El asunto de ese extremo dolor, esas torturas, ya es más serio. Eso no se cómo enfocarlo. Ahora...vamos a intentarlo. Dime si quieres continuar o necesitas un descanso. -Notas por su respiración que también ella está un tanto agitada aunque con el masaje es como si calmase a ambas. 

Respira y se calma, las imágenes desaparecen y se siente vacía por un instante, como si la olla exprés se hubiera enfriado casi de golpe y lo que bullía en su interior hubiera perdido su fuerza.

No abre los ojos, no quiere romper el momento y tal vez no sabe cómo mirar a la cara a Michelle después de todas aquellas confesiones que han salido de su boca. Se sigue relajando, como si se tumbara en una colchón de nubes...

Todo el discurso de Michelle...las piezas del puzzle iban encajando.

-Nunca imaginé podría hacerme tanto daño...no tener la vida que mi interior me gritaba- reflexiona, entre triste y sorprendida.- Yo creía que solo necesitaba un poco de...espacio y un poco de iniciativa por parte de Henry. Ahora veo que eso solo habría sido abrir el grifo y que hubiera ...buscado siempre más...y más. Y nunca habría estado satisfecha. Me fui un día pero podría haber sido hace cinco años o dentro de cinco años...y el resultado hubiera sido el mismo ¿Cierto?- es una pregunta retórica, realmente no espera respuesta porque cree que ya la tiene.

-No se...estoy tan confusa como tú...Me gusta hacer...hacer daño y eso es difícil de asimilar pero no creo que me guste hacer daño de gratis, es solo que no...no sé dónde está la línea. Yo quiero experimentar ese dolor también y creo que como a mí me causa placer, creo a los demás también...pero en ese momento pierdo el control. Creo..creo que por eso no me sale contigo Michelle. No quiero perder el control contigo.- traga saliva y guarda silencio.

-¿Estas bien? Podemos tomar ese descanso si lo necesitas, si...yo estoy bien, no te preocupes.- dice y parece sincera, se encuentra en una cúspide de revelaciones y cree que puede ir más allá, pero no lo quiere hacer si Michelle está pasándolo mal.

-Quien más quien menos arrastra traumas, pequeña. Hay que desprenderse de ellos. El truco está en cómo hacerlo. ¿A través del sexo? ¿Visitando a una psicóloga?

Ella también bebe un sorbo de agua- Tú tienes que quitarte ese peso del corazón. De la cabeza. Quien sabe si hubieses seguido con Robby hasta llegar tu misma al orgasmo te hubieras liberado. Has perdido una sola vez el control, ¿no? Si te gusta experimentar dolor, solo tienes que encontrar gente afín. He conocido a muchas personas en mi vida, debido a mi trabajo, y, como se suele decir, cada uno de su padre y de su madre.

Escuchas a Michelle. No tienes a nadie más ahora con quien contrastar sus opiniones. Te fías y confías en ella. Pero, ¿estará en lo cierto? ¿Se equivocará? Es su punto de vista, a ti, en esta tarde, en su dormitorio, te vale. ¿Por qué se toma tantas molestias contigo?

-Estoy "super". Llega lo delicado. Yo no estoy a gusto con el dolor, al contrario que tú. Me he concienciado que es lo que deseas, así que voy a intentarlo lo mejor posible. En cualquier momento paramos. -Michelle se apoya en el respaldo de la cama, en los almohadones y hace que te recuestes sobre ella, después de desprenderte de la camiseta. 

Sus manos con el tónico, cálidas, se posan en tu torso -¿Has oído hablar de los puntos de presión? -las yemas de sus dedos aletean igual que alas de colibrí en tu pie. Hasta que presionan en el plexo braquial, a cada lado. Te recorre un impulso eléctrico previo aviso que pone en alarma a tu cuerpo. Michelle aprieta más y gira con su pulgar. 

El dolor es agudo, sostenido, se te escapa un quejido. Lo puedes soportar. Pero se intensifica. Duele. Duele de verdad. 

Alice, ¿quieres que la rubia se detenga? ¿Que siga con la misma intensidad, menos, más? ¿Es solo dolor o te gusta? *

Se tumba como Michelle le pide tras beber otro sorbo de agua. Demasiada información que asimilar, las respuestas de sus muchos interrogantes habían dado lugar a nuevas preguntas. Así como el monstruo de hidra. Pero si que sentía que avanzaba al menos en conocerse a sí misma, aún estaba por ver si le gustaba o no lo que conocía, pero eso era un dilema para otro momento.

-Si...si algo he leído, pero nunca he sabido si es real...aunque supongo que sí...-​​​​​​-añade al empezar a sentir ese calambre que sirve como aviso.

aquí viene parece decir su cuerpo pero Alice trabaja con su respiración para no ponerse tensa. Entonces llega el dolor...es curioso, una molestia que se acrecienta...y se acrecienta. Gime, es cierto, pero aguanta...el primero momento es el peor, cuando empieza a llegar al límite, aprieta los dientes...casi va a pedir que pare...

Y entonces la línea de placer se cruza y el quejido se transforma en un gemido gustoso...largo, no carente de matices... Fue como cuando lo hizo con Will. Las líneas del dolor y del placer se desdibujan, sintiendo ambas cosas a la vez, una aumentaba cuando lo hacía la otra, era inabarcable, empieza a sudar, con los ojos muy abiertos fijos en el techo y las pupilas muy dilatadas.

-Aaaah...no...pares...-​​​​​​-si humedad había aparecido de repente en su sexo, sin medias tintas, y sus pezones estaban erectos...su capacidad de canalizar no parecía tener límite... ¿O tal vez si?-más...más...

Sin embargo, Michelle se detiene. No de forma abrupta, sino en un descenso controlado y suave. El calor de tu cuerpo se desvanece, la sequedad de tu boca pasa a la humedad de la salivación -Puede producirte una lesión- La voz suena preocupada, pero tú estás demasiado en éxtasis para notarlo. Te sientes casi enfadada por la parada. La sensación era muy bestia. Sus razones debe de tener.

Estás sudando. Notas el calor del cuerpo de Michelle, que tú misma le has traspasado. Las manos las tienes adormiladas.

Tu masajista privada se embadurna de nuevo las manos con más bálsamo. Lo hueles, te llega intenso a las fosas nasales tan dilatadas las aletas de la nariz como tus pupilas. ¿Ya está? Te preguntas. El siguiente masaje es en los bíceps. Al principio bien. Después sobreviene el dolor, esta vez de golpe, sin aviso. Es intensísimo. Se te escapan las lágrimas.

Duele y te retuerces de placer. Cuando Michelle cesa en la tortura, te notas los brazos sin fuerzas, cercanos a la parálisis. Tu cuerpo transpira. Tus braguitas empapadas. Te falta el aire. Michelle esta vez no dice nada. Te regala un tiempo para que la respiración se acomode. Abre las piernas, te acoge más en ella, te levanta las rodillas, así quedas con las plantas de los pies sobre la sábana. Sus manos acarician tus muslos, entre la ingle y la rodilla. De nuevo inicia sus caricias.

Hasta que la presión en ese justo punto te mata. Es intenso. Crees marearte, pierdes el contacto con tus pies. Te gusta, te martiriza, te quiebra la razón.

Es como si ya no estuviera en este mundo, la suave voz de Michelle le llega desde muy lejos, entiende lo que dice pero su cerebro va al ralentí...todo va a cámara lenta y siente que está dentro de su cuerpo y al mismo tiempo, totalmente evadida, como si se viera desde atrás en una tercera persona. No ve a Michelle, sus sentidos están como fuera de control, pero siente lo que ocurre dentro y fuera de su cuerpo, lánguido y manejable, se deja hacer, se retuerce, gime, llora, jadea y pide más...fuera de sí, disfrutando, regodeándose en cada fibra de su cuerpo que pide auxilio y al mismo tiempo, más dolor.

La zona del muslo resulta especialmente dolorosa, no quiere gritar, pero no puede evitarlo, es un grito de dolor, pero que al final siempre se convierte en un ronroneo gustoso y suave, suplicante y exigente, con la actitud de un gato que elige rascarse con tu mano. Alice está en un espacio que es suyo propio, sólo para ella y sus sensaciones, el mundo se ha quebrado o ha dejado de tener importancia, los espasmos musculares son evidentes allí donde Michelle no está tocando, y la respiración se vuelve suave como la de una persona inconsciente...pero no lo está.

Aunque era difícil saber si ahora mismo sería capaz de pedir parar...

Cerca del desmayo, o del orgasmo, o del trance, Michelle opta por detenerse. Has llegado al umbral del dolor y lo has rebasado cercana a un cortocircuito en tu cerebro. La presión sobre el nervio ciático cesa en una de las piernas, en la otra disminuye, se suaviza. No eres apenas consciente de los dedos aceitosos que acarician un pezón a punto de estallar. Solo que esas caricias y los dulces coletazos del dolor que se apaga como una llama al borde de su muerte, te provocan un orgasmo delicioso, salvaje en un principio, espasmos recorren tu cuerpo, que se agita, en el principio del colapso. Después tanto como fluye tu río entre tus muslos, mana el manantial del placer en cada fibra de tu ser.

Desmadejada, extasiada, un riachuelo de lágrimas recorre tus mejillas. Te parece notar que también llora Michelle, sientes su pecho sacudirse igualmente. Tu cabeza cae hacia un lado, sin fuerzas. Y llega el silencio. Un mutismo que devora el tiempo y la luz tenue de las velas.

No sabes el tiempo que transcurre hasta que recobras el sentido, a pesar de que no crees que has perdido la conciencia. La cera de las velas aromáticas se va agotando. Has regresado y no estás sola. Continuas apoyada entre los brazos de Michelle.

Despierta...gime un poco, notando algunos calambres en el cuerpo, recuerdos de la tensión sufrida. Sufrida si. Y disfrutada también. Se nota muchas legañas en los ojos y una sensación conocida en las mejillas. Se lleva las manos a la cara y se frota fuertemente; había llorado ¿de verdad? No lo recordaba. En realidad recordaba muy poco de la sesión.

Alice gira la cara y el cuerpo hacia Michelle, la contempla. ¿Ella...ella también ha llorado? Se empieza a hacer la luz un poco en su memoria, pero con fuertes lagunas; aunque tal vez no tuvieran importancia...al menos los momentos concretos, si no que lo que importaba era...el contexto de todo. Y era bueno. Al menos para ella. 

¿Pero y Michelle? ¿Cómo lo había llevado? Tenía que saberlo o el nudo que se acababa de hacer en su corazón no se desharía. Esa preocupada ansiedad... ¡qué desconsiderada había sido...! Ahora recordaba que Michelle había detenido los masajes...en una o en dos ocasiones... y ella le había pedido...no, le había exigido más. 

Pff...mierda Alice ya la has cagado... piensa, su vocecilla, siempre tan amable y realista. Notese la ironía.