Partida Rol por web

Susurros

Día 5. Susurros

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24/10/2020, 18:02
Sebastian Rosenberg

-Los niños. - Corrigió el anciano a Hilda. Inmediatamente asintió, no para la pequeña, sino más bien para sí mismo, como si sus temores acabaran de confirmarse. -Sí, pequeña, yo conocía a esos niños. De hecho, jugué con ellos cuando yo también era un niño. Pero entonces eran muy distintos a cómo son ahora.

El anciano cruzó el umbral de la puerta sosteniendo entre los brazos los documentos que había traído consigo. Miró a Eber, que todavía tenía una mirada hostil clavada en él, pero no pareció intimidarse por ello. Se acercó a la familia y les mostró los documentos, la primera página llevaba una esvástica similar a la de la insignia que Hilda y Arabella habían encontrado en el desván.

-Verán, hace muchos años esta casa era un orfanato. Yo mismo pasé aquí diez años de mi vida. - Alzó la vista hacía las escaleras, rememorando cómo era el lugar antaño. -Eran años difíciles en Alemania, y pronto se pusieron peor, cuando el mundo entero se empezó a desmoronar a golpe de misil y se llenó de guerra y miseria. Los días pasaban, grises, uno tras otro, hasta que en cierta ocasión, dos militares nazis se presentaron en el orfanato. Tras una breve inspección, seleccionaron a seis niños, y estos fueron recluídos en unas habitaciones especiales. Ninguno de nosotros volvió a ver jamás a ninguno de esos niños. Pero por las noches, cuando las luces se apagaban, podíamos escuchar las súplicas, los llantos, y después los gritos de dolor. Tras ello, lo único que se escuchaba en el orfanato eran susurros.

Con la pena reflejada en el rostro, el hombre

-Año tras año, el orfanato fue quedando vacío. Excepto por aquellos seis niños que seguían todas las noches recibiendo extrañas visitas, los huérfanos se fueron marchando a otros lugares. El olor de la derrota alemana ya era tangible cuando tuve mi oportunidad para empezar una nueva vida lejos de aquí. La noche anterior a mi marcha, se escuchaban rumores de rendición y, por una vez en muchos días, los nazis que visitaban diariamente a los seis pequeños reclusos no aparecieron. Algo había cambiado. Al alba, dejé este lugar con miedo de mirar atrás. Tuve una vida feliz, trabajé de ferroviario durante muchos años, pero cuando me jubilé hace un par de años decidí volver aquí. No sé porqué lo hice, pero nunca logré quitarme de la cabeza a aquellos seis muchachos. Descubrí entonces que, de algún modo, ellos quedaron vinculados a este lugar. Ya no son los niños que eran. Lo que les hicieron se recoge en estos documentos. Una lectura no muy recomendable. Por eso ahora esos niños son pura maldad. Y por eso deben irse cuanto antes.

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31/10/2020, 19:39
Hilda Weigel

Hilda miró los papeles que había traído el anciano y reconoció sin problemas el dibujo que aparecía en uno de ellos- Mamá, mira. Es como lo que he encontrado arriba...

Escuchaba atenta a aquel hombre, pero no llegaba a enterder del todo lo que contaba. Ella había visto a un niño dos veces y él decía que había varios. Pero, ¿estaba ese hombre hablando de fantasmas?

Se lo quedó mirando, pensativa-El niño que yo he visto dos veces, tiene más o menos mis años, pero usted es anciano... ¿ese niño es un fantasma entonces? Buenos, todos. Me agarró con fuerza, me consiguió sumergir en la bañera y no podía soltarme, me ahogaba. Lo toqué. Yo pensaba que a los fantasmas no se los podía tocar, que eran como la niebla o algo así. ¿Puedo leer los papeles? Quizás si sabemos qué les hicieron los podamos ayudar, ¿no?

Se encaramó a una silla, lista para leer los papeles.

-En las películas, los fantasmas siempre necesitan ayuda. Muchos están solos y quieren compañia. Quizás podamos ayudarles.

Miró a su padre con la pregunta en su mirada, esperando su respuesta.

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01/11/2020, 20:11
Arabella Weigel

De haber escuchado esas mismas palabras unos días antes, Arabella habría tratado de contener la risa para después invitar al extraño anciano a tomar algo caliente. Ahora, sin embargo, se sentía incapaz de responder. Su hija se había adelantado. Quizá Hilda estaba más preparada para asimilar sucesos tan oscuros como aquel.

P-pero, ¿a dónde vamos a ir? —preguntó con un hilo de voz.

Su tez había palidecido. No se sentía capaz de articular ni un sonido más. Con una mirada colmada de preocupación, se dirigió a Eberhard. No con súplica, sino con la convicción de que la única opción era irse de aquella casa o hacer algo al respecto.

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03/11/2020, 09:19
Eberhard Weigel

Eber extendió la mano para coger aquellos documentos. Tenía que valorar hasta que punto dejaba que sus hijos leyeran aquellas lineas, primero lo leería él. La simple imagen de seis adultos visitando a niños recluídos en sus cuartos le generaba repugnancia, no esperaba encontrar nada bueno en aquellos documentos.

- ¿Y usted se vino a vivir aquí? - preguntó. - Enfrente de esta casa de los horrores.  ¿Los niños murieron? ¿Crecieron y luego murieron? ¿Se les conoce crímenes? ¿Los nombres de aquellos nazis? - preguntó mientras abría los documentos para leerlos.

Hizo un gesto con la mano a su familia para que esperaran a que leyera un poco.

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03/11/2020, 19:04
Sebastian Rosenberg

-Sí, volví a este pueblo y me instalé en la casa de al lado del antiguo orfanato. Pero creo que en cierto modo nunca me fui. Este lugar volvía a mí en sueños cada noche. - Explicó el hombre. La siguiente pregunta hizo que su rostro adquiriera un tono sombrío. -Los muchachos no crecieron mucho más... En los documentos está todo. Los nombres, lo que les hicieron, cómo murieron... Los nazis documentaban todo.

El señor Rosenberg tendió los documentos a Eber para que los pudiera ver. Al abrir al azar por aproximadamente la mitad del documento, Eber ya vio una imagen que no deseaba que sus hijos vieran. La documentación era extensa, detallada y minuciosa, estudiarla al completo llevaría su tiempo.

El anciano se dirigió entonces a la pequeña Hilda.

-Es difícil de creer, pero sí, son fantasmas. Ellos pueden materializarse de algún modo para tocar los objetos, o incluso a ti. Pero a ti te resultaría difícil tocarles a ellos si ellos no quieren ser tocados. -Explicó. -Dudo mucho que los puedan ayudar. El primer día que descubrí su presencia también creía que podría ayudarles, pero ellos no me recordaron... -Se aflojó el cuello de la camisa y les enseñó una fea cicatriz cerca del cuello. -Tienen que irse. Y este lugar debe ser cerrado para siempre. 

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03/11/2020, 20:24
Hilda Weigel

Escuchó atenta al anciano, ya que su padre había cogido todos los papeles y los estaba leyendo de forma que ella no podía ver nada.

-Pero, si los dejamos aquí, podrán hacer daño a otros que vengan a vivir a esta casa. ¿Cómo se cierra una casa para siempre? Hay puertas y ventanas, quien quiera podrá entrar aunque no tenga llave -miró a aquel hombre un instante antes de preguntar educadamente- Me llamo Hilda, ¿y usted?

Miró de reojo a su padre que seguía leyendo, sentía curiosidad por lo que ponía allí sobre aquellos niños.

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04/11/2020, 00:25
Edward Weigel

Aquello no le cuadraba ¿Por que volver? ¿Remordimiento? ¿O quizá era una falacia inventada para asustarlos mas? ¿Otra estrategia?

Entonces la cicatriz le impacto.

- ¿Estamos viendo fantasmas? - Hubiera ironizado, pero desde luego había algo en como lo miraba su madre y hermano que le disuadió de hacer bromas hirientes. - Si nos vamos, vendrán otros, la casa le será asignada a otros. No es una solución, me parece a mi. - Coincidió Edward asintiendo a Hilda. Orgulloso de su altruismo.

Si solo quisiera ver la casa destruida quizá la hubiera quemado mientras estaba vacía ¿Y si quería algo de la casa? ¿Algo que no sabía donde estaba?

Bien.... investigaremos.... ¿Qué nos puede decir del orfanato? ¿Su director? ¿Los nombres de los 6? En la biblioteca, historia de la ciudad, periódicos viejos....

No obstante se quedó mirando a Hilda, recordó aquella visión, se acercó a ella para abrazarla, sonriendo la de un modo difícil de explicar. 
"¿Por que tú? La bañera y aquel sueño...." Se preguntó sin llegar a decirlo.

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12/11/2020, 11:15
Eberhard Weigel

Eber se sentía ahogado. Quería salir de ahí corriendo y llevarse con él a su familia. No quería volver atrás. Pero no tenía dinero suficiente para mantenerles en un hotel y tampoco tenía dinero para adquirir otra casa. Además supondría perder sus ahorros. Todo era demasiado malo para ellos y no entendía el por qué.

- No hemos hecho nada malo. - dijo dejando eso claro. - Ni a usted, ni a esos niños, ni a la casa. No podemos irnos no tenemos donde ir. - explicó sujetando los papeles en la mano con fuerza. - Tendrá que haber alguna forma de darles paz y descanso. Siempre la hay... en las peliculas es así. - dijo y al escucharse en voz alta se pareció a si mismo... un loco.

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12/11/2020, 11:18
Eberhard Weigel
Sólo para el director

Eber prestó atención a todo lo que pudo leer en aquellos documentos tratando de sacar alguna conclusión.

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12/11/2020, 16:50
Sebastian Rosenberg

La inocencia de Hilda y su candidez terminó calando en el vecino, que por primera vez les mostró una sonrisa. Era una sonrisa amigable, cercana y sincera que contrastaba con la imagen de gruñón antipático que había dado hasta ese momento.

-Yo soy Sebastian. Un placer, Hilda. -  Y le tendió la mano a la niña para que se la estrechara.

-Me temo que sí, joven. Están viendo fantasmas. Entiendo que la situación puede ser complicada, yo no tendría problema en acogerles mientras encuentran otro lugar. Pero me temo que no hay otra solución, la familia que estaba antes que ustedes lo entendieron demasiado tarde. - Dijo con pesar. -El hijo pequeño de la anterior familia...

Al señor Rosenberg no le dio tiempo de terminar aquella frase. De pronto  la puerta de entrada se cerró de un golpe, y las persianas y ventanas de la casa empezaron a cerrarse con estrépito una a una. En el piso superior escucharon el mismo ruido de persianas bajando y ventanas cerrándose de un golpe.

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14/11/2020, 21:38
Hilda Weigel

-¡OH!

Hilda dio un bote cuando la puerta principal se cerró de golpe y su mirada fue siguiendo, sin ver, el resto de sonidos que fueron haciendo todas las persianas y las puertas de la casa al irse cerrando, una tras otra, a una velocidad impresionante.

Cuando los ruidos cesaron, miró a Sebastián asustada y pálida como un muerto.

-¿Qué le pasó al niño pequeño de la otra familia? -preguntó con timidez, pero urgentemente. Ella era la pequeña allí dentro y, ahora mismo, le faltaba nada para ponerse a llorar. Sabía lo que había significado todos aquellos ruidos.... Estaban encerrados en la casa.

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15/11/2020, 16:14
Arabella Weigel

Pese al sobresalto, Arabella se arrodilló para abrazar a Hilda y protegerla. En momentos como aquel solo podía confiar en su instinto.

¿Lo entiendes ahora, Eber? ¡Tenemos que irnos de aquí? ¡Tenemos que recoger nuestras cosas y huir!

Aunque las palabras salían por su boca, no se había molestado en meditarlas. ¿Realmente podrían reunir sus cosas? ¿Y a dónde irían? La única certeza que tenía era que aquella casa no era un lugar seguro.

¡Llame a la policía, por favor! —gritó desesperada a la puerta, con la esperanza de que el señor Rosenberg todavía pudiese oírles—. ¡A quien sea!

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20/11/2020, 20:33
Edward Weigel

- Es un placer Sebastian - Contestó Ed algo tirante aún. - Por favor acabe su historia, estamos espectantes y es la mejor manera de que acabemos por tomar una decisión - Explicó justo antes de que todas la spuertas se cerraran violentamente con un sonido estruendoso.
Se acercó a una puerta a comprobar que había pasado con ella y si se podía abrir. Aquello era inquietante y le costaba no perder la calma.

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21/11/2020, 17:14
Sebastian Rosenberg

Edward comprobó con horror que en efecto estaban atrapados. La puerta no se podía abrir, por mucho que tiró del pomo y lo hizo girar no logró despegar la madera de su marco. Ocurría lo mismo con las ventanas y las persianas. Cerradas a cal y canto. El señor Rosenberg había quedado atrapado con ellos, y negó con la cabeza ante los intentos desesperados de Edward por abrir la puerta.

-No gastes energía, muchacho. Tendremos que buscar la forma de salir por otro lado. - Hilda se dirigió a él para que terminara de contar lo que le sucedió al niño pequeño de la otra familia, pero el señor Rosenberg miró a sus padres, sin saber si debía contar el final de aquella historia, que por lo que pudieron imaginar no tenía un buen final. Pero antes de concluir aquel tema, el señor Rosenberg ahogó un grito. Miraba con los ojos bien abiertos hacía las escaleras. De inmediato se giraron.

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21/11/2020, 17:31
Huérfano

Por las escaleras bajaba uno de los niños, con la cabeza rapada, vestido con el roído pantalón gris, los ojos hundidos en las cuencas y una mirada cargada de crueldad. De pronto su cara se deformó en una visión horrible, los ojos blancos lloraban sangre, el rostro parecía difuminarse y adquirir forma según hacía donde giraba la cabeza, pero cuando tomaba forma esta era desagradable y terrífica. El muchacho soltó un chillido, agudo y estridente que les hizo sentir un escalofrío en la espalda. Era un grito que el anciano conocía bien, pues ya lo había escuchado antes. Era nuevo para ellos, pero enseguida lo asociaron a las maquinas de tortura, al martirio y al sufrimiento. Era el grito que debía haber roto las noches de aquella casa años atrás, cuando los nazis les torturaban todavía en vida. Un grito que causaba pavor.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Se trata de un conflicto peligroso. Tenéis que lanzar Interacción (tantos dados como tengáis en la habilidad), la dificultad a superar es 7, que fue lo que sacó el niño ( 3, 2, 3, 5, 4, 3, la tirada más alta fue un 5, +2). Si falláis, perderéis un punto de Interacción.

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26/11/2020, 10:56
Eberhard Weigel

- Pero qué... - dijo y no le dio tiempo a nada más. Se giró para ver lo de las escaleras y echó un vistazo rápido a todo lo que había a su alrededor. Algo, cualquier objeto le serviría para proteger a su familia.

Uno de los martillos de la caja de herramientas podía servir para romper la cerradura de la puerta y salir por ahí.

- ¿No entiende que no vamos a hacerle daño? - preguntó en voz alta y miró al viejo. - Tiene que haber una forma de pararlos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Hay alguna ventana sin persiana? Entiendo que igual la del desván.

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26/11/2020, 21:58
Arabella Weigel

Arabella, sabiendo que sus hijos estaban en peligro, reaccionó como solo una madre desesperada lo haría. Como una exhalación, se interpuso entre su familia y el fantasma, dispuesta a detener cualquier amenaza.

Con el rostro arrugado por la rabia y las manos temblando, bramó hacia el espectro.

¡NI SE TE OCURRA DAR UN PASO MÁS! ¡ANTES DE PONERLES UN DEDO ENCIMA TENDRÁS QUE PASAR POR ENCIMA DE MÍ!

- Tiradas (2)

Notas de juego

Me quedo con un 7 en interacción y un 6 en Acción.

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02/12/2020, 10:43
Edward Weigel

La puerta parecía atrancada, como sugería el anciano y aquel grito le martilleó los oídos y le estremeció por igual1 Una cosa era abrir grifos, dar portazos, atrancar puertas y otra aquel grito. Se dio la vuelta y alzo la mirada hacia donde parecía venir la fuente del grito y tragó saliba al ver al niño bajar por las escaleras.

Se acercó a Hilda para hacer que ésta guardara una distancia segura con aquella cosa, sin pensarlo dos veces, poniendo su mano en su hombro y tapándola con su cuerpo.

Salgamos de aquí.- Dijo reuniendo la poca compostura que pudo encontrar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

1: a ver cuanto me estremece.

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04/12/2020, 17:46
Director

El grito estridente del espectro provocó que el señor Rosenberg se llevara las manos a los oídos, se tambaleara y cayera al suelo con una mano aferrándose el pecho. Mostraba signos de estar sufriendo un infarto. Con gestos de terrible dolor en el rostro les indicó a la familia que se marcharan de allí.

Edward y Eber sintieron un terrible escalofrío en sus cuerpos cuando el fantasma apareció gritando, apenas pudieron reaccionar hasta que Arabella se interpuso entre ellos y bramó contra el fantasma. La decisión y la fuerza de las palabras de la madre hicieron que el fantasma se desvaneciera, aunque pudieron escuchar una risilla aguda y traviesa mientras desaparecía.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Lanzo por Hilda.

Eber y Edward pierden un punto de Interacción.

Desde el desván podéis salir de la casa a través de una ventana estrecha y pequeña.

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19/12/2020, 17:11
Eberhard Weigel

Eber se agachó al lado del señor Rosenberg. 

- Eh, eh, eh viejo, ahora no, ¿vale? No te mueras ahora, no en mi casa. - le dijo con un tono amenazador. Intentó ayudar a incorporarse al señor y le acompañó hasta el sofá para que descansara. 

Luego miró a su mujer con un brillo de orgullo en sus ojos. Ella les había salvado, por el momento. 

- Podemos salir de casa por el desván. - dijo comprobando de nuevo la puerta de entrada. - Tenemos que salir de aquí, tenemos que estar juntos. Eso... o matar a esos crios, acabar con su amenaza. ¿Alguna idea? - preguntó a su familia.

¿Estaba asustado? Por supuesto, pero no lo quería demostrar.