Partida Rol por web

El doctor sonríe ante la respuesta de gregory, y tras esperarse a que pruebe la bebida, vuelve a rellenarle la copa antes de servirse la suya y volverse a sentar. Tras mirar la hora en su reloj de bolsillo levanta la vista y ante el silencio que reina en la sala toma él la palabra.

- Disfruten de la cena, no es que sea un manjar pero hemos hecho un esfuerzo por contentarles debido al susto que han recibido. ¿Podrían pasarme el puré de kartoffen? Perdón, patatas, el inglés es mi segunda lengua pero a veces me cuesta hacerme al cambio de idioma - os habla con su habitual voz tranquila y sosegada.

Cuando el doctor millner se sitúa cerca tuya puedes apreciar que apenas se fija en ti. Se limita a rellenar la copa lentamente mientras alterna la vista de una persona a otra, como si estuviera sopesando algo entre vosotros. Es solo al final, cuando espera a que apures tu copa para volver a rellenarla de nuevo cuando se fija realmente en ti. Su sonrisa mientras confirma que beberías de inmediato como había previsto te provoca malestar contigo mismo, como si ese doctor cometarros se hubiera salido con la suya a tu costa. Aunque lo que realmente te asusta sea esa sonrisa, como si supiera algo que tú no sabes y no quisiera compartir.

Asiento ante los problemas idiomáticos del doctor, como haciéndome cargo, aunque también me molesta que el doctor, que debe de tener de todo, venga a robarnos el poco puré que tenemos.

Sin decir nada le paso la fuente, agarrándola con mis manazas.

Tenerr vuen inglés, doktorr...

Le comento. Cada vez me gusta menos la diea de quedarme, pero todo parece estar en nuestra contra. No tenemos ropa seca y tampoco me seduce la idea de salir con ropa húmeda al húmedo clima londinense... Y enfrentarme a otra noche de sueños. Desde que hemos hablado con el doctor la cosa ha ido a peor... Por otra parte temo convertirme en un residente fijo de este establecimiento.

¿Saber que susederr nosotrros? Desde que venir suenios peorr. Malos suenios. No querrer soniar nunca más. ¿Ya saber qué pasarr nosotrros?

La indiferencia con que el doctor respondió a mi pregunta me heló la sangre. ¿Eso éramos para él? ¿Nada más que un número en una estadística? ¿Seres anónimos que no valíamos ni la deferencia de saber nuestros nombres?

No me gustaba aquello. No me gustaba para nada la situación en la que nos encontrábamos, rehenes de nuestros sueños y dependiendo de un profesional que no le importaban sus pacientes, tan sólo los estudios que podía obtener de ellos.

Por un momento me replanteé irme de allí. Dejar la cena a medio comer y escapar y volver a la seguridad de la casa de mis patrones, refugiarme en mi habitación, perderme... en mis sueños. Mis pesadillas.

No podía irme. Si no quería terminar como esos pobres infelices encerrados en esta institución por lo que les quedaba de vida, debía aferrarme al cabo que me tiraba Millner, me gustara o no. Como pude, tragué otro bocado y sonreí falsamente ante sus comentarios hasta el final de la cena.

Extrañaba tener un perro bajo la mesa poniendo cara de pena para que le echaran algo, siempre había alguno en todas partes.

Ivan terminó de apurar su plato, aunque ya no tenía hambre... para él comer era prioritario a que en ese momento se le apeteciera hacerlo o no.

Presintiendo el final de la cena, palpó el hatillo con sus cosas, seguian húmedas y sucias, pero no podria separarse de ellas, esta bata no parecía buena indumentaria para pasarse con ella los próximos meses hasta conseguir algo mejor.

Escuchaba a los adultos hablar de sus cosas sin mucho interes, notó que unos dudaban sobre quedarse o irse... pensó en sí mismo y si debería largarse o arriesgarse a ser prisionero de otro horfanato, lleno de adultos que habían perdido la razón.

Además... seguía existiendo la cuestión de los sueños, se recordaba que era el motivo por el que estuviera alli, más alla de la comida, el resguardarse del frío o cualquier otra razón.

Por el momento pensó en la lluvia y el frio y en que su ropa estaba mojada, necesitaba un fuego donde colgar las prendas para que se secaran.

Jack disfruta de la comida en silencio, tal vez meditando sus cosas para si mismo, pero cuando nikolay formula la pregunta en relación a los sueños que están teniendo levanta la vista con curiosidad a la espera de una respuesta. Es la primera vez, después del ataque en la zona común, que apreciáis alguna reacción por su parte. Antes de hablar escupe al suelo los restos de comida que tenía en la boca.

- Si, doctor, ¿Que opina usted de lo que nos esta pasando? - pregunta en voz alta

El doctor apura su copa que deja sobre la mesa, ya no se aprecia ningún liquido dentro de ella. Y tras carraspear un poco antes de hablar os responde con su voz melosa y suave.

- Me temo que es pronto para averiguarlo. Todo parece indicar que sufren ustedes un efecto conjunto pero jamás había presenciado algo así, y estoy a la espera de que algunos Geselle... compañero de profesión puedan aportar su punto de vista. Me temo que pasará un tiempo antes de que reciba sus respuestas en el correo.
Por eso me gustaría que se quedarán aquí esta noche, en el sanatorio, así podría examinarlos durante su sueño.

Por detrás del doctor millner, veis como uno de los celadores se retira del comedor saliendo por la cocina y se lleva con él al interno que os estaba sirviendo la cena.

No me gustaba la propuesta. Dentro de mí, sentía que era un error permanecer más tiempo en aquel lugar. Pero el recuerdo de las pesadillas y el cansancio que sentía por no poder dormir bien desde hacía noches pudieron más. Tenía que curarme, recuperar mis sueños tranquilos, la paz que traía consigo la monotonía de saber lo que ocurriría al día siguiente pues sería igual al anterior. No quería quedarme, pero asentí a la propuesta del doctor Millner, muy a mi pesar.

-Como usted diga doctor. Cuanto antes me libre de estas pesadillas, mejor.

Después de todo lo sucedido preferiría irme de este agujero lleno de dementes, pero antes de que pueda abrir la boca, la señorita expresa su intención de quedarse. La mujer tiene razón, pero todo esto no me gusta. No me gusta nada.

Intercambio una mirada cargada de intención con el resto de compañeros.

Eeeeh... Tenerr animales esperrando a serr trratados. Suenios haser que no estarr al día de encarrgos. Prreferrir ir.

Cosas peores he pasado que un poco de humedad en mi madre Rusia.

Tras lo cual miro a Ivan, recordando que es un chaval de la calle, sin hogar.

Pequenio Vania. Si querrer, poder pasarr noshe en casa mia.

Joder. Le estoy cogiendo cariño al chaval. Tan pequeño y ya con la cabeza como una regadera.

Gregory no había pasado por alto la mirada del doctor Millner. El doctor sabía que era un borracho; de hecho, todos lo sabían, por mucho que Yeats tratara de ocultarlo con mentiras mal elaboradas y disimulos mal efectuados. El viejo se sentía fatal: la culpabilidad le apesadumbraba, y tras todo lo vivido (el extraño sentimiento de arrogancia que le provocaba el doctor, el ataque del enfermo, la paranoia de que los fueran a encerrar en el sanatorio para siempre...) lo único que deseaba era irse a casa. Pero claro... en casa no tenía vino gratis. Y las pocas botellas llenas que quedaban en la mesa parecían susurrar su nombre entre aroma de uva y madera. "Gregory, Gregory, estamos aquí para ti... bébenos".

- Yo... -empezó Gregory, respondiendo al doctor. "Bébenos, Gregory"- ...lo mejor será... -"¿Nos vas a dejar aquí llenas...? Estamos deseando calmar tu sed"- ...que me vaya a casa, ¿no? -"Sed, sed, sed de vino", el viejo sacudió la cabeza, como si tuviera una mosca tras la oreja- Sí, sí, sí, me tengo que ir a casa. Se ha hecho tarde y mi familia se preguntará dónde estoy.

Gregory notó como se le humedecían los ojos. "Adiós, botellas, adiós", pensó con tristeza. Esperaba poder encontrar una taberna abierta de camino a casa.

Jack Turner parecía encontrarse ausente. Ante el ofrecimiento del doctor millner se limitó a aceptarlo tácitamente, sin más gesto que un asentimiento con la cabeza.

Quiero acabar cuanto antes con estas pesadillas, si quedándome aquí le ayudo en su investigación lo haré. Tan solo espero no equivocarme y que sigamos estando a salvo aquí dentro, ya que tengo mis dudas respecto a su seguridad - dice humphrey con un aspecto malhumorado en su rostro.

El doctor millner sonríe y toma la palabra.

Me alegra escuchar que algunos de ustedes se quedarán aquí esta noche. No se preocupen, estarán bajo mi protección y no les pasará nada. El suceso anterior no se volverá a repetir, siempre que ustedes salgan de las zonas seguras de este sanatorio les acompañara un celador.
Ahora síganme, podrán ustedes despedirse mientras me encargo de preparar el instrumental.

Abandonáis el comedor donde aún quedan un par de trabajadores cenando en silencio. No volvéis a ver al interno que os sirvió la cena, la cual no es que fuera digna de mención pero sirvió para rellenar vuestros estómagos con algo solido y comestible.
Instantes después os encontráis en una sala amplia, que parece ser una sala de espera. El lugar no esta muy limpio, incluso se aprecia un fuerte olor a meados mezclado con otros olores nada agradables. Pero al menos hay unos bancos de madera donde os podéis sentar y han dispuesto unas cuantas mantas junto a vuestras ropas que se están secando cerca de la estufa, sin mucho éxito.

Afuera se han quedado dos celadores, uno de ellos acompañará a los que abandonen el sanatorio y el otro se quedará en la puerta por vuestra seguridad. A medida que avancen los preparativos el doctor millner os llamará para el experimento que quiera hacer con vosotros.

Tomo mis ropas y puedo ver, con desagrado, que siguen húmedas. Compruebo los bolsillos y las espolso para intentar secarlas un poco más (cosa inútil, pero es un movimiento reflejo).

¿Segurro querrerr quedarr?

Pregunto a los presentes. No quiero parecer un cobarde, y menos cuando la señorita se queda.

Quisás poderr comparrtirr coshe de vhuelta... Comento a Yeats. Y pequenio Vania... Recordar que si querrerr casa Nikolay disponible porr hoy. No bueno ninio dormir en calle con malo tiempo.

La visión del tipo de los ojos azules aún te asusta, le buscas con la mirada pero ya no esta. ¿Quien sería? ¿Por que sabía lo de las campanadas de los sueños?

Gregory se quedó pensativo un momento. Compartir viaje a casa le ahorraría una larga caminata, pero le dificultaría pararse en ese ansiado bar de vuelta... La dura vida del hombre sediento: uno debía elegir entre la comodidad abstemia, o las dificultades a la hora de refrescar el gaznate.

Finalmente, decidió ir con Vólkov. El eslavo le caía bien y podrían charlar un poco durante el viaje. Yeats, al que ya le empezaba a subir un poco el vino de la cena, tenía ganas de intercambiar impresiones sobre el día tan "de locos" (y nunca mejor dicho) que habían tenido.

- Sserá un placer compartir coche con ussted, sseñor Vólkov -dijo amablemente, mientras cogía sus ropas. Aún seguían mojadas, pero se alegró de poder librarse del uniforme oficial de interno de aquella institución. A continuación, se dirigió a los que sí se quedarían aquella noche- Esspero que passen buena noche... -vaciló un momento, sin estar muy seguro de continuar: no quería alarmarles, pero estaba preocupado por ellos- ...y tengan cuidado, ¿de acuerdo? Con loss locoss y con loss no-locoss.