Partida Rol por web

Terapia de Grupo

Escena 3. Las pesadillas no cesan.

Cargando editor
03/09/2015, 19:38
Director

Notas de juego

Mi mensaje anterior era solo para que supierais que estaba por aquí, y no os había olvidado. No para que os callaráis xD

Cargando editor
04/09/2015, 11:02
Iván

Iván seguía dándole vueltas a la cabeza sobre su agresor del día anterior. Ya algo más calmado, después de varios intentos y pensamientos negativos sobre el enfermo de "ojos azules", piensa en que, si bien ese loco debe saber algo más que ellos, que no es mucho, no saben nada de él. - El doctor dijo que no conocía al loco de la otra noche. Seguro que miente, en un hospital, el médico debe conocer a todos sus pacientes. O puede que tenga documentación de ese señor... - Piensa Iván interiormente.

Al chico le resultaba extraño que no quisieran darles datos sobre ese demente, no paraba de pensar y hacer sus pesquisas. - Si sabe algo más que nosotros, puede que haya tenido las mismas pesadillas que nosotros. ¿Y si nos volvemos locos como él? ¿Quizás tenga familia? ¿Tendrá dibujos de sus pesadillas en su cuarto?... - La mente del chico le jugaba malas pasadas y no paraba de debatirse entre la amalgama de ideas que le venían al cerebro.

Mientras continuaban el viaje hacía el hospital, permaneció un rato callado junto a sus dos acompañantes, esperando encontrar más respuestas al llegar al hospital.

Cargando editor
07/09/2015, 09:48
Nikolay Vólkov

Las campanadas son como un lúgubre recordatorio de las pesadillas y se mantiene callado. El traqueteo del coche es terapeútico y hasta me entra un poco de modorra. Demasiadas horas de sueño perdidas... Aunque me esfuerzo por no dormirme. No quiero dormir y volver a... ¿soñar?

Me pellizo el muslo para evitar que se me cierren los ojos.

Oh... ¿Cómo haberr ido a seniorita Guffin y demás?

Pregunto, mirando por la ventanilla, pensando en los que se habían quedado en el sanatorio.

Segurro estarr todos bien...

Me respondo a mí mismo

Espero que Humphrey esté bien... Por mi propio bien...

Cargando editor
08/09/2015, 18:02
Gregory Yeats

A pesar de que el sonido de las campanadas del mítico reloj de Londres no se parecía a las campanadas que Gregory estaba acostumbrado a oír en su sueño, no pudo evitar dar un respingo. Aquella fue la gota que colmó el vaso para él y, de un bolsillo del remendado abrigo, sacó su preciada petaca dispuesto a darle un trago.

- Estos nervios... -se justificó ante el niño y el eslavo; a este último le miró con la misma cara de vergüenza y culpabilidad con la que había mirado a su cuñado, y le ofreció el licor- Si gusta...

A continuación*, bebió un largo tragó que le quemó la garganta y se guardó de nuevo la petaca en el abrigo.

- Espero que hayan tenido mejores sueños que nosotros -respondió el viejo a Vólkov. E inconscientemente se corrigió-. O mejor dicho, mejor noche -a pesar de su recién adquirida confianza en la terapia, el doctor le seguía dando mala espina.

Notas de juego

*Si Nikolay acepta el trago, Gregory beberá después de él. Y si no, bebe tras ofrecerle xD

Cargando editor
09/09/2015, 08:59
Nikolay Vólkov

Observo como saca la reluciente petaca y la miro sin disimulo, como si hubiera sacado una bolsa de guineas. Me la ofrece y no dudo a la hora de aceptar ese trago. Quizás con demasiado entusiasmo. La perspectiva de enfrentarme a mis fantasmas en el sanatorio no es algo que me tranquilice.

Da... Spasivo... Agradezco, tomando la petaca, sin darme cuenta que estoy hablando en ruso. Levanto la mano con el recipiente, en dirección a mis acompañantes.Vashe zdorovie!

Y le doy un tiento al contenido antes de devolverla a Yeats.

Asiento, bovino, a los deseos de Yeats. Una sonrisa amarga se me dibuja cuando hace la corrección.

Cargando editor
09/09/2015, 09:32
Iván

Iván deja de divagar con las extrañas ideas y ocurrencias que le pasan por su pequeña cabeza. Se distrae mirando la calle por la ventanilla sin pensar en nada. Al momento, observa como los dos adultos que le acompañan intercambian una botella para darle unos tragos. - Seguro que es alcohol...Cómo podrán beber esa cosa tan asquerosa... - Piensa para sí mismo mientras ve como sus dos acompañantes dan sendos tragos del brebaje. Nikolay ofrece la botella, en señal inequívoca de darle de beber a Iván, pero este niega con la cabeza y la petaca vuelve a parar a las manos del señor Yeats, sentado en frente de Iván.

Conforme se hace el silencio en el interior de su transporte, el chico mira al señor Yeats y recuerda la conversación de la noche anterior, donde se enteró de que era librero. Le llamó mucho la atención el detalle que tuvo con Nikolay al entregarle un libro. - ¿Tendrá más libros para leer? - Pensaba el joven chico. Decidido, se dirigió a él en tono jovial.

- Señor Yeats, usted tiene muchos libros ¿Verdad? A mí me gusta mucho leer y a veces me gano unas monedas leyendo documentos a otras personas que no saben leer. Me gustaría leer libros para aprender cosas y de esos que tienen historias de aventuras también. Siempre he querido tener algunos libros pero son muy caros y apenas leo en periódicos viejos. ¿Me haría un buen precio?

Notas de juego

El chico es de la calle y no entiende eso de los regalos o los préstamos. Más bien, entiende que todo tiene un precio y su primera idea para adquirir un libro es comprarlo.

Cargando editor
11/09/2015, 09:05
Gregory Yeats

El viejo, que tras beber se sentía algo mejor, miró con ternura al niño.

- ¿Así que te gusta leer, eh? ¡Eso está muy bien! Los grandes hombres son también grandes lectores -y le sonrió. El chico le había parecido bastante despierto, y esto solo lo confirmaba.

Gregory se arrepintió de no haberle traído un regalo también a Iván, pero ¿quién iba a pensar que un niño callejero sabía leer y que disfrutaba con la lectura? El crío parecía empeñado en pagar un justo precio por algún libro, pero Yeats imaginaba que no tendría ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca, así que para no herir sus sentimientos le propuso un trato.

- Veamos... historias de aventuras, ¿eh? -el viejo fingió estar pensativo- Quizá tenga algunos que te puedan interesar, pero no lo sabríamos hasta que los leyeras... Hay muchas clases de libros y de historias, y yo nunca vendería un libro a un cliente que puede que no quedara satisfecho... -y de repente, Yeats cambió la expresió a la de sorpresa, como si hubiera tenido una idea de repente- ¿Qué te parece si mañana te traigo un libro? Tú lo lees y si cuando termines te ha gustado mucho, mucho, te haré un precio especial por él. Y si no te ha gustado o tal vez prefieres compararlo con otros, te lo cambiaré por uno diferente hasta que encuentres uno que sea tu favorito, que sea el que compres. Así los dos estaríamos satisfechos: cliente y vendedor. Parece un trato justo, ¿no opina usted lo mismo, señor Vólkov? -dijo, buscando la aprobación de su amigo. 

Gregory confiaba en que la curiosidad del niño por leer muchos libros pudiera más que el quedarse con un solo ejemplar.

Cargando editor
12/09/2015, 18:48
Iván

Iván asiente entusiasmado al escuchar la propuesta del señor Yeats. Mientras muestra una gran sonrisa de oreja a oreja, solo le faltó frotarse las manos cuando por fin comprendió que podría acceder a libros, que de otra forma no podría costearse. El chico estaba más que contento por la oportunidad de poder leer, cosa que le fascinaba.

- De acuerdo señor Yeats. Le prometo que no tardaré mucho en leer el libro.

Contestó inocentemente el chico, pensando que por su edad, quizás no leía igual de rápido que el resto de los adultos. Tras contestar, se giró hacía el señor Vólkov y tiró de la manga de su chaqueta para llamar su atención.

- ¿Ha oído eso, señor Vólkov? ¡Voy a poder leer un libro de aventuras! ¡Un libro de verdad!

Cargando editor
13/09/2015, 15:29
Director

El trayecto hasta el sanatorio de West London se os hizo más animado debido a la conversación. Iván parecía estar hoy algo más alegre y conversador, mientras que los adultos empezaban a tratarse como amigos de toda la vida.

Los fríos muros del edificio os devolvieron a la realidad. El silencio del lugar solo se rompía por el sonido de los pasos de los caballos y los ruidos de los ejes de las ruedas del carruaje. De pronto se oye un grito proveniente del sanatorio, alguno de los internos esta gritando allí dentro. ¿Sería acaso alguno de vuestros compañeros en la terapia de grupo?

El paseo desde la verja hasta el edificio se os hace largo, como si el celador no tuviera prisa en volver allí dentro y así poder disfrutar un poco más del aire del exterior.
La sala de espera esta fría, ni siquiera han encendido hoy el fuego. Pero al haber llegado todos juntos no es necesario esperar a nadie más, así que apenas dejáis allí vuestros abrigos y seguís al celador hasta el despacho del doctor millner. Al cruzar la zona de los internos vais con miedo y preocupación. Atentos a que nadie se os acerque demasiado cruzáis sin sobresaltos mientras iván busca con la mirada al interno de los ojos azules, el que le agredió el otro día, sin éxito.

Finalmente alcanzáis el despacho del doctor millner. El celador llama a la puerta y la voz huraña del doctor os responde:
- Adelante.

Cargando editor
13/09/2015, 15:41
Iván

El miedo volvió a instalarse en el pequeño cuerpo de Iván. Aún recordaba el ataque sufrido el día anterior de manos del loco de ojos azules. Acompañó por el pasillo, mientras iba muy cerca de los dos adultos que le acompañaban, casi usando el cuerpo del señor Vólkov como si de un escudo se tratase. No paraba de mirar de un lado a otro buscando alguna amenaza, su nivel de desconfianza en aquel lugar se acrecentaba.

La angustia hizo mella en él y al pararse ante la puerta del despacho del doctor, se dirigió al celador en busca de alguna pista sobre el paradero del enfermo que le atacó.

- Señor...El enfermo que me atacó...No lo he visto...¿Está aún por aquí? ¿Quién es ese hombre loco?

La mente del chico seguía pensando que el enfermo sabía algo sobre lo que les estaba pasando. Tal vez, si conocía su nombre, podría preguntar al doctor sobre los motivos de su demencia y estar alerta ante otro futuro ataque, de producirse.

- Tiradas (1)

Motivo: Oratoria

Tirada: 1d100

Resultado: 69

Cargando editor
13/09/2015, 15:50
Director

El celador hace un gesto con los hombros como dando a entender que no sabe de quien le hablas.

Cargando editor
13/09/2015, 15:51
Director

Pasáis la mañana descansando en vuestras habitaciones celdas, pero sois incapaces de conciliar el sueño de nuevo. A primera hora os traen un carro con tostadas de pan negro, café y té. No es gran cosa pero al menos os permite aliviar esa sensación de hambruna que tenéis en el cuerpo.
A mediodía os sirven una taza de sopa caliente de pescado acompañada de una rebanada de pan inglés.

Y es a la tarde cuando tenéis la reunión con el doctor millner y el resto de integrantes de la terapia de grupo. Os traen antes vuestras ropas, que están secas, planchadas y por supuesto limpias. Al vestiros con vuestras propias ropas, y poder quitaros la vestimenta de los internos del sanatorio os sentís algo mejor. Es casi como si volvieráis a ser personas cuerdas y sanas.

En el despacho del doctor millner ya están dispuestas las sillas en un semicirculo alrededor del sillón del doctor. Melvin, el celador, esta vez os acompaña dentro del despacho y se queda junto a la puerta. Vosotros os sentáis en las sillas mientras el doctor saca un reloj de pulsera y mira la hora. Unos instantes después un celador anuncia que vuestros compañeros de terapia ya han llegado al sanatorio, y es cuestión de unos minutos más que lleguen hasta aquí.

Notas de juego

El pan inglés es el conocido pan de molde pero sin cortarlo en trozos.

Cargando editor
13/09/2015, 15:53
Johan Millner

- Adelante - dice el doctor millner cuando escucha que llaman a la puerta. Unos segundos después aparecen por la puerta el joven ivan, nikolay vólkov y gregory yeats junto a uno de los celadores.

Dentro del despacho están sentados jack turner, lucrecia macguffin y humphrey arminton. Las sillas hacen una semicircunferencia dejando al doctor millner enfrente del resto de los sitios. Y junto a la puerta esta melvin, el celador, que junto al uniforme que siempre suele llevar puesto muestra una porra en el cinturon. Este se queda dentro de la sala, bloqueando la puerta, mientras el otro celador se queda esperando en el pasillo.

El doctor le hace un gesto a los recién llegados para que se sienten en los sitios libres mientras se pone en pie con elegancia y pulcritud al agitar las manos sobre sus pantalones.

- Buenos días, gracias a todos por acudir una vez más a esta sesión de terapia de grupo. Sé que están ansiosos por encontrar una respuesta a sus males, a esas pesadillas que no les dejan dormir por las noches, pero tengan en cuenta que en la ciencia de la mente las cosas van siempre despacio.
Ayer noche pude ver a sus compañeros mientras dormían y me temo que son ustedes un peligro para si mismos en ese estado. Convulsiones, gritos, movimientos violentos repentinos... son ustedes afortunados de que aún no se hayan mordido la lengua o que les haya pasado algo peor. Por eso considero que deberían quedarse todos ustedes ingresados aquí, bajo mi supervisión
.

Cargando editor
14/09/2015, 19:07
Nikolay Vólkov

Al entrar miro muy fijo a Humphrey,como para asegurarme que no es un fantasma. Después me meto la mano en un bolsillo y jugueteo con lo que hay dentro... Hasta casi se puede oír el roce de varios objetos entre si.

Las palabras del doctor... y la presencia amenazadora del celador...

Esto no me gusta nada. Nada de nada. ¿Qué mierdas habla el doctor sobre morderme la lengua?

No... Doctorr... Nikolay dorrmirr mal... Da... Muy mal. Perro no morrder lengua ni cosas feas desirr... 

Desde luego no me podía imaginar a Melvin haciendo otra cosa que arreándome un porrazo en la cabeza... Y mucho menos ayudándome para evitar que me autolesionara.

Quisás... No... No querrer serr molestia parra buen doctorr...

Aunque acto seguido me siento, solícito. Quiero curarme, claro, pero tengo miedo a acabar aquí dentro encerrado para siempre, gritando sobre campanas y llenándome la cara con mis propias heces. De repente siento que el último trayecto que he hecho en carruaje con Gregory y el joven Iván va a ser el último de mi vida.

Al sentarme aferro entre mis manos el libro que llevo, como si fuera algo precioso, una tabla de salvación.

 

Cargando editor
16/09/2015, 09:47
Humphrey Arminton

Saludo a mis compañeros de infortunio con un taciturno movimiento de cabeza. Toda esta situación me tiene desconcertado y no tengo muy claro que camino tomar, yo que siempre había visto las cosas claras y me encuentro desorientado.

Para colmo de males, el celador está allí con una clara actitud amenazante. Ya he visto antes ese tipo de personas. Son matones sin más cerebro que el instinto de golpear, igual que aquellos a los que me he enfrentado, a sueldo de los oligarcas capitalistas y que venían a reventar las huelgas y manifestaciones de los trabajadores luchando por sus derechos. En otras ocasiones, sabía que mis camaradas me respaldaban, pero si ahora inicio un enfrentamiento ¿me apoyarán o me dejarán sólo? Quizás deba esperar de momento, a ver como transcurre la sesión.

Interpelo al doctor - Doctor, usted nos ha tenido una noche en observación. Supongo que podrá decirnos algo más de lo que nos aqueja, que tanto parece preocuparle como para mantenernos aquí retenidos, queramos o no.

Confío en que mis compañeros capten el significado de la frase y para ello, hago especial énfasis en las últimas palabras.

Cargando editor
16/09/2015, 10:36
Iván

Al entrar a la sala, Iván mueve la cabeza de lado a lado para ver a todos los demás compañeros de sesión. Se impresiona y siente bastante alegría al ver a la señorita MacGuffin, aquella a quién creía que algo malo le había pasado.

- ¡Señorita MacGuffin!

Grita el joven, al tiempo que da una pequeña carrera para acercarse a ella y darle un improvisado pero cariñoso abrazo. Sus temores no se habían confirmado y estaba contento por ello.

- Creí que algo malo le habría pasado...En mi sueño...Apareció usted...

Y el niño agachó la cabeza con los ojos ligeramente cristalinos, reprimiendo las lágrimas y soltando a Lucrecia de su abrazo.

Cargando editor
16/09/2015, 13:22
Jack Turner

Me alegra ver que, llegada la tarde, somos conducidos de nuevo al despacho del doctor para la nueva sesión de grupo. También me alegra el reencuentro con el resto de compañeros de esta peculiar terapia grupal, especialmente por volver a ver al pequeño Ivan. Aunque sus caras delatan que no han tenido un descanso mucho mejor que el nuestro. Tras intercambiar unos breves saludos, comienza la sesión y algunos de los presentes comienzan a hablar. Me parecen apropiadas las palabras de Humprey Arminton, así que me sumo a su comentario:

-Sí doctor, supongo que aparte de esos preocupantes síntomas de los que habla, teniendo tanto tiempo para analizarnos esta noche, algo más habrá sacado en claro, ¿no?

 

Cargando editor
17/09/2015, 03:30
Lucrecia MacGuffin

El abrazo del joven Ivan me pilló por sorpresa. Aquel gesto tan lindo, tan tierno y espontáneo hizo que mi corazón se sintiera un poco menos acongojado. Las penurias de la noche anterior y el temor de no poder dejar el sanatorio se vieron mitigados al sentir aquel cálido abrazo y el consiguiente gesto de preocupación.

-No temas, Ivan. Aquí estoy y gracias al cielo estoy bien. Y me alegro de que tú y el resto de nuestros compañeros también lo estén -mi mirada recorrió al resto de los presentes. Solo los tres que habíamos pasado la noche en el sanatorio conocíamos la terrible realidad que allí nos aguardaba. Mientras nos ubicábamos en nuestros asientos, agradecí la valentía de mis compañeros de nocturnidad. Ellos habían planteado la cuestión fundamental y a la vez estaban advirtiendo al resto de los compañeros de terapia. ¿Qué iba a responder el doctor? ¿Como pensaba justificar su accionar? Y más preocupante aún... ¿Realmente quería curarnos o sólo nos estaba usando como ratas de laboratorio?

Cargando editor
21/09/2015, 18:11
Gregory Yeats

Gregory suspiró con alivio cuando vio a sus compañeros de terapia a salvo... en especial al marinero. Con cierto disimulo, miró a Jack Turner de arriba a abajo: aparentemente estaba bien. Deseó poder beberse un chupito de su petaca para celebrarlo, pero con el doctor delante no era lo adecuado; tal vez más tarde.

El viejo escuchó atentamente al doctor Millner y tras sus palabras, le vino a la cabeza la cara de reproche su cuñado, la que le había puesto aquella mañana cuando le había mandado al almacén para ocultarlo de los clientes. ¿Hasta cuando iba a aguantar su familia aquella situación? Tenía (no, ¡debía!) poner todo su empeño en recuperarse. Solo eran pesadillas: aquel día Jack Turner estaba vivo a pesar de que había soñado su fatídica muerte con total claridad.

Yeats lo tenía decidido. Iba a quedarse aquella noche, a pesar de su propia desconfianza hacia el doctor, y a pesar de los "peros" de sus compañeros. Sin embargo, no lo manifestó en alto aún. Quería escuchar las conclusiones que Millner había sacado tras haber pasado una noche examinando a parte del grupo mientras dormía, así que miró al hombre interesado, esperando que respondiera.

Cargando editor
22/09/2015, 00:05
Johan Millner

El doctor millner suspiró ante vuestra insistencia.
- Señores, dama, ya se lo he dicho antes. Los conocimientos de la mente no son exhaustivos, e insisto en que van despacio. Ahora mismo debemos trabajar en la conexión que existe entre ustedes. ¿Por qué les ocurre a ustedes? ¿Cómo funciona? Necesito saber más cosas, el conocimiento es saber.

Millner hace una pausa mientras saca una libreta y un bolígrafo.
- Y bien, han hablado ustedes de sus sueños. ¿Por qué no me cuentan que es lo que han visto esta noche?