Partida Rol por web

Karin no tenía ninguna maldita gana de discutir todo aquello a la vez. Alguien había sido bien bocazas y había saltado todo por los aires de nuevo. Carcette y su palo metido por el cuelo hubieran merecido un comentario mordaz en otro momento, seguramente, pero no quedaba mucho fuego en las venas de la bardo. Khaled, una vez más, demostraba algo parecido a sabiduría en los momentos más insospechados y Elynea, que los locos daédricos tenían sus corazoncito. Nada nuevo. Sólo había una opinión que le interesaba conocer.

Se acercó a K´Dan y le preguntó en voz baja:

- ¿Tú qué piensas? 

Karin recordaba que el khajiita era una criatura de sólidos principios...aunque fueran principios extraños.

El khajita se llevó los dedos pulgar y corazón de su mano derecha a los ojos y se los frotó, mientras pensaba en como plantear su respuesta. Era un tema demasiado complejo como para dar una respuesta sencilla.

—Su determinación es loable—respondió K’Dan en voz baja aunque audible mirando a Karin—, pero peligrosa. Si no os mantenéis firmes y unidos en vuestra decisión, el vampiro podría intentar aprovecharse de las circunstancias en su beneficio. Y eso va en especial por Suro. Él está demasiado involucrado de forma personal como para llevar el peso de las decisiones.

A continuación, el khajita miró a los presentes con expresión cansada.

—Todos tenemos pecados con los que tenemos que cargar y de nada sirve que nos los echemos en cara. Eso no llevará a nada—añadió para zanjar esa discusión. A continuación prosiguió—. Está claro que cada uno de vosotros tiene sus propias ideas y su opinión. Pero hay algo en lo que todos estáis de acuerdo. Hay que purgar el nido de vampiros, algo que por separado seguramente no podríais hacer. Así que, ¿para qué enfrentaros cuando aún tenéis trabajo por hacer?

Después de lanzar mi pregunta me acerqué más a Karin para susurrarle al oído.

—Si algún día me convirtiera en vampiro y tienes la oportunidad, mátame. Ten piedad de mí y acaba con la criatura, porque sea quién sea, no seré yo.

—¡Mis hombres eran soldados cumpliendo su santo deber hacia Stendarr! Ellos estaban dispuestos a dar su vida por librar a Skyrim de ese bastardo hijo de demonio y sus seguidores del Alba Mítica —rugió Carcette—. Ellos sabían que con sus vidas estaban protegiendo las de otros hombres y mer más sencillos. Tú en cambio estás arriesgando la seguridad de civiles en una vana esperanza de curar a una sola persona: tu amigo. Así que no vuelvas a echarme nada en cara, explorador. Eres un egoísta incapaz de ver más allá de su ombligo que no merece el título de Thane, y ni siquiera tienes la decencia de renunciar a tu puesto después de lo que has hecho.

Soltó el aire de golpe, como si se hubiera quitado un peso de encima. Sólo entonces se dirigió a Khaled. Respiró profundamente para tranquilizarse.

—La única cura que conozco está fuera de toda discusión —declaró, tajante, lanzando una mirada de soslayo a Elynea—. Lo más sensato es matar al chupasangre, antes de que se convierta en un peligro para los demás y para si mismo. No lo necesitamos. Un nido de vampiros no pasa desapercibido, y la Vigilia tiene agentes por todo Skyrim. Además puedo contactar al mejor cazador de vampiros de todo Tamriel: un guardia rojo y antiguo Vigilante llamado Isran. Si hay algo que saber sobre los vampiros, él lo sabrá.

Vilkas carraspeó desde la entrada, apoyado en el umbral de la puerta. Cuánto tiempo llevaba ahí era difícil de decir, pero por su expresión había sido el suficiente.

—Suro, ¿puedo hablar un momento a solas contigo?

Suro no dijo nada más, su rosto volvió a mostrarse completamente hierático. Soltó las manos de Carcette sin violencia y se dirió a la puerta, con Vilkas.

Khaled ignoró el correctivo verbal de Carcette a Suro. Que se lo sacara de dentro y se quedara lo bastante tranquila como para razonar con ella. Podía ocultarlo, pero era imposible que la muerte de casi todos sus vigilantes no le estuviera carcomiendo las tripas.

La mención de la cura hizo que la agitación de la que se había liberado la custodio pasara al guardia rojo.

—¡Por los Nueve Divinos! —exclamó, golpeando el suelo con las plantas de los pies para levantarse—. ¿Conoces una cura? El muchacho es inocente. No se ha alimentado; ni siquiera ha aceptado aún su condición. ¿Matarlo es preferible a curarle?

Stendarr es el patrón de la compasión, maldita sea.

Elynea había estado tentada de sacarle la lengua a Carcette cundo esta la había mirado de soslayo, pero se contuvo. En lugar de ello arqueó ligeramente una ceja con suspicacia. ¿Por qué rayos la miraba a ella?

«Tranquila, querida. Si tiene que ver con sacrificar niños y devorar corazones, no me interesa... » Gruñó para sus adentros pensando que ya ni le extrañaría que la acusara de algo así.

Lo siguiente sin embargo estuvo a punto de hacer que se echara a reir a mandíbula batiente. Pero no de alegría, ni si quiera porque le hubiese hecho gracia, sino porque le resultaba tan mordazmente irónico oir decir a un vigilante de Stendarr algo similar a "Conozco una cura para algo pero prefiero matarlo".

Fue precisamente eso lo que la llevó a pensar una segunda vez. Los Vigilantes de Stendarr tenían un palo metido en el culo en lo referente a ser los héroes salvadores del inocente casi igual de grande como en lo referente a no incurrir en cosas que consideraban impuras o amorales. Es más, ¿una cura que no era de dominio público? Sumado a la mirada que le había echado a la única daedrina que conocía de la sala, aquello tenía bastantes papeletas para que no fuese oro todo lo que relucía.

—Asumo que la parte clave de lo que acaba de decir es "está fuera de toda discusión"—dijo mirando a Khaled después de que este explotase (explosión más que entendible, por otra parte)—. Si fuese algo, moralmente correcto para nuestros queridos vigilantes, los vampiros habrían desaparecido de la faz de Tamriel hace años.

Cruzó los brazos y apoyó la cadera contra la mesa y añadió mirando a la ex-custodio de reojo:

—Pero apuesto a que tiene que haber un grandísimo, impuro, horrible y pecaminoso "PERO"...

"Mi mundo se cae a putos pedazos y aquí estoy, en una discusión que ya he tenido", se lamentaba la bardo. Carcette estaba haciendo que los thalmor parecieran la tolerancia personificada, Elynea estaba jugando a la daédrica condescendiente y tenía toda la pinta de que Suro iba a volver a desmarcarse dejándoles a todos con el marrón. Aunque quizá Vilkas tuviese una solución. ¿Podría ser?

"Qué más da" pensó. Si Thyra no había matado a Aerin después de su...poco amable encuentro por pura frustración, seguramente Carcette se sacara un palo del culo y se lo clavara. Y acabaría todo, menos porque Suro cogería el palo y se lo volvería a meter por el culo a Carcette...y así sucesivamente. Y mientras tanto, Ulfric iba a ser ejecutado y un tabernero inocente había sido mutilado por fuerzas de ocupación extranjeras.

El único que parecía tener dos dedos de frente era Khaled. Y estaba empezando a ser común a un ritmo inquietante.

- Voy a pasar de política - dijo secamente Karin -. Carcette, si matas a un inocente, caerá sobre tu conciencia

"Y sobre nuestros hombros de thanes hacer justicia", podía haber añadido, pero no quiso echar más leña a una hoguera tan grande y peligrosa. Dicho aquello caminó para apoyarse en una pared y alejarse literal y simbólicamente de la discusión.

Carcette acompañó con una mirada incendiaria a Suro mientras este abandonaba el Gigante Dormido.

—¿Así es como te enfrentas a los problemas, Thane? ¿Huyendo de ellos?

Carcette soltó un resoplido antes de dedicar una mirada suspicaz a Elynea.

—Exacto —dijo, sorprendida de estar de acuerdo con algo que había dicho una sacerdotisa daédrica—. La cura es, en este caso, peor que la enfermedad.

Se cruzó de brazos y dedicó a Karin una mirada desdeñosa.

—¿Es que no te cabe en tu dura cabeza nórdica que ese chico no es la persona que conocéis? —le espetó—. Es un monstruo, un no-muerto, un vampiro. Molag Bal es el padre de los vampiros, y no es una figura paternal amable. Es el maldito Príncipe Daédrico de la Dominación y el Control Mental. Volverá loco a ese chico por probar sangre. ¿Vais a esperar a que mate a alguien para ajusticiarlo? ¿De verdad pensáis que la presunción de inocencia de un monstruo está por encima de la seguridad de toda la gente a la que hará daño?

- La esperanza no se pierde mientras no hay ninguna otra opción Vilkas. Yo le daré la muerte cuando crea que deba hacerlo, no antes. Cercette ha mencionado una cura. A mí se me ocurre que quizás nuestro espíritu no pueda estar dominado por la locura de los vampiros si su lugar lo ocupa el lobo de los licántropos, es una posibilidad sobre la que me gustaría investigar. Otra cosa que quiero saber es si la sangre de los animales puede paliar la sed de los vampiros y darnos algo de tiempo. En todo caso, aún no procede la decisión, no puedo matar a un inocente, y menos si eso puede llevar a la muerte de una segunda inocente, dos inocentes que siempre han luchado con enorme valor por la justicia. Voy a darme un tiempo para decidir, el que aguante Aerin.

—Es inocente porque no hay un mal del que culparle—sentenció—. Si ejecutásemos a todo aquel con la capacidad de hacer daño a otros, ¡joder, no dejaríamos que ningún niño llegara a respirar. No son no muertos ni daedras quienes han cometido las peores atrocidades de las que hemos tenido conocimiento.

No sabía por qué se molestaba. Ni Carcette ni ellos iban a dar su brazo a torcer ahora, ni importaba realmente que lo hicieran. Y en esta ocasión, no era la incapacidad de Khaled de ponerse en el lugar de otros la causa. Habían decidido afrontar sus responsabilidades de formas irreconciliables.

—Ninguno vamos a convencernos de que estamos equivocados, maldita sea. Si el muchacho se convierte en una amenaza, no nos temblará la mano para detenerlo definitivamente —. Hizo una pausa para mirar a los ojos de los demás—. Al menos a mí no me temblará, como no lo hizo ayer. Mientras tanto, tenemos un nido del que ocuparnos, para empezar.

 —Y supongo que sabemos a ciencia cierta que los vampiros del nido son culpables... —suspiró Elynea de pura desesperación—. Sólo hay presunción de inocencia para Aerin.

Manoteó el aire como echando el tema a un lado. Podían estar horas filosofando sobre moralidad pero no llegarían a nada. Y ella al menos se negaba a ir a un nido de vampiros dejando otro a sus espaldas. No. Aquel asunto se tendría que solucionar allí para bien o para mal, no después. Porque puede que ya para Aerin no hubiese un "después".

Pero lo sorprendente era que no se podía creer que aquello que había dicho bien lo podía haber dicho Carcette, ¡una maldita vigilante de Stendarr! Definitivamente el mundo se había vuelto loco.

—La cuestión no es cortarle la cabeza "cuando pase"—resumió en el tono más tranquilo qu epudo.  Seguía sin entender por qué tenían ellos que lidiar con los problemas de Suro mientras que el susodicho parecía desentenderse de ello—. La cuestión es que estamos hablando de esperar a que alguien se consuma en la locura y se convierta en un monstruo al que matar, o de evitarle esa tortura con un acto de misericordia mientras aún queda algo de él. Todo lo demás son vueltas en círculo.

Y tenían que elegir una. Había destinos peores que la muerte desde luego... y ella podía imaginar pocas cosas más espeluznantes que ver como poco a poco tu conciencia va ahogándose en la oscuridad hasta desaparecer en la nada, devorada por los susurros de demencia de un daedra loco.

El khajita comprendió que la discusión iba a ser un tira y afloja hasta que alguien diera su brazo a torcer, o en el peor de los casos, alguien tomara la decisión de actuar por su cuenta. Si querían hacerlo, bien por ellos, pero a él no le importaba.

Aunque la posada estuviera clausurada, quizás hubiera algo de vino o cerveza todavía. O algún licor. Si tenía que esperar a que los thanes y la custodio solucionaran sus asuntos, mejor hacerlo de la mejor forma posible. Beber algo en una posada. Hacía tanto tiempo que no lo hacía, que la idea se le antojó romántica.

Como si fuera lo más normal del mundo, K'Dan se dirigió hacia la barra para ver que encontraba allí.

—Karin—dijo sonriendo a la bardo—. ¿Te apetece algo de beber?

- No puedo condenar a alguien por lo que es potencialmente capaz de hacer, Carcette, sino por lo que hace. Aerin de momento sólo es culpable de estar enfermo, y eso en Carrera Blanca no suele ser motivo para que un Thane ejecute a nadie

Aunque la comprendía, claro que sí. El único motivo por el que no había metido un puñal por el oído de Aerin era porque era amigo de Suro y porque tenía información sobre una canción que se escribiría sola. Elynea planteó justo aquella duda, y Karin, por una sencilla cuestión de no echar más leña al fuego, se mordió la lengua.

¡Por fin! ¡Una idea con un poco de fundamento! ¡Alcohol, forjador de consensos, limador de asperezas y purificador de heridas! Karin no había querido al khajiita nunca tanto como en aquel momento.

- Por Talos que si

—Confundes la esperanza con la ingenuidad. Y ya puedes ir descartando esa teoría tuya —zanjó el Compañero—. Eres la única persona fuera del Círculo de Jorvaskrr que conoce nuestro secreto. Y no vamos a darle la sangre de la bestia a tu amigo sólo para curarle el vampirismo. Ni siquiera por ti. No es ningún acto de misericordia.

Vilkas se cruzó de brazos.

—Elynea me ha dicho que no sabéis nada de Mjoll hace cuatro días. Abre los ojos, maldita sea. O bien se ha abierto camino ella sola a base de golpes, o la han matado, o la han convertido en uno de los suyos. No hay nada que puedas hacer ya por ella.

—Pues debes tener muy mala memoria, Thane, o ver sólo lo que quieres ver. Porque yo no he conocido peor atrocidad que la Crisis de Oblivion —dijo Carcette, en un tono exasperado—. Tal vez no debamos combatir al Alba Mítica, vaya a ser que se hayan redimido y ahora se dediquen a repartir caramelos a los niños.

Se dirigió a la puerta a grandes zancadas.

—Vivid en vuestro mundo ideal de princesas y habas mágicas, thanes. Hemos terminado con esto —dijo en el umbral—. Iré a informar a vuestro Jarl de que interponéis vuestros ideales fantasiosos a la seguridad de vuestro pueblo. A ver qué piensa el buen Balgruuf.

Orgnar, en cambio, dedicó su atención a K'dan.

—¡Eh gato! Aleja tus zarpas de ahí —dijo, y agregó en un murmullo:—. Malditos rateros.

—Y si Carcette quiere acabar con el sufrimiento de Aerin, Khaled le dice que haga lo que tenga que hacer, yo también, Suro se desentiende y K'Dan y Karin prefieren una jarra de aguamiel... ¿qué rayos estamos discutiendo?—gimió Elynea entre dientes, mirando al cielo de reojo de un modo que, de no ser por la situación en sí, habría quedado tremendamente cómico. Sacudió la cabeza repentinamente—. Disculpad un momento.

Luego salió ella también por la puerta detrás de la ex-custodio.