Partida Rol por web

Te acercaste a la tenue luminosidad en silencio. Pronto descubriste que provenía de una hoguera baja, que habían hecho cavando en un hoyo para que no se viera desde la lejanía. Una dunmer acunaba a un bebé entre los brazos, pero tenía una espada corta desenvainada a mano. Iba ataviada con una armadura de cuero tachonado, y miraba con nerviosismo en todas direcciones, especialmente en la dirección en la que habíais venido. 

No parecía haberte visto.

Probablemente acompañada, y probablemete su compañero estaba haciendo guardia. Suro calculó que su compañero tenia ventaja, los dummer podían ver en la oscuridad y él no. Buscarle en la oscuridad podía acabar con él siendo el asaltado. En vez de eso probó un acercamineto diferente, sin dejarse ver y hablando bajo para que solo ella pudiese oírlo.

- No te muevas, no voy a hacerte daño, soy el explorador de un grupo de Thanes que está muy cerca. Hemos visto la fogata y me he adelantado a ver qué era, la región es peligrosa y no queríamos caer en una emboscada. ¿Quién eres y qué haces aquí con un bebé en brazos?

La aludida cogió la espada corta con un movimiento eléctrico, y apuntó con ella hacia la oscuridad en varias direcciones, como si no hubiera localizado aún el origen de la voz. Apretaba la criatura contra su regazo en un ademán protector. Si la dunmer tenía algún acompañante, no reveló aún su presencia.

—Si no vas a hacernos daño deja de acecharnos en la oscuridad y acércate donde pueda verte —dijo con una voz nerviosa, ribeteada por la preocupación—. Nos han despertado las explosiones, ¿habéis sido vosotros los responsables?

Tragó saliva.

—Mi llamo Nidryne y el bebé es mío. Nuestros asuntos son nuestros. 

Suro cambió de posición y habló desde otro lado:

- Si quisiese haceros daño estaríais muertos, soy un gran arquero y pude haberos disparado en vez de hablar. Soy un Thane de Carrera Blanca. Baja el arma, no es necesario que la sueltes, y si vas acompañada lláma a los demás para que vuelvan junto a la hoguera, si están vigilando en la oscuridad corren un grave peligro porque mi grupo pensará que es una emboscada. Uno de los dos ha de ceder, y yo ya he demostrado que quiero hablar y no pelear.
 

—¡No voy a negociar con alguien que me está amenazando! —rugió la dunmer, aunque un instante después cambió de opinión y bajó el arma y los hombros—. Estamos solos. No dispares.

Suro avanzó lentamente dejándose ver parcialmente, todavía con el arco en las manos, aunque bajo.

- De acuerdo, ahora estamos iguales, tengo buen oído pero no he escuchado ninguna explosión aunque no hace mucho tuvimos que luchar contra un monstruo de Oblivion que lanzaba bolas de fuego, quizás fuese eso lo que escuchaste. Dime qué hace una mujer con un niño pequeño caminando sola por estos lares, en medio de una guerra civil y con toda la zona plagada de peligros no parece muy saludable.

—Ése es mi problema. Sé ocultarme bien, y defenderme por mi misma... sólo me has pillado desprevenida —repondió Nidryne, clavando sus ojos rojos en los tuyos—. Además, ¿te he preguntado yo acaso qué hacéis vosotros aquí?

Entrecerró los ojos, y preguntó a regañadientes:

—¿Qué clase de bestia de Oblivion habéis combatido?

- Una cuyo convocador no encontramos así que permíteme que siga prevenido, por lo que sé bien podrías ser ese convocador y ese niño una ilusión. Comprende que no puedo subestimar una amenaza así. Voy a llamar a los demás, si no eres una amenaza te ruego no hagas nada y no pasará nada. Como te he dicho somos Thanes, protegemos a los inocentes, no los atacamos sin razón.

- ¡ACERCAROS A LA HOGUERA! -Gritó para que lo escuchasen el resto del grupo.

—Estás paranoico, este niño es de verdad —te espetó Nidryne tratando de calmar el berreo del bebé—. Pero supongo que tienes razones para estarlo, si habéis sido atacados por un daedra.

Suspiró.

—Está bien, diles a tus thanes que vengan.

—¡ACERCAOS A LA HOGUERA! —gritó Suro.

Os acercasteis a la tenue luminosidad tal y como os pidió el batidor. Pronto descubristeis que tal y como había dicho vuestro compañero, provenía de una hoguera baja, que habían hecho cavando en un hoyo para que no se viera desde la lejanía. Una dunmer mecía con un brazo a un bebé que berreaba, y con la mano libre tenía empuñada una espada corta, que mantenía baja. Iba ataviada con una armadura de cuero tachonado, y os miraba con nerviosismo como estuviera sopesando si erais una amenaza para su bebé. Suro también la vigilaba, como si pensara que aquella podía ser la convocadora de la araña daedra.

La dunmer abrió mucho los ojos vio acercarse a K'dan. La espada tintineó en el suelo cuando su dueña se arrojó en los brazos del khajiita.

—¡Que la Madre de las Rosas te bendiga tres veces! ¡Te he encontrado, justo cuando estaba empezando a perder la fe! Su silencio... yo no sabía como interpretarlo —dijo la dunmer aturullada—. Discúlpame. Disculpadme todos. Me llamo Nidryne, y Azura me envió una visión hace años, ¡un sueño! En ella me dijo que tú curarías a mi niño. He preguntado a todas las caravanas khajiitas de Skyrim pero no había manera de encontrarte. Creí que ese Ri'saad sólo trataba de deshacerse de a mi, pero ¡aquí estás!

La dunmer soltó una risita nerviosa. Pareció caer en algo cuando dijo:

—También me dijo que en este camino hallarías tu expiación, pero no me dijo cómo.

—¿Soy el único que pensaba que iba a decir que ese hijo era suyo?

La carcajada de Suro debió escucharse mucho más lejos que su grito. Estruendosa, auténtica, enorme. Y la risa incontenible, hasta el punto de tener que sentarse junto a la hoguera pese a saber que su deber era seguir montando guardia.

Simplemente era lo último que le faltaba, el teniendo que cuidar (mal) de un antiguo amigo convertido en vampiro. Khaled buscando a una antigua amiga suya secuestrada por los altos elfos. Y el reciente asalto a Elynea por parte de sectarios y un monstruo de Oblivion. Y... y ahora K'Dan a la que le querian regalar un bebé para que lo cuidase.

Los dioses tenían un enorme sentido del humor.

Alertados por la carcajada de Suro, una bandada de pájaros levantaron el vuelo de los árboles circundantes. Se cagaron de puro sobresalto, y cubrieron al explorador de un buen montón de mierda.

Vaya que si los dioses tenían sentido del humor.

—¡Osbjorn!—protestó Elynea en voz baja dándole un codazo flojo con la cómica expresión de alguien a quien acaban de provocarle una imagen mental espeluznante. No quería imaginar nada referente a mezclas entre khajiitas y dunmers, ya había tenido suficiente de híbridos extraños con la draña.

Y en ese momento la bandada de pájaros la sacó de sus pensamientos e hizo que se quedase simplemente mirando a Suro con los ojos como platos.

—Eh... —fue lo único que atino a decir. Tras, exactamente, tres segundos, carraspeó y giró la cabeza hacia Nidryne cambiando diametralmente de tema—. ¿Qué decías que le pasa a tu hijo?

Con todo lo que ya había ocurrido durante la noche, lo último que esperaba el khajita era una revelación como esa. Azura y Azurah. La misma dicotomía, la misma duda. ¿Encontraría ya sus respuestas? ¿Qué haría una vez las tuviera? K’Dan sintió vértigo y mareado cerró los ojos  para calmarse y mantener la compostura.

Justo entonces,  Suro rompía a reír y en consecuencia una bandada de pájaros sobresaltada, cubría al explorador de excrementos. K'Dan abrió mucho los ojos, sorprendido por lo que acababa de pasar. Quizás en otro momento y en otras circunstancias, se habría reído, pero no ahora. Sin tener muy claro que hacer o decir, el khajita se separó un poco de la dunmer y se dirigió hacia la hoguera dónde se dejó caer cansado.

—Siéntate y cuéntamelo todo—dijo arrastrando las palabras. Mirando a sus compañeros añadió—. Sentaos todos.

—Demasiado lampiño —replicó sacudiendo la cabeza, mientras se apeaba con agilidad del pobre animal.

No era eso lo que esperaba, no porque careciera de sentido, aunque así fuera, sino porque podía ser cualquier cosa. Pero podía apreciar el lado divertido de la situación, que de algún modo tocaba el contrapunto de los graves acontecimientos de las últimas veinticuatro horas. Incluso cuando las palabras de la dunmer hablaban sobre un mal que aquejaba al pequeño.

Khaled soltó una carcajada al ver cómo los pájaros alertados por el grito de Suro dejaron caer, como si estuvieran en concierto, una lluvia de materia fecal sobre la cabeza y hombros del cazador.

Sacándose la funda de la espalda, se sentó con las piernas cruzadas junto a la hoguera y la apoyó en el suelo, a su lado.

Karin perdió por un momento el paso de la conversación. Osbjorn la pilló completamente desprevenida y la hizo reír entre dientes, afortunadamente no fue la única. K´Dan tenía que ejercer de paladín y curar a los enfermos. Eso merecía la pena verlo. No era que la bardo no pensara que el khajiita fuera noble y altruista. Simplemente estaba más acostumbrada a que le diera sermones y luchara, no a que limpiara las llagas a los leprosos.

Pero al parecer, su amigo no estaba para bromas. Karin nunca podría agradecerle lo suficiente todo lo que había hecho por ella a lo largo de los años. Así que contuvo la risa cuando los pájaros, alarmados por Suro, se vengaron de él mediante la su ancestral técnica de combate, la "lluvia sólida". Tomó nota para una canción.

Camino hasta donde K´Dan se había dejado caer y se sentó junto a él, fingiendo despreocupación, como si todo fuera lo más normal del mundo. Eso era lo que él hacía a veces cuando ella le contaba sus problemas con Thyra y sus dudas espirituales. Algo que la tranquilizaba y la frustraba a partes iguales. Era hora de vengarse y, de paso, devolverle el favor.

- ¿Qué pasa? - preguntó - ¿El niño no es tuyo, no?

Suro no pareció preocuparse demasiado, la carne de muerto viviente olía mucho peor. Con piedras y ramas retiró lo gordo, el resto tendría que esperar a tener un río a mano.

Sin darle más importancia se sentó sin acercarse demasiado a la hoguera, por un lado libraba a sus compañeros del olor a heces de pájaro, y por otro lado controlaba el acercamiento a la hoguera para evitar sorpresas. Aun así, podía escuchar perfectamente lo que hablaban los otros.

—¿Entonces vas a ayudarnos? ¡Benditos sean Azura, Boethiah y Mephala! —se alegró Nidryne—. Sí, es mejor que me siente. Que os sentéis todos. Supongo que debería empezar por el principio. Veréis: mi hijo solía ser un aventurero como vosotros. Pero un día...

Suspiró.

—...recibió un contrato de unos investigadores del Sínodo, una organización de magos, o algo así. En una carta me contó que sus patrones estaban preocupados por el interés de los Thalmor en una ruina Dwemer de Skyrim, llamada Imrarlatz. Al parecer se habían hallado nuevas habitaciones que antes no estaban allí. Mi hijo formaba parte de la escolta de la expedición, y en un medio de un ataque de los automátas dwemer se separó del resto del grupo. Cuando se reunieron, lo encontraron completamente desorientado y no recordaba lo que había sucedido. Entonces empezó nuestro suplicio.

La dunmer se pasó una mano por la cara.

—Cada día, en vez de envejecer se hace más joven. Y no sólo eso: también olvida lo que le ha sucedido en el día anterior. Ha sido realmente angustioso presenciar como hijo se iba olvidando de quién era. Y ni el Sínodo, ni el Colegio de Magos de Hibernalia, ni el mismo Neloth Telvanni han sido capaces de ayudarnos. ¡Se quedaron perplejos cuando se lo conté! Por favor, tienes que ayudarme, ¡a mi hijo sólo le deben quedar unas semanas de vida!

A efectos de evitar complicaciones, consideraremos que los dunmer alcanzan la madurez a ritmo humano pero son muchos más longevos.

Una tirada de saber (arcano) CD 19 o saber (historia) o conocimiento de bardo CD 21 revelará información sobre El Sínodo.

Una tirada de saber (geografía) o conocimiento de bardo CD 19 o (historia) CD 21 revelerá información sobre Imrarlatz.