Partida Rol por web

La cena había terminado, y de nuevo, los pequeños se sentaron alrededor de Sam. Alguno aun masticaba la tarta que hubo de postre, querían seguir escuchando la historia, estaba tan emocionante...

El bueno del hobbit omitió toda la sangrienta parte en que mataban a los enemigos, el la había leído y consideraba que era demasiado para los inocentes oídos de los pequeños. Carraspeo un poco para aclararse la vez y comenzó de nuevo su relato, sin sangre...

- Escuchad niños, el grupo había pasado las puertas y ahora se extendía ante ellos un gran lago, con una torre en la isla que había en mitad de el... Sarn Goriwing, la guarida del malvado Lachglin - Puso una voz tenebrosa que arranco las risas del pequeño Frodo mas que darle miedo.

- El grupo se puso en marcha - ​Los ojos de los pequeños se abrieron como platos - Comenzaron a descender en busca del lago, primero en grupo, después…

RESOLUCION TURNO 1000
 

La bajada era suave, sin llegar a ser llano descendía tímidamente. Al principio todos siguieron el camino, pero no tardaron en salirse de él en busca de la cobertura de los tocones de madera. Había de todos los tamaños, y la mayoría de ellos no ofrecía un escondite adecuado si querían permanecer ocultos a miradas ajenas. Sin embargo, bastaba con estarse quieto, agachado, para que cualquier vigía los confundiese con otro árbol cortado.

La percepción del tiempo cambiaba, cada paso había de darse con seguridad, buscando coberturas y tratando de ser a la vez sigiloso. Del tupido manto que un día cubrió el suelo del bosque, solo quedaba la hierba quemada por el sol. El verde había muerto para dejar paso a los tonos ocres de la vegetación muerta, arbustos cuyas ramas resecas se partían con facilidad, la hierba crujía levemente bajo los pies y ni un solo kelvar fue visto.

Avanzaron pues con sumo cuidado, tal y como habían planeado, Drustan y Elorham iban varios metros por delante, sirviendo de avanzadilla. El resto lo seguía por detrás. Cuando la vanguardia casi había llegado a la ribera del lago, se detuvieron. El resto del grupo siguió un poco, hasta quedarse a veinte metros de ellos, quedaron cerca de la bifurcación del camino, a unos diez metros al norte de esta. Había llegado el momento de decidir si alguien se acercaba al campamento a investigar, o iban hacia la torre donde Namiré estaba cautiva.

Desde donde estaban podían ver con más claridad lo que les esperaba. El acceso a la torre discurría por una serie de piedras que sobresalían del agua. Al sur de ellas estaba el lago, y al norte la cascada. Era una caída de un par de metros en la que el agua se oscurecía cuando pasaba a través del “puente”. Era el modo en que se llegaba a la isla en la que se erigía la torre. Detrás de la negra fortificación, otra hilera de piedras servía de nuevo puente a una segunda isla, en la que el árbol muerto que Eruannë había visto en su visión, se alzaba solitario. Esa isla se separaba tan solo un par de metros de la orilla opuesta, dos piedras más, servían de unión con la otra costa.

El bastión era un alto pináculo de unos treinta metros de altura, de piedra laen negra y reluciente. Sus ventanas son estrechas, excepto en el primer nivel, en que las ventanas mucho más amplias, pero protegidas por contraventanas de lo que también parece laen. Desde allí no se ve la puerta. La isla y la torre se encontraban a unos treinta metros de Drustan y Elorham, a cincuenta del grupo que lo seguía.

Turno 1001

Zigûr avanzó con el resto del grupo, tratando de ocultarse entre los mutilados tocones de lo que antaño parecía haber sido una espesa arboleda. la maldad había arraigado allí. El mago dunadan, sentía, sin embargo, como poco a poco, las energías volvían a él, y una extraña fuerza insuflaba su alma hacia un estado más elevado. En un frugal instante tuvo una visión de los plateados mellyrn de Lothlorien, y una chispazo de unos ojos azules como el zafiro pasó por su mente. La dama Galadriel. ¿Estaría pensando en ellos la señora de Laurelindorenan? ¿Les sostenía con su poder?

Pronto hubo de despejar su cabeza de aquellos pensamientos, debía estar enfocado en lo que hacían. no era una situación fácil y el plan no acababa de convencer al mago. Uno no simplemente entra en una fortaleza del Enemigo, como si entrase a su casa. Aquello no podía ser tan sencillo como llegarse hasta la puerta y llamar. ¿Y por arriba? Pensó mientras empezaba a concentrarse.

- ¿Y si entrasemos a la torre por arriba?.- Preguntó en un susurro a los que le rodeaban

Turno 1001

Pudieron observar, tras saber las intenciones del mago, la parte superior de la torre. Vieron como un pináculo de piedra negra se alzaba sobre una terraza, como si un gran mármol hubiese aterrizado sobre ella. La terraza estaba rodeada por almenas negras que salían de la gran roca para rodear toda la parte superior y volver a encontrarse con la roca. Esa roca hacia las veces de pared norte

Turno 1001
​Percepción

El mago observo lo alto de la torre, tenia algo en mente y quería saber si podía llevarlo a cabo. Estaba lejos, pero pudo observar, además de lo que todos habían visto, como sobre la piedra había lo que parecía ser un telescopio anclado en lo alto.

Su intención era "volar" hasta allí, y para aterrizar, habría de hacerlo sobre la punta de la roca, una maniobra que requeriría de un dominio y agilidad inigualables. La otra opción era caer dentro del patio que formaban las almenas. Lamentablemente no sabia que había dentro, pues quedaba fuera del alcance.

Adronath seguía al grupo formado por Drustan y Elorham, sin dejar de verles en ningún momento. También vigilaba el entorno pues no se fiaba de que hubiera vigías apostados en cualquier recoveco que pudieran darles el alto. Nervioso, le latía el corazón como si fuera la primera vez que entraba en batalla y es que el aspecto de la negra torre del magoimponía su respeto. Pero el coraje del guerrero le hacía seguir adelante con el objetivo claro de rescatar a la princesa.

Entonces escuchó a Zigûr y se mesó la barba - por arriba - pensó.

Si eso lo hubiera dicho alguien desconocido o uno en una taberna le habría tildado de loco. Pero el guerrero conocía a sus compañeros y se fiaba de ellos. Si el mago había dicho eso sería por algo.

- Explícate, Zigûr- dijo escuetamente.

Turno 1001

Avanzamos con paso firme y sin certeza alguna de a que nuevos peligros nos estabamos dirigiendo. Las fuerzas ya no eran las mismas y aunque mis heridas cesaron de sangrar, aún estaban muy recientes y en cualquier momento se podrían abrir; sobre todo si no descansaba lo necesario, lo cual era imposible en tales circunstancias.

Por ello, mientras caminabamos hacia el lago, ingerí unas hojas que aun me quedaban en la mochila y que hicieron que me recuperara algo más, ayudando en la cicatrizacion de las heridas y a mitigar un poco el cansancio acumulado.

Tras ingerir estas hierbas recobrar un tanto el aliento, me dirijo a mis compañeros incluyendo a quienes avanzan liderando la comitiva.

Intentar no alejarse mucho de mí, voy a intentar aumentar estas sombras y penumbras y que nos ayuden a escondernos mejor. Y dicho esto, me concentro en mi respiración para aumentar la penumbra a mi alrededor.*

Poco despues y tras unos minutos de nuevo concentrado, intento averiguar a qué nos vamos a enfrentar, intentando averiguar quienes han pasado por el camino en las ultimas 6 horas.**

Tirada abierta hacia abajo de Adronath

Turno 1001
​Percepción

Permaneciendo atento según avanzaban, Adronath no apartaba la vista de los alrededores, todo estaba en calma. Extrañamente no había movimiento en la zona, siquiera vigías o algún orco de guardia. Nada alarmo al montaraz.

Turno 1001
​Percepción

Permaneciendo atento según avanzaban, Eruannë no apartaba la vista de los alrededores, todo estaba en calma. Extrañamente no había movimiento en la zona, siquiera vigías o algún orco de guardia. Nada alarmo a la barda.

Turno 1001
​Percepción

Permaneciendo atento según avanzaban, Astomer no apartaba la vista de los alrededores, todo estaba en calma. Extrañamente no había movimiento en la zona. A lo lejos, sí que vio a varios orcos de guardia, pero estaban bastante distraídos, parecían no temer ningún ataque. Alguno incluso dormitaba acurrucado sobre si mismo. Había tres puestos, que el viera, situados a unos veinticinco metros de su posición. En cada uno de ellos había un guardia.

Turno 1001

En silencio, avanzaron por el sendero que bajaba suave y sinuoso. Pero pronto se apartaron del camino y se internaron en el atroz cementerio de árboles truncos, ocultándose tras los tocones y pisoteando los marchitos yerbajos que parecían gemir bajo los pies. Avanzaron juntos y siempre atentos al sendero y a los movimientos próximos al campamento y a la torre. Drustan y Elorham abrían la marcha, unos metros más adelante. Los escoltaba la penumbra que había recreado el montaraz y el aire que fluía denso, enrarecido por una tórrida calígine que insinuaba la corrupción que emanaba en esa tierra alejada de los ojos de los valar.

El ánimo del la silvana se ensombreció, tal vez contagiado por el funesto hálito que emanaba la torre, como heraldo de otra fuerza más oscura y terrible aún. Encogida dentro de su capa, la elfa contemplaba la tensa y artificiosa calma del lugar. Sin otro sustento que su propio desasosiego, Eruannë intuía que la calma se había prolongado demasiado. ¿A dónde estaba el mal? Ella no podía responderse esa pregunta. ¿De dónde llegaba ese turbio malestar? Esa sensación estaba allí, vigilante, pero nada malo sucedía. Ningún guardia, ningún orco... ¿Por qué, entonces, tanta oposición en su espíritu? Eruannë pensaba con la lucidez afiebrada del que aguarda la catástrofe.

Desde que dejara atrás su amado bosque la silvana había descubierto un mundo que le resultaba extraño y ajeno, pero, aún así, próximo a sus sentimientos. Había en Endor un dolor sin retorno. ¿Cómo había acaecido que las sombras se adueñaran de lo que antes fuera un bosque resplandeciente de luz? Troncos pútridos, desnudos y retorcidos y el hedor del presagio de una lenta agonía. ¿Quién lloraba la atroz muerte de aquellos seres enraizados en tan infecta tierra? Eruannë mordió sus labios y sus azules ojos ya no brillaron, ensombrecidos por esa tristísima visión. Era una hija del bosque, y como tal, su corazón sufría el horrible destino de los olvar. ¿Quién castigaría tan infame oprobio?

Ultrajada la última inocencia. Ciertamente había en el mundo demasiado dolor sin regreso. Pero pese a lo tarde y a lo perdido, había una esperanza. Los hijos de Ilúvatar muy lentamente estrechaban lazos e intentaban limar las asperezas. Como en los Tiempos Antiguos, los hijos de Ilúvatar recordaban que eran hermanos. Después de mucho tiempo comenzaban a reunirse en una multitud de voluntades para juntos resguardar el último sonido de la Creación, aun cuando sabían que tal vez mucho de ese mundo se había perdido para siempre, en el siempre de todos los tiempos posibles.

Escuchó las palabras de Zigûr y alzó la mirada hacia lo alto de la torre, sin comprender. ¿Acaso pretendía que escalaran?

Turno 1001.

Se agachó tras un tocón cuando estuvieron a una distancia prudente e hizo una seña al animistas para que hiciese lo propio. Sencillamente ni estas aproximaciones eran su estilo ni el dolor le permitía agazaparse adecuadamente.

Sin embargo ir en vanguardia había sido su compromiso y pensaba cumplirlo, así que escudriñó la Torre en busca de alguna pista sobre lo armada o defendida que está pudiera estar, y trató de no perder de vista al grupo perseguidor, por si podía hacerles algún tipo de seña.

Sin duda se enfrentaban a la muerte,y aquello le aceleró el pulso. Vamos, mostraos , viles criaturas.

Turno 1001 (bis)

Zigûr tardó en responder a Adronath, se había quedado embobado mirando algo en la cima de la negra torre. ¿Como era aquello posible? ¿De donde habría sacado Lachling aquel artefacto? Zigûr ya había visto artefactos como aquel en Gondor, unos pocos señores y sabios de la ciudad los poseían, se decía que algunos habían sido traídos de la mismísima Númenor en los navíos de los Fieles y que el secreto de su fabricación se había perdido hacía siglos. Según sabía, se utilizaban para observar las estrellas y no podía imaginarse por que el mago oscuro querría uno de aquellos ingenios*.

- Con aquel artefacto podría vigilar grandes distancias...- Murmuró más para sí que a alguien en concreto. En seguida reparó en la pregunta de Adronath.- Me temo que me he dejado llevar por el optimismo, pero siento la fuerza de mi espítiru resurgiendo en mi interior... No quise hablar en plural, pues me temo que mis dotes no dan para ello; pero yo si que podría ascender hasta la torre y tratar de entrar por arriba sin ser descubierto y tal vez con ilusiones y engaños liberar a la dama.- No quería mencionarlo, pero dudaba de sus posibilidades en un enfrentamiento directo con Lachling

- También podría tratar de abrir un portal para atravesar los muros de la torre por abajo, aunque la lógica dicta que la prisionera esté en la parte superior y el ascenso temo que no ha de ser fácil.- El mago cada vez tenía más claro que sus posibilidades de éxito eran directamente proporcionales al tiempo en que el enemigo tardase en darse cuenta de lo que estaban intentando

TURNO 1001 BIS (que antes se me ha olvidado ponerlo)

Mientras escuchaba a Zigûr y antes que eso, el guerrero no paraba de mirar a uno y otro lado. Hacia caso, pero algo no le cuadraba.

- Realmente me sorprendes cada día más con tus...tus dotes- comentó Adronath sorprendido al ver lo que podía ser capaz de hacer el mago-. Sería genial que pudiéramos entrar directamente por arriba. Yo también pienso que la princesa está arriba. Pero me temo que no todo pueda ser tan fácil.

Adronath volvió a mirar a la torre y en escalofrío le recorrió el cuerpo.

- La torre es propiedad de un poderoso hechicero, con lo que es posible que haya puesto trampas y protecciones para todo el que se acerque...incluido los magos y sus conjuros. No lo sé. No sé si pudría resultar.

- Pero hay una cosa que sí sé y que me está resultando inaudita. No he visto a nada ni a nadie. No solo es eso, no he oído nada. Es posible que se me haya pasado o que no estuviera lo suficientemente alerta, cosa que dudo, pero es lo que he percibido. Vosotros ¿habéis notado algo?- preguntó a sus compañeros.

Turno 1001
​Percepción

Permaneciendo atento según avanzaban, Drustan no apartaba la vista de los alrededores, todo estaba en calma. Extrañamente no había movimiento en la zona. A lo lejos, sí que vio a varios orcos de guardia, pero estaban bastante distraídos, parecían no temer ningún ataque. Alguno incluso dormitaba acurrucado sobre si mismo. Había tres puestos, que el viera, situados a unos veinticinco metros de su posición. En cada uno de ellos había un guardia.

Turno 1001

Aguas oscuras, viento susurrante, olor a muerte y sensación de peligro, de calma antes de que comience una tormenta escenificada en una desigual batalla entre al grupo en el que está el semielfo y los moradores De la Torre incluido el dominador de artes oscuras al que deberán enfrentarse.
¿Irá todo bien?- Launfinwë se preguntaba por la avanzadilla de sus compañeros mientras estiraba el cuello para tener mejor visión. Sombras en movimiento es lo único que lograba percibir aún teniendo su privilegiada visión de sangre elfica. Acaricio con suavidad su arco -Un esfuerzo más, una ayuda más- Sus pensamientos se interrumpieron con los comentarios acertados de sus compañeros-Ojala pudiésemos penetrar la torre por la parte superior, eso nos daría una ventaja en forma de sorpresa sobre los raptores de la princesa, pero no veo la forma de que lo podamos realizar.- Con los últimos comentarios de Andonath, perturbaron el corazón de Laufinwë, haciendo que reposase su espalda en un tocon -Andronath, cierto es que mis ojos no han visto nada en estos alrededores, no puede ser nada bueno.

Turno 1001
​Percepción

Permaneciendo atento según avanzaban, Lafinwë no apartaba la vista de los alrededores, todo estaba en calma. Extrañamente no había movimiento en la zona, siquiera vigías o algún orco de guardia. Nada alarmo al medioelfo.

Turno 1001

No quedaba verde en aquel lugar. Solamente hierba quemada, plantas muertas y árboles de ramas secas o cortados. Era un reflejo terrible de un mundo cada vez más oscuro. ¿Qué podían hacer unos pocos ante el Mal que se hacía presente en todos los rincones de la tierra?

Llegaron a la ribera del lago, y Elorham se agachó junto a Drustan. Y entonces vio con sus propios ojos la majestuosa y temible torre negra en medio de la cascada. Y más lejos, el árbol ancestral cuyo silencioso lamento resonaba en el alma del animista.

El silencio reinaba en aquel lugar maldito, y una preocupación crecía en el corazón de Elorham.