Partida Rol por web

Sin mirar a la camarera reviso mi bolso, tomo una lapicera y comienzo a escribir los pendientes en mi agenda. Que pesada que es esta chica.

Alzó las cejas ante la reacción de Karen. Vale que ninguno de los dos había sido el baluarte del buen gusto y de la comprensión, pero tampoco era para ponerse así. "Niños..." pensó Garth para sí mismo. El escritor sacó la ingente cantidad de documentos que tenían que revisar. Contratos, capítulos, propuestas de reediciones... la condenada Sally había hecho los deberes como de costumbre y Loeb comenzaba a pensar que difícilmente iba a lograr escaquearse de toda esa parafernalia que le esperaba sobre la mesa impresa en papel.

Mojó los labios en el licor casero y miró a la camarera.

- Si esos masajes sientan tan bien como este licor yo también quiero uno - dijo con la boca aún humedecida, tratando de retener el sabor que las almendras dejaban en el licor, regalándole a la camarera una deslumbrante sonrisa.

Miró a Sally mientras sostenía uno de los contratos que tenían pendiente de negociación.

- Vaya, parece ser que los chicos de Fox apuestan duro por otra adaptación... pero no estoy con ganas de que destrocen otro de mis libros... ¿Tú como lo ves Sally?

Garth hablaba, aunque se dejaba notar que su atención era dirigida hacia la camarera, la joven, el chico que acababa de entrar... vamos, cualquier otra cosa menos a lo que tenía que estar.

La camarera se muestra sorprendida, aunque dirias que gratamente ante tu peticion, y dedica una sonrisa mientras asiente con la cabeza.

- Con mucho gusto señor Loeb. Con mucho gusto. ¿Dentro de diez minutos?

Lo miro a Garth con mi mejor cara de descontento. 

En serio? Te parece? Podemos  EMPEZAR con esto?

Garth, ni corto ni perezoso le guiña un ojo a la camarera, mientras suspira profundamente sabiendo que Sally no se lo va a poner fácil.

- Mejor que sean treinta... creo que con esto - señala de soslayo a los papeles - tenemos para un rato...

Vuelve a mojar los labios en el licor de almendras, y mientras siente ese sabor dulzón resbalando por su garganta, saca una pluma estilográfica del bolsillo, con poca predisposición para firmar nada.

- Vamos a ello... 

Ambos se ponen a la tarea, revisando documentaciones, contratos, clausulas de la editorial... Mientras trabajan, Garth mira profundamente a Sally. Le gustaría saber si el hecho de cumplir con su labor la reconforta por poco que sea.

- ¿Estás bien? - hace una pequeña pausa mientras termina el poco licor que quedaba en el fondo del vaso - ¿estás preocupada por no haber llamado a casa?

Tras a verme sentado y tomado mi copa, noto que la gente esta cansada y que apenas tiene ganas de fiesta, esa sally tiene muy mal caracte...

La verdad es que me estaba entrando un poco de hambre, entonce llame a la camarera, para pedirle la carta o que había en el menú .

Camarera venga cuando pueda por favor. 

La mujer se acerca a Karen.

¿Que puedo hacer por usted?

La camarera se acerca y me pregunta.

Que menú hay hoy para poder comer?

Ivan se quedó un minuto apoyado en el marco de la puerta observando la escena y sin saber que hacer.

Tosiendo ligeramente, avanzó hacia una mesa libre, cruzándose por el camino con Garth, Sally y Karen, a quienes dedicó una media sonrisa. Una vez sentado, esperó a que Karen terminase de hablar con la camarera para pedir...¿Que iba a pedir?

Ivan no era un bebedor nato. Por lo general no probaba el alcohol. Él se contentaba con un café o un té, algo que le mantuviese despierto y en activo. En su trabajo, la observación era fundamental y no podía permitirse el lujo de dejar pasar algún que otro detalle que, aunque a priori pareciese irrelevante, en un futuro pudiera convertirse en fundamental. Ésto incluía los momentos en los que no estaba en activo...justo como aquel.

Pero aquellas eran sus vacaciones, no quería trabajar ni hacer nada que se le pareciese (O por lo menos esas eran sus intenciones, que no sus pensamientos) así que podría permitirse el capricho de pedir algo con mas fundamento.

Pacientemente, esperó a que Karen terminase de hablar.

Diligente y agradable Meredith respondio haciendo un repaso mental de las opciones.

Verduras variadas, patatas, y huevos de acompañamiento. El plato fuerte puede elegir entre Mustela frita y Ciervo en salsa frutos del bosque. De postre hay fruta de temporada, helado de chocolate con nueces casero, y flan también casero.

Había algunos platos que ni lo había escuchado, por eso era buena idea viajar,  mientras pedía veía como Ivan pasaba y se sentaba solo, que bien ya no era el único que estaba sola en una mesa.

Quiero Patatas y huevo fritos el postre te lo pediré mas adelante y una cocacola gracias .
 

Por supuesto señorita, pero ¿no prefiere trasladarse al comedor? Es decir, puede comer aqui, pero el ambiente del comedor es infinitamente mas agradable para una buena comida. Pienselo mientras atiendo al otro caballero.

La mujer deja entonces a Karen para acercarse a Ivan.

¿Va a tomar alguna cosa?

 La verdad que si. Este lugar no me gusta, no me gusta no poder trabajar como quisiera. Este es un total fastidio!

Garth da la vuelta a uno de los impresos, uno de tantos que tienen sobre la mesa. Se trata de las clausulas de los patrocinadores de la editorial. Loeb jamás llegó a comprender como el simple negocio de la novela podía ser tan jodidamente enrevesado. Con lo fácil que es tener a uno que escriba y a otro que lea, de por medio siempre había cientos de torturas burocráticas en las que los chupasangres se aprovechaban del trabajo de unos y del consumismo de otros. Mordisqueaba el capuchón de la pluma mientras se planteaba si firmar o no, cuando vio que Sally requería algo más de atención. Normalmente el engreído y caprichoso Loeb era un excéntrico egoísta incapaz de preocuparse por otro ser humano... pero con Sally era distinto. Esa mujer le había salvado el culo demasiadas veces, daba la cara por él cuando la jodía y si no fuera por ella, probablemente hubiera acabado en un hotel de mala muerte, con la boca apestando a cenicero y alcohol barato y la nariz llena de polvo blanco.

Se volvió hacia ella soltando la pluma.

- Bueno, ya que estas "vacaciones" fueron idea mía, me hago cargo de mi gran parte de culpa. - trató de coger su mano, acariciándola con dulzura, sin intenciones aviesas (probablemente era la única mujer del planeta con la que no contemplaba esas intenciones) - Pero ya que estamos aquí, deberías pensar en relajarte un poco. Verás como no está tan mal. En seguida encontraremos algo de cobertura, una cabina o algo así y podrás decir en casa que estás bien. Ahora vamos a liquidar todo este papeleo, pero prométeme que cuando acabemos intentarás tratar de divertirte... por favor, Sal.

Hizo caso omiso a la camarera mientras recitaba el menú, aunque lo del ciervo se antojaba ciertamente delicioso.

Muy a mi pesar noto que más opciones que aceptar la propuesta de Garth no tengo. Maldición...

Bueno, esta bien. Pero apenas pueda irme de aquí lo haré. ¿Que tal estará el ciervo?

Miró a Sally fijamente.

- Vale. En cuanto puedas, podrás marcharte, aunque... ¿estás segura que dejarme aquí a solas con la tarjeta de crédito que me dieron los de la editorial es buena idea? - alzó las cejas y sonrió - Es broma, Sal. Pero al menos, sonríe un poco. 

Se volvió hacia la camarera mientras sus palabras aún eran dirigidas a Sally.

- ¿Lo del ciervo? Pues no lo sé, pero suena de miedo. ¿Te apetece? No hemos probado bocado desde que salimos del aeropuesto y cogimos ese dichoso autobús.

Con una semi sonrisa irónica le digo a Garth, algo cansada ya de tanto jaleo.

- Comamos, no creo que sea tan malo.  

Ivan sonrió a la camarera sin demasiado entusiasmo. Todavía se preguntaba que era lo que estaba haciendo allí...

-Si-Dijo con una voz ronca que delataba sus largos periodos de mutismo voluntario-¿Puede recomendarme algo en especial?

El chico podría haberse lanzado a la aventura y haber pedido cualquiera de las bebidas que había visto anunciadas o mencionadas de pasada. Martini, Bourbon o Jack Daniels parecían ser algunas de las marcas preferidas, o en su defecto, las mas nombradas. Seguramente todas ellas alcanzasen unos precios que le quitarían las ganas de beber hasta al mas fiestero.

De algo hay que morir-Comentó una voz extraña en su cabeza que inmediatamente fue sofocada. Al fin y al cabo, las expectativas del chico estaban muy por encima de acabar tirado en alguna cuneta con el hígado destrozado.

La mujer apenas lo piensa antes de responder a Ivan.

- El señor Graham destila un licor casero, de almendras. Esa seria mi recomendacion señor.