Partida Rol por web

Se quedó mirando a la niña, vio el miedo en su cara y como se alejaba cada vez que Aren trataba de acercarse. Se puso a su lado y posó una mano en el brazo del chico, deteniendo cualquier otro intento por acercarse a ella. Era obvio que no quería y por sus palabras, tanto por su seguridad como la de ellos. Fuera lo que fuera lo que la estaba llamando, no era para nada bueno.

Quiso decirle algo, tal vez tratar de convencerla de que fuera con ellos, pero aquella actitud dejaba claro que no iba a ser posible. Y le daba rabia. Tal vez se estaba adelantando con sus suposiciones, pero tenía muy claro que aquella pequeña no estaba en buenas manos.

- Ten cuidado ¿vale? Contesto asintiendo y con preocupación, antes de darse la vuelta y tirar del rubio para que la siguiera Vamos Aren, coge tus cosas y volvamos. Podía parecer en un principio que no le importaba en absoluto el tema, pero en su cara decía todo lo contrario y su cabeza trataba de encontrar una manera de saber que era lo que tenia a aquella niña de aquella manera.

Aren se mostraba frustrado por el comportamiento de la niña, mas cuando lo detuviste te miró con sonrojante decepción, pero al verte la resignación en los ojos apretó los labios comprendiendo la situación.

Esto no está bien. aseveró Aren mientras deseabas que la niña estuviera bien, miró a la niña a los ojos mientras esta os correspondía con aquella mirada ambigua. Aren recogió sus enseres y te acompañó, no sin mirar hasta un par de veces hacia atrás, a la segunda vez la niña ya no estaba.

El joven avanzaba obcecado, molesto por la situación, pero se detuvo para volver su mirada hacia a ti.

Gracias por venir a por mi. dijo sin querer ampliar el asunto, ofuscado por la situación.

No era necesario que se lo dijera, sabía que no estaba bien, no estaba bien dejar allí a aquella pequeña que, a sus ojos, necesitaba ayuda. A ella también le molestaba no poder hacer nada, odiaba sentir aquella impotencia, pero no podía volver a lanzarse ciegamente sin saber a que se enfrentaban, si se hubieran quedado podría haber sido más peligroso.

Caminó tras él con el ceño fruncido, notaba el enfado que estaba sintiendo Aren, sin estar segura de hacia quién estaba dirigido. Tal vez a ella por haberle impedido que hiciera nada. Pero es que no podían, eran demasiadas variables y lo que menos quería era poner más en riesgo a la pequeña.

Iba mirando al suelo, perdida en sus propios pensamientos, el silencio incomodo que ahora había estaba resultando demasiado opresor. Por eso no se dió cuenta cuando él se paro, chocando contra su cuerpo. Dió un paso para atrás, centrándose de nuevo en el mundo exterior. Levantó la mirada hacia la suya al ver que se había dado la vuelta.

- aah... No... no tienes por que darlas, respondió desviando la mirada de nuevo al suelo, pateando un pequeño guijarro que tenia delante. Había cierto tono rosado en su cara.

Aren te correspondió con una leve sonrisa sin decir nada más, el resto del trayecto al campamento fue regido por un extraño silencio que el nórdico no quiso romper. Una vez allí un preocupado Korgoth os recibió, se permitió amonestaron un poco, lo típico de rigor, pero sin duda se alegró de veros de una pieza. El hallazgo de aquella niña consternó al orsimer, pero dado que se había perdido en el bosque se encogió de hombros alegando que poco podíais hacer al respecto, aunque Korgoth no se mostró indiferente ante vuestro relato.

Con un Titus que podía aguantar algo de camino, retomasteis el camino a Helgen junto a él. El legionario se mostró como alguien bastante bromista y charlatán, a medida que recuperaba el humor, aunque el silencio os regresaba arrugaba la frente sufriendo por el destino de sus compañeros. De tal guisa llegasteis a las cercanías de Helgen..

El resto del camino de vuelta resulto algo más cómodo, a pesar del silencio. No le sorprendió en absoluto que Korgoth les echase aquella regañina, y que si llega a contarle lo de la cueva habría sido peor aún, al menos para ella. Por lo que fue lista y se lo guardo para ella. El resto del día trascurrió sin mayores problemas. A excepción de la noche, que volvió a tener pesadillas, una, de la que despertó bastante angustiada y que le impidió conciliar bien el sueño el resto de las horas.

El resto del viaje, agradeció que fuera tranquilo y sin incidentes, estaba bastante cansada debido a la falta de sueño, pero lo suficientemente despierta como para no saber qué hacer con las palabras del guardia, que lejos de ser molestas, conseguían sacarle algún sonrojo por la falta de costumbre de oírlas. No era una persona desagradable, pero la estaba apabullando. Prácticamente, permaneció todo el viaje cerca del orsimer, pues entre Aren molesto (aun no entendía porque) y el otro soltando tanto halago, el orco era el único que le daba un poco de descanso al cerebro, que ese día estaba medio fundido.