Partida Rol por web

The Elder Scrolls - Helgen

[Prólogo] Piedras guardianas -Finalizado-

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19/09/2016, 23:21
Kaeso Adamo

Kaeso nunca había sentido una tensión similar en su cuerpo, en su alma. Le.. dolía verte así, y lo que le confundía del todo es cómo podía sentir aquello en tan poco tiempo. Se sentía una mierda, un bastardo.. un bastardo.. encogió la mirada mientras sentía el peso de tus palabras añadirse una tras otra como una losa de inmenso peso. Entonces la declaración final que lanzaste directa a su alma lo consternó.

Hati.. murmuró tu nombre como si se tratara de algo que debiera venerar, apretó tratando de no verse arrastrado por las palabras más duras y sinceras que pudo escucharte decir. Kaeso se quedó en silencio, cerró los ojos notando la humedad en sus bordes, y se quedó frente a ti mirándote a los ojos.

Lo siento. dijo lentamente. No soporto verte así.. tragó saliva mientras todo un universo de posibles se abría ante él, y a pesar de que el universo era inmenso, basto e infinito, lo contempló en tus ojos. No te dejaré nunca sola, Hati. Perdóname.. perdóname por ser tan egoísta.. por no ver.. no verte.. no mirarte a los ojos y sentir que lo mejor de mi.. empieza en ti. algunas lágrimas furtivas cayeron por sus cristalinos ojos azules, tomó tus mejillas y te besó con la delicadeza con la que las nubes blancas se disipan en el cielo. ..Ahora.. ahora y por siempre sé, que vine a Skyrim no para vengarme.. sino para encontrarte a ti..

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19/09/2016, 23:41
z/Hati, Garra Roja

Bajé la mirada, sin poder controlar más las lágrimas.

-Por eso no quiero que me sigas esta noche... por que... me importas- sollocé.

Mechones de mis rojos cabellos se adhirieron a mi rostro y a mi cuello por el llanto que humedecía mi piel. Kaeso pronunció mi nombre tras mi confesión, y alcé lentamente la vista hacia él, absorviendo por la nariz y pasando la lengua por mis labios para beber mis propias lágrimas.

Lo escuché, viendo el dolor en sus ojos azules, percibiendo ese sentimiento que el imperial no se atrevía a manifestar directamente, aunque su significado estuviera oculto en sus palabras. Cuando me besó, apoyé mi mano en su mejilla y le correspondí, pero la idea de perderlo, a necesidad, hicieron que mis labios lo besaran con desespero, como si fuera la última vez que se uniera a los suyos.

Mi lengua se abrió paso hasta abrazar la suya. Me dejé caer de espaldas sobre el lecho, llevándome a Kaeso conmigo sin dejar de besarlo, pues al confesarle aquello, me había incorporado un poco y, ahora, necesitaba sentir a Kaeso conmigo. Necesitaba sabe que él era real, que lo que yo sentía era tan real como las dos Lunas que guardaban la noche.

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20/09/2016, 03:42
Kaeso Adamo

Kaeso tenía la cabeza martirizada de aquello que debías hacer esa noche. Se desgarraba ya no por la curiosidad, sino por la preocupación. Quería decirte que no pasaba nada, que podías contarle todo, que te protegería, que le daba igual el peligro si era afrontarlo junto a ti.. pero algo en él respetaba tu deseo de privacidad. Al sentirse arrastrado a la cama contigo debajo, el corazón le dio un nuevo vuelco.

Era real, intensamente real, tus deseos, tus necesidades se transformaban en besos, en caricias y suspiros. Con la respiración potente como la de un toro, Kaeso agarró las sábanas con fuerza mientras rozaba su cuerpo al tuyo uniendo besos en tus labios, reanudando esa exquisita pelea de vuestras lenguas por la supremacía del otro. Vuestras lágrimas se fundieron en besos para dar a luz promesas perladas que humedecían la cama, promesas que solo vosotros dos ibais a comprender para siempre.

Te lo prometo.. murmuró entre beso y beso. Nunca llegó aclarar qué prometía, pero quizá era tan obvio y sencillo.. como prometerte.. todo.

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20/09/2016, 12:21
z/Hati, Garra Roja

Quizá eran las confesiones, los sentimientos manifestados. Quizá era darme cuenta de que quería conocer a aquel hombre en cuerpo y alma, protegerlo y cuidarlo. Quizá eran los gritos de mi corazón sufriendo ante la mera idea de perderlo... pero fuera cuál fuera la razón, los besos del imperial nunca calmaron tanto mi sed y mi necesidad de él como en aquel momento. El mañana era incierto, pero aquel instante bajo su cuerpo, sintiendo su peso sobre mi pecho y viendo que me arrebataba el aire y me devolvía la vida con cada beso, supe que nada más importaba si Kaeso estaba conmigo.

Aquella promesa, no la comprendí, aunque sus palabras abrazaron mi corazón, haciéndolo palpitar con más fuerza.

Acaricié su espalda, colando una mano furtiva bajo su camisa y la otra sobre uno de sus glúteos y, a pesar del creciente deseo, lo abracé, lo abracé con fuerza y aparté mis labios de los suyos para apoyar mi barbilla en su hombro, cerrando los ojos. 

-Te amo... por Dibella que nunca dejaré que te suceda nada.

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20/09/2016, 15:21
Narrador

Entre besos, caricias y suspiros llegó un sueño cálido, Kaeso estaba agotado por la recuperación y fue el primero en dormir junto a ti, sentías su abrazo cariñoso, tierno y protector. Veías su rostro tranquilo, en paz. Así llegó el anochecer, el sol se empezaba a esconder y las lunas empezaban su ascensión. El imperial estaba profundamente dormido, ni se había tomado la molestia de quitarse las ropas de viaje y Botitas bostezaba dentro de su fuerte hecho con botas.

Quedarían veinte minutos para la oscuridad nocturna, veinte minutos para.. ¿qué?

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20/09/2016, 15:39
z/Hati, Garra Roja

Me había quedado dormida abrazada a Kaeso. Por suerte, fuera el instinto, o los Divinos, me desperté al anochecer, justo a tiempo. Observé al imperial que dormía plácidamente a mi lado y mi mirada estaba cargada de ternura. Acaricié su cabello con dulzura y me deslicé fuera del lecho, muy despacio, para no hacer ruido ni despertarlo.

Cogí mi abrigo y una manta, dejé el arco y la armadura. Si pasaba lo peor, de poco me servirían. De mis dos espadas, sólo colgué una de mi cinto, por precaución.

Antes de salir, miré a Kaeso y me acerqué en silencio. Besé su frente y susurré: -No salgas de Falkreath... volveré.

Cerré la puerta de la habitación tras de mí. Quedaba poco tiempo, así que me apresuré a salir de la posada y, luego, de Falkreath. Me perdería en el bosque, me alejaría todo lo posible de allí. Donde no pudiera hacerle daño... a nadie.

No era la primera vez. Hasta ahora no había cambiado, pero no podía confiarme.

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20/09/2016, 16:37
Narrador

Saliste de Falkreath con el filo de la oscuridad cerniéndose sobre el suelo, los guardias te miraron con extrañeza cuando tú salías de la ciudad con la noche cayendo, pero no te pusieron excesivos impedimentos. No se hacían responsables de tu destino, la foresta se presentaba oscura ante ti, sus perfiles iluminados durante el día se retorcían por la noche revelando formas inadvertidas durante las horas de luz. Era como si toda la naturaleza se transformara en algo mucho más hostil, perverso, pero tú conocías esa faceta de la obra de Kyne, las noches al raso eran una vieja amiga.

El cielo se había encapotado y solo asomaba el níveo color de Secunda sobre las olas de las nubes. No sentías nada en especial, quizá porque la noche no había avanzado lo suficiente o quizá porque las lunas se encontraban tras el velo nublado. Fuere como fuere, la noche acababa de empezar y, con ella, llegó el aullido lejano de un lobo que venía del noroeste.

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20/09/2016, 17:03
z/Hati, Garra Roja

Llené del aire nocturno mis pulmones al salir de la posada y me dirigí hacia el exterior del asentamiento. La noche en medio de la foresta, era muy diferente al día. Los sonidos, los olores... los árboles dibujaban formas aue para otros eran grotescas, pero para mí, aquello era lo más parecido al hogar.

Me sentía en mi ámbito. Puede que estuviera sola, pero siempre lo había estado en los caminos, al menos hasta que Botitas, y luego Kaeso, aparecieron en mi vida. 

Busqué un lugar donde refugiarme para pasar la noche, bastante alejado de Falkreath pero no demasiado para poder regresar al alba. Entonces escuché el aullido de un lobo y mi nuca se erizó. Sólo rezaba que un canto similar no surgiera esa noche de mis labios.

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20/09/2016, 17:25
Narrador

Empezaste a alejarte de la zona habitada, los bosques no escondían secretos para ti, te guiabas por instinto sabiendo perfectamente dónde debías dirigirte. Los sonidos nocturnos te envolvían, secretos inconfesables que no estaban a tu alcance, incluso como mujer ahora te sentías más bestia que humana, ¿y qué sucedía? Algo extraño estaba ocurriendo en ti, tu cuerpo encorvado, la sensación de estar avanzando a cuatro patas y no sobre dos. Todo lo que te rodeaba se había tornado de un color grisáceo, unos tonos que te permitían ver mucho más allá de lo que habitualmente hubieras podido. Un cambio del que ni siquiera habías sido consciente..

Una miríada de nuevos olores entrando por tus fosas nasales, sentías una pulsión, un mandato.. algo en ti rugía y necesitaba cazar. Algo en ti latía con fuerza.. y no era tu corazón.

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20/09/2016, 19:07
z/Hati, Garra Roja

Llegó muy rápido y, al contrario de lo que me esperaba, fue indoloro y conservaba parte de mi raciocinio. Cuando quise darme cuenta, mi vista estaba a una altura mucho más baja de lo habitual, los colores desaparecieron, convirtiéndose en diferentes tonos de gris, pero podía distinguir cada árbol, cada hoja, cada piedra que se cruzaba en mi camino. Y los olores... los olores llegaban a mi nariz trayendo consigo imágenes y formas ocultas en la maleza. 

Alcé la vista al cielo y aullé a las dos Lunas. Entonces sentí esa necesidad de cazar, de satisfacer la sangre de lobo y, mi instinto, me guió en la búsqueda de una presa.

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20/09/2016, 23:20
Aspecto de Hircine

Aquel vergel de olores te confundió al principio, pero distinguiendo de entre todos ellos percibiste uno de especial y apetitoso. Avanzaste rastreando aquel aroma a presa, y abriéndote camino por el sotobosque diste con un pequeño claro iluminado por la luz nívea de Secunda, aquel brillo lunar se derramaba sobre un magnífico alce de pelaje blanco y cornamenta igualmente impresionante.

Aquella visión nocturna casi parecía fantasmal, quizá fue la primera pista, pues en todo el bosque había un silencio extraño e irreal. El ciervo bebía un estanque sin percatarse de tu amenaza, era un espécimen adulto y vigoroso, una preciada presa envidia de cualquier cazador.

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20/09/2016, 23:35
z/Hati, Garra Roja

Era extraño, pero a la par sentía que nunca en mi vida iba a sentirme una con la naturaleza como en aquellos momentos. Todos mis temores quedaron relegados a un segundo plano, aunque quizá era que no había ninguna persona en las cercanías que el lobo pudiera considerar una presa.

Olores... demasiados. Tantos que nublaban mis otros sentidos, hasta que capté algo diferente, que me hizo salivar. Me acerqué a hurtadillas, sintiendo el lecho del bosque bajo mis almohadillas, caminando con mi cabeza lobuna baja, perfectamente alineada con mi lomo. Mis pisadas eran firmes pero silenciosas. Entonces lo vi.

En mis años como cazadora, nunca había visto un animal similar. Un ciervo de níveo pelaje y albinas cornamentas. Magnífico... único. No hallaría presa igual para mi primera vez... como loba.

Observé al venado blanco en el claro y me moví lentamente, manteniendo la distancia, para situarme allí donde la brisa nocturna no delatara mi posición. Esto no era algo innato por ser lobo, sino que es algo que aprende cualquier cazador en sus primeros años. Aguardé el momento propicio, acercándome muh despacio, hasta que calculé la distancia apropiada y salí de entre los matorrales, dispuesta a darle caza al ciervo.

Por instinto ataqué directamente con mis fauces al las patas traseras. El ciervo corrió pero yo lo perseguí, lanzando bocados a sus extremidades, evitando sus cuernos. El sabor de su sangre... sólo reavivó mi empeño en derribarlo.

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21/09/2016, 00:55
Aspecto de Hircine

Mientras acechabas, tus movimientos no parecían ser percibidos por el ciervo. Este seguía bebiendo plácidamente del estanque, de nuevo fuiste percibiendo detalles extraños en aquel bosque, pues el cielo se tornó rojo como la sangre. Pero para ti eso era.. normal. Tu embestida fue perfecta, tu dentellada marcó de lleno el muslo del ciervo que perdió el equilibrio en su desesperada huida.

El animal chilló cuando intentaba huir, pero tú lo acosabas con absoluto frenesí. Y cuando lo tuviste arrinconado, cuando te supiste a punto de saltar sobre él y acabar con su vida. El animal se evaporó entre tus dientes como un espectro, y con él una risa diabólica que pareció venir de todos lados.

No estás lista. No estás lista, cachorra. era una voz desagradable, maligna. Sentiste como se te erizaba el vello de la nuca, tuviste el impulso de volverte hacia tu espalda para descubrir que volvías a ser humana. Delante de ti había la figura fantasmal del ciervo blanco, parecía mucho más grande y regio que el que intentaste cazar como loba.

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21/09/2016, 01:09
z/Hati, Garra Roja

Disfruté de esa cacería, tan distinta a las otras. El cielo carmesí mientras mis ojos se clavaban en mi presa, lanzando dentelladas, hostigando al animal hasta que se derrumbó. El golpe de gracia, morder su garganta... pero algo sucedió.

El ciervo se desvaneció y mis fauces se cerraron con un sonido seco en la nada. Entonces escuché la voz, la más tenebrosa que jamás oí, y se me erizó el lomo... No, la nuca. Pues al girarme, me di cuenta de que volvía a ser humana y frente a mí estaba el espectro del venado albino, mucho más grande, majestuoso.

-¿Qué quieres de mí?- pregunté. Sospeché que se trataba del propio Hircine -¿Por qué yo...? ¿Por qué no mi hermano?

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21/09/2016, 01:46
Aspecto de Hircine

La figura fantasmal del ciervo blanco te miraba fijamente, veías su cornamenta como una corona y su predisposición como una advertencia.

Eres tú la que quiere algo de mi, cachorra. repuso con esa voz casi tenebrosa. ¿Por qué tú? una risa igualmente malévola vino de todos lados. ¿Por qué te lo mereces? Esa es la pregunta adecuada, no otra.

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21/09/2016, 12:20
z/Hati, Garra Roja

¿Que yo quiero algo de ti? Arrugué el ceño. Yo no elegí esto. Mi madre y mi padre eran licántropos. Hasta ahora, el don o la maldición de Hircine, hasta donde el Círculo de Compañeros sabía, sólo se transmitía bebiendo la sangre de un hombre lobo, pero mi caso... mi caso era una excepción, y el primero que mi madre recuerda.

La risa me sobrecogió, pero me mantuve firme. Señores Daedras... al menos Hircine no era el Señor de la Mentira ni de la Depravación. Él simplemente exigía saber si eras presa o cazador.

-Llevo cazando desde los diez años- dije -. El bosque es mi hogar, mis flechas son terceras, mis sentidos excepcionales. Doy muerte rápida a mis presas y cobro mis trofeos... ¿Que si me lo merezco? Juzga tu mismo, Señor de la Caza. Yo no pedí ser uno de tus perros y seguiré cazando igual tenga o no este don.

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21/09/2016, 15:38
Aspecto de Hircine

La aparición se mostraba ante ti, regia y firme, te miraba con ojos inquisitivos mientras le hablabas. Bien tenías la sensación que no iba a reaccionar, bien parecías sentirte continuamente amenazada.

Juzgaré. dijo salomónico. Y cuando las lunas refuljan con mi voluntad, puede que entonces te merezcas mi regalo. paso a paso, el espectro cérvido se fue alejando de ti, los colores rojos del cielo se intensificaron y una algarabía de rugidos y gruñidos de toda clase de animales se alzaron a coro por todos lados.

A medida que la figura se desvanecía, los colores del cielo se fueron apagando para recuperar el color oscuro habitual del firmamento, todo el bosque pareció regresar a su normalidad poco a poco. Como si aquella campana de irrealidad se hubiera roto y hubieras podido regresar al mundo real. Te viste sobre un saliente de roca desde donde podías contemplar todo el valle de Falkreath y su ciudad abajo, apenas iluminada por antorchas. Las nubes se habían escondido, Masser y Secunda brillaban sobre ti en sus característicos colores rojo y blanco respectivamente.

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21/09/2016, 15:55
z/Hati, Garra Roja

Sentí miedo, lo admito, aunque intentaba mantenerme, u aparentar más bien, firme.

Las palabras de aquel ser, me hiceron alzar la vista al cielo. Cuando las dos Lunas refuljan... cuando estén llenas. Tragué saliva y bajé la vista hacia el espectral venado mientras éste se alejaba. El tono carmesí del cielo se fue oscureciendo y, como si de un sueño se tratara, todo volvió a ser como antes. La bóveda nocturna, las Lunas... A mis pies se extendía el valle de Falkreath y suspiré aliviada sabiendo que Kaeso estaba a salvo. O al menos, es lo que quería pensar.

Miré mis manos. Estaba temblando, pero no tenía frío. Conservaba mi atuendo, algo extraño dado lo que mi madre me había contado. Esto, me hizo pensar que no era real, que fue algún tipo de visión.

Retorné el camino de regreso a Falkreath, aunque por seguridad, permanecería en la linde del bosque hasta el amanecer.

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21/09/2016, 16:27
Narrador

La noche no te deparó más sorpresas, si no fuera por tu extraña visión hubiera sido una noche más de final del verano, pero decidiste quedarte en los límites de Falkreath a arriesgarte a entrar. Cuando regresaste con la luz del amanecer frente a ti, los guardias de la puerta no repararon demasiado en ti, al fin y al cabo eran otros, ya que no era extraño ver a primera hora de la mañana trasiego de personas.

No había tanta gente como ayer, quizá eran las horas, pero llegaste con mayor facilidad a la posada donde descansabais. Al entrar había poco movimiento, y la posadera te recibió extrañada, pero no dijo nada al reconocerte. Subiste a la habitación que teníais reservada, abriste la puerta y te encontraste a Kaeso sentado en el suelo, encarado a la puerta y dormido, como si se hubiera pasado toda la noche esperando en vela y el cansancio hubiera hecho finalmente mella en él.

Botitas se despertó poco a poco y fue a recibirte moviendo la cola, soltó un ladridito de bienvenida antes de volver a dormir. Él había cumplido ya.

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21/09/2016, 17:28
z/Hati, Garra Roja

Regresé a la posada tras rayar el alba, tal y como prometí. Subí las escaleras y abrí la puerta de la habitación. Al ver a Kaeso dormido, sentado en el suelo, se me encogió el alma. Botitas apareció, saludándome antes de dormir. Sonreí con ternura y le acaricié la cabeza, antes de que el cachorro retomara su descanso.

Me acerqué entonces al imperial y me arrodillé frente a él -Kaeso...- lo llamé con dulzura, acariciando su mejilla -Kaeso... ya he vuelto- mi vida...