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The Elder Scrolls - Helgen

[Prólogo] Piedras guardianas -Finalizado-

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24/09/2016, 01:36
Guerrero misterioso

Sin inmutarse por tu amenaza, los guerreros avanzaron a por ti, sin prisa pero sin pausa. Impasibles ante ti, en una horrenda marcha de muerte. Haciendo un supremo esfuerzo por luchar, el legionario se levantó sacando fuerzas de quien sabía donde con su espada corta.

Hoy.. iré a Sovngarde.. en pie. apretó los dientes, sabías que no iba a presentar la menor amenaza contra los atacantes. Botitas estaba también dispuesto para atacar, estaban casi encima de ti y aun podías disparar una sola saeta.

Notas de juego

Este turno se acercan.

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24/09/2016, 01:46
z/Hati, Garra Roja

Asentí con la cabeza, orgullosa, ante las palabras del legionario -Brindaremos con aguamiel en el Salón de los Héroes, Farral- dije, preparándome para luchar. Y si mi muerte me lleva al Divino Coto de Caza de Hircine, que así sea.

No lo dudé, en cuanto se acercaron, apunté al más cercano y solté la flecha.

- Tiradas (2)

Motivo: Ataque (cruza los dedos)

Tirada: 1d20

Resultado: 14(+6)=20

Motivo: Daño

Tirada: 1d8

Resultado: 5(+2)=7

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24/09/2016, 02:01
Guerrero misterioso

Disparaste la flecha e impactaste de lleno en el pecho del primero de esos atacantes, este soltó un quejido de dolor, pero no se detuvo como si fuera un golem imparable. Parecía que te venía encima una fuerza superior, una que no se detendría hasta morir o ser matada, y el primero que comprobó la hoja de aquellos guerreros fue Farral.

El legionario cargó sin esperar contra el que habías herido, pero herido como estaba no presentó mucha dificultad, un movimiento de su sable curvado acabó con lo que le quedaba de vida al nórdico. El otro guerrero se abalanzó sobre ti, y lanzó su tajo, pero sorteaste con agilidad el corte por centímetros.

Esquivabas el primer golpe, que unos pasos ágiles del guerrero herido, tras derrumbar a Farral, también trató de alcanzarte y esta vez sentiste un dolor horrible en el costado. La espada del guerrero se abrió paso a través de tu armadura de cuero desgarrando carne de forma brutal, y empezaste a sangrar profusamente. La voz grave del tercero, que se mantenía detrás, sonó desagradable.

On'na o koroshimasu. esas palabras sonaron lapidarias, como una sentencia de muerte.

- Tiradas (3)

Motivo: Ataque 1

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 6(+7)=13 (Fracaso)

Motivo: Ataque 2

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 16(+7)=23 (Exito)

Motivo: Daño

Tirada: 1d10

Resultado: 6(+3)=9

Notas de juego

Recibes 9 puntos de daño.

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24/09/2016, 02:28
z/Hati, Garra Roja

Me doblé de dolor y grité, mas volví a poner una flecha en el arco y disparé, aunque la herida de mi costado afectó a mi disparo. Sentí calor de la sangre, que descendía por debajo de mi armadura y empapaba la pernera de mi pantalón. Viendo mi final cerca, grité al perrito que huyera -¡¡Botitas, fuera!!- por lo menos quería saber que el cachorro tendría una oportunidad. 

Puse una nueva saeta apoyada en el arco y tensé. Un último pensamiento una cueva, una sonrisa pícara y unos ojos azules. Mis ojos se llenaron de lágrimas -Kaeso... perdóname...

- Tiradas (2)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Resultado: 5(+6)=11

Motivo: Daño (lo dudo)

Tirada: 1d8

Resultado: 8(+2)=10

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24/09/2016, 02:48
Narrador

En tu desesperada defensa contra esos infernales guerreros, tu intento de disparar con el arco se saldó con una flecha que no llegó a tensarse y falló. El guerrero herido por tu saeta te golpeó el pecho derribándote con rabia, Botitas, haciendo caso omiso de tu orden se lanzó sin amenaza alguna contra la bota metálica del guerrero.

Ikyōto dai. declaró mientras agarraba su espada dispuesto a ensartarte con ella ignorando al cachorro. Sentiste el aliento de la muerte sobre ti, la mano de tu padre en tu hombro que te llamaba con él y poco a poco te dejaste ir.. pero la estocada no llegó, sí lo hizo un silbido y un golpe seco de armadura. El guerrero se derrumbó frente sobre ti, el peso del cuerpo con la armadura, unido a la herida te inmovilizó.

Pero escuchaste el cabalgar de un jinete, y un grito de guerra.

¡Por Stendarr y los Divinos! rugió la voz grave del bretón que habías conocido al salir de Falkreath. Era el vigilante que cargaba contra los asaltantes y estaba guardando una ballesta de mano. A duras penas lograste quitarte al muerto de encima, y escuchaste que había otro jinete con él.. 

Los dos guerreros se volvieron hacia el nuevo frente alarmados, lo justo para que aquel que había ordenado a los otros dos fuera partido por la mitad por el enorme espadón de Ganlius sembrando con visceras el camino. El otro jinete se adelantó y reconociste su estampa, era Kaeso que cabalgaba a uña de caballo con su espada extendida, su mirada fiera estaba clavada en el guerrero superviviente que, lejos de mostrar temor, afrontó al jinete con entereza suicida alzando su arma para recibir la acometida..

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24/09/2016, 02:51
z/Hati, Garra Roja

Al errar el tiro, supe que era mi final y, al ser derribada por el extraño guerrero, mis últimos pensamientos fueron para el hombre que amaba y el cachorro que había sido mi compañero desde que abandora mi hogar. Cerré los ojos al ver que el guerrero estaba dispuesto a darme el golpe de gracia. Pude sentir cómo mi padre me abría las puertas del Divino Coto de Caza para que fuera a su encuentro...

Entonces, el silbido de un virote y el cuerpo del guerrero cayó pesadamente sobre mí. Abrí los ojos y vi al Vigilante de Stendarr, cargando con su imponente montura, contra los extraños guerreros... nunca me alegré tanto de ver a un sacerdote de dicha Deidad. Pero no iba a solo, o al menos juraría haber escuchado los cascos de un segundo caballo.

Presioné la herida de mi costado y empujé el cuerpo del guerrero muerto para intentar liberarme mientras el bretón partía por la mitad al que parecía comandar a los asaltantes. Tuve que hacer un esfuerzo terrible y doloroso para apartar el cadáver. Fue entonces cuando vi al segundo jinete -¡Kaeso...!- musité, sorprendida, mientras mi corazón saltaba de alegría al reconocer al imperial, mientras éste cargaba contra el último guerrero.

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24/09/2016, 03:05
Ganlius Dratinius

La carga de Kaeso contra el atacante misterioso se iba a resolver en escasos segundos, fue un pase fugaz e demoledor. Los dos contrincantes soltaron sus espadas a la vez y se escuchó el sonido de la carne cortarse, Kaeso cayó derribado del caballo de forma aparatosa y el guerrero, que también había recibido un impacto directo del imperial, se mantenía en pie a duras penas. 

Pero justo detrás del asaltante apareció el bretón con su espadón dando buena cuenta del mismo por la espalda. El tercer atacante cayó muerto a manos del vigilante.

Stendarr te dé piedad, porque yo lo te la daré. desencajó con violencia el espadón del enemigo abatido y la sacudió. Con paso decidido se acercó a Kaeso que había caído. El imperial no se movía del suelo, o al menos no lo veías desde tu posición.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Ataque Kaeso

Tirada: 1d20

Dificultad: 17+

Resultado: 15(+5)=20 (Exito)

Tirada oculta

Motivo: Ataque akaviri

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 16(+7)=23 (Exito)

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24/09/2016, 03:20
z/Hati, Garra Roja

-¡NO!- grité, horrorizada, al ver que Kaeso era derribado. Con ayuda de mi arco, usándolo de apoyo, me incorporé, apretando los dientes por el dolor, y comencé a caminar todo lo rápido que la herida me permitía, hacia el lugar donde el Bretón estaba rematando al extraño guerrero.

Llegué junto a Kaeso y me derrumbé, cayendo de rodillas -No... no me dejes, te lo ruego- dije, ignorando mi propia sangre que había teñido mi costado y la pernera de mi pantalón de un oscuro carmesí.

-Divinos... os lo suplico...- sollocé mientras las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas.

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24/09/2016, 03:26
Kaeso Adamo

Encontraste a Kaeso encogido en el suelo, había tomado una posición óptima para no sufrir mucho daño en la caída, pero estaba conmocionado por la misma. Tenía una herida en el costado, pero no parecía tan grave como la tuya. Tu voz pareció guiarlo a la conciencia.

¿Hati..? ¿Estás bien? murmuró buscando tus manos. Estoy aquí.. un golpe.. un golpe.. repitió para calmarte, aunque se mostraba lívido aun por las fiebres, a pesar de estar casi recuperado.

Detrás vuestro se acercó el enorme bretón, con un gesto caballeroso te pidió permiso, y con él o sin él impuso sus manos sobre ti tras elevar una plegaria a Stendarr. Sentiste un alivio instantáneo, tu herida sanó mágicamente que se ganó un asentimiento de alivio de Kaeso.

No debí dejarte ir.. lo siento.. Es mi culpa, mi culpa. 

- Tiradas (1)

Motivo: Curar heridas

Tirada: 2d8

Resultado: 6(+4)=10, 3(+4)=7 (Suma: 17)

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24/09/2016, 10:54
z/Hati, Garra Roja

Sonreí, debilitada, pero feliz de ver que el imperial estaba bien.

-Estoy bien...- mentí, aunque de una forma inexplicable, me sentía bien. Acaricié su frente y arrugué la mía -No te has tomado la medicina... ¿verdad?

Sentí una clavada en el costado y apreté los dientes. Entonces el bretón se acercó y puso sus manos sobre mí mientras rezaba a Stendarr. Una sensación extraña, una especie de hormigueo en mi costado y la herida sanó mágicamente. Giré la cabeza para mirar al imperial y negué con la cabeza.

-Fue mi decisión, no te martirices...

Miré a Vigilante -Gracias a los Divinos que aparecisteis- entonces miré a todos lados -. ¿Y Botitas?

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24/09/2016, 14:07
Kaeso Adamo

Kaeso rió levemente, sintiendo un dolor agudo en el abdomen, Ganlius se arrodilló junto al imperial imponiendo sus manos del mismo modo sobre él, de nuevo aquella luz cálida y sanadora brotó de las palmas.

No, no lo he hecho. admitió mientras te miraba a los ojos. Había cosas más importantes.. alzó su mano para acariciarte la mejilla, sus ojos temblaban aún con miedo. Temí perderte.

El bretón se apartó de vosotros dejándoos intimidad, empezó a acumular cuerpos mientras oraba en voz baja, con gravedad.

Fue la mía prometerte estar junto a ti.. pasara lo que pasara.. fue su respuesta, sintiendo vergüenza. Y te fallé.. te fallé..

Con el bretón recogiendo cuerpos, Botitas acudió raudo a tu llamada. Se había dedicado a ensañarse con uno de los enemigos muertos, pero cuando pareció tener el permiso saltó sobre vosotros y, más concretamente, sobre el rostro de Kaeso que empezó a embadurnar a lametones. Eso hizo que arrancara algunas risas por las cosquillas.

Sí.. yo también me alegro de verte, Botitas..

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24/09/2016, 14:20
z/Hati, Garra Roja

Negué con la cabeza, cerrando los ojos.

-No, Kaeso... No podías saberlo...- sonreí, mirando de reojo al Vigilante. Nos había salvado, pero... Si descubriera... No, ahora no era momento de pensar en ello.

Botitas apareció y asaltó al imperial con lametones. La risa de Kaeso me contagió y reí con él, dándole un beso en la frente, apartando su cabello.

Me incorporé y busqué el cadáver de Farral, acuclillándome junto a él -Incluso sin tener la suerte de su lado, prefirió morir en pie, espada en mano- miré el amuleto de Akatosh, el cual no había soltado en ningún momento. Puse las manos del legionario sobre su pecho y luego las mías, con el amuleto sujeto entre ellas -. Tu padre sabrá de tu valía. Me aseguraré de ello. 

Alcé la vista hacia el bretón, levantándome poco a poco -Esos guerreros hablaban una lengua extraña. El legionario me dio su amuleto de Akatosh para devolverlo a su padre, en Helgen, mas esos... seres, humanos o lo que sean, señalaron el amuleto antes de atacarnos. ¿Tenéis idea de quiénes son?

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24/09/2016, 14:50
Ganlius Dratinius

Comprendiendo que había cosas de las que no era momento de hablar, Kaeso asintió poniéndose en pie para ayudar con los cuerpos. No te fue complicado encontrar a Farral, su suerte ya estaba echada cuando se levantó por última vez, pero había caído agarrando su espada.

Los nórdicos sois unos tozudos dignos de respeto. dijo con algo que parecía un sincero elogio, se rascó la barba. Buenas muerte la suya, aunque ojalá no hubiera llegado tan pronto. 

Con los cuerpos amontonados, tu pregunta hizo que Kaeso frunciera el ceño, entonces, más tranquila y mientras Ganlius se arrodillaba junto a uno de ellos pudiste ver que sus armaduras eran muy parecidas al del hombre que anunciaba desastres en Falkreath y luego lo encontraste bebiendo en la posada. Antes de que pudiera decirse algo más, el bretón contrajo el rostro.

No quién, sino qué.. le quitó el casco a uno de ellos y reveló un rostro grisaceo, escamado y casi humano. Tenía el morro ligeramente alargado y al abrir los ojos unas pupilas amarillas. Lo primero que uno pudiera sospechar que era.. pronto lo descartó el sacerdote. No es un argoniano.. tiene aspecto de.. ¿serpiente? arrugó la frente mirando al imperial. Kaeso, ¿qué me puedes decir de esto? Nunca había visto algo así..

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24/09/2016, 15:00
z/Hati, Garra Roja

Me acerqué despacio cuando el bretón le quitó el yelmo a uno de mis atacantes -Sus armaduras... se parecen a las de los Cuchillas- miré a Kaeso -. Como la de aquel extraño pregonero- dije, más como un pensamiento en voz alta que otra cosa.

Al ver el rostro de uno de ellos, fruncí el ceño. Se parecería a los argonianos, pero... era diferente. No obstante, cuando el Vigilante le preguntó su opinión a Kaeso, miré inquisitiva al imperial. ¿Por qué le pregunta a él como si lo supiera? De pronto, sentí cierta inquietud.

-Sea como fuera, parecían interesados en el amuleto de Akatosh... o me atacaron por sujetarlo... no lo sé.

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24/09/2016, 15:15
Kaeso Adamo

Kaeso se quedó mirando el cadáver del atacante sorprendido por la revelación, tus palabras también hicieron asentir al imperial.

Sí, así es. Como la de los Cuchillas.. corroboró con gravedad. La pregunta de Ganlius hizo que arrugara la frente, no las tenía todas y se guardó aun algunas hipótesis. Con los cuerpo acumulados en el carro, el imperial te miró. Tenemos que hablar.. pero aquí no. dijo como si aquello le costara mucho.

El bretón os miró alternativamente, alzó los brazos restando importancia. Dijo algo sobre tortolitos y que él se ocuparía de los cuerpos, los llevaría de vuelta a Falkreath y se encontrarían al anochecer.

Gracias, Ganlius. por la forma en la que tenían de hablar, parecía que se conocían y había una especie de respeto mutuo. Te miró mojándose los labios, nervioso, pero decidido. Acampemos cerca.. esperaremos al Ganlius.. te miró a los ojos, viendo tus reservas y negó suavemente. Tranquila, puedes confiar en mi y en él.

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24/09/2016, 15:25
z/Hati, Garra Roja

Las palabras de Kaeso no hicieron desaparecer mi inquietud, al contrario. Sostuve su mirada, intentando discernir qué me ocultaba el imperial, pero al final desvié la vista un instante, antes de volver a mirarloo de soslayo.

Asentí con la cabeza sin decir nada y recogí mis cosas, además de buscar por las cercanías las dos flechas perdidas, esperando que no se hubieran extraviado o quebrado. El bretón dijo entonces que se ocuparía de los cuerpos y le di las gracias por su ayuda.

En silencio, comencé a andar para buscar un buen sitio, lejos del camino principal, para acampar. Tenía demasiadas preguntas y la actitud de Kaeso... su trato con el Vigilante... ¿acaso de conocían? 

Encontré un buen lugar y comencé a hacer un hueco en la tierra con las manos, para preparar una fogata. Por suerte, el bosque provee, y habían algunas ramas quebradas con que alimentar el fuego, así como plantas y hojarasca seca que sirviera de yesca. No obstante, siempre acostumbraba a llevarme algo de carbón para ayudar a mantener el calor del fuego.

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24/09/2016, 15:54
Kaeso Adamo

Kaeso te ayudó con la hoguera y estuvo un rato en silencio, te miraba con alivio al verte a salvo y a la par viste reflejado tu miedo en él, como si ambos compartierais temores.

No tengas miedo de Ganlius. dijo al final, se mojó los labios secos de los nervios con la lengua. Es un buen hombre, administra la justicia con mesura..  comprendía tus miedos, y procuró disuadir algunos de ellos. Se quedó en silencio unos minutos más, mirando al fuego naciente, hasta que acumuló coraje.

No te lo dije antes.. porque tenía miedo. admitió frontándose las manos. Miedo de que me rechazaras.. y tú, en cambio, me confesaste eso.. de nuevo con la boca seca, echó mano del zurrón y bebió agua. Me quedé bloqueado, avergonzado.. porque has sido más valiente que yo. procurando no verse envuelto en más rodeos, te miró a los ojos y se lanzó al vacío.

No apellido Adamo, ese es el apellido de mi tutor que me protegió cuando mi padre murió para esconderme. tomó aire. Mi apellido es Mede. Me llamo Kaeso Mede, soy hijo bastardo de Tito Mede II. Cuando mi padre murió.. los que propugnaron su asesinato vinieron a por mi.. en Roca Alta.. no querían cabos sueltos. dijo con un deje doloroso, le temblaba la voz. No quiero el trono. Nunca lo he querido.. sé que el emperador Tulio intenta hacerlo lo mejor posible.. pero la Ciudad Imperial está podrida hasta sus cimientos. respiró profundamente. Lo único que tenía era la venganza.. y tú.. me la has arrebatado.. pero a pesar de la gravedad de esas palabras, no había ningún reproche, sino al contrario. ..y me has hecho sentir la posibilidad de vivir de nuevo. Por algo. Por ti. Y yo.. cuando más me necesitabas.. te di la espalda, me avergüenzo de mi mismo. bajó la cabeza reflejando esas palabras en su rostro compungido.

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24/09/2016, 16:21
z/Hati, Garra Roja

-No dudo que sea un buen hombre-  dije, rompiendo mi reflexivo silencio - y es precisamente éso lo que me aterra, pues algún día tendrá que darme caza, Kaeso.

Tragué saliva y me senté frente a la hoguera. Entonces, empezaron las revelaciones.

Mis ojos se posaron en los del imperial, al principio intrigados. Pero a medida que Kaeso hablaba, mi expresión se tornaba cada vez más perpleja. Tenía ante mí nada menos que al hijo del anterior emperador. Aquel que negoció con los Thalmor y firmó el Concordato Blanco y Dorado que tanto dolor causó en mi tierra.

Fruncí el ceño. No sólo estoy frente al heredero sanguíneo de Tito Mede II... sino que he yacido con él, me he enamorado de él y... le he confesado que estoy condenada a servir a un Daedra...

Lo miré, arrugando la frente, cuando dijo que la única cosa que le quedaba era la venganza y que yo se la había arrebatado -Lo... lo siento, no era mi intención...- murmuré, titubeante. ¿Cómo debía tratarlo ahora? Estaba ante un hombre del que no sabía nada. Me incorporé, resoplando, al escucharlo decir que yo le había dado la oportunidad de vivir de nuevo, por él, por mí... Divinos... La semilla de Kaeso había entrado dos veces en mí, y ahora... si me quedara encinta, la sangre de un emperador se cruzaría con la de los licántropos. 

Frustrada, paseé de un lado a otro, nerviosa, intentando aclarar mis pensamientos, cada vez más oscuros y confusos. Entonces me detuve y vi al imperial cabizbajo. Todas mis dudas fueron apartadas de golpe, eclipsadas por el sentimiento que sentía en mi corazón.

Me acerqué y me acuclillé frente a Kaeso. Le obligué a levantar el mentón situando mis dedos bajo su barbilla y lo miré con intensidad.

-Adamo, Mede... me importa un bledo cómo te llames- dije -, pues mi corazón ya ha elegido.

Besé sus labios, sosteniendo su rostro con ambas manos.

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24/09/2016, 17:15
Kaeso Adamo

Kaeso te miró a los ojos comprendiendo tu miedo, tomó tu mano con suavidad y la apretó. Tragó saliva y respondió con su corazón en aquel puño.

Si ese día llega.. sabré junto a quién debo estar. dijo sin dudas, firme como un roble, mientras se preparaba para contar su historia.

Tenía miedo, un miedo cerval a tu reacción, y asumió tu silencio como tú habías asumido el suyo. Y le aterró que ahora fueras tú la que se marchara. Y aceptó cualquier desenlace, por muy doloroso que fuera. Pero sonrió, sonrió con una luz sanadora como la que surgía de las manos de Ganlius.

No me pidas perdón, acepta mi agradecimiento. dijo con sencillez, con humildad, con devoción. Te vio deambular nerviosa, peleando contigo mismo como él lo había hecho en la posada, cerró los ojos e inspiró profundamente. La vio arrodillarse, y alzó la mirada empujado por la presión de tus dedos en su mentón.

Te escuchó decir aquello, y tu beso fue la liberación de un afincado temor que ahora se dispersaba poco a poco. Kaeso te abrazó con firmeza y de la propia intensidad cayó de espaldas sin soltarte, te besó una y otra vez, se sumergió en tu mirada y aquello solo hacia otra cosa sino ensanchar su sonrisa.

Me da igual lo que soñaras, me da igual lo que fluya por tus venas, me igual que un daedra piense que eres suya, me da igual el mundo y su destino.. acarició tu rostro, perdiendo los dedos por tu cabello. Tú eres mi destino, tú eres mi mundo, tú eres la que ha traído luz a mi vida.. y estaré junto a ti siempre, siempre. te volvió a besar, sintiéndose liberado de los secretos que os cercaban. No más secretos. No más secretos.. repitió asumiendo que a partir de aquel momento el mundo había cambiado para siempre.

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25/09/2016, 10:55
z/Hati, Garra Roja

Tras las revelaciones de Kaeso y reflexionar sobre sus palabras, tras darme cuenta de que amaba a aquel hombre sin importarme nada más que su bienestar y su felicidad, incluso -y esto era impensable días atrás- por encima de los míos, lo besé y él me abrazó, cayendo de espaldas conmigo en brazos.

Reí al caer sobre él, y le devolví cada uno de sus besos entre sonrisas. Besé su frente, sus mejillas, sus labios, su cuello... Nuestras miradas se cruzaron y sentí una calidez reparadora abrazando mi alma.

-Tú me has hecho tuya mucho antes de que Hircine me reclame- susurré -. Por lo tanto, te pertenezco en cuerpo y alma, Kaeso- alcé mi espalda sobre él, apoyándome a ambos lados de sus costados con los brazos extendidos, y arqueé una ceja con expresión burlona -. Aunque mejor será que me encierres cada Luna llena... por si acaso- le saqué la lengua y me la mordí, antes inclinarme hacia abajo de volverlo a besarlo entre risas.

Me acurruqué en su pecho, jugueteando con los dedos de una mano sobre uno de sus pectorales.

-No más secretos...