Partida Rol por web

The Elder Scrolls - Helgen

[Rol Libre] Alrededores de Helgen

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30/07/2017, 19:38
Botitas

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

En el momento en el que dijiste aquello, y aunque tuviste la impresión que iba a hacerlo se lo dijeras o no, Botitas arrancó a correr súbitamente. Se adentró en la gruta, pronto le perdiste el rastro, engullido por la oscuridad del interior de la montaña. No respondió a ninguna llamada, el sonido de sus pisadas ya no se escuchaban, te encontraste sola delante de la cueva.

En lo profundo se escuchó un lejano trueno, pero no amenazaba tormenta, como si la propia tierra padeciera de algún modo.

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30/07/2017, 19:46
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen
 

Como alma que lleva daedra, el can entró en la cueva. Al principio reí por lo bajo, sacudiendo la cabeza mientras preparaba una antorcha al adivinar la oscuridad del interior. Tras encender la tea, me adentré espantando las sombras con el foco rojizo de la llama.

Supongo que los sentimientos nos hacen débiles, porque al cabo de un rato empecé a preocuparme por Botitas... sobretodo cuando no respondía a mi reclamo. Apresuré el paso, intentando encontrar el rastro de mi peludo amigo, sintiendo un nudo repentino en el pecho mientras avanzaba hacia lo desconocido.

Entonces aquel sonido atronador me hizo dar un respingo. Silbé con fuerza, largo y tendido, llamando al cachorro, antes de proseguir.

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30/07/2017, 20:37
Narrador

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

No recibiste ninguna respuesta de Botitas, solo el silencio que te devolvía la oscuridad. La luz de la tea era suficiente para desvelar las tinieblas, tus primeros pasos eran silenciosos, mullidos por el musgo, la cueva descendía ligeramente hacia abajo. Paso a paso crecía el desamparo de no recibir réplica de Botitas, de nuevo el sonido de los truenos en la lejanía que reverberaban por las galerías rocosas. Lo más intrigante era que ese sonido procedía de las profundidades y no del exterior.

El suspense crecía, el silencio también, pero pronto se añadió otro sonido, el de una corriente de agua. Era una de tranquila, amable incluso, y tras un giro apreciaste una tenue luminiscencia azul que resplandecía desde algún lugar fuera de tu ángulo visual. Al girar la esquina contemplaste aquel espectáculo sobrecogedor, un firmamento nocturno suspendido del techo de la cueva, un océano de estrellas que resplandecían como si estuvieras contemplando la propia faz del cosmos.

Un pequeño río reflejaba las luminiscencias del techo, no era muy profundo y podías andar sobre él. Los truenos eran el eco de esa corriente acuática que al chocar con las paredes simulaban los gemidos del cielo, y a esos gemidos se les unió el ladrido de Botitas, que provenía del final de ese pasaje estrellado.

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30/07/2017, 20:53
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

En la penumbra, el camino parecía descender hacia las entrañas de la montaña. Botitas seguía sin responder y eso me preocupaba más de lo que quisiera reconocer y ésa era la razón de que no cesara mi avance ni cuando el trueno resonó nuevamente en las profundidades.

-Que no sea un dragón, que no sea un dragón...- pensé. Sería demasiado arrogante y temerario decir que la idea de encontrarse cara a cara con una sierpe no le daba miedo a un cazador. Soy orgullosa, no estúpida.

La quietud del lugar era perturbadora, pero era mayor el impulso de encontrar al can que el instinto de supervivencia. No obstante, la tenue luz azulada que comenzó a surgir de entre los recovecos a medida que avanzaba, me hizo dar cada paso con mayor cautela... hasta que lo vi y, durante un instante, me quedé sin aliento.

Era una visión hermosa, un firmamento atrapado en el corazón de la montaña mientras un río subterráneo robaba la luz de aquellas estrellas en su recorrido hacia lo más profundo. Seguramente las luminiscencias serían hongos, pero no por ello dejaba de parecer mágico.

Un ladrido y volví en mí tras haberme quedado brevemente absorta. La poca profundidad del río me permitió andar por él para reunirme con el cánido. El temor se fue desvaneciendo, pues los sonidos de truenos parecían ser causados por el agua.

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31/07/2017, 00:44
Seretide

4 de La Helada, Noche. Afueras de Helgen

Escuchó a la joven, percibiendo en ella una entonación, una mirada, que le resultó al mismo tiempo ajena e inconfundible. Suspiró- Parece un buen hombre.-apuntó- Y el destino es caprichoso, sin duda. Quizá te haya querido decir algo con todo eso. Quizá tenías algo que aprender, que de otra manera no habrías entendido jamás.- comentó, llevándose la mano mojada al rostro, refrescándolo, sintiendo cómo la brisa a continuación se le clavaba como mil agujas sobre la piel, emitiendo un leve siseo.- Aunque entiendo tu reticencia a tratar el tema. Hay... Pormenores... Y complicaciones insalvables, cuando uno se encuentra a si mismo admitiendo los hechos que gobiernan sus anhelos. -añadió, algo más seria.

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31/07/2017, 01:17
z/Hati, Garra Roja

4 de La Helada, Noche. Afueras de Helgen

-Supongo...- murmuré -Aunque sigo siendo yo misma, pero es como si a partir de aquel momento descubriera otros matices- y que aquello que pensaba una debilidad me diera fuerza en los momentos más difíciles -omití, aunque no por ello dejó de flotar en mi cabeza. Entonces Seretide dijo algo que me sorprendió y no sólo por la seriedad que mostró repentinamente, sino por la verdad que escondían aquellas palabras.

Escruté el rostro de la dunmer, intentando meterme en su cabeza, mas no trato lo suficiente con las personas como para comprenderlas del todo.

-Creo que lo entiendo- dije, aunque no muy segura de mí misma. 

Unos instantes de paz me hiceron cerrar los ojos, echando la cabeza hacia atrás mientras intentaba vaciar mi mente. Sin embargo, casi como un pensamiento en voz alta, musité: -No sólo el Destino es caprichoso... los Divinos, los daedras... parecemos peones de un tablero a merced de "algo" o "alguien" que se aburre demasiado.

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31/07/2017, 15:03
Narrador

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

Tu avance te llevó a un espacio amplio de la cueva, este también se encontraba bajo el manto estelar del techo, aglomerado bajo un punto concreto de la sala a la que regaba con un haz de luz azulado. Aquello a lo que enfocaba era un altar reconocible para ti, uno dedicado a Kynareth, a Kyne. Botitas se quedó sentado delante del altar, soltando un lastimero gemido y mostrando cierta impaciencia delante de él.

La luz de las luminiscencias del techo se reflejaba en el lapislázuli del centro del altar que devolvía un fulgor hacia un punto concreto del techo. Ese haz de luz concentrado apuntó a una de las luminiscencias más intensas del firmamento subterráneo, una suerte de estrella azul que parecía presidir todas las demás. Estabas en el centro de ese vergel estelar, suspendiendo tu tea para ver mejor, aunque creías que no necesitabas esa luz para ver. El cielo subterráneo se encargaba de ello.

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31/07/2017, 16:18
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

Al ver el altar de Kynareth y al perro-lobo sentado frente a él, me detuve. Miré alrededor, contemplando la mística belleza de aquella galería.

-Botitas...- susurré, en parte aliviada al saber que el can estaba bien. En parte decepcionada porque no acudió a mi reclamo. 

Alcé la vista hacia el extraño haz de luz y luego miré el altar de Kyne, preguntándome quién lo habría erigido allí. Mis conocimientos de religión eran básicos, pero el cánido había desobedecido mis órdenes por acudir hasta allí, haciendo oídos sordos a mis llamadas y, ahora, parecía impaciente por algo -Quizá ha perseguido una ardilla hasta aquí y ahora el roedor se ha escondido tras el altar- pensé.

Apagué la antorcha para ahorrar la tea, pues allí no necesitaba luz debido a las "estrellas" y me acerqué un poco más al altar.

-Kynareth...- musité.

- Tiradas (2)

Motivo: Percepción

Tirada: 1d20

Resultado: 2(+5)=7

Motivo: Religión

Tirada: 1d20

Resultado: 10(+2)=12

Notas de juego

O.O

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31/07/2017, 17:26
Moura Mirada de Kyne

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

Trataste de hacer memoria al adentrarte en aquel lugar consagrado a Kynareth, o Kyne para los nórdicos, la esposa de Shor, diosa de la tormenta y madre de los hombres, a la que llaman Beso del final. A ella también se le atribuye el cielo nocturno, quizá por eso la capilla en la que te encontrabas simulaba tal cosa. Mientras Botitas permanecía quiero delante del altar, tu presencia cercana llamó la atención del animal, ahora atendiendo tus palabras.

¿Qué trae a una hija de Kyne bajo la mirada de los Estrellas Huérfanas? dijo de repente una voz severa, retumbando en tormenta lejana, pero a la vez apacible y cercana. Su propietaria se reveló pronto, una mujer ataviada con una túnica que reflejaba el sinfín de estrellas del techo que, ahora, parecían más que nunca tal cosa y no hongos luminiscentes.

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31/07/2017, 18:30
Seretide

4 de La Helada, Noche. Afueras de Helgen

Es tal y como dices. Uno no deja de ser uno mismo. Pero el tiempo, las experiencias, los reveses... Añaden matices y cicatrices, visibles o no, a nuestra presencia en este mundo.-comentó, guardando silencio cuando ella lo hizo, percatándose de que la miraba, sin aparentemente, molestarse por su escrutinio.

La observó a continuación, cerrando los ojos, echando la cabeza hacia atrás, aquella melena besada por el fuego meciéndose sobre las aguas del estanque, el perfil de su piel blanca bajo la luna- Mi gente no suele creer en los Divinos, pero está claro que el papel de los daedra en el hacer de personas, pueblos, y razas enteras, es importante y casi tangible. Sólo hace falta posar la vista sobre la piel de mi gente, mirar a nuestros ojos... Para la repesalia de la mismísima Azura ante el ascenso del Tribunal.-suspiró, casi con nostalgia, y pareció meditar una pregunta, que desechó con una leve negación, para luego torcer el gesto.

Finalmente, parecía acceder a vocalizarla, entonándola con cautela y curiosidad- ¿Qué opinión te merece todo esto? ¿Crees en los Divinos, Hati? ¿O crees en otras fuerzas superiores?

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31/07/2017, 18:51
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

Más relajada ahora que Botitas volvía a estar a mi lado, sin preocupaciones o temores mayores que nublaran mi mente, observé aquel santuario con otros ojos. No es que fuera muy devota, sinceramente, pero sí era creyente... a mi manera, por supuesto. A fin de cuentas, cada presa que abatía rápidamente para menguar su sufrimiento, escuchaba una plegaria de agradecimiento a Kyne antes de que sus ojos se apagaran. 

Igualmente, cuando sentía el acecho del Señor de la Caza, me encomendaba a la Esposa de Shor para que me diera fuerza y no permitiera que mi espíritu sucumbiera a los deseos de Hircine.

Precisamente me estaba preguntando por qué los aedra no se manifiestan como lo hicieran los otros, cuando escuché la voz de la mujer. Me sobresalté, llevando en seguida mi mano a la espada que pendía de mi cinto, ya que era más rápido que preparar el arco, a la par que me giraba hacia la procedencia del habla. Sin embargo, no llegué a desenfundar mi acero, pues pronto la mujer se dejó ver y, aunque mostrarse no era una garantía de que no era hostil, confié en no tener que derramar sangre en un lugar que a todas luces parecía sagrado.

-No tengo respuesta a esa pregunta, me temo- respondí con honestidad -. La curiosidad me hizo seguir el sendero de cazadores... y el cachorro que me acompaña me guió hasta este lugar. Por ende, creo que ha sido el azar- ante la duda, mejor ser sincero. No obstante, viendo ahora el atuendo de la mujer, cómo el firmamento se reflejaba en sus prendas, me pregunté si no serían de verdad estrellas.

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31/07/2017, 18:54
Moura Mirada de Kyne

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

La mujer se acercó algo más, deteniéndose cerca del fulgor azulado hacia donde el lapislázuli del altar reflejaba su luz. Te contempló entonces unos instantes, luego respondió.

¿Te guió o se te escapó? preguntó intrigada, la mirada que dirigió a Botitas fue sumamente significativa, pero enseguida volvió a la tuya. Los animales responden a la llamada de Kyne, así como lo hicieron antaño en la Voz de los hijos de Akatosh. 

La mano de la mujer empezó a mecer la luz azulada que refulgía por encima de las demás, dejó de prestarte atención, esta se marchó al firmamento artificial que tenías sobre ti. Uno que, por momentos, parecía cada vez más real, como si realmente estuvieras atravesando el cielo.

¿Alguna vez te has preguntado por qué los lobos aullan a las lunas? preguntó mirándote de soslayo. ¿Por qué la noche es su feudo y cuidan en ocasiones cuidan en solitario el firmamento?

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31/07/2017, 19:31
z/Hati, Garra Roja

4 de La Helada, Noche, Afueras de Helgen

Volví a erguir la cabeza, abriendo los ojos y mirando a la elfa mientras las puntas humedecidas de mis cabellos se adherían a mi piel.

-Soy joven y me consta que aún me queda camino que recorrer, piedras en las que tropezar- comencé a decir -. Lo que hoy me parece una verdad absoluta, probablemente mañana sea una mentira, mas eso es la experiencia, ¿no?- sonreí de medio lado, cansada -Por eso quizá la pregunta no sea si creo o no, Seretide, sino si estoy dispuesta a creer.

De pronto, sin saber muy bien por qué, comencé a reír sonoramente. Una reacción imprevisible que incluso a mí me sorprendió, aunque en mis adentros sospeché la razón.

-Claro que creo, pero a mi manera- dije tras desahogarme a carcajadas -. Que lo comprenda es otra cosa muy distinta. Por eso envidio a veces a las bestias, su ignorancia hace que no se preocupen por temas espirituales. Simplemente son lo que son, siguen su instinto sin importar si al morir irán a Sovngarde o a Oblivion, ni si se les recordará por lo que han hecho durante sus vidas.

Miré el cielo estrellado -Dicen que los daedra se muestran más interesados en los mortales que los Divinos- comenté -, que incluso se manifiestan-posé lo ojos en Seretide -. Mas mirando el cielo desde este hermoso lugar es difícil no pensar en Kyne, como tampoco puedes obviar a Akatosh al escuchar el rugido lejano de un dragón. Supongo que los Divinos no se manifiestan en Aspectos porque no lo consideran menester: su obra nos rodea, nos acompaña, sólo hay que mirar con otros ojos- sonreí, pues así lo veía yo, mas poco a poco mi sonrisa se desvaneció -. Los daedra... imagino que necesitan atraer nuestra atención de todo lo que nos rodea en un intento por poseernos o utilizarnos. Si no les damos poder, no pueden cogerlo- fruncí el ceño, reflexionando sobre mis propias palabras mientras echaba un nuevo vistazo a las lunas y luego al cachorro que perseguía a una luciérnaga junto a la orilla, haciendo resonar sus mandíbulas cada vez que erraba el mordisco.

-Pero qué sabré yo... sólo soy una joven cazadora- añadí, sonriendo de nuevo ante los juegos del perro-lobo -. Que los sacerdotes se preocupen de esos temas. Yo con sobrevivir me conformo.

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31/07/2017, 19:41
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

Arrugué ligeramente el ceño ante su pregunta.

-No soy su dueña. No me pertenece y no hay cadena que lo ate a mí: es libre- dije, muy seria, sin dejar de mirar a la misteriosa mujer -. Por lo tanto no se me ha escapado, me ha guiado hasta aquí- por mucho que no respondiera a mis llamadas, tampoco había criado a Botitas para ser mi perro faldero. Tenía su instinto salvaje y así quería que siguiera siendo. Las muestras de afecto... bueno, no es algo que sólo practiquen las personas.

No quería parecer respetuosa, pero mi carácter a menudo salía a la luz. Observé cauta sus movimientos mientras jugaba con las luminiscencias, aunque no puedo negar que aquella visión era fascinante... sobrenatural, incluso -Si Kyne lo ha llamado, entiendo su entusiasmo- dije, intentando compensar mi brusquedad anterior. Miré a Botitas y sonreí con dulzura, entonces escuché una nueva pregunta de la mujer, y alcé mis ojos verdes hacia ella -. Lo cierto es que no- dije -. No suelo cuestionarme por qué las bestias actúan de un modo u otro. Me limito a admirar su simpleza, su libertad- ladeé la cabeza, mirando a la nada, sopesando los interrogantes de la mujer -. ¿Por qué cantan los lobos? No lo sé... pero tampoco sé por qué humanos, mer y demás alzan la vista a las lunas, atraídos por ellas de algún modo que no podemos explicar. En cuanto a que la noche sea su feudo... son depredadores capaces de ver en la penumbra más oscura y de acechar desde las sombras a sus presas... Es más fácil cazar cuando no te ven venir.

Como cazadora, había aprendido la importancia del sigilo y la emboscada, no muy distinto a lo que hacen los depredadores... salvo que mi visión en la penumbra dependía mucho de la luz de las lunas y del firmamento, de ahí que para poder cazar de noche, dependa de la luz del firmamento... ya sean las lunas o las estrellas más brillantes.

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31/07/2017, 21:03
Moura Mirada de Kyne

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

No eres su dueña, pero le das órdenes que debe obedecer. de algún modo la mujer simplificó vuestra relación de un modo que, quizá, no lo ibas a encontrar adecuado, pero la convicción de la misma era casi arrolladora. Miró a Botitas. Pero cierto es que Kyne alumbró a los hombres por encima de las bestias, que las bestias libres serían sometidas por el hombre, mas siempre dentro del orden natural de las cosas. te miró a ti una vez más. Como en la caza.

Kyne no llamó a este animal, él vino aquí atraído porque sabía que este lugar es sagrado, como lo saben los de su raza al aullar a las lunas. explicó manteniéndose en esa disposición apacible, jugando con la luz azul. Escuchó tu reflexión con tranquilidad, en ocasiones te daba la sensación que no te escuchaba, pero cada vez que te miraba algo dentro de ti te anunciaba que no perdía detalle de tus palabras. Una forma sencilla de vivir, casi una diría que has aceptado vivir como una bestia y no como una mujer, pero eso sería una falacia tan grande como algunas promesas que tenemos con nosotros.. hasta que Shor nos reclama ante su trono en Sovngarde. entonces te miró de un modo revelador, a los ojos, como si no hubiera ningún secreto posible entre ella y tú, como si tuviera una capacidad terrible de desvelar tus más íntimos secretos. Pero no dijo nada.

Quizá porque en las lunas resida un poder más importante de lo que estamos dispuestos a admitir. reflexionó la mujer. Dime, Hati Garra Roja, ¿conoces el origen de las estrellas? preguntó ufana.

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31/07/2017, 21:26
z/Hati, Garra Roja

7 de La Helada, Atardecer, Sur de Helgen

No pude evitar una mirada de desdén ante las insinuaciones de la mujer -Por esto prefiero tratar con animales- pensé antes de replicar.

-Je... es vuestra opinión, mujer- dije, intentando controlar el tono de mi voz-. Yo lo veo de otra forma- no iba a entrar en ese juego, ni a dar más explicaciones. La obediencia... incluso entre las manadas de animales hay un liderazgo que establecer, sean depredadores o hervíboros... una necesidad social y que cada criatura entiende o aplica dependiendo de sus medios naturales.

La dejé hablar, en parte para relajar la tensión. Miré nuevamente a Botitas cuando la mujer lo mencionó. Nuevamente el instinto de las bestias me fascinaba. 

Fruncí el ceño cuando se atrevió a juzgar mi modo de vida y al principio pensé en no contestar, pero tras apretar la mandíbula y sentir la tensión ascendiendo en mi cabeza, me di cuenta de que no podría morderme la lengua... sólo intentar encontrar las palabras adecuadas.

-Un modo de vida como cualquier otro- repliqué -, que no significa que reniegue de lo que soy: una mujer- torcí el gesto ligeramente mientras clavaba mis ojos en los de ella -. Decidme: ¿Es menos hombre aquel que que paga el pan que lleva a sus hijos cada día con la sangre de inocentes? ¿O menos mujer aquella que prefiere servir toda su vida en un templo renunciando a ser madre?- negué con la cabeza -Algunos podemos escoger y no creo que por ello renunciemos a lo que somos... o seamos menos que el resto. Eso, entre otras cosas, nos diferencia de los animales, aunque hay bestias que se comportan mejor que los hombres, lo admito.

No pude evitar mirar por encima de mi hombro hacia el riachuelo subterráneo. Nada me impedía dar media vuelta, despedirme de la mujer y salir de aquel lugar. Pero Kyne merecía mis respetos.

Lo que no me esperaba, es que aquella mujer me llamara por mi nombre...

Con los ojos muy abiertos, la miré, desconcertada, antes de fruncir el ceño -¿Quién sois y cómo es que conocéis mi nombre?- no pensaba responder a nada más hasta que me aclarase esa cuestión.

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31/07/2017, 23:51
Seretide

4 de La Helada, Noche, Afueras de Helgen

- Joven, pero no una necia.-admitió, con un asentimiento, tras escucharla pacientemente, enarcando una ceja, confusa, al escucharla reír- La manifestación de los daedras, de los Divinos, el Oblivion, la reencarnación,  Sovngarde... Yo he llegado a la conclusión de que el asunto es mucho más complicado de lo que imaginamos, pues al fin y al cabo sabemos lo que podemos saber como seres de carne sintiente, y nadie vuelve del Oblivion, o de ese otro lugar, para contarnos quién aguarda realmente, quién nos juzga...- explicó, moviendo de nuevo los brazos, sintiendo un escalofrío. 

Mi gente ha tratado con Divinos, con daedras y con dioses propios, erigidos a su propia imagen y semejanza. Y aún hoy, siglos después, los debates se suceden hasta el hartazgo y nadie es capaz de sacar nada en claro, de saber...-suspiró- Así que al final, la tuya resulta una buena filosofía, si uno no quiere devanarse los sesos y amargar su existencia pensando en un futuro. En una vida más allá.-concedió, virando el rostro al escuchar los chasquidos de las mandíbulas de Botitas, tratando de cazar luciérnagas, esbozando una leve sonrisa- Vaya, hubiese jurado que la noche de hoy no daba para más... -añadió, acercando la mano a su báculo, pronunciando unas palabras en un idioma extraño y moviendo la mano libre en círculos, para dejar brotar de su palma un grupo de pequeñas luces titilantes de diferentes colores, que se aproximaron al cachorro, rodeándolo y dando vueltas- Ha crecido, desde la primera vez que lo vi, en la posada.-comentó, refiriéndose al perro-lobo.  

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01/08/2017, 01:01
z/Hati, Garra Roja

4 de La Helada, Noche, Afueras de Helgen

Estaba claro que no imaginé tener una conversación así con la dunmer cuando la invité a acompañarme y, sin embargo, era agradable. No solía hablar tan largo y tendido de esos temas con nadie... bueno, siendo justos, relacionarme en general con la gente no era habitual en mí, así que no tenía con qué comparar. Con Kaeso era otra cosa, aunque más bien solía consistir en soliloquios del imperial y alguna frase mía de vez en cuando.

Entonces el can atrajo la atención de ambas y Seretide usó una suerte de sortilegio para mayor divertimento de Botitas.

-Crecen muy rápido, y parece que la dieta de botas de cuero ayuda- dije, sonriendo ante los juegos del ya no tan cachorro -. Suelen ser adultos tras un año de vida, pero los más precoces pueden aparearse desde los siete u ocho meses. Aunque como éste es mestizo de perro y loba... no sé con exactitud cuándo alcanzará la madurez.

Ladeé la cabeza, pensativa.

-Es un error, pero irremediablemente le he cogido mucho cariño a ese animal- dije, un poco más seria -. Siento que sería capaz de cualquier cosa con tal de protegerlo.

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02/08/2017, 01:34
Seretide

4 de La Helada, Noche, Afueras de Helgen

¿Un error?- preguntó, mientras observaba al cachorro- ¿Por qué lo consideras un error?- añadió- ¿Crees que te hace ser débil, el querer protegerle?- dijo, pensativa, posando la mirada sobre el campamento- Me pregunto cómo de sufrido debe ser salir del agua. -vocalizó, abrazándose a si misma- Ahora ya no tengo frío estando sumergida, pero el aire me corta la piel de la cara. Debo reconocer que éste es un buen remedio para... Los efectos indeseados de la cerveza de Rodegar.-sonrió, divertida. 

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02/08/2017, 02:58
z/Hati, Garra Roja

4 de La Helada, Noche, Afueras de Helgen

-En parte.. sí- respondí, comprendiendo sus dudas pues esa misma pregunta me la había hecho yo en varias ocasiones -. Protegerse mutuamente es un instinto de supervivencia que muchos animales sociales, a parte de los humanos y mer, hacen- me expliqué -. Son los sentimientos los que crean la debilidad, pues pueden destruirte o hacerte perder el control. Pueden ser una distracción y volverte incauto o impaciente. Hacer incluso que dejes de razonar, que se nublen tus sentidos- arrugué la frente -. Pueden darte fuerza, impulsarte... mas en una balanza, tienes más que perder.

Adiestrada para sobrevivir, sabía que era lo más acertado, pero entendía que los sentimientos son algo difícil de controlar. Podían ser bellos y a la vez destructivos. 

-Aguarda, encenderé un fuego- dije al ver a la dunmer quejarse del frío, aunque arqueé una ceja cuando hizo referencia a los efectos de beber. Salí del agua y en seguida la piel se me erizó mientras caminaba hasta el lugar donde había dejado preparado el hoyo para la fogata. Me puse una manta sobre los hombros y cogí el pedernal, arrancándole chispas con una daga sobre la yesca. Tardó un poco, pero pronto el brillo anaranjado de las jóvenes llamas iluminó mi rostro. Cogí la yesca entre mis manos y soplé muy despacio hasta que la lengua de fuego creció, hambrienta de más, y la dejé en el hoyo con los leños -No salgas hasta que empiece a calentar- dije, arrebujándome en la manta mientras caminaba hasta la orilla. Entrar de nuevo en el estanque sería absurdo, así que aguardé cerca del agua.