Partida Rol por web

Un servidor médico guardó la caja causante de todo el desaguisado en unos contenedores de aislamiento especialmente diseñados para el almacenamiento de sustancias tóxicas y venenos, material químico de riesgo y demás parafernalia peligrosa. Se dispuso un guardia en la puerta, bajo órdenes directas de Grigori y la Dra. Kaiden.

El Emperador protege -respondió al general.

Cuando el Gran Hombre se retiró Astramael se giró hacia Marez. ¿Nos vamos? Le dijo con un tono de premura que indicaba que estaba harto de formalidades y protocolo militar. Todo eso estaba para garantizar la disciplina en las tropas; pero cuando la vida de una inquisidora estaba en peligro no quedaba otra que "saltarse el protocolo, puta carrera y hereje el último".

Por ello el tono de premura hacia Marev, había que avanzar.

Finalmente la rama burocrática de los militares les había dejado campo libre. Pudo notar la impaciencia del bibliotecario, rompiendo como una ola contra él, y era más que compartida. Los Astartes no estaban hechos para andar perdiendo el tiempo con papeleo.

Asintió en silencio y echó a andar hacia la dirección que les habían facilitado contando con que Astramael le seguiría y Grigori cumpliría con la poca envidiable tarea que le había sido encomendada. -Si surge algún imprevisto seguiremos usando esta frecuencia-dijo por el comunicador, teniendo en cuenta la aparición de posibles contingencias. A pesar de que únicamente era un registro rutinario, la sensación de ponerse en camino con un objetivo animó algo al Guardia del Cuervo

Entendido Hermano, aquí me mantendré - se puso en una esquina, donde no pudiera molestar y se quedó quieto, como una estatua, siempre atenta sin perder detalle de todo lo que pudiera ocurrir

El habitáculo del inquisidor no se halla lejos de allí, en el mismo macrocomplejo. Es uno más de los centenares, quizá miles, de habitáculos de los que dispone La Ciudadela, y que albergan en función de su posición, a un sinnúmero de cargos militares de rango medio, ingenieros, investigadores, especialistas y, en un resumen poco ortodoxo, toda aquella gente encargada de mantener la Cruzada con el rango suficiente para no ser sólo cifras en el recuento de bajas, pero lo suficientemente por debajo de los grandes pesos pesados. No en vano, existe una jerarquía propia en la distribución y habitamiento de los apartamentos, que van siendo más espaciosos y lujosos cuanto más arriba. La seguridad y privacidad también aumentan de la misma forma. Los pisos superiores, por tanto, albergan a Capitanes, Médicos Jefe, Confesores, Magistrados y personalidades semejantes. Si bien no es, quizá, lugar de elección para un jefe sectorial de un Ordos, tampoco es de extrañar que un inquisidor erudito lo eligiera como base para sus investigaciones.

La reputación (bien merecida) de la Inquisición parece haber sido suficiente para mantener la habitación de Vincent aislada e intacta. Los militares de rango medio, que representan la gran mayoría de los habitantes del complejo, se han cuidado mucho de acercarse siquiera a las habitaciones, ante el riesgo real de ser ejecutados de forma sumaria por poner sus manos u ojos en los documentos equivocados, entendiendo que un documento es lo menos peligroso que puedes encontrar en los aposentos de un inquisidor, aunque sean tu propia sentencia de muerte.

La habitación, que no es de las más grandes, ha sido reconvertido en una especie de oficina o estudio con una pequeña cama deshecha en una esquina. Reina un desorden absoluto y, a primera vista, podría ser confundida con la vivienda de un escriba o adepto de rango medio, vista la enorme cantidad de legajos, pergaminos y libros abiertos que se desperdigan por la habitación, muchos de ellos formando inestables torres de documentos subrayados, marcados y llenos de anotaciones incomprensibles, en letra diminuta. Muchos de ellos tienen dibujados glifos y símbolos geométricos de origen xénico, que os resulta a priori desconocido.

No sería él quien dijese nada respecto al orden, ausencia de, de la habitación del inquisidor. Sin embargo para alguien tan metódico como Marev aquello era casi una afrenta que se vio reflejada en una lacónica ceja enarcada mientras indicaba con gestos rápidos a Astramael en qué parte del habitáculo buscaría cada uno.

Era como si un tornado se hubiera enseñoreado con todo el lugar, pero parecía haber muy en el fondo un cierto desorden controlado que le llevó a pensar que el cuarto no había sido registrado como parecía a primera vista. La reputación de la Inquisición sin duda.

Con economía de movimientos y tratando de retornar cada elemento a su posición original el Guardia del Cuervo removió entre los legajos buscando... ¿qué? Cualquier cosa que les pudiera ser de utilidad para su investigación, que contuviera información sobre la misteriosa caja o la aflicción que estaba relacionada con ella.

Su investigación era demasiado importante para organizar su celda -dijo, en apoyo al inquisidor desaparecido, mientras observaba la estancia. Inició una búsqueda de la zona mientras procuraba no tocar nada con la etiqueta explosivo o inmaterium.

Como si leyera la mente de Marev pensó en la caja. En si había estado aquí.

Si el Inquisidor, o alguien que logró apoderarse de ella, preparó la caja ene sta habitación aún podría haber rastros del veneno, camarada Marev.

La búsqueda conjunta resulta fructuosa y hay varias cosas de interés, posiblemente piezas de una historia que resulta ahora mismo difícil de reconstruir.

La habitación es el sanctasanctorum de las investigaciones de Zaer Vincent. Como toda investigación que se precie, se caracteriza por el desorden y lo que hay, principalmente, son notas, referencias y comentarios inconexos y sin sentido para cualquiera que no sea el propio investigador. Pero hay cosas que destacan aun en este maremagnum.

Lo más reseñable es uno de los diarios de investigación titulado "Bajo el Cenotafio", y está repleto de observaciones, esquemas y teorías incompletas acerca de la historia antigua de Kar'thir, el asentamiento en el que se encuentra precisamente el Cenotafio de Achilus. Las notas, en conjunto, parecen sugerir que la ciudad indígena podría estar construída sobre las ruinas de una civilización prehumana. Además, una de las páginas parece haber sido arrancada, y a juzgar por el estado del papel, recientemente.

Además, y relacionado con éste, hay un segundo tomo denominado "Recopilación de Artefactos", del que destacan algunos párrafos y unos esquemas:

"Cetro de Hoja Creciente:  según mis observaciones, este pequeño bastón es puramente ceremonial. Está rematado por dos largas hojas crecientes y otros dos grupos de hojas más pequeños, simétricamente. Parece tener además alguna clase de microcircuito en la empuñadura, pero es demasiado pequeño para tratarse de un arma. Además, la parte inferior parece partida. 

Conducto cristalino:  he recogido personalmente tres muestras de estos tubos translúcidos de varios tamaños, y son quizá el más común de los artefactos xenos en Karlack tras esos pedruscos que llaman "amuletos de eternidad". Tiemblo al pensar cuántos de estos artefactos se usarán como cristalería (o a saber qué otros usos) entre los nativos. Los conductos son muy resistentes al calor y la energía, lo que sugiere que pudieron ser usados para transmitir ésta en diversos mecanismos.

Emisor de Campo: este pequeño aparato guarda semejanza con algunos campos de fuerza imperiales, lo que nos lleva a Dyne y a mi a especular que probablemente emitan algún tipo de campo. Sin embargo, es perfectamente posible que su propósito sea otro: que sea un explosivo, una baliza o incluso un icono religioso.

Caparazón de Metal:  este cascarón de metal es suave y anguloso a un tiempo. De menos de un metro de longitud, parece haber tenido alguna clase de apéndices conectados a ambos lados. En la parte inferior, posee algunos proyectores gravitacionales remanentes.

Alabarda Rota:  muy poco queda de este arma. Su empuñadura es similar a la del cetro, pero su circuito es más simple. Su forma y peso sugiere que es parte de algún arma de doble filo."

Los minutos pasan pesados, irrelevantes, aburridos... pero para un Marine Espacial la disciplina es el arma perfecta para estas sensaciones. No en vano, en muchos capítulos se enseña a los iniciados simplemente a esperar, durante horas o días.

A la hora, aproximadamente, una enfermera sale por una de las puertas, sudorosa, agotada, sin decir nada. Tras ella aparece la doctora Kaiden:

— Sobrevivirá... —dice—, probablemente... —corrige—. La Inquisición no elige a sus herramientas al azar, así que es de una fortaleza singular. Sin embargo, me temo que le queden secuelas permanentes y la recuperación será larga... suponiendo que no muera esta noche...

— ... aún no hemos conseguido identificar la toxina... —parece decepcionada.

Marev asintió satisfecho ante los resultados de la búsqueda con Astramael. Él no era capaz de asociar toda la información ni a qué se refería, pero entendía perfectamente la importancia de la misma. Tan sólo era cuestión de encontrar a alguien adecuado, es decir, esperar a que se recuperase la Inquisidora.

-Nos lo llevamos-informó al bibliotecario-Cuando la inquisidora Quist se recupere podrá echarle un vistazo-

No pudo evitar una leve sonrisa en su semblante habitualmente poco expresivo. Habitualmente no se debían retirar objetos de la posible escena del crimen que ayudasen a la investigación, pero habida cuenta del poco aprecio que por ellos sentían las fuerzas militares desplegadas era una pequeña compensación. A fin de cuentas como siervos de la Deathwatch y por ende relacionados con la todopoderosa Inquisición era su prerrogativa hacer uso de lo que necesitasen.

Pero admitirlo era, cuanto menos, poco apropiado para un Astartes.-Si también has acabado, volvemos- y aunque seguramente Astramael captaría las implicaciones tampoco tenía por qué señalarlo. Que se diesen de morros contra la burocracia imperial y aprendiesen cierta lección de humildad les vendría bien.

Nada de lo que vio le apreció maligno para su propia integridad o su alma; se sintió mucho más aliviado por haber registrado la celda del Inquisidor. Hoy no sería corrompido. La mención a una civilización prehumana despertó sus instintos de sangre, es posible que tuvieran que ir bajo aquel cefanotafio para investigar mas a fondo.

Asintió ante la propuesta de Marev y observó las anotaciones.

Hermano, ¿ves alguno de los artefactos aquí descritos?

¿Cuánto hace que no se ha cruzado esa puerta? -preguntó a Marev mientras señalaba la hoja arrancada del diario.

En principio Marev no entendió muy bien lo que le intentaba decir el bibliotecario, pero una sospecha se acabó abriendo paso en su cabeza.

-No. No veo los artefactos y en teoría la puerta no se había abierto hasta que llegamos nosotros-las implicaciones ahora sí eran claras-O nos han engañado o les han engañado. Pero ciertamente faltan los elementos que se describen-y de esa forma empezaba un juego de sombras en el que hasta que no tuvieran más información no iban a poder confiar en nadie más que ellos mismo.

Al menos eso era una simplificación a efectos prácticos; no fiarse de nadie es mucho mejor que no saber de quién hacerlo.

-Aquí ya no queda nada, y ya que alguien ha sustraído esos artefactos el tiempo cuenta. Regresemos y transmitamos esta información a la Inquisidora-contando con que se hubiera recuperado-Estamos en alerta-

A pesar de lo que pareciera a simple vista, un estudio a fondo revelaba que alguien más había entrado en la habitación antes que vosotros, aunque era complicado estimar hace cuánto. Había algo extraño en el rastro, pero no te fue posible determinar el qué. Esto podría explicar la falta de los artefactos (si es que habían estado verdaderamente allí) y la página del diario.

Antes de salir por la puerta señaló un par de puntos más para Astramael

-No sé si los artefactos llegaron a estar aquí, pero alguien sí estuvo antes. No puede hacer mucho tiempo de ésto-cuando salieran iba a preguntar a los guardias de la zona, sólo por si acaso. Y estaba seguro que como poco el respeto por un Astartes les haría responder con lo que supieran sin necesidad de que las cosas se tuvieran que poner serias.

-Vámonos-y por el comunicador añadió-Y sígueme el juego-había tenido un par de ideas más y a pesar de lo apurado de la situación no pudo evitar una leve sonrisa de nuevo.

Asintió con cierta lentitud mientras observaba a la doctora realizar su trabajo - Comprendo... entonces, si esta noche sobrevive, la inquisidora vivirá ¿no? - parece esperanzado de que la humana sobreviva, al fin y al cabo, es su superior directo - Posiblemente la toxina sea de origen xeno... teniendo en cuenta las investigaciones del inquisidor desaparecido... - dijo en voz alta, pero se reservó según que pensamientos sobre un posible traidor en el ordo xenos.

— Sí, así lo creo. La toxina parece haber devorado sus energías de algún modo... —calla un momento, pensativa—. Y es probable que, efectivamente, su origen sea xénico, pero creo que es la primera vez que nos topamos con algo como eso. De no haberos dado cuenta tan rápidamente... —agita la cabeza. El mensaje es evidente—.

Un pitido de alguna clase de comunicador interrumpe la conversación:

— Oh —comenta, con premura, al tiempo en que regresa al interior—, parece que ha recuperado la consciencia.

Sospecho que sí estuvieron aquí -lo cual suponía un severo problema- y, como bien dices, alguien también estuvo aquí.

Las siguientes palabras de Marev hicieron notar a Astramael que su compañero tenía un plan en mente y decidió mantenerse cooperativo en su labor. Quizá tenía algún tipo de intimidación en mente, y en eso sí sería muy útil.

Confiando en que su compañero actuaría en los más altos estándares, Marev se deslizó en silencio hacia la entrada. No dejaba de ser peculiar cómo alguien cercano a los dos metros y medio era capaz de moverse sin emitir ruido incluso equipado con una servoarmadura. Abrió la puerta con cuidado y se plantó a la espalda de los guardias del cubículo del Inquisidor

-Alguien ha entrado antes que nosotros aquí-dijo, vocalizando por el altavoz incorporado a la armadura para deshumanizar más aún su voz-Soldado, era su responsabilidad.-dejó que las palabras causasen el efecto deseado, esperando pacientemente a que se girase, presumiblemente atemorizado- Tiene una opción para no acompañarnos de vuelta-el miedo podía ser un arma muy potente contra un enemigo, o para situaciones así, y sin lugar a dudas Marev se manejaba como un auténtico experto-¿Quién ha entrado ahí antes que nosotros?-

No hacía falta ni mencionar de forma explícita las repercusiones de obstruir una investigación de la Inquisición, así que ni siquiera se molestó; además, siempre sería peor lo que la propia mente del soldado se imaginase.