Partida Rol por web

The House of YES: Amenazas

2.0 ¡Peligro! Obras.

Cargando editor
10/04/2020, 17:17
Diabolique

Cuando el tipo sale, todo machote, me veo venir lo que sigue. Empieza a mostrar unas formas francamente muy vulgares lo que me gusta un poco. Ni bien salido de su garita le echo una mirada libidinosa, llena de deseo, me aseguro de que la sienta recorrer todo su forzudo cuerpo. Cuando empieza con lo del paraguas me froto el cuerpo, mordiendo mi labio inferior y dando vueltas los ojos, dejo escapar un pequeño – Mmmm… - Cuando termina me alejo unos pasos en dirección a mis amigos pero me detengo cerca de la calle, en un lugar indiscutiblemente público. Ahí empiezo yo mi pequeña perorata. Hablo teatral, como dirigiéndome a el vigilante pero como para que escuchen alrededor. – Perrrdon, no sabía que invadía su pequeño reino de 2x2 – Arranco señalando la garita. – Este engendro gana en una noche el doble que tú en todo el mes, ¡Y se divierte el triple! – Digo entre risas – Tu problema es que yo soy lo que quiero y a ti te hubiera gustado ser policía o algo más importante, en cambio, se acerca la jubilación y sigues ganando el mínimo y usando ropa prestada. – Termino señalando su uniforme de muy mal gusto, por cierto. Me alejo muerta de risa, con los brazos en jarra y sacando pecho hacia Vesper, imitando al matón. Me importa un cuerno cuánto gana, pero a él si le importa. Tengo 300 maneras de averiguar qué ocurre en ese lugar.

Cargando editor
11/04/2020, 20:54
Director

El segurata observó la performance de Diabolique con la misma mueca de desprecio que había lucido desde que la vio aparecer. La réplica de la diva había ido directa a un punto débil para un hombre como aquel, y sin embargo este no pareció acusar el golpe, u ocultó cualquier daño que los comentarios hubieran ocasionado en su autoestima bajo su coraza de tipo duro. No dijo nada, y se limitó a abrir la puerta para dejar pasar a un camión que estaba esperando para salir. El camionero pitó al pasar junto a ella. – ¡Cuerpo! – Gritó a través de la ventanilla abierta, y un chico que iba corriendo perdió el ritmo al no poder evitar la risa que le produjo la escena.

Al poco de abandonar el recinto Red consigue recuperarse un poco, la ansiedad ha desaparecido y el apoyo de sus amigas le reconforta, pero las imágenes de las pesadillas siguen dando vueltas en su mente, que intenta darles un sentido.

******************

De vuelta en el HoY se encontraron con un grupo de personas esperando junto a la entrada a las salas de actividades. Algunos vestían ropa deportiva, como mallas o pantalones cómodos de algodón y sudaderas o camisetas amplias. Los que iban con ropa de calle portaban mochilas o bolsas de deporte, y la mayoría llevaba sus esterillas enrolladas de diferentes colores. Por sus expresiones de hastío se notaba que ya llevaban un tiempo esperando, eran las ocho y diez.

 Al verlos aparecer una de las chicas se separa del grupo para salir a su encuentro

– Perdonad – les dice – ¿Se han suspendido las clases de Yoga? llevamos un rato esperando, pero Eve aún no ha abierto, ¿ha pasado algo?

La conocían de vista, pues era cliente habitual del club, y al verla allí junto al resto recordaron que esa mañana había clases. Empezaban a las ocho, pero las puertas solían abrirse diez minutos antes. No les extrañó que Eve no se hubiera reunido con ellos en su exploración matutina, pero que no acudiera a su cita sí que era raro. En el poco tiempo que llevaba con ellos no se había saltado una clase; en sus tareas se comportaba como una auténtica profesional, y por mucho que se hubiera enredado la noche anterior siempre se levantaba fresca como una florecilla y con su sonrisa eterna en los labios.

El tono de un mensaje (y su eco repetido con distintas melodías en los móviles de los tres*) sonó como respuesta a las preguntas de la chica. Lo miraron pensando que sería la profesora excusándose por llegar tarde a su clase, pero el remitente no era ella, sino Beat, aunque lo que dijo aclaro algo la situación, al menos un poco…

 – Tenemos que hablar de lo que pasó anoche – se podía leer – he tenido que salir, pero volveré para cuando lleguen Helena y Kate. –  Y en un segundo texto que apareció a continuación añadía – No intentéis despertar a Eve 

Las dueñas del HoY habían ido unos días a San Francisco para reunirse con un colectivo artístico de mentalidad similar, y volvían de viaje esa misma tarde. Fuera lo que fuese que Beat quería comentar con el grupo debía de tratarse de algo importante; un mensaje tan directo sin ningún tipo de saludo no era del estilo del DJ, y el que quisiera que “las jefas” estuvieran presentes, junto a la advertencia sobre Eve, no hacía otra cosa que aumentar el misterio. Ellos, por su parte, también tenían algo importante de lo que hablar…

Notas de juego

* Aunque no lo habéis especificado supongo que llevaís vuestros móviles encima. ¿Quién sale de casa hoy en día sin ellos?

Cargando editor
12/04/2020, 20:55
Redmond Fox

El momento de desorientación y miedo se prolongó mientras trastabillaba, escapando del lugar, como en esas pesadillas en las que crees que avanzas pero en realidad no lo haces, sino que te esfuerzas a cámara lenta, sin lograr apenas resultados. Al notar como alguien le cogía del brazo, Red pegó un respingo, como si despertara. No entendió bien las palabras, pero sí reconoció el tono de voz: era Blue. Y se agarró a ella como un naufrago que encuentra un salvavidas en un mar embravecido. Temblaba, pero poco a poco fue recuperando las fuerzas, a medida que se alejaban del extraño solar.

A medio camino de la House of Yes, el pintor logró despejar un poco su cabeza. Lo suficiente como para andar por si mismo. - Estoy bien. - dijo. - Bueno. Estoy mejor. - No logró siquiera acompañar el comentario de una sonrisa sarcástica. Y las cosas iban realmente mal si ni siquiera podía refugiarse en el sarcasmo. Pero cuando se soltó, notó que aún vacilaba. Se paró. Cerró los ojos y las imágenes seguían allí, y el chute que se había metido por la mañana no servía de nada. De nada. Movió la mano hacia Blue, despacio. Y la encontró. Y suspiró y la agarró con fuerza, y decidió que no la iba a soltar hasta que llegaran a un lugar seguro.

*****

En la sala de actividades se encontraron con unas cuantas personas que estaban esperando a Eve. No las prestó mucha atención y al principio llegó incluso a pasar por alto el hecho de que su "prima" no solía retrasarse a la hora de presentarse en sus clases. Ya comenzaba a poder pensar con claridad, y hasta había podido soltarle la mano a Blue. Estaba haciendo un esfuerzo consciente por no pensar en su pesadilla, pero era bastante jodido hacerlo. Como si a alguien le decían "podrás moverte de este lugar cuando dejes de pensar en un elefante". Frunció el ceño. Esa frase le sonaba.

En ese momento, sonó un mensaje en el móvil. Era de Beat. Y era importante. 

Ayer habían pasado muchas cosas. 

Y hoy también estaban pasando demasiadas cosas. ¿Sin relación las unas con las otras?

Oh, no.

Todo estaba relacionado entre sí. Solo había que buscar las conexiones.

Y empezó a elucubrar, y su cabeza se llenó de números. De números, de fórmulas, de ecuaciones. De pequeños datos que, juntos, iban formando un cuadro mayor. Ojalá tuviera la cabeza más despejada... pero eso iba a estar complicado hoy.

Notas de juego

Red no sale de casa sin su móvil, eso desde luego.

10 elefantes.

Cargando editor
13/04/2020, 17:32
Vesper Blue Proctor

Ver volver a Diabolique junto a nosotros me da un alivio que no logro encajar del todo, hay algo muy extraño en todo esto y sin dudas tiene que ver con lo que he visto. Es decir, en combate cuerpo a cuerpo creo que gana Diabolique por más malote que el custodio se vea, y sin embargo... Yo no tentaría a la suerte en este recinto.

Lo que sí se me escapa es una risa salvaje por lo bajo cuando nuestra amiga le contesta desde el medio de la calle a los gritos, le di una mirada cómplice de aprobación cuando se nos unió para ayudarme con Red. Caminamos unas calles y ya él parecía irse recobrando lentamente, su cuerpo nervudo y fibroso estaba más ligero del normal -o quizás era la adrenalina que me daba el temor de que se hubiera chutado de más, seguro que se había chutado maldito inconsciente- y no fue difícil llevarlo, aunque sospecho que pudo haber influido la fuerza de Diabolique. Y allí regresábamos, los tres prospectos peculiares que todo conservador votante de Trump no quería encontrarse por la calle acechando a plena luz del día fuera de su ambiente natural nocturno; por suerte aquel barrio sabía las criaturas que vivían en sus entrañas de hormigón, acero y vidrio. O eso quería creer.

Estábamos ya cerca de HoY cuando sentí su mano en la mía y mis dedos que flotaban en el vacío del aire, ese extraño rejunte de moléculas en el que navegamos, se entrelazaron con los de él y cobraron, de alguna manera, más materia como unos espines que encuentran su momento magnético. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza y me paró los vellos de la nuca, en contrapartida le ofrecí una sonrisa cálida sin saber si la podía notar o no, pero es sabido que las intenciones viajan por el éter más allá de lo que los ojos pueden percibir.

Al llegar a nuestro hogar veo que hay gente en la puerta de las salas, mi ceño se frunce y mi expresión pasa de extrañamiento a preocupación cuando suenan nuestros celulares al unísono y leo el mensaje de Beat; al final hoy todo se trata de sincronicidades. Alzo una mano llamando la atención y manifiesto a viva voz -Eve se encuentra indispuesta hoy -doy una mirada alrededor -Sentimos mucho el inconveniente y les pedimos disculpas. Les mantendremos al tanto a través de nuestras redes sociales, seguramente podrán recuperar la clase en otro día y horario -digo, tratando de que se den por satisfechos con mis palabras. No voy a hablar una sola palabra más sobre todo esto hasta que se hayan ido, me está agarrando una paranoia a toda regla... Tengo que ir a ver a Eve, ver cómo está.

 

Cargando editor
14/04/2020, 18:12
Diabolique

Nos marchamos de la construcción un poco divertidas, Vesper y yo, hubiera sido mucho más gracioso si Red no se nos estuviera destartalando delante. Ayudo a la chica con el peso de nuestro artista maldito, en plena maldición. A las pocas cuadras mi ayuda ya no es necesaria y miro divertida, pero esta vez en silencio, la danza de cortejo.

Al llegar al club todo está bastante raro, alguien comenta que Eve no ha llegado a dar sus clases. No me llama la atención particularmente así que paso de largo con aires de superioridad para entrar en el club. En ese momento entra el mensaje de Beat, es misterioso e intrigante, mis dos cosas favoritas. La ocasión parece importante así que me voy al Apocalipstick a cambiarme.

Cargando editor
16/04/2020, 18:37
Diabolique

Entro al camarín apurada. La llamada suma una intriga más a esta mañana. Dejo de lado la campera y me saco los aros. Para un paseo por Williamsburg está bien, pero para una reunión de la familia House of YES tengo que arreglar el maquillaje y ponerme algo más elegante.

Mientras acomodo las pinturas y reviso el armario grabo un mensaje de voz a Brian para que me saque la duda sobre el solar. – Bueeen día, sweetheart, espero no despertarte. Para recordarte que cuando quieras puedes invitarme al estreno del nuevo musical del Majestic. Yyy, además con una curiosidad particular. Aquí en el Williamsburg están construyendo al muy grande, llevan toda la mañana con un escándalo del infierno. ¿Sabes qué empresa está a cargo y qué demonios están levantando? Bueno, cariños. Echa ya a la baratija con la que te despertarte y ven a buscar a la reina. Besitos. Chuik Chuik.- Hablo mientras me voy poniendo a punto con el vestuario. Un vestido largo siempre va bien.

Cargando editor
16/04/2020, 19:51
Director

– Claro, no pasa nada – contesta la portavoz del grupo de Yoga – espero que sea leve y que Eve se recupere pronto, gracias – se despide, más preocupada por el estado de salud de la profe que contrariada por no poder dar la clase. El resto se une a sus deseos, y el grupo se dispersa, algunos de ellos se van juntos tras intercambiar unas palabras; ¡qué mejor manera de recuperar esa hora perdida tan temprana que tomarse un buen desayuno en alguno de los bonitos cafés del barrio!

******

Al subir a la habitación de Eve la encuentran tumbada en su cama*. Lleva la misma ropa que la noche anterior; unos pantalones y top blancos, este último con un estampado de triángulos en diferentes colores en tonos eléctricos, y ni siquiera se ha quitado el maquillaje. Descansa boca arriba, con las piernas un poco separadas y los brazos a los costados, las palmas hacia arriba. Su respiración es tranquila, y por la postura da la impresión de que esté meditando en lugar de dormida, idea que refuerza el hecho de que la cama ni siquiera está deshecha… Sus zapatillas se encuentrana los pies de la cama, perfectamente alineadas y con los cordones metidos dentro. Eso es algo extraño que contrasta enormemente con el desastre que la rodea. Eve tendrá muchas cualidades, pero el orden no se encuentra entre ellas.

Notas de juego

*No sé si sube solo Vesper o también Red, así que lo dejo en plural.

Aunque Diabolique ya se está preparando para la reunión tenéis todo el día por delante. Si queréis os dejo tiempo para que habléis o hagáis lo que os apetezca, o pasamos directamente a la tarde.

Cargando editor
16/04/2020, 19:54
Director

La respuesta de Brian no se hace esperar – ¡Pero qué perra eres! Estoy trabajando, ¿cómo quieres que pague las entradas del Majestic? Averiguaré lo que me preguntas, pero no te creas que e voy a dar la información tan fácilmente… En mi mundo la información es poder y se vende cara. Así que vas a tener que mover tu culito y venir a verme. Ya sabes lo que te voy a pedir como pago por mis servicios XOXO

Cargando editor
16/04/2020, 20:05
Director
Cargando pj

Arthur despierta en su lujosa habitación, arropado por sus sábanas de seda. Aunque la noche anterior la fiesta se alargó no es hombre que acostumbre a levantarse tarde; hay demasiadas cosas que hacer para desaprovechar el tiempo vagueando.

Son las ocho y 10 de la mañana, ya se ha aseado y está terminando su suculento desayuno sentado al sol en su terraza, con la cuidad de Manhattan bajo los pies y un periódico en su regazo, cuando suena el aviso de un mensaje en su móvil.

Era Beat – Tenemos que hablar de lo que pasó anoche – se podía leer – he tenido que salir, pero volveré para cuando lleguen Helena y Kate. –  Y en un segundo texto que apareció a continuación añadía – No intentéis despertar a Eve 

Las dueñas del HoY habían ido unos días a San Francisco para reunirse con un colectivo artístico de mentalidad similar, y volvían de viaje esa misma tarde. Fuera lo que fuese que Beat quería comentar con el grupo debía de tratarse de algo importante; un mensaje tan directo sin ningún tipo de saludo no era del estilo del DJ, y el que quisiera que “las jefas” estuvieran presentes, junto a la advertencia sobre Eve, no hacía otra cosa que aumentar el misterio.

Cargando editor
17/04/2020, 00:50
Redmond Fox

Cuando Blue decidió ir a ver a Eve, Red la acompañó. Se notaba aturdido y tenía la cabeza embotada. No había regresado demasiado bien de su paseo matinal, y parecía que el día sería realmente largo.

Oh, si tan solo pudiera dormir una noche sin sueños...

Cuando llegaron a la habitación de Eve, Red se quedó en el umbral de la puerta, apoyado en una de las jambas, cruzado de brazos. Fue Vesper la que se acercó a la cama de la chica, bajo la atenta mirada del pintor.

- Recuerda, Blue; no intentes despertarla. - Lo dijo con un tono neutro. Temía que la vidente de la HoY pudiera intentar sondear, analizar o ayudar de algún modo a Eve. Pero le daba la impresión de que era mejor no hacerlo y obedecer la recomendación (¿o la orden?) de Beat. - Algo raro ocurrió anoche. Tiene que estar relacionado.

Todo está relacionado. Pero esto tiene una relación fuerte. Red lo nota en los huesos.

Y un escalofrío le recorre el cuerpo.

Cargando editor
17/04/2020, 22:19
Vesper Blue Proctor

Vesper había entrado a la habitación de Eve en otras ocasiones y esa no era exactamente la imagen que tenía en la cabeza de aquel lugar, todo lo contrario. Se adentró con cuidado como si el suelo estuviera repleto de trampas invisibles listas para ser activadas al menor roce de sus pies, se inclinó sobre la muchacha para examinar su expresión... que parecía serena. Parecía.

Sus ojos cobalto se desviaron hacia las zapatillas de Eve en el suelo primorosamente ordenadas -Que me parta un rayo, si esto parece un ritual funerario -dijo por lo bajo, para sí misma visiblemente preocupada. Enseguida se mordió el labio, no había querido ser agorera. La voz de Red la tomó por sorpresa y la asustó, hizo un ademán para alejarse de la cama por temor a caerse sobre la chica y hacer exactamente lo que Beat había dicho que no hicieran. -Quiero decir, ella no pudo haber ordenado todo esto así, es muy extraño, algo se está poniendo en marcha, lo puedo sentir... -no se atrevió a hacer uso de su poder tan cerca de la chica.

-Si hay que esperar a Helena y Kate es que esto es grave -dijo sin más por lo bajo retornando junto al pintor. Se lo quedó mirando un largo un rato -Dejémosla en paz y busquemos algo de tranquilidad nosotros -hizo un gesto con la mano para que su compañero la acompañara afuera y cerró la puerta tras de sí. -¿Quieres ver el invernadero mientras esperamos a las chicas? Quizás te pueda hacer un té para el sueño -ofreció.

*****

Llegando a la azotea se podía percibir el aroma de las plantas aromáticas, llegaron como hacía un rato a la puerta con la mano de Blue, la entrada a la torre del mago. La parte techada y vidriada recibió por segunda vez al pintor, allí estaban la larga mesa de madera maciza de roble claro sobre la que reposaban los frascos de vidrio, los alambiques y la alacena con puertas de vidrio en la que se veían frascos gotero de vidrio color caramelo y botellas de cerveza de una pinta.

Desde allí podían verse los maceteros de fuera y los canteros contra la pared de ladrillo de la terraza: estaba todo verde, sin duda obra de mano diligente y paciente.

-Siéntate -le señaló con la mano una silla de madera, una de las cinco que rodeaban la mesa de trabajo -Si quieres -acotó con una sonrisa. A un lado de la mesa, contra la pared había una pequeña cocina junto con su mesada, puso el agua a calentar.

-¿Quieres que te dé un paseo? -inquirió mirándolo de lado, había algo de chiste interno en aquella frase, el lugar no era muy extenso que digamos -¿O estás muy cansado? -se puso frente a él inclinándose ligeramente, esta vez lo escrutó con preocupación -¿Me quieres contar sobre la pesadilla? -preguntó en secreto como si no quisiera invocarla, no sabiendo si él querría meterse en ese berenjenal o no.

Cargando editor
18/04/2020, 18:46
Redmond Fox

Red asintió ante las palabras de Blue. Él también sentía que algo estaba sucediendo. - Quizá fue Beat quien la trajo aquí... - añadió, pero tampoco le cuadraba demasiado. El DJ y las jefas les podrían contar algo más, cuando hablaran con ellas. 

El ofrecimiento de la vidente le pilló de sorpresa. Volvió a asentir. - Sí, es buena idea. - dijo, simplemente. - He dormido como el culo. - La última frase fue apenas un susurro, y la pronunció con más cansancio y desánimo del que había intentado mostrar en un primer momento.

*****

El laboratorio de Blue es tan distinto del mío, pensó Red al entrar en el vivero. Donde su propio sancta olía a compuestos químicos y pintura, el de Blue olía a vida y especias. Era como entrar en una botica. El pintor observó todos los pequeños huertos y las distintas plantas que crecían en la estancia, protegidas del frío por el cristal que cubría la azotea. 

Al menos los alambiques y los frascos de vidrio sí se parecían a los que tenía en su mesa de trabajo. La hacer compuestos químicos, claro. Bien, al menos eso sí lo tenían en común. ¿Distintas técnicas para llegar a un mismo fin, la transformación de la materia? ¿Transformar la materia para transformarse a uno mismo? La labor del mago, en última instancia.

Le apartó de sus pensamientos la invitación de Blue a sentarse. - Gracias. - Cuando le dijo que lo hiciera solo si quería, el pintor simplemente sonrió y se sentó en la silla. Miró a la vidente mientras esta se alejaba para poner agua a calentar. Red estaba cansado, aunque no tanto como para no mirarle el culo a Blue mientras se dirigía hacia la cocina.

Cuando regresó y le ofreció dar un paseo por el lugar, Red miró con una sonrisa sarcástica a su alrededor. No es que estuvieran en el bosque. Luego dijo que si estaba cansado y, finalmente, le preguntó por la pesadilla. Aquello que estaban tratando de obviar; el elefante en la habitación. 

Se quedó un rato callado, mirando a Blue a los ojos. La muchacha se vería reflejada en sus gafas de espejo. Luego, inspiró y se encogió de hombros. - Tengo pesadillas muy a menudo. - Se quedó callado de nuevo. ¿Cómo explicarlo? - A veces son simples sueños extraños. Otras veces son imágenes o sensaciones que me hacen despertar... inquieto. Y otras veces... - tragó saliva. - Otras veces lo que he soñado no me abandona en todo el día. Se me mete en la cabeza y me obsesiona, y le doy vueltas a la cabeza una y otra vez.

Estaba consiguiendo contarlo con voz neutra, y hasta se estaba manteniendo bastante firme. Llevaba años así; uno se acostumbra a todo. O cree que puede hacerlo. - Me ayuda plasmar estas imágenes en mis cuadros. Es un modo de... - movió las manos hacia delante, como si arrojara algo fuera de sí mismo. - exorcizarlas. Pero no siempre es fácil. Me recuerdo alguna vez pintando con manos temblorosas, porque me aterraba que lo que había en el cuadro cobrara vida y me devorara. - Sonrió de medio lado. - Aún no me ha pasado nunca, pero no lo descarto. - Hablaba solo medio en broma. 

Negó con la cabeza. - Llevo semanas de pesadillas diarias. No había día que no me despertara angustiado. - Se dio un par de golpecitos en el pecho. - Me faltaba el aire. Muchas veces no recordaba exactamente qué es lo que había soñado, pero otras sí. Y en todos los casos había una sensación de amenaza. Me siento vigilado. Observado. Como un insecto atravesado por un alfiler al que un científico está observando a través de un microscopio. - No había dejado de mirar a Blue en todo momento. - Hace cinco días no lo aguanté más y... - movió la cabeza hacia un lado, cabeceando. - me cociné algo. No quería dormirme, así que me hice un compuesto con anfetas y otros compuestos. - movió la mano como quitándole importancia a la fórmula exacta. - y no dormí en cinco días. Creía que así, cuando por fin cayera rendido, dormiría sin sueños. 

Se quedó callado de nuevo, mirando a Blue. Se quitó las gafas con una mano y las dejó en la mesa, pero entrecerró los ojos casi inmediatamente. Sus ojos eran de un marrón rojizo totalmente antinatural. Un color que no tenía nadie en el mundo. La luz del sol le hacía daño. Sonrió con sarcasmo; se había convertido en una criatura de la noche. O igual siempre lo había sido.

- No funcionó. Ayer bailamos - y nos besamos - y no tengo muy claro cómo terminamos cada uno en nuestra cama. - separados... - Y no funcionó - repitió, y se notó el cansancio en su voz. - Me he despertado igual, preso de las pesadillas y no me la quito de la cabeza. - Se dio un par de golpecitos en la sien, y luego se masajeó la frente con esa misma mano, mientras soltaba el aire. - Estoy cansado, Blue. - Susurró. - Me he metido otro chute esta mañana de algo para... para quitármelo de la cabeza pero no... no sé ni lo que cocinado, creo que estaba sobado todavía. - No tenía muy claro qué se había metido, joder. - Más o menos ha funcionado, pero al llegar a ese puto solar, de repente se me ha venido todo encima de nuevo y he revivido la pesadilla con total claridad. Ha sido como un bofetón.

Se puso la otra mano en la cabeza, y hundió ambas en su pelo - No sé qué coño hacer. Solo estoy cansado, quiero dormir, dormir sin sueños, aunque solo sea una noche. Una sola noche, hostias. No es pedir tanto, ¿no?

Notas de juego

11 elefantes

Cargando editor
20/04/2020, 00:16
Vesper Blue Proctor

Blue escuchó con suma atención cuanto le relataba Red, mientras el agua se calentaba se sentó en un banco a su lado pero se ladeó para quedar frente a él y poder mirarlo a los ojos... O sus ojos en los anteojos de él.

Trató de permanecer serena mientras las palabras llenaban el espacio entre ellos y flotaban alrededor como la sonoridad de un hechizo, pero lo cierto es que a medida que el pintor se confesaba sentía una punzada de preocupación muy real y muy intensa en su pecho. Se le ocurrió que Red estaba preso en una espiral que lo desorganizaba y lo confundía haciéndolo tomar decisiones poco sanas con respecto a sí mismo.

Quizás tenía una pulsión parecida a las que provocaban las primeras visiones y que solían sumir en cierto terror a los videntes, a ella al ocurrirle tan temprano en su vida la había afectado de manera diferente... Lo había normalizado. El arte era una buena manera de lidiar con aquello, ahora el insomnio... Eso le suscitaba dudas, si sería algo provocado por su psique o algo provocado por otros. La sensación de amenaza podía ser la prueba una posible intervención.

Una sonrisa sutil, suave y amable se le escapó cuando se deshizo de las gafas, le fascinaban sus ojos rojizos... Pensar que en una época no muy lejana los hubieran quemado en una hoguera, a él por tener esos ojos, a ella por ser quién era.

Le tomó la mano entre las suyas comprensiva y asintió con gravedad, parpadeó asintiendo cuando volvió sobre la situación de la noche pasada, ella tampoco tenía claro qué había pasado, pero agradecía que no hubieran terminado juntos en esos términos: había algo que tenía que contarle sobre su persona... Solo que no había tenido tiempo y cada vez se hacía más y más necesario aclararlo y más difícil hacerlo... Aunque Vesper tenía miedo de que... La verdad es que no sabía cómo iba a tomárselo Red. Sería extraño que la rechazara después de saberlo, pero nunca se sabía. Y así andaba, esquivando el bulto desde hacía días mientras su mente no paraba se señalarle lo que tenía que hacer si quería ser sincera, como lo era él cada vez que se sacaba las gafas delante de ella.

Pero ahora si querían dormir era mejor no hacerlo, pensó mordiéndose el labio.

-Intentaremos hacerte dormir -deslizó, aunque sonaba casi como un hecho. Abrió un cajón que había en uno de los laterales de la mesa, de esos que antes se usaban para guardar la platería o los manteles, y sacó un par de cucharitas y un cuaderno junto con un bolígrafo. -Quiero que anotes todos los detalles de tu pesadilla para que los examine luego -pidió con cortesía y se separó para ir hacia donde estaban las plantas aromáticas del vivero.

Allí recogió valeriana, melisa y manzanilla, esta última más por un efecto de limpieza en la sangre que por inducir el sueño. El tilo lo tenía guardado desde la última vez que había recogido sus flores del árbol y las había secado. Cada vez que recogía las hojitas las acercaba a sus labios y susurraba lo que quería que hicieran en el té en una voz casi ininteligible.

Cuando volvió el agua había empezado a hervir. Colocó todas las hierbas en una tetera de vidrio con un difusor de té y procedió al preparado de la infusión. Lo llevó a la mesa junto con dos tazas esmaltadas con dibujos con arabescos que había heredado de Bridget y la azucarera para los infieles que tomaban el té de hierbas azucarado.

Al fondo de la tetera Vesper había colocado una flor de jazmín para que perfumara la infusión y brindara un espectáculo visual, era una flor seca que al entrar en contacto con el agua comenzaba a abrirse como si estuviera floreciendo.

Lo dejó reposar mientras se fijaba en lo que había escrito Red en su ausencia. -Dormirás en mi cuarto -le anunció sin mirarlo, sonrojándose ligeramente. -Necesito arrullarte para ver si puedo sumirte en el sueño que necesitas -explicó a continuación con sencillez -Pero antes necesito que me prometas algo: por favor, Redmond, no vuelva a hacer lo que hiciste. No vuelvas a ponerte cualquier cosa encima, pídeme ayuda. Por favor.

- Tiradas (1)

Motivo: Int+medicina

Dificultad: 5

Tirada (5 dados): 1, 6, 4, 8, 2

Éxitos: 1

Cargando editor
20/04/2020, 16:03
Diabolique

- Jajajaja, lo hubiera hecho gratis. -  Río sinceramente en la grabación mientras termino los retoques de maquillaje. – Estás trabajando, pero seguramente almorzarás algo. Te espero en el lugar de siempre. No me gusta esperar – Cierro con un tono de madrastra malvada que sé que le encanta. Un almuerzo ligero me vendrá bien antes de la reunión.

Salgo cuando ya estoy reluciente, con una sombrilla que hace juego con mi vestido. Está bien para caminar, pero tomo un taxi, en esta ocasión prefiero llegar temprano y estar instalada cuando él llegue.

Cargando editor
20/04/2020, 18:46
Redmond Fox

Blue le cogió de la mano. Le miraba con amabilidad y cuando dijo que había intentar que durmiera, Red tuvo, solo por un instante, un momento de esperanza. 

Cuando le soltó la mano y se fue a preparar su poción mágica, Red se quedó mirando el cuaderno y el bolígrafo que le había dejado delante. ¿Anotar los detalles? Claro. Cogió el bolígrafo, lo sujetó con dos dedos y luego lo hizo girar sobre su pulgar antes de cogerlo de nuevo. Repitió el movimiento un par de veces. No era tan fácil. Después, empezó a dibujar.

Para cuando Blue volvió, en el cuadernillo había un dibujo, con flechas y anotaciones. Había un horizonte y muchas dunas (había puesto una flecha apuntando al suelo que indicaba "arena") y por todo ese desierto había restos de enormes piedras, como si la estatua de un gigante hubiera sido destruida y yaciera hecha pedazos, esparcidos a lo largo de varios kilómetros (se podía ver por la perspectiva). Junto a muchos de los trozos había indicaciones como "cabeza, sesos de cristal esparciéndose por el suelo como diamantes" o "dedos rojos, aún se mueven" o "gravilla, pero sé que es el corazón".

Había una anotación en la parte inferior de los dibujos, como un título: "Mi alma está hecha añicos". 

Y en la parte superior, volando entre el cielo estrellado, se podía ver un ojo del que salían antenas y paneles solares, como alguien hubiese decidido propulsar al espacio el globo ocular de un cíclope cyborg. Era la parte más nítida, más real de todo el dibujo. Tenía una naturaleza distinta a la del resto de elementos de la obra a bolígrafo de Redmond.

Cuando Blue le dijo que tenía que dormir en su cuarto, a Red no se le pasó por alto que la chica se había sonrojado ligeramente. Enarcó una ceja, y la pregunta "¿ahora?" quedó flotando en el aire. Pero no llegó a materializarse y, por tanto, a existir, porque entonces la vidente dijo que le iba a arrullar para que durmiera.

Nadie le había arrullado nunca para que durmiera.

Pero antes de que lo hiciera, le pidió que no volviera a ponerse cualquier cosa encima. Era un peaje que había que pagar. 

¿Estaba dispuesto a pagarlo?

Quería que lo arrullasen. Quería dormir. 

Quería que Vesper Blue Proctor le arrullase hasta dormir sin sueños.

Asintió. - Si no puedo dormir, hablaré contigo antes de meterme cualquier cosa. - Eso, en realidad, era casi lo único que podía prometerla. Las drogas eran parte de su modo de hacer magia. No podía renunciar a ellas. No aún. Pero igual podía ponerse en manos de Blue para tratar el tema de sus sueños.

Cargando editor
20/04/2020, 23:56
Vesper Blue Proctor

Mientras el té se asentaba Vesper tomó el cuaderno con la intención de analizar lo que Red había puesto en él, le dio una sonrisa comprensiva y sus ojos brillaron deleitados con que hubiera hecho un dibujo en vez de escribir y con la idea de que ahora tenía un Redmond Fox original solo para ella.

Pero apenas empezó a leer las anotaciones su expresión comenzó a enseriarse y su corazón a estrujarse, porque iba comprendiendo... Todo. A ella le pareció muy claro, muy prístino al entendimiento, y creyó que por eso aterraba tanto al pintor aquella pesadilla, porque era a la vez una pesadilla y una premonición, la pesadilla de su propia vida y la premonición de su desenlace. El ojo mecánico captó su atención pero lo examinaría luego con sus instrumentos, tratando de evocar más de él. Sus ojos se posaron sobre las palabras: "Mi alma está hecha añicos" y las acarició con las yemas de los dedos aguantándose el ardor que le venía a los ojos.

Su mente le dijo que había estado callada demasiado tiempo pero no podía hablar. Entonces escuchó que él le decía que hablaría con ella la próxima vez que no pudiera dormir, para ella era más que suficiente. Sabía que estas cosas no podían arreglarse de un día para el otro y hablaban de la sinceridad de las intenciones de Red. Asintió.

Quiso llorar, quiso decirle que entendía lo que era sentirse solo y atrapado, que podían arreglarlo, pero no estaba segura de esto último y no quería prometer algo que no podía cumplir. En lugar de eso, inspiró suavemente como tomando impulso y volteó su cabeza para mirarlo de frente, extendió su mano y acarició un lado de su rostro como había hecho con las palabras en el papel instantes antes.

Dejó el cuaderno en la mesa -No estás solo -fue lo que pudo articular. Hubiera querido agregar: "yo estoy junto a ti", pero si lo hacía sabía que no podría retener las lágrimas. Parpadeó rápidamente un par de veces para ahuyentar la desazón y de un solo movimiento se aproximó ella y lo acercó por el cuello para besarlo. Tuvo que ponerse de pie, no era tan larga; terminó apretándose contra él con suavidad con su rostro entre las manos.

Esta vez, sin la música, sin la gente, sin las luces y el teatro del mundo alrededor, en aquel su pequeño escondite en el centro del mundo, sus labios se le hicieron mucho más deliciosos y el beso más íntimo. Cuando se separó de él se puso a servir el té con total naturalidad -Eso me basta -acotó.

El té tenía una aroma divino y en las volutas de vapor denso cargaba una promesa de descanso y liberación: ahora había que beber.

- Tiradas (2)

Motivo: Areté 1

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 10, 5, 7

Éxitos: 3

Motivo: Areté 2

Dificultad: 4

Tirada (3 dados): 2, 9, 9

Éxitos: 2

Notas de juego

Nota: hice las dos tiradas porque quería acumular la mayor cantidad posible de éxitos porque sé que las pesadillas de Red son fuertes.

Esferas:

- Vida 2 para aumentar las propiedades sedantes de las plantas.

- Mente 2 para relajar su mente e inducirle el sueño.

Dificultad base: 5 (-1 por habilidad) = 4

Éxitos necesarios 2

Tipo de efecto: rito breve (2 tiradas de Areté x 3 dados)

Cargando editor
21/04/2020, 19:29
Redmond Fox

Vesper asintió cuando Red le dijo que hablaría con ella. El pintor sonrió. No podía prometer más, pero aparentemente eso era suficiente para Blue. Le agradeció con la mirada que no le pidiera un compromiso más firme, más rotundo. Porque en este momento de su vida, no podía dar más, sin arriesgarse a mentir. Y no quería mentirle. 

Cuando Blue le pasó la mano por la mejilla, acariciándola, Red alzo su propia mano y la puso sobre la de la vidente, cubriéndola con delicadeza, atrapándola sin retenerla. Manteniendo la caricia unos instantes más en su rostro. Se miraron, y entonces Vesper le dijo que no estaba solo, y a Red le costó mucho retener la emoción. Le subió un calor por la garganta, y abrió los labios, aspirando aire. Se humedeció los labios y los dejó entreabiertos. ¿Fue esa la señal para que Blue los besara? 

Ni lo sabía, ni le importaba. Solo disfrutó del beso, mientras ella le agarraba el rostro con sus manos y él apretaba su mano con más fuerza. De nuevo bailaban. Bailaban y el mundo se desvanecía a su alrededor, porque el mundo no existía en realidad, pero ellos sí. Al fin, subió de nuevo el telón, y la existencia, con su dolor y su ruido, se desplegó de nuevo ante ellos. Eso me basta, dijo Vesper, y comenzó a servir el té. 

Olía bien. Aspiró el vapor, abriéndose a su influjo. No pudo evitar analizar el olor. Olía al color azul. Le evocaba el sabor de las estrellas lejanas, frías. Movió la taza y las ondas que se formaron se desplazaron por la superficie del té siguiendo una compleja fórmula matemática de la mecánica de fluidos cuyos números bailaban frente al pintor, como pequeños duendecillos.

Sopló sobre el bebedizo y pegó un trago. Quemaba. Posiblemente las estrellas que había evocado antes no eran tan frías como pensaba. Siguió bebiendo, de la taza que sostenía en sus manos con unos dedos largos y hábiles. Dedos de artista. 

Miró a Vesper. La pequeña bruja, de la que tan poco sabía y en la que tanto confiaba. Lo suficiente como para entrar en su santuario y beber sus brebajes. Más que eso, en realidad. - No sé casi nada de ti, Vesper Blue. - dijo, suavemente. Bebió de la taza. Sentía una gran relajación. Las plantas del invernadero parecían absorber los ruidos. 

Sostuvo la taza con una mano y levantó la otra. Pasó el dorso de sus dedos por la barbilla de la mujer. - Pero yo veo las conexiones - Sus dedos se movieron por la mandíbula de ella, suavemente. Estaban calientes. Sus manos siempre estaban calientes cuando rozaban la piel de Vesper. - y siento los hilos que nos rodean. - Seguía acariciando su rostro, delicadamente, como si pintara con un suave pincel sobre un lienzo. - No son cuerdas que atrapan, - Sin ser del todo consciente, estaba escribiendo sobre su piel, una runa, otra... - son trazos de tinta que avanzan por el espacio. - sus párpados pesaban. - Juntos. - al fin dibujó una última runa y apartó su mano. 

Entrecierra los ojos. Ha escrito en enochiano, inconscientemente: Un Tal Med Don. Las cuatro runas que forman la palabra amor. - Tengo sueño, Blue... - Susurra.

Notas de juego

Por si no queda claro, no le ha pintado nada físicamente en la cara. Solo ha pasado los dedos siguiendo el trazo de runas que solo él ve, entre sueños.

Cargando editor
22/04/2020, 03:51
Vesper Blue Proctor

Le daba un extraño y singular placer observarlo beber un preparado suyo. Lo miró de lado, traviesa, todavía con el sabor de sus labios en los suyos. Antes de beber su té, lo sopló juntando suavemente su boca en un gesto de silbido mudo para soplar la humeante infusión, se dio cuenta de que no quería que su brebaje le sacara el sabor de él... Decisiones.

Dejó su té sobre la mesa sin probarlo, para que se enfriara un poco y allí se quedó, quieta como una cervatillo delante de las luces de un automóvil, mientras él la hechizaba... No, eso había pasado antes. Mucho antes, el día que se habían conocido. Ladeó la cabeza un poco mientras él le acariciaba el rostro, le dio la impresión de que estaba escribiendo algo pero el latido de su corazón en sus oídos no la dejaba pensar muy claramente. No parpadeaba mientras sus ojos azules lo amaban en silencio, se sintió completamente desnuda aún con la ropa intacta.

-Yo también las veo -susurró finalmente en un tono de voz que apenas era un suspiro, como si fuera un secreto que debía ser celosamente guardado. Y sí las veía, eran unos lazos que conducían a las estrellas, eran miles de nodos en los que cada decisión separaba otras tantas variables. Sonrió apenas curvando los labios, esta mañana el lazo de él se acercaba más a ella por sí mismo, con su voluntad. Siempre se acercaba, paso a paso, desde aquel día y sin embargo... No quiso pensar, no ahora. Ahora estaba juntos, hoy, esta mañana él era suyo. Dormiría en sus brazos. -Pintemos nuestro destino -propuso.

Tocó su taza y al notar que estaba tibia bebió el té de un tirón, ella también necesitaba dormir. Sonrió más ampliamente, con no disimulado gozo, al escuchar que tenía él sueño. -Entonces, vamos Redmond, termina tu té y ven conmigo. Es hora de dormir -lo conminó susurrando, manteniendo la voz baja en un susurro místico como si ya estuvieran en la cama, y esperó a que se lo acabara, la taza no era tan profunda.

Lo abrazó por la cintura mientras lo guiaba hacia la habitación. Al entrar Red pudo ver que la habitación estaba decorada a la usanza oriental con almohadones por el suelo y una mullida alfombra, había guirnaldas con páginas de libros con anotaciones que Vesper estaba estudiando o pedazos de poemas que le gustaban colgados. Ayudó a Red a sentarse en la cama, un colchón de dos plazas sobre un sommier de pallets reciclados con las sábanas revueltas todavía, sábanas de color borravino, y una manta de lana cruda. Sobre la cama había una impresión de un cuadro de John Waterhouse muy conocido que se llamaba "La bola de cristal".

Vesper se separó de él para ir a correr las pesadas cortinas que daban al vivero y cerrar la puerta, no era difícil imaginarse que en los días de lluvia el ruido debería ser como una canción de cuna. Al regresar, tanteando en la penumbra sutil su pecho, lo ayudó a deshacerse de su chaqueta y de los zapatos, luego se quitó los suyos pero permaneció vestida, se acomodó contra las almohadas -Ven a mis brazos -le indicó.

Siempre había deseado tenerlo con ella en su cama y decirle esas palabras, pero nunca se imaginó que sería bajo estas circunstancias. Su corazón latía con igual fuerza, no obstante. Dio un largo suspiro acostada a su lado y lo rodeó con sus brazos, -Tengo que cantarte, no vayas a reírte, no vale -le advirtió.

Su voz grave y melodiosa comenzó a sonar en la estancia llenándola como un suave torrente de aguas que corrían serenas río abajo, estaba totalmente focalizada en embriagarlo con su canto y envolverlo en la atmósfera que había creado para que transportado por sus palabras pudiera reposar en un sueño sosegado.
 
-I don't believe in an interventionist God
But I know, darling, that you do
But if I did, I would kneel down and ask Him
Not to intervene when it came to you

Le acarició el cabello de las sienes con afecto y luego lo besó en la frente.

Oh, not to touch a hair on your head
Leave you as you are
If he felt he had to direct you
Then direct you into my arms
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms

Lo estrechó suavemente mirándolo en medio de la casi completa oscuridad a los ojos.

And I don't believe in the existence of angels
But looking at you I wonder if that's true
But if I did I would summon them together
And ask them to watch over you
Both to each burn a candle for you
To make bright and clear your path
And to walk, like Christ, in grace and love
And guide you into my arms
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms

Fue bajando el volumen de su voz lentamente hacia el final de la canción y cantando más pausadamente dejando que la energía serena de su ritual llenara sus oídos y vibrara en las esquinas de las paredes para atravesarlos de nuevo en ondas concéntricas, como aquellas que dibujaba la lluvia en la superficie de los espejos de agua.

But I believe in Love
And I know that you do, too
And I believe in some kind of path
That we can walk down, me and you
So keep your candles burning
Make her journey bright and pure
That she'll keep returning
Always and evermore
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms, oh Lord
Into my arms

Un largo silencio embargabó el cuarto, Blue acompasó su respiración a la de él para descansar ella también.

Cargando editor
22/04/2020, 16:35
Director

El Samurái Mama (el acogedor restaurante al que Diabolique acostumbra a ir con Brian) no queda muy lejos del HoY; es un paseo de unos veinte minutos, pero en esta ocasión ella prefiere ir en taxi.

Se trata de un restaurante Izakaya japonés decorado en un estilo rústico, con una enorme mesa de madera ocupando la mayor parte del salón, alumbrada con velas y un par de lámparas fabricadas con antiguos bidones oxidados colgando del techo. En ella se pueden acomodar hasta algo más de una veintena personas que, sentadas en bancos dispuestos a ambos lados y en los extremos, pueden compartir la gran variedad de platos tradicionales en un ambiente desenfadado que invita a conversar y relacionarse con los extraños. A parte de la mesa central el Samurai Mama cuenta con varias mesas más pequeñas en la pared izquierda, en las que hasta cuatro comensales por mesa pueden disfrutar de una velada más íntima. Es una de esas mesas las que ocupa Diablique, sentada mirando en dirección a la puerta.

Cuando llegó apenas había gente en el restaurante, pues era un poco pronto, pero se fue llenando mientras esperaba a que apareciera Brian.

Este cruzó la puerta con su look business cassual, recién salido de la oficina, con unos pantalones chinos color mostaza y una camisa azul marino que le sentaban de muerte. Sonrío al ver a Diabolique y se dirigió hacia la mesa, con un gesto indicó a la joven japonesa, que ya se dirigía a atenderle, que estaba con su amiga. Esta asintió con la típica inclinación de cabeza, y se retiró, dándoles tiempo para que se saludaran antes de ir a tomarles nota.

– ¿Cómo estás cariño? – dijo Saludó Brian – aparte de tan bella como siempre…

 

Cargando editor
22/04/2020, 17:19
Redmond Fox

Se terminó su té de un trago, dejando la taza sobre la mesa. El susurro de la voz de Blue le acunaba y dejó que le abrazara por la cintura y lo guiara. Echó su brazo sobre los hombros de ella y juntos avanzaron hacia la habitación de Vesper.

La habitación de la vidente era acogedora, mullida, hermosa. No la quiso comparar con su propio cuchitril porque no quería empezar a pensar. No. Le bastaba con dejarse llevar, como cuando aún no te has despertado del todo y sientes que no quieres empezar a ser consciente.

Se sentó en la cama de la chica, y se quedó mirando cómo corría las pesadas cortinas y la luz del exterior se atenuaba. Al principio, todo se desvaneció y quedó negro. Pero no cerró sus ojos, que agradecieron el frío, el refrescante abrazo de la oscuridad. Notó la silueta de Blue, acercándose a él, tocando su pecho, ayudándole a quitarse la chaqueta, los zapatos...

Se tumbó a su lado. "Ven a mis brazos", escuchó, y entendió el poder de las brujas, que son amantes y madres, y ante las que todos los hombres no son sino niños asustados. No le importó. Simplemente se abrazó a ella, pasando un brazo por debajo de su cuerpo, y acariciando con el otro su espalda. Apoyó su cabeza en una almohada y se quedaron frente a frente. Entrecerró los ojos, y en la oscuridad solo vio el brillo de los de ella. Aspiró su olor, cálido y acogedor, y escuchó el latido de un corazón: bum-bum-bum, como un tambor marcando un ritmo tribal.

¿Era el latido de su propio corazón o el de ella?

¿Importaba?

No pudo ni siquiera hablar cuando le dijo que iba a cantar. Ni se le pasó por la cabeza reír. Negó suavemente con la cabeza, hundiéndose aún más en el abrazo cálido de su amada bruja...

Las palabras le acariciaron, le arrullaron. Sintió su caricia en el pelo y el beso en la frente, y casi no entendió las palabras, ni intentó analizarlas.

Simplemente se fue hundiendo en la inconsciencia, protegido por su hechizo, dejándose llevar. 

Perdiendo la identidad.

Flotando libre.

Yéndose.

...

.