Partida Rol por web

El video había aparecido por primera vez la noche en que todo se torció. Se emitió de nuevo la noche siguiente a la misma hora, pero también pasó desapercibido para los Artistas del House of Yes, enfrascados como estaban con todos los asuntos que se trataron en la reunión. La tercera noche, a la misma hora, el video de la chica volvió a emitirse en todas las pantallas de Times Square. Que pasara dos veces podía ser casualidad, que ocurriera una tercera era una señal. Para entonces las redes ya se habían hecho eco del suceso, habían aparecido videos mostrando la extraña performance y algunos memes aquí y allá, y en Twitter y foros se había avivado el debate “¿Quién era la chica que parecía estar atrapada tras las pantallas?”, “¿quién estaba detrás del video?”, “¿se trataba del nuevo anuncio de alguna marca?”, ¿el nuevo espectáculo de Broadway?”. Todas esas preguntas inundaban las discusiones, y se comentaba lo singular del anuncio pues, aunque los movimientos de la chica seguían el mismo patrón, cada vez que había aparecido era distinta a la anterior. Como si realmente se tratara de una chica atrapada al otro lado de las pantallas, idea de la que se habían eco muchos de los que habían visto su actuación, que sugerían que se trataba de alguien real encerrada en alguna parte.

Beat quiso mantener el misterio, y no habló del video a los demás. Tan sólo les dijo que era el momento de ir a Times Square a decidir la forma de entrar, y todos fueron en metro un poco antes de la hora indicada.

La plaza estaba llena, como de costumbre a esas horas. Estaban los turistas que andaban embobados mirando a todas partes, las parejas comiéndose a besos, los grupos de amigos que se hacían selfies, los repartidores en bicicleta pasando veloces esquivando el tráfico, los personajes disfrazados de Iron Man, Bob Esponja o Predator, buscando ganar algunos dólares por una foto, las familias, los policías en cada esquina, los de las despedidas de soltero, los que descansaban en los escalones carmesí, o hacían cola para para comprar entradas de espectáculos rebajadas en la oficina tras la tribuna, los militares que intentaban cazar a jóvenes junto a la garita de la US Army, con su bandera de USA en brillantes led en una de las paredes y sus videos de barcos, tanques y aviones. Estaban los mendigos, los borrachos, los predicadores, los repartidores de propaganda, los que esperaban…

La marabunta de gente los recibió con una bofetada al salir del metro, habían pasado muchas veces por allí, pero con un objetivo como el que tenían en mente se preguntaban cómo demonios iban conseguir entrar pasando desapercibidos ante tantas miradas. También les observarían decenas de cámaras, y en un lugar como aquel, bastión de la Tecnocracia, había que andarse con mucho cuidado.

Mientras esperaban hablaron del tema.

Red sugirió hacerlo desde un salón de videojuegos donde pudieran probar cascos de realidad virtual. Se pondrían a jugar a algo y luego aprovechar para colarse en la Red Digital a través del juego. No era mala idea, pero Beat les explicó las distintas formas de entrar, y habló de las limitaciones de la “visitación sensorial”. Además, estarían en un sitio cerrado que dificultaría su huida, en caso de que fuera necesario. Era mejor acceder por “inmersión astral”, pero para eso tenían que estar tranquilos en algún lugar, pues su consciencia estaría en Red y no podrían reaccionar si había algún problema en el mundo real.

Katie propuso hacerlo desde una habitación de hotel, estarían tranquilos y podrían entrar por inmersión astral, pero se encontrarían aún más encerrados que en el salón de juegos. A no ser que contaran con alguna vía de escape mágica.

Helena propuso entrar desde una furgo. Eso les daba la posibilidad de huir, pero podrían tener problemas si algún policía se le ocurría decirles que se movieran de allí.

A Blue se le ocurrió otro plan; grabar una noche de HoY en una experiencia virtual e ir con los equipos de realidad virtual. Hacerlos probar a la gente y de paso promocionar el Club. Ahí es cuando podrían sentarse y que Beat les cargara en le red, fingiendo ser parte del público en una de las rondas. Era muy buena idea, aunque no carente de desventajas; les llevaría un tiempo prepararlo y conseguir los permisos, era seguro si todo salía bien, pero si ocurría lago inesperado sería como entrar a robar a una casa y dejar pegado en la puerta el carnet de conducir.

*Tenía que haber algo más, algo que les permitiera permanecer ocultos en medio de la multitud…

-Es el momento- dijo Beat, que no había dejado de mirar el reloj en uno de los edificios. Les llamó la atención la gran cantidad de gente que había centrado su atención en las pantallas, con lo móviles preparados para grabar, como si esperaran el tradicional descenso de la esfera en New Year’s Eve**.

Entonces al reloj marcó la hora esperada y la chica apareció…

El lugar estaba abarrotado, como de costumbre. ¿Había algún momento del año en el que Times Square no bulliera de actividad? Por todas partes había personas yendo y viniendo, como en un ordenado caos que, sin embargo, presentaba para Redmond un orden subyaciente. Desde detrás de sus gafas rojas, que no se quitaba ni siquiera de noche, las corrientes de gente se movían como un fluído formado por cuerpos en conexión los unos con los otros, corpúsculos que viajaban por la corriente sanguínea de la ciudad que nunca dormía.

Fue consciente de la vigilancia. Policías, cámaras de seguridad, ojos vigilantes. La revelación de que una Tecnocracia vigilaba en todo momento su actividad no había contribuido a tranquilizarlo. En cualquier circunstancia, prefería mantener un perfil bajo, alejado de los focos, cultivando su aura de artista maldito. Ahora que sabía de la existencia de un grupo organizado que buscaba a gente como él, la tentación de quedarse escondido en la House of Yes era más grande que nunca. Pero no podía hacerlo. No cuando Eve y Álix permanecían atrapados en la Red Digital. Eran parte de la comunidad, una parte importante. Debían, al menos, tratar de rescatarlos.

¿Cómo podrían pasar desapercibidos? Se habían planteado diversas posibilidades, pero todas tenían sus inconvenientes. Beat insistía en que lo más seguro sería utilizar la Inmersión Astral de la que les había hablado, pero para lograrlo debían estar en un lugar tranquilo. ¿Qué tal comprar unas entradas para el teatro y hacer el ritual desde uno de los palcos? ¿O unirse al resto de gente que estaba apuntando con sus móviles hacia las pantallas de Times Square y tratar de proyectarse justo cuando apareciese Eve? Eran opciones, pero Red se concentró en el ir y venir de gente, tratando de encontrar un patrón, una idea, algo que les ayudara a ocultarse entre el flujo de Durmientes.

El momento había llegado. Una mezcla de sensaciones se abarrotaban en el corazón de Vesper tan cambiantes como la marea de gente que iba y venía sin verdadera consciencia de ser vigilada constantemente, o peor, consciente y dando consentimiento. Hacía un rato que no iba al Times Square, su instinto solitario -o su carácter hogareño si se quiere- la llevaba a valorar más los pequeños nidos que poseía con la gente que quería y a olvidarse de las grandes aglomeraciones en donde el mar de voces y visiones podía llegar a abrumarla si no tenía mano férrea con sus percepciones, porque Vesper podía controlar el flujo de las imágenes y voces, pero estaba lejos de ser una maestra.

Porque todo le hablaba, no solo solo los corazones y mentes de los que la rodeaban, sino el mismo universo girando, expandiéndose, forjando cúmulos de estrellas y de sombras similares en luz y forma, en un magnífico y bruñido espejo, a aquel océano enorme de seres humanos, pantallas y luces. Del agua venimos, como el agua nos movemos, de agua y polvo de cósmico estamos hechos. ¿Quién dice que para las estrellas nosotros no somos el misterioso fondo del océano?

Ups. Otra vez se había distraido. Mejor prestar atención.

Cuando Beat les había contado del video Vesper sintió el apremio de sacar a Eve y a Alix de su prisión cuanto antes, pero ante todo cautela… ¿No? Estaban en medio de territorio enemigo, en cierto modo. Cualquier ciudadano podía ser el señor Smith.

Pero, siempre hay un pero. Pero, no había mejor forma de ocultar algo que a plena vista, por eso estaban montando ese número y por ello se le ocurrió una idea para entrar allí sin despertar sospechas… Si fingían ser parte del video, de la supuesta performance, podían matar dos pájaros de un tiro.

Al enfocar sus sentidos más allá de lo mundano, Red pudo percibir el baile de conexiones cambiantes entre las mentes durmientes que abarrotaban la plaza, como si de un cielo estrellado en el que se dibujaban constelaciones cambiantes se tratara o, dada la forma que tenía el pintor de entender el mundo, plagada de símbolos, figuras y ecuaciones, un grafo multicolor de nodos que se desplazaban por el espacio estableciendo enlaces entre ellos.

Los que iban en grupo formaban patrones estables, los que se encontraban se unían para continuar juntos. Aparecían líneas efímeras que conectaban dos nodos, en un sentido cuando una mente se cruzaba con otra por la que había sentido atracción o disgusto, o en ambos sentidos cuando el sentimiento era recíproco u opuesto. Otras un poco más duraderas se correspondían con la gente que pedía alguna bebida o algo de comer en los puestos, y desaparecían cuando la transacción había terminado. Los nodos de los agentes del orden o los carteristas parecían refulgir con rayos, como los de un sol dibujado por un niño, al fijar su atención en todos aquellos que se cruzaban en su campo de visión, y los que esperaban para ver el video estaban unidos por enlaces débiles que representaban un objetivo común.

Tras pasar un rato observado aquella danza hipnotizante le llamaron la atención algunos nodos inmóviles que apenas establecían conexiones con ningún otro, estaban allí, pero parecían hallarse en otro sitio. Algunas de las consciencias que pasaban cerca se conectaban con ellos, muchas sin detenerse, otras tan sólo un poco, y la conexión era recíproca aunque breve en el menor de los casos…

Se acercó a uno de ellos ver de qué se trataba y entonces lo comprendió. Era un hombre vestido de mago, con su túnica bordada de símbolos arcanos y su vara ornamentada. Estaba sentado y con las piernas cruzadas, y parecía encontrarse levitando en medio del gentío. La gente que pasaba a su alrededor lo miraba, los niños le señalaban y tiraban de las manos de sus padres, sorprendidos. Pero él no se movía, ni siquiera reaccionaba cuando se alguien se hacía un selfie a su lado, o se acercaba para hacerle burla. Sólo cuando alguien depositaba unas monedas en el libro abierto bajo sus pies, que tenía las hojas cortadas para dejar un hueco en el que recoger la limosna, reaccionaba. Cambiaba levemente su postura en señal de agradecimiento, y seguía congelado, como la estatua viviente que representaba.

El momento de conexión con Times Square fue para Red como observar una danza desplegándose con elegancia frente a sus ojos. Los antiguos hechiceros querían escuchar la música de las esferas, pero no era necesario elevar los ojos al cielo para escuchar el roce de los astros flotando por el éter: se podía encontrar la armonía en la tierra, a ras de suelo. Solo había que saber ver. El baile de conexiones se mostró ante él y el mago se dejó arrastrar ligeramente por él, internándose entre el gentío, hasta que lo vio. El hombre haciendo de estatua viviente, separado del resto de la Humanidad no solo por su inmovilidad, sino por el desprecio innato del común de los mortales por aquel que es diferente. La gente apartaba la vista de él, porque pedía dinero en la calle. Solo unos pocos establecían una conexión, y no todas eran amistosas. 

Estaba escondido a la vista de todos. Podía estar durmiendo, o meditando. En trance. Podía estar incluso haciendo magia. Red sacó una moneda de un dólar del bolsillo interior de su chaqueta y lo arrojó al bote. Al rato, el hombre cambió de postura. El pintor observó sus movimientos, buscó un significado. No encontró nada demasiado interesante en su cambio de postura. Decepcionante; habría sido bonito que realmente estuviera en trance y obrando magia. 

Volvió hasta donde estaban sus compañeros. Mientras lo hacía, fue perdiendo la concentración, y dejó de ser consciente de las conexiones entre los transeúntes. Era mejor así. Las primeras veces que lo había realizado, este hechizo lo había mantenido fascinado durante horas, con el cuerpo lleno de drogas y el estómago vacío. Ahora, trataba de evitar mantenerlo mucho tiempo activo. Solo el necesario. Como el que trata de fumar un único cigarro después de las comidas y ya.

- Quizá podamos realizar la inmersión en la Red Digital ocultos en mitad de Times Square. - Señaló con su cabeza hacia el hombre al que había echado una moneda. - Podemos hacernos pasar por estatuas vivientes. No debería ser difícil urdir un hechizo que simule algo aparentemente imposible. Y la gente se lo creerá. Pensarán que hay truco, pero se lo creerán. - Sonrió. Siempre buscaban una justificación para lo que no lograban entender. - Podríamos intentarlo.

Diabolique tomó el rostro de Red entre sus manos y le plantó un sonoro beso en los labios – Cariño, ¡qué idea tan ideal! – dijo – Me encantará disfrazarme y hacer esta pequeña performance, pero yo prefiero no entrar… ¡Ya sabéis lo que me gusta ser el centro de todas las miradas!, y por nada del mundo me perdería la reacción de los que nos vean…

– Es buena idea – confirmó Kate – así puedes quedare vigilando por si ocurre algo.

– Además en el Hose of Yes tenemos todo lo necesario para currarnos unos buenos disfraces. Seremos parte de este circo… - añadió Helena.

********************

– ¿Tienes todo lo que necesitas Beat? – preguntó Kate cuando había terminado el video.

– Si – contestó el DJ, que como tantos otros había grabado la performance de Eve con su móvil, solo que en su terminal corría un programa que analizaba la “puerta”, de cara a programar la rutina que les permitiría entrar – Volveremos mañana a la misma hora con todo listo. Propongo que seáis vosotros dos los que entréis. – dijo refiriéndose a Red y Blue – Fuisteis los últimos a los que vieron Eve y Alix, por lo que será mas fácil... entra en los parámetros del paisaje mental de Alix. Yo me sentaré en los escalones y grabaré el video como los demás, así os podré colar.

– Estupendo – terminó Helena – nosotras dos podemos quedarnos por aquí por si nos necesitáis.    

La idea de fingir inmovilidad haciendo de estatuas vivientes le había parecido brillante y enseguida a la maga el motivo de su disfraz le vino a la mente. Retornando a las fuentes del arte, que no solo representaba los mitos clásicos, sino que los resignificaba, Vesper decidió volver sobre una historia que le encantaba pero cuyo trágico desenlace siempre le había... pateado los ovarios.

Medusa era una joven y bellísima sacerdotisa de larga y espléndida cabellera a la que Poseidón había violado en el templo de Atenea, la diosa horrorizada había convertido los cabellos de la joven en serpientes y el hecho de que el ultraje se realizara en el templo mismo provocó que la muchacha se convirtiera en monstruo, y en uno temible: dotada del triple poder su mirada paralizaba. A Vesper siempre le había parecido que la diosa no había ostentado mucha sororidad al castigar a la víctima, mucho menos al ayudar a matarla luego... y se propuso dar vuelta el relato.

Fue por eso que practicó la mueca gorgónica y varias poses para representarlas en su performance y se dedicó a dejar su disfraz a punto: una Medusa con la cabeza de Teseo a sus pies. Había quedado muy satisfecha con el movimiento congelado de sus ropas y de las serpientes en su cabeza, también le había agregado el arco y la flecha en representación de la diosa Artemisa y un pequeño trípode detrás en el que podía sentarse y permanecer en esa posición cuando la conectaran a la red para ingresar a rescatar a Eve y a Alix.

Algo bueno de formar parte de la House of Yes es que se disponía de muchísimo atrezzo y disfraces que poder utilizar. Blue había escogido ir disfrazada de Medusa, mientras que Red buscó algo que le permitiera estar el máximo tiempo posible sentado. No sabía cuánto podían tardar en sacar a Álix y Eve del lugar donde los había enviado Beat, y si iban a dejar sus cuerpos atrás, mejor dejarlos lo más cómodos posibles.

Por eso mismo, se llevó un buen trono que en realidad no pesaba demasiado pero estaba decorada con cierto gusto para simular ser el trono de un rey. Frente a él situó una pequeña mesita cubierta por una tela de ganchillo que la cubría casi por completo. Él mismo iba disfrazado como un mago tradicional: larga barba blanca, una pesada túnica púrpura y un sombrero puntiagudo del mismo color, todo adornado con símbolos místicos realmente muy poco mágicos. Sobre la mesa colocó tres bolas de cristal con un gas en su interior que iba cambiando de color lentamente. 

Una vez estuvo sentado en su trono, con las esferas cristalinas frente a él, puso un platito con unas cuantas monedas en la mesa y después susurró unas palabras mientras tocaba cada una de las bolas con una suave toque de una varita decorada con una estrella. Las bolas comenzaron a flotar levemente sobre la mesa, mutando el color de su interior cada cierto tiempo, o si alguien las tocaba. En un cartel sobre la mesa se podía leer:

¡Las Esferas Cristalinas del Gran Mago Mutantis!

¡Deja un Generoso Donativo y Toca una de las Bolas de Cristal!

Esperaba que todos creyeran que las bolas flotaban impulsadas por algún tipo de mecanismo de viento o magnético escondido debajo de la mesa (¡tenía que haber truco!) pero en realidad había trabajado con las esferas en su laboratorio, que flotaban por sí mismas y cambiaban de color cuando las tocaba una persona (*). A los niños probablemente les gustaría.

Pasaron el día con los preparativos para el viaje. Beat estuvo trabajando en la rutina de entrada con la información que había obtenido en la visita a Times Square la tarde anterior, y Red y Blue, ayudados por Diabolique, prepararon sus disfraces. Hicieron también una réplica de cada una de las estatuas y las dejaron en la pista, bajo la cabina del DJ; este se lo había pedido, para así poder intercambiarlas por ellos en caso de que fuera necesario sacarlos de allí a toda leche, ya tenía un programa para eso.

Por otra parte Helena pidió ayuda a Vesper para cuidar a Eve. Le encargó que fuera a recoger unas hiervas de su invernadero, las que ella quisiera para mantener relajado y vigorizar el cuerpo de la soñadora, y preparara con ellas un aceite para masajes. Una vez en la habitación, Helena encendió unas velas y una varilla de incienso aromático, que tenía un cierto efecto narcótico, y puso una playlist de música hindú... entre las dos desnudaron con ciudado a Eve

Un precioso sitar rasgaba el espacio, el sol se colaba por la persiana entreabierta para iluminar el cuerpo de Eve, húmedo y brillante por el acetite que la bruja había preparado, y que la pareja masajeaba siguiendo las indicaciones de la bailarina. Movían a Eve para colocarla, poniéndola boca arriba o boca abajo alternativamente, y se colocaban junto a ella a ambos lados de la columna, una en frente de la otra. Tal como Helena había explicado, el ritual servía para que el cuerpo de su amiga se mantuviera con fuerzas mientras su mente vagaba por el cyberespacio.

Según Vesper imitaba el masaje de la bailarina, empezó a sentir como la energía de Helena, fuerte y vital, recorría sus entrañas. Y cómo junto con la suya propia alimentaban a Eve. Ese intercambio le hizo experimentar una sensación indescriptible, una conexión mística. Y su mente pasó a un estado de iluminación que duró lo que tarda en morir una estrella.

Cuando despertó de esta eternidad apenas había pasado una hora. Después de aquello sintió una conexión muy fuerte con Helena, y también con Eve. Helena no dijo nada, y antes de ocuparse de la bella durmiente para volver a dejarla descansando en su cama se limitó a sonreír, con los labios y unos ojos que lo decían todo, y que, a su vez, eran como un mar oscuro en la noche lleno de profundos secretos bajo una superficie que refleja el firmamento.

Katie tampoco había estado ociosa, revisó con Red los puntos débiles del HoY y fortalecieron juntos las defensas para impedir que nadie que quisiera dañar al club entrara. Red dio color a algunos cuadros a los que ella incorporaba figuras tridimensionales hechas de desechos como trozos de cristal de colores, cables, cadenas monedas y alambres… que colocaron en los lugares adecuados.

Visitaron también el baño, y tras meditar un rato junto a la puerta abierta del retrete en el que había aparecido el portal, Katie decidió dejarlo cerrado. Incorporó una de sus obras en la puerta, cubriéndola por completo, y colocando en el centro un cuervo metálico con ojos de cristal rojo y las alas extendidas. Un autómata al que le cantó una melodía para que habitara en él un espíritu, que los avisaría si el portal se volvía a abrir…

Katie le dejó a Red ver aquel mundo que debían dejar cerrado. Le pidió que colocara junto ella y cerrara los ojos. Entonces la escultora tomó su mano, sus respiraciones profundas acabaron por acoplarse mientras sus cuerpos se relajaban y sus mentes se abrían a aquello que había más allá del retrete. Al asomarse a través del velo, Red no pudo ver más que una especie de tormenta de afiladas agujas de hielo que impediría a cualquiera atravesarlo. A no ser que entrara en un extraño tornado que serpenteaba y se retorcía en horizontal formando una especie de pasillo o tubo, por el que a veces se podía vislumbrar el árido destino. Se le antojó arriesgado por su inestabilidad, ya que la entrada cambiaba de dirección de forma súbita y las pareces eran como una picadora que habría jirones cualquier alma. Katie pensó lo mismo y entonces llamó al espíritu al que convertiría en guardián de la entrada.

Era un espíritu curioso, patrón de las aves urbanas, conocía el HoY y le encantaba picotear por su azotea. Katie le pidió prestados sus ojos y le animó a que volara hasta alcanzar lo que aguardaba al otro lado de la tormenta. El espíritu-pájaro no se lo pensó dos veces, no se resistía a atravesar ese puente mortal tras la promesa de descubrir un nuevo mundo, así que tomó la forma de un gran cuervo con brillantes plumas metálicas y ojos en llamas y se lanzó a través del torbellino.

La consciencia de Katie, junto con la de Red, volaron también bajo la tormenta, y sintieron los giros repentinos que daba con pericia el cuervo para seguir los cambios del pasadizo. Una montaña rusa tras la que acabaron planeando sobre la árida planicie, sobre las que aguardaban las obras de arte que habían ideado en cada fiesta en el HoY convertidas en criaturas de espíritu. Estaban tranquilas, nada que ver con el caos que habían visto en la sala de reuniones, esperando a que llegaran sus creadores.

Beat por su parte, además de componer la llave que los permitiría entrar, y la rutina de escape, trabajó en elementos que les ayudarían en su viaje en ese mundo programado con la mente de Alix. Le enseño a Red a usar un programa que había creado, una especie de traductor a código trinario, en el que había descargado todos los símbolos arcanos existentes en la red, y que le permitiría al pintor construir sus fórmulas para afectar el mundo virtual.

A Blue le iba a descargar un reloj que le permitiera usar su don para conocer el paso del tiempo en los dos mundos, y predecir el posible estado futuro del mundo virtual ayudada por complejos modelos estadísticos analizados por redes neuronales. Les explicó que el tiempo en el mundo virtual pasaba más rápido, no sabría decir cuánto, ni lo que se iban a encontrar cuando entraran…