Partida Rol por web

The House of YES: Amenazas

1.0 Una noche cualquiera...

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24/10/2019, 01:17
Alix

La realidad se mezclaba como una miríada de reflejos rotos volando alrededor suyo, haciéndolo sangrar en miles de cortes en su piel desnuda. Cortes de dolor y miedo asomándose a un abismo de tormenta en un cielo lleno de estrellas imposibles. El horizonte de ese mundo fantástico que había descubierto le devolvió de repente la mirada, reflejando su conciencia en la bóveda celeste, mirando desde el infinito aquel nuevo mundo lleno de sueños y pesadillas. Y todo dejó de tener continuidad, giros inmortales y eternos hilvanaban sus recuerdos mostrando el pasado y el presente sin orden ni consenso. El era uno en el infinito y la tormenta de cristales arrasó su cuerpo convirtiéndolo en un infierno de ideas entrecruzadas y carne desgarrada, recuerdos de vidas ajenas, y el dolor, la soledad, el miedo, todas aquellas emociones que convertían al hombre en un ser perverso, depravado y encadenado en una telaraña de locura desatada.

Estaba allí, bailando al son de la electrónica endiablada de sonidos tribales, se une un violín y sigue dando vueltas como un planeta alrededor de un enorme gigante de gas carmesí. No está solo, Red grita sin palabras el miedo a lo imposible. Como una espada abre su pecho y su dolor se extiende entre ambos como un puente de sangre derramada, sigue dando vueltas y un espíritu de blancas ropas lo envuelve en un mundo de gasa y velos de tul blanco. Elevando su corazón a las alturas de ese horizonte de titanes cósmicos. De nuevo, frente a Eve puede verse a si mismo bailando en la pista mientras dibuja el rostro de su querida amiga bailando desenfrenada mientras las barreras de las inhibiciones son arrasadas por una oleada de fuego, que nace del centro del torbellino de movimientos y caricias que profesa la diosa rubia en mitad de la pista a incrédulos y creyentes. Enormes torres de cristal llenas de luz se erigen a su alrededor, construidas por su propia mano para ver un horizonte más allá de la propia realidad. Un reflejo de el mismo arrastrado por un torbellino de vidas y almas acercándose aterradora en una danza alrededor de las hebras fundamentales de la creación . Una mujer de curvas imposibles vestida con seda irisada grita, y sus palabras se pierden en la tormenta. Llora, y sus lágrimas se pierden en la lluvia. Sufre y su sufrimiento apresa el corazón de Álix sumiéndolo en la desesperanza.

Una poesía aporta orden por un instante, lucha contra la muerte de la luz... La expresión de la muerte a la que solemnes, locos, enamorados, amargados y soñadores se enfrentan gritando de rabia ante el fin de la bondad en una realidad apocalíptica. Hebras de creación dorada, que ceden ante la tormenta, pulsando en sus sienes y su corazón. Y de repente todo se para. El ser humano es capaz de la bondad, la creatividad, la compasión, el placer y la belleza más absolutas. Pero en el otro lado del infinito abismo sobre el que está suspendido se encuentra el odio, el dolor, el miedo, la desolación, el hambre, la muerte. Solo una mota de luz sostiene el torbellino de almas que lo rodean, de nuevo el dolor lo sacude. Todo lo que podemos hacer para convertir nuestro mundo en algo mas bello está encadenado a nuestros miedos, nuestro dolor, nuestros recuerdos, nuestros cuerpos, nuestro odio, nuestro propio ego. La unidad de la humanidad es capaz de crear el paraíso infinito, solo para ver como se convierte en un infierno arrasado por recuerdos encontrados, visiones devueltas, dolor y muerte. Y lo que fueron titanes de luz alzándose hacia los sueños se convirtieron en depredadores de recuerdos, monstruos asesinos alímentándose del sufrimiento de sus víctimas en mitad de gritos de desolación, nacidos de su mente creadora. No estaban preparados.

La eternidad en un solo suspiro y de repente, la muerte de la luz.

Rabia, rabia contra la agonía de la luz.

 

Notas de juego

Nota mental: No vuelvas a hacer magia puesto de droga hasta las cejas, sale mal. Alix

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24/10/2019, 11:41
Director

Un buen DJ siempre va uno o dos temas por delante y, en el caso de Beat, tenía controlada la sesión entera…

Pero antes una rayita, se dijo, y se dirigió a un rincón oscuro, con un sofá y una mesita, dispuesto a desenvolver su Piedra Filosofal, su Salto Grial, su Fuente de la Vida…

Ese era el momento que el Discomante estaba esperando, pues ya lo había visto. Cargó la pista que tenía preparada para él, un Loop Back de unos minutos. Movió el efecto con el dedo en la pantalla táctil hasta colocarlo en el icono de Alix y lo activó con un click.

El pintor sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando esa blanquita autopista que lo llevaría hasta más allá del infinito...

Pero antes una rayita. Pensó Alix, sentado en el sofá frente a una mesa baja de cristal.

Sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando esa blanquita autopista que lo llevaría hasta más allá del infinito...

Pero antes una rayita. Pensó Alix, sentado en el sofá frente a una mesa baja de cristal.

Sacó su bolsita con la droga, cogió un poco, lo machacó bien con la tarjeta de crédito sobre la mesa de cristal. Después hizo una raya larga y gruesa, sacó un billete de 1$ para hacerse un turulo, se colocó a gusto en el sofá, con las piernas separadas... Inspiró fuerte para tragarse los mocos, se metió el tubo en la nariz y, tapándose el otro orificio con un dedo, se inclinó para acercarse y recorrer esnifando esa blanquita autopista que lo llevaría hasta más allá del infinito...

Pero antes una rayita I.........................................................................................

Beat había añadido un efecto de fuerzas al bucle infinito, pues no quería que el colega la diñara de una sobredosis. Con el paso de un foco esmeralda, hace que la fuerza de succión que produce Alix al devorar la droga cambie de sentido, esparciendo el polvo blanco con un fuerte soplido en lugar de enviarlo a su cerebro sobrecargado. Añade también otros trucos de luces para que permanezca oculto y nadie lo pueda molestar y sacar del bucle en que lo había metido.

En el espacio sonaba la voz de Arthur entonando la poesía, y la gente se mecía, calmada, deleitándose con la música de la creación. Se preparó para pinchar el último tema que iba a girar en los platos esa noche, un buen fin de fiesta inspirado en la melodía que el escritor les había regalado, no los acordes estridentes de aquel artista demente. 

La energía que acompañaba a las visiones acunaba los sentidos de todos, acariciando la piel y produciendo una sensación de bienestar que hizo que la euforia tornara en felicidad tranquila, la desinhibición en la certeza de que cualquier cosa es posible si la deseas lo bastante fuerte, y la esperanza, ahora tangible, de que se podía cambiar el mundo.

Fin de la escena

 

Notas de juego

Vamos a probar una movida de realidades alternativas para que la trama pueda avanzar de buen rollo :)

ya me decís cómo queréis seguir, si continuar con la noche o pasar a la mañana siguiente.

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24/10/2019, 17:28
Director

Pero era un momento demasiado bonito para que durara tan poco, así que Beat pinchó un par de temas más para alargar el fin de fiesta. Uno en la onda de Arthur y el último dedicado a Red y Vesper Blue, a los que invitó a bailar, que juntos en medio de la pista bailaron, y se olvidaron de aquellas visiones funestas, solos Él y Ella (pues Eve se había esfumado y nadie había visto a Alix en mucho rato), bajo la mirada del DJ, que celebraba una sesión perfecta más en su templo, y Diabolique y Arthur, que observaban desde uno de los palcos, fumando, charlando y riendo.

 

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24/10/2019, 20:44
Redmond Fox

Solos en el centro de la pista, la música les rodeaba y les acariciaba. Red la escuchaba y, al mismo tiempo, la sentía como una corriente de agua hecha de ritmos líquidos que le recorría la piel. De algún modo sutil podía sentir como le movía la ropa, casi imperceptiblemente.

Estaban rodeados de gente, pero no eran sino sombras lejanas que las luces de la pista convertían en pálidos espectros. Se mantenían a prudente distancia de ellos, quizá por el poder de la música, o quizás porque en realidad el Universo se había venido abajo y solo existía una última y pequeña burbuja de orden y paz que nadie sabía cuándo desaparecería.

Pero, ¿qué importaba lo que durara?

Se inclinó haciendo una pequeña reverencia, abriendo los brazos y bajando la cabeza en un saludo decimonónico, tres cuartos burlón y un cuarto serio. Después, con una sonrisa, dio un paso hasta Blue, hasta que les separó una mínima distancia. Eran casi de la misma altura y, tan cerca, podía oler su aroma y sentir su calor.

Su mano derecha tocó la mano de ella, muy ligeramente. Los dedos se exploraron, se examinaron, y luego la mano subió por su brazo, lentamente, mientras Red comenzaba a mover su cuerpo de un lado a otro, al son de la música. Su mano llegó hasta el hombro y recorrió juguetonamente la clavícula.

Al llegar al cuello de la camisa blanca de Blue, Red bajó sus solapas. Rozó el cuello de la muchacha (dedos calientes) y luego, con un movimiento delicado, le quitó las gafas violetas. Con la otra mano, se quitó sus propias gafas, dejando ver sus ojos rojos.

Sonrió, dio un paso atrás y puso ambas gafas juntas frente a él, sostenidas por una mano. Después, pasó la otra mano por delante y, con un pase mágico, las hizo desaparecer con una gran sonrisa de tahúr.

Después, se acercó de nuevo, cogió a Blue de los costados y acercó su cuerpo al suyo.

- Al final, sí que vamos a bailar...

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24/10/2019, 21:51
Vesper Blue Proctor

Ni siquiera tuvo tiempo de preguntarse qué había ocurrido, de pronto estuvo en el medio de la pista y Red estaba con ella. La música la invitaba a bailar, el sonido era diáfano con ribetes casi etéreos como si la melodía estuviera hecha con cristales no con un sintetizador y una notebook. O mejor aún, como si fuera la verdadera música de las esferas, esa que nace de los giros y contragiros del universo y como el sol y la luna, o dos estrellas binarias, ahora ella y Red se disponían a bailar.

Sonrió estirando los labios sonrosados ante la reverencia de su compañero y juntó las manos delante de sí con solemnidad formando un triángulo invertido uniendo por separado sus dedos y sus pulgares, inclinó la cabeza y al levantar la vista la ladeó curiosa acerca de lo que podía venir después.

Pero no estaba preparada para lo que venía después.

De pronto tuvo a Red muy cerca y Vesper comenzó a respirar agitadamente, cosa que disimuló haciéndolo por la nariz, obligándose a cerrar los labios y a mantener la sonrisa por no ceder tan inmediatamente a sus encantos. Al inspirar por la nariz con fuerza el perfume de él la embriagó irremediablemente y envuelta por el calor de su cuerpo la fragancia se le antojó intensa, dulce y picante. Casi sintió el impulso de darle un mordisco, casi.

Sus pensamientos que hasta ese momento se habían mantenido dentro de un curso agitado pero normal empezaron a suscitarse caóticamente al toque de su mano: un violento sonrojo le hizo arder las mejillas sin que pudiera hacer nada para remediarlo. ¡No te quedes petrificada ahí mirándolo como una idiota, muévete vamos!

Estiró los dedos y se deleitó en el tacto de esas manos masculinas sin la menor culpa cerrando los ojos, su mano libre fue hacia la cintura de él y subió reptando hacia la espalda. Un poco más cerca. Los dedos calientes en su cuello le subieron la temperatura varios grados como si fuera su poder inherente y pronto Blue sintió que estaba sudando y que su cuerpo se movía siguiendo la melodía, con suavidad, instintivamente porque no tenía memoria de decidir bailar.

De pronto él la desnudó y se desnudó también e hizo desaparecer los anteojos arrancando una expresión de genuina sorpresa de su rostro, ella dejó salir una risa complacida y cadente con su tono de mezzosoprano. -Qué travieso -musitó casi ronroneando.

- Al final, sí que vamos a bailar...

-Eso parece -dijo alzando una de sus cejas, sonriendo maléfica y encantadoramente de lado. Comenzó a moverse lenta y sensualmente, dejando que las manos de él que estaban en donde su cadera y su cintura se encontraban notaran los músculos trabajando debajo de la ropa, para un lado y para el otro para que pudiera sentir sus curvas.

Lo tomó por la nuca y se onduló hacia adelante y hacia atrás, dio medio giro y pegó su espalda con el pecho de él, ladeó su cabeza y se separó lo justo como para darle otra mirada pícara, directa a los ojos, y alzó su mano hacia el mentón de Red, abrió sus dedos acariciando ese lado de su rostro, deleitándose en el contacto. Comenzó a mover cadenciosamente las caderas y los hombros y dejándose llevar por la música entrecerró los ojos y apoyó su cabeza en el hombro de su pareja.

Notas de juego

Si es too much me lo dices y lo modero XD

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24/10/2019, 22:37
Eve

Iba a darle alguna contestación a Blue en la línea de que era demasiado precavida, que sólo nos lo estábamos pasando bien y que todo esto era guay, pero en ese momento Alix decidió echar toda la carne en el asador o, más bien, todas las mentes.

 

Sentí como su consciencia tocaba la mía, como la acariciaba, como pretendía entrar allí donde no le había invitado sin pedir tan siquiera permiso. El movimiento para centrar mi chi y focalizar mi mente murió incluso antes de que pudiera terminar el pensamiento. Había demasiada energía acumulada en la zona, demasiado potencial liberado, cuando la presa se llena hasta los diques más fuertes se rompen y la fuerza desatada del agua nos arrastró a todos a las profundidades del dolor en el abismo más oscuro.

Caí de rodillas con las manos en la cabeza y los ojos cerrados. Junto a mí presentí, más que sentí o vi, caer los cuerpos de Red y Blue. Las agujas finas como suspiros de deseos se clavaban en cada neurona de mi cabeza. Me afanaba por cerrar las compuertas, al menos de mi propia mente, de expulsar las agujas de donde bloqueaban todos mis chakras e incluso la capacidad de pensar.

Como si levantara dos persianas de acero galvanizado logré abrir los ojos. Apretando la mandíbula hasta que pareciera que mis dientes me fueran a explotar, bajé las manos hasta que con cada una agarré respectivamente la de Blue y la de Red. El dolor de los dientes me liberaba por fracciones de segundo del dolor dentro de mi cabeza. Lo suficiente para levantar una rodilla y apoyar el pie. Sacudí las manos de ambos. Venga, os necesito. Dudo que yo sola tenga poder suficiente para contener las aguas que se han desatado, pero juntos quizás, sólo quizás, tengamos una oportunidad.

Notó un ligero movimiento. ¿Se sobreponen? ¿Lo lograrán a tiempo antes de que todo reviente y esa noticia que hemos oído se convierta en nuestra realidad? Hay que parar el tren. No. Hay que desviarlo, que coja otra vía y se dirija a otra realidad, una en la que el House of YES no revienta. Una en la que 500 personas no mueren esta noche de una forma horrible.

 

Suelto sus manos. Logro ponerme en pie. Después del golpe inicial el dolor disminuye. Aún me siento mareada en esta nueva realidad de ballenas y medusas gigantes. Siento que arriba es izquierda y derecha es atrás, por lo que delante debe ser abajo. Por favor, que alguien pare el tiovivo, que yo me bajo. El viejo chiste vuelve a mi cabeza.

Parar el tiovivo…

No hay un botón que pulsar. No hay un cable del que tirar. La magia fluye a través de Alix. O quizás fluye de él. Quizás solo le esté dando una soberana paliza a su culo delgaducho. Quizás él sea la palanca que fuerza a las vías del tren a seguir en dirección a esta realidad. Quizás él sea el botón, el cable del que tirar.

Está quieto, agonizando en este dolor compartido. Corro por el desierto de arena blanca y cielos morados. Una vez que piensas en ello, las criaturas de esta realidad son enormes y vuelan, sus movimientos son fáciles de prever y han despejado gran parte de la pista. Llegar hasta Alix me resulta difícil, pero no la epopeya épica que presentía. Sigo mareada y por un par de momentos pienso que voy a pisar en falso, pero es sólo la sensación, el suelo esta donde mi instinto lo esperaba y no donde mi cerebro se empeñaba en procesar. Pongo toda mi voluntad en un único golpe en la base de la cabeza. Normalmente preferiría recurrir al poder de mi Mente, pero ahora mismo estoy demasiado desorientada para accederlo y no creo que fuera una buena idea con la situación actual de la marea. El golpe es certero, solo espero que lo suficiente certero para lograr noquearlo y “apagarlo”.

- Lo siento. Necesitas frenar en seco. – me disculpo sin cargo de conciencia al confiar en que es la solución, en que puedo salvar 500 vidas a cambio de darle un mal dolor de cabeza a un hermano, y sin saber tan siquiera si será capaz de oírme o sentirme en su agonía. Me gustaría que hubiera otra forma, pero no la veo. – Lo siento. – repito una vez más esperando con todas mis fuerzas ver como cae inconsciente.

- Tiradas (1)

Motivo: Des + AM - Penalizador + 1 FdV (Especialidad)

Dificultad: 8

Tirada (5 dados): 6, 7, 8, 7, 10

Dados repetidos: 1

Éxitos: 1

Notas de juego

Cómo hemos hablado, la acción es golpe contundente a Alix para noquearlo y mandarlo a dormir. Lo siento, Alix :*

 

Serían 4 éxitos. 2 normales, +1 por doblar el 10 por especialidad, +1 FdV

Si aplicas reducción de dif porque sigan en activo alguno de los Efectos de Fuerzas y/o Tiempo que describí antes, o porque pille por sorpresa/quieto y/o la espalda a Alix, suma 2 éxitos más si baja a dif 7, y otro si baja a dif 6. Como tu juzgues :)

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24/10/2019, 23:50
Redmond Fox

El contacto con el cuerpo de Blue era electrizante. Notó cómo su cuerpo se llenaba de la excitación que provocaba el subidón de sustancias que su cerebro había decidido que debía descargar. Droga dura.

Las caderas de la mujer se movían sinuosas, jugando con él y encantándole como a una vulgar serpiente escapada del Paraíso, puesta a bailar al son de la música del faquir. Cuando puso su cuerpo frente al suyo, Red rió: le estaba devolviendo su paso de baile (de hace un eón, cuando el mundo no estaba aún formado únicamente por ellos dos, bailando)... pero era ella la que estaba ahora al mando. Es justo.

Comenzó una nueva canción. El arranque era lento, y permitió, por un momento, hablar.

- ¿Sabes? - dijo, cuando ella apoyó su cabeza en su hombro. - Siempre me han vuelto loco - acercó su boca al oído de ella. - las chicas con el pelo corto. - Le mordió el lóbulo de la oreja, suavemente. El mordisco duró un momento, o una eternidad, dependiendo de cómo consideraras que funcionaba algo tan banal, tan etéreo, como el tiempo.

El momento de la anticipación, cuando todas las posibilidades aún no se han disipado bajo el peso de las decisiones.

Mantén el momento.

Un poco más.

Go

Se balancearon juntos bajo la música que cubría la pista de baile (*). El cuerpo de Blue, flexible y rítmico, se movía mecido por la música, embriagado por el ritmo. Red se mantenía firme tras ella, acompasando sus movimientos a los de su pareja de baile, en un juego en el que sus cuerpos se tocaban apenas un instante para luego separarse.

La música les obligó a alejarse, puesto que eran esclavos de su poder. O quizá eran música (¿el aliento del flautista pertenece a la flauta?), con sus tonos altos y sus tonos bajos. Empezaron a orbitar el uno frente al otro, como dos leones que se miden antes de saltar, chocar y despedazarse. Después, se acercaron, pero si hace un momento se habían tocado breve, fugazmente, ahora las reglas dictaban que no podían hacerlo, sino que solo podían acercarse, alejarse y danzar. Por breves momentos, cada uno se abandonaba a un baile individual, a una serie de movimientos que la música les obligaba a realizar, pero luego cruzaban sus miradas, calculaban lo que estaban haciendo y lo integraban en el baile del otro.

El cuerpo de Red temblaba por momentos, lo que le hacía apretar los dientes en un sonrisa feroz. Eran oleadas de hormonas. ¿Quién era ahora? ¿La serpiente encantadora o el encantador? No lo sabía, ni importaba. Comenzaba a sudar por el esfuerzo placentero y su sangre hervía en sus venas, mientras viajaba a las partes del cuerpo donde se la requería con más intensidad.

 

Notas de juego

Oh, no es too much.

(*) Realmente merece la pena leer esta parte con la música del vídeo puesta. Tonight.

¿Te imaginas que cuando Eve le salte un par de dientes a Alix nos despertemos? Oh, no por favor, déjadnos cinco minutitos más...

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25/10/2019, 01:22
Vesper Blue Proctor

Oh, maldito... ¿Por qué me dices exactamente lo que quiero oír? Me encanta y te odio...

Un escalofrío recorre la espina dorsal de Blue cuando siente el mordisco de Red en su lóbulo y suelta un jadeo que logra atrapar entre sus dientes justo a tiempo para que se escuche como el siseo de una serpiente. Las chicas con pelo corto. Lo mira de lado entregada, incapaz de disimular y de poder distinguir en medio del mar de feromonas por qué se siente tan sobrepasada, y caliente... Esto no es normal.

No te derritas en sus brazos, por favor, se ruega a sí misma. Necesitaba recobrar el control, ganar un poco de voluntad, y la música le dio el margen para ello. Estaba jugando un juego peligroso y aceptó las nuevas reglas dejándose arrullar por la melodía, moviendo su cuerpo voluptuosamente, aprovechando cada giro y movimiento para seducirlo aunque fuera solo con una mirada, manteniendo la distancia.

Giraban uno alrededor del otro en sincronía, a veces contradiciendo sus pasos, a veces imitándose como gemelos, nunca saliendo del campo de atracción del otro. De pronto Vesper pudo ver el hilo que los unía y estuvo tentada de jalarlo para atarlo a ella, de envolverlo como a un regalo y quedárselo para siempre, solo tenía que tirar para el lado adecuado... ¡O mejor aún! Podía tejer con él una telaraña sobre su corazón, una en la que quedaran atrapados para siempre bailando uno alrededor del otro hasta que las estrellas se fundieran y el universo explotara.

No, no. Todo lo que se recibe como producto de la libertad es más valioso, las personas no son juguetes y todo lo que haces vuelve, lo sabes, se reprimió.

Alzó los brazos al cielo y los bajó acariciándose el cuerpo sinuosamente. La sonrisa de lobo de él, apretada y filosa, la hizo estremecerse de anticipación... ¡Encima me sonríe con esa cara de loco! En la consola de disparadores de excitación de Vesper Blue Red había apretado todos los botones al mismo tiempo con su mano abierta y la aporreaba sin parar.

Una señal de alarma se disparó en su cabeza: A él le gustan las chicas con cabello corto, Vesper. ¿Y qué es lo que te gusta a ti? Los amantes que me hacen sufrir... pero parece bueno...

La muchacha dio un giro y otro y otro hasta que se detuvo cerca de él y luego fue alejándose lentamente, si se miraba con atención siempre había algo de bailarina clásica autodidacta en sus movimientos.

Según el filósofo pitagórico Filolao: "La armonía de las esferas sólo nace de la conciliación de contrarios, pues la armonía es unificación de muchos términos que se hallan en confusión y un acuerdo entre elementos discordantes".

Vesper sentía que ella y Red eran en cierta forma dos caras de la misma moneda, que si se la giraba lo suficientemente rápido se fundían en una.

Notas de juego

¿Te imaginas que cuando Eve le salte un par de dientes a Alix nos despertemos? Oh, no por favor, déjadnos cinco minutitos más...

JAJAJA, un cinco minutos más mami... XD

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25/10/2019, 17:52
Director

 

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25/10/2019, 18:19
Redmond Fox

Bailaron durante una eternidad. Canciones que les atraparon, les zarandearon y les lanzaron el uno junto al otro. Poco a poco el esfuerzo les fue pasando factura: el sudor era una fina película de vida sobre su piel y ambos respiraban entrecortadamente. Hacia tiempo que la americana de Red había desaparecido, arrojada al infinito en uno de los lances del baile. Su camisa ya no estaba dentro de sus pantalones. 

La música cambió y se hizo más lenta. Todo a su alrededor se hizo más lento. La temperatura del lugar subió. 

Red y Blue dieron un paso el uno hacia el otro, en envidiable coordinación. Ambos se balanceaban suavemente al ritmo dulzón de la música. Finalmente estuvieron frente a frente, separados por una distancia absolutamente impúdica. Olían a sudor y a excitación. 

Look what you've done to me 

You caught me off guard

Then tore my world apart

Red puso sus manos en los costados de Blue, por debajo de su saco blanco y (aún) por encima de su ajustada camiseta negra. Él no tenía nada por debajo de su propia camisa. 

This thing has gone too far

It's too late

I can't escape

Sus manos subieron por el cuerpo de Blue, explorando con suavidad y un punto evidente de deseo el cuerpo firme y maravilloso de la joven. Ninguno de los dos habían dejado de moverse con sensual abandono, pero sus movimientos eran lentos y voluptuosos. Todo se había dicho ya y un pequeño desplazamiento era suficiente para dejar constancia de que todavía estaban bailando. 

Only a devil like you

Could make me sin like I do

Antes de que las manos de Red, subiendo despacio por el cuerpo de Blue, llegaran a una zona a la que aún no habían sido formalmente invitadas, el pintor las separó levemente y las siguió subiendo, mientras rozaba con su dorso por los bordes de la prenda blanca de ella. Llegó a sus hombros y echó el saco de Blue hacia atrás, hasta dejarlo colgando levemente tras su espalda y sus hombros. Ella podría quitárselo, si quisiera, con un simple movimiento.

I'm just as bad as you are

You are my wicked thrill

I just can't get my fill

Un paso más y el contacto entre sus cuerpos ya no pudo evitarse ni negarse. - Al diablo con todo, - dijo Red, con una voz susurrante. Su mano izquierda estaba en la espalda de Blue y la atraía hacia su propio cuerpo. Su mano derecha había subido por su cuello, con los dedos separados y dos de ellos se habían hundido en el pelo endurecido con gel de la muchacha, - menos con los profetas locos de la House of Yes. 

I've got a weakness

I am a fool

For a devil

For a devil like you

Sus labios se fundieron en un beso largo, profundo y largamente anticipado.

Notas de juego

Me he permitido el lujo de intuir que no te parece mal el final de la escena :P

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25/10/2019, 23:44
Vesper Blue Proctor

Fue tan increíblemente rápido cómo todo se salió de control, y tan delicioso. Cada vez que la tocaba sentía que no podía escaparse de sus manos, como si fuera un hechizo o una maldición; era un narcótico al que no sabía que era adicta hasta que él la había secuestrado de la pista ¿Horas? antes y sus manos calientes le habían erizado la piel siempre ligeramente fría de ella.

Se dejó tocar temblando y luchando por mantener la compostura, no quería quedar como la muchachita inexperta que parecía que iba a desvanecerse con cada caricia, antes bien contraatacó entrecerrando los ojos, tomando bien fuerte el timón de sus emociones, dejándose llevar lo suficiente como para poder acordarse más tarde de cada ínfimo detalle, saboreando cada centímetro de piel y tela que Red recorría y haciéndolo disfrutar con sus manos que ni lentas ni perezosas le devolvían el contacto. Respirar se hacía trabajoso, ni siquiera sabía ya si estaba bailando, podía decirse que técnicamente sí.

- Al diablo con todo, menos con los profetas locos de la House of Yes.

Sonrío deleitada por la elección de palabras y con esa misma sonrisa sus labios fueron a encontrarse con los de él, ¿Cómo no corresponderle si era lo que había estado deseando desde que lo había visto? Uff, ahora que lo estaba besando podía reconocerlo por fin y blanquear las toneladas de fantasías que había tenido, lo que había imaginado y no se había permitido reconocer que anhelaba. Se dejó ir con abandono, víctima una indescifrable y dolorosa ternura.

Sus manos se crisparon en la espalda de él, subieron sintiendo la carne bajo la camisa, tentada pero también respetuosa. Lo tomó por la nuca jugando con su cabello y mientras sentía que su corazón le latía en los oídos como si estuviera a punto de estallar y su boca probaba ese néctar tan embriagador de sus labios sintió un miedo espantoso: en silencio elevó una plegaria.

Se separó suavemente y lo miró a los ojos parpadeando varias veces, luego apoyó su cabeza en el hombro de Red y siguió bailando pero ya sin prestar atención a la música, como si fuera una balada. No tenía nada qué decir, sentía que de alguna manera las palabras sobraban.

Notas de juego

Ahora sí, podemos terminar :-)

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26/10/2019, 00:22
Arthur H. Wheeler

Los cuerpos de los Durmientes y Despertados del House se llenaron de un vigor y una energía por muchos nunca antes sentido, a algunos les permitió recargar sus baterías para seguir bailando y a otros la fortaleza para sobreponerse de algún mal viaje. Todo marchaba bien, contemplaba su obra y le agradaba. Por cinco minutos. O fueron cinco segundos, no lo supo del todo. –No, no, no… –se repitió en silencio mientras lo veía. Fue un fallo en el sistema, lo pudo ver en la Utilidad Primordial: para ponerlo simple, como si una línea de código hubiese fallado y generado una reacción en cadena que devino en un error fatal en el sistema. Por supuesto que para Arthur, quien no era docto en esa materia, sólo pudo percibir el agujero que se había abierto en el House, que se tragaba toda la quinta esencia liberada, esa Luz que era capaz de percibir con su Ojo Interior, dejando todo en tinieblas. Le pareció irónico que algo así sucediera justo cuando recitaba ese poema.

Lo próximo que sintió fue un concierto de alfileres atravesando su cabeza, dejándolo incapacitado para reaccionar por algunos segundos. El dolor era intenso, se sujetaba de una de las barandas de la pista de baile para no caer, cerraba sus ojos de forma involuntaria y veía flashes en su memoria de cosas que jamás había visto. De una mente que no era la suya, y que quería derribar los muros que había en su cabeza para pasar. Tal vez fue la suerte –o la distancia lo que impidió que se apoderara por completo de su psique, pero lo que vio a continuación le hizo reconsiderar su fortuna. Aquellas figuras que había creído ver en su cabeza y que se mantenían dentro de los linderos de su mente, estaban tomando forma física frente a sus ojos. – ¿Esto es obra mía? –pensó.  No. Lo supo de inmediato, él no podría hacer algo así. Uno de sus compañeros, en un Procedimiento mal ejecutado, había sacado de su Mente a criaturas de pesadilla que aprovecharon la energía liberada para tomar sustancia corpórea y ¿acabar con el lugar? Aún se le escapaba ese detalle, pero no tardaría demasiado en averiguarlo.

Se volteó hacia su amiga, quien lo había acompañado desde hace poco, pero con quien sentía una confianza de años, décadas. Esperaba que se hubiera recuperado ya de la sobrecarga sensorial. –Marlene, escúchame, vamos a estar bien –se oye el primer coletazo de la ballena, que en su intento por salir de ese lugar aplasta a los que se encuentran a su paso – debemos luchar, para salvar a tantos como podamos. Es nuestro deber, no debes tener miedo. – Para Marlene seguro no eran nuevas las situaciones de peligro, pero luchar contra criaturas salidas de ensueño seguro entraba en la Lista de Cosas que Hacer antes de Morir, que desde ya podía tachar.

Del bolsillo interior de su chaqueta sacó un trozo de tiza blanca, que era capaz de escribir sobre cualquier superficie que el usuario deseara, y dejaba trazos limpios siempre que se usara con la debida destreza. Con su mano libre hurgó por el resto de sus bolsillos sin poder encontrar lo que buscaba, un trozo de pergamino doblado, en el que se encontraban inscritos unos antiguos pictogramas. Lo había dejado en su abrigo, en la puerta, al entrar. – Esto no está pasando. – Pensó cuando se dio cuenta que debía cruzar parte de la pista hasta llegar a la puerta del Club. Pero sí estaba pasando. – Un simple juego de luces debería hacerme invisible ante sus ojos. – Parecía más una plegaria que un pensamiento, pero se adentró en entre esa masa de cuerpos inertes, los tentáculos eléctricos y la ballena que quería aplastarlo todo hasta la puerta, en uno de los percheros estaba colgado su abrigo. De uno de sus bolsillos, doblado, amarillo, el trozo de pergamino le aguardaba.

Por encima de todos los otros reyes o como Aquel que vio las profundidades, la epopeya escrita en honor del rey-dios Gilgamesh en la antigua Mesopotamia se conocía como el poema más antiguo de la historia, dividida en tablillas de arcilla en las cuales estaban talladas sus métricas. Gilgamesh fue un rey severo, pero que adquirió el conocimiento primordial sobre cómo adorar a los dioses y tener una buena vida, a través de sus viajes por reinos cósmicos como Ea. De esta historia primitiva surgieron casi todos los mitos fundacionales de religiones alrededor del globo, de ahí que su energía, su resonancia, fuese para Arthur tan elemental. El pergamino contiene partes incompletas de las cuatro primeras tablillas, y que Arthur debe recrear de memoria en cualquier superficie donde ponga el manuscrito.

Observa a Marlene en la distancia, no puede llegar hasta ella si no comienza el ritual ya. Las pobres mentes de los Durmientes ha sido absorbida por un árbol que se erigió en medio de la pista, y los que luchan aún por levantarse son arrastrados por la marea de tentáculos eléctricos que salen del techo de la pista. Y esa maldita ballena. Otro coletazo más y se vendrá todo el Club abajo. Extiende el pergamino en el piso, y con la tiza en la otra mano comienza a escribir tan rápido como puede cada métrica faltante del poema. El pergamino se adhiere al suelo y parece fundirse con el terreno, y los pictogramas que antes estaban escritos con tinta ahora parecen grabados en piedra en el suelo del Club. Los símbolos pictográficos escritos por Arthur con tiza, cada vez que se completaba un Canto, también se grababan en la piedra. Tomó un trozo de vidrio que había estallado cerca de él y se abrió en canal la palma de su mano derecha, poniéndola en el centro de las tabillas.

Los símbolos se iluminaron, las fuerzas de la Creación se arremolinaron frente a él. Casi podía sentir aproximarse el golpe del Consenso queriendo volver a su estado natural, de esa cultura normativa luchando por volver a su cauce. Habíamos iluminado la mente de las Masas, pero ¿a qué costo? Le tomó unos minutos recitar los cánticos en ese idioma antiguo, pero su Procedimiento daba resultados. Sacó el encendedor de su bolsillo y encendió una llama, pero una bocanada de aire la arrastró lejos de él. – ¿No funcionó? – Dudó por unos segundos si la única salvación que se le ocurría había salido mal, pero entonces una intensa luz lo cegó por completo.

Una figura andrógina, brillante y cálida se elevó ante Arthur. Tenía las curvas de una mujer pero a la vez un aspecto varonil, sus ojos ardían en cólera, sus cabellos eran brasas fulgurantes, su sonrisa una antorcha y su fuego iluminaba todo el lugar.

"Hola", gimió con una voz tan grave que realmente hacía doler los oídos. "¿Por qué me has despertado de mi sueño?" Sacudió sus brazos, encendidos como lumbres, hacia Arthur. "Por ti ya no llevo ningún fruto, y no voy a dejar que me uses para destruir de nuevo otro lugar". Cruza sus brazos en jarrón. "No te daré nada".

Arthur hizo un esfuerzo por abrir sus ojos frente a la luminosidad de aquel ser que había invocado. –No es para mí que te despierto esta vez –un flash de recuerdos azota su mente, su Iluminación, violenta, ígnea, destructiva –sino para ellos. Señala la pista de baile, con cuerpos adormecidos en todo el lugar, columnas de concreto cayendo sobre las personas, un árbol en el medio, tentáculos en el techo y una ballena que desea salir a la superficie sobre el cadáver de todos los presentes. –Ayúdame a combatirlos. A salvarlos a todos. No sólo eres fuego y sigues saliendo, también eres luz y sigues brillando. No permitas que su llama se extinga. Guíalos, caliéntalos. No dejes que entren dócilmente en esa noche buena.

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26/10/2019, 17:37
Diabolique

Me dejo arrastrar hasta la pista como cualquier doncella agasajada con un bello poema de un caballero. El lugar es, efectivamente, los jardines paradisíacos prometidos. Desde la balconada veo la masa de cuerpos en una contorción exagerada, convulsionando sin orden pero en el equilibrio preciso de Beat. – Entropía -  Eso no es ni la mitad de la fiesta, son sus raíces, claro, sus baterías, pero en un plano superior la magia está desatada. Sueños imposibles nos rodean y río encantada de felicidad. Entonces el señor Wheeler nos regala ese instante, ese momento de flotar en los verdes campos de la fantasía. Siento el poema en todo mi cuerpo, lo recibo con los ojos cerrados, y me   las lágrimas. No es mi sentimiento favorito, pero un momento de tranquilidad me recuerda que en realidad no puedo lograrla.

Pero, como todos sabemos, los cuentos de hadas no existen. Detrás de cada sueño rosa hay un final aterrador acechando para destruir. Es el bajón de la drogas, es el tiempo, es la muerte, la rutina, el ineludible final al que todo se dirige. El estallido dentro de mi mente me toma desprevenida, con la guardia baja. Me veo inundada de pensamientos ajenos, recuerdos, deseos oscuros y miedo, mucho miedo. Paladeo el terror, entregada. Mi mente, como mi cuerpo, siempre ha sido un portal abierto. Pero estas sensaciones sólo me devuelven a la realidad. Una vez más mi Ego viene al rescate. Duele, pero creo que me gusta. Ya no soy la frágil princesa Starfire entregada a los encantos de un príncipe violento y pasajero. Soy la puta madrastra, reina hechicera dispuesta a envenenar a  la doncella, ya no con manzanas, sino con malas intenciones. Diabolique. El primer instante de dolor insoportable empieza a bajar. Veo los pensamientos ajenos de otra manera. – Común… Apenas Oscuro… Aburrido… Mmm… Kinky… Atrevido… No es para Tanto… Te lo Buscaste… -

Las fantasías que flotaban entre nosotros han roto la barrera de lo posible. El orden que desesperadamente nuestras mentes intentan mantener para darle sentido al caos ha sido despedazado. Probablemente sea el momento más hermoso de una noche inolvidable. Contemplo con una sonrisa de satisfacción completa, así debe verse el Apocalipsis. El Señor Wheeler despliega su nobleza, la elegancia de un caballero tiene el precio de su alta moral. Convoca con su propia sangre un ser dorado como sus intenciones. Quiere pelear por los demás, “salvar todos los que pueda”. Pero hay decisiones que no son para caballeros. Sólo una reina las puede tomar. El caballero siempre plantará cara al enemigo, la reina sabe cuándo es mejor preservarse. – Señor Wheeler, lamentablemente su intento es quijotesco. Tome mi brazo y escapemos al Apocalipsis de la única manera digna, cantando.-   Comienzo a entonar las primeras estrofas del dramático momento en el que Rigoletto se da cuenta de que ha colaborado en el secuestro de su propia hija.

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27/10/2019, 11:07
Director

Corro por el desierto de arena blanca y cielos morados…

Hacía sólo un instante que Alix se encontraba justo en frente de ellos, pero al unirse los dos mundos las distancias se alargan para dejar espacio en la pista a ese desierto infinito. Eve corre saltando entre torres de cristal sacadas de mundos de fantasía, esquivando a las criaturas que Alix ha llamado y que el escritor ha dado vida. Al fin llega hasta la duna sobre la que se encuentra el pintor demente, que gira sobre sí mismo, dando vueltas con la mirada alucinada y perdida en el cielo infinito, ahora semioculto por la inconmensurable figura del gigante Rojo de Red que amanece, cielo en el que también vuela la mente de Alix, observando “su obra” desde la órbita.

El golpe lo coge desprevenido y siente como todo lo que observa; las estrellas infinitas, el gigante Rojo, el planeta, el desierto, la ciudad con sus torres y sus criaturas, el House of Yes y las almas atrapadas que huyen intentando escapar de un destino funesto… todo eso está ahora contenido en un orbe del que unos brazos fibrosos le han arrancado, cogiéndole por la espalda y tirando de él, hasta sacarlo fuera y llevarlo al vacío estelar.  Flota alejándose de la esfera, que parece estar conectada con su mente y va estirándose como un chicle según va haciéndose mayor la distancia, hasta que, en un pestañeo, parece despegarse de la pared del cosmos para refugiarse en la consciencia del pintor, justo antes de que el vacío haga que todo se desvanezca…

En la pista, Arthur había dado forma a un campeón flamígero. Su espíritu de fuego no tiene consciencia propia, sino que es un personaje más al que el escritor de vida en su historia.

Ayúdame a combatirlos. A salvarlos a todos. No sólo eres fuego y sigues saliendo, también eres luz y sigues brillando. No permitas que su llama se extinga. Guíalos, caliéntalos. No dejes que entren dócilmente en esa noche buena.

Mantiene una conversación con sí mismo al pensar en sus diálogos, para pasar a narrar como lucha con las criaturas que siembran el caos en la pista. Ha prendido fuego a la ballena, que se aleja hacia el espacio como un pecio, a la deriva y en llamas, y ahora lucha con una serpiente metálica que lo rodea y constriñe intentando apagar su fuego, ahogándolo.

Beat también se ha sobrepuesto de la explosión psíquica inicial y se ha unido a la batalla; lucha desde su cabina, atravesando con rayos de láser verde a las ultraterrenas criaturas.

Señor Wheeler, lamentablemente su intento es quijotesco. Tome mi brazo y escapemos al Apocalipsis de la única manera digna, cantando

Diabolique ha conseguido llegar hasta donde Arthur ha puesto en marcha su Ritual, y con su voz de soprano dota a la escena del sabor de una epopeya trágica. Al perder Alix la consciencia siente los dos unos en la tirada de dados que el destino les ha lanzado, acompañada de una conmoción en el espacio y las distancias.

Algo no va bien con aquel Gigante Rojo, es más sólido que lo que Alix se imaginaba, pues viene de la mente de Red; tiene piel de corteza terrestre, músculos y huesos de roca, y el magma, bombeado por el corazón ardiente de un núcleo planetario, fluye por las profundas grutas que son sus venas y arterias…

Haciendo realidad el presagio de Vesper el gigante estalla en pedazos, y esa cabeza suya sin rasgos, tan grande como un asteroide, se dirige ahora hacia la Tierra, en una trayectoria inexorable que aplastará el House of Yes, Williamsburg, e incluso la ciudad de Nueva York entera.

Eve no puede hacer otra cosa que aguantar la lluvia de meteoritos, generando un campo de fuerza que la mantiene a ella y al inconsciente Alix a salvo… hasta que la cabeza se estrella y todo se funde en rojo.

Es momento de marcharse, había pensado Diabolique, y cogiendo a Arthur del brazo lo guía por la ciudad del desierto, ahora en llamas, esquivando con cambios causales de trayectoria a las criaturas y los cascotes de roca roja que empiezan a caer sobre sus cabezas, mientras continúa cantando hasta llegar a las escaleras, que, ahora ascendiendo, los llevan a dónde estaban los baños, a la máquina de tabaco y a su barra.

El pequeño espacio de Diabolique ha perdido sus paredes, y a su alrededor aún se pueden presenciar los últimos estertores de la batalla. Arthur sigue enfocado en ella, dando vida con su imaginación las acciones de su héroe de fuego. Diabolique lo ha sentado en uno de los taburetes, de espaldas a la barra. Una vez dentro, tras preparar algunas cosas, le hace girar despacito, cogiéndole por los hombros de forma delicada para, ahora cara a cara, ofrecerle un cigarrillo (de una pitillera de plata que se dejó algún cliente, y que ha encontrado por casualidad entre las botellas), el trago que en aquel instante más le agradaría, una libreta y una estilográfica.

-Pero qué vistas tiene usted desde aquí, señor Arthur H. Wheeler!, seguro que ha impresionado a más de un chico o una chica...- le dice Diabolique. Este se gira para mirar por encima de su hombro y observar a sus pies la ciudad de Manhattan, tal como se ve desde la terraza de su propio Penthouse, pues es ahí donde se encuentra ahora la barra.

Al otro lado del río, en Brooklyn, se observa una explosión atronadora, más luminosa para Arthur, que puede ver cómo toda esa quintaesencia concentrada ha estallado en llamas.

Fin de la escena

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28/10/2019, 01:57
Diabolique

Contemplo la delicia el paisaje. Amo la zona donde vivo, pero Manhatan tiene este no sé qué encantador. Reconozco que quedo con la boca colgando cuando veo el club volar en pedazos. Todavía percibo la explosión con todos mis sentidos cuando mi mano se dirige a esa botella que habíamos dejado a medias con Arthur. Sin pensarlo dos veces reviento el champagne contra la pared de la barra, a unos pocos metros del Señor Wheeler, al grito de – Te nombro Apocalipstick -