Partida Rol por web

Por suerte o por desgracia, había pasado demasiado tiempo caminando por distintos lugares tratando de no ser vista, o moviéndome entre la gente sin llamar la atención; atenta a lo que pudiera encontrar o escuchar. No siempre se me daba bien, pocas cosas se me daban realmente bien, pero en aquella ocasión tuve relativa suerte en cuanto a mi propósito se refería.

Había demasiada gente en aquel lugar, no acertando finalmente a localizar posibles accesos, pero sin correr riesgos innecesarios, logré acercarme lo suficiente al informante como para presenciar su furia ante quién sabía cuántas BMG perdidas. Como era de esperar, no iba a conformarse con aquella pérdida, y puse atención a las indicaciones que hacía a sus hombres mientras fingía ser alguien más del público. Pero aquello no fue todo, pudiendo escuchar también qué pretendía hacer él, y la distribución que hacía de sus hombres.

Y el por qué.

Aquello me inquietó, pero me aseguré de continuar mostrándome tranquila, pudiendo aún escuchar parte de lo que algunos de los hombres de Petrovsky hablaban. Casi al mismo tiempo que los mafiosos comenzaban a movilizarse, vi cómo Elliot me hacía señales para que nos reuniéramos con los demás, dirigiéndome pronto al encuentro del resto con discreción.

Me sentí aliviada al verme nuevamente junto a mi hermano, pero aquello fue algo que no demostré, poniendo cara de póker mientras escuchaba las novedades que traía Hudson. Este preguntó por lo que había podido averiguar, pero dejé que Barry hiciera antes una rauda presentación y que nos pusiera al corriente de cómo estaba la situación. Tenían todo un plan ya montado, lo cual incluía una posible distracción de la que quizás tuviéramos que ocuparnos Vika y yo.

- Un momento. – requerí a mi hermano, quien trataba de ultimar detalles y nos instaba a ponernos en marcha cuanto antes, algo natural ante que el informante ya había abandonado su asiento. – Petrovsky está muy cabreado y ha mandado a unos tales Jensen y McCarthy, el calvo y el que estaba a su lado, a ocuparse de Love. Deben querer comprar aún más al árbitro, y algo traman hacer en la esquina de Love. – comencé a explicar a los presentes con rapidez, pero asegurándome de que se me entendiera bien. - Pero hay más. Sólo le acompañarán al pasillo dos de sus hombres, creo que ha dicho que se llamaban Randall y Angus. Petrovsky cree que Strickland y Oso deben estar ya al tanto de sus asuntos, y que moverán ficha esta misma noche, así que ha mandado al resto de sus hombres a vigilar los alrededores. – no pude evitar mostrar algo de preocupación en aquel punto, pues aquello podía terminar complicándonos mucho las cosas.

Resultaba abrumador ver como el caos se adueñaba de lo que unos instantes antes era una tensa calma. Fue como si al abrir la puerta, hubiésemos reventado la exclusa de alguna especie de canalización, derramando líquido sin posibilidad de recuperarlo.

Pero, si de algo sabía, era de mantener la calma en situaciones como esta. Análisis frío. Un rápido vistazo alrededor. Cuatro infectados, uno de ellos casi muerto pero sin querer estarlo definitivamente, ajustando las cuentas con Martens, ese pobre diablo con aires de pedófilo. El chasqueador que en breve se uniría a la fiesta. Una puerta, no muy resistente entre "dos mundos"... dejar atrás uno de ellos era... ganar tiempo. 

¿Valía la pena sacrificar dos hombres por ese tiempo? Esa era la cuestión. 

La respuesta estaba clara, a todas luces. Si. Un si rotundo. Con un poco de suerte, solo caería Martens. Tony podría cruzar. Debía cruzar a este lado.

Alcé el arma y disparé a Martens en una rodilla y al infectado que tenía justo encima. Dos tiros sencillos y rápidos.

¡Bam! ¡Bam!

Acto seguido crucé el umbral y apunté a la puerta por donde, era de esperar, apareciese el chasqueador de un momento a otro. Me concentré, traté de bajar el ritmo cardíaco, inhale aire profundamente y aguanté la respiración, totalmente concentrado. Con la mirada, y un leve gesto, indiqué a Tony que tenía dos segundos, como máximo, para cruzar. Tal vez los gritos frenéticos y desesperados que ahora emitía Martens distrajesen al chasqueador y le diese el tiempo justo para que cruzara aquí y pudiésemos cerrar la puerta. En caso de no hacerlo, la puerta quedaría sellada, y que su muerte significara algo.

Joder. Me pateaba el culo tener que sacrificar dos hombres. El primero estaba hecho. El segundo, esperaba que no. Sinceramente.

 El muchacho de Donovan (o ex-muchacho de Donovan) estaba colmado de alegría y agradecimiento, pudiendo escapar de aquella situación con el mejor de los finales. Se había ganado el favor de El Oso a regañadientes y podría escapar del mundo del crimen junto a su novio. Por su parte, el capo mafioso intentaba mantenerse lejano y serio ante Jeremy, pero no podía evitar sentir una sensación de alivio al ver que, por lo menos una jodida vez en todo el día, las cosas se pudieron arreglar sin derramar sangre. Además, bueno... era alguien importante para David... El Oso tampoco estaba hecho de hielo.

- Si, si, como sea... quiero creer que estoy tomando la decisión correcta, Jeremy. Que no me estas jugando ningún truco y que eres un buen chico. No me defraudes.

 La mención de la madre amenazada de Jeremy le hizo a recordar a El Oso toda la situación de Barry y Michelle con su propia madre. Como estaban siendo perseguidos con las medicinas de esta y como Donovan ejercía presión sobre la familia. Aquel criminal era una verdadera basura humana. Y no es que Strickland y El Oso fueran monjas descalzas, pero había ciertos códigos que se respestaban en su zona. Ir por la familia de los miembros del sindicato era uno de ellos.

- ¿A cuántas madres de tu zona voy a tener que salvar? Donovan no tiene el más mínimo escrúpulo, hijo de una gran... voy a mandar a gente a buscarla, muchacho. Tenemos que sacar a unas personas de allí, después de todo. Una más no hará la diferencia. Además, si Downes y Donovan ya salieron por el combo, habrá menos vigilancia sobre los familiares.

 El Oso recordaba que habían mandado a alguno de los hombres de Strickland a buscar a la madre de Barry. Agregar otra persona a la lista no sería problema, si no es que ya habían partido. En ese momento, llega Gary Locke con una dulzura neoyorquina lista para deleitar al capo mafioso. El Oso, hombre simple, se queda mirando a la preciosura embobado. Casi se le olvida que había otros dos hombres esperando alguna reacción de él.

- Gary, a veces me haces enojar, pero que exquisito regalo que me acabas de hacer, bastardo... llevate a este muchacho y siéntalo en algún lugar. Que te ayude contando balas, si es que sabe contar... se llama Jeremy y tenemos que buscar a su madre en la zona de Donovan. Él te dará indicaciones de su ubicación, confío en que el equipo que iba a ir hasta allí puede agregar esto a sus objetivos.

 Y sin mucho más preámbulo y un tanto apurado, el líder mafioso despide a los dos hombres mientras cierra la puerta y se da vuelta para enfrentar a Nomi. La mano que esta chica ya había puesto en su miembro le tomó por sorpresa. Las chicas nuevas no solían ser tan rápidas, y muchas de ellas tenían cuidado con la forma en que tocaban a El Oso. No le tomó mucho tiempo al capo recuperarse de la sorpresa y agarrar a la muchacha por la cintura. Sus corpulentas y grandes manos rodeando a aquella mujer con facilidad, mientras que su rostro se acercó al de ella dejando escasos centimentros en el medio.

- Si que puedes, nena... Nomi, ¿estás segura de que me puedes satisfacer? Lo que está ahí abajo, bueno... es grande. Grande como nunca lo has visto. No por nada soy El Oso...

 Incluso si hubiese alguna razón oculta detrás de la aparición de aquella joven hermosura, la misma no tenía chance de ser descubierta por el efusivo criminal. El hombre estaba cachondo, y en general los hombres cachondos no piensen con claridad. Pero El Oso era un extremo, ya que en lo único que pensaba ahora era en bajarse los pantalones y hacer gritar a Nomi Malone hasta que le pudieran escuchar en la tribuna.

 El Oso se sacó los pantalones para revelar su hombría y...

Aparentemente el plan que habían trazado para secuestrar a Petrovski no tenía fisuras. Algo tan simple como abrir una puerta que siempre se encontraba cerrada en el mismo baño, cogerlo y meterlo en la habitación contigua para interrogarlo. Deshacerse de él cuando ya no fuera útil y desaparecer de allí. Sin embargo lo simple muchas veces se complica. Y ahí es cuando Barry comentó sobre las chicas que lo acompañaban, si había que encargarse de ellas o qué. No estaba claro, parecía que se trataba de un fleco. 

Pero es que todo se fue enrevesando según llegaron Elliot y Michelle. Al parecer el tipo venía con nada menos que 10 guardaespaldas, un número muy pasado como para generar algún tipo de distracción - bastantes, quizá demasiados. Se pueden estorbar entre ellos y lo pero de todo, como cometamos un error nos caen encima - eso habría que evitarlo, enfrentarse a semejante número constituía un problema serio. Aparte que, lo que se había comentado era llevarlo todo con sigilo y discreción. Complicado pero no imposible.

Si bien la información que trajo Elliot era importante, no lo fue menos la que reportó Michelle. Al parecer Petrovski pretendía vengarse del boxeador que le había hecho perder la apuesta - es capaz de matarlo... de acabar con él precisamente en el baño - como esto siguiera así, no iba haber espacio suficiente para actuar allí dentro. Aparte que si le llevaban a Love a los baños, seguramente entrarían con él varios matones. Si en ese momento se abría la otra puerta íbamos a tener una escena muy sorpresiva para todos.

Para colmo, el tal Petrovski empezó a moverse y con él todo el dispositivo de seguridad. Que según Michelle estaban al tanto de las maniobras de Oso y Strickland y preveían que pudiera ocurrir algo. Vamos que estaban sobreavisados y aún así allí estaban - cada uno a su puesto.

Mich y yo íbamos a tratar de generar una distracción en el baño de chicas para desvirtuar la concentración de todo el equipo de seguridad de aquel personaje.

- ¿Y si la jugada nos la hace él? Si está de sobreaviso igual es todo teatro para sacar de la partida a Oso y Strickland - igual por eso se había traído a tanta gente, para tratar de liquidarlos.

Sunny no se podía creer que lo que iba a decir, pero aún tenía muy presente el recuerdo del doctor Abbot: —¡Tony! ¡Déjalo y corre!— exclamó mientras ella ahora mismo sólo podía pensar en cómo salir de aquel lío. Era pequeña y, por un momento, se planteó trepar por el montón de escombros, pero no sabía lo que encontraría al otro lado y, la verdad sea dicha, no es que escalar se le diera precisamente bien, así que hizo caso a Walker y le tocó el hombro a Chad para que la ayudara a subir cuando vio a Kyle con el otro tipo —¿Kyle?— preguntó, pero el tiempo apremiaba y los disparos... joder, los disparos empezaron a ponerla verdaderamente nerviosa, teniendo que luchar contra su miedo.

Se encaramó no sin esfuerzo, incluso con la ayuda de su amigo, a la pared hasta alcanzar la cota, momento en el que se gateó y luego giró para acostarse del todo y tener mejor agarre antes de extender su brazo a Chad —Vamos, toma mi mano— casi suplicó, pues lo último que quería era dejar a su mejor amigo atrás. Luego entre los dos podrían ayudar al resto a subir —¡Venga, no os quedéis atrás! ¡Scherezade! ¡Liam!— gritó con bastante miedo la chica al escuchar el chasqueador acercarse y los escalofriantes jadeos de los corredores.

La locura y el caos reinaron en el lugar, desde el preciso instante en que los infectados hubieron detectado la presencia del grupo de supervivientes en el lugar. Si estos pretendían seguir con vida, tan solo restaba cooperar como grupo para salvaguardar su integridad física. ¿Lo lograrían dadas las circunstancias?

Martens fue el primer objetivo de las criaturas fungiformes, quién indefenso como se encontraba tras la acometida inicial del corredor, quedando literal y figuradamente contra la espada y la pared, suplicó en alta voz por auxilio. Auxilio que en ningún momento llegaría, si no más bien todo lo contrario.

El corredor volvió a abalanzarse con uñas y dientes hacia su presa, esta vez sí hincándole los dientes en el antebrazo que el mafioso interpuso para evitar ser mordido en el cuello. El grito fue desgarrador, pero más lo fue tras recibir sendos disparos a traición del que hasta entonces había sido su líder, Jeff Strickland.

- AHHH!! JODEEERRR!! - emitió alaridos de dolor tras ser destrozada la pierna derecha y caer arrodillado al no poder mantener el equilibrio. ¡AUXILIOOOO! ¡NO QUIEROO MOOOORIIIIRRR...! - continuó gritando a pleno pulmón el tipo, dirigiendo con miedo su mirada perdida a sus camaradas Tony y el Gitano, temiendo el peor de los escenarios. ¿A caso tras ser mordido iban a prestarle ayuda?

Lejos de acercarse a tenderle una mano, el Gitano cruzó el umbral y desapareció del ángulo de visión de Martens dejándolo a su suerte, y aunque Tony si que abrió fuego a discreción tratando de acabar con el infectado que desgarraba la carne del antebrazo de su amigo, no tardaría en percatarse de que toda acción iba a resultar infructuosa. La llegada del chasqueador desde la espalda de Martens fue el detonante para que el propio Tony, resignado, atendiese a las advertencias de Jeff Strickland, Sunny y el señor Walker.

Los últimos momentos antes de que la puerta se cerrasen, dejando a Martens con el infectado y el chasqueador, dejarían un recuerdo en la mente de todos los presentes, muy difícil de borrar. El chasqueador se abalanzaría sobre el mafioso con fiereza, y tras morderle cerca del cuello, extendería sus manos sujetando por igual cabeza y mandíbula, y con una facilidad insultante, separó ambas partes con un crujido desolador. Los hasta entonces gritos incesantes del mafioso finalizaron abruptamente, al igual que su triste existencia.

Tony retrocedió y retrocedió, cruzando el umbral de la puerta sin perder detalle de lo que veía, para terminar trabándose con uno de los escombros y cayendo de culo en el suelo. En evidente estado de shock, durante varios segundos fue incapaz de reaccionar, sintiéndose tremendamente culpable por lo que acababa de suceder. ¿De veras no hubo la más mínima posibilidad de ayudar a Martens cuando este suplico por su auxilio? ¿Había sido la mejor opción sacrificarle en pos de la supervivencia del resto? 

- Maldición... ¿Por qué ha tenido que terminar todo así? - susurró en voz baja para sí mismo, mientras veía a Dave Beltrán cerrando la puerta y bloqueándola con su descomunal cuerpo.  ¿No había nada que pudiésemos hacer?

Sin embargo, no era tiempo de lamentos, dado que la situación en el pasillo al que acababan de acceder distaba de ser favorable. Mientras el Gitano ayudaba a Queen Scherezade a escalar hasta el rellano en alto, Chad hizo lo propio con Sunny, solo quedando Liam Young y Walker cubriendo las acciones del grupo.

Walker por su parte abrió fuego con la escopeta recortada ante el primero de los infectados que se les acercó a la carrera, destrozando en el proceso su cráneo y mandándolo a volar hacia atrás tras el impacto. No obstante, y aunque aquel hubiese sido su deseo, no tuvo opción a disparar una segunda arma por mucho que se afanase a actuar con presteza.

Liam por su parte levantó la Glock 9mm y disparó al segundo de los infectados, y si bien logró impactarle y frenar momentáneamente su avance, la criatura todavía parecía reacia a sucumbir.

Peor suerte corrió el guía que acababa de ayudar a Kyle Sanders a escalar la pared. Justo cuando el ex historiador le tendía la mano para levantarle, el tercero de los infectados alcanzó su posición y se asió a la pierna del hombre. Un grito de dolor fue exclamado, y pese a que logró patear al infectado hacia atrás y hacerle caer al suelo, la sangre roja no tardó en manar en la pernera del pantalón.

- No me jodas... - masculló el señor Sanders frustrado, viendo la cara pálida de su compañero Angus tras ser consciente de lo que implicaba ser mordido - Angus, ¿acabas de ser...? Mierda. Esto no puede estar pasando...

Fue la voz de Liam la que le sacó de su estado de perplejidad, regresando a la realidad. El peligro todavía estaba allí, no pudiéndose permitirse distracciones.

- Señor Young, ¿Qué hace usted aquí? - se preguntó extrañado, mientras dudaba si era preferible desenfundar la pistola en su posición en alto o tenderle la mano a Young. ¿Tendría el falsificador tiempo material a escalar antes de que el infectado se volviese a incorporar y saltase sobre sus presas? Suba ahora o acabe con ese infectado. ¡Decídase! - expresó visiblemente nervioso, viendo por el rabillo del ojo como el infectado ya amagaba con incorporarse, aunque tendiéndole la mano al recién llegado.

Al fondo del pasillo, puede que alertados por los estruendos de los disparos y los gritos de los presentes, empezaron a escucharse sonido inequívocos de más infectados, incluyendo el chasquido característico de los chasqueadores. ¿Cuánto transcurriría hasta que llegasen a la carrera más infectados?

En cuanto Barry realizó las presentaciones oportunas con la llegada de Michelle y Elliot, rápidamente se explicaron a grandes rasgos en que consistirían las directrices del plan que el Oso les había pedido completar, el cual implicaba "secuestrar" a ted Petrovsky y hacerle cantar. Obviamente la idea a priori parecía relativamente fácil de realizar si todo salía a la pedir de boca y sin mayores contratiempos, pero como todo en esta vida, en infinidad de ocasiones cualquier pequeño cambio podía hacer que el resultado final distase mucho del previsto. ¿Transcurriría todo sin grandes complicaciones o se torcería todo a las primeras de cambio?

Las aportaciones de Michelle y Elliot fueron muy bien recibidas por sus interlocutores, sabiendo mejor a que atenerse y hacerse a la idea de las fuerzas con las que contaba el enemigo, pero desgraciadamente el tiempo jugaba en contra y era menester ponerse de inmediato a actuar sin más demora.

El primer detalle vino casi de inmediato, volviéndose realidad lo que acababa de mencionar Michelle. Los mencionados Jensen y McCarthy se movilizaron con celeridad cada cual a su objetivo, no quedando dudas de que tenían toda la intención de dinamitar el próximo encuentro en contra de Nicky Love. Mientras que Jensen se acercaba al referee asignado para el show y le hablaba en voz baja muy cerca de la oreja, tras pasarle el brazo por los hombros amistosamente, quién sabe con que intenciones... McCarthy hizo lo propio acercándose a la esquina perteneciente a Love y los que le acompañaban, no sin antes surtirse de un par de vasos de plástico llenos de cerveza fría de un tipo que regresaba de la cantina, al cual le entregó por sus servicios un hermoso monto de BGMs a las que el individuo no puso objeción alguna.

- Eh, Fitzgerald! ¿Qué pasa hermano? ¿Ya no saludas o qué? - se le escuchó exclamar al tal McCarthy hacia un tipo en primera fila, casi al lado de la esquina roja en la que estaban tratando de atender los cortes y heridas de Love de su pelea previa - Joder, tío. Desde que tu mujer vino a que se la metiese en caliente para costearos las facturas, ya ni me hablas. ¿Qué hay de nuestra amistad? Por cierto Marie, estás tan hermosa y sexy como siempre...

- Maldito ideputa... - gruñó el tipo al que se había dirigido, tornándosele la cara roja ante el descaro y desfachatez de que viniesen a restregarle sus humillaciones. Manipulaste a mi esposa a mis espaldas, chantajeándola cuando peor los estábamos pasando... y me me... - las frustración iba incrementándose, debiendo ser su esposa la que se posicionase frente a él para tratar de detenerlo. ¡Lárgate! ¡No quiero ver tu maldita estampa cerca de mi careto!

- Fitz, por favor... tranquilízate cielo - intentó templar los ánimos de su marido la joven, quién ni si quiera se atrevía a voltearse a mirar a los ojos al tipo con quién supuestamente había tenido relaciones extramatrimoniales. Aquello ya es pasado. Dijimos que olvidarías todo ese asun...

- ¿Pasado? Pero preciosa, si ayer mismo lo hicimos en vuestra casa cuando tu marido se largó a por las cartillas de racionamiento... - rio divertido, volviendo a crispar y exasperar al hombre, quién no podía dar crédito a lo que acababa de escuchar - La colcha con detalles florales que te regalé estaba cubriendo la cama cuando llegué, y bien que gritaste como una perra cuando te daba bien duro por...

Aquello fue el colmo, la gota que colmó el vaso. Fitzgerald apartó bruscamente a su "esposa" a un lado, para de inmediato abalanzase contra el tipo que le había arrebatado todo en esta mísera vida. Casi intuyendo como serían las cosas, McCarthy sonrió tras mirar por el rabillo del ojo en una dirección concreta, teniendo muy claro que debía hacerse. Aprovechando la acometida del hombre, lanzó el contenido de sendas cervezas hacia el rostro de David, y empujó al médico que realizaba la curas con su mano, provocando que este casi le sacase un ojo a Love mientras lo atendía. Los gritos del menor de los García fueron descomunales, tremendamente molesto por como había quedado empapado de cerveza de arriba a abajo, pero lo peor de todo era que aquella trifulca solo limitaría que Love fuese atendido correctamente y sanase las heridas recibidas. "Win to win" para los intereses de Ted Petrovsky. Incluso el referee, tras su charla, amonestó a la esquina de Love por estar metiéndose con los espectadores...

Por otro lado, ajenos a lo que estaba sucediendo cerca del ring, los dos hombres de Ted Petrovsky a quienes se les había encargado asegurar los baños antes de la llegada de su jefe emprendieron la marcha, después de que le viesen incorporarse de las gradas. Seguramente su labor era precisamente aquella, estar pendientes en todo momento de los movimientos de su líder, para justo movilizarse cuando este lo hiciese.

- Eh, Randall. Es hora de ponernos en marcha, joder. - le recriminó un tipo de barba poblada a su compañero, quién seguía enclavado en la barra del bar conversando con una preciosa camarera - El jefe ha empezado a moverse y ya sabes lo que hay que hacer. ¿Me oyes? - y viendo que Randall se mostraba reacio a separarse de su chica, volvió a insistir - Y quiero que te quede claro que por muy mal que te lleves con los tipos de la banda de Robert, ahora mismo estamos todos juntos en esto. ¡Deja de complicar en todo momento las cosas, joder!

- Lo siento Daisy, no puedo seguir acompañándote ahora mismo - le respondió Randall a la joven camarera con una mirada tremendamente seductora, guiño de ojos incluido - El deber me llama, pero en un ratillo vuelvo contigo, encanto. ¡Ni se te ocurra rodearte de esos babosos o deberé venir a ponerlos a rajatabla! - flirteó una vez más antes de despedirse, aunque la sutil broma parecía evidente que era más que cierta, luciendo Randall un tipo excesivamente posesivo y celoso con lo que consideraba "suyo". Joder, ya voy Angus. Si sabes perfectamente que no va a acercarse nadie a los baños del fondo en cuanto tú y yo nos pongamos a custodiar el lugar. ¿Qué te preocupa?

Y como me lleve o me deje de llevar con esos malnacidos no es de tu incumbencia. Si vuelvo a verlos acercarse a Daisy con malas intenciones, pienso reventarles la cabeza sin miramientos. Yo trabajo para Donovan Peak, no para ese lameculos de Robert Downes. ¿Te queda claro?

Angus rodó los ojos y bufó desesperado, sabiendo que dialogar con Randall era harto difícil. No dijo nada más, limitándose simplemente a terminar el último trago que le quedaba, y tras dejar el vaso en la barra, empezar a movilizarse hacia los baños para revisar el lugar antes de la llegada de Petrovsky.

- Te amo Daisy. Sabes que haría lo que fuese por ti... - le dedicó unas últimas palabras de despedida, tomándole de las manos con delicadeza - Vuelve enseguida. - y tras aquello, Randall se dirigió tras los pasos de Angus rumbo a las escaleras que descendían a los baños.

El asunto se tornaba cada vez más sucio y peligroso, a tenor de la información que muy diligentemente, demostrando lo buena que era en lo suyo, trajo Michelle y compartió con nosotros. Crucé una mirada cargada de preocupación con los presentes, dando cuenta de lo serio que me parecía todo aquello. Había demasiada gente implicada, pues Petrovsky traía mucha seguridad con él, y los estaba desplegando quién sabía si con objetivos más ocultos de lo evidente. Algo claro era que se estaba desprendiendo de algunos para ir a por Love, pero mucho me temía que poco o nada podíamos hacer al respecto. Nos faltaban manos para tanto fregado. Love tendría que apañárselas sólo. Sin embargo, el asunto del resto de sus hombres me preocupaba más. No únicamente vigilarían la entrada a los baños, sino que sólo dos de ellos se ocuparían de eso, mientras el resto se dispersarían por los alrededores. No tenerlos ubicados me desconcertaba, porque corríamos el riesgo de cruzárnoslos al acceder a esa sala auxiliar, o al abandonarla.

Pablo pudo confirmar que el baño femenino no contaba con acceso a esa sala, por lo que si Michelle y Vika montaban alguna distracción por allí no contarían con esa vía de escape. Mientras valoraba ese asunto, instando ya a ponernos en marcha, pude darme cuenta de que se estaba montando alboroto junto al ring, una especie de pelea entre espectadores que parecía totalmente intencional, al menos si me fijaba en quién era uno de los implicados. Parecía que estaban montando un espectáculo para disimular lo que fuera que trataban de hacer a Love para joderle de cara a su siguiente combate.

- Michelle, Vika... ¿Al final vais a ocuparos de causar esa distracción? -Les pregunté con prisas- Si lo hacéis, esperad a que los hombres de Petrovsky se sitúen en su puesto, y acudid al baño femenino por separado. Luego podéis poneros a discutir o cualquier cosa que llame su atención, eso a vuestro criterio. Algo se os ocurrirá. Eso sí, abandonad la zona rápidamente si veis que se dan cuenta de que pasa algo con su protegido, ¿de acuerdo? Recordad que el punto de reunión es el palco. -Intenté acordar con ellas- Nosotros iremos al acceso de esa sala auxiliar y accederemos desde allí al baño, de forma que sus matones no nos vean. -Indiqué, cruzando una mirada con los Tammer y Pablo.

Sentí que mi preocupación se revolvía dentro de mí al notar la de mi hermano, y es que sin querer desmerecer al resto de presentes, tenía el convencimiento de que él era el más capacitado para abordar una situación así. Cualquier situación que implicara correr riesgos, tomar decisiones rápidas y actuar cuando era preciso, en realidad. Así que el que él estuviera preocupado no era una buena señal. Aun así, me forcé a apaciguar mi interior, pues no sólo tendría que estar en unos instantes tratando de hacer que aquellos dos mafiosos no prestaran demasiada atención al baño de hombres, sino que estaba viendo cómo Vika planteaba unos escenarios aún peores de lo que podíamos imaginar a priori.

- Petrovsky no conoce los planes de Strickland y El Oso, el que traman algo son suposiciones suyas, acertadas, pero suposiciones. Ha desplegado a sus hombres para que vigilen precisamente porque no sabe qué puede llegar a pasar. – comenté a mi mentora, queriendo tranquilizarla, añadiendo en seguida algo más. – No parecía que Petrovsky quisiera matar a Love, al menos como primera opción, pero si lo intentara no sería en el baño. No se cortaba un pelo en meter mano a esas dos, no querrá ser interrumpido durante su “cita romántica”.

El hombre del Oso nos puso al corriente de que el baño de mujeres no contaba con acceso a aquella otra sala, lo que significaba que Vika y yo tendríamos que reunirnos con los demás en el palco del mafioso. Si las cosas se torcían, aquello complicaría la situación, pero esperaba que no fuera así; todo iba a salir bien. Mientras Pablo terminaba de hablar, los hombres de Petrovsky ya habían comenzado a hacer de las suyas en lo referido a Nicky Love, montándose un escándalo junto al ring que parecía complicar las cosas a los hombres del Oso; a quienes lamentablemente no podíamos ayudar. Nosotros también debíamos ponernos en marcha, pero mientras terminábamos de ultimar detalles, pude ver cómo aquellos dos que se iban a encargar de vigilar los baños se habían detenido no muy lejos de allí.

Barry nos preguntó a Vika y a mí si seguiríamos adelante con la idea que esta había tenido de generar una distracción, haciendo ello que mirara a mi mentora antes de devolver la mirada a mi hermano. Asentí entonces, escuchando las indicaciones de Barry y comprobando que estábamos de acuerdo en cuanto a cuándo acercarnos a los baños. Mientras tanto, trataba de escuchar lo que sucedía más allá, no pudiendo ser consciente de cuanto Randall y Angus hablaban, pero escuchando algunas cosas que quizás nos fueran de utilidad.

- Marchaos cuando antes entonces, nosotras esperaremos unos segundo más. – dije a los demás, viendo cómo aquellos dos matones ponían rumbo definitivamente a los baños. – Nos vemos en el palco, tened cuidado. – añadí, teniendo que esforzarme en ocultar mi preocupación.

Una vez nos quedamos solas, terminaría girándome hacia Vika para hablar con ella.

- Iré al baño en primer lugar, en cuanto esos dos se hayan situado fuera. Una vez entre, no tardes en ir a buscarme, ¿vale? – comencé a decirle en pos de coordinarnos. - Si salimos de allí teniendo una discusión, podemos improvisar, pero si te quedas en blanco déjamelo a mí. Tengo una idea, sólo sígueme la corriente. – continué concretando antes de añadir una última cosa. – La idea es mantenerles distraídos de su labor, pero tengamos cuidado, no nos conviene terminar llamando la atención de demasiada gente.

Dicho aquello, forzándome a mostrar una pequeña sonrisa a mi mentora, aguardaría a que los hombres de Petrovsky se situaran en la zona de los baños antes de dirigirme hacia allí y entrar en el servicio de mujeres a la espera de Vika.

Uno de los infectados abatidos y los otros se estaban comiendo al idiota de Martens, era hora de retirarse. - Quítate de mi camino infeliz. - digo con frialdad mientras abro fuego contra el corredor que estaba entre mi destino y yo.

Sunny, Chad échenme una mano por favor. - digo mientras enfundo mi revólver y me dispongo a trepar con la ayuda de ambos chicos.

Tan pronto me encontrase en terreno alto, me haría cargo del guía de Sanders, pues el pobre diablo estaba condenado, pues pese a que le había descerrajado tremendo plomazo al infectado, este último ya le había encajado el diente.

Con el disparo Liam había conseguido que el infectado cayese de rodillas, pero eso no le iba a detener. Vio con frustración cómo aquel ser apenas daba muestras de dolor. ¿Qué efectos producía aquel hongo en el organismo? Quizá Sunny conocía la respuesta. Walker abatió sin dificultad al otro infectado, permitiendo que pudieran subir sin sufrir un riesgo de mordedura. Al menos hasta que el otro fase 1 llegara.

El falsificador se vio tentado a realizar un segundo disparo, pero probablemente no consiguiera acabar con él, asumiendo con ello un riesgo que no estaba dispuesto a asumir. Para colmo de males, el aire trajo sonidos que espolearon a Young a tomar su decisión. - Dame la mano Kyle - Y con su ayuda, además de hacer acopio de esfuerzo, finalmente logra alcanzar la deseada meta. Liam queda tumbado unos segundos recobrando fuerzas, dando las gracias a su ayudante. Sin él no habría podido trepar. Los años parece que le estaban pasando factura. En cuanto se recuperase, dispararía al infectado herido para que Sanders pudiera ayudar a su compañero a subir. Ya habría tiempo para analizar la situación del posible estado de infección del guía. Quizá la muchacha sabía cómo detener la infección en una etapa temprana.

También trató de conocer cómo se encontraba el grupo, tras tanto caos. ¿Dónde está Strickland? No podemos salir al exterior y decir que hemos perdido al jefe. Nos colgarían -

Demasiada gente con Petrovski, ¿Se había traído un ejército para blindarse en aquel espectáculo porque temía por su seguridad o había algo más? Ninguno de los presentes supo dar respuesta a algo evidente y es que aquel tipo no era la primera vez que asistía a un combate de boxeo, de ahí que me parecía increíble que en eso no estuviesen más rápidos.

La tensión parecía escalar por segundos en el cuadrilátero. Al joven luchador lo tenían cruzado y dada la distancia que nos separaba de él, era imposible ayudarlo. Aparte que no podíamos saltar al ring simplemente porque alguien necesitase ayuda. Que esa era otra, igual Love no había venido solo al combate y también tenía gente desperdigada por entre el graderío esperando su momento. Todo podía ser posible, sin embargo teníamos tarea y habría que centrarse.

- Bien. Nosotras vamos al baño y allí creamos una distracción - nos advirtieron del peligro de no contar con una salida secundaria, de ahí que tampoco podíamos montar demasiado follón para concentrar las miradas de todos, debíamos trabajar con cierta discreción.

- Igual esa pelea nos puede ayudar. Está claro que va a repercutir en toda la gente que hay aquí concentrada - una pelea a gran escalada podía constituir una gran oportunidad, aprovecharla para hacer desaparecer a Petrovski.

Se fijó el punto de reunión. Ahora sólo faltaba ejecutar la distracción, salir de la zona de exposición antes de que focalizásemos demasiado la atención y ataran cabos con respecto a la desaparición de su jefe.

Michelle sería la primera en acceder al baño, yo esperaría unos segundos para seguirla y ya a partir de ahí empezaríamos a operar. 

No tenía tiempo para chorradas. En absoluto. No es que me gustara ir por ahí sacrificando a mis hombres a la ligera, menos aun a tipos tan válidos y leales como Martens, por más que los últimos minutos se hubiese comportado como una niña asustada de su propia sombra.

No disfruté. Pero, en esos momentos, sacrificar su vida podía significar salvar la del resto, incluyendo la mía propia.

Así que, con cero sentimiento de culpa, ignoré lo que acababa de ver (y en cierto modo precipitar) en la habitación sellada y me dispuse a evaluar el nuevo contexto. Y era peor de lo esperado. Vi como pusieron a salvo a las chicas y como el pobre diablo aquel era mordido, para luego ser izado a esa especie de plataforma.

Un "a salvo" precario. Pero era mejor que nada.

Tony, cúbreme - dije, con total egoísmo y probando una vez más su lealtad hacia mi persona, mientras me encaramaba a lo alto de la plataforma, situándome a la derecha de Scherezade.

Hola, nena... ¿qué? ¿Disfrutando de las vistas?

Sin esperar respuesta observé unos instantes a los dos infectados que tenía a tiro. Uno, el que masticaba pequeños trozos de carne de Angus, estaba casi intacto. El otro, se le veía bastante mermado tras el disparo de Young. Y no separé la vista de él. Mejor acabar con uno y dejar otro "entero" que tener dos a medias.

Traté de acompasar la respiración, apunté y disparé.

El tiempo parecía acelerado mientras intentaban escapar. La sucesión de disparos hizo que Sunny se sintiera superada, pero tras ayudar a Chad y escuchar a Walker, extendió su mano para ayudar al mercenario mientras escuchaba con horror los chasquidos de más infectados de fase tres.

—¡Tony, Beltrán!— gritó la chica —¡Vamos! ¡Tenéis que salir de ahí ya!

A Strickland podría no importarle sacrificar unos cuántos para salvar su pellejo, pero Sunny no era de ellas. Y, tras ayudar a Walker a subir, sacó su pistola con mano temblorosa para intentar cubrir al resto de mercenarios, ya que Chad y Walker eran más fuertes para ayudarlos a subir, apuntando hacia la puerta donde estaba Dave intentando sostenerla con su cuerpo.

Con el señor Locke y el joven Jeremy habiendo abandonado la sala VIP, supuestamente yendo el mafioso a poner a trabajar al crío en cualquier cosa mientras tomase medidas para ayudar a la madre del zagal, solo quedaron dos almas allí la una frente a la otra. Nomi Malone sonrió con lujuria al capo contrabandista, y sabiéndose deseable y sexy, no dudó en hacer alarde de todas sus armas, provocando al hombre para que la calentura incendiase el lugar.

Al ser tomada por la cintura, la mujer gimió lascivamente y se relamió los labios, y sin dejar de acariciar el miembro viril del orondo hombre por sobre la tela del pantalón con su diestra, acercó su cuerpo de forma que la espalda de la fémina se amoldase al pecho de su par. Con gran maestría inició un sensual vaivén de caderas rozando sus glúteos con el portentoso instrumento, mientras que de forma sugerente incitó a que el Oso llevase sus manos hacia sus pechos y la manosease desde su espalda a placer.

- Uff, ni que lo digáis... - musitó con una risilla divertida ante el comentario del descomunal tamaño de la hombría del Oso, la cual empezaba a sentir crecer exponencialmente y presionar entre sus glúteos - Jamás he visto nada similar, mi señor - se mostró sumisa en su hablar, dejando que Gobinsky llevase la voz cantante en un inicio - pero prometo ser sumisa y obediente... ya veis que estoy suplicando por vuestras atenciones...

En un momento dado, cuando el paquete del Oso ya amenazaba con reventar, la joven ayudó a desabrochar el botón del pantalón, para de inmediato solicitarle al grandullón que le desabrochase el sostén. 

- ¿Podéis ayudarme a retirarme el sostén? Siento la necesidad de que queden libres para que hagáis con ellas lo que deseéis, mi señor. - mencionó con voz tremendamente sensual, acercándose a la oreja del capo contrabandista, con lo cual el Oso sentiría no solo un cálido vaho si no el inconfundible aroma afrutado proveniente de la fémina. Increíble! No ha dejado de crecer en ningún momento... Uff, es enorme!

En efecto, cualquiera habría temido por su integridad física al ver la descomunal tamaño y grosor de miembro viril del Oso, pero Nomi Malone incluso parecía deleitarse ante tal visión. Incluso los ojos parecían brillar y las mejillas sonrojarse ante el calor que propiciaba el imaginar aquello dentro de sí misma.

Sin embargo, un pequeño detalle no le sería indiferente al Oso, quién quizá lograse atar cabos cual zorro viejo. La despampanante mujer estaba usando todo tipo de estratagemas para mantener la mente y vista del líder contrabandista en su cuerpo, logrando en todo momento que el Oso nunca tuviese la posibilidad de echar la vista atrás hacia las ventanas que controlaban la totalidad del estadio. Incluso en algún instante le parecería que aquello estaba todo premeditado, como si aquella fémina estuviese allí precisamente para ello, para evitar que el líder de la banda prestase atención a los movimientos que se llevaban a cabo allá abajo. ¿Podía el Oso permitirse llevar por las atenciones de la fémina y desentenderse de lo demás en aquellos instantes?

- Señor, por favor. Miradme bien a los ojos... - le susurró una vez más de forma sensual y golosa, cuando el hombre hizo amago de mirar de reojo a través del enorme ventanal de aquel palco VIP, momento en que le tomaría con ambas manos el rostro y le serviría un tremendo beso con lengua - Estoy ardiendo y no puedo contenerme... ¿Me permitís? - mencionó al separar sus lenguas.

A partir de ese instante, Nomi empezaría a descender peligrosamente por el torso desnudo del Oso, a medida de iba desabrochando los botones de su camisa, hasta que finalmente alcanzaría el enorme miembro viril. Desde ese instante el Oso, al igual que la inmensa mayoría del resto de mortales, solo pudo dejarse hacer y quedar con la vista fija en aquel inmortal momento. Nadie más que Nomi Malone podría haber trabajado con mayor maestría aquel descomunal órgano copulador.

- Ughh... Es el momento, mi semental... Hacedme vuestra... - solicitó suplicante tras separar los labios del miembro viril, y escucharse un ligero chapoteo de sus dedos penetrándose una y otra vez el orificio entre sus labios menores. Nomi tomaría una pose a cuatro patas sobre el sofá, tirando de la mano del Oso para que se le acercase y tomase posición... Estoy lista.

Tal y como habían acordado ambas féminas, poco tiempo después de que los dos mafiosos de Ted Petrovsky se internasen escaleras abajo en dirección al baño de hombres situado más al fondo, sería el momento oportuno en que ellas hiciesen lo propio tras despedirse del otro grupo. Primero Michelle, al poco la propia Vika, no tardarían ambas jóvenes en avanzar raudas hasta alcanzar el baño de mujeres, ubicado a tan solo unos diez metros previo del de hombres.

Afuera en el pasillo, el único de los dos mercenarios que se mantenía de pie junto a la puerta con rostro serio y pensativo era Randall, siendo razonable pensar que su compañero estaría verificando en esos precisos instantes el interior. Efectivamente, prácticamente justo cuando Vika alcanzó su destino y se reunió con Michelle en la puerta del baño de mujeres, ambas pudieron percatarse por los ruidos que un orondo hombre con gafas salía a trompicones del aseo, siendo básicamente sacado a empujones, todavía realizando esfuerzos por subirse los pantalones y tirar de la bragueta, con el rostro completamente pálido y sudoroso. Nada mencionaría el vejestorio al cruzar frente a Michelle y Vika a la carrera, salvo algunos balbuceos incomprensibles para si mismo, al tiempo que secaba el sudor con su frente y continuaba avanzando raudo alejándose del lugar.

- ¿Ya está despejado? - se escuchó la voz de Randall dirigiéndose a Angus como mera formalidad, sabiendo de antemano la respuesta - Si solo era ese viejete, ¿No podrías haberle dejado terminar?

- No podía arriesgarme a que ese infeliz estuviese ahí dentro más de la cuenta. Al jefe no le haría la menor gracia. - sentenció Angus, buscando finaliza abruptamente aquella conversación.

- Como tú digas...

Precisamente fue una buena idea, dado que el mismísimo Ted Petrovsky descendería las escaleras con ambas furcias pegadas a ambos lados. Un simple gesto de asentimiento fue todo cuanto cruzaron ambas partes, internándose Petrovsky con una sonrisa sardónica junto a ambas féminas.

- ¿Cuánto suele demorar esto, Angus? ¿Quince? ¿Diez? - preguntó un tanto molesto por deber encargarse de aquello, lo cual parecía disgustarle - No importa...

Risas en la lejanía y algún grito divertido se escucharon, antes del festival de embestidas sordas y gemidos quedos.

Angus fue quién volvió a intervenir.

- ¿Puedes hacerte cargo de todo mientras voy a echar una regada? - mencionó Angus a su camarada Randall, realizando una mueca de tener ganas de evacuar - No tardo.

Un gesto de asentimiento fue todo por parte de Randall, del todo indiferente. 

Con los dos mafiosos internándose en dirección a los baños para despejar el lugar, y un Ted Petrovsky acercándose inexorablemente con ambas féminas pegadas a ambos lados, era cuestión de tiempo que todo se precipitase y debiesen actuar. Fue el propio Pablo el que, una vez definidos los grupos, inició la marcha hacia uno de los laterales del estadio, donde terminaría adentrándose en una especie de sala de mantenimiento en la que rezaba un cartel de "Solo Personal Autorizado".

Tras aquello, el grupo avanzó con premura a través de una serie de pasillos y puertas de hierro que el mayor de los García fue abriendo con un manojo de llaves en su bolsillo, hasta finalmente alcanzar una especie de rellano desde el cual se abrían dos posibles destinos. Descendiendo una rampa lateral se alcanzaba el garaje o almacén, mientras que se se ascendía por las escaleras se podían alcanzaban los reservados y la sala VIP donde técnicamente se encontraba el Oso, siendo por ahí mismo por donde tarde o temprano debería personarse el capo contrabandista para estar presente en el interrogatorio. 

En el mismo garaje conectaba con la sala anexa a los baños, la cual coincidía con la previa descripción ofrecida por el segundo del Oso, y donde se hallaba la puerta que daba con los baños. ¿Ya estaría Petrovsky al otro lado? ¿Era el momento de internarse o debían aguardar un poco más?

- Este sitio es perfecto para hacer cantar a ese infeliz - rompió por primera vez el silencio el menor de los hermanos Tammer, quién apoyado en una de las columnas del viejo garaje sorbió el resto del contenido de la bebida que le quedaba. Tras ello, prosiguió - Eh, Hermano. La sala anexa esa es bastante pequeña y queda muy cerca de los baños. ¿No sería preferible interrogar a ese malnacido aquí en medio del garaje?

Elliot se adelantó en dar su punto de vista y asintió bastante convencido, aunque quiso saber la opinión de Pablo, del hermano mayor de Tammer y del propio Barry, razón por la que no se precipitó en emitir un juicio.

- Yo apoyo esa idea. La sala anexa sabemos que está pegada a los baños, por lo que supongo que lo que podamos escuchar nosotros de este lado, será lo mismo desde el otro lado. - razonó sus pensamientos con prudencia. ¿Cómo lo ves tú, Barry?

Pablo pidió en ese momento que todos bajasen la voz, siendo el primeo en acercarse hacia la puerta de la sala anexa que comunicaba con los baños, sacando en el proceso la llave del bolsillo.

- Tss, Barry. Ven aquí... ¿Oyes algo al otro lado? De momento todo parece silencioso... ¿Esperamos o...?

Sensata e inteligente fue la decisión de Liam Young de no enfrentar directamente al infectado y aceptar de buen grado la mano tendida que le ofreció su camarada Sanders, habida cuenta de lo que aparecería al fondo del pasillo en cuestión de escasos segundos. El eco de los guturales gritos y estridentes chasquidos de los infectados se intensificaron en gran medida, hasta que el haz de luz de la linterna de Queen Scherezade reveló los cuerpos a la carrera de dos seres fungiformes, cuyos rostros apenas eran irreconocibles por la amalgama de quitina y restos vegetales sobresaliendo de su interior. Acechadores, fase 2.

Incluso el propio Walker solicitaría el apoyo de ambos reclutas de FE.D.R.A para salvar la pared, a sabiendas que una amenaza de tales dimensiones sería un suicidio afrontarla allí abajo y de frente. De no ser por la fuerte y atlética complexión del afroamericano, quién lograría casi levantar a pulso y de un tirón al mercenario, y de la premura con que Sunny fue sujetándole las armas que este le fue tendiendo, la empresa hubiese sido casi imposible realizarla a cabo con tal rapidez. Bien podía agradecer John a aquel par el ascenso de forma segura.

No obstante, algo en su mirada pareció perturbar a Chad Franklin, más allá de la amenaza de los infectados acercándose por el pasillo. Al hacerse hueco para que Walker se les uniera y pisar un poco más al fondo del rellano en el que se encontraban, un repentino crujir alertó al joven de un grave e inminente peligro. El suelo más allá de donde estaban apostados parecía tratarse de un falso techo de escayola, por lo que definitivamente no aguantaría el peso de todos aquellos que iban ascendiendo lentamente.

- Sunny, tenemos un serio problema - alertó de forma apremiante a su compañera, por si no había sido consciente del ruido a sus espaldas y la grieta formada en la escayola, tras retirar los pies del lugar donde se había apoyado - Fíjate ahí atrás. Todo este suelo parece ser un falso techo de escayola. - explicó de forma concisa y sin rodeos, valorando seriamente la situación - Dudo mucho que llegue a sostener el peso de todos los que están escalando hasta nuestra posición. ¿Crees que podría terminar cediendo por el peso y...? 

Ejem... a lo que quiero llegar es que... que no sabemos que pueda haber ahí abajo si sucediese lo peor... ¿Qué hacemos?

Sanders tomó con seriedad el aporte de Chad, golpeando con lo nudillos la superficie más allá de donde se encontraban. Efectivamente sonaba hueca y frágil, solo siendo duro el sustrato en el que se encontraban al estar situada allí alguna viga de cemento o similar.

- Pegados a la pared... Solo podemos ir de uno en uno y completamente pegados contra la pared... - afirmó completamente convencido de que de otra forma sería imposible salir de allí - ...y rezar por que aún con el peso de los más fornidos, esto logre aguantar - mencionó dubitativo, mirando de reojo a Dave Beltrán, quién seguía allí abajo bloqueando el paso de los infectados del otro lado de la puerta cual héroe. Angus, ¿tú qué tal te encuentras?

- Descuida Kyle, estoy bien. Aguantaré - respondió al instante el pálido y sudoroso guía, quién en esos instantes terminaba de acoplar el cargador a su pistola Beretta, para terminar acomodándose arrodillado y listo para disparar contra los infectados restantes. ¿Quién irá primero? Niña, ¿abres tú la marcha y verificamos si el techo será capaz de resistir? Yo cubriré al resto todo cuanto pueda...

Queen Scherezade parecía bastante afectada por lo acontecido, dando la impresión de que no le sería fácil superar la dantesca muerte de Martens. Pese a que no tenía una especial cercanía con el mafioso caído, a su mente afloraban recuerdos de cuantas veces había recibido su ayuda en el mercado negro para surtirse de mercancía y cargar con todos los paquetes. Sabía de su marcada tendencia a mostrarse pendenciero y soberbio, además de los más que cuestionables ideales en cuanto a la supremacía blanca y su extraña afinidad y cercanía por las jóvenes menores de edad, pero hasta la fecha jamás había escuchado que hubiese abusado o violado a nadie. ¿habían sido los prejuicios a su persona los que habían impedido que le prestasen ayuda a tiempo?

- ¿Qué dijiste...? Ah, sí.... Las vistas... - salió de su ensimismamiento al escuchar la voz de Jeff, forzándose a sonreir con dulzura pese a que no estuviese pasando el mejor de los momentos - Oye Jeff, ¿crees que logremos salir con vida de este lugar? - preguntó dubitativa ante la realmente tensa y compleja que estaba siendo la situación - Pensé que acompañándote te sería de gran ayuda... pero más bien empiezo a considerar que solo soy... _{un lastre...}

Era comprensible que aquellos pensamientos aflorasen en la mente de la joven, quién hasta ese preciso instante solo había permanecido callada y siendo protegida una y otra vez por la gente de Jeff. Valoró tensar su arco y disparar alguna flecha, pero incluso en esos instantes veía que de acercarse al borde para disparar a los infectados del pasillo, solo estaría dificultando el ascenso de los que todavía estaban en peligro. 

- Sunny, iré tras de ti en cuanto empieces a avanzar. ¿Te parece? Si cualquiera de las dos escucha un ruido que haga sospechar de que el falso techo está por ceder, que advierta a la otra del peligro... - trató de infundirle ánimos a su compañera y demostrarle su apoyo. Cariño, te espero al otro lado, ok? - finalizó sus palabras, dedicándole un sutil y fugaz beso en la comisura de los labios de Jeff, antes de girarse sobre si misma y emprender la marcha, serpenteando sobre las placas de yeso. La visión del trasero de Scherezade sería una hermosa visión para el capo contrabandista y otros presentes, dadas las circunstancias.

El golpe sordo en la puerta que apuntalaba Dave, amén de los gritos de advertencia de Sunny desde el rellano, fue la señal que tanto Tony como Beltrán habían esperado. Terminando de ascender el Gitano y el propio Jeff, ya solo restaban ellos dos para alejarse todo el grupo de aquel enclave de muerte y desesperación.

- Tony, ¿a qué coño esperas? Date prisa y sube ya, joder - le mencionó con apremio el fornido hombre, percatándose de que la puerta se aboyaba a cada embestida del chasqueador y se agrietaba, sobresaliendo el brazo fúngico de la letal criatura - No voy a poder resistir mucho más.

- Voy, date prisa y sígueme... - respondió en el acto Tony, disparando un par de veces a las criaturas que se les aproximaban, tratando quizá de enlentecer su marcha antes de estirar el brazo hacia Chad y el Gitano para solicitar su ayuda. 

- Jeff, dudo mucho que el falso techo de escayola vaya a soportar el peso de todos... - fue la respuesta que profirió el Gitano, mirando seriamente al capo contrabandista - Tú dirás. - le inquirió, logrando con ello que Tony abriese los ojos ojipláticos, no pudiendo creer lo que escuchaba. Al igual que habían dejado atrás a Martens cual cebo vivo, ¿ahora pretendían hacer lo propio con ellos?

- ¿Estarás de coña, no Gitano? - se forzó a sonreír, sin perder de vista de reojo a los dos acechadores que se les aproximaban - Jeff. Ejem... jefe. Nos ayudaréis a subir, ¿cierto? - extendió la mano hacia Jeff, casi suplicante.