Partida Rol por web

 La sonrisa cómplice de Elliot y su complacencia al pedido del Oso le sacaron una sonrisa grande al capo. El chico quería que aquella farsa saliera bien tanto como ellos, sino más. Estaba buscando protección y la banda de Strickland estaba dispuesta a dársela; lo cual también significaba que Donovan y Robert seguramente querían a ese crío muerto.

- ¡Claro que soy yo! ¡Vivito y coleando! Desde que tú y tu padre se fueron a otra zona, pensé que no los iba a volver a ver… los jodidos de FE.D.R.A. no te dejan conseguir permisos de pase fácilmente.

 Le produjo un poco de gracia que le llamara “Tío Sully”. Seguramente ninguno de los hombres jóvenes con los que estaba trabajando lo supiese, pero dos años antes de que todo se viniese abajo, en el 2001, salió la película Monsters, Inc. en la cual aparece un personaje llamado Sullivan. Un monstruo formidable que era el rey de los sustos. El Oso recordaba que su mamá le solía comparar con Sully pero no por lo atemorizante, sino por lo grande y abrazable que era…

Sammy… eres como un osito… ¡ven aquí que te abrazo!

 El Oso se quedó con la mirada perdida y una media sonrisa melancólica por un momento, añorando tiempos pasados de una vida anterior, con gente que había desaparecido hace décadas. Pero rápidamente se recompuso cuando la pregunta de Elliot llegó.

_{- Muchacho, tranquilo. Este es territorio del Oso… te sacaré de aquí.}

 La mentira ya estaba consolidada y los hombres de Donovan no dudaban. La misión hasta el momento iba siendo un éxito. El Oso estaba contento, aunque mientras Pablo y Elliot conversaban su mirada se posó en David, quien… no estaba exactamente atento a la situación.

 El Oso no pudo evitar notar como la mano de David estaba colocada en la nuca de un muchacho rubio que tenía al lado, de su misma edad, quién quizá fuera un mercenario novato o un yonki usual. David conocía a mucha gente por la calle, por lo que no le extrañaba que se cruzara con un conocido. Sin embargo, las sonrisas en los rostros de ambos chicos le prendieron una alarma al Oso, quien le cuestionó a Pablo aquello.

- Pab- Jack… escúchame, ¿conoces de casualidad a ese muchachito rubio de allá? ¿Qué está _{hablando con David?... ¡¿De qué cojones va eso?!}

 El Oso intentó cuidar el “acting”, pero el enojo que le produjo aquella visión le hizo olvidarse de no decir David y de no relevar que tenían un vigía. Incluso ignoró a Elliot que estaba sentado entre Pablo y él. Quizá había reaccionado exageradamente ante la escena, pero que el hermano de tu mano derecha fuera… algo raro… podía jugar muy en contra en los círculos mafiosos.

 O El Oso había mirado mucho The Sopranos cuando era joven. Y tenía ciertos prejuicios y estereotipos fijados en la cabeza.

 De todas formas, no servía de nada mantener intacta la pantomima. Ya que el desgraciado de King Raúl apareció para disipar el humo. Reconoció y apuntó directamente contra El Oso, llamándole insecto e invitándole a enfrentarse a él. Los hombres de Donovan deben haberse sentido unos verdaderos idiotas. El Oso ya lo había dicho antes: él no era un hombre de confrontaciones, y la banda de Strickland no era una banda de guerras.

 Pero Nicky Love tenía razón: lo habían insultado. Ya demasiado que se tuvo que aguantar las ganas de estrangular a Teddy hace unas horas. Estas faltas de respetos de parte de Donovan se acababan. Ahora. El Oso se levantó de la mesa para caminar lentamente hacia King Raúl, con las manos visibles y una expresión relajada.

- King, King, King... ¿qué pensarían Donny y Jeffy de todo esto? Nosotros dos, liándonos en un barcito como dos putitas locas por una tontería. Y con los soplapollas de FE.D.R.A. del otro lado de la calle... ¿sabes lo que me diría Strickland si se enterase que yo-

 Y ahí El Oso tira el gancho hacia la cara de King Raúl, aprovechando el elemento sorpresa de un falso discurso. Esperaba que el resto de su grupo captase la acción como pie a desatar el caos en el bar. Y también esperaba que tener al "famoso" Nicky Love de su lado les ayudase a tomar la ventaja. Por lo menos para que nadie saliera gravemente herido hasta que los de FE.D.R.A. entrasen a disipar las aguas...

Teníamos que darnos prisa, si queríamos lograr salir de aquella encerrona con el botín que habíamos alcanzado. Era mucho equipo, pero un buen equipo que podía ser de utilidad, tanto para usarlo como para venderlo y sacarse un buen colchón con el que ir tirando. Puede que una parte para cada fin, aunque no era el momento de echar cuentas. Era el momento de ponerse en marcha.

Vika me informó de la situación, queriendo confirmar que aún conservaba la cizalla que había encontrado abajo, aquel pequeño kit de herramientas que era, precisamente, para lo que habíamos entrado allí. Así se lo confirmé, asintiendo mientras le señalaba la segunda caja de herramientas y el resto de cosas que no iba a darme tiempo a coger, ni tendría fuerzas para cargar. En pocos instantes, apresuradamente y lanzando furtivas y nerviosas miradas a nuestra espalda por si se percibía algún avance por parte de la gente de abajo, desvalijamos la caja fuerte en su totalidad, cerrándola igualmente. Nunca se sabía cuándo podía ser de utilidad contar con una caja como aquella cuya combinación tan sólo supiera yo. Tal vez algún día tuviera que hacer algo similar a lo que había hecho mi padre, para que Michelle encontrase cosas que pudiera acumular para ella.

Corrimos al balcón, apurándonos para descender por aquellas escaleras, apenas unos hierros anclados a la pared, con la suficiente consistencia para no temblar y la suficiente uniformidad de distancias para no ser excesivamente complejo ir apoyando los pies. Aún así, el peso de la carga que llevaba me hacía oscilar de un lado a otro de forma incómoda, así que agradecí alcanzar el firme de la calle y poder apoyarme en la pared al alcanzar la esquina.

- Mierda, el soldado ya está ahí. -Mascullé tras asomarme al borde de la esquina de la calle, descubriendo al militar de FEDRA a la altura del muelle de carga cerrado- Se ha dado prisa, el cabrón.

Sopesé nuestras opciones, echando un vistazo alrededor. No es que hubiera mucho donde elegir. Si salíamos corriendo hacia donde estaban los demás, el soldado nos vería y no dudaba que dispararía. Podíamos tratar de burlarlo a través de la zanja, pero iba a ser complicado movernos en silencio con tanta carga a cuestas. Lo de esconderme nunca había sido, lo que se dice, mi punto fuerte. Y retroceder hacia el frontal de la tienda era una lotería, pero no me sentía tan afortunado. Seguro que, si los militares de dentro no salían por ahí, otros acudirían a ver qué pasaba y nos los encontraríamos de bruces. No, sólo veía una salida.

- Hay que quitarlo de en medio. -Indiqué a Vika, alzando la mirada hacia el balcón con temor a que alguien se asomase en cualquier momento y nos viera allí apostados- Rápido y en silencio.

Me abrí la chupa y metí la mano a la parte trasera del cinturón, donde colgaba el machete que le había cogido a Bull. Era mi intención devolvérselo cuando todo aquello terminase, ya que lo había cogido sólo como un préstamo. El mundo ya era bastante jodido como para ganarte enemigos por quitarles algo, con lo que costaba todo hoy en día. Pero parecía que se lo tendría que devolver manchado de sangre.

Alcé tres dedos, para indicar a Vika la cuenta atrás. Dos dedos. Uno... Y doblé la esquina bruscamente, dispuesto a asestar a aquel militar un corte que pudiera ser definitivo. Sólo si le hacíamos caer sin dar la voz de alarma, podríamos escapar de allí sin que FEDRA nos persiguiera.

Durante unos instantes seguramente parecería algo ausente, reflexionando sobre distintas ideas y sacando conclusiones de cuanto escuchaba por parte de unos y de otros; así como de sus acciones. Me sentía inquieta. No me gustaba aquella situación por varios motivos, pero no había más remedio que seguir adelante. Rendirse no iba conmigo, tan sólo tendría que aguantar un poco más, adaptarme a aquel grupo y confiar en que todo saldría bien.

Asentí ante las indicaciones de Liam acerca de cómo continuar avanzando por el túnel, y dejé que fuera Walker quien cerrara la marcha al ver que estaba dispuesto a ello. Cuando retomamos el camino, no tardamos en encontrarnos con que las luces de emergencia dejaban de estar presentes, contando con tan sólo unas pocas linternas para iluminarnos. A aquel inconveniente pronto se sumó el de tener que caminar por una zona inundada, no con mucha profundidad al menos, pero que igualmente me caló el calzado y mojó parte de los pantalones. El avance resultaba así lento, pero continuábamos pudiendo acercarnos hacia nuestro destino, sin embargo, Young terminó haciéndonos saber al llegar a una bifurcación que aquello dejaba de ser así.

- ¿Y qué alternativas tenemos? – pregunté en seguida ante el hecho de que aquel desplome nos impedía seguir por el camino previsto.

Como era de esperar, ninguna de las alternativas parecía del todo segura, pero me enfoqué en que al menos teníamos opciones entre las que elegir. Kyle no tardó en pronunciarse al respecto, habiendo ya tomado la palabra de camino debido a sus nervios, pero en aquella segunda ocasión tenía la impresión de que su estado de nerviosismo estaba yendo más allá.

Walker también dio su opinión acerca de por dónde continuar, de un modo muy tranquilo, al contrario que Sanders; tratando de hacer desistir a este de un modo que no me parecía precisamente adecuado dado su estado de nerviosismo.

- Intenta ser un poco más considerado, por favor. – le dije a Jhon, sin acritud, pero queriendo que fuera consciente de que su actitud no era la más adecuada. - Kyle, ¿cómo te encuentras? – le pregunté acercándome a él. – Decidiremos cuál es la mejor opción y saldremos de aquí, ya lo verás. – añadí tratando de tranquilizarle.

Ver el túnel bloqueado fue como un jarro de agua fría. - Me cago en ... - Aquel día estaba resultado complicado, por no usar otro término menos educado. Se sintió responsable de la seguridad del grupo. Sanders parecía estar perdiendo los papeles. Quizá la tensión acumulada, claustrofobia, o los primeros síntomas de una infección de Cordyceps (quizá por eso quería escapar de la QZ), el caso es que parecía estar a punto de subirse por la pared del túnel. Liam no se veía capaz de conseguir calmarle. Trataría de darle argumentos que llamaran a la calma, pero visiblemente él mismo estaba como un flan. Quizá la chica asiática tuviera en su vademecum portátil algún calmante.

Las alternativas, que por fortuna existían, no eran halagüeñas. Si la ruta principal conllevaba algún tramo de cierto riesgo, las otras dos sin duda eran bastante peores. Liam dio su parecer sobre las alternativas tras la petición de Michelle. Walker siguió tratando de hacer negocio incluso en una situación en la que él mismo debía ser su propio cliente. Allí ya no había nadie a salvo. - Bien, no os lo voy a negar. La situación se ha vuelto peligrosa - Se rascó el mentón mirando al suelo y continuó. - En otro día más tranquilo, elegiría sin duda pasar cerca de las instalaciones de F.E.D.R.A., pero viendo que se ha agitado el avispero... La verdad, estarán buscando por todas partes a la caza de luciérnagas. Quizá, aunque suene a locura, tengamos mas oportunidades por la vía corta. Hace un año que no dispongo de información de los soldados con actividad por esa zona pero, si todos dispusiéramos de una máscara, lo más seguro es que sólo sea una zona plagada de esporas. No sé, es muy probable que un infectado no pueda vivir mas de un año sin alimentarse. Podemos avanzar con cautela y si vemos algo damos la vuelta - Ni el mismo Young tomaba aquellas palabras como algo convincente, pero su mente le alertaba del alto riesgo de pasar cerca de F.E.D.R.A. en aquellas circunstancias. Si estaban movilizándose, era muy posible que vigilaran la red de alcantarillado, pero dejando al margen la considerada de riesgo de infectados.

- No pretendo obligar a nadie y por supuesto todos debemos emitir un voto. - A la luz de la linterna, pudo discernirse una ligera risa de sarcasmo en su rostro. Le pareció gracioso presenciar una votación democrática en tiempos de ley marcial. - Como en los viejos tiempos - Pensó. - ¿Y bien?

No puedo evitar esbozar una sonrisa ante los comentarios de Young. - Intenté ser razonable, pero si gustan correr el riesgo con las esporas adelante, yo no tengo una máscara, pues no pensaba abandonar la QZ.

Sin embargo, ofrezco protección a quien me brinde una máscara, de lo contrario, me gustaría que me indicases como cruzar los túneles debajo de F.E.D.R.A. es más fácil matar soldados que infectados.

Y por cierto MacLeod, estoy siendo amable, te lo aseguro, pero si esperas que muestre un poco de empatía por alguien, me temo que te equivocas de persona, no me llaman Iceman por mi lindo temperamento. - añado en un tono frío y carente de emociones.

Una mordida, un rasguño, una puta espora es todo lo que se necesita para convertirnos en uno de ellos y eso es una certeza. - añado mientras me incorporo, para luego echar mano de mi pistola con mi mano izquierda y mi recortada con la derecha.

¿Y bien? ¿Quién quiere un guardaespaldas? Sólo les costará una máscara de gas y conduciré a quien sea del punto "A" al "B".

Pero, dado que de momento estoy por libre y se me ha pedido un voto, pues mi opción es por rodear. - agrego con mi tono monocorde de siempre.

Sonreí, satisfecho, cuando Robert aceptó su castigo. Mostró una entereza que dudaba que ya alguien la tuviera en estos tiempos que corrían. Antes era fácil. Si me jodes, te mato y punto. Ahora no, ahora no era tan sencillo. Incluso los soplones tenían su utilidad.

Por eso me gustó su actitud. Tanto que decidí hacer algo sin precedentes. Un ligero apretón al brazo de Dave Beltran cuando éste se disponía salir con Robert. Él lo entendió. Acompañaría al reo. Incluso le satisfaccería su última petición y, llegado el momento de la ejecución, le perdonaría la vida. Ya le daría las instrucciones a Robert. Ese tipo de experiencias, tan traumáticas, acababan por hacerlo a uno fiel como si de un puto perro faldero se tratase. Generaba un valor añadido al activo.

Que se le iba a hacer. Hoy me había pillado fácil. A las malas, cuando lo usara como carne de cañón... se entregaría a su tarea con eficacia. No me cabía duda. 

Entré a la suite donde me esperaba Scherezade. Ni siquiera tuve que esperar a sentir sus cálidas manos en el pecho para que la erección tuviera lugar. Solo con verla sucedió. Era una diosa.

Pero ya se sabe, poco dura la alegría en casa del pobre. La muy zorra me dejó con un calentón de mil demonios. Eso no estaba bien. Me puso de muy mala leche. ¡Con lo contento que venía yo! No podía permitir que se viniera arriba, tenía que enseñarle cual era su lugar. Los privilegios de su posición... el precio que debía de pagar por ellos. Por más excitante que fuesen esos jueguecitos... ella ya debería de saber que a veces... a veces solo tenía que abrirse de piernas, o ponerse de rodillas. Igual daba. Hoy no... hoy no... joder. La muy...

Vi como se alejaba. Como dejó caer su vestido, deliberadamente... 

Me bajé los pantalones y me masturbé sobre la cama, eyaculando en apenas unas sacudidas. Cogí su vestido y me limpié con él. Luego entré a su habitación y le dije.

Nena, tengo que salir. Las sábanas están hechas un asco, más te vale que estén limpias cuando vuelva. No quiero ni una jodida arruga en ellas. ¿Recuerdas los Louis Vuitton? Quiero verte con ellos luego, solo ellos y unas bonitas medias negras. Y espero algo menos de soberbia por tu parte, ¿lo has entendido?

Entonces abandoné la habitación sin darle ni siquiera la oportunidad de réplica.

Estar de brazos cruzados no era su mejor habilidad pero en ese momento no podía hacer nada, o mas bien entendia que no podía hacer nada, salir de aquella cobertura y ser el centro de atención no era algo recomendable. 

Vio la granada de humo y poco después vio a sus compañeros que se debatían en como llegar hasta el resto. Solo pudo preparar su arma y esperar que no hiciese falta usarla. Lo que no entendía en un principio es por que no echaban a correr y luego quedó claro cuando apareció uno de FEDRA, tenían que quitárselo de encima para que este no les delatase.

-Vamos joder, deprisa. -Pensó angustiado.

Cuando Michelle la cuestionó, Sen respondió escuetamente – Porque la bondad es escasa estos días – y siguió avanzando. Tal vez se trataba de una conversación interna de la médica. Se centró luego en su hermano – Podría darte algo, pero me temo que no podría predecir lo que pasaría, así que tendremos que esperar a estar en una zona segura – y miró a Ryu fijamente, esperando que este entendiera a qué se refería.

La breve pregunta de la asiática se vio respondida por Michelle y Liam, cosa que ella agradeció, pues esos hombres les seguían muy de cerca y no le creerían si decía que era una médica y que iba en dirección al hospital. Por fin el misterioso Walker habló, dándose a conocer y Sen lo miró con la misma seriedad que le caracterizaba para analizar sus palabras con cuidado – Eso suena demasiado confiable en una situación como esta – y siguió. Ella no tenía ni idea de qué cliente hablaba, ni tampoco el por qué ese hombre intentaba huir si parecía no necesitar ayuda de nadie. Sin embargo, se guardó sus opiniones y le dijo a Ryu – Yo voy contigo. Apóyate en mí – y le ayudó para que pudieran seguir el oscuro túnel. Les dio unos pañuelos a cada uno para que no se vieran afectados por el humo para luego continuar por el oscuro túnel. Sen mantuvo la linterna funcionando para

La bifurcación estaba bloqueada. Claro, porque ¿cómo podría ser tan fácil? Maldijo en ese momento en japonés, pensando en por qué había escuchado a Oyuki. Lo mejor habría sido quedarse en casa. Miró a su hermano y suspiró. Escuchó el discurso de Sanders, de nuevo, y lo miró. Luego vio cómo Michelle se acercaba a calmarlo y eso la tranquilizó, pues ella estaba segura de no poder ser de gran utilidad en esas circunstancias. Era bastante torpe socialmente hablando, cosa compensada por su etiqueta de “genio” en su gremio. Poco después, Sen se giró hacia Walker de nuevo, quien daba un gran despliegue de empatía y trabajo en equipo digno de un niño de cinco años, pero no le dijo nada – Qué bueno es saber que podemos darnos la espalda – dijo al aire como quien no quería la cosa para luego mirarlo -. Cada uno de nosotros tiene solo una mascarilla, así que no creo que pudiera contratarte de todos modos. Sin embargo, estoy de acuerdo con que prefiero ir por el túnel debajo de F.E.D.R.A. Yo tengo un cuchillo de cocina, por si alguien lo quiere, tengo un arma, pero no sé si todos tienen cómo defenderse y ya que el hombretón aquí no quiere prestar armas, tendríamos que depender de los pocos que estamos armados. Seríamos un blanco fácil para los infectados. Los soldados al menos mueren si una bala atraviesa sus gargantas – y pausó un momento -. Pero si la mayoría opina que debemos ir por el túnel donde seguramente habrá infectados, pues qué más da. Se sospecha de un brote en el hospital de F.E.D.R.A. Por eso salía hacia el hospital adjunto. Al parecer, los Luciérnagas no son el único problema de esos imbéciles en este momento -.

Pues, ni modo, si nadie puede pagarme, no me meteré a ese túnel, como bien dijo la señorita, es más fácil matar soldados que infectados. - respondo mientras me dispongo a marcharme.

Young, por favor, me indicas cuál es la ruta a seguir, dado que, al parecer nuestros caminos se separan aquí, con algo de suerte nos veremos en el sector cinco. - comento haciendo caso omiso a lo insinuado por la mujer asiática.

La democracia había muerto hace mucho y dado que, al parecer nadie estaba interesado en mis servicios, lo mejor era que me largara de allí cuanto antes, pues estaba perdiendo tiempo en ese lugar.

Al escuchar al mercenario tomar una postura tajante, Liam trató de mediar. - Es muy probable que se tome la misma ruta. Por favor, aguarda unos instantes y probablemente podamos ir todos juntos. En caso de optar por la otra vía, con gusto te daré las indicaciones pertinentes y... Gratis... - Dijo el falsificador con especial énfasis en la gratuidad de dicha información ante la actitud del forzudo.

Sin embargo, lo que llamó especialmente la atención de Young fue el comentario de la sanitaria. - ¿Cómo? ¿Hay un brote en el hospital? ¿Un brote, de qué? - Sumidos en la penumbra y con la voz distorsionada por el conducto, fue caldo de cultivo para que la mente un tanto asustada de Liam, esbozara una imagen mental del hospital de FEDRA con un brote de infectados por cordyceps. No pudo reprimir revivir los primeros días del estallido de la enfermedad, cuando tan sólo era un muchacho como los hermanos y Michelle. - Si sabes algo es momento de decirlo. No vayamos a meternos en la boca del lobo - Seguramente estaba siendo alarmista, pues el método habitual con un positivo era un tiro en la cabeza o una inyección letal. Pero, no se había cuestionado nunca si con los soldados se seguía el mismo protocolo.

La chica apenas escuchó la conversación, vigilante por si los luciérnagas del pasillo se habrían alertado por lo sucedido con su compañero. Aliviada, comprobó que sus miedos eran infundados —No parecen haberse dado cuent... espera— murmuró, interrumpiéndose y pegándose más al vidrio al ver aparecer a los soldados —¡FEDRA!— exclamó sin alzar demasiado la voz —mierda...— masculló la joven al ver cómo en el otro lado de la puerta se iba todo al infierno. Sunny incluso retrocedió un paso ante la visión de la mujer con el vientre abierto y los doctores infectados a su vera —Joder, joder, joder...— retrocedió otro paso mientras la enfermera corría hacia la puerta de la sala de Observación. 

Al principio Sunny negó con la cabeza ante las peticiones de Oyuki, más por miedo a lo que había tras ella que por no permitirle entrar —¿D-doctor...?— intentó atraer la atención de Caleb, hasta que resopló y se dispuso a abrir la puerta para dejar entrar a la enfermera —¡Doctor! ¡Le necesito!— exclamó, permitiendo el paso de Oyuki y cerrando rápidamente la puerta tras la mujer —Ayúdeme con esto— le dijo a la enfermera, colocando la barra como bloqueo, aunque dudaba que aguantara mucho y le preocupaba que pudieran romper la ventana por la que ella había estado observando lo sucedido —¿Podemos usar una camilla o algo para que no entren?— preguntó mirando a ambos.

No pude participar mucho en la conversación que se desarrollaba en un inicio, pues me había dedicado a tranquilizar a Kyle, junto al que permanecía por si podía seguir ayudándole. Aun así, fui escuchando lo que unos y otros exponían acerca de qué camino tomar. También escuché la respuesta de Walker a mis palabras, a quien no respondí por el mero hecho de que no teníamos tiempo. No había sido amable, eso lo tenía claro, pero no era molestia ni enfado lo que sentí; sino lástima. Aquel hombre debía llevar una vida muy triste.

Liam votaba por el camino corto, donde podría haber infectados y esporas, mientras que Sen prefería el largo. Jhon también parecía preferir este último, pero estaba dispuesto a vender su decisión de contar con una máscara. Comenzaba a ponerme nerviosa yo también, pues no parecía ir a ser fácil tomar una decisión, y no teníamos tiempo que perder. Además, lo que la hermana de Ryu dijo sobre un brote en el hospital de FEDRA también era preocupante.

- Creía que todos llevabais algún arma. Si no es así, yo también podría prestar alguna. – comenté antes de referirme a la decisión a tomar, aunque comencé dirigiéndome a Walker, quien parecía dispuesto a irse solo de allí. Liam había intentado convencerle de que al menos aguardara a la decisión que se tomaría, pero creí oportuno añadir algo más. – Nadie conoce estos túneles como Liam, y que alguien se pierda en ellos podría resultar fatal, no deberíamos separarnos. Puede que no seas la persona más agradable del mundo, pero no queremos que te pase nada tampoco. – afirmé con cierta preocupación, pues aquel tipo no parecía demasiado sensato y temía que mis palabras y las de Young cayeran en saco roto.

Me di unos pocos segundos más para analizar la situación que enfrentábamos, pero mi decisión no cambió, era momento de votar.

- No hay máscaras para todos, así que no puedo hacer otra cosa que descartar el camino corto, y regresar sobre nuestros pasos parece un suicidio así que... Voto por dar el rodeo. – dije con convicción, añadiendo algo más ante las palabras de Young sobre el posible brote del hospital. – Aunque existiera ese brote, eso no significaría que los posibles infectados estén en los túneles bajo las instalaciones. – apunté en un tono que trataba de resultar tranquilizador.

Todo líder de una banda u organización sabía hasta que límite se podía transigir. La paciencia era una virtud que bien podía salvaguardar la vida de uno, pero en ciertos momentos, mantener una imagen o status intacto era casi más esencial y vital que jugarte la vida. No toda guerra se ganaba con las armas o con los puños, en muchas ocasiones era más inteligente y ofrecía mejores resultados usar el ingenio y la labia, pero todos sabían que había guerras que uno mismo debía librar y no se podían evadir. King Raül se había excedido de la línea, y el Oso tenía claro que pagaría por ello, resolviendo de una vez sus diferencias.

- _{Ese rubio es Jeremy Law, uno de nuestros vecinos en los barrios bajos. Aunque trabaja para Donovan, David ha sabido ganárselo y sonsacarle información en más de una ocasión... -} le reveló al Oso, quizá logrando que se quedase más tranquilo y no dudase del buen hacer del pequeño de los García. David era en muchas ocasiones ingenuo e irresponsable, pero no era imbécil y sabía los límites. Jamás traicionaría a su propio hermano o aquellos que lo habían acogido cual familia, cuando sus padres murieron años atrás y quedaron ambos García huérfanos_{. ...apuesto a que simplemente está invitándole a un trago y cerciorándose de por qué cojones están en el Giocomo's.}

Precisamente David realizaría con disimulo un gesto con la mano desde la barra, en perpendicular a su cuello, indicando que la banda de Donovan estaba allí para rebanarle el pescuezo a alguien, y tras aquello señaló a Elliot. Si quedaban dudas de las verdaderas intenciones de la banda rival, con aquello quedaban completamente disipadas.

Los insultos fueron la gota que colmó el vaso para el Oso, teniendo muy claro que allí se iba a liar a lo grande, por mucho que Jeff o Donovan no deseasen conflictos entre ambos grupos. Con perspicacia se acercó al afroamericano, con una falsa sonrisa y aparente deseo de dialogar y templar las aguas, empleando ese tono conciliador y persuasivo del que tantas veces había hecho gala con anterioridad, lo cual a la postre sería el craso error que cometería King Raül. ¿De veras había creído que el Oso pasaría por alto los insultos? ¿A caso había creído que por que una patrulla de FE.D.R.A. estuviese cerca del Giocomo's, ya por ello no podía reventarle la cara?

- Me la trae sin cuidado lo que Donovan y Jeff tengan que decir - se pavoneó inicialmente el negro, con una mueca prepotente y orgullosa, tratando de marcar terreno y mostrarse como un ñider fuerte frente a los suyos - No es que tenga que pedirle permiso a nadie para sacar la "basura" - en clara alusión al Oso y los suyos - o echar una meada cuando de me la puta g...

Jamás terminaría de completar la frase, encajando de improviso tremendo gancho en el rostro, el cual lo mandó al suelo completamente desorientado y confundido, sin saber si quiera como había sido arrollado. Para Nicky Love aquello fue el pistoletazo de salida, el momento que con tanto ahínco había estado esperando, no pudiendo evitar darle las gracias a su benefactor.

- Mil gracias, Oso. Sabía que no estaba equivocado cuando aposté por vosotros... - sonrió divertido, moviéndose raudo hacia el que parecía el más fornido de la banda rival, haciendo tronar el cuello y calentando - Hora de divertirse. ¡Claro que sí, joder!

Visto y no visto, el peleador callejero se plantó frente a la mole enemiga, provocando al tipo con el sutil gesto de que se le acercase, para terminar ambos enzarzados en una buena refriega. Nicky no tenía miedo de encajar algún golpe, y rápidamente el Oso pudo observar por el rabillo del ojo que aquel demente estaba disfrutando de aquello. Sus golpes eran directos, elegidos con exquisita precisión los lugares de impacto, no tardando en escupir sangre tras dos derechazos en la cara, y finalmente un uppercut en el vientre, doblándose y cayendo pesadamente en el suelo el hormonado, una vez le dio en el hígado. Tras caer frito el coloso musculado, no tardaría en dar espasmos y echar espumarajos por la boca, quizá ahogándose en su propio vómito, pero Nicky Love no permitió que nadie de la banda rival se acercase a socorrerle, posando el pie en la cabeza de la mole. ¿Qué mierda pasaba por la cabeza de ese pirado?

- ¿Quién le sigue? ¿Tú rubito? - señaló al chavalín que había acompañado a David, y que se había quedado pasmado y sin mover ni un músculo en el taburete - Anda lárgate a casa si no quieres acabar como este... Yo no peleo con niñitas...

David fue otro que reaccionó con celeridad, tomando desprevenido a uno de los hombres de Donovan que en esos instantes le daba la espalda. Había sido ignorado, puede que ni si quiera lo contemplasen como una amenaza, pero el pequeño de los García demostró tener su aquel, cuando hizo explotar la jarra de vidrio que sostenía entre sus dedos en la cabeza del matón. 

No tuvo tanta suerte Konrad, quién secundando las acciones de su jefe, trató de lanzar un derechazo a uno de los integrantes del quinteto enemigo, fallando estrepitosamente. El contraataque fue brutal, tomando el atacado la iniciativa cuando Konrad se quedó en mala posición, llevando la mano a su nuca y empujándole con fuerza contra la misma barra del bar. Un par de dientes saltaron de su boca y el labio superior se partió, pero aún con todo, y especialmente gracias a la ayuda que recibió de Elliot, quién agarró al mafioso desde la espalda, Konrad logró reaccionar realizando aspavientos con los brazos y finalmente recuperando una posición defensiva. Estaba jodido, sí. Nadie negaría aquello al verle sangrando profusamente por la boca y escupir una muela. Pero nadie dudaría por la fiera mirada que le dedicó a su adversario, de que se lo haría cobrar con creces de un momento a otro.

- Hihhfjo degh lagh grahhnnf fputahh - balbucearía Konrad, antes de lanzarse a por su rival.

Pablo por su parte fue el más lento en responder, teniendo en cuenta que había estado sentado en la parte interior, pegado a la ventana. Para cuando ya salía a buscar su propio oponente, no tuvo de otra que recibir de frente y como buenamente pudo, la embestida de otro de los sujetos, siendo placado cual jugador de rugby y rodando los dos por los suelos. Tirado en el suelo, gritó dolorido al sentir clavándose uno de los cristales de la jarra rota en su espalda, situación que no mejoró cuando el fornido hombre que le apresaba trataba de asfixiarle del cuello con ambas manos, resistiéndose con dificultad.

¿Qué haría el Oso? ¿Prestaría ayuda a Pablo, quién parecía estar en serios apuros y malherido? ¿Se aseguraría de que King Raül no tuviese tiempo a cometer ninguna estupidez, aprovechando que estaba ciertamente confundido y desorientado? Al segundo de Donovan no había que permitirle jamás un respiro o tiempo a reaccionar. Bien sabía el Oso como se las gastaba el tipo. 

Mientras tanto, en el exterior del Giocomo's, la patrulla de FE.D.R.A. se percataría de que algo serio estaba ocurriendo allí adentro. Atraídos por las voces, el ruido y la tremenda algarabía en el interior del local, no dudaron en correr prestos cruzando la calle. No tardarían en exceso en acceder al establecimiento.

Si bien desde las cocinas, el dueño y las dos camareras ya estaban en alerta, acercándose al salón principal del restaurante para ver que diantres sucedía, lo quizá más sorprendente de todo fue ver que el viejo Wilson permanecía tan tranquilo en su sitio, sonriendo bobamente y echando otro trago de la botella de destilado. Ni si quiera había advertido lo que allí dentro se había desatado.

No sabíamos si volveríamos por allí, con semejante incertidumbre me pareció de lo más lógico que Barry se cargara con todo el equipo que considerase vital o necesario. Totalmente normal que se cargara con más cosas de las que había pensado. No sólo era poco probable que pudiéramos regresar con facilidad hasta allí de nuevo sino que, la exploración que los militares harían en la zona era suficiente riesgo para sospechar que si descubrían la caja no intentaran abrirla por todos los medios. Así que sí, lo mejor fue que cogiera todo lo que considerase necesario.

Eso comportó consecuencias. Más cargados, más lentos. Lo que parecía un plan sencillo: Llegar, coger las herramientas y marchar. Se había complicado. Habíamos encontrado cosas, tuvimos que crear una distracción cuando vimos que soldados venían a nuestra localización y ahora, ahora teníamos que escapar a sabiendas de que había más soldados en la zona y que la granada de humo no iba a durar toda la vida.

Y sí, claro que el soldado que estaba rodeando el edificio era un problema. Y el francotirador que lo estaba cubriendo otro. Por suerte para nosotros y desgracia para él, su guardaespaldas no lo podía cubrir en todo momento, había flancos ciegos y éso precisamente sería nuestra baza - sí, sí, hay que quitárselo de encima - podía dar la alarma, podía señalarnos y hasta podía el mismo dispararnos. Era vital neutralizarlo.

Se oía a los perros, no parecían tan afectados como antes, señal de que el humo ya empezaba a perder consistencia. Se nos iban a echar encima, aunque aún tendríamos tiempo para hacer una carrera y acercarnos hasta donde se encontraban los demás, siempre y cuando neutralizáramos la amenaza que suponía el otro soldado y que el francotirador no nos viera, claro. Todo problemas.

Cuando Barry optó por eliminar al soldado que estaba rodeando el edificio me fijé en el arma silenciosa que llevaba, un machete de unas dimensiones importantes, con aquel filo podía tanto cortar jamón como separar cabezas. Que hubiera que acometer la eliminación del soldado en silencio me restaba operatividad, iba cargada de armas de fuego. No llevaba encima ni un solo arma de filo, algo muy preocupante para las circunstancias del momento. Esperaba no tener que usarlas, sobretodo por el ruido.

La situación de Barry y Vika parecía comprometida, pudiendo ser detectados por el enemigo de un momento a otro. Ninguna de las alternativas parecía ser la más óptima, pero no quedaba de otra que asumir riesgos y ponerse en movimiento, si deseaban tener una mínima oportunidad de sobrevivir.

Quizá por el subidón de adrenalina que recibió Barry al escuchar la proximidad del soldado Howes, quién había rodeado el edificio con mayor celeridad de lo esperable, la decisión de emboscarle y tomarle desprevenido no se hizo demorar más, realizando una cuenta regresiva el mayor de los hermanos MacLeod, antes de salir de la esquina.

La acción fue digna de mención, moviéndose Barry raudo y sigiloso, sorprendiendo por completo al militar que trataba de verificar en esos instantes si la puerta metálica podía ser abierta desde el exterior.

- Eh, Markus, Donald. ¿Estáis ahí? - se le escuchó decir al militar de FE.D.R.A con timidez, quién apenas golpeó suavemente un par de veces la compuerta del muelle de carga, esperando recibir respuesta alguna de alguno de sus camaradas. Para cuando advirtió la presencia de Barry a su espalda, solo pudo reaccionar abriendo los ojos temeroso y tratando de esquivar el machetazo infructuosamente, el cual no solo segó la yugular del tipo de forma limpia, si no que rasgó sus cuerdas vocales, impidiéndole emitir sonido alguno mientras se ahogaba en su propia sangre. Pese a que el soldado inicialmente sujetó con fuerza su cuello, tratando de taponar la letal herida y arrodillándose desesperado en el proceso, solo transcurrirían un par de segundos antes de caer por gravedad ambos brazos y abalanzarse el cuerpo pesadamente hacia adelante, evitando Barry en última estancia que golpease con dureza y alertase a alguien, al anteponer su brazo poco antes del impacto, y finalmente, siendo depositado con sumo cuidado en el suelo. 

Vika se agenció el machete del militar muerto, y sin tiempo para un registro más exhaustivo, la pareja de supervivientes avanzó sin detenerse ni echar la vista atrás hacia unos árboles cercanos, buscando la mejor de las coberturas hasta alcanzar el perímetro vallado. Bull y Arthur aguardaron como agua de mayo su llegada, y no era para menos, dado que si no lograban ampliar el diámetro del agujero con el cortafríos, jamás podrían cruzar al otro lado Bull, Arthur y Barry. Quizá con cierta dificultad lo lograse Vika, pero aún con todo, sería una empresa extremadamente lenta y laboriosa. No disponían del suficiente tiempo. Precisaban cortar ya.

- Gracias al cielo que habéis llegado - susurró visiblemente aliviado Bull, aunque todavía se entreveía preocupación en su rostro, sabiendo que iban contra reloj - ¿Tenéis algo con lo que cortar y ampliar la apertura de la alambrada? Por suerte Arthur halló un pequeño agujero y logramos que, uno a uno, todos los que por su tamaño pudieron lograrlo, fuesen cruzando al otro lado. - les explicó en pocas palabras la situación, para que Barry y Vika supiesen a qué atenerse. Seguían en peligro, pero el contexto era mucho más favorable gracias al hallazgo de Arthur. - El último en cruzar, aunque llevándose unos buenos arañazos en el proceso, ha sido Eddy. Se ha encargado de liderar y guiar al resto hasta el jardín de aquella casa de enfrente, para evitar así quedar aquí en medio expuestos. ¿Qué tal vosotros? Joder, venís cargados, ¿no? - y si se echaba un vistazo a lo lejos, el cuarteto podía observar como en aquellos instantes Eddy ayudaba a su padre para terminar de recorrer los pocos metros restantes, y como los demás permanecían escondidos tras un murete de piedra. En cuanto a Arthur, ahora era mucho más evidente que Barry llevaba una enorme mochila militar a la espalda, de la que sobresalía alguna que otra arma. ¿Era posiblemente aquello un fusil de francotirador? Démonos prisa. Debo reunirme con mi esposa y mi hijo. - sentenciaría Bull, apremiando al resto.

Las voces de los soldados y los ladridos de los perros volvieron a hacerse evidentes, dando la impresión de que definitivamente estaban otra vez en clara persecución. Unos aullidos característicos fácilmente interpretables evidenciarían que el rastro había sido encontrado de nuevo por los canes, y la pregunta incierta era... ¿Cuánto les tomaría a los perros adiestrados en llegar a vuestra posición? ¿Deducirían los militares cuál eran vuestras intenciones? ¿Se estarían sumando más efectivos a los ya vistos?

El grupo improvisado parecía profundamente dividido y tenso, desconfiando en muchos caso del resto, o incluso en algún caso más acentuado, anteponiendo sus propias condiciones o el valor de sus servicios frente a los demás. Así era harto complicado llegar a una decisión unánime o por consenso, y el no apoyarse y remar todos en la misma dirección, podía implicar que quedasen allí abajo de forma permanente. El frío y humedad iban calando hasta los huesos, parados allí frente a la bifurcación de galerías y sumergidos los pies en el agua, ante la disyuntiva de que camino tomar. 

Para colmo de males, y titiritando lo que no estaba escrito, Sanders iba poniéndose más y más nervioso ante la eterna espera. El ataque de pánico parecía apoderarse e invadir sus sentidos, empezando a perder la razón y cordura. Sus manos se posaron raudas sobre su cabeza y se colocó en cuclillas, realizando leves movimientos de vaivén mientras susurraba algo ininteligible. Por suerte, la joven Michelle y Ryu consiguieron tranquilizarle, demostrándole cercanía e interesándose por su estado, lo cual consiguió que el hombre reaccionase y saliese de su estado.

- No me encuentro bien. Nada bien, a decir verdad. - expresó con sinceridad Kyle, todavía presa del miedo, mirando a la infinidad de la galería que tenía delante. Este lugar me asfixia y oprime, casi no puedo ni respirar. No recuerdo haberlo pasado tan mal desde hacía años, cuando de niño mis padres me dejaron encerrado en el armario de mi casa cuando estalló el brote de Cordyceps. No pude salir de allí hasta pasados dos días, momento en que unos militares con perros de salvamento me encontraron hiperventilando, completamente desorientado y deshidratado... ¿Crees que saldremos de esta? - le preguntó a Michelle y Ryu con visibles dudas, mientras se forzaba a respirar de a poco, recuperando la calma perdida con lentitud.

Ganando un poco más de confianza, y en pos de unir al grupo en la decisión a tomar para permanecer juntos, Sanders volvió a intervenir, una vez le agradeció a Michelle y Ryu sus atenciones. Razonando por primera vez desde hacía un buen rato, el hombre expresó un buen punto.

- Yo había olvidado, presa del pánico como me encontraba hace unos instantes, que tampoco dispongo de máscara anti gas para evitar la exposición a las esporas. - explicó dejando caer su realidad y circunstancias, con mirada dubitativa - Puede que la mejor de las opciones sea recorrer la galería que transcurre bajo las instalaciones de FE.D.R.A, aunque eso implique dar un rodeo mayor y que debamos permanecer en este horrible sitio. Coincido en que es mejor transitar por una ruta que Liam conoce y tiene marcada, que no jugárnosla ante lo desconocido. ¿Y si realmente eso de ahí en frente está lleno de esporas o algún que otro infectado?

La decisión conjunta cada vez parecía más cercana a movilizarse hacia la salida cercana al Giocomo's, bajo las instalaciones de FE.D.R.A, cuando de pronto y sin previo aviso, se escuchó el eco de unas voces distantes de lo que parecían varios supervivientes internándose en algún punto medio de aquella misma galería, quizá por algún acceso proveniente del complejo de FEDRA.

La voz de un hombre joven resonó en primer lugar, la más distante de todas.

- ¡Sunny! ¡Date prisa y métete por el conducto de ventilación, joder! ¡Te ayudo a auparte!

Las voces de dos mujeres jóvenes se escucharon casi al mismo tiempo, hablando entre sí, relativamente más cercanas.

- ¡Oyuki! ¡Los has logrado! ¡Jamás en mi vida había pasado tanto miedo! ¡Le debemos la vida a Chad, Sunny y al doctor Abbot!

- Déjame recuperar el aliento Irina. ¡Juro que creí que jamás lo contaríamos! ¿Sabes qué lugar es este? ¿Son algún tipo de galerías de mantenimiento subterráneas o alcantarillado? ¡No se ve prácticamente nada!

- No tengo ni la más remota idea. No sabía si quiera que accediendo por los conductos de ventilación se podía llegar a este lugar. Sunny y Chad son los únicos que conocían este acceso, confío en que lleven alguna linterna o similar. Aguardemos a que estemos todos juntos.

Todo parecía indicar que aquel otro grupo acababa de meterse por un conducto de ventilación, yendo a dar a las galerías de mantenimiento. Las voces parecían familiares para más de uno de los presentes. ¿No era Irina conocida de Michelle y su madre? ¿No era la enfermera Oyuki la mejor amiga del alma de Sen, y el doctor Abbot el hombre que trabajaba en su misma consulta? ¿Y Sunny? ¿No le resultaba conocido aquel nombre a Liam Young? ¿No era esa muchacha la que en más de una ocasión le había facilitado documentación oficial de FE.D.R.A?

Esperar que los ánimos caldeasen con personalidades tan contrarias y con personas que en su mayoría prácticamente se acababan de conocer era un resultado predecible. Sin embargo, nadie podía negar que en esas circunstancias era mejor estar juntos que separados. Aquello aumentaba la posibilidad de supervivencia del grupo, incluso si unos pocos como el propio Ryu, quien era consciente de eso, tuvieran que ser vistos como carnada.

Aceptó el agradecimiento de Liam y estrechó su mano. Sin embargo, el resto del tiempo se la pasó sentado intentando recuperar su aliento y algo de sanidad mental. Le dio unas palmaditas a su hermana en el hombro para hacerle saber que no pasaba nada, que podría aguantar... pero por dentro las cosas eran distintas. Y por supuesto, pobre de Ryu, quien ignoraba a dónde se meterían; quizá el peor lugar al que podría ir a parar con un dolor que simplemente aumentaba más en entornos húmedos y fríos. Más pronto de lo que le gustaría tendría que ponerse de pie y salir de aquel pequeño lugar de descanso mientras comenzaba a ver las llamas arder y maldecía en su interior para no preocupar de más a su hermana. -Gracias. Disculpa por molestarte -fue lo que le dijo apoyándose en ella sin intenciones de negarse ante su oferta. Solo no podría recorrer muchos metros en el tiempo requerido.

Prácticamente sin hablar, Ryu atendió las instrucciones de Liam y asintió, no pudiendo ocultar una muy mala mirada que tiró a Walker.

De camino a la salida, Ryu hacía presión con su mano en la pierna, maldiciendo en silencio cada vez que Sanders hablaba. Tal vez era por su propio dolor, pero escuchar tanto al hombre incluso cuando Liam había sido claro con las instrucciones lo hacía sentir una especie de rabia que por suerte aún era capaz de controlar, así como la actitud de Walker. Estaba poniendo una cara de muy pocos amigos, y su hermana, incluso Michelle, sería capaz de reconocerlo. Sin embargo, se contuvo.

-Si no nos calmamos, no llegaremos a nada. Dudo que entrando en pánico alguno halla llegado vivo hasta hoy. Somos un grupo, saldremos de esta -aunque dudaba que Walker se sintiera de esa manera. A pesar de eso, apoyó las palabras de Michelle.

Las opiniones empezaron a volar de aquí para allá, y se podía empezar a notar quiénes eran más o menos humanos. Por fin, miró a Walker con toda la molestia que tenía.

-Me sorprende que seas tan autosuficiente cuando casi te matan allá afuera, y a nosotros por intentar ayudarte -pudo haberse reservado el comentario, pero no pudo. Miró a Michelle y a Liam. Agradecía que al menos ellos estuvieran dispuestos a escuchar. Al menos estaban más o menos en sintonía-. Llegamos aquí porque íbamos de camino al hospital. Ambos hospitales deben estar hasta arriba de infectados a estas alturas. Al menos eso presumimos. De cualquier forma, estoy de acuerdo con Sen y Michelle; preferiría dar el rodeo.

Y así, vino lo de Sanders. Miró de reojo a Michelle. -Sí... saldremos de esta -lo cierto es que el hombre no le evocaba mayor empatía. Pero era un tipo con miedo. ¿Quién podría juzgarlo en esas circunstancias?

Con el breve halo de razón en Sanders, la decisión parecía tirar por ir por la ruta más larga, y a eso se disponían hasta escuchar al otro grupo. Escuchar el nombre de Oyuki lo hizo mirar a su hermana. -¿Oyuki? ¿Qué hace aquí? -y miró al resto del grupo.

Según recuerdo, os he salvado la vida dos veces, pero bueno, no estoy por la labor de discutir, la primera de ellas por contrato y la segunda por necesidad. - le respondo al japonés sin ninguna clase de emoción en mi voz.

Es tonto buscar empatía donde no la hay, yo sólo soy un mercenario, me gano la vida a través de contratos ya sea reparando máquinas o asesinando personas.

Si alguien quiere algo de mi, yo fijo un precio y si me pagan, yo cumplo, de lo contrario no hay trato y a otra cosa. 

Si lo entiendes bien, y si no, también. A mi me da igual lo que sientas o pienses. - añado mientras preparo mis armas al oír las voces.

Sin embargo, al ver que el japonés parecía conocer a los propietarios de las voces, procedo a bajar las armas. - Desde mi punto de vista, una vida vale tanto como mi empleador pague y si no paga, pues es allí donde dejo de ser amable y le lleno de plomo el cráneo. 

Por otro lado, según recuerdo, cuando escalé aquella ventana, tu no intentaste ayudarme, sino que más bien te pusiste en movimiento de inmediato, si yo fuera otra clase de persona, podría habérmelo tomado personal, pero lo cierto es que me trae sin cuidado.

Así que no intentes ganar indulgencias con acciones ajenas. - concluyo con absoluta frialdad.

La desesperación de la enfermera Oyuki era más que evidente, temiendo sobremanera por su vida mientras aguardaba la misericordia de Sunny. El pasillo se había vuelto un verdadero infierno, con los infectados abalanzándose sobre los Luciérnagas y soldados de FE.D.R.A. indistintamente, mordiendo allí donde viesen un trozo de carne a su disposición. Ya fuese en el cuello, en alguna de las extremidades o incluso directamente en el rostro del objetivo, poco tiempo transcurría hasta que la víctima yacía en el suelo gritando de dolor. ¿Cuánto tardarían en volver a levantarse, con el Cordyceps controlando sus cuerpos cual marionetas sin voluntad? ¿Unas cuantas horas? ¿Unos pocos minutos?

La joven recluta tomó la decisión de salvarle la vida a la enfermera de origen asiático, permitiéndole acceder a la sala de Observación y requiriendo de su ayuda para bloquear el acceso con una vara metálica. Si bien dio la impresión de haberlo logrado ambas con relativa facilidad, no tardarían en comprobar que aquella barrera no tardaría en exceso a ser superada.

- Gracias, muchas gracias - expresó en agradecimiento y entre lágrimas la enfermera, abrazándose a Sunny al verse relativamente a salvo. Rápidamente sus ojos buscaron a Irina, no hallándola en el lugar, pero sí percatándose de que el violador de Logan yacía en el suelo inerte, muerto tras haber sido acuchillado reiteradas veces cerca de la yugular. ¿Dónde está Irina? ¿Está mi amiga a salvo? ¿Có..mo ha ter...? ejem... ¿Cómo ha terminado ese malnacido así?

El doctor Abbot se había acercado presto tras la petición de auxilio de Sunny, rompiendo aquella conversación ante la amenaza inminente.

- Ya habrá tiempo después para que respondáis vuestras interrogantes. Ahora mismo debemos salir por el conducto de ventilación y abandonar este lugar, antes de que... - Caleb no tuvo tiempo a finalizar su frase, sorprendiéndose en extremo cuando uno de los infectados se lanzó contra la puerta de la sala, doblando parcialmente la barra metálica que habían cruzado para impedir el avance. Si solo la fuerza de un infectado a la carrera había logrado deformarla hasta curvarse. ¿Qué no harían muchos más que le seguirían? ¡JODER! ¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER! ¡SUNNY, SOSTÉN LA PUERTA UN INSTANTE Y MANTENTE AGACHADA! ¡VOY A AUPAR PRIMERO A LA ENFERMERA OYUKI, Y EN CUANTO TE DIGA, CORRE HACIA MÍ PARA QUE TE AUPE TAMBIÉN! ¿ENTENDIDO? - levantó la voz el doctor impaciente, dando órdenes, aunque casi perdiendo la compostura. A diferencia de Sunny, Abbot había tenido la experiencia de ver con anterioridad lo que podían hacer un pequeño grupo de infectados. Su familia había muerto cuando estalló el brote de Cordyceps, y pese a que trataron de bloquear la puerta de su vivienda, de nada sirvió cuando varios infectados se agolparon y la hicieron ceder. Una vez infectados, la única idea en mente del enfermo era morder y esparcir la infección. No se detendrían ante nada ni ante nadie.

- Eso es, señorita Oyuki. Ya lo tiene. - expresó Caleb al ver que la joven muchacha oriental lograba alcanzar el conducto y se internaba dentro de este - Ahora solo debe serpentear y listo.

El estallido de cristales resonó en la sala, cayendo algunos fragmentos sobre la joven recluta que se mantenía agachada contra la puerta. El ventanuco había sido roto por uno de los infectados, el cual si bien no podía ingresar por dicha apertura, no por ello dejó de extender la mano hacia abajo tratando de agarrar a Sunny. Otros golpes sordos impactaron contra la puerta, doblándose todavía más la barra de metal que impedía al acceso, siendo ya inútil mantenerse allí.

- ¡CORRE SUNNY! ¡SE AGOTA EL TIEMPO! - gritó el doctor Abbot, con las manos entrelazadas y en posición contra la pared, dispuesto a darle el empujón necesario para alzarse hasta el acceso. ¡DEPRISA!

Chad Franklin, quién había ayudado hasta entonces a Oyuki e Irina, asomó por la apertura y extendió la mano hacia abajo, para ayudar a su amiga a asirse y levantarla.

- ¡Sunny! ¡Date prisa y métete por el conducto de ventilación, joder! ¡Te ayudo a auparte! - mencionó Chad nervioso y sudando a mares, tremendamente preocupado por su amiga. 

La barra de metal finalmente se hendiría en dos mitades, cayendo y golpeando el suelo, justo después de que Sunny iniciase la carrera. ¿Lo lograrían?