Partida Rol por web

En la plaza confluyan 4 calles, 3 de ellas que venia de centro y la periferia y la otra que iba fuera de la ciudad a un puerto comercial en el cual los ciudadanos podían hacer pequeños viajes con maquinas voladoras alrededor de Cele y incluso al desierto pero estaba claro que la plaza estaba diseñada para alojar mucha menos actividad de la que estaba habiendo. Miles de personas estaban intentando coger un ticket a la vez para un viaje volador lo cual ha hecho que todo sea un caos de gente empujandose mientras que los robots de mantenimiento están completamente desbordados por la marea de personas. 

Los edificios que tiene la plaza son pocos pero en el centro tiene un gran mundo, con todos los continentes hechos de metal mientras que el mar esta hecho de cristal y en las esquinas hay varios edificios altissímos pero que parecen que han activado los sistemas de seguridad por lo que están las puertas cerradas.  

Parece casi imposible atravesar la plaza a contracorriente sin tener una fuerza sobrehumana. 

La plaza se le presenta enorme a Maria. Casi parece un gran laberinto al que sortear y Brokk y Maria son los ratones que deberán llegar hasta el final.

Maria se queda mirando la gran bola del mundo un poco preocupada, le da mala espina... Algo decepcionada, al final acaba torna la vista hacia Brook de nuevo.

-Parece que estamos contra la espada y la pared... Nos la tenemos que jugar al todo o nada. Si estás de acuerdo... tendremos que escurrirnos entre el gentío.

- No queda otra. Aunque preferiria ir vestido diferente. Cantaremos mucho así. Sea como sea, es nuestra única posibilidad.

Cuando Brokk va a moverse, se siente mareado y se apoya en una pared.

- Solo... si me das unos segundos... para recuperarme...

-Tómese un respiro.

Maria se despeina bastante e intenta colocarse el pelo por delante de la cara, para que sea más difícil reconocerla. Vuelve a mirar la esfera del mundo y luego, queda cegada por la luz del sol.

-Es ahora o nunca, en marcha!

Maria vuelve a coger uno de los brazos de Brokk y se lo pone por encima de su hombro para que este ahorre fuerzas y pueda dar un último sprint en caso de que necesiten correr.

- Je... y se supone que yo te estaba salvando a ti. Quizá deba invitarte también a una copa cuando salgamos de esta. - dice Brokk apoyando su peso en el hombro de Maria, sin mucha fuerza -

Aún con la poca energía que le quedaba, Brokk decide hacer un último esfuerzo y le sigue el paso a Maria.

Maria comenzó a avanzar lentamente entre la multitud. El paso era lento y pesado y tenía que frenarse muy de vez en cuando mientras que alguien se le cruzaba. La mayoría estaba demasiado atenta a los robots como para fijarse en ellos. Pero los robots y las personas se contaban a cientos, un paso en falso, un empujón no deseado... y cualquiera se giraría a observar, y una mirada atraería a muchas más. 

Brokk hace lo que puede para aguantarse, como mínimo para que no se le note demasiado su estado.

- No sé cuanto más aguantaré, Maria - dice Brokk en un susurro

La pareja sigue avanzando entre la multitud, sorteando a la gente de la manera más discreta posible intentando pasar desapercibidos y sin atraer las miradas de los curiosos.

Maria se fija en toda la gente con la que se cruza, para intentar ver si estos la miran de manera muy rara o por si dan algún tipo de alarma que les pueda delatar.

A pesar de los intentos de Maria por mantener los nervios y recordar su antigua vida el sigilo acaba por estropearse cuando Brokk se apoya demasiado en ella. Esto pilla a Maria por sorpresa y se mueve hacía a un lado sin querer. Empujando con ello a un ciudadano que estaba haciendo cola. El ciudadano se mueve a un lado por el impacto y mira a Maria y a Brokk, primero con rabia: 

- ¡Eh, tu, ponte a la...! - Entonces los mira sorprendidos cuando los registra de arriba a abajo con los ojos. - ¿P-pero se puede saber a donde vais con esas pintas? - Señala a Brokk. - ¿Que le ha pasado a ese? 

La voz del hombre, algo más alta de lo que debería, atrae la mirada de otros ciudadanos curiosos. 

Maria se pone algo nerviosa al ver que se están dirigiendo a ella. No obstante, intenta mantener la compostura y responde con tranquilidad:

¿Este? Ahhh, ha bebido demasiado y no se aguanta ya. Tiene unos calores...

Dice Maria mientras sigue caminando sin desviar mucho su rumbo.

A su vez, mientras Maria se recoloca a Brokk sobre su hombro, deja caer el IRIS al suelo, con disimulo y delicadeza, sin que se note mucho de que se le ha caído.

Entonces, mientras se aleja un poco caminando, torna la vista hacia el IRIS, y lo hace levitar, de tal manera que lo dirige contra la cristalera de la estatua que adorna el centro de la plaza, con la intención de que el monumento capte todas las miradas posibles debido al estruendo que está por venir.

Alguna vez en toda la vida tenía que haberle servido beber tanto, ¿no? Brokk decide seguirle el juego a Maria y se queda mirando al ciudadano de Cele tal como lo haría cuando está borracho, y seguidamente vuelve a apartar la mirada dando un tumbo brusco con la cabeza, tal como si no controlara sus músculos debido a todo el alcohol en sangre. De hecho, el estado de Brokk lo hizo parecer aún más realista.

El hombre miró a Maria con desconfianza. Estaba claro que no se creía nada de lo que estaba diciendo. Aún así, nadie hizo ademán de detenerla cuando esta se comenzó a alejar lentamente entre la gente. Las miradas hubieran estado fijas en ella durante mucho rato de no ser porque de pronto se oyó un gran estruendo en medio de la plaza. Cuando todos se giraron a observar se podía ver que la bola del mundo había sido atravesada completamente por un objeto esférico (que no se veía por ninguna parte). La gente se quedo paralizada ante la sorpresa durante unos segundos pero acto seguido el cristal de la bola del mundo comenzó a partirse y al final miles de trozos de cristal comenzaron a caer en forma de cascada al suelo. Aquello no hizo más que provocar aún más caos en el lugar y la gente desorganizó sus colas por tal de alejarse de la bola. En contraposición mucho robots se acercaron allí para comprobar que había ocurrido.

Aquel suceso le dio la oportunidad perfecta a Maria para salir corriendo con Brokk en brazos. Y a pesar de que acabó agotada pudieron alejarse lo suficiente de la multitud para tener un poco de tranquilidad. Brokk ya no era persona en aquellos momentos, pero con las fuerzas que le quedaban le dio un par de indicaciones a Maria con la mano. 

Durante el último tramo del camino hacía la taberna Maria noto una sensación extraña, como si la siguieran. Y fue antes de abrir la puerta de la taberna cuando pudo ver que alguien encapuchado estaba a pocos pasos de ella. Maria, asustada, se metió rápidamente en el lugar dejando al encapuchado fuera.   

Junto cuando entraron lo primero que hizo Maria fue soltar a Brokk en el suelo, exhausta. Brokk, sin moverse poco a poco cerró los ojos, hasta que su mundo se volvió completamente negro. 

Maria intentó mover a Brokk hasta una posición cómoda y observó el lugar en el que acababa de entrar. Las ventanas estaban corridas y había mesas redondas rodeadas de sillas polvorientas. Al otro lado de la pared de la puerta había una barra donde un hombre larguiducho y con bigote lavaba distraidamente un vaso (Aunque había parado de pronto cuando había visto entrar a Maria). La taberna estaba mal iluminada en general y no había ningún cliente en ella. También le llamó la atención a Maria una puerta iluminada cerca de la barra con las siglas "WC". 

El hombre larguiducho de detrás de la barra (Que era todo un esteriotipo de camarero) miró a Maria sorprendido: 

- Esta cerra... - Iba a acabar de decirlo de forma casi sistemática cuando de pronto paró la vista en Brokk y dejo el vaso sobre la mesa. - ¿Que ha sucedido? ¿Quien eres tú y que haces con él? 

Maria, aún intentando recobrar el aliento, se dirige hacia el camarero. Intenta pensar bien lo que va a decir, pues está totalmente a merced de este hombre y de la organización a la que esté vinculado, si es que lo está.

-Es una larga historia, pero vengo de parte del Gran D. Nos persiguieron. Los hemos despistado por los pelos.

La chica está un poco más aliviada pero de momento no baja la guardia. No le da muchas más explicaciones al tabernero porque tampoco sabe muy bien como debería presentarse debido a quién es ella.

De momento sigue atenta a lo que le tenga que decir el dueño de la taberna. 

El hombre la mira fijamente un rato y después vuelve a coger el vaso y lo sigue limpiando. 

- ¿Gran D? Solo un imbécil como él se autodenominaría de esa forma. - El hombre mira a Brokk de nuevo y después a Maria. - Creo que va a ser complicado que me expliques todo lo que ha pasado, seas quien seas... Pero más vale que lo hagas, y pronto, la ciudad se ha puesto patas arriba y debo deducir que habéis estados implicados, ¿no? - El hombro la invito a sentarse con la mano. - Comencemos por lo básico... ¿Quien eres tú?  

Maria traga saliva y empieza a hablar, respondiendo únicamente a lo que se le pregunta.

-Soy Maria di Arya, una humilde maga que se gana la vida dando espectáculo. Fui secuestrada nada más llegar a Cele. Me llevaron a un laboratorio muy extraño y querían hacerme... cosas. (Maria exagera el dramatismo.)

Fue este hombre quién me salvó de la desdicha. Me sacó de mi prisión pero nos descubrieron. Al final logramos escapar del laboratorio gracias a David, pero un misterioso personaje nos barró el paso. Yo seguí huyendo con Brokk, haciendo caso de la sugerencia de David. 

Al final, sus indicaciones me han llevado hasta usted. Sin embargo, como puede ver, Brokk a caído exhausto debido a algún narcótico que le han subministrado cuando huíamos. Probablemente se trate de un somnífero.

- Para el carro, chiquilla. - Dijo el hombre mientras que sacaba un vaso y lo llenaba de agua. - Creo que comienzo a comprender por donde van los tiros... por alguna razón a la gente de la sección 42 le interesas mucho, ¿No? - Le puso el vaso en frente. 

El hombro salió de detrás de la barra y observó a Brokk un rato. Se arodilló y parecía que lo examinaba. 

- ¿Por casualidad no sabrás que le inyectaron a tu salvador, no? 

Maria sabía que el único somnífero que había visto en el laboratorio era el líquido negro. 

Maria se queda mirando el vaso de agua con desconfianza pero no se lo llega a beber. En su lugar sigue hablando por los codos acerca de su incidente.

-Desconozco el material y las substancias que emplean en ese... laboratorio. Lo único que sé, es que muy probablemente le inyectaron una substancia negra.

- Susurro de Morfeo... Es una droga muy potente. - El hombre se levanta. - Me extraña que haya aguantado hasta aquí... Aún así tardara en levantarse. 

El hombre vuelve hasta detrás de la barra. 

- Se ve que vamos a estar tiempo esperando a D y a que tu salvador despierte, así que ponte cómoda. Si quieres llamarme de alguna forma que sea Comerciante. - El hombre se acercó a la puerta con las siglas WC. - Ahora vuelvo, voy a buscarte algo más decente para vestirte.- Dicho esto desapareció por la puerta. 

Maria se quedó sola en la habitación. Brokk, tumbado, respiraba tranquilamente. El vaso seguía intacto sobre la mesa y la sed comenzaba a atormentar a Maria.