Partida Rol por web

-ScheiBe, ScheiBe... -murmuraba el historiador, utilizando su lengua paterna, mientras sus tres compañeros lo sacaban de debajo de los escombros.

Una vez que se halló apartado de los escombros y en manos del doctor, Friedrich von Kleist dirigió una mirada a su alrededor, buscando al sargento. Al no divisarlo, se temió lo peor.

-Gracias -dijo, mirando al médico militar y a las dos mujeres-. No lo habría logrado sin vosotros.

En cuanto el polvo y la nieve se disiparon, la luz de la linterna alumbró lo suficiente para ver que estaba aislado del resto del grupo. Unas botas y parte de unas piernas sobresaliendo debajo de los restos dejaron patente que Scarts estaba muerto, o al menos atrapado, pero sin equipo adecuado, era imposible sacarlo a tiempo

Mierda

Aislado, con un hombre presuntamente muerto, temblores constantes.... A pesar de su entrenamiento, a pesar de sus años de experiencia, por primera vez McQueen se veía sobrepasado por los acontecimientos. Se sentó unos instantes intento recuperar el aliento.

No habia otra opción, ni siquiera de pasar un puto papelito con dos frases a través del derrumbe, sólo quedaba una opción, seguir adelante.

Miré el pasillo largo y oscuro juntos con las puertas laterales-Joder esto va a ser como el "Precio Justo" espero que no haya ningún bicho de mierda tras una de esas puertas- mascullé. Eché un último vistazo al desprendimiento y le deseé suerte a Victoria, sólo esperaba que la próxima vez que la viese siguiera siendo ella misma. Si es que la volvía a ver...

Comencé a caminar por el pasillo escuchando el eco de mis propios pasos y me dió por sonreír pensando en absurdeces, en una película de miedo adolescente la jovencita de turno gritaría un ¿Hay alguien? Yo por suerte era más cabal y simplemente me mantuve en silencio mientras me acercaba a la primera puerta a la izquierda la cual observé con atención por si había algún cartel, llevé la mano al pomo y lo comencé a girar.

-Y detrás de la puerta número uno hay...-susurré apuntado con la linterna la cerradura.

McQueen intentó apartar los bloques de hielo pero no lo consiguió, pesaban demasiado, no consiguió moverlos ni un milímetro, y tras varios avisos de que el hielo podría caerle encima desistió.

Se pasó la mano por el rostro sudoroso, ¿que podía hacer?, estaba solo, en un medio hostil. Por primera vez se sentía perdido. En anteriores ocasiones, a pesar de encontrarse aislado, sabía a que se enfrentaba, pero aquí no tenía ni idea.

En una mano tenía la linterna, en la otra tenía el walkie talkie, nerviosamente lo pulsó

-Hasan, Ford, son McQueen, estoy aislado del resto del grupo, voy a intentar buscarlos, a ellos o a ustedes, iré por el túnel de la derecha. ¿Me reciben?, si los encuentran, dígasle que voy por el túnel de la derecha, cambio

No tenía muchas esperanzas de que lo escuchasen, no había vuelto a tener noticias de ellos y posiblemente el nuevo muro de hielo bloqueaba su señal.

Volvió hacia atrás y tomó el túnel de la derecha. Respiraba rápidamente y aceleró su paso, quería intentar encontrar a sus compañeros. A esto se sumaba que no tenía agua, comida y la luz no le duraría eternamente.

¡He de darme prisa!

Presa del nerviosismo comenzó a correr por el túnel

El walkie chasqueó y comenzó a emitir.

-Has......ord, .....McQueen.....oy ais........res....el....gru......voy........tent.............arlos.....el....o..........des, ir....or..........nel.................recha. ¿Me................ s...os....enc...........an, dí..........oy por....únel.............cha, ......bio.

La puerta no está cerrada, y al abrirla e iluminar, ves únicamente lo que podría ser el camarote o la cabina de un oficial... que parece haberse ido con prisas. La cama está sin hacer, hay una taza tirada sobre la mesa y una revista en alemán. También ves ropa en el suelo tirada de cualquier manera... pero nada que te llame la atención especialmente.

Ford sigue abriendo puerta tras puerta, con los nervios pendientes de un hilo... hasta llegar a la siete. Mientras que todas están abiertas o al menos no tienen la cerradura echada, ésta se encuentra cerrada y no hay manera de entrar. Mueves el pomo e intentas abrirla, pero no lo consigues. Pegas el oído a ver si oyes algo... pero nada. Da la impresión de que está vacía.

Nada, todo vacío sin nada de utilidad, habia objetos personales, alguna carta pero nada que me sirviera hasta que llegue a la puerta número siete-Vaya, ¿escondes algo aquí dentro?-pregunté al vacío pasillo al ver que la puerta no se abría. Mi oído de triste humano no detectaba ningún sonido, pero lo mismo había ocurrido con las demás que había abierto.

Intenté abrirla pero no había forma de conseguirlo, suspiré en silencio-Mierda..- susurré con el ceño fruncido cabreado, el grupo se desgregaba y cuantos más separados estuviésemos peor, además con esa cosa aquí fuera y con lo poco que sabíamos... estábamos jodidos y eso me crispaba los nervios de manera enfermiza.

Después de unos pocos pasos más el pasillo termina en una única puerta la cual intento abrir pero se resiste-Vamos no me hagas esto joder- mascullé de nuevo, me dediqué a observar la puerta en busca de alguna cerradura, caja eléctrica o cierre que me pudiese permitir abrirla. Me negaba a convertirme en un bonito esqueleto muerto de inanición en ese asqueroso agujero.