Partida Rol por web

El lápiz bailaba con rapidez sobre la diminuta libreta que Brochard había sacado de su bolsa. SAbía de algunas muestras centenarias que habían "vuelto a la vida" tras un proceso de rehidratación, pero aquello simplemente era maravilloso. Aquellas células, que parecían poseer una cobertura proteica al igual que los virus comúnes, mostraban un comportamiento que nunca antes había visto. Hasta tal punto llegó su abstracción, que poco se percató de cómo el resto del equipo comenzaba a buscar nuevas respuestas, en la misma enfermería o fuera de ella. Levantó la mirada del microscópio, para percatarse de como Hasan y Ford ya no estaban allí. Habrían salido a buscar nuevas instancias en aquel lúgubre corredor. Se aclaró la garganta y comenzó a hablar.

- Creo que tengo algo.

Se incorporó de la mesa, asegurándose que los que aún quedaban en la enfermería lo tuvieran en cuenta. Dejó el lápiz sobre la libreta, tratando de buscar las palabras adecuadas para que lo comprendieran.

- No se que rayos pasó en esta enfermería, pero espero que no tenga nada que ver con lo que hay en este microscopio. - Trató de no alarmar a los presentes, con un tono serio pero relajado. Ni el mismo sabía a que se enfrentaron aquellos alemanes. - La muestra de plasma muestra un tipo de comportamiento que... digamos... no he visto nunca en 15 años de carrera. Parece una cepa miníscula de un virus no identificado, aparentemente inofensivo, puesto no ataca directamente a los hematíes pero... los copia.

Tras una leve pausa, quizá demasiado dramática, proseguió.

- No sé con que motivo, ni si es producto de un experimento de nuestros amigos nazis... lo que está claro es que las posibilidades médicas son infinitas. SIn embargo, hasta que no encuentre documentación al respecto, podría ser cualquier cosa. No vertais agua sobre la sangre seca. - Miró a los presentes, preocupado. - Repito, nada de agua. Esto, lo que diablos sea, lleva más de 70 años inactivo. Dejémoslo dormir.

Dicho todo, recogió sus notas y se alejó del microscopio, algo temeroso. No sabía lo peligroso que podía resultar aquello, pero no quería estar más cerca de lo necesario.

- Sargento, está claro que algo extraño pasó en esta base, pero dudo que aquí encontremos más respuestas.

Ford y Hasan continúan caminando por el túnel. Aquí el aspecto general es mucho peor que en lo que habían visto hasta entonces., pero aún así, parece que se puede seguir caminando, hasta que....

Hay una enorme grieta en el suelo, seguramente, fruto de los movimientos de hielo de los cuales les avisó el Capitán. A pesar de todo, la distancia entre los dos lados no es muy grande, así que se puede saltar.

-Entonces tenemos que seguir. Además, no creo que sea buena idea dejar que el señor Ford y la señorita Hasan sigan por su cuenta.

Thalassa se gira y ve las muletas que ha encontrado Langley.

-Estupendo. Buen trabajo. Para el soldado Henricks, supongo.

Salto primero y luego... Vienes tú, así no te lástima. 

Vicky sonrió no muy convencida. A pesar de no ser estrecho aquello, algo en ella le decía que el karma le golpearía. Cogió carrerilla y saltó, con tan mala suerte que su pie resbaló ocasionando que se quedase colgada del precipicio. 

M-Mierda... 

Al mirar hacia abajo, sólo contemplaba vacío. ¿Era su fin aquello? Pudiera ser... Y ella que quería llegar a casa  , saludar a sus perros,, mientras comía pizza y veía una de esas películas de series B de Antena 3.

Pero sus manos, lentamente se iban resbalando. No aguantaría mucho. Moriría con dignidad. Alguien la recordaría, sus perros, por ejemplo. 

Podíamos haber sido buenos amigos, SEÑOR Ford ... - gritaba intentando luchar por mantenerse. Le tiro las llaves de su vivienda que estaba en el bolsillo de su chaqueta y siguió - yo... Yo quiero que cuides de mis animales. Son la única familia que tengo. Si mueres... Dadle la llave a otro. Pero, por favor -comentó con los ojos llorosos, dejando ver su vulnerabilidad - no los  abandones.

Según avanzábamos por el túnel su estado decaía de forma magistral, escombros y grietas eran la nueva moda en esas paredes y suelos y no mejoraba, sino que iba a peor-Este sitio está hecho una verdadera mierda- mascullé mirando a Hasan-No sé cómo han permitido ésta expedición sabiendo lo peligroso era el lugar sin haber asegurado mínimamente el complejo-fruncí el ceño mosqueado.

Seguí caminando al lado de Hasan enfocando todas las superficies del túnel en busca de puertas, objetos que nos pudieran servir de ayuda, pero nada, no único que encontramos fue otro obstáculo-¡Joder vaya grieta-suspiré mirando a Hasan-Nos vamos a tener cque jugar la vida de nuevo y no va a ser la última me temo-sonreí amargamente-Para que no se diga que no soy un caballero saltaré yo primero, en el peor de los casos si caigo por el hueco podréis usarme de puente humano- reí intentando auyentar el miedo que me revolvía las tripas. Di unos pasos hacia atrás para coger buena carrerilla y miré de nuevo a Hasan, saqué la petaca de mi bolsillo y se la di a la pelirroja-Guardela bien-le guiñe el ojo y eché a correr para luego saltar rezando para que no cayese en el oscuro agujero.

Noté cómo flotaba por el aire cual Superman, pero sin traje de licra, ni capa, ni poderes sobre humanos, comencé a descender y vi que superaba con facilidad la grieta llegando al otro extremo sin problemas, tuve la precaución de caer sobre el tobillo bueno así que el dolor fue leve, me giré 180° y miré a Hasan triunfante resoplando de alivio-Buf, momento de tensión, pero está chupado señorita Hasan, con su capacidad atlética seguro que salta sobre mí y todo- sonreí animado-¡Su turno, venga que usted puede!- animé como si fuera un fan suyo antes de realizar un salto con pértiga, aunque en el fondo un pequeño puño de nervios apareció en mi pecho, no quería que aquella pelirroja se hiciese daño.

Ya fuese por el frío o por su ingenuidad, Victoria resbaló justo antes de saltar y cuando llegó al otro lado, lo hizo a duras penas y agarrándose por los pelos al borde. Sus movimientos y palabras no hicieron si no certificar que estaba más cerca de la muerte que de lograr subir, pero aún así, el sentimiento de supervivencia de Victoria no iba a rendirse con tanta facilidad, así que hizo un último intento para llegar arriba.

Hacia frío y el hielo no le ayudaba. Sentía que se iba resbalando, sin embargo, hizo un esfuerzo más por salvar a sus pequeños caninos. Todo el peso de su cuerpo residía en sus brazos. Jadeo un poco y, finalmente, se sentó en aquel precipicio. 

Por los pelos... 

Sentada se dio la vuelta y en aquella posición miró desde abajo con cierto rubor en las mejillas.

Mierda, un error... 

O-Olvidemos lo que ha pasado. Puede quedarse con su petaca y yo con mi llaves. 

Entonces llegó su turno, corrió, saltó y...vi cómo su pie resbalaba perdiendo agarre para el salto, cayendo antes de tiempo y agarrándose por los pelos al borde de la grieta-¡Mierda!- exclamé corriendo y tirándome en el suelo extendiendo mi brazo ofreciéndole mi ayuda-¡Vamos Victoria cógeme la mano!- grité tuteandola por primera vez. Vi sus ojos llorosos y aterrorizados, era la primera vez que veía miedo en ellos y habló de su única familia, pero no hizo falta mi brazo ya que consiguió aferrarse y salió del agujero echándole una pequeña mano para que se sentase.

Cita:

El miedo dió paso a un auténtico alivio-Me parece bien, posiblemente no cayese bien a sus perros y me odiarían por no traer a su ama de vuelta- sonreí-Y no te preocupes, tú secreto estará a salvo conmigo nadie sabrá que has resbalado, como te verán esas rozaduras diremos que fui yo y tú me salvaste, así seguiré yo siendo el torpe- reí animando la terrible situación que acabábamos de pasar-¿Te duele mucho?- pregunté mirando las rozaduras mientras la devolvía sus llaves.

-Estoy de acuerdo, señorita Bright -dijo Friedrich, manteniéndose pensativo tras las palabras del doctor. ¿Una cepa de virus había sido desarrollada por el Tercer Reich en aquella base secreta? A juzgar por el estado de la enfermería, no aparentaba que a los alemanes les hubiera ido nada bien-. No deberíamos dejar que Hasan y Ford se adelanten solos. Sobre todo, no después de ver el estado de la enfermería y saber de la existencia de esa extraña cepa. Conociendo al ingeniero, puede que ya haya puesto a la señorita Hasan en algún apuro...

McQueen escuchó las palabras del doctor con detenimiento y no pudo sentir un cierto desasosiego y preocupación

-Doctor, ¿es posible que nos hayamos contagiado de algún modo?

No esperó a la respuesta

-¡Todo el mundo fuera de aquí!

Cuando se percató de que Hasan y Ford no estaban a pesar de lo que había dicho entró en cólera

-¡HASAN, FORD, VUELVAN DE INMEDIATO!

Putos civiles de los cojones

-Scart, prepárese por si tenemos que ir a buscar a esa pareja de tortolitos, como les encuentre antes que les pase algo van a desear que hubiesen quedado sepultados por el hielo.

De nuevo se acercó al doctor

-Entiendo que si el virus se hidrata vuelve a estar activo, ¿que le podría afectar?, ¿frío, fuego...?

Después de haber saltado la grieta, seguís caminando por el destrozado túnel, y encontráis una nueva bifurcación. Podéis seguir recto, o girar a vuestra izquierda. La oscuridad hace que en ninguno de los dos casos veáis una mierda, así que todo es probar.

¿Te duele mucho?

No, señor Ford, soy de hierro. Gracias. 

Victoria siguió caminando al lado de Ford, mientras pensaba que por un simple error de los que no debía de cometer porque así la habían adoctrinado, ella hubiese acabado en el vacío. 

Con la nueva bifurcación, Vicky se giró :

Pensemos. Con todo lo acaecido, podemos obviar el camino de la izquierda  , sin embargo, el camino que sigue recto también puede ser '' oscuro '' ... ¿Qué propones? 

Una persona individual como ella estaba siendo cooperativa. Aunque aquellos segundos de '' bondad '' durarían poco... 

Cita:

La frialdad volvió tanto a su voz como a su mirada, que alguien hubiese visto que era una mujer frágil como cualquier otra persona debería de haberle fastidiado bastante-No lo dudo señorita Hasan...-dije con una pequeña sonrisa, pero había demostrado que aún pareciendo dura, también tenía corazón, como un garbanzo de grande, pero lo tenía.

Cita:

Miré ambos caminos y luego a la pelirroja-Si te digo la verdad no tengo ni puñetera idea, tengo la sensación de que cojamos el camino que cojamos algo malo nos va a pasar-dije mirándola serio mientras pensaba un instante. Suspiré y miré a Hasan-Sigamos hacia delante, al menos si hay otra grieta sabemos que podemos retroceder- sonreí, era una solución muy pobre, pero no teníamos otra opción.

Vicky asintió con una sonrisa forzada y, caminando hacia su lado, se dirigieron hacia el camino que seguía recto. 

¿Por qué tienes una petanca? ¿Juegas a esos jueguecitos de personas mayores? 

Ahogó una risa y carraspeó para volver a la normalidad. Aunque en su interior, la pequeña Vicky se estaba riendo. 

Cuéntame de ti  , me temo que si uno de los dos no la palma antes, vamos a tener que pasar suficiente tiempo juntos...así que... -Se quedó pensativa con el último comentario de su compañero - Huir es de cobardes. 

- No deberíamos dejar que Hasan y Ford se adelanten solos. Sobre todo, no después de ver el estado de la enfermería y saber de la existencia de esa extraña cepa. Conociendo al ingeniero, puede que ya haya puesto a la señorita Hasan en algún apuro...

Kleist tenía razón. No pintaban nada allí, y separarse quizá no era la mejor de las ideas. Ford y Hasan desconocían la existencia del "virus", por lo que cualquier contacto con la cepa podría ser catastrófico.

- Repito, no sabemos si esta cosa posee un comportamiento agresivo, o es tan sólo una arcaica aproximación a las células madre. Pero tener a dos de los nuestros dándo vueltas por ahí sin saber la existencia de... esto... no es la mejor de las ideas.

McQueen parecía preocupado, y no le culpaba por ello. Los nazis no eran especialmente conocidos por tener una práctica médica ética, por lo que a saber que sucedió allí dentro.

- No hemos tenido contacto directo con ninguna de las muestras, y por la naturaleza del virus es imposible que se transmita por el aire, así que lo dudo mucho. Lo importante es que cualquier herida abierta sea convenientemente esterilizada y cerrada para evitar cualquier intrusión en el torrente sanguíneo.

A la orden de dejar la enfermería, Brochard recogió rapidamente sus notas y salió como un rayo del habitáculo. Había algo en todo aquello que le helaba la sangre.

-Entiendo que si el virus se hidrata vuelve a estar activo, ¿que le podría afectar?, ¿frío, fuego...?

- Sólo he probado a rehidratar la muestra del microoscopio, pero por extensión, yo diría que si. Como cualquier muestra biológica, una temperatura considerable acabaría destruyéndola. No hablo de unos 50 grados en el Amazonas, hablo de fuego, de un agente externo capaz de cremar. Si fuera una bacteria o un microorganismo protozooico, el frío también bastaría para matarlo... pero existen casos de muestras que sobreviven a temperaturas cercanas al cero absoluto... por lo que yo me buscaría un mechero, Sargento. - Paró un segundo, imaginándose lo que encontrarían más adelante. - Uno grande.

Observó con preocupación a Henricks, el cuál ya había llegado herido a la base. ¿Cabía la posibilidad de que aquel organismo ya estuviera en la superficie del continente antártico? ¿Y si Henricks hubiera sido infectado, aunque sólo fuera de forma indirecta? Su herida abierta era un foco de infecciones, y el saber que había un virus pululando por allí no era la mejor de las noticias.

- Si no vuelven esos dos, será mejor que les busquemos. No saben de la existencia de esta cepa. Podría ser un problema.