Partida Rol por web

Tras correr sin detenerse varios minutos, McQueen encontró una puerta abierta, el letrero que había a su lado indicaba Operationsraum

Supongo que operaciones, a este paso aprenderé alemán

La puerta estaba abierta e instintivamente su mano se dirigió hacia su arma

Demonios, estamos solos, solo dispararías a un miembro del equipo

Entró en la sala, las señales de huellas, la puerta abierta

Alguien más a estado aquí, tal vez la parejita feliz

La linterna alumbró un mapa de la Antártida con marcas de aviones y submarinos. El sargento lo miró con detenimiento

Esos cabrones tuvieron aquí un buen contingente. Esta base debía de ser importante para tener estas unidades en esta posición.

Unas gotas de lo que parecía sangre estaban en el mapa, pero McQueen hizo caso omiso de ellas, le llamó más la atención una máquina Enigma

Esto vale su peso en oro, quedan muy pocas

Con curiosidad contempló el papel que había a su lado. Las primeras frases no pudo entenderlas pero el resto estaban en su idioma, escritas a mano. Al leerlas su rostro reflejó sorpresa

Parece que es lo que Hasan y Ford intentaron decirnos, una prueba más de que estuvieron aquí. ¿Que coño ha pasado aquí?

Dos puertas, una aparentemente bloqueada y otra abierta, le indicaban dos nuevas direcciones, o tal vez seguir por el túnel. Volvió la vista al papel, buscó un lápiz y escribió*

Sargento Peter McQueen. Grupo de exploración de la base nazi. Me he separado del grupo. Hasan y Ford también, y parece ser que estuvieron aquí. Henricks está cerca de aquí malherido, posiblemente muerto. Gran cantidad de derrumbes. Hemos perdido al capitán, a un piloto y dentro de la base a Lannister y a Scart. Ignoro el paradero del resto del grupo y su estado. Continuo explorando buscándolos.

Miró su reloj y anotó la fecha y la hora, acto seguido hizo un boceto de la base, indicando el lugar donde se encontraba, donde se separó de sus compañeros, y donde estaban los cuerpos de los soldados y Henrics.

Espero que sea exacto

Al incorporarse su linterna alumbró el techo....estaba lleno de sangre. McQueen se quedó completamente atónito, balbuceante, con los ojos en blanco

Pero que coño...

Su linterna siguió alumbrando, las paredes mostraban sangre y más sangre. No sabría decir si estaba seca o era reciente, solo veía el rojo de la sangre. McQueen nunca había visto nada igual, nunca, ni en el escenario más escalofriante de los conflictos bélicos y misiones en las que había participado. Era la cantidad más grande de sangre concentrada en un mismo lugar que había visto en su vida.

Siguió alumbrando, había sangre, sangre por todos lados, pero ningún cuerpo

No, no, no, no puede ser

Comenzó a buscar frenéticamente restos de los cuerpos

No hay, no hay, no es posible

Parecía que alguien había lanzado toda esa sangre por allí

Es cosa de locos, locos, locos

Saliendo corriendo sin rumbo fijo

-¡¡¡No hay cuerpos, no hay cuerpos!!!
 

Dejas atrás el desprendimiento y también el camino a los laboratorios, y te diriges hacia un túnel en el que no sabes lo que vas a encontrar.

A medida que avanzas agudizas el oído porque crees escuchar algo a lo lejos, y de repente, una sombra se interpone en el pasillo. Al iluminar mejor, ves que parece... un hombre, con aspecto de estar cansado y abatido.

-¡N-no dispare! -te pide, levantando los brazos con rapidez.

El maldito bicho estaba justo detrás de Ford, pisándole los talones, y éste logró abrir la puerta, que por fortuna no estaba cerrada, salir y volver a cerrar con el tiempo justo. 

Una de las patas del bicho se quedó atrapada en el marco, desprendiéndose del resto del cuerpo, pero al menos, Ford había logrado su objetivo: escapar con vida.

Lo más llamativo no fue que le cortara una pata a la cosa esa, sino que la pata, una vez cortada, siguió moviéndose en el suelo. No solo eso: aquel filamento empezó a arrastrarse en busca de Ford.

La puerta requería como siempre de algo de habilidad para abrirla, y aunque resultó más difícil de lo que pensaba, Thalassa logró al final anular el control eléctrico.

-¡Echenme una mano! -le pidió al resto del grupo, para conseguir abrir la puerta, que parecía resistirse, como todo en aquel maldito lugar.

Vuelvelo a escribir, si quieres. Yo borro después el anterior ;)

Escuché el portazo tras de mí y después de avanzar unos pasos me giré con prudencia mirando hacia la puerta, había conseguido darle esquinazo al maldito bicho, al menos en "parte" -JAJAJAJA ¡a la mierda bicho asqueroso!- reí triunfante, hasta le había cortado una pata con la misma puerta-Ahora sí que ya no vas a correr tan rápido- mascullé viendo la pata inerte, pero de repente ocurrió algo que no me podía creer ¡La pata comenzó a moverse hacia mí!-No me jodas tío-mis ojos se abrieron como platos al ver que el apéndice intentaba alcanzarme por todo los medios.

-Ésto es una puta pesadilla-dije casi en un susurro mirando las nuevas opciones que se me presentaban, dos caminos, ambos iguales y oscuros como la boca del lobo. Esa pata me daba demasiado miedo, ni siquiera podía acercarme a ella e intentar pisarla ¿Y si me infectaba? Pero...si no la mataba andaría suelta por ahí.. así que reuní el poco valor que me quedaba y pensé en el resto del grupo, en Victoria que quizás por mí cagada podrían terminar infectados por mi culpa.

De repente me sentí furioso, enfadado conmigo mismo por mí torpeza, miré con oído esa mierda andante que se arrastraba hacia mí, busqué a mi alrededor y vi un cascote de importantes dimensiones lo cogí con ambas manos y apretando los labios hasta que quedaron blancos lo dejé caer con fuerza sobre la pata, la cuál emitió un sonido bastante desagradable.

-Jodete alimaña...-dije con asco mirando el pequeño charco de fluido viscoso que emanaba de debajo de la piedra. Dejé de mirarlo y me dirigí al camino de la izquierda con los hombros caídos.

Friedrich permitió que Brochard limpiase su herida. El historiador sabía que estaba vivo de puro milagro y que, de no haber sido por el pobre Scart, probablemente hubiese sido él quien hubiera terminado con la cabeza abierta por un escombro que impactase de lleno en su cabeza.

-Así es, esa es la sala de comunicaciones -comentó el hombretón, tras escuchar las palabras de Anika.

Escuchó entonces a Thalassa pedir ayuda para abrir la puerta de aquella nueva estancia, y decidió acercarse para echarle una mano. Él no tenía ni idea de cierres eléctricos, pero era consciente de que se trataba de un hombre fuerte, por lo que esperaba que, siguiendo las sugerencias de Thalassa, pudiera llegar a abrir la puerta.

-¿Creen que el sargento estará bien? -preguntó, intrigado.