Partida Rol por web

- Gracias, Nagredog.- Dijo Faramis después de que el enano acabará de explicar los inconvenientes concernientes a seguridad que había en la puerta, y aportaba su propia solución.

Giro su cabeza hacia Thangon y Eresgal, y dijo.- Necesito vuestra sincera opinión al respecto.- Pero antes de que le contestaran el joven Eketta emitió la suya propia, más bien dudas que se le planteaban si toma runa opción o otra.- Cierto es que las puertas son el punto más débil que posee Minas Marendil, y el enemigo seguramente lo sepa e intentará aprovecharlo para tomarla, y la solución de Nagredog nos podría servir para contener a esa chusma asquerosa fuera...- Se notaba el desprecio en sus palabras al denominar al ejército enemigo-...Pero, aun no tenemos noticias de Amon Ephil, y si llegaran a enviar ayuda, y nosotros tapiáramos la puerta, se quedarían solos para combatir al enemigo. Y según las últimas informaciones que recibí sobre sus efectivos, Elior, disponía incluso de menos hombres que aquí.- Daba a entender que Elior y sus hombres, si iban en su ayuda, no podrían derrotar al ejército enemigo ellos solos, al menos necesitarían el apoyo de la mayoría de fuerzas en la fortaleza.

Luego, se quedo esperando la respuesta de Eresgal y Thangon.

Tras dar unos segundos a Faramis, para saber que este ya había acabado en exponer sus dudas, Thangon dio su opinión al respecto enseguida, casi sin pensárselo.- Yo no tapiaría la puerta. No podemos jugárnosla a hacerlo, que Elior nos envíe ayuda, perdiendo a sus hombres inútilmente, y luego nos encontremos sitiados en unas condiciones ante un ataque muy parecidas, pero sin esperanza de recibir ayuda.- Miro su hacha, que era harto conocidísima por los soldados, por haber dado muerte a infinidad de orcos, y esbozando una sonrisa al final, dijo.- Si se atreven, que vengan esos apestosos orcos. "Abretumbas" sabe como darles una cálida bienvenida.-

Eresgal, por su parte, reflexionaba una y otra vez los pros y contras de las dos opciones sin llegar a decantarse por una u otra.

¿Podría Nagredog intentar convencer a Eresgal para que se decantará a su favor con algún comentario? El enano, tenía sus dudas, pues no es que fuera muy ducho en las artes diplomáticas. Sabía expresarse bien, pero, en su pasado, su presencia hacía que sus consejos cayeran muchas veces en saco roto.

Algo sucedía pues no creo que la gente se pusiera a correr porque sí.

Habiéndome rebasado Eresgal me puse a correr con Lunadan y Varkim pero sin cortarles el paso - ¿Qué sucede? – pregunté poniendo ya una mano en el cinto donde guardaba mis dagas por si había que entablar combate con prontitud

Vârkim llegó el último a la carrera pero gracias a su "especial" resistencia podría haber estado corriendo al mismo ritmo un día entero sin notarlo, mientras Emyr hablaba a Eresgal Vârkim intentaba ver que ocurría.

- Es posible que Elior os envie ayuda, pero tambien que lo haga tarde, o no llegue a hacerlo. Tenemos que aguantar todo lo posible a la espera de un mayor ejercito que acuda en pos de la torre. - dijo Nagredog convencido de sus palabras.

- Tapiando la entrada impediremos que entren, desde dentro podriamos dejar algun punto menos protegido, por si tubieramos que salir por alli, o entrar los hombres de Elior. - cambiaba algo su idea, cierto era que encerrarse dentro era descartar ayuda externa.

- Tapiemos casi todo, dejemos un tunel por el que no mas de dos orcos entren y dejemos que vengan, acabaremos con ellos poco a poco. Los aliados podrian usarlo para entrar, y en el caso de tener que salir podriamos cubrir desde las ventanas la salida.

Nagredog tenia muy claro su planteamiento, pero no sabia si habia elegido las palabras correctas

- Podemos sobrevivir si eliminamos, cuantos mas, los puntos debiles.

Lunadan salió a la carrera tras sus compañeros y tras Eresgal, preguntándose qué pasaría. El primero en alcanzarle fue Emyr, a quién se habían cruzado en el camino. Lunadan escuchó la pregunta de su compañero y se quedó expectante, temiendo lo peor. 

Espero que no haya pasado nada.

Continuaron hasta una torre, y después siguieron descendiendo hasta el segundo piso. Donde, los murmullos que habían escuchado mientras bajaban, se convirtieron en un revuelo que provenía del comedor de los soldados(30). El lugar, al que ahora estaban seguros que se dirigían, por lo que se sentían aliviados de que no se tratará de un ataque enemigo. Aun así, ahora que estaban ya allí querían ver que sucedía.

Cuando entraron al salón vieron un corro de soldados que rodeaban a dos figuras que se enfrentaban. Cuando se acercaron aun más, observaron que una era la de un soldado con todos su equipamiento, espada en mano; y la  otra es la de Eoden. El joven estaba vestido solo con unos calzones y la camisola. Ambos se miraban, nerviosos como el resto de soldados, pero enfurecidos.

El soldado le lanzó una suerte de estocadas que el joven esquivó con destreza, aunque recibió pequeñas heridas, aparte de las que ya eran visibles cuando llegaron que poco a poco le hacían perder sangre. En una de las acometidas, el joven rohir cayó de espaldas, quedando a merced de su rival.

Cuando estuvo a punto de recibir la muerte, Eresgal, que se había ido haciendo hueco a empujones entre los soldados apareció, y por sorpresa, empujó con fuerza al soldado, lanzándolo al suelo y mirando a ambos con gran furia en sus ojos. - ¡Levantaos y decidme qué demonios está pasando aquí!-

El soldado, ya en pie, acusaba a gritos a Eoden.- Ese chacal del Anduin se ha acostado con mi mujer, ...-

El rostro del chico, enrojecido y a punto de llorar, revelaba que era cierto.

Eresgal echó a todos del comedor, quedándose a solas con ambos. Allí, y por los gritos que eran audibles tras las puertas, les dió una dura reprimenda y les dijo que no les iba a castigar ahora por la situación de asedio, pero que si salían de ésta, podían tener claro que serían llevados ante la justicia. Después, puso a cada uno de los dos en una torre opuesta a la otra, e hizo llamar a Fimalcá para que, más tarde, reprendiera duramente a la chica.

Eresgal dudo durante unos segundos más tras las palabras del enano, y finalmente dio su opinión, que por cierto no quedaba clara a que lado se decantaba- No sé, Nagredog tiene razón que tapiando la puerta resistiría más, y con lo idea de dejar un hueco abierto por si acude Elior, aun es mejor. Sin embargo, nunca he escuchado que algo así se hiciera antes incluso en peores situaciones que estas, además, tengo el temor que los bloques de piedra que deberían ayudarnos a defender la fortaleza se vuelvan contra nosotros, al salir disparados algunos si atacan la puerta con las catapultas, pues dudo que la lechada se asiente antes de que el ataque se suceda.- Agachó algo la cabeza, algo no propio de un líder, pues pensaba que su comentario no había servido para nada.

Tras escuchar todas las opiniones, a Faramis le tocaba tomar la decisión final. Habiendo estado atento a cada comentario, no le costó mucho decidir que hacer.- Tapiaremos la puerta, pero en vez de uno, dejaremos dos huecos a sus extremos, podremos aguantar igual su acometida, pero en el caso de que Elior llegue saldremos en su ayuda de forma más rápida...- Siguió, pensando en el tamaño que deberían de tener los huecos.- ...Serán lo suficientemente grandes para que sólo un hombre a caballo pueda pasar por ellos.- Realizo una pausa, para encontrar una solución al fallo que había encontrado Eresgal, y continúo.- Y para asegurarnos que ninguno de los nuestros muera aplastado por un bloque de piedra, apuntalaremos la tapia con las vigas que ya hay abajo.-

- Los trabajos deberán empezar mañana al alba. Transmíteselo a los soldados.- Se dirigió a Eresgal. Alguno de los presentes, podría pensar que lo mejor era comenzar cuanto antes, pero Faramis sentía, sobre todo tras escuchar lo de la pelea entre los soldados, que todos debían de descansar lo máximo posible esa noche. Y cumpliendo, esa misma idea, consigo también, el joven Eketta dio por terminada la reunión para ir a dormir a su habitación, por primera vez desde hace un par de días.

Mis compañeros no me respondieron, pero quizás tampoco tenían la respuesta, no fue hasta llegar al comedor cuando me enteré de la situación.

Eresgal actuó con rapidez antes de que hubiese algún muerto, al margen de temas personales sería una lástima perder a alguno de nuestros luchadores antes del combate, una verdadera lástima.

Salí cuando nos echaron a todos, el ambiente seguía siendo de tensión, pero había que tratar de mantener la calma.

Suspiré – Bueno, no hago falta aquí, me retiraré a mi habitación – les dije a mis compañeros.

- Bien que asi sea, avisadme en que puedo ayudaros. No soy cantero ni mucho menos, pero si que he visto muchas construcciones alla en las montañas azules, en Mitlond e incluso en la gran Khazad-Dûm. Espero ser de ayuda - dijo el enano ofreciendose para los trabajos - Ademas es bueno mantener a la tropa ocupada, de ese modo no permaneceran ociosos mientras el enemigo se prepara.

Tras las despedidas, Nagredog hizo lo propio y se retiro a la cama para descansar en el nuevo dia que se presentaba. En sus pensamientos solo estaba la idea de haber acertado con la sugerencia...

Humanos.... pensó Vârkim mientras sacudia la cabeza, a lo mejor hasta era necesario que los Orcos atacasen para que la raza de los humanos despertase de su letargo, Vârkim no había llegado a conocer a los humanos de las épocas anteriores que cantaban los bardos, pero parecían mejores personas.