Partida Rol por web

Saúl contempla como Crichton se llena el vaso hasta el borde con una sonrisa lupina...

- Cuando te metes en una timba dejas atrás los galones, sabes... ¿John? -demuestra conocer el nombre de pila de todos los marines embarcados en su nave- Pero de todos modos, muchacho, no te preocupes por cosas que difícilmente vayan a ocurrir... y ve poniendo créditos en la mesa.

El sargento pone dinero en el centro de la mesa y alarga un vaso para que Tigh lo llene:

- Venga, dame a probar ese mejunje casero a cambio de mis créditos -bromea, para luego echar un pequeño trago y arrugar el ceño- Mmmmm... esto cada vez tiene más cuerpo, supongo que mejora según va fermentando... ¿te has asegurado de que la destilación sea correcta? Preferiría no quedarme ciego...

Sonrió a Tigh. Bueno, bueno, ya veremos, je je je.

Sólo por poder beber esto en misión ya vale la pena pagar... y si además puedes desplumar a alguien, mejor...

La mejor de sus sonrisas queda estampada en su cara mientras comienza a explorar la de sus rivales para intentar averiguar si se ha metido en un fregao o realmente tiene posibilidades.

Saúl mira sus cartas levantando apenas una de las esquinas de la mesa y sonríe, mientras masculla entre dientes como respuesta al sargento Stackler:

- Aprendí a destilar mi propio alcohol cuando era cadete, por entonces empleábamos barritas energéticas azucaradas diluidas en el agua de una cantimplora... y para macerarlo empleábamos los casquillos usados de la munición del APC -arrastra un buen puñado de créditos al centro de la mesa para hacer su apuesta y continúa- Llevo haciendo esto más de treinta años, amigo mío... ¿Todavía crées que no voy a saber destilarlo correctamente para obtener alcohol etílico en lugar de metílico?

Se descarta de un único naipe y pide carta...

- Anda, bebe y calla -gruñe al tiempo que le echa otro trago a su vaso- Y pon tus créditos en movimiento...

Lucy conversa mentalmente con Bester.

- ¿Qué piensas de Riddick y del plan que está siguiendo Adama? - le pregunta. Por como lo dice, parece que Lucy está deacuerdo con que el preso camine libre por la nave.

Ford se suma a la timba, extendiendo el vaso para probar el licor artesano...

- No voy a ser yo quién se pierda este viaje -comenta con una sonrisa, mientras pone sus créditos en el pote central y pide cartas, sin quitarle el ojo de encima al viejo oficial- Y no pienso ponerle las cosas fáciles a nadie...
 

Scott se apunta a la timba, aunque no sin echar una mirada suspicaz al veterano Saúl...

- Un marine colonial no deja abandonados a sus compañeros ante el peligro -comenta sarcástico- Aunque los vea ir directos al matadero...

Y tiende el vaso para probar un prudente sorbo del alcohol casero...

Ochoa alza ambas manos mostrando las palmas, en un evidente rechazo a la invitación:

- Hace muchos años que me aparté de ese camino, Mayor -se disculpa- No se ofenda, pero prefiero mantenerme abstemio... y conservar todos mis créditos.

Desde que se unió a la Iglesia Renacida, David Telford Ochoa no ha vuelto a ceder a la tentación.

- Ah.... delicada cuestión. - Algo que debía matizarse es que, hablando de aquella manera mental, Bester parecía usar expresiones y tonos de voz más humanas, menos rígidas y duras que cuando hablaba normalmente. - Eso depende del... lugar donde nos deje a nosotros. Por ahora, nos perjudica más que nos ayuda. Podríamos haber persuadido a Adama para que hiciera esto, o al menos dar a entender a Riddick que era a nosotros a quienes les debía algo. Pero no ha sido así. Riddick podría ser un simpatizante de la causa, sin duda. Y eso me gusta. Tendremos que abordarlo cuando no este Rogers delante. - Dejó claro mientras seguía aquel perfecto teatro donde se limitaba a barajar cartas, jugando con ellas.

- Además, tengo algunos tripulantes en cierta lista que debería... estudiar. Lo primero que debemos hacer, es agenciarnos el mando que tiene Smith. Sé donde lo guarda. -

—Tú te lo pierdes, Ochoa —dijo el hombretón mientras se hacía un hueco en la mesa y empujaba su poto hacia Tight—. A ve’h, Mayor, márcate un poco de ese alcohol casero, que andamus con ganas de emociones fuertes por aquí. ¿Empezamos la nueva partida, señoritas?  Y señó —hizo un gesto con la cabeza hacia Saul. Hacerle un poco la pelota al oficial no le vendría mal. 

Golpeó entonces rítmicamente sobre la mesa mientras esperaba a que comenzase la partida. 

Karl Agathon rechaza el envite con un gesto de la mano, sin pronunciar palabra. Parece haber escogido la prudencia, o tal vez es que como Ochoa no acaba de ver con buenos ojos el juego y las apuestas...

En cualquier caso, era el último de la mesa en pronunciarse. Las cartas ya están sobre la mesa.

Como en silencio, observando cómo Riddick escucha atentamente a los marines, estudiándoles. Poco a poco, ellos pasan a ignorar su presencia, asumiendo con naturalidad que, por el momento, compartiremos un sitio en el comedor con el resto de la tropa.

Cuando Riddick termina su comida aparto mi plato, dejando los restos en el mío. Es probable que no le hubiese importado terminarlos, pero como le dije antes, mejor que no fuerce su estómago en la primera comida de verdad que hace en tanto tiempo.

- ¿Listo? - pregunto, prácticamente omitiendo el tono interrogativo. Junto el contenido de las dos bandejas y espero a que se levante para cogerlas. Con la otra mano, le hago un gesto hacia la salida y me encargo de dejar las bandejas en el lugar de recogida cuando pasamos al lado.

- Disfruten de la partida, caballeros - les digo a los presentes a modo de despedida. - Riddick, ¿algún sitio en particular al que necesites ir? - le pregunto a mi acompañante sabiendo que, nos guste o no, por ahora tendremos que estar juntos durante un buen rato.

En la primera mano Crichton mira a sus oponentes sonriente... ¡servido!

No deja de manosear los créditos nerviosamente...

El alferez Everett Young asoma por la puerta y echa una mirada a la sala, con ese gesto tan estirado y autosuficiente que le caracteriza. Algunos lo llaman elegancia, tener porte o ser distinguido. Otros, llevar el palo de una escoba metido por el culo.

La cuestión es que hace una seña al Dr. McKay, que está tomando un café a solas al fondo de la sala... y se encamina hacia su mesa, saludando al pasar a los oficiales que están sentados con la tropa, jugando a las cartas.

Y a todos los demás aquí presentes, se supone.

El sargento Stackler observa sus cartas de reojo, completamente inexpresivo, y adelanta con precaución unos pocos créditos al centro de la mesa, para luego murmurar en voz baja:

- Marines, tal vez debería haberos advertido de esto antes, llevo veinte años jugando al póker con este viejo cabrón que se sienta a mi lado y todavía no he logrado ganarle dos manos seguidas -bromea con aire victimista- Podéis creerme, es un jodido demonio, nunca sabes cuándo lleva juego o está echándose un farol…

Parecen llevarse un juego personal entre ambos, pues Saúl Tigh se sonríe y aumenta las apuestas sin decir ni media palabra, haciendo que a alguno le entren las dudas…

Stakler Pentecost maldice en silencio y menea la cabeza negando con el ceño fruncido… pero va al envite mientras sigue hablando:

- ¿Os han contado alguna vez lo que hizo este hombre en Ganímedes? -susurra con voz ronca mientras deja las cartas boca abajo y las cubre con su enorme manaza- Creo que incluso sale en algunos libros de historia, lo llaman el Incidente de Ganímedes, aunque a las corporaciones no les haga demasiada gracia recordarlo… porque fue la última vez que La Armada Estelar del ONUG demostró tener autoridad para imponerse en un conflicto.

Se recuesta hacia atrás en el respaldo y sonríe satisfecho, tomando aire para contaros la vieja batallita…

- Estábamos de servicio en el Spektor, bajo el mando de Adama y Tigh… debía ser allá por el 2211 si no recuerdo mal, yo acababa de recibir mis galones como cabo -rememora con aire melancólico- La cuestión es que nos enviaron a una misión de mediación, de las aburridas, todo rollo diplomático… porque una de esas inexplicables resoluciones judiciales había determinado que la explotación minera de Ganímedes debía pasar a manos de la Weltherrschaft Korporatsiya, retirándoles la concesión a los pobres pringaos de la Kompanía Mondordo -hace aspavientos con la mano libre, aunque la otra no se despega de las cartas- A mí en el fondo me la suda, como a cualquiera que no sea accionista, pero aquello era lo de siempre, el pez gordo se come al chico… porque Ganímedes era el bocado más grande que habían conseguido morder los de la Mondordo y se lo habían arrebatado en los tribunales, con no se qué ley que se habían sacado de la manga sus gabinetes jurídicos… no sé si esa consejera Wray estaba implicada, pero es su estilo, así trabajan los picapleitos corporativos.

Nada nuevo bajo el sol. Cuando eres lo bastante grande no puedes perder, incluso cuando te han ganado la mano limpiamente, tienes otros recursos para darle la vuelta a la partida.

- La resolución ya era oficial, el puto satélite más grande de Júpiter era de los weckos, pero los problemas venían de que los chicos de la Kompania Mondordo estaban desmantelando todas sus instalaciones antes de largarse de allí -comenta con manifiesta comprensión de sus actos- Puede sonar mal para el objetivo de la colonización espacial y todo eso, pero joder, si te desahucian veo normal que te lleves los muebles… y aquellos cabrones estaban haciendo el trabajo a conciencia, pensaban dejarles la explotación como si nunca hubiera habido nadie operando en superficie, para que tuviesen que empezar desde cero…

Recoge el vaso de licor de la mesa y se humedece los labios, antes de continuar su relato:

- El problema real eran los plazos, por lo visto la resolución del tribunal especificaba que el traspaso de la explotación debía realizarse “de inmediato” y los weckos no se tomaron nada bien que les desguazasen el chiringuito antes… así que enviaron un Crucero de Combate repleto de mercenarios para hacerse con la base minera.

La historia toma un nuevo cariz, mucho más peliagudo…

- Por eso el ONUG decidió asignar al Spektor para asegurar la paz en el sector… y al pobre comandante Adama le tocó la poco agradecida tarea de hacer de diplomático -labor desagradecida y sin duda comprometida, con poco que ganar y la posibilidad de crearse muchos enemigos- Cuando llegamos al sistema establecimos comunicación con el Crucero Estelar Kaiser Wilhelm de la Wk y les indicamos amablemente que depusieran hostilidades si no querían obligarnos a intervenir… no se lo tomaron muy bien pero el Spektor era más poderoso y no les quedó más remedio que acceder a negociar en territorio neutral, enviando a uno de sus máximos responsables a la base de Yocasta, bajo autoridad del ONUG -continúa explicando- Claro que eso condicionó al comandante a abandonar la nave para mediar personalmente en la negociación…

Entonces hace un gesto hacia Saúl Tigh, que se sonríe con aire torvo, pero sigue muy callado:

- Normalmente eso hubiera supuesto que el Spektor esperase a su comandante en las inmediaciones de Yocasta, pero los sensores nos revelaron que el Kaiser Wilhelm volvía a la órbita de Ganímedes… sin embargo el comandante no podía vulnerar el protocolo abandonando la reunión negociadora -la encerrona táctica salta a la vista- De modo que el viejo Will se vio obligado a delegar el mando en este cabrón temerario que tenéis sentado a la mesa, preparado para desplumarnos a todos…

La cosa se pone interesante…

- Para cuando llegamos hasta Ganímedes, a todo lo que daba el reactor, pese a las quejas y maldiciones del jefe O´Brien… el Kaiser Wilhelm estaba a punto de lanzar un asalto sobre la estación minera para tomarla por las armas -Pentecost cuenta la historia como un auténtico experto, introduciendo las pausas dramáticas en el momento justo para crear la máxima expectación- Y entonces es cuando Saúl ordenó abrir comunicaciones con el crucero de los wekos y les amenazó con borrarlos del espacio usando ojivas nucleares si no se replegaban de inmediato…

Se crea un momento de silencio en toda la sala, una mezcla de asombro e incredulidad.

- Para activar un misil táctico nuclear hacen falta dos llaves de lanzamiento, una obra en poder del Comandante de la nave y otra en el del Primer Oficial… y aquellos cabrones eran profesionales y lo sabían perfectamente -abre mucho los ojos, que contrastan intensamente con su tez cetrina- Pero el Spektor abrió las exclusas de lanzamiento y mostró los dientes, preparado para morder… y sólo necesitaría hacerlo una vez.

Alarga la pausa un instante más y suelta una carcajada:

- ¡Jah! ¡Aquellos mamones se cagaron, detuvieron el asalto y huyeron al espacio! -concluye su historia… que supera de largo la categoría de anécdota- Según tengo entendido, esa fue la última vez que se ha visto a la Armada Estelar dejarles las cosas claras a los capullos de las MegaCorporaciones -exclama- ¡Y la verdad, lo hicimos con estilo!

-¡Que les den pol culo a las Megacorporaciones! dijo estimulado tanto por la historia como por la bebida y sin tener en cuenta si a alguien de alrededor podía molestar.

Levanta el vaso donde apenas queda un dedo de brebaje y lanza un brindis.

- ¡Por el Mayor y por los Marines!

Se lo bebe de un trago y lo pone boca abajo sobre la mesa con un sonoro golpe. Justo al lado de donde tiene su mano de cartas.

Matthew se suma al brindis que propone Critchton con contagioso entusiasmo:

- ¡Por el Mayor y los Marines!

E imita a su predecesor, apurando el licor de un trago y volteando el vaso... aunque se diría que no se ha quedado del todo satisfecho con el final de la historia que les ha contado el sargento.

- Venga, pero no pueden dejarnos así... ¿de verdad podrían haber abierto fuego con armamento nuclear? -pregunta mirando a Saúl- Quiero decir... ¿disponía en aquél momento de las dos llaves necesarias?