Partida Rol por web

Smith avanzaba serio y, aunque estaba de acuerdo con los protocolos, le desagradaba las maneras del alcaide, su poco tacto.

Imagino que trabajar en estas condiciones te deshumaniza, como los propios reos.

Por un momento se preguntó qué clase de tipo trabajaría en esta estación, dónde irían a reclutarlos... pero al poco lo olvidó. A fin de cuentas no es asunto suyo.

Y por fin llegáis a vuestro destino. Parece ser una suerte de sala de entrevistas, habilitada para encuentros con los presos bajo condiciones de absoluta seguridad, lo que implica un cristal blindado con algunos diminutos agujeros que permitan el paso del sonido, una reducida bandeja corredera para pasarse objetos y por supuesto la presencia de cámaras y de un guardia acorazado al otro lado, junto al preso, por si hubiera que reducirle.

Una puerta reforzada que se abre únicamente introduciendo un código alfanumérico separa los dos compartimentos de la estancia, por lo que la seguridad, en teoría, no tiene resquicios.

Y ante vosotros, junto al mencionado guardia acorazado, que parece indistinguible de todos los demás por su traje blindado, está el hombre que habéis venido a buscar: Riddick, también conocido como El Chacal, el terrorista responsable del tristemente célebre atentado de la base minera orbital Mercurio, contra la que su grupúsculo del MNM estrelló un crucero de perihelio repleto de turistas, provocando la muerte de 178 víctimas civiles. Aunque por supuesto no es su único crimen, sino solamente el que tuvo más reconocimiento mediático…

Tu maldito ángel de la guardia te conduce hasta la sala de entrevistas que ya conoces por la visita del Viejo, con su cristal blindado que te impidió hacerle justicia en aquel mismo momento, pasase lo que pasase.

Como la otra vez, se queda en la sala justo a tu espalda, para controlarte… y sabes perfectamente que tiene el mando a distancia de tus grilletes magnéticos en la mano, dispuesto a pulsarlo ante tu menor gesto de revolverte. Bueno, aquí la intimidad no existe, así que le ignoras y te centras en quienes aparecen al otro lado del cristal.

Y esta vez son un grupo nutrido. Nada menos que el alcaide Johnston en persona, ese cabrón malnacido que tanto disfruta cada vez que uno de los presos se desquicia por el efecto de sus pesadillas inducidas durante el sueño de la hibernación. Debe haberse llevado una gran decepción contigo, eso sólo ya vale para arrancarte una sonrisa cuando te acercas más al vidrio blindado para observar mejor a tus inesperados visitantes…

Un grupito variopinto, sin duda. Lo primero que te llama la atención, como no podía ser de otro modo, es que traen a una mujer con ellos. Una rubia muy atractiva. Hace años que no ves a una hembra y eso hace que dilates las aletas nasales para percibir su olor… sin embargo no logras reconocerlo entre los aromas corporales del grupo. No es de las que usan perfume y los diminutos orificios en el cristal para permitir que pase el sonido no deben bastar.

Junto a ella hay otros tres hombres, un civil y tres militares. Reconocer al hombre de la corporación es sumamente simple, no se trata tanto de su traje de ejecutivo hecho a medida o sus caros y absurdos zapatos, como de esa odiosa sonrisa de suficiencia que se dibuja en su rostro… parece estar muy seguro de sí mismo, controlar siempre la situación, aunque veríamos cómo reaccionaría si esta barrera a prueba de balas no estuviese entre vosotros…

Pero bueno, es de suponer que para eso se ha traído a los soldaditos. Uno de ellos es un viejo, tiene pinta de estar a punto de jubilarse, muy rígido y digno dentro de su uniforme y con el rostro lleno de arrugas. No parece encontrarse muy cómodo aquí, se percibe en su postura.

A su lado hay un tipo rubio muy alto, con una complexión excepcional. Todo un profesional, eso es algo que se ve sólo con la forma de distribuir el peso entre ambas piernas o de vigilar el entorno, está muy atento a lo que pasa y listo para actuar de inmediato, pero a la vez se le ve relajado y eso es lo peor… porque indica que sabe lo que se hace. Parece alguien a tener muy en cuenta.

El último también es un militar, seguramente un piloto por el aire de superioridad y chulería con que se contonea, en especial cuando la mujer puede verle. Y parece en buena forma física, pero su actitud es indolente. Como a ti te gustan, el exceso de confianza se paga caro.

Mi buen ángel me saca de mi suite para llevarme por un pasillo que recuerdo muy bien, son recuerdos dolorosos, de los que se te clavan en el cerebro y no quieren salir, pero al mismo tiempo liberadores, porque prometen dolor y venganza a partes iguales. La sala de visitas es exactamente igual que como la recuerdo, con ese bonito cristal blindado con unos pequeños orificios para poder hablar al capullo que se vaya a poner delante esta vez. Camino seguido de cerca por mi perro guardián hasta ponerme, como ocurrió hace ya mucho tiempo, frente a ese cristal. Mas no me espera un simple capullo... no, esta vez se han traído a todo el grupo, parece ser. Y como invitado especial Johnston, ese malnacido que disfruta viendo como los presos babean y sufren alucinaciones tras las sesiones de pesadillas. Dejo de pensar en mi ángel y fijo mi mirada en el alcaide, le miro directamente a los ojos y sonrió, una sonrisa fría, helada y exclusiva para él, a sabiendas de cuánto debe reconcomerle que no haya podido domarme con esos sueños tan placenteros.

Dejo que mis ojos examinen al resto del rebaño que tengo enfrente y sin poder evitarlo, o sin querer hacerlo, mis ojos se clavan en la única mujer del lugar. Con un ligero movimiento abro mis fosas nasales para intentar captar el olor de la hembra, hace mucho que no tengo el placer de oler a una... mas no soy capaz de distinguirlo de entre todos los olores de la sala. Tal vez sea porque no usa perfume alguno, o simplemente estos agujeros en el cristal blindado no son lo suficientemente grandes. Una pena, es el tipo de mujer que resulta mas que simplemente apetecible. Mis ojos se clavan durante apenas unos segundos en el "ejecutivo", basura humana vestida de seda, conozco bien a los de su calaña y ciertamente es el menos interesante de todos... mas aún con esa cara de creer que lo tiene todo bajo control, aun a sabiendas de que es mentira. El resto de los individuos son militares, ese hecho es más que claro... tenemos a un viejo que hace tiempo que debería haberse retirado, se nota que este lugar le pone nervioso o al menos no le gusta estar aquí. De los tres probablemente esté al mando de algo y también sea el mas cauteloso. Luego tenemos a un rubiales enorme, con una musculatura definida. Su peso esta equilibrado en todo momento y sus ojos, aunque no parecen moverse demasiado, no pierden en ningún momento de vista nada... si a eso le añadimos su total tranquilidad, sin duda he encontrado al lobo de la manada, al realmente peligroso. Y por último el piloto, solo por su chulería y sus intentos de que la rubia le mire ya queda claro que el ego es uno de sus puntos fuertes, eso y creerse mejor... lo que le convierte en la victima mas fácil de todas.

Dejo de centrarme en los individuos para volver al grupo. Creo entender la posición de cada uno dentro de su propio rebaño, la única que se me escapa es la rubia. Estando en un grupo con un "ejecutivo" dudo que sea simplemente como adorno, así que por ahora tengo un pequeño enigma que descifrar y eso me gusta. Dejo mis ojos clavados en la hembra, a la espera de que alguno decida hablar, puesto que ellos me han sacado de un dulce y reparador sueño. Sin duda será por algo importante y no creo que manden a tanta gente solo para decirme lo malo que soy o cuándo voy a morir. Así que adopto una postura fácil, las piernas ligeramente abiertas, los brazos delante con las piezas de joyería de cara a mis invitados y una ambigua sonrisa en la boca.

Smith mira al reo con indisimulada distancia, distancia que no es sólo física, sino de ideales, de posición... Ahora le costaría pensar en alguien más alejado de él... y quizás por eso le desprecie. Pero no han hecho un viaje tan largo para mirarse y se decide a romper el silencio que inunda la sala.

-Señor Riddick, buenas tardes. Hizo una leve pausa para captar la mirada de su interlocutor, debe hacer mucho tiempo que Chacal no recibe tales palabras. Mi nombre es Smith, de la Weyland-Yutani Fue un poco seco, pero sabe que ese título, en este sitio y a ese personaje sólo puede suponerle una carga.

-Imagino que se preguntará el por qué de nuestra visita, dijo con las manos a la espalda como hacía Bester. Quizás le está empezando a influir más de lo que querría.

-Bien, debe saber que el Comandante Adama -lo señala con la palma de la mano- está al mando de una misión dirigida por el ONUG para esclarecer la desaparición de un cargamento de mineral que hacía el trayecto Mercurio-Caronte. Ese cargamento es fundamental para la acometida de la mayor empresa emprendida por el hombre -dijo con énfasis- El proyecto de llegar a Tau-Ceti. Imagino que lo conoce...

El prolongado silencio del prisionero no era del agrado de Smith, así que paró de hablar y lo siguió mirando seguro de sí mismo. ¿Lo conoce?

Escucho unas palabras pronunciadas con una educación y un tono de voz que casi hace que vomite. Lentamente muevo mi cuello, ladeando algo la cabeza para fijar los ojos en mi interlocutor.

"Señor","Buenas tardes", el uso de palabras como esas da a entender que intenta acercarse a mi, cuando realmente desea todo lo contrario. No podríamos ser mas opuestos, y no simplemente por su manera de vestir... sino por el hecho de que ese tipo de gente ve a cada persona como una herramienta, calcula su utilidad mientras les llena los oídos de las palabras que ellos quieren escuchar. Mis ojos sin embargo no trasmiten ninguna de esas ideas, son mas parecidos a cuando un depredador observa a una presa especialmente aburrida.

Entonces llegan las palabras que realmente atraen mi atención "Weyland-Yutani"... y una sonrisa sádica y feroz se muestra en mi rostro alcanzando la mirada. Esa pequeña hiena que se cree un león, adopta una postura mas fuerte al colocarse los brazos a la espalda antes de seguir hablando. Pobrecito carroñero, cree que tiene el control, o al menos eso espera... me pregunto qué ocurrirá cuando se lo arrebaten. O se lo arrebate.

En ese momento extiende la mano para presentar al viejo, "Comandante Adama", mas mis ojos siguen clavados en los suyos sin hacer movimiento alguno de ir a desplazarse. Querías mi atención, pequeña hiena, ya la tienes. Y por fin se decide a ir al grano, les han robado un cargamento de mineral en el trayecto entre Mercurio-Caronte, uno importante para el Proyecto Tau-Ceti. Si, recuerdo ese proyecto, el Viejo comento algo sobre ello y la eliminación de las MNM por no ser ya necesarias... aun así las palabras "la mayor empresa emprendida por el hombre" me hacen gracia. Estiro el cuello, para plantar durante unos segundos mi vista en el techo, y después bostezar pausada y tranquilamente, antes de devolver la mirada a la pequeña hiena. Esto empieza a ser aburrido, ¿para esta entrevista me han sacado de mi apacible sueño?

Dejo que el silencio se prologue, antes de lentamente abrir la boca. - Has perdido un carguero lleno de piedras... ¿Ese es el motivo por el que me has sacado de mi dulce sueño?

Las palabras de Riddick fueron arrojadas hacia Smith de manera violenta, pero éste apenas movió una ceja, pues no esperaba colaboración en ningún momento. De todas maneras siguió hablándole con educación, seguro que le jodía más. Desde luego lo último que debía hacer era ponerse a su altura, sería un signo de intolerable debilidad. Y Smith era el fuerte... o eso creía...

-Efectivamente, señor Riddick, ese es el motivo... Dijo dejando ver una ligera sonrisa por haber conseguido que, al menos, el reo dejase ir unas palabras hacia su persona.

-Dicho cargamento ha desaparecido pasada la órbita de Marte. Como es obvio, nuestras sospechas han recaído en sus amigos del MNM... ¿Imagino que le parecerá lógica nuestra sospecha, no? Dijo impertinentemente.

-Es por ello que nos preguntamos. ¿Acaso no sabrá algo de todo esto nuestro huésped de Himalia? -A Smith le pareció graciosa la denominación de huésped, pero seguramente fue al único. ¿No querría colaborar con la misión del ONUG y así mitigar su deuda con la sociedad? A estas alturas ya tenía ambas manos delante del cuerpo y con los dedos apoyados entre sí de manera simétrica.

La pequeña hiena sigue a lo suyo, incluso deja ver una ligera sonrisa, tal vez cree que ha conseguido algo por hacerme hablar... sin darse cuenta de que hablar es una de esas cosas que no se permite en este lujoso hotel. Se cree en un extraño pedestal donde es más fuerte que yo, pobrecito, si supiera lo débil que es probablemente toda esa fachada que le representa se desmoronaría. Su sonrisa, sus trajes caros y sus zapatos, solo intenta asimilarse a alguien que le parece fuerte. La postura con la que cree que avasalla a su contrario no es más que eso, una falacia para hacerle creer al otro que es débil y que él es el fuerte. ¿Cree que con esos mismos juegos podrá conmigo? No debe haberse fijado muy bien en el sitio en el que estamos...

La hiena vuelve a una explicación que me aburre, es tediosa y sin ningún ápice de diversión. Así que de manera deliberada y tranquila, dejo de mirarle para volver a posar mis ojos en la belleza rubia. Puedo ver su belleza sin ningún problema, una pena no poder olerla también, el olor siempre da más pistas que los ojos, es algo que tiene que ver con el instinto.

Escucho detalles sobre la MNM y su huésped en el Himalia, aburrido... ¿se supone que debo sentirme ofendido? Hace unos años mandaron a un viejo que era de lejos capaz de hacer más daño que este pobre carroñero y entonces escucho sus últimas palabras "mitigar su deuda con la sociedad" y durante un instante mi mirada vuelve a la hiena, dándole esa pequeña satisfacción de mirarle antes de que sin poder evitarlo empezar a reírme, a reírme de verdad, no con esas risas falsas que tanto abundan en su mundo. Es una risa a carcajadas, limpia, sincera y completamente ofensiva, donde me doy cuenta de que este pobre bufón de corporación no tiene ni idea realmente de con quien está hablando.

La risa se alarga unos minutos mientras soy incapaz de contenerla, por primera vez en mucho tiempo he de decir que he encontrado algo de lo que reírme con ganas.

En un primer momento la risa del Chacal se contagia levemente en Smith, pero unos segundos más tarde retoma el control y la reprime, poniendo esa cara seria y neutra.

-Me alegro que no haya perdido el humor señor Riddick -me sorprendo debería decir- De todas maneras este tema que nos ocupa es de vital importancia y le ruego su colaboración. Se acerca a él un par de pasos. Nos gustaría ir a hablar directamente con la persona que pudiese saber algo al respecto. Evidentemente usted queda libre de toda sospecha por haber estado bajo control.

Se da en ese momento media vuelta y sigue hablando.

-Verá lo que no queremos es perder el tiempo, ya me entiende, ir a marte y empezar a interrogar a gente al azar para saber algo... ¿esto lo ha dicho en serio? Sería una molestia innecesaria para todas las partes, no sé si me entiende -menudo cerdo, cada día que pasa se quita una capa de traje y huele peor-

Se gira hacia él de nuevo más serio que nunca.

-Por eso le pido un nombre, una información, algo que nos de una pista... No se arrepentirá. Dijo finalmente con un tono... como si poseyera una información que a "Chacal" pudiera interesar sobremanera.

Observo la prisión mientras la atravesamos hacia nuestro destino. No podía estar más de acuerdo con el comentario del comandante y, si de mí dependiera, volaría está estación en mil pedazos con todos los que están dentro. Tal vez así los presos recibieran un castigo justo, no muy distinto al que los guardias merecen sólo por colaborar en esta atrocidad.

Por fin aparece Riddick. El hecho de que haya matado a cientos de personas en un atentado no justifica la tortura en esta prisión. Pero no hay más que verlo para entender por qué es un peligro para la sociedad, o, mejor dicho, por qué las corporaciones le consideran un peligro para su sociedad. La determinación en su mirada, sus gestos burlescos y unos valores que no encajan con los del resto del universo... Es probable que, de haber vivido en un mundo en el que le dejasen estar tranquilo, este hombre podría haber sido feliz sin encontrarse a otra persona en meses. Pero no vivimos en esa clase de mundo y, mientras estemos aquí, Riddick es una amenaza para todos nosotros. Amenaza que debe ser controlada.

"Claro que, ¿cómo sería yo de haber pasado tanto tiempo en este lugar? ¿Cómo seríamos cualquiera de nosotros?"

La risa del chacal despeja alguna de mis dudas. No, este hombre no está loco, a pesar de que el alcaide así lo piense. Está perfectamente cuerdo. Demasiado cuerdo, sabiendo lo que ha pasado. Me habían avisado de que era un hombre peligroso, pero con su risa Riddick ha dejado muy claro cuánto.

Sigo sin decir nada, pero no pierdo de vista al reo. A pesar de estar inmovilizado, estoy seguro de que tiene algún as en la manga y que, mientras se burla de Smith no deja de buscar una forma de salir de aquí. Compruebo sus manos, asegurándome de que no tiene nada a su alcance que pueda ser usado como arma.

Cuando por fin termino de reírme y bajo la mis ojos hacia la hiena, esta ha decidido volver a su semblante serio y neutro. Una pena, la verdad es que esa media sonrisa irónica le queda bastante mejor, hace juego con el resto de su apariencia. Vuelve a sus palabras pomposas y educadas, como si al usarlas creara un vacío entre su persona y la mía.

"El tema es de vital importancia y le ruego su colaboración" Ciertamente no soy capaz de entender quien ha enviado a este bufón a negociar nada a una prisión, si fuera siquiera la mitad de capaz de lo que intenta aparentar, sabría que usar el verbo "rogar" en un sitio como este es como ponerte una soga al cuello. Recoger la pastilla de jabón en el suelo de las duchas. En ese momento se acerca un par de pasos, dejando a un lado su casi compulsiva necesidad de apartarse de mi, la verdad es que esta pequeña hiena, empieza hasta a darme pena. Al pobre lo han soltado aquí, rodeado de perros guardianes con los que sentirse a salvo, y ni siquiera sabe de qué va esto.

Levanto ambas manos y me las paso lentamente por la cabeza rapada, dejando ver mi lujosa joyería^* mientras desvío mi mirada hacia uno de los militares, no hago gesto alguno, pero estoy seguro de que ha entendido el mensaje. Devuelvo mi atención al pobre bufón y es en ese momento cuando me quedo sin palabras o mejor dicho, soy incapaz de creerme lo que acabo de oír. ¿Desde cuando la W-Y necesita interrogar a nadie de la MNM? El Viejo fue claro... ellos mueven los hilos y la MNM baila al son que ellos marcan, si hasta ahora el tal Smith me había parecido un pobre bufón, ahora ha quedado mas que claro que no sabe en que terreno está jugando... eso, o es muy bueno actuando, pero por algún motivo lo dudo.

Dice que necesita información, de cualquier tipo, con tal de que le ayude a encontrar sus piedras... y que a cambio, él me dará algo que yo quiero. Miro a mi alrededor para ver si me he perdido algo, no, todo parece en su sitio. Sigo en una prisión orbitando Himalia, la puta luna de Júpiter, condenado para los restos. Casi estaba seguro de que esto era otra pesadilla, entonces si que estaría realmente jodido... a este paso voy a morirme de tedio. Llevo casi cinco años metido en este lugar y dice que tiene información valiosa para mi, aparte de añadir que tiene prisa y que no puede perder el tiempo... eso es lo que yo llamo ser un negociador. Clavo de nuevo mi mirada en él antes de pasearla por el resto de individuos, buscando al verdadero cerebro de todo esto, porque me resulta altamente improbable que sea mi pequeño carroñero. Porque al fin y al cabo si hay algo de lo que me sobra, es tiempo.

La asistente personal de Mr. Smith contempla toda la escena con una actitud absolutamente impasible, no parece verse afectada, ni tan sólo se la nota molesta por la impertinente mirada del reo. No transmite nada.

En un primer momento el preso conocido como "El Chacal" desprende una gran soberbia, como si todos los castigos sufridos en la estación penitenciaria no hubieran más que fortalecido su espíritu y coraje, algo que si encaja con la idea que tengo del reo y se contrapone a lo que nos ha contado el psicópata que organiza este lugar infernal. Sin embargo tras las primeras exposiciones e informaciones del trajeado nuestro posible apoyo rompe en una carcajada digna de un maníaco, propia de enfermos mentales, tal y como nos lo describió Johnston.

Cuando los ojos de "El Chacal" se centran en los míos y, tras el evidente fracaso de Smith, decido intervenir.

Buenas tardes señor Riddick. En su momento leí mucho sobre usted, sobre sus actos y creencias. Voy a serle sincero, comparto en parte sus deseos pero soy totalmente contrario a sus métodos -comienzo a exponer buscando que el reo entienda que ambos luchamos, en el fondo, por ideales parecidos- Es evidente que la humanidad no es perfecta y que la sociedad debe mejorar, creo que casi todos los aquí presentes lo pensamos. Nuestra misión es, en el fondo, una aportación más para conseguir que los sueños de un mundo mejor para todos los humanos se cumpla. Cuando le miro a usted no veo a un loco, sino a un idealista que tomó un camino equivocado, un sendero que le condujo a su encarcelamiento tras la muerte de un centenar de personas y la traición de los suyos. Señor Riddick, puede usted redimirse o, si prefiere verlo así, optar por un nuevo camino para mejorar el universo. ¿Qué me dice?

Se que la respuesta del reo puede ser un ataque personal contra mí, ya sea por mis palabras o por los años que cargo sobre mis espaldas. Aún así, no me arrepiento de ello.

Una vez ha quedado claro que la hiena no es la persona idónea para llevar a cabo esta conversación, el viejo al que presentaron como "Comandante Adama" da un paso al frente, como cabría esperar de un militar de carrera. Sus palabras, igual de educadas que las del bufón, trasmiten sin embargo menos hipocresía que el trajeado, así que decido escucharle atentamente.

Mas tras sus primeras palabras no puedo sino preguntarme si es que la idiotez forma parte de cada uno de ellos, o han olvidado escucharse mientras hablan. Dice que comparte en cierta medida mis ideales... un militar de carrera que forma parte de un gobierno que está a las órdenes de una corporación, esto va a ser bueno. Visto lo ocurrido aquí, donde le han dejado el mando a la hiena, queda claro que todos ellos están supeditados, de una u otra manera, a la Weyland-Yutani. Y aún se atreve a decir que compartimos ideales, él ha escondido los suyos tras su traje bien planchado y una carrera en el ejército, preocupándose por los demás cuando su vida y la de los suyos ya estaba encarrilada, como quien dice que es una buena persona por darle limosna a un pobre todas las semanas. Hipócrita.

- Esos sueños de una sociedad mejor de los que habla, nunca se harán realidad mientras las MegaCorps sigan manejando el cotarro. - Si no es capaz de ver eso, poco puedo hacer yo para abrirle los ojos. Vista la vida que ha elegido, es más probable que simplemente no quiera abrir los ojos a lo que ocurre ahi fuera. Es muy bonito decir que comparte mis ideales mientras está sentado a la mesa con sus tres comidas calientes cada día. Me encojo de hombros como si fuera una misión imposible, antes de alzar de nuevo la voz. - "La mayor empresa emprendida por el hombre" no es más que el siguiente paso lógico tras lo ocurrido en Marte. Todos aquellos pobres desgraciados que no consiguen una vida digna en la Tierra serán arrastrados a un nuevo mundo de oportunidades, tras la consecuente firma de un contrato con la MegaCorp de turno. Asegurándose ésta la sumisión casi a nivel de esclavo del nuevo colono... así como ocurre en Marte. Dígame cómo se supone que mejorara eso a la humanidad, o al universo, "Comandante Adama".

Mas son sus palabras de nuevo, sobre redimirme, las que me arrancan una sonrisa claramente irónica... eso incluyendo el hecho de que muchos me consideran un loco. Si tanto ha leído sobre mí, la verdad es que no ha llegado a entenderme lo mas mínimo. Aunque si tenemos en cuenta lo que habrán escrito los idiotas de ahí fuera, tampoco es tan extraño. - No necesito "redimirme" y lo que hice se llama "asesinato".

Estoy en paz conmigo mismo por lo que hice... y sin ninguna duda volvería a hacerlo, paso por paso.

La respuesta de "El Chacal" no me sorprende en nada. Si los locos que manejan este lugar no han conseguirlo dominarlo mis discursos no lo harán, a menos que él vea la realidad con los mismos ojos que yo.

Lo que hizo, como usted bien ha dicho, fueron asesinatos que, por cierto, no solo no debilitaron a sus enemigos sino que los hicieron más fuertes. Es por ello que usted está aquí, encerrado y traicionado -no quiero andarme con rodeos, puesto que me gusta atajar los problemas directamente. Sin embargo en este caso prefiero dejar una parte para que nuestro posible aliado interprete- Sabe, por entonces yo ya estaba retirado, después de trabajar décadas para la ONUG. Sin embargo, ese paso lógico del que habla me influye directamente... pues la única familia que tengo, mi hijo, es parte de la tripulación elegida. Se que no volveré a verlo pues su viaje durará casi un siglo y lo alejará de mi para siempre, de todo lo que hemos creado, de todo lo que domina nuestro día a día. La distancia que los separará, tanto temporal como física, será tal que mis descendientes podrán crear una nueva sociedad, aprendiendo de los fallos cometidos en la nuestra y eliminando aquellos de raíz. ¿Acaso no cree usted que una nueva sociedad, alejada de nuestros mayores errores no será una gran mejora para el universo? Imagínese un renacer de nuestra especie -pregunto a Riddick, tratando de que vea mi sueño de futuro, una nueva sociedad alejada millones de años luz de los tentáculos de las corporaciones, un nuevo lugar en el que la humanidad pueda renacer.

Por fin parece que decide dejar de edulcorar la realidad y va directo al grano, tajante y duro.

- Bien, así que todos nuestros ataques y atentados no fueron tan efectivos como me gustaría creer... o como le gustaría creer al MNM -la profunda voz de Riddick resuena en la estancia, cuando finalmente se decide a hablar- Dices que nuestros enemigos salieron realmente reforzados tras dichos ataques. Supongo que alguien con tanta experiencia militar, un veterano estratega, debe tener una visión privilegiada de estas cosas. Pero el problema, comandante, es que te faltan muchos datos sobre lo que ha sido realmente esta guerra...

No puedo más que sonreírme ante sus conclusiones, tan claras, tan concisas... y tan erradas.

- Intentáis azuzarme de nuevo con la palabra "traición", como si realmente pudiera afectarme. Como si no supiera ya quién fue el topo que me vendió -escupe con odio- El Viejo vino a verme, se tomó la molestia de hacer un viaje de tránsito así de largo sólo para echarme a la cara unas cuantas dolorosas verdades, alguien debió pensar que eso me doblegaría por fin... pero se equivocaron otra vez. Porque lo que no me mata, me hace más fuerte -contempla a Smith y sonríe de forma siniestra- Sé muy bien que Donald Suther siempre estuvo a sueldo de la Weyland-Yutani, que en realidad el MNM sirvió durante décadas como herramienta involuntaria en una especie de guerra sucia entre MegaCorps -de ser cierto, lo que está revelando constituiría un escándalo de dimensiones colosales... si fuese difundido a la opinión pública- Soy consciente de que muchos de los atentados que realizamos en nuestra larga lucha fueron realmente orquestados en vuestros despachos ejecutivos... pero eso no hace que mi causa sea menos justa, ni esta guerra de liberación menos necesaria. Al contrario, nos convierte en la única alternativa.

Me gustaría estar en la cabeza de ese comandante ahora mismo. Viendo como su pequeño mundo perfecto se desmorona. Porque no es ni remotamente consciente de con quién está trabajando. Lo he visto claro cuando me ha contado su realidad, esa donde su hijo saldrá de viaje en el Proyecto Tau-Ceti. Ahí es donde por fin emerge el idealista que hay tras su uniforme, el mismo que cree estar luchando por una causa similar a la mia. Pero una vez más se equivoca, él intenta cambiar las cosas desde dentro y yo sé que la única forma es destruirlo todo por completo. Este tipo de gente es tan idealista que se vuelven utópicos... y por lo tanto, pecan de simples. Las MegaCorps financian el proyecto, ponen la pasta y los recursos... y desde luego no lo hacen todo por la "bondad" de su corazón. Si son capaces de crear un infierno en Marte, estando a escasos minutos luz de la Tierra, qué no harán estando a una decena de años luz. ¿Realmente cree que Tau-Ceti será un nuevo comienzo? ¿Que "ellos" lo permitirán?

Le ha tocado un poco las narices que Adama tomara la palabra, pero era evidente que la cosa no avanzaba. De todas maneras Riddick sigue enrocado y Adama no ha podido hacer nada. 

Dio unos pasos más hasta ponerse en un lateral, casi en el margen de visión del prisionero. Si le quería mirar, debía acercarse al cristal blindado que los separaba y hacer un esfuerzo por girarse. Lo que no estaba claro es si se trata de una maniobra de ataque a Riddick, por el flanco... o una huída de él.

-Muy bien, entonces si no quiere "redimirse" por buena voluntad, negociemos. Dijo, muy atento a su reacción.

-Colabore con nosotros y obtendrá algo que puede interesarle... Le sacaremos de aquí... ¿Le interesaría una vida nueva lejos de estas paredes? Parece que iba más al grano de lo que la prudencia aconseja, pero el apuro de tiempo es innegable y empezaba a hartarle este juego. Evitó mirar a sus acompañantes, se centraba en Riddick.

-¿No le gustaría volver a Marte?

El pequeño carroñero se mueve, parece que no le gusta que le hayan quitado el protagonismo en la negociación, se coloca prácticamente fuera de mi linea de visión, en un lateral. Obligándome a tener que moverme si quiero hablar directamente con él, cosa que no va a suceder... y entonces pronuncia la palabra que estaba esperando “negociemos”.

No puedo evitar ladear mi cabeza para mirar en su dirección y mostrar una sonrisa feroz, a sabiendas de que tarde o temprano llegaríamos a este punto. Mi pequeño carroñero cree que vuelve a tener la batuta en su mano, sin embargo una vez más peca de imprudente, al ser él quien abre las negociaciones. Mas cuando escucho su oferta no puedo evitar mostrar asombro durante un instante... tiene que estar de broma, nadie empieza unas negociaciones yendo directamente al grano, menos aún cuando hablas de sacar de este maldito lugar a alguien como yo.

“¿Volver a Marte?” Esas palabras tienen mas poder del que me atrevo a admitir, un pequeño rayo de esperanza, pequeño pero peligroso... muy peligroso. Mantengo la compostura y sonrió para mi mismo, al darme cuenta de que esa jodida hiena ha conseguido durante un breve momento dejarme indefenso... maldito y jodido rayo de esperanza. Parece ser que, después de todo, las tácticas directas se le dan mejor que los subterfugios.

Levanto la voz para que me oiga claramente. - La cuestión no es si me gustaría volver, es si tienes el poder para sacarme de aquí. - Levanto las manos para llevarlas a un lateral y pasar una de mis palmas por mi musculoso cuello. Giro mi cuello para que pueda verme, con una muy ligera sonrisa en el rostro, mas son mis ojos los que refulgen esperando ver hasta dónde esta dispuesto a llegar... y diciéndole sutilmente que no le daré nada, mientras esté entre estas cuatro paredes.

Por fin... por fin una palabra sin insulto, sin dureza, sin suficiencia, sin reproche... sin desprecio... Esta vez por fin tengo la sensación de haber captado realmente su interés, bien, ahora está en mi terreno.

No puede reprimir una sonrisa de hiena, respira unos segundos sólo para mantener la tensión a su interlocutor. Estaba paladeando las palabras que iba a decir, pues poseían un intenso sabor, sabor a poder, y ese sabor le volvía loco...

-Lo tengo... dijo al fin, tengo ese poder al oírse le dio un escalofrío como si hubiera tenido un orgasmo. Dio unos pasos hacia el centro de nuevo para dejarse ver, con esa fachada de dureza y control que tanto le gusta mostrar.

-Tengo la documentación necesaria para que usted entrase en un programa REOBOX, seguro que lo conoce, lo que implica ser libre de nuevo... pero evidentemente controlado, miró de reojo a Adama. Incluso podríamos proporcionarle una nueva identidad si lo desea...

-Pero siempre y cuando, evidentemente, colabore y la misión sea un éxito... dijo con lentitud, para que quedase claro como el agua purificada.

No había terminado de hablar cuando me di cuenta de mi propio error, había mostrado durante unicamente un instante un atisbo de debilidad y la hiena, como buen carroñero, no iba a dejarlo pasar... Pero por muy duro que fuera, era humano... un humano que lleva cinco años metido en esta maldita jaula y ese rayo de esperanza ha sido algo demasiado poderoso como para no hacerme bajar la guardia.

Sus primeras palabras me dan una idea del placer que recorre a la hiena ante ese segundo de debilidad, sabiendo que en cierta manera ahora puede ejercer esa reorcida y escurridiza voluntad suya. Camina para volver a entrar en mi campo de visión, vuelve a portar su orgullo y su prepotencia como bandera... creyendo que las tiene todas consigo de nuevo. Te doy la razón en que has ganado un asalto pequeño carroñero pero esto es una guerra y si crees que va a serte tan fácil es que no sabes a quien tienes delante. Y entones se lanza, ese efímero instante de poder le hace hincharse de ego... tanto que vuelve a cometer el fallo de creer que soy yo el que le necesita. Sin poder evitarlo, mi sonrisa feroz vuelve a mi rostro, al darme cuenta de que con sus prisas ha vuelto a darme la ventaja a mi. REOBOX, identidad nueva... vas demasiado rápido mi pequeña hiena.

Levanto la voz lo justo para obligarle a mirarme. - Me estas diciendo que después de todos los buenos sentimientos aquí mostrados aún no te fías de mi. - Sonrió irónicamente ante mi propio chiste. - Has traído hasta el mismo culo del sistema solar a un grupo de personas que sin duda poseen talentos únicos. Eso, mi pequeña hiena, quiere decir que por mucho que yo anhele salir ahí fuera, tu me necesitas más a mí que yo a ti... así que calla y escucha. - Alzo mis manos dejando la derecha por delante de la izquierda. Levanto mi dedo indice. - Cualquier persona con la que yo entre en contacto del MNM no sera registrada, ni atacada, ni detenida. No habrá registro de ningún tipo sobre mi interacción con ellos, ni siquiera existirán en vuestros informes. Tú quieres la información y yo te la conseguiré, pero los pasos intermedios no existirán. - Levanto el dedo corazón. - En cuanto a tu programa REOBOX, puedo lidiar con el hecho de que una hiena como tú quiera meterme una cadena por el culo para creer que me tiene atado. Si durante el transcurso de alguna "misión" el objetivo se pierde por culpa de las restricciones de tu programa, te jodes. - Ni siquiera voy a intentar pedir que me quites esa mierda, estoy seguro de que es una misión imposible. Ya encontrare yo la manera de quitarla de enmedio. Levanto el tercer dedo, mientras una sonrisa agresiva, hostil y llena de odio aparece lentamente en mi rostro. - Quiero a Donald Suther. - No creo que haga falta explicarle para que, pero aun así es mejor no darle puntos donde agarrarse al pequeño carroñero. - Me facilitarás acceso a él y se me permitirá ejecutarlo. Al fin y al cabo, es solo un lastre al que le estáis pagando una jubilación de lujo.

Me quedo callado un momento, mirando al rostro del hombre que quiere sacarme de esta prisión. La pequeña hiena con el poder suficiente como para dejar a un "chacal" suelto por ahí, con correa claro esta... pero mejor eso que nada. Ademas, hay muchas maneras de quitar una correa... porque dudo mucho que al final de este paseo realmente vayan a dejarme suelto de nuevo. Y el muy hipócrita se atreve a ofrecerme una identidad nueva, una que me conseguirá su corporación... sin duda piensa que todo aquel que no es él mismo, es idiota.