Partida Rol por web

Estación Orbital Militar S.H.I.E.L.D.

Esta enorme Estación Orbital es tu hogar. Las actividades que aquí se desarrollan son tanto de un orden marcial como científico. De hecho, tú y los que son como tú constituís el resultado de esos asombrosos logros, eres muy consciente de que naciste de una probeta, fruto de la más sofisticada manipulación genética, más allá de la simple selección de embriones portadores de los rasgos más deseables. La ciencia no es tu campo, pero te has familiarizado con ciertos conceptos básicos y resulta evidente que no existe ningún fenotipo de superdotado que permita a un ser humano levantar 360 Kg de peso, saltar sin tomar carrerilla un muro de tres metros o correr los 100 metros lisos en menos de cinco segundos.

Perteneces a este lugar porque aquí te han creado, no sólo en un sentido literal, sino también forjándote en el entrenamiento diario que te ha permitido desarrollar tus habilidades hasta el límite de lo humano… y rebasarlo. No se esperaba menos de ti, y tampoco estabas dispuesto a ofrecer nada que no fuese el máximo esfuerzo posible. Has tenido ocasión de entrar en combate real contra objetivos insurgentes, terroristas y delincuentes que vulneran las leyes del Gobierno de la Organización de Naciones Unidas (ONUG), aunque por el hecho de formar parte de un ejército privado de la Corporación Weyland-Yutani, que subvencionó lo que han denominado el Proyecto Supersoldado, hasta el momento tu colaboración con las fuerzas armadas del ONUG ha sido siempre puntual, como un refuerzo de operaciones especiales.

Te sigue resultando paradójico que disponiendo de recursos como el que tú mismo representas no estés plenamente integrado en ese ejército globalizado, pero hay que atender a razones cuando tus supervisores argumentan que la opinión pública todavía no está preparada para asumir la existencia reconocida de humanos manipulados genéticamente.

Por el momento prefieren ofrecer apoyo y colaboración puntuales, que además ayuden a mejorar la imagen pública de la Weyland-Yutani, enturbiada por desleales maniobras de desprestigio de otras Mega-Corporaciones de la competencia. Aunque las cosas están empezando a mejorar poco a poco, de momento la Weltherrschaft Korporatsiya, antaño vuestro más encarnizado rival, ha aceptado firmar una alianza con vosotros para lograr sacar adelante el Proyecto Tau-Ceti, la empresa más ambiciosa de la humanidad después de haber logrado la colonización de Alfa Centauri. No es el final de los enfrentamientos fratricidas del ser humano, pero al menos parece representar un buen principio.

Los grandes objetivos comunes nos unen. Ese es sin duda el camino.

Eres consciente de que hay más prototipos de Supersoldado, muy similares a ti mismo, pero por algún motivo os han mantenido siempre separados. La explicación que siempre te han ofrecido es que se debe al interés por diversificar vuestra capacidad operativa. Supones que además hay un componente de secretismo, de ese deseo de manteneros ocultos ante los medios de comunicación de masas, pero bueno, de momento con esa explicación te basta.

Normalmente mantienes un buen estado de ánimo, la moral siempre alta, eres muy consciente de que es algo importante para optimizar la eficiencia de cualquier operativo militar. Debes estar en todo momento motivado y concentrado en lo que haces… pero lo cierto es que te está costando bastante trabajo lograrlo desde la última conversación que sostuviste con el director Alexander Pierce.

Es tu superior al mando, el máximo responsable de todo el operativo de la Base Orbital del Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística, y Defensa (S.H.I.E.L.D.), y por tanto la persona de referencia para cualquier decisión estratégica de vuestro departamento. Pero te cuesta mucho asumir la forma en que te definió en vuestro último encuentro.

Todo empezó tras regresar de tu última misión en la Vieja Tierra. Las cosas están muy mal allí abajo, la humanidad vive sumida en unas condiciones muy duras derivadas de la superpoblación, el calentamiento global y la polución descontrolada que arruinó el planeta en los pasados siglos. Una desgracia de proporciones bíblicas, pero que ahora tenéis que asumir como la cruda realidad del presente… y hacer lo posible por remediarlo. Por mejorar las condiciones globales. Pero para eso hay que mantener el orden, respaldar las decisiones políticas del gobierno del ONUG. Y someter a los grupos rebeldes o terroristas que intentan desestabilizarlo, llevados por su fanatismo e impotencia. Por eso te enviaron al sudeste asiático, a una de las pocas zonas que escapan al control gubernamental centralizado, la isla de Sri Lanka ubicada al sur del subcontinente indio. La antigua Ceilán. Una tierra remota que ha servido de refugio para piratas y grupos revolucionarios desde que el mundo es mundo.

Allí tuviste que infiltrarte en una base rebelde del Tamil Eelam, como apoyo a una unidad de marines coloniales del ONUG, buena gente, unos tipos duros y disciplinados, habituados a operar en condiciones extra-atmosféricas. Con traje de vacío. Eso era algo muy necesario cuando debíais recuperar algunas muestras de un agente biológico extremadamente infeccioso que amenazaban con liberar si no se cumplían algunas condiciones irracionales, como liberar a varios de sus miembros ya capturados o retirar la ocupación del territorio que reclaman sin ninguna autoridad jurídica. Nunca supisteis de dónde obtuvieron esas peligrosas muestras, pero vuestro cometido era detenerles sin que tuviesen ocasión de liberarlas y así lo hicisteis con eficacia y contundencia. Tu intervención fue quirúrgica, superaste sus defensas de perímetro, neutralizaste a los guardias y facilitaste el acceso al comando de marines.

Pero el problema no se deriva de vuestra impecable actuación, sino de lo que ocurrió después. Habías salvado la vida a algunos de aquellos hombres y tu cometido es mejorar las relaciones del ejército privado de la Weyland-Yutani con las fuerzas del ONUG, para desmentir esa leyenda negra que han intentado difundir vuestros rivales corporativos… Así que cuando te demostraron su sincero agradecimiento no te pareció inadecuado intimar con ellos. Disfrutar de la sana camaradería tras el combate, algo que sólo conocen los que han arriesgado la vida. Todo se limitó a una charla informal y unas cuantas palmadas en la espalda. Nunca te hubieras planteado nada que estuviese fuera de lugar, como celebraciones descontroladas enturbiadas por el alcohol y otras substancias que afecten al autocontrol. Eres un soldado profesional.

Sin embargo al regresar a la base Pierce te lo recriminó con dureza. Te dijo algunas cosas que no te gustó nada escuchar. Como que tú no eres como los demás, libre para relacionarte como te plazca, pues perteneces a SHIELD y a la Weyland-Yutani. Que no puedes tener una relación de fraternidad o camaradería con nadie externo, pues podría comprometer vuestra seguridad e incluso tu capacidad operativa en determinadas circunstancias. Porque tú eres un arma con forma humana, no un individuo corriente… y los lazos personales son una debilidad para tu cometido.  Podrían ser utilizados para llegar hasta ti, para coaccionarte, para amenazarte…

Puede que fuera cierto. En su fría y aséptica mentalidad seguramente lo sea. Pero incluso él tiene una vida propia más allá de esta Estación Orbital Científico-Militar, en la que todo el personal con el que tratas es renovado cada cierto tiempo impidiéndote crear lazos duraderos. Hasta Alexander Pierce debe tener una familia, amigos, lazos humanos. Y a ti te los niegan.

Canalizas tu ira en el duro entrenamiento diario. En el gimnasio. Y seguramente estés mejorando tus propios registros estas últimas semanas. Seguro que bates tu marca.

Con un ligero tirón, cofirmo la solidez de la cadena y de la estructura a la que se sujeta antes de colgar un nuevo saco de boxeo de ella. El cuarto. Empiezo a golpearlo pensando en qué pude haber hecho mal en Sri Lanka, intentando ponerme en el lugar del director Pierce, sin embargo todo parece un tremendo error estratégico: puedo entender que mantengan a todos los super-soldados separados, pues nadie en su sano juicio pondría en riesgo un proyecto semejante existiendo la más mínima opción de perderlo por completo en un accidente (o un asalto) de la estación en la que vivimos. Sin embargo, no demostrar a las tropas de la ONUG que WY está de su parte es un error.

El saco vuelve a volar por los aires, golpeando esta vez los bo que usamos para entrenamiento en artes marciales. Los miro frunciendo el ceño, negándome mentalmente a recogerlo y montar otro saco más. En vez de eso, me voy a una de las cintas de entrenamiento en carrera: no es como correr al aire libre, pero tendrá que valer. Además, así podré comprobar si han mejorado la velocidad de la cinta para el sprint.

Cualquier oficial sabe que la motivación de sus hombres puede ser clave para una misión. Tal vez yo no necesite estar rodeado de amigos, pero la celebración con los soldados de la ONUG es clave para las relaciones con su ejército. Una cosa es cumplir la misión de forma eficiente y otra muy distinta saber reconocérselo a sus hombres. Pero en cualquier informe que hayan podido escribir para sus superiores, el hecho de haber compartido una pequeña sesión informal con ellos será tan recordado como la ayuda que les proporcioné al entrar en la base del Tamil Eelam. Así podrán decir también que WY realmente les presta soldados y no robots que se limitan a cumplir su tarea. Por mucho que eso sea lo que Pierce espere de mí.

Salto a un lado al darme cuenta de que me he acelerado más de lo que la cinta está programada para soportar. Inspiro un momento tratando de calmarme y buscando algún aparato en el gimnasio que me permita desahogarme. Pero sé que no lo voy a encontrar aquí. Por mucho que quieran negar cualquier reacción humana en mí, no han podido extirpar todos los genes que me hacen ser lo que soy. Zoon logon echon. Así que lo único que puedo hacer realmente es hablar otra vez con Pierce.

Cojo mi bolsa de deporte y me dirijo a las duchas. Antes de hablar con el director será conveniente limpiarme el sudor y relajarme un poco, pues es preferible que no me vea en un estado tan alterado.

Los pasillos de la Estación Orbital de S.H.I.E.L.D. están custodiados por guardias a cada paso, vigilando cada sala y cada compuerta estanca, que se abren y cierran para permitir tu avance hacia la cita que has concertado.

Pero al fin y al cabo es lo lógico, esto es una estación militar además de científica. La seguridad es algo crucial.

- Capitán Rogers - saludan con aire marcial a tu paso...

Sin embargo tu acreditación te garantiza el acceso incluso al despacho del Director Pierce, apenas un par de horas tras haber solicitado una entrevista personal. Un scanner holográfico de retina abre la última compuerta.

Y la verdad, para ser una Estación Orbital en la que todo el espacio ha sido racionalizado al máximo, se trata de una estancia absurdamente amplia. Es tan grande como el gimnasio de la estación, en el que todos los agentes os entrenáis a diario. Pero bueno, al fin y al cabo es un directivo de alto nivel de la Weyland-Yutani, eso deja impronta.

El Director te espera al fondo de la sala, mientras contempla una holoproyección en la que reconoces escenas filmadas en tu última misión de Sri Lanka. Todos los marines coloniales llevan una cámara incorporada en su casco así que hay múltiples perspectivas de cada acción y Pierce va saltando de una a otra con un mando que maneja caprichosamente.

Aunque por un instante te preguntas cómo habrá tenido acceso a registros confidenciales de la Armada Estelar, que sólo deberían obrar en manos del ONUG. Pero bueno, la cuestión se responde por sí sola: esto es S.H.I.E.L.D. y detrás está la todopoderosa Weyland-Yutani.

- Buenos días, Capitán Rogers - saluda antes de volverse, para luego encararte con una sonrisa fría en su avejentado rostro - Dígame, por favor... ¿Por qué ha solicitado esta entrevista? ¿No fui lo bastante claro la última vez?

De repente la idea de volver a hablar con Pierce no parece tan buena. Ver su rostro me hace recordar que no es un hombre al que vaya a hacer cambiar de opinión ni que le guste recibir explicaciones por las acciones de los demás.

- Sí, su opinión quedó perfectamente clara - le respondo finalmente. - Pero no la mía... - A pesar de que el enfado se había disipado ligeramente con la ducha de agua fría, Pierce me iba a tener que esuchar.

Continúo rápidamente sin darle tiempo a decirme que mi opinión no le importa lo más mínimo.

- Mi misión en la base del Tamil Eelam era colaborar con los marines coloniales de la ONUG para neutralizar las armas biológicas del grupo terrorista - explico. - Sin embargo, la colaboración entre unidades no se obtiene sólo en el campo de batalla. Cuando un soldado deja su vida en manos de otro, es imprescindible que pueda confiar en él, y esa confianza es más profunda cuando se basa en un conocimiento mutuo, en vez de sólo en la eficiencia. Un androide podría haber cumplido mi misión contra Tamil Eelam, pero si me enviaron a mí fue porque necesitaban un soldado... para hacer ver a la ONUG que Weyland-Yutani puede ayudarles en el campo de batalla.

Saco de mi chaqueta un libro que me había pasado a recoger por mi dormitorio antes de venir aquí y lo dejo encima de su mesa.

- Además de entrenarme en un gimnasio, he recibido instrucción militar en muchos niveles. Se han molestado en formar a un oficial, y no un soldado. Y he tenido cuidado en no inmiscuirme en ninguna de sus decisiones estratégicas, pero las decisiones tácticas en el campo de batalla he de tomarlas en función de los acontecimientos, e independientemente de que yo no sea un militar cualquiera, mis acciones serán un punto a favor de WY en el informe de los marines a la ONUG. - Pierce bajó la cabeza para leer el título del libro que le había llevado. El Arte de la Guerra, de Sun Tzu.

Cruzo los brazos detrás de la espalda y espero la réplica de Pierce, sabiendo que al menos he dejado mi punto de vista claro, por poco que le pueda importar al director.

Como mínimo, has logrado que Alexander Pierce te escuche hasta el final, y lo cierto es que parece estar meditando lo que le has argumentado. El detalle del Sun-Tzu ha sido una buena jugada táctica, pues te consta que incluso más allá del ámbito militar, muchos directivos corporativos lo tienen como texto de cabecera. Aunque no acabes de respetar el uso que ellos hacen de los ancestrales conocimientos que recogieron en su obra el general Sun Wu y su discípulo Sun Bin hace casi tres mil años.

Sin embargo, tras unos instantes Pierce empieza a rebatirte:

- Reconozco que su figura representa para nosotros mucho más que un androide, capitán Rogers, igual que demuestra ser más que un simple soldado – empieza – Pero debería comprender que mi posición me permite analizar las verdaderas necesidades de S.H.I.E.L.D. tanto como las de la Weyland-Yutani con una perspectiva de la que usted no puede disfrutar…

Hace un alto y se apoya sobre el borde de la mesa, en un acto que transmite relajación, tal vez el equivalente corporativo de una orden de “descansen”…

- Yo debo contemplar el contexto político y económico circundante, la forma en que va oscilando con el tiempo y con la configuración de nuevos equilibrios de fuerzas – sigue hilvanando su discurso – Y créame, los tiempos están cambiando. Ese mastodóntico Proyecto Tau-Ceti y nuestra sorprendente alianza con la Weltherrschaft Korporatsiya lo están transformando todo. Vivimos Tiempos Interesantes. Es una ancestral maldición china… ¿sabe? – comenta con tono casi coloquial – Muy en la onda de su Sun-Tzu. Transmite de forma implícita que las épocas de cambios siempre son convulsas, inestables, peligrosas… no hace falta mucho más para representar ya una amenaza.

Sabes que toda insinuación de un posible cambio asusta a los que están arriba, pues podría suponer una pérdida de sus privilegios. Por eso las élites suelen ser tan conservadoras.

- Pues bien, usted se ha beneficiado de una audaz estrategia de la Weyland-Yutani para intentar mejorar nuestra imagen pública ante el ONUG y la sociedad civil en general, en una época en la que varios escándalos, aireados por nuestros principales rivales en la dominación económica global, empezaban a resultar un inconveniente serio para nuestra política de expansión empresarial – reconoce abiertamente – Necesitábamos un lavado de cara con urgencia, y ahí es donde el Proyecto Supersoldado pasó a orientarse hacia una colaboración extraoficial con la Armada Estelar del ONUG – racionaliza su estrategia – Así manteníamos nuestros avances científicos en un discreto segundo plano, pero estábamos demostrando a la vez buena voluntad y ánimo de colaboración hacia figuras influyentes en la política y el ejército.

Pero tienes la sensación de que su perspectiva ha cambiado…

- Actualmente, sin embargo, el orden de amenazas hacia nuestros intereses parece ser diferente, de otra índole – confirma tu intuición – Podría decirse que la “guerra fría” con los wekos… disculpe, con la Weltherrschaft, finalmente ha sido superada. Todavía quedan otros actores en juego, como la asiática Yitong Tianxià y esos advenedizos de la Kompania Mondordo, pero están demasiado ocupados con los recursos que les absorbe su propio Proyecto Alfa Centauri… o intentando no ser enterrados por la historia que se está escribiendo a pasos de gigante – su visión es triunfalista, pero es evidente que hay otros elementos que le inquietan gravemente – Ahora no obstante, cuando llega nuestro mayor reto al intentar colonizar otros sistemas solares, aparece otro tipo de enemigo en el horizonte, aunque no ofrece un perfil claro, no da la cara. Durante los últimos años se han producido ataques terroristas y sabotajes que parecen estar tomando como objetivo ese gran proyecto – su voz se ha convertido casi en un susurro – Amenazan la expansión de la humanidad a otras estrellas… intentan entorpecer y retrasar la construcción del Gift of God, nuestra gigantesca nave de tránsito interestelar en la Base Caronte, en órbita de Plutón.

Ahora te haces cargo de la verdadera dimensión de esa nueva amenaza. Tanto la W-Y como vuestros recientes aliados de la WK están invirtiendo una cantidad ingente de recursos en ese proyecto, en la construcción de esa titánica nave. Si su viaje acabase en fracaso… no sería sólo perder a los 1750 valientes colonos que irán a bordo, la flor y nata de la humanidad, lo mejor en cada campo de conocimiento. Supondría una caída de la bolsa sin precedentes. Hundiría a dos de las mayores Mega Corporaciones de la historia de la humanidad, abocando la economía global a un desastre inimaginable. Podría ser el fin del mundo tal y como lo conocemos.

- Por eso, capitán Rogers – concluye su larga perorata – Ahora mismo necesitamos más a un agente secreto que a un héroe público. Por eso en estos momentos preferimos mantener su perfil bajo y su eficiencia más optimizada que nunca – te pone la mano en el hombro tomándose unas confianzas poco justificadas – Porque será usted, y otros agentes similares, quienes tienen que garantizar la viabilidad de ese magno proyecto ahora que está tan cerca de llegar a culminarse, tras tantos esfuerzos como hemos invertido en sacarlo adelante.

Durante un momento pienso en las palabras de Pierce. Después de todo, ha sido un acierto venir a hablar con él.

- Como le dije, soy un oficial y las decisiones que se toman sobre el terreno son meramente tácticas. Es evidente que ahora estamos manejando información estratégica... - Tal vez si hubiera sabido todo esto antes habría podido decidir si mi curso de actuación en Sri-Lanka había sido el adecuado. - De cualquier forma, manteniendo buenas relaciones con la ONUG es posible que recibamos algo de apoyo para el proyecto Tau Ceti. - A pesar de mi desconocimiento de temas políticos a este nivel, el planteamiento teórico era correcto. Desgraciadamente, incluso yo sabía que el apoyo de la ONUG es bastante inútil en la práctica si no está respaldado por las mega-corporaciones. Con un ligero gesto de cabeza, le hago saber a Pierce que soy perfectamente consciente de ello.

- ¿Algún grupo ha reivindicado la autoría de esos ataques terroristas? - Le pregunto a Pierce. Por supuesto, el sabotaje industrial se intenta realizar en secreto, pero el terrorismo es algo totalmente diferente, ya que pretende tener un objetivo más allá del simple acto de destrucción. - Incluso si han actuado contra el Gift of God movidos más por una agenda oculta que escudándose en el terrorismo, tal vez sea posible rastrear las relaciones de ese grupo hasta los verdaderos instigadores de los sabotajes. - Es una mera sugerencia, pero no oculta una cierta preocupación en relación a su última confidencia. Se me ha dado un entrenamiento militar, pero los métodos de un agente secreto son demasiado a menudo muy distintos a mi forma habitual de actuar. Si necesitan a alguien que se base en el subterfugio en vez de en el análisis táctico, es probable que yo no sea la persona más adecuada.

El Director de la Estación Orbital S.H.I.E.L.D. te dedica breve sonrisa antes de contestar:

- Lo cierto es que nadie ha reivindicado esos actos de sabotaje, pero nuestros analistas han logrado identificar en la red de comunicaciones informáticas un código recurrente que parece asociarse a los lugares en que se han producido todas esas "irregularidades" – te informa – El problema es que toda la información parece encriptada, y pese al trabajo de nuestros expertos todavía no hemos logrado darle ningún sentido… por lo que hasta el momento sólo tenemos un nombre: Cerberus.

Como el cancerbero de la mitología clásica, el guardián de las puertas del inframundo…

- Bueno, para ser más precisos, un nombre y un logotipo que hemos encontrado asociado a determinados mensajes que estamos investigando.

Teclea una contraseña en la PDA de pulsera y la enorme pantalla holográfica de la pared muestra una especie de silueta estilizada representando al can de tres cabezas.

Pierce se sonríe con gesto cínico y te comenta:

- Pintoresco ¿verdad? - pregunta de forma retórica - Pues bien, eso no es todo. Nosotros por nuestra parte hemos desarrollado un plan de contingencia que ha empezado a tomar cuerpo en torno a una nueva organización creada específicamente para hacer frente a este reto – vuelve a teclear algunos caracteres en su muñeca – Reconozco que puede resultar algo grandilocuente, al final esto acaba pareciendo un juego de símbolos… pero permitamos a nuestros superiores corporativos entregarse a su desatada pasión por el marketing, ya que detrás de este proyecto están tanto la Weyland-Yutani como nuestros socios de la Weltherrschaft... y algunos otros aliados.

Al insertar un último código, otro logotipo aparece en la pantalla holográfica borrando al previo.

– Esta nueva entidad responde al nombre de Mantycora, y más allá de la cuestionable carga simbólica - su voz adopta ahora un tono mucho más serio - Le aseguro que está canalizando un flujo de inversiones más que notable para respaldar nuestro objetivo: debemos garantizar a toda costa la seguridad del Proyecto Tau–Ceti.

Así que esto está adoptando la semblanza de una confrontación de dos seres mitológicos. La mantícora es una especie de quimera, uno de esos animales imposibles que mezclan partes de toda una serie de criaturas, con un rostro humano, cuerpo de león, cola de escorpión y en algunas representaciones incluso alas de murciélago. Muy apropiado.

Miro a Pierce no sin cierta sorpresa: ¿Cerberus y Mantycora? ¡Y lo peor es que estarían tremendamente orgullosos por su ingeniosa idea de marketing!

- Entiendo que, si Mantycora está siendo utilizada como fuente de inversión, no es una entidad secreta - le digo al director. - Aunque supongo que se han cuidado mucho de dejar ver a las dos corporaciones que la controlan, ¿me equivoco?

Pienso un momento en el paralelismo: la mantícora es un ser formado por partes de otros, igual que está formada por W-Y y WK. Si su contrapartida ha sido igualmente original, ¿quiénes serán las tres cabezas del cerbero? Yitong Tianxià está demasiado ocupada con sus proyectos en Alfa Centauri, pero es evidente que no le interesa tener un competidor explotando los recursos de Tau-Ceti. Mondordo había sido rival de YT explotando recursos que la gran corporación dejaba atrás, pero con los chinos centrándose en otro sistema solar sería posible que hubieran hecho un pacto para enfrentarse a las otras dos megacorporaciones. Pero, ¿quién era la tercera cabeza?

- Sin embargo, dado que sólo han encontrado un logotipo de Cerberus, parece improbable que ese grupo esté utilizando los mismos métodos para recaudar fondos que Mantycora. - Lo cual, obviamente, implica que alguien está financiando directamente sus operaciones, lo que encaja con mis pensamientos anteriores.

- Director, ¿han pensado quién puede estar detrás de ese grupo? Si se trata de alguna de las grandes corporaciones, el conflicto entre Cerberus y Mantycora puede ser sólo el antecedente que desate una guerra a gran escala... - Y una guerra entre corporaciones es algo que la humanidad no se puede permitir, pues no habría ningún vencedor en un conflicto de esas características.

 Pierce se sonríe y menea levemente la cabeza, como negando:

- Bueno, desconocemos cuáles pueden ser sus recursos reales, pero no creo que esos miserables fanáticos de Cerberus constituyan una amenaza de ese tipo, o de lo contrario no hubieran planteado su estrategia mediante la acción encubierta, actos puntuales de sabotaje y atentados terroristas – parece bastante convencido – Recuerde lo que dicen, terrorista es el nombre que da un ejército grande a uno pequeño, que se ve obligado a adoptar una táctica de guerrillas…

Te sorprende su cinismo, especialmente cuando sois una agencia antiterrorista.

- Créame cuando le digo que el verdadero peligro no se plantea en el terreno militar, sino en las consecuencias que puede tener sobre nuestra alambicada economía un fracaso del Proyecto Tau-Ceti – y aclara – Los inversores se han vuelto locos apostando por el futuro de la humanidad colonizando otras estrellas, es un efecto que ya se inició hace casi una década con el éxito de la Yitong Tianxià en Alfa Centauri A, pero ahora con la implicación de la Weyland-Yutani y la Weltherrschaft Korporatsiya ha alcanzado unas dimensiones fabulosas, casi mágicas – el cinismo vuelve a aflorar en su rostro – Las acciones suben de forma aparentemente ilimitada, los dividendos de los inversores resultan casi obscenos, y eso que todavía no se ha completado la construcción de nuestro Gift of God – alza las cejas mientras te mira directamente a los ojos – Pero si por algún motivo ese maravilloso proyecto se viera amenazado, el desplome bursátil amenazaría con arrastrar con él todo el sistema bancario, tanto nosotros como los weckos quedaríamos expuestos, la recesión afectaría toda la industria de colonización y explotación de nuestro propio Sistema Solar – tuerce el gesto y comenta casi en un susurro – No hace falta imaginar una guerra abierta para vislumbrar el fin del mundo.

Al menos el fin de su mundo. Aunque la verdad es que una recesión económica generalizada, como la que sugiere Alexander Pierce, podría desbaratar toda la colonización planetaria humana durante décadas.

Seguramente la inversión espacial se reduciría drásticamente, alentando una progresión exponencial de los movimientos secesionistas en Marte... el resultado en menos de un siglo sería difícil de extrapolar, pero no cabe duda de que diferirá bastante de lo que conocemos.

Así que es razonable que S.H.I.E.L.D. lo vea como el mayor peligro que ha afrontado nunca.

Me encojo de hombros en respuesta a su comentario sobre Cerberus. Precisamente actuar como una pequeña organización terrorista sería la forma de pasar más desapercibido estando financiada por una o más megacorporaciones. De hecho, es la única forma de evitar una guerra a gran escala. De alguna forma, es exactamente lo mismo que mi misión en Ceilan, mandar un supersoldado contra un grupo de rebeldes porque no puedes atacar abiertamente sin provocar daños mayores.

Escucho su charla macroeconómica y asiento.

- Evidentemente, Tau-Ceti es clave tanto para W-Y como WK, lo que hace que toda la economía actual dependa de ese proyecto. - Hace no demasiados años proyectos de este tipo estaban fuertemente subvencionados por los estados, para evitar que un fracaso estrepitoso alterase toda la economía mundial. Sin embargo, con el auge de las corporaciones, la ONUG ni siquiera puede garantizar un gobierno independiente de la economía de las cuatro grandes. - Sólo si las otras dos corporaciones pudieran cubrir el hueco dejado por el fracaso de la exploración a Tau-Ceti se podría mantener el status quo actual, pero es dudoso que ninguna de ellas tenga tanta capacidad de crecimiento...

Obvio el último comentario de Pierce. Resulta poco creíble que, tras un desastre económico de las magnitudes que estamos hablando, nadie vaya a empezar una guerra a medio plazo. Incluso si Weyland-Yutani y la Weltherrschaft Korporatsiya aceptasen quedar relegadas a un segundo plano, alguien aprovecharía para intentar ocupar su lugar. Después de todo, la historia lo ha demostrado más de una vez: la crisis del Imperio Británico había sido uno de los factores, junto con la guerra franco-prusiana, que definieron los dos grandes bloques que se enfrentaron en la primera Guerra Mundial; el crack del 29 había vuelto a sumir Alemania en una crisis que permitió el ascenso del partido Nazi; la crisis del petróleo fue una de las principales causas de todas las guerras en Oriente Medio no iniciadas por Israel hasta mediados del siglo XXI; la profunda crisis económica europea de principios de ese siglo... La guerra abierta seguía siendo una de las principales formas de las grandes corporaciones de reactivar la economía, por lo que el fracaso del Proyecto Tau-Ceti acabaría antes o después en un derramamiento de sangre.

- Hay una cosa que no he terminado de comprender - le digo a Pierce - ¿Cómo Mantycora pretende asegurar el éxito del Proyecto Tau-Ceti y la finalización del Gift of God?

Por primera vez ves a Pierce sonreír sinceramente, con los ojos además de con los labios.

- Está haciendo las preguntas correctas capitán – reconoce con una sutil inclinación de cabeza – Me alegra comprobar que su capacidad de análisis táctico está a la altura de lo que dicen todos los informes…

Un inesperado cumplido, que reconoce al líder militar más allá del puro músculo. No está nada mal viniendo de quién viene… pero esa misma virtud te alerta de lo que pueda decir a continuación, la gente como Pierce suele emplear el halago como herramienta para manipular a quién trata con ellos, o tal vez para distraer su atención de elementos clave…

- Mantycora ha promovido la creación de un grupo de intervención especial al que han bautizado Proyecto Salvaguarda – otra vez los nombres pomposos – Otorgándole una autonomía absoluta, lo que incluye un Crucero de Combate que emplearán para desplazarse a donde consideren oportuno… y para actuar cómo y cuándo sea necesario para cumplir sus objetivos. El ONUG considera esta empresa lo bastante relevante como para respaldar oficialmente y “a posteriori” cualquier acción preventiva que sea razonable – bonito eufemismo – Criterio que evidentemente se justificará con el éxito obtenido en su misión.

¿Lo has entendido bien? ¿Los miembros de ese Proyecto Salvaguarda están más allá de la ley?

¿Dispondrán de una  “licencia para matar”?

Lo que está diciendo choca de un modo tan frontal con los valores morales que has interiorizado que no puedes evitar tu siguiente comentario, aun a sabiendas de que esta pregunta no va a complacer en absoluto al director de S.H.I.E.L.D. y lo que es peor, temiendo que su respuesta no va a gustarte nada:

- ¿Y el gobierno del ONUG ha consentido con ese abuso de poder, propio de un régimen autoritario?

Como preveías, Alexander Pierce tuerce el gesto y su mirada se endurece.

- El gobierno del ONUG aceptará lo que se le indique, pues una mayoría muy significativa de sus delegados tienen intereses particulares que quieren ver satisfechos - comenta cínicamente - No se confunda al evaluar quién ostenta el poder real en un mundo en que las dos mayores Mega-Corporaciones, unidas por fin en un gran proyecto común que llevará a la humanidad a nuevas fronteras, dominan el 60% de la economía del Sistema Solar.

Así de sencillo.

- Entuentro hasta loables sus renuencias, capitán Rogers, pero no debe olvidar uno de los principios del Sun-Tzu: una planificación y una actitud adecuadas pueden proporcionar la victoria antes de llegar a la batalla - y luego murmura en un susurro - Pero para eso no debe temblarnos el pulso a la hora de actuar preventivamente y con contundencia...

Te contempla unos instantes, sin añadir nada más, y luego chista por lo bajo y te despide con tono cortante:

- Capitán, puede retirarse.

El vuelo en la lanzadera apenas debería haber representado media hora, pero os ha llevado más de noventa minutos, hasta que finalmente podéis acceder a uno de los hangares internos de la gigantesca estación orbital, pues os han exigido deteneros y parar motores varias veces, en sucesivas comprobaciones de seguridad.

Han pedido la transmisión de tres códigos alfanuméricos distintos, que Ms. Monnipenny ha proporcionado impecablemente, luego han identificando de forma separada a todos los ocupantes, e incluso escaneando la nave antes del atraque... desde luego aquí los protocolos de acceso son estrictos.

Tal vez un poco escesivo para un taller de reparación orbital...

En cuanto ponéis un pie en la estación orbital os salen al encuentro cuatro miembros armados de la seguridad privada de la Weyland-Yutani, con toda la pinta de haber cumplido antes algún periodo de servicio en la marina colonial:

- Sean bienvenidos a bordo - saluda uno educadamente, aunque con tono algo rudo - Hagan el favor de seguirnos, les conduciremos hasta el director Pierce, les está esperando... pero les ruego que no se separen del grupo.

Y dicho esto empieza a caminar a buen paso por un amplio pasadizo lateral.

La guapa y diligente secretaria teclea algo en su PDA de pulsera:

- Acabo de recibir un mensaje de confirmación enviado por Marcus Weyland - el heredero familiar y principal accionista de la Weyland-Yutani en persona, nada menos - Ya ha ultimado todos los detalles con Alexander Pierce, aunque tenemos que entrevistarnos con él antes de recoger lo que venimos a buscar.

Os conducen por una serie de grandes corredores curvados, sin duda debido a la planta circular de la estación orbital. Aquí la gravedad artificial es obviamente consecuencia de la rotación en torno al eje central.

Luego, tras atravesar una serie de compuertas y usar un elevador, llegáis hasta un elegante despacho de grandes dimensiones en el que os aguarda un hombre trajeado de cierta edad pero que conserva una innegable presencia.