Partida Rol por web

Me adelanto a Bester y entro en la zona estanca. No tardo mucho en descubrir la cámara en la compuerta del fondo, y como el piloto de la misma indica que esta apagada. Otro punto para nuestro genio informático. Sin duda, por buenos e inspirados que fueran mis propios hombres en su momento, el salto de calidad cuando se trabaja con lo mejor en recursos y personal es obvio para mí, sobretodo estando tan acostumbrado a usar lo que se tenga a mano, mas que otra cosa.

Avanzo hasta la compuerta estanca, y en cuanto Rogers cierra la puerta exterior el sistema comienza a bombear aire de nuevo. Mas hasta que no alcance los niveles mínimos respirables, no permitirá abrir la compuerta exterior y eso es un tiempo con el que prefiero no jugar, si es posible. Por muy bueno que sea el tal Gaius Baltar, alguien se dará cuenta tarde o temprano si jugamos demasiado con su sistema.

Accedo al panel de control de mi propio traje y aprieto la liberación de oxigeno en la cámara estanca. Señalo a mis dos compañeros para que hagan lo mismo. No hasta el punto de dejar sin aire el traje, pero si al menos para acelerar el proceso. El sistema de seguridad de la compuerta sera básico, lo mas probable, pero también es de los críticos. Una apertura al exterior es un error fatal, prefiero no trastear con unas puertas tan sensibles en cuanto a la hora de hacer saltar alarmas, a menos que sea imprescindible.

Acto seguido me acerco a la cámara y compruebo su movilidad, lo bueno de los sistemas de alarma de este tipo es que rara vez tienen un sistema redundante. Con mover la cámara unos cuantos grados fuera de nuestra posición, pero sin menoscabar el objetivo final, que es comprobar la exclusa de salida al exterior, debería ser suficiente para que incluso si las cámaras recuperen su funcionalidad no nos descubran de inmediato. Y en todo caso, no sera un punto grave a informar.

Todo eso si por supuesto, los guardias son una panda de paranoicos.

Una vez el sistema acepte que el nivel de aire es respirable y que las condiciones del módulo no son un peligro para el resto de la estación, operaré la puerta para abrirla. Aun así, si hay forma de mirar mas allá de ella, intentare visualizar otros sistemas de seguridad antes de salir al corredor que lleva a la estación en sí misma.

Baltar empieza a trastear con el sistema de videovigilancia de la estación orbital que acaba de piratear, pues anunque sus prioridades reales son otras, no puede evitar juguetear con lo que se abre ante sus ojos... y deberá complacer algunas peticiones de Adama si ha de llevar adelante su farsa. Y entonces se lleva una pequeá sorpresa. La Olvido dista mucho de ser una estación fantasma, pese a la apariencia destartalada y ruinosa que ofrece a los sensores pasivos. Muy al contrario, las cámaras muestran que los sectores centrales están atestados de gente, además de haber sido remodelados para dar lugar a un espacio enorme, con muchos pisos de altura. El sistema de soporte vital de una estación orbital de este tamaño puede albergar a casi un centenar de tripulantes, pero sólo con lo que está viendo moverse en estos momentos ante las cámaras ya debe estar superando esa cifra...

Pero lo más impactante es que la población que atesta este lugar difícilmente podría clasificarse como "una tripulación". Por el contrario, parece más bien la chusma que atesta los barrios bajos de un suburbio del Barrio Rojo de Marte, donde los bares, postíbulos, casinos y casas de empeño monopolizan la economía.

Las cámaras de vigilancia no son nada discretas, aquí nadie parece ser precisamente pudoroso... y para inesperada diversión del licencioso Gaius, la nutrida población de meretrices exhibe con desvergüenza unos atributos que sólo pueden ser resultado de la ingeniería genética ilegal que medra más allá de la normativa del ONUG...

Por algún motivo, Bester arrugó la nariz, como si algo le hubiese molestado en exceso, haciéndole bajar la mirada del techo sin decir nada. Esperó entonces a que los dos hombres abrieran la compuerta, sin echar mano de sus armas, ni siquiera hacer el amago. Esperaba a que abrieran la puerta para poder acceder a aquel nido de ratas, infestado de lo peor que uno podía encontrar en la galaxia. - No han sido alertados de nuestra presencia. - informó a los dos grandullones, mientras su vista volvía hacia el techo, frunciendo el ceño.

Después de localizar a las posibles amenazas, era cuestión de comenzar a buscar a Karl Agathon de una forma más activa, centrándose en él.

La entrada del equipo de asalto en la estación llega a nuestros ojos a través de las cámaras hackeadas.

- Si nosotros podemos verlos ellos también. Procure congelar las imágenes conforme pasen. Además, quiero que, si es posible, nos muestre las imágenes de cada cámara del lugar y su ubicación -ordeno a Gaius- Necesitamos organizarnos para congelar las grabaciones de forma sistemática, evitando sospechas, mientras nuestro grupo avanza. Y les iremos informando de la situación en todo momento, de eso me encargo yo mismo.

El patrón mental del soldado de primera Karl Agathon te es familiar, lo mismo que los del soldado David Telford Ochoa o el sargento Stacker Pentecost, todos ellos han sido meticulosamente sondeados previamente, a bordo del AURORA... y eso posibilita un rastreo selectivo entre el centenar de consciencias individualizadas que llenan la nave. Sin embargo, no se te escapa que supone una tarea ingente, un esfuerzo titánico. Y te va a dejar agotado.

Es casi literalmente buscar una aguja en un pajar. Por ello vas a tener que darlo todo si pretendes conseguirlo, esta tarea va a poner a prueba tus capacidades telepáticas. Y además no cuentas con el apoyo de Lucy, pues la distancia que os separa ahora mismo es excesiva.

Sin embargo, los retos nunca te han atemorizado...

Para Riddick, el hecho de abrir la tapeta de la circuitería de la puerta, sacar los cables adecuados y cortocircuitarlos para hacer un puente que abra la compuerta presurizada es mera rutina. Puede que en algún centro de control de esta estación orbital se haya generado un aviso de avería eléctrica, pero se trata de la compuerta interior e incluso en el peor de los casos sólo sería considerada una alarma menor. Una del tipo que como mucho comportaría un aviso a mantenimiento para repararlo en su siguiente ronda rutinaria programada.

A menos, claro, que se haya dado algún tipo de consigna de máxima alerta a bordo de la Olvido. Pero la verdad, considerando el estado general de dejadez de todo cuanto se revela a la vista eso parece muy poco probable...

La compuerta se abre lentamente, impulsada por sus servomotores integrados, cuando la diferencia de presiones es ya insignificante con respecto a la atmósfera del resto de las secciones. La experiencia del Chacal infiltrándose es algo a tener muy en cuenta. Cuando asomais con cautela al otro lado, podeis comprobar como no hay nadie en las proximidades.

Tan sólo un pasillo desierto que se extiende en dos direcciones, recorriendo la circunvalación externa de esta planta de la estación orbital. Ahora deberéis decidir el modo en que pensáis avanzar.

Alfred Bester lleva sus habilidades al límite, se esfuerza como nunca lo había hecho antes para explorar una por una todas las consciencias que atestan esta estación orbital... superficialmente, sí, pero lo bastante como para reconocer su patrón de pensamiento. Sin embargo hay tantas psiques individuales, es tan difícil aislarlas una de otra...

Mas al final, loga su objetivo. Los tres tripulantes del AURORA están vivos y se encuentran juntos, en una misma estancia. Cerca del eje central de la nave y unos tres niveles por encima de vuestra posición actual. Podría guiarse sin error hacia ellos.

Líneas de código y comandos comienzan a desfilar a toda velocidad por la holopantalla del terminal del informático, dejando al doctor Baltar absorto y ensimismado con su contenido. Entonces empieza a reírse histérico, fuera de sí.

Y a continuación muestra una imagen en la pantalla central:

Y otra:

Y luego otra:

Parece que la estación orbital cuenta con una tripulación… un tanto peculiar. Y bastante superior a la esperada.

—Esa estación está atestada, Comandante. —Una sonrisa socarrona se perfila en su rostro—. De civiles. Como lo estaría cualquier suburbio en Marte…  

Y tras esto, Gaius vuelve a sumergirse en las líneas de código. 

Bien, parece que rastrear la ubicación de los rehenes no va a ser cosa fácil. Tanto mejor, pues cuánto más tiempo estuviera dentro del sistema, menos sospechoso sería un fallo o una alerta para lanzar el conta-ataque contra el servidor del AURORA.

Pero primero tenía que encontrar alguna traza del movimiento de los rehenes, o Adama no le dejaría en paz. Así que el informático vuelve a su idea inicial, tratando de dar con algún registro de entrada y salida de las naves. Con tanto movimiento en la estación alguien debía de ocuparse de ese tipo de tareas. Y si no había registro, Gaius debería de empezar con tareas más pesadas, como monitorizar el consumo de energía o empezar a fisgar en la correspondencia de los residentes…

Lástima que Tricia no pudiera asistirle, pues podría lanzar varias búsquedas en paralelo en lugar de ir probando una estrategia tras otra secuencialmente. 

El mecanismo de apertura de la puerta resulta fácil, incluso tras cinco años en el hielo recuerdo claramente como tengo que hacerlo. Una vez los niveles de oxigeno son los necesarios para no hacer saltar ninguna alarma, me pongo a ello y pronto la compuerta se abre, dándonos acceso al interior de la estación orbital. - Debemos darnos prisa, aunque solo sea por precaución es posible que haya una alarma de avería... si es así vendrán a investigar, aunque no sera una prioridad. - Les dejo pasar mientras retoco el panel para que parezca un fallo por uso o desuso y no porque alguien haya metido la mano en su seguridad.

Tras eso, sigo a mis dos compañeros y cierro la puerta tras de mi, de forma que nadie pueda imaginar que hay tres individuos más en el lugar. El pasillo sin duda clama por el poco uso del mismo, así como un abandono sistemático de todas las partes de la estación que no son funcionales. Un grave error por parte de Kaiju, debe haber algún motivo, pero aun así es un grave error. Este abandono nos es beneficioso. Paso mas allá de Bester y Rogers, mirando el lugar. Estamos en la zona exterior del anillo, podríamos colarnos por los pasillos de servicio pero seguiría sin ser importante, necesitamos alcanzar la zona central si queremos poder avanzar realmente en alguna dirección. Desde nuestra actual posición es poco mas lo que podemos hacer.

Señalé los diferentes accesos a los niveles de servicio. Un par de planchas de metal que podían ser extraídas para entrar en pasillos relativamente estrechos y llenos de todo lo que no debía verse en la zona “noble” de una estación. Así como un par de accesos verticales, tanto al techo como al suelo. - Esas son nuestras mejores bazas para pasar inadvertidos, pero aquí dudo que sean de utilidad. Necesitamos llegar a la zona central si realmente queremos avanzar. - Estos pasillos solo nos servirían en caso de necesidad, en ultima instancia. Aunque dicho sea de paso, no es que haya muchos sitios donde esconderse y menos con estas súper armaduras. Mire hacia el suelo, donde seria menos fácil encontrarla y al mismo tiempo su peso no provocaría problemas. - Deberíamos quitarnos las armaduras, con ellas la infiltración sera casi imposible. Si alguien nos ve, desde lejos sabrá en el acto que no estamos de visita cordial... - Suponía que la elección no era sólo cosa mía, y el hecho de que yo me la quitara y ellos no... resultará igual de inútil. Esperaré a su respuesta antes de decidir avanzar.

Tras eso sin duda la forma mas rápida de avanzar sería por el pasillo central, con cuidado, dejando a Bester y a Rogers ligeramente detrás. Escuchando con atención a mi alrededor, mientras decidía si debía colocarme como un infiltrado, o debía actuar como uno mas de los muchos cabrones que poblaban el lugar. Sin duda el nivel de abandono implicaba también el hecho de que había mas bien seguridad mínima, o nula, en el lugar. Algo que nos venia de maravilla. Haré las señales pertinentes, de que se aparten del campo de visión general del pasillo, mientras avanzo por el corredor.

Gaius está tardando en localizar a los tres rehenes, pues con tanta gente en esa estación orbital resulta extremadamente laborioso identificar individuos concretos. Y la idea de localizar áreas con más actividad que otras está resultando sencillamente absurda, las secciones centrales de la estación orbital están saturadas de actividad humana de toda índole...

Sin embargo puede apuntarse un pequeño éxito cuando consigue identificar la lanzadera militar de clase Tintorera en uno de los hangares del perímetro externo, sección 3 del subnivel 6. Varios técnicos de la Olvido están esforzándose para desbloquear los cierres de seguridad y así poder acceder a la nave... y a los sistemas de armamento con los que está equipada. Parece que el sargento Pentecost y los suyos tuvieron la sensatez de activar un bloqueo completo antes de descender, aunque ya no están a bordo.

Seguro que estos datos revisten suficiente importancia para Adama como para suponer una adecuada distracción...

La risa de Baltar me sorprende en un primer momento y me enfurece. 

Sus compañeros se juegan la vida ¿y él se ríe?

Pero antes de proceder a mostrarle lo negativo de su respuesta veo en las pantallas lo que ha provocado su extraña conducta. 

No puede ser, esto no es posible. 

La cabeza pensante del lugar es más inteligente de lo que todos habíamos pensado y sus negocios son más amplios y consolidados. Decenas de civiles, puede que un centenar, pueblan la estación supuestamente abandonada.

- Ya lo veo, Gaius, lo veo -respondo llevándome una mano a la cara- Esto lo cambia todo, maldición...

Hay civiles en la estación, puede que un centenar. Parece que el líder del lugar ha montado una red de negocios extensa y consolidada... Tengan en cuenta la nueva situación y, si es necesario, procederé a usar el comunicador. No quiero bajas de civiles y quedan descartadas el uso de cargas explosivas para dañar la estación. Me temo que debemos enfocar la misión desde un ángulo menos agresivo...

El informático se detiene de improvisto, de vuelta a la realidad en el puente. Si bien la actividad civil en la estación orbital Olvido es un revés importante para los planteamientos iniciales de la misión, lo cierto es que pueden sacar partido de tal eventualidad…

—Comandante, tal vez podamos aprovechar esto en nuestro favor…  —se rasca la barbilla, pensativo—, siempre y cuando Riddick y los demás dejen los pertrechos militares más... llamativos, escondidos y a buen recaudo. Estando Olvido tan atestada de civiles, tal vez la mejor manera de operar desde dentro sea haciéndose pasar por parte de la población local. Estoy convencido de que el Chacal y nuestro querido agente Bester pueden pasar desapercibidos. Y si Rogers se relaja un poco y abandona ese porte recio tan militar, seguro que también. Aunque sólo es una idea...

Baltar vuelve la atención hacia el terminal de nuevo, como si algo le llamase la atención. Una de sus sonrisas burlonas vuelve a perfilarse en su rostro antes de volver a intervenir.

—Por cierto, me parece que he encontrado algo de interés. Varios técnicos de la estación orbital se han desplazado hace relativamente poco al subnivel 6. Al parecen tratan de deshabilitar un bloqueo en una lanzadera militar de clase Tintorera que ha aterrizado allí hace unas horas…

Perfecto, se dice el informático. La información que acaba de obtener es un señuelo estupendo. En especial si la dispensa parcialmente, pues en lo que el Comandante y el resto de los altos mandos permanecen atentos y alerta a los movimientos de Bester, Rogers y el Chacal, él puede ir preparando el verdadero asalto. De hecho, cuánto más tiempo permanezca conectado a la red de la estación Olvido, más verosímil será una posible detección y el lanzamiento de eventuales contramedidas.

Pero no puede pasar a la acción hasta que Tricia esté lista…

—Tricia, ¿cómo va el proceso de migración? ¿Están ya los preparativos listos?

La respuesta llega al instante, aunque con la misma falta de modulación tonal:

- Proceso de migración en curso.

Sigo a Riddick cubriendo la retaguardia y dejando entre ambos a Bester para mantenerle en la posición más segura. Cuando plantea quitarse las armaduras en un primer momento estoy de acuerdo con él, pero luego me asaltan las dudas.

- No creo que mucha gente por aquí use armaduras de este estilo - le digo a Riddick. - Si alguien las encuentra darán la alarma sin dudarlo un momento. - Una cosa es que puedan sospechar que alguien se haya infiltrado por los agujeros de seguridad en sus sistemas, pero las armaduras supondrían una prueba irrefutable. - Llevando la armadura puesta podemos controlar el riesgo de ser vistos, pero dejándolas atrás tal vez no sepamos que las han encontrado hasta que sea demasiado tarde.

Señalo con la cabeza los rifles de asalto que llevamos al hombro. - De todas formas, si dejamos la armadura, tampoco deberíamos llevar estos encima, porque llamarían la atención igualmente. - Señalo. - Pese a todo, parte del equipo que llevamos puede también delatarnos, aunque ciertamente nos permitiría acercarnos mucho más a cualquiera que llevando estas cosas encima. - Después de todo, para fijarse en detalles como el equipamiento de alguien o su propio rostro tienes que estar a una distancia relativamente pequeña, pero si ves a tres tipos enfundados en armadura de combate desde la otra punta de un pasillo te va a llamar la atención lo mismo que cruzártelos a cinco metros.

Finalmente me encojo de hombros.

- La infiltración es cosa tuya, Riddick - le digo. Por mucho que me soprendiese que fuera él quien sacase a relucir la decisión de Adama en el puente de mando, nunca he tenido intención de discutirlo. - Salvo que el agente Bester tenga alguna preferencia al respecto, tú decides qué hacer con las armaduras - concluyo.

- Un momento. - Pidió a los guerreros presentes alzando la mano. Después, esa misma mano se la llevó a la sien, cerrando los ojos. Así permaneció durante unos segundos, en el más completo silencio y perfecta concentración. La armadura le hacía sentirse lento y torpe. Le incomodaba. Deseaba deshacerse de ella cuanto antes mejor. Pero no sería él quien sacrificara protección adicional si los demás no lo hacían o, siendo guerreros mas avezados, lo desaconsejaban.

- Bien. - Acabó por decir, mirando a su alrededor. - Estan los tres vivos. Cerca del eje central, unos tres pisos encima nuestro. - Señaló con el dedo sobre ellos. - Usar los comunicadores normales podría ser peligroso, así que le pedí a nuestro amigo McKay que diseñara un intercomunicador cuantico punto a punto. El otro lo tiene el Comandante Adama. Espero que puedan mantener este pequeño secreto entre este reducido grupo. La cuestión esta en que han detectado que debe haber al menos un centenar de civiles, así que volar los sistemas de soporte vital ya no es una opción. También me informa de que por lo pronto, no hay movimiento, por lo que no hemos dado la voz de alarma. Por ahora. -  Sonrió, de esa manera tan tétrica y fría que arrancaría el aliento a cualquiera.

- No me digan que estan sorprendidos, estoy seguro que sabían que un pequeño agente de la ONUG siempre guarda... un as en la manga. O más de uno. No pensaríais que Adama enviaría a cualquiera a esta misión... ¿Cierto? - Acabó por lanzar una risa nasal, y borró de repente la sonrisa.

- Pero lamentablemente, aquí quietos no haremos nada. Así que hay que moverse, y recomiendo hacerlo rápido y sin esas minas, ahora que no podemos usarlas. -

- He informado al Señor Riddick y al Señor Rogers de las nuevas condiciones de la misión. ¿La excusa? Un intercomunicador en el conducto auditivo de tipo cuantico punto a punto. ¿No sabe lo que és? No se preocupe, acabo de inventarmelo y dije que era uno de los juguetes nuevos del doctor McKay... En cuanto a sus rehenes, los he localizado y estan vivos cerca de nuestra posición. Le mantendré informado. -